Partida Rol por web

Antes de poder hacer nada ya tenía a esos bicharracos encima así que sólo pudo intentar alejarse de sus garras enormes y… picos o lo que fuera que tuvieran.

-¡No, no, no, no…!

Hacer la croqueta por el suelo no resulta elegante pero termina siendo efectivo y aunque salta para intentar evitar al otro monstruo, le alcanza aunque sea de refilón. Al menos se alegra de haber podido evitar lo peor.

Es al levantarse para atacar de nuevo cuando ve una figura oscura, que parece hacerle señas. Pero los monstruos no iban a quedarse parados para que le devolviera el saludo o algo parecido, así que se concentró en intentar atacar primero esa vez.

-¿Una manita?

No perdía nada por intentarlo.

Por ahora estabas en minoría con respecto a aquellos dos pájaros. Por suerte, aquel chico había aparecido de la nada.

Por desgracia, aquellas aves eran más rápidas que tú.

Con decisión, se vuelven a tirar en picado hacia ti y, con precisión, lanzan sus garras y dientes en tu dirección, intentando morderte y desgarrar todo lo que cogieran. 

Saltas a un lado, esperando esquivar aquel ataque, ruedas de nuevo por el suelo. Aunque no eres demasiado rápida... De nuevo sientes los dientes sobre ti, aunque tu armadura es capaz de soportar el impacto haciendo que sus afilados dientes no te toquen.

De todas formas, sigues demasiado ocupada para poder apuntar o disparar. Lo que sí puedes hacer es hablar pidiendo una mano a aquel desconocido.

El chico sonríe.

-¿Una manita? -repita-. ¡Sí claro! -asiente y ves como alza las manos, empezando a moverlas de forma sincronizada.

De ellas puedes ver como surgen algunos sellos mágicos y símbolos que desconoces... Los cuales cruzan el aire en un momento y golpean a aquellos dos pájaros.

Por un momento una sonrisa surge en tus labios, al fin parecía ir algo bien... Pero esto dura poco.

Y es que, lo que había hecho, en lugar de dañar a aquellos pájaros, los estaba... ¿Combinando?

Así, tras un juego de luces y colores, los dos pájaros habían desaparecido y, en su lugar, había aparecido una... Cosa que no sabrías definir del todo.

Tenía una ligera forma humanoide, pero con alas... Y con una forma particular en el torso, así como un extraño núcleo rojo en el centro del pecho. 

Aquella cosa te "mira" y suelta un extraño rugido en señal de combate.

El chico continúa con aquella sonrisa.

-¿Algo más?

Lo más espantoso de la pelea estaba siendo sin duda el quedar completamente a merced de aquellos monstruos ante los que sólo podía retroceder. No estaba siendo capaz de devolver ni un solo golpe y era cuestión de tiempo que volvieran a alcanzarla. Por eso ver al chico misterioso fue un poco como si el cielo se abriera en medio de una tormenta. Sus movimientos extraños, ocultos por las mangas desproporcionadas, crearon un… un algo mágico que salió hacia las criaturas… pero en vez de dañarlas las combinó en un único ser de los más extraño y con un aspecto más… ¿tecnológico? No, esa no era la palabra… pero daba bastante igual. Lo que parecía con toda seguridad era un adversario temible. Y le iba a tocar enfrentarlo sola.

Asombrada por la transformación, cuando pudo reaccionar se mordió la lengua para no llamarle hijo de algo a aquel graciosillo y, convencida de que sólo pensaba causar problemas, se olvidó de él para enfrentar el nuevo y recién fusionado.

La situación no parecía mejorar...

Cuando pensabas que aquel chico había llegado para ayudarte a derribar a aquellos pájaros... Los había combinado en algo que parecía nada pacífico o amigable... Por lo que te decantaste por disparar primer y preguntar después.

Te colocas la culata del arma en el hombro, apoyas la cara para alinear el ojo con la mirilla y acaricias el gatillo como si fuera un pequeño cachorro. El arma, respondiendo a tu tacto, dispara.

La bala cruza el aire con precisión y golpea sin problemas en una de las "alas" de aquella cosa. 

Perfectamente ves el agujero que haces en aquella extremidad, siendo un ataque que habría arrancado o inutilizado la extremidad de una persona normal. Pero, a aquella cosa, solo le había hecho un gran agujero en el ala. Y, como respuesta, escuchas una especie de rugido distorsionado.

Sin perder un momento, aquella cosa vuela un par de metros hacia arriba haciendo un par de tirabuzones justo antes de caer en picado.

