Partida Rol por web

Tras la larga ascendencia de las escaleras al museo puedo ver como ante mi se haya el enorme edificio. Me quedo un rato mirándolo, y luego me encamino hacia la entrada principal. La noche ya estaba avanzada, y empezaba a tener hambre, no había comido nada desde que había llegado. Espero que me puedan dar de comer, no me importa trabajar un poco para ganarme la comida. Al llegar a la entrada del templo grité a ver si había alguien en el esperando que no estuviesen despiertos para no molestar demasiado. -Hola?! Hay alguien ahí?

Fuyuki es una de esas raras ciudades no capitales que tiene una capilla católica, un cementerio extranjero y una fuerte influencia de occidente, por lo que si la escogiste como un refugio para distanciarte por completo de Europa y más allá, elegiste el lugar incorrecto.

Estiró y relajó un poco las piernas antes de seguir comiendo.

Creo que en alguna parte dice que decidieron hacerlo en tierras distantes de los supervisores de magia que había en sus países de origen, y así es como terminaron en ésta ciudad.

Se mostró curioso y sorprendido, ¿La segunda? ¿Y quien fue la primera?

Ahora veo que éste sitio podría ser más visitado de lo que esperaba, esas no son buenas noticias, verás, no tengo nada que ver con esa familia, pero el evento llamó la atención de mi contratista, por lo que me enviaron a recuperar ese objeto.

Si existe algo como un Santo Grial y se puede obtener, es cuestión de tiempo antes de que los seleccionados intenten hacerlo...

Es un trabajo extraño, pero pagan bien por ello.

Por lo demás no podría permitir que me dieras comida y sacarte de aquí, Hannon girl, pero está algo tarde para que pueda salir a buscar por la ciudad, es peligroso salir de noche sin cuidados.

Y esa gente que practica magia puede ser bastante amenazante si se encuentran nerviosos.

¿Cual es tu historia?¿Qué te trajo aquí? Yo vine por cuestiones de trabajo, sin embargo lo tuyo parece más cercano a un viaje de placer -había notado la expresión de la muchacha, sin embargo prefería saber un poco más de ella antes de hacer conjeturas.

Las grandes puertas del templo se abren y aparece un hombre alto, calvo, vestido con largas ropas de monje y cara de sueño, aunque no parece que le hayas despertado.

-¿Sí? ¿Desea algo?

Mayuri asiente ante las palabras de Atalanta. Así que algo saliendo del río... Despacio, camina hacia la habitación, donde Nobuko y Mayuri hacen su maleta. Las observa desde el resquicio de la puerta. Mi pequeña... cómo te voy a echar de menos. Suspira. Al darse la vuelta, su mirada se topa sin querer con la ventana. Luna llena. No se si es un buen o un mal presagio. Con un sentimiento de inseguridad que no logra quitarse de encima, trata de comprobar el estado de la barrera que levantó esta mañana. 

-Perdóneme señor monje, no quería despertarle. Soy un viajero que no ha conseguido un lugar para dormir esta noche. Podría hospedarme en su templo esta noche, no haré mucho ruido, solo quiero tener un lugar en el que dormir y luego mañana buscaré un hotel. - me presenté. Sabía que este tipo de personas podría ser reservada así que había que hablarle con respeto.

El hombre te observa con recelo a Fukuro, pero finalmente, considerando el aspecto cansado que ofrece y el frío que hace, accede.

-Está bien. Sólo por una noche, esto no es un hotel. En el edificio adjunto encontrarás un almacén con un par de futones, coge uno y ponte aquí mismo, en el recibidor. 

Dicho eso, se retira, dejándote pasar. 

- Gracias señor - dije poniendo una cara de alivio. - Perdone, sabe que es lo que pasa en la una casa que hay al otro lado de la ciudad. - le pregunté mientras sacaba el mapa del bolsillo. - Aquí, donde dice casa fantasma. - señalé en el mapa el lugar en el que había estado. - Me pasé por allí hace unas horas, pero había gente sospechosa. ¿Está habitada o algo?

-Ese pájaro de antes, por supuesto. Parecía hecho de cristal y metal...nada que haya visto nunca. Ni se como puede volar con ese peso...

Apoyó la espalda en el respaldo de la cama y apoyó el tazón en la tela del regazo, sosteniéndolo con una mano para que no se voltease a volcar sus contenidos sobre las sábanas en esa base tan poco estable.

