Partida Rol por web

-Preferiría no tener que hacer un puente en el vehículo de un miembro del ejército. Especialmente no en un modelo clásico tan bien conservado.

Absolutamente todo sonaba mal. Realmente mal. Porque si tenían que llevar el equipaje lo habría dejado abierto y no tendrían que forzar la puerta pero si no, suma y sigue.

Mientras pensáis si hacer un puente al coche o destrozar el maletero, una bombilla se ilumina en vuestra cabeza: las llaves.

De manera que miráis en el contacto y allí las veis, las llaves puestas.

Volvió a colocarse las gafas sobre la cabeza y fue a ver si el coche seguía abierto para poder sacar las maletas cuando vio las llaves.

-Venga ya… -murmuró para sí- ¡Las ha dejado puestas!

Que era un coche, esas cosas salían caras… y lo había dejado en medio de la carretera completamente abierto y con las llaves sin preocuparse una mierda. Ese tío tenía que estar forrado.

-Aun así el motor debería reposar al menos diez minutos. ¿Le alcanzas y os recojo cuando esto tire?

Aramis se fijó junto a Riha en que las llaves estaban puestas "¿Será posible... Por fin algo de suerte?", sonrió a su compañera y escuchó como el motor tenía que reposar antes de hacer nada.

Tras las últimas palabras de alcanzarlo Aramis dio un par de botes y salió a sprint hacia el hombre aquel, pero de golpe, paró en seco y volvió sobre sus pasos -Oye, si de verdad ha sido un sabotaje y alguien va tras él... Ten cuidado, ¿vale? Es muy probable que en vez de ir a por él vengan directos hacia aquí, donde está su coche...- Tras comentar su preocupación le señaló la pulsera -Llámame si necesitas ayuda- Dio un par de pasos hacia atrás -Ni lo dudes- Se despidió con su típica sonrisa de lado y salió corriendo tras el hombre.

"¿Ni lo dudes?" Pensó, "menuda porquería de despedida", continuó mientra se alejaba de la zona del accidente.

Que estuvieran las llaves puestas fue un golpe de suerte a vuestro favor.

De manera que, esperando que la suerte os siga sonriendo, decidís separaros.

Por un lado Aramis, el cual se adelantará para alcanzar a aquel hombre. Mientras que Riha se quedaba con el coche. 

Riha se quedó rascándose la parte de atrás de la cabeza mientras Aramis decidía si se iba o no. Se sentía un poco extraña con lo de dirigir la misión. Aunque enviarle a él parecía lo más lógico. Igual ni sabía conducir. En cualquier caso, creía que era él quién debía tener cuidado. Si había algún tipo de saboteo el plan tenía que ser sorprenderle de camino a pie porque iría acompañado de un par de pringados como ellos. Pero a saber. Además, ¿quién iba a querer meterse con el ejército? Porque esos conectores no se habían caídos solos y dudaba que ese tipo los hubiera quitado porque le apeteciera pasearse.

No podía dejar de darle vueltas a todo mientras esperaba a que la temperatura del motor bajase. En cuanto fuera seguro se subiría y alcanzaría a aquellos dos. También empezaba a sentir unos nervios de lo más agradables por ir a conducir aquella maravilla viejuna.

Te separas de Riha y empiezas a correr a toda velocidad. 

Querías llegar hasta él lo más rápido posible, de manera que sprintas todo lo que puedas y la distancia se va acortando. 

Así, en la distancia, puedes ver la figura de aquel hombre, el cual sigue andando como si nada. A paso rápido, militar, de manera que tienes que seguir corriendo. Pero, sabiendo que parecía estar bien, podías aflojar el ritmo y tardar un poco más de tiempo... O bien seguir sprintando y llegar antes, aunque más cansado.

Mientras ves alejarse a tu compañero a toda velocidad, esperas a que el motor se enfríe para poder conducirlo hasta aquel desagradable hombre.

Aún te quedan unos minutos... 

Tus ojos se dirigen un momento al maletero... Ese tiempo podrías usarlo para investigar las maletas de aquel hombre... Incluso la guantera del coche para intentar averiguar algo sobre aquel desconocido...

O bien simplemente esperar a que pase el tiempo sin meterte en líos. 

No meterse en líos era una opción maravillosa pero en cuanto se quedó sola y lo único que tenía para hacer era comerse la cabeza y mirar el cielo apoyada en el coche empezó a entrarle la urgencia de hacer algo.

Miró su pulsera un par de veces para comprobar qué misiones seguían disponibles pero eso sólo fueron un par de segundos así que decidió entrar en el coche, sentarse en el asiento del conductor y comprobar que hubiera suficiente combustible. Como tampoco eso consumió demasiado tiempo echó un vistazo al interior... y terminó hurgando en la guantera.