De nuevo, al igual que antes, no eres demasiado rápida saltando a un lado y notas un picotazo en la pierna.

Una nueva herida... Y aquello no había terminado.

Por suerte, cuando vuelves a mirar, aquel desconocido había desaparecido.

Por desgracia, aquel monstruo sigue allí.

El primer acierto le sentó bien pero el alarido de la criatura le heló la sangre e hizo que le costara reaccionar a la hora de evitar el ataque. Con la nueva herida el cansancio empezaba a hacer mella en ella y, en lugar de intentar otro ataque, optó por recuperarse un poco utilizando una poción.

La situación no mejoraba y, por el momento, no parecía que fuera a hacerlo... Sobre todo teniendo en cuanta que no tenías ningún guardián de la fuerza para ayudarte y, mucho menos, magia.

Por eso, siendo más rápida que aquella criatura, coges una de las pociones que tienes en la mochila y, sin demasiados miramientos, te la estallas contra el cuerpo.

Al momento el líquido recorre tus heridas y empieza a cerrarlas poco a poco... Aunque, por desgracia, no todas.

Un leve momento de respiro y de descanso, que dura eso, un momento.

Aquella criatura alza el vuelo sobre ti y, con un renovado grito aterrador, cae en picado.

-¡Hielo! -escuchas de pronto.

Al instante, una cúpula de cristal helado se crea a tu alrededor y ves como, aquella cosa, se golpea de lleno con la barrera, la cual permanece en el sitio... Aunque ves caer algunas esquirlas por el impacto.

Al buscar al causante de aquella magia, miras a tu alrededor y ves a un chico a unos veinte metros de tu posición.

Tiene un revolver en la mano, con el cual apunta al monstruo, mientras te mira:

-¿Estás bien?

La poción le sentó realmente bien. Iba necesitando esa energía extra para volver a la batalla pero el enemigo no iba a dejarle un momento de descanso y se dirigía en picado a atacarle de nuevo cuando un grito anunció una barrera helada que se creó entre los dos. Algunos pedazos se desprendieron con el impacto pero resistió y Riha echó un vistazo alrededor con curiosidad.

El chico que había intervenido no tenía en absoluto un aspecto intimidante o llamativo. Era más bien... ¿normal? En el buen sentido.

-Gracias -fue lo único que se le ocurrió responder en una exhalación.

Por el momento seguía estando, que ya era bastante. Bien o mal... eso dependía de cómo avanzara la pelea. O de si decidía recombinar al monstruo.

Algo más confiada, se quedó tras la cúpula esperando un nuevo movimiento del animal, por si podía aguantar otro impacto antes de disparar a través de ella.

Aquel chico no tenías claro de donde había salido, aunque en aquel momento no te importaba demasiado: te había defendido.

Lo que te llamaba la atención es que pudiera hacer magia... ¿Sería un estudiante del jardín? Desde luego llevaba un revolver, así que, hasta cierto punto, pegaba con Galbadia.

Aquel chico te hizo un gesto con la cabeza cuando escuchó tu agradecimiento y, sin perder un segundo, apuntó con su arma a aquella cosa.

El arma hace un ruido ensordecedor y una bala atraviesa el aire en un instante. Impactando a aquella cosa.

Tal vez fuera precisión o solo pura causalidad, parecía que el impacto había sido cercano a la gema roja del pecho. Y, tal vez por esto o por otra razón, te daba la sensación de que los daños habían sido mayores.

Por tu parte, ganando confianza gracias a la barrera de hielo, te colocas el arma en posición y acaricias suavemente el gatillo.

Este reacciona a tu toque y disparas.

La bala sale del cañón e impacta de lleno en aquella criatura.

Y, al igual que antes, tal vez producto de la suerte o de la puntería, parece impactar cerca de aquella esfera roja.

Al instante, la criatura parece convulsionarse y, poco a poco, se empieza a deshacer en cenizas... 

Casi al mismo tiempo la barrera de hielo se empieza a deshacer.

-¿Estás bien? -ves que pregunta el chico corriendo hacia donde estás.

¿La llamativa parte roja de su centro era su punto débil? Esa cosa estaba pidiendo a gritos que la destruyeran. Por suerte para Riha, así fue con algunos disparos más.

Al ver a la criatura empezar a deshacerse, por fin pudo respirar con alivio. A esas alturas se había olvidado casi por completo de la misión que estaba haciendo y sólo tenía espacio para pensar en alejarse de las cosas con forma de pico. Por suerte, poco a poco recordó cómo se hacía la vida antes de haber estado a punto de convertirse en comida de monstruo. Guardando su arma se puso a sacudirse las ropas, que de tanto rodar por el suelo se sentía un poco como una croqueta de tierra.