-¿Hm? Estoy acostumbrada a vagar actualmente...más o menos. Los detalles no son importantes del todo, sencillamente tenía casa hasta que dejé de tenerla. Termine sin quererlo en una embarcación que me trajo hasta aquí...y he estado caminando. Me las arreglé para hacer este sitio algo más habitable y tenía pensado quedaré un tiempo aquí hasta que figure algo mejor que hacer.

Suspiró, pero lejos de estar triste, sonaba aliviada.

-Es bueno poder dormir en una cama luego de tanto tiempo...nunca menosprecié mi casa, pero ahora me gustaría haber empleado todos esos días en dormir más y salir menos... -había cerrado los ojos un instante, con aire calmo- En resumen, soy una vagabunda novata en un país extraño. Esta es mi tercera semana aproximadamente...no me puse a llevar una cuenta exacta de los días. No hay remedio para ello y lamentarse no arregla las cosas...de hecho, la alfombra la traje para recordarme sobre ello.

En mi caso es mi primer día en Japón desde hace tiempo. Había pensado buscar a un amigo, Ziggy, que trabaja cerca del Copenhagen, en la zona de Shinto. 

Es mi contacto en esta ciudad, si todavía vive aquí, es un hombre que por su círculo de influencias se la pasa moviéndose por el país, me dijo algo sobre un lider Yakuza que también podía entrar en contacto, era de una familia llamada Fujimura, que hacían de caseros de unas manzanas en la ciudad hacía unos años.

Fuuuhhh... debo confirmar todo eso.

Llevó la mano al mentón y golpeaba su mejilla con los dedos, un poco aburrido con lo demás en perspectiva.

Además el dossier decía que había que trabajar en ciertos ritos para poder mantenerse al día en el evento, cosas como invocación y conjuros.

¿Te imaginas?

¿Igual sabes de dónde viene ese pájaro tuyo o quien es su dueño? 

Si lo que querías era privacidad, su presencia indica que al menos dos personas conocen de tu estadía en esta ciudad.

Mientras Lancer habla, Josh termina de preparar algo de té para ella y comienza a hacer la cena. Aunque su servant no parecía hambrienta, él si lo estaba debido al gasto de maná. Cuando el té estuvo listo se lo llevó y sirvió.

-¿Quién sabe? -dijo en lo referente a su poder- No soy un gran mago, pero mis reservas de maná no son tampoco bajas -se encogió de hombros- Supongo que serán nuestro as en la manga, como tu tesoro heroico -dicho esto, volvió a la cocina. Aunque, como el piso era pequeño, podían verse y oírse perfectamente. Encendió la calefacción, ya que empezaba a hacer frío- ¿Podrías decirme, Lancer, cual es tu deseo?

Lancer agradece el té con una inclinación de cabeza. 

-Me alegro de que tengas un poder considerable. Mis habilidades exigirán mucho de ti, y poco podré hacer sin tu suministro. 

Mi deseo... ¿De veras quieres conocerlo? Ya veo, ya...

Una nube de tristeza infinita cruza su semblante, a la par que su voz adquiere un tono melancólico y si vista se pierde en la lejanía, como recordando.

-Tras todo lo que ha pasado... Aún le amo. Aún amo profunda y totalmente a aquel del que me enamoré hace tantos, tantos años... Aquel que me traicionó. Nuestro amor se rompió, pero aún es hermoso, de hecho es todavía más hermoso por estar fracturado...

Mi deseo sería estar con él. Poder amarnos para toda la eternidad, sin obstáculos. 

Su voz vuelve al hielo habitual, cortés y carente de emoción, y clava sus ojos inquisitivos en los de Josh. El magi se siente atado por esa mirada, como si todo el peso de un glaciar le aplastara.

-Y bien, Master. Te he dicho mi deseo. ¿Qué planeas hacer tú con el Santo Grial?

El monje observa con cierta sorpresa el punto que le señala Fukuro. 

-No sabía que hubiera nadie ahí. Esa casa está abandonada, en ruinas. De hecho se cae a pedazos. Lo de que está encantada son solo rumores para atraer turistas, probablemente lo que vio eran unos adolescentes curioseando sin más. 