Al verlo cerca, Aramis decide calmar un poco su sprint y cambiar al trote, en caso de ver algunas sombra en la lejanía o algo que le hiciera dudar de la seguridad de su huésped, sprintaría de nuevo, pero en caso de no ocurrir nada aún, sprintar sería una pérdida de tiempo y energía.

Así pues, Aramis bajó un poco su ritmo y se acercó a un buen trote, alerta siempre de que nadie se acercara por ningún lado y esperando que Riha estuviera bien.

Como no ves nada sospechoso en los alrededores, decides bajar un poco el ritmo.

Así que te acercas con algo más de calma...

Hasta que llegas a su altura.

Cuando lo haces, el hombre simplemente gira la cabeza para mirarte... Pero no dice nada.

Simplemente te mira de arriba a abajo, de nuevo. Pero no añade nada más. Solo se limita a seguir caminando.

Aquella maravilla de máquina tenía suficiente combustible para llegar al Jardín sin problemas.

Además solo le debían faltar un par de minutos para que el motor pueda funcionar de nuevo y ponerse en marcha. 

Por eso... Mientras el tiempo pasaba... Echas un vistazo rápido a la guantera.

Y una sensación agridulce recorre tu cuerpo.

En lugar de ser una guantera normal y corriente, puedes ver un pequeño panel de control con teclado. De manera que no sabes si te horroriza la idea de que hayan mancillado un coche clásico con algo tan futurista... O, por el contrario, miras con ilusión lo futurista y avanzado que parecía aquel panel. Tal vez pudieras abrirlo... Aunque... Claro... Si es tan futurista como parece, si te equivocas al intentar abrirla, a lo mejor mande algún aviso o algo así... Pero, si logras abrirla con éxito, seguro que el tesoro que esconde merece la pena.

Aramis se coloca a su lado, "Tan simpático como siempre..." pensó, mantuvo el ritmo que él llevaba, mirando de vez en cuando hacia atrás, esperando que Riha apareciera ya.

Mientras, observaba los alrededores por si ocurría algo.

Sin duda aquel panel de control era un sacrilegio... pero también una manera de lo más inteligente de transportar cosas que no debieran ser vistas. Seguro que habría podido apañárselas para abrirlo... pero una sensación de que aquello no habría estado bien empezó a recorrerle el cuerpo. Con un suspiro de frustración maldijo sus principios morales y se apoyó un rato en el volante mirando la carretera delante de ella. Como no tenía otra cosa que hacer terminó  dedicándose a colocar el asiento y los retrovisores para que se acomodaran a su altura.

Echó un vistazo al panel de control una vez más. Descubrir secretos ocultos del ejército estaba mal… pero, ¿y si lo abría sólo por la emoción de abrirlo pero no miraba qué había dentro…? No, no podía hacer eso. Luego no podría mirar a su padre a la cara. Terminó encendiendo la radio para distraerse y finalmente puso a prueba el motor intentando arrancar.

Mientras acompañas a este hombre no paras de mirar hacia atrás... Hacia un lado... Hacia otro... De nuevo hacia atrás...

Pero no ves absolutamente nada en absoluto.

Nada.

De manera que sigues caminando.

La tentación está ahí.

Estás segura que podrías abrir la guantera.

Pero no estaría bien.

Pero es un reto para ti.

Aunque no estaría bien.

A pesar de los secretos tan suculentos que pueda haber ahí.

Pero estaría mal.

Así que, casi como si fuera una señal, giras las llaves y el motor ronronea suavemente. Ya se había enfriado. Así que comienzas a avanzar con aquel coche despejando aquellas ideas de tu mente.

Mientras Aramis andaba al lado de aquel hombre, este permanecía con la vista fija al frente.

Firme, ritmico y frío.

Sin embargo, en la lejanía, se escucha algo acercándose. Y, cuando Aramis se gira, puede ver el coche acercándose con rapidez.

Así que, con rapidez, el coche llega hasta aquella pareja.

Y, al hacerlo, el hombre gira su cabeza y mira a Riha.

Parece analizarla con la mirada y observa al coche.

- ¿Cuál es tu nombre? - Pregunta mirando a Riha.

Ese coche era una verdadera maravilla y hubiera deseado tener algo más de tiempo para poder conducirlo antes de llegar hasta ellos… pero bueno, era lo que había. Se detuvo junto a ellos pero no había preparado ninguna frase molona con la que preguntar si necesitaban que les llevase. Por suerte, claro, porque igual no era la mejor situación para bromitas.

-Riha Sena, señor.