Cuando el chico se acercó le costó un poco reaccionar, después de todo no sabía nada de él.

-S… Sí. Gracias.

Que sí, le había salvado la vida… pero el desconocido anterior con el que se había encontrado no había sido tan amable. Y hubiera terminado con eso pero… es que le había salvado.

-No sé cómo terminé metida en eso -murmuró un poco para sí- Ha sido una pasada. Lo… lo del hielo, digo.

Evidentemente no la parte de ir a morir.

El chico te mira con una ligera sonrisa, aunque alza una ceja cuando dices lo del hielo:

-Claro... ¿Vosotros no podéis hacerlo? -pregunta sorprendido-. Me llamo Kyle, vengo del Jardín de Balamb. Un placer.

El chico te ofrece la mano para estrecharla, tras lo cual te mira de arriba a abajo.

-¿Te has quedado sin magias Cura? He visto a varios monstruos con ella de camino... Creo que es fácil extraerla por aquí.

Tras esto se detiene un momento y mira hacia los restos de aquel monstruo.

-¿Sabes lo que ha pasado? Porque eso no era un monstruo normal.

La sorpresa que muestra ante su comentario sobre la magia amenaza con matarla de vengüenza, especialmente cuando no le deja tiempo para contestar, se presenta y continúa recreándose en el tema mágico.

-Se… Riha Sena -acierta a responder cuando se estrechan las manos.

Guau, Balamb… Eso estaba bastante lejos y le hacía preguntarse qué se le había perdido a alguien del jardín de Balamb allí. Cuando el chico, Kyle, se pone a examinar con más cuidado los restos del monstruo, Riha da un par de pasos para acercarse y responder ahora que tiene las ideas algo más ordenadas.

-Claro que podemos hacerlo. Es decir, cuando tenemos un G.F., supongo -se rasca la nuca pensativa- Me parece que no esperaban que tantos aspirantes pasaran la prueba de acceso. Sobre lo de esa… cosa… Apareció un chico agitando las mangas de su túnica oscura y combinó los monstruos a los que me enfrentaba con una magia rara. Cómo me gustaría devolverle el favor con un buen puñetazo en la car… -hizo otra pausa en la que se dio cuenta de que no estaba pensando para sí eso último- Estaba hablando en alto, ¿verdad…?

EL chico te mira sorprendido.

-¿No tienes un GF? -la pregunta es simple-. Vaya... Pensaba que todos los estudiantes tendrían al menos uno... Yo tengo dos. Si quieres, a mí no me importa darte uno de ellos. De esta forma podrías extraer magias y usarlas en los combates sin problemas.

El chico espera mientras continúa con la conversación, esta vez más serio.

-¿Un chico de negro? ¿De mangas largas? ¿No se le veían las manos o el rostro bien?

Pregunta preocupado y consternado. 

-No, no tengo ninguno -respondió también de forma sencilla. Ya le había explicado su opinión sobre lo que podía haber ocurrido con ese tema- ¿Qué…?

Un momento, ¿le estaba ofreciendo un G.F.? ¿Así, por la cara? Eso tenía que tener truco.

-Sí, sé cómo funcionan. He estado yendo a clase. ¿Por qué ibas a querer darme uno? Quiero decir, primero me salvas de aquel bicho, ahora esto… Si estás buscando dinero no soy la persona más indicada. Bueno, las máquinas se me dan bien, si eso sirve de algo. Y el chico… sí, llevaba unas mangas enormes. Casi las arrastraba por el suelo. Y la cara… tenía el flequillo demasiado largo como para distinguir nada. No parecía algo muy práctico, la verdad -entonces cayó en algo- ¿No será amigo tuyo? Porque lo de golpearle la cara no iba en serio… Bueno, en realidad sí. Espero que no te importe.

El chico, ante tu incredulidad, sonríe:

-No quiero dinero ni nada así. Los dos somos estudiantes de un jardín, se supone que nos tenemos que ayudar entre nosotros, ¿no?

En verdad era un planteamiento muy alejado de lo que habías visto en Galbadia. En tu jardín había una fina competitividad por todas partes, o al menos eso te había parecido al tratar con Aramis por ejemplo. Tal vez en otros jardines no fueran así...

-Si tienes uno podrás tener magias, enlazarlas y ser mejor. Como he dicho yo tengo dos, no pasa nada por darte uno -ves que mientras dice eso alza una mano hacia ti y esta empieza a brillar-. Seguro que te viene bien.