Hanon le miró recuperando algo de la hosquedad inicial, aunque no molesta. Tomó el tazón con ambas manos, y bebió de pocos tragos el contenido que quedaba. Pasó el dorso de la mano para quitarse los restos de líquido blanco de los labios, y se relajó nuevamente en su postura.

-"Contactos", 700 Santo Griales, mafiosos...¿Eres el primo de Indiana Jones? Adicionalmente, suenas como un criminal organizado. No estoy juzgando, aún así.

Se puso de pie y dio dos pasos hasta cerca de la ventana en el sombrío entorno, proyectando una grande y temblorosa sombra al pasar frente a la luz de la lámpara y recogió la carta en la mesada, el sello roto era claramente uno oficial de la iglesia.

-Un tal Padre Issei.

Ni los gritos de Audrina ni nada de lo que decía parecía llegar a Assassin, cuya mente estaba convulsionada y difusa, cambiante como un mar embravecido. En su cabeza resonaban los chillidos de muerte de las mujeres que se saben condenadas entre la niebla, y eso ahogaba por completo cualquier sonido exterior, ya que nada en el universo puede ser más estridente y desesperado que el grito de aquel que sabe que va a morir sin que nada pueda evitarlo. 

Assassin tan solo murmura, pero con una voz dura y desquiciada, una voz de locura, de muerte, de sangre, de noches en vela y cuervos en el aire:

-Puedo volver, puedo volver, puedo volver, ya voy, mamá, mamá, mamá, puedo volver, puedo volver...

Jack sigue en forma espiritual, pero Audrina puede notar como se va a alejando, dirigiéndose hacia la casa, sin hacer caso de nada más.

Audrina se estremece, pero no es por culpa del frío que comienza a morder su piel, ni tampoco por la locura de la voz de Jack, no. Audrina se estremece de placer, se estremece al imaginar la sangre hirviendo en el cuerpo de la mujer que Jack tanto desea, se imagina su sabor, metálico y dulce a la vez, resbalando por su garganta, calentando su cuerpo. Luego se imagina a su Servant, en apariencia tan frágil, tan desvaído, tan inocente y puro desmembrando, hundiendo sus poderosos cuchillos en un vientre frágil y carnoso, se la imagina cubierta de sangre y su corazón se infla de orgullo.

Sin darse cuenta, se relame. A lo lejos un cuervo grazna y ella sonríe desquiciadamente. En su cabeza todavía resuenan las palabras de su niña, palabras que le hacen querer perder la cabeza y sonríe orgullosa. Su monstruosa hija es su mayor obra.

Audrina le da margen al Servant y después hace un hechizo de ocultación, no quiere ser descubiertas. Después, temblando por la emoción, se encamina hacia la casa, siempre oculta por las sombras, invocando los nombres de las viejas deidades que siempre le han protegido. Mientras pronuncias sus desquiciada oraciones, mientras implora que le dejen disfrutar del sabor de la sangre junto a su progenie al menos una sola vez, llega al límite de la casa y comienza a buscar un lugar por el que poder colarse. Descubre una ventana y salta por ella, su vestido se engancha con un viejo clavo oxidado y rasga más aún su vestido, pero ella no parece preocuparse.

El corazón le martillea en las sienes y su sangre corriendo por sus venas se le antoja un aria gloriosa. Cierra los ojos y sonríe mientras dirige con los dedos una orquesta invisible, pero entonces el recuerdo de Jack regresa a ella y los abre. Comienza a vagar por la casa hasta que descubre las escaleras que llevan al primer piso. Las sube despacio, procurando no hacer ruido, y cuando llega a la primera planta, se queda quieta, muy quieta, con los oídos bien abiertos y los ojos cerrados, fundiéndose con la oscuridad, mientras trata de sentir a Jack.

Se relaja ligeramente al comprobar el estado de la barrera. Mañana me quedaré sola aquí. Nobuko y Sanae se irán a un lugar seguro. Las voy a echar de menos. Pero es lo mejor para las tres. Mamá...

La imagen de su madre se apareció, furtiva, en su mente. Negó con la cabeza para calmarse. En una guerra, lo primero era tener la cabeza fría. Ya habría tiempo para todo lo demás. Aunque no puedo evitar echarla tanto de menos.

Audrina se agazapa entre las sombras y cierra los ojos sintiendo el poder de Jack. La locura de su Servant comienza a invadirla a ella, pero todavía no quiere intervenir, quiere dejar que su hija se divierta sola.