Partida Rol por web

Despues de cinco años teniendo que celebrar los servicios religiosos al aire libre, a la sombra del anterior templo calcinado, Punta de Arena por fin va a inaugurar la nueva catedral. En el festival de las mariposas, se renovaran las bendiciones que abrirán las puertas a sus nuevos feligreses.

Las calles amanecen llenas de alegría y lugareños. Los tenderetes abren temprano y los mercaderes esperan una mañana provechosa. Los niños corretean entre las faldas de sus madres devorando los dulces que han conseguido sonsacar a sus padres. A media mañana, gran parte del pueblo se apreta en la plazuela delante de la nueva catedral para escuchar a su reverenciada alcaldesa. Su discurso es amistoso y plagado de bromas que encandilan al público.
-...y recordar todos que el festival tiene todo tipo de juegos y competiciones!, no dudéis en participar y demostrar que sois los mejores de Punta de Arena. A mediodía, el padre Zantus hará la tradicional liberación de las mariposas, que dará pie a todos los presentes a comer de los mejores platos de nuestras tabernas y posadas. Y Por último, a la puesta de sol, nuestro reverendo Zantus consagrará la nueva catedral donde mañana dará su primer servicio religioso.
Después amablemente da paso a un ceñudo alguacil de nombre Belor Cicuta, que avisa severamente que no se permitirán peleas ni altercados. Rebajando un poco el buen humor. Y como punto final pide un minuto de silencio por todos los que perdieron la vida cuando se produjo el incendio, cinco años atrás.
El mismo parece ir a dar pie a otro renombrado ciudadano de Punta de Arena, un tal Lonjiko Kaijutsu, pero no se encuentra presente. Por lo que un artista bastante conocido por los lugareños, por como corean su nombre, Cyrdak, da un paso al frente para acaparar al público. Y con gran labia recuerda a todos su próxima obra de teatro que se estrena al día siguiente. Intenta seguir dándose algo mas de publicidad cuando el alguacil le hace bajar amablemente pero de forma contundente, para que el reverendo pueda agradecer a todo el pueblo por haber venido.

¡Disfrutad del festival de las mariposas!

Atos vació otra jarra de vino especiado. La segunda ya. Soltó los cinco cobres que costaba que rodaron sobre la mesa, y limpiándose la barba con la manga echó a dar una vuelta por el festival.

Le encantaban los festivales. La gente se olvidaba de sus problemas, el rico caminaba junto al pobre, el niño junto al anciano, los amigos se reencontraban y las voces se alzaban en cantos y algarabías. En su opinión, así es como el mundo tendría que funcionar. Había dejado la engorrosa armadura en casa, así como su Escudo, y caminaba tranquilamente tan sólo con la espada al cinto. Un viejo hábito del que no había podido librarse. Se fijó en un niño que lo miraba divertido e hizo un amago de sonrisa acompañado de un gesto amistoso. El niño abrió mucho los ojos y salió corriendo.

Rayos.

Nunca se le habían dado muy bien los críos, parecían tenerlo miedo, los condenados. Se acercó a ver cómo iba la competición de espadas. No tenía intención de participar, pero siempre le gustaba ver a los jóvenes ganarse algunos morados y pavonearse ante la mirada de las mozas. Tenía el día libre, era el festival de las mariposas, y Atos se lo iba a pasar en grande. Ya tendría tiempo de preocuparse por cultos malignos y demonios el día de mañana.

El grueso tronco estaba en horizontal, cortado a la mitad, a un metro y medio del suelo. Balas de paja rodeaban el mismo para que las caídas no produjeran muchos daños de los contendientes. Espadas de entrenamiento de madera, recubiertas de cuero, hacían las veces de armas mortales. Había otras imitaciones, algunas en mejor estado que otras. Y dos jóvenes mozos de unos veinte años se batían el cobre frente a las miradas embelesadas de varias mozas.