Ves como la luz sale de su palma para entrar en tu cuerpo.

En ese momento... Sientes algo extraño... Una sensación diferente...

No es algo malo o que te incomode, todo lo contrario... Aunque tampoco es algo agradable o positivo... Sientes... Algo en tu interior...

-Como he dicho no quiero dinero, aunque me podrías decir si conoces al jefe del departamento de armamento del jardín -mientras dice eso señala con la cabeza el revolver-. He venido de Balamb para mejorar mi arma ya que, aquí, sois los más avanzados en tecnología y, bueno -prosigue algo avergonzado-, mi arma ahora mismo creo que no está a la altura de un jardín.

Tras decir aquello ves que se pone serio.

-Y no, no es amigo mío. Estuve con unos compañeros en un barco y bueno... Él era uno de los enemigos que nos encontramos en el interior... No sabría explicarte concretamente lo que hizo, pero no era nada bueno... Y si está aquí, es que no trama nada bueno desde luego.

Ayudarse entre ellos… Desde luego no era el tipo de cosa que se enseñara en el jardín pero esa actitud formaba parte de los valores en que le había educado su padre. Por eso se tomó el tiempo necesario para arreglar el panel del ascensor cuando estuvieron en la torre de comunicación o intentó ayudar a Aramis con su búsqueda sospechosa… hasta que ésta representó un peligro para ambos.

-Gracias -dijo con sinceridad cuando la luz desapareció, aunque la sensación extraña continuaba ahí.

Asintió a lo de conocer al jefe del departamento de armamento. Vaya si la conocía.

-Seguramente puedas encontrar a la Seed Kile o a alguno de sus ayudantes en el garaje -siguiendo el movimiento de Kyle observó su revólver y asintió comprendiendo- Desde luego le vendría bien una puesta a punto…

Se hubiera ofrecido ella misma para la mejora pero seguramente en el departamento harían un mejor trabajo al contar con los materiales y herramientas adecuadas.

-Espera, ¿has dicho barco? ¿No te referirás al Aquila? -¡tenía que escuchar más sobre eso!- ¡Ah…! Dame un momento. Se suponía que estaba recogiendo unas… flores como piedras. Vi alguna por aquí cerca cuando los monstruos y ese tipo… En cuanto la encuentre te acompaño al Jardín.

El chico mira su revolver y sonríe con cierta vergüenza:

-Sí... La verdad es que le vendría bien una actualización...

Sabes que podrías mejorar ese arma sin problemas. Tienes habilidad de sobra para hacerlo. De hecho... Necesitas una prueba de tu habilidad para entrar en la armería... ¿Y mejorar este arma no podría servir?

Se trata de un revolver de hace... Bastante tiempo. Actualizarlo sería algo que, aunque te costaría encontrar los recursos necesarios, podrías hacer sin problemas. Y hay bastantes opciones de que, si lo haces bien, puedas entrar en la armería sin problemas.

-Sí, en el Aquila. Nos encontramos allí con algunos estudiantes de aquí, de Galbadia... Espero que hayan salido bien...

Mientras habláis, y sin aquellos monstruos merodeando, puedes coger sin problemas dos flores de roca. 

Con las flores recogidas, ya podía centrarse en el misterio del barco.

-Perdona, misiones y todo eso, ya sabes. Entonces… ¿fuiste al Aquila? ¿Formabas parte del equipo de rescate? Dicen que fue una carnicería… Guau, debes ser muy bueno si decidieron contar contigo.

Para no perder su tiempo decido poner rumbo al jardín mientras hablamos.

-No quiero decir que no parezcas fuerte ni nada de eso. Es sólo que con un arma así… no lo esperaba. Oye, estaba pensando… ¿y si le damos un lavado de cara antes de que vayas a la armería? Estoy intentando entrar en ese departamento. Está mal que yo lo diga pero no se me da mal del todo. Puede que causes mejor impresión con algunas mejoras. Sería un placer devolverte el favor.

El jardín de Galbadia.

Famoso entre los tres jardines por ser el más duro de todos, siendo a cambio el hogar de los SeeDs con el mejor equipamiento y armamento.

Hacía un año que habías llegado a aquel lugar desde tu recóndita y apartada isla.

Sería mentir decir que tus primeros días allí fueron solo complicados. La verdad es que fueron muy complicados: los ordenadores, las naves, las armas de fuego... Todo suponía un gigantesco cambio para ti. Pero, aún así, lograste, poco a poco, adaptarte a aquel nuevo entorno.