El último lance termino con un traspié, muchas carcajadas y un suspiro de preocupación de una joven interesada. Mientras Atos disfrutaba, pudo ver como una moza varisana colgada del brazo de un noble le señalaba mientras hablaban. Al poco tiempo, decidieron acercársele.

El noble debía rozar la treintena, tenía una mirada jovial, probablemente achispada por el alchohol. La joven debía tener la misma edad, pero su belleza era notable, y con habilidad sabía acentuar lo mejor de su figura y su rostro. De pelo ensortijado, negro y largo. Pendientes dorados de aro y un alegre lunar a la altura de su barbilla.

-Buen señor. Mi nombre es Aldern Dedalera- Sin demasiada habilidad olvidó el nombre de la mujer, que esta se prestó rápidamente a recordar. Mirella. -No he podido evitar fijarme con que naturalidad portáis una espada al cinto. Y sin duda, ese gambesón ha visto buenos combates. Me preguntaba si podría incentivaros de alguna manera,
para poderos ver en acción...

Atos levantó una ceja al ver acercarse al peripuesto este. La verdad es que nunca había terminado de fiarse de la gente bien vestida, un problema que le venía de antiguo y que sus muchos negocios con gente de ese palo no había ayudado a mejorar. Pero, un poco de dinero le iría bien, y al fin y al cabo, no era un caballero, sacar a pasear la espada por unas monedas no es que fuera en contra de ningún juramento...

La mujer, por otra parte, le hizo perder el aliento por un momento. Era una auténtica belleza varisiana, y en sus ojos brillaba carácter. Como los de... bueno, no, no exactamente. Los de aquella eran azules, a pesar de todo.

- Bueno, no me gusta hacer de mono de feria, si vuestra merced me entiende, pero supongo que si se os ocurre algo bueno, bien podría salir a dar un par de lecciones. Qué os parece lo siguiente, si me encontráis a un oponente que merezca mi tiempo, no uno de esos estupendos mozos que apenas saben por dónde coger la espada, y un retrato del Lord Alcalde, está hecho.

Mi nombre es Atos, por cierto. Un placer. - dice mientras extiende la mano. Por supuesto, se le olvida sonreír, pero eso no es nada nuevo. - Y un placer, Mirella.

Desde que me he encontrado con Shalelu Andosana, mi vida a cambia de acción mi espada y mi arco han descansado por un tiempo, aun así espero poder avanzar en mis acciones contra mis enemigos, pero he comprendido que aun me falta mucho por descubrir.

Mientras tanto gracias a Shalelu he conseguido trabajo en la taberna de Ameiko una joven aventurera, en contra de los deseos de su padre, que ha decidido sentar la cabeza por un tiempo. Aun de modales brutos, todo el mundo piensa que es una inculta.




Ameiko es sin duda alguien completamente distinta, es gentil y bondadosa; sin embargo, muchos han probado también de la fiereza de su fuerza y cobrado algunos moretones y serias lesiones.
Apenas cazo dos veces por semana y en mis salidas he practicado mucho; aunque no puedo negar que extraño mi vida con el Gremio de Asesinos. Esta misma semana me toco cazar doble. Las fiestas como estas siempre son atractivas y sencillas para quienes las disfrutas, pero para quienes trabajan para hacerlas y sirven son toda una faena, y al parecer todo el pueblo ha venido a esta, todo por la nueva iglesia vaya perdida de tiempo… una buena edificación al nombre de la fe y no al nombre de la justicia.

No me siento en nada atraído por la fiesta, por eso presto de ayuda a Ameiko en su puesto, dime en que puedo ayudarte Ameiko?

El noble duda por unos instantes que es eso del "retrato". Pero rápidamente la mujer, que tiene mucho mas mundo le susurra algo al oído. Este sonríe satisfecho. Y la mujer te regala una cálida sonrisa.
-Tenemos un trato, pues...-

Se mueven entre las gentes del lugar buscando alguien digno de esa espada. Al poco tiempo parecen pararse a hablar con un humano bastante alto. De poco pelo y mirada perdida. Probablemente tenga algo de sangre de ogro. La gente se calla cuando sube al tronco y con unos movimientos zafios pero seguros agarra una porra de madera y cuero con sus brazos demasiado largos pero indudablemente fibrosos.

-Dango- Dice el noble cuando se te acerca. -Proviene del este. Parece ser que guarda el carro del alfarero. Según tengo entendido, es capaz de levantar un carro de fruta entero...-

Ameiko siempre es ruda contigo delante delante de los comensales, sobre todo para reafirmar que no se dejará intimidar por el populacho. O para que no la menosprecien por ser tan joven. Pero ahora no hay nadie en la taverna, por lo que puede relajarse un rato.

-Vamos, Min, hay que montar todas las mesas para la hora de la comida. La alcaldesa ha pagado por un montón de comida gratis para todos los del pueblo. Ya te puedes imaginar, comida gratis y populacho. No vamos a dar a basto- De hecho, un sirviente invisible, invocado por magia esta en la cocina lavando cacharros. Dile a Nimbe, que empiece con la salsa curry. No quiero que se vaya nadie sin probarla... hoy sembramos para hacernos ricos mañana!
Y empieza a reírse a mandíbula abierta, de una manera poco refinada. Nimbe, la mediana que también ayuda en cocina esta gruñendo mientras trabaja a destajo.

Al poco tiempo se abren las puertas de la taberna, y un trabajador de la fabrica de cristales del padre de Ameiko. Como bien sabes porque llevas tiempo allí. Camina con la cabeza baja hasta que deja una nota en el mostrador delante de ella. Que Ameiko no se molesta ni en mirar. El trabajador espera un poco antes de irse rápidamente. La tabernera sigue limpiendo sin mirar la carta.

Voy a la cocina y replico la orden de Ameiko a la mediana Nimbe, señorita Nimbe, Ameiko esta muy presta a que prueben tu buena sazón con el curry... le trato de sonreír lo suficiente para animarla un poco, pues por lo que pinta, será una tarde muy agitada, para todos y es mejor empezar con buen animo.

Al salir observo la escena del trabajador, Ameiko parece distraída en sus asuntos y tratando de ser ameno con ella, tal como es de costumbre le digo hey! Ameiko!, que te han traído una carta mujer! Espabila jajaja... me acerco buscado recogerla para ella, antes de que la bote, o alguien más la tome sin permiso

Yo soy un master que le gusta que los jugadores participen de la narración. Es tu escena, pero recuerda que ese punto fate te va a costar que gran cantidad del publico te vea como un tramposo.
Asi que, narra libremente todo el combate y el resultado. :)

Ameiko no parece ella. Parece que el mensajero la ha afectado mas de la cuenta. Con movimientos ariscos coge el sobre, no sin antes que veas al remitente "Lonjiku Kaijutsu", y lo tira con violencia al cubo de la basura. Y cuando la carta golpea el fondo puedes escuchar el clásico tintineo de las monedas de buen valor.

La joven vuelve al trabajo que estaba realizando con mas intensidad que antes.
-¿Que pasa Min, te has dormido?. Mueve esas mesas de ahi...-

ehmm... si es que ando con la mente turbia jajajaja... le comento sonriendo y pasando del tema, ja! ni a mi mismo me gustaria que me estuvieran tocando las narices de mi pasado, no voy a pretender hacer eso con alguien más... Estas mesas me dices le digo guiñandole el ojo como para hacerla sonreir al menos.

Mientras alisto las cosas en la taberna trato de detallar quienes estan presente, no me gusta estar desprevenido de mis alrededores, si una cosa me ha enseñado el gremio de asesinos es a no dormitarte de lo que ocurra a tu alrededor...