Lo primero que te sorprendió de aquel lugar era la comida.

Había una cafetería en el que os daban de comer... ¡Gratis! Bueno, la mayoría del tiempo. Por lo que descubriste hacían tres comidas al día que eran gratuitas para los estudiantes: desayuno, comida y cena. Y, si tenías más hambre, te tenías que pagar tú la comida. De todas maneras era una buena noticia para ti y para tu bolsillo.

Luego estaban aquellas diabólicas pulseras.

Todos los estudiantes de aquel Jardín las llevaban.

Al principio pensabas que eran algún tipo de grillete o algo similar, pero no estaban ancladas a nada, así que te pareció un grillete inservible. Luego descubriste que funcionaba como unos de aquellos insoportables ordenadores: podía hacer aparecer una pantalla donde aparecía todo tipo de información. Desde las misiones, información sobre el jardín, noticias varias e incluso un buscador de palabras.

Solo te interesaban dos cosas de aquel cacharro.

La primera es que habías visto, a algunos estudiantes, que parecían "guardar" en ellos sus armas. No sabías cómo, pero parecían poder transportarlas de alguna forma en su interior. Por lo que, aunque parecieran desarmados, en realidad llevaban sus armas en ese aparato.

Por otro lado, venía información sobre ti y el Rango que tenías. 

Y es que, tus problemas con la tecnología te había causado que no estuvieras tan adelantado en Rango como otros alumnos, aunque no era algo que te preocupara en exceso.

Por el momento, el día era joven y lleno de posibilidades. 

El chico asiente mientras te acompaña hacia el jardín.

-Sí, estuve en el Aquila, pero no me considero un estudiante demasiado fuerte en verdad... La magia se me da bien, pero aún necesito mejorar bastante. Pero desde luego sí, fue un caos... Y ese chico de negro de las mangas largas estaba allí... Y parecía el responsable de todo lo que ocurrió... Fue bastante extraño.

Tras decir aquello mira a su arma.

-He venido al jardín para mejorarla. Y, aunque un lavado de cara le sentaría bien, quiero mejorarla todo lo que pueda -te mira con cierta sorpresa-. ¿Tú podrías hacerlo? 

El chico parecía bastante contento al escuchar aquello. 

Desde la zona exterior del jardín, observo la colosal estructura con gesto imperturbable. Estoy empleando la armadura completa que me facilitaron en el jardín, es muy extraña, bastante más ligera que las armaduras de mi tierra pero indudablemente efectiva, con decenas de partes móviles que garantizaban que alguien con mi entrenamiento pudiese portarla sin problemas. Agarrando las Alas del Cuervo una vez más en mi posición inicial, ligeramente agachado hacia el frente y con el arma apoyada en la zona lumbar como si, efectivamente, fuesen unas alas, realizo una vez más una serie de movimientos casi imposibles que mezclan acrobacias con multitud de tajos y esquivas ante ataques imaginarios tan cuidadosamente medidas que apenas implican moverme unos centímetros de la posición en la que aterrice de una determinada pirueta.

Tras varios minutos, ceso la actividad, completada la décima serie del último ejercicio. Sería bueno ir a desayunar para comenzar el día en el Jardín... ¿Se habrán despertado ya Serena y Claus? Bueno, seguramente tarden un rato, pero así me da tiempo a cambiarme y darme una pequeña "ducha"... Extraño el mundo en el que el agua cae de manera tan ordenada y rígida, pero luego se quejan de que huelo raro, si no. Al parecer está mal que las personas huelan a personas.

En fin, tras un pequeño rato para eliminar los restos del entrenamiento y adaptarme a la ley del siglo, a mitad del horario de desayunos, me dirijo hacia el comedor para ver si ellos dos ya han llegado, si no seguramente tardarán poco así que me dirijo a coger mi comida para sentarme en alguna mesa con huecos de sobra.

Como siempre, llevo mis armas y el uniforme de SeeD, haciéndome desentonar un poco de la mayoría, pero las Alas las llevo envueltas en una tela blanca, poco prieta, de modo que con solo tirar de las Alas de Cuervo para sacarlas de la espalda la hacía caer al suelo. También, para aquellos que desconocen el arma puede parecer un bastón, si bien eso no me preocupa.

Sin más, me siento en una mesa con la comida y quedo mirando hacia la puerta por unos minutos, a fin de cuenta todo lo que desayuno es frío, por lo que el tiempo no es un factor,como mucho la hora de cierre.