Dango es enorme, monstruosamente grande y con una cara de parao que no puede con ella. Lo mira todo con ojos muy abiertos y de aspecto estúpido. Pero está claro que sabe cómo pelear, su postura es firme, y con esos brazos simiescos sus golpes tienen un alcance temible, y seguro que mucha fuerza detrás. Más que los de Atos, por lo menos. Pero Atos es un perro (mosqueperro jaja) viejo, tiene más de un truco bajo la manga para encargarse de los brutos como estos.

Comienza el combate, ambos contendientes permanecen extáticos por un momento, midiendo sus fuerzas, buscando un punto débil en la postura del otro. El lapo rueda un momento sobre la lengua de Atos, tomando consistencia y forma, uniéndose al moco para lograr peso. Abandona sus labios, que forman una u perfecta, en una parábola exquisita que tiene como término el globo ocular de Dango. Sorprendido por un ataque tan poco ortodoxo, Dango abrió un momento su guardia e hizo el amago de dar un paso hacia atrás. Fue suficiente para Atos, que lanzó su espada a por el tobillo de su contrincante, haciéndole perder el equilibrio sobre el precario tronco y tirándolo pesadamente al suelo ante la atónita mirada de todos los presentes.

Con la espada roma al hombro y los pies firmemente plantados sobre el tronco, se gira hacia el juez.

- Eh, ¿pues he ganado no?

El juez mira alrededor, probablemente buscando una excusa para negarle el título al campeón, pero está solo en medio del estupor general. Poco después de declararlo vencedor, se escucha un abucheo. Y luego otro. "¡Canalla!", se escucha por un lado, "¡Tramposo!", por otro. Atos mira alrededor confundido, pero cuando vuela el primer tomate tiene la buena cabeza de ponerse a cubierto abriéndose paso entre un gentío que ríe, le abuchea y en general se burla de él. Mantiene la cabeza alta, pero los dientes le rechinan. Él había combatido de acuerdo a las reglas, no es que le hubiera dado un golpe en las pelotas, ¡joder!

Al final acude junto a su patrón, con un gesto aún más torvo de lo habitual. Hay algo en su gesto de desafiante y amenazante, pero como el sonreír, son cosas que a Atos se le olvidan.

El problema es que cuando las escenas empiezan a mezclarse es complicadísimo seguir el orden correcto. O tenemos distintas escenas para cada uno, o seguir la continuidad puede ser un horror.

Terminas de colocar las mesas y poner la cubertería de madera algo desportillada. Mientras observas a tu alrededor.

-Pon también las mesas de fuera. ¡Somos la mejor taberna de la ciudad y no vamos a dar a basto!- Y sonríe, aunque de una manera un tanto forzada. Sales fuera como te pide y sigues trabajando. Al poco tiempo, gracias a tu entrenamiento, te das cuenta de que una figura lleva bastante tiempo mirando en esta dirección. Alto, como un humano, a dos calles de aquí.

Las gentes te observan con cierto desagrado. Han visto a Atos por el pueblo con su armadura y los corrillos hablan de que es un Paladín. Un caballero de la justicia. Pero tras semejante ejemplo los presentes te acaban de ver caerte del pedestal.
Los que están mas cerca se alejan buscando mejores compañías, y los que están mas lejos murmuran entre si mirándote.
Sin duda alguna, esto no se lo esperaba la gente.

Aldern Dedalera se te acerca aplaudiendo.
Realmente esto no me lo esperaba, señor. Aunque quizá, podría haberlo resuelto de una manera mas elaborada... Sus ganancias, señor. Y se aleja de allí, mientras Mirella ni te mira.

listo afuera Ameiko, pero de seguro algo más me tendrás jajaja... me acerco a ella y le comento tratando de ser gracioso por lo general llegan gente de otros poblados cuando hace este tipos de fiestesitas? sin esperar respuesta trato de evitar de que me escuche o me vea cualquier curioso deberiamos estar previsorios? y le hago referencia a si podría tener en mi cinto mi arma, o alguna arma con la cual defenderme