Partida Rol por web

Sólo cuando Aura habló alcé de nuevo la mirada, mirándola quizás con algo más de detenimiento. Se estaba limpiando la cara... ¿Significaba eso que habia llorado?

Fue aquello lo que me hizo atreverme a dar un paso más, hasta acercarme. ¿Pero qué mierda me estaba pasando? Ni siquiera entendía por qué me había puesto así hacia unos segundos.

Y así, con una pequeña sonrisa en los labios, mucho más comprensiva, acabe por asentir, cuando Darius dijo que estábamos bien- Sí, lo estamos. Y en mi caso, gracias a ti. - le recordé, ensanchando ligeramente mi sonrisa mientras recuperaba poco a poco mi actitud habitual.

Entonces los dos comenzaron a competir por ver quien estaba más preocupado y se sentía más culpable de los dos, lo que me hizo suspirar, negando con la cabeza- Eh, no venga. Ya está bien. Tú. - dije, señalando a Darius con un dedo para llamar su atención- Has hecho lo que has podido, y cuando has podido. Y ella estaba bien aquí, descansando, que también le hacía falta. - resumi, antes de acabar por mirar a Aura, señalándola ahora a ella- Y tú... si no llega a ser por ti, muchos habriamos palmado en el campo de batalla, yo la primera. - dije, enseñándole entonces el agujero de lanza que había en mi ropa, a la altura del pecho. Una "estocada" claramente mortal- Asi que porfa, dejad de fustigaros y alegraros de que estamos aquí, juntos y vivos. - añadi, acabando por asentir a aquel "Animo" de Darius, poniendo la mano sobre el antebrazo de cada uno de ellos, apretándoles yo también ligeramente.

Ahora me sentía un poco mal por haberme tenido aquella primera reaccion. Se notaba que ambos no estaban bien, y alli estaba yo con mis gilipolleces y mis rallaeras.  Ya tendría tiempo de hundirme en mis propias comidas de tarro cuando me fuera a dormir.

De momento, parecía que el resto necesitaba un pequeño empujon y, desde luego, estaría ahi para dárselo.

Escucho las palabras de Renall y con total tranquilidad, me acerco al que parecía el líder de escuadrón y con total sangre fría procedo a recitar los viejos acuerdos militares.

Yo en lugar de ustedes desisto de ese accionar, pues los castigos por abuso de autoridad son bastante severos, según tengo entendido, van desde unos días en el calabozo, hasta la baja disciplinaria. 

Si ustedes gustan, yo me retiro e informo a sus superiores lo que he visto, para que luego ellos decidan como proceder con ustedes y no duden que testificaré en su contra en la corte marcial valiéndome de mi apellido, pues puede que sea un repudiado, pero sigo siendo un Lorian.- digo cruzándome de brazos con total serenidad.

Ahora, si bajan sus armas y se marchan, pues olvidaremos el asunto y cada quien seguirá con su vida como si nada. ¿Y bien señores? ¿Cuál es su respuesta? - les pregunto al líder de los soldados mientras me apresto a girar sobre mis talones para marcharme.

Las palabras de Eladamri hacen dudar al líder de escuadron, quien parece estar procesando las palabras del elfo, para luego dar la orden de retirada, indicando que igual transmitirá la información sobre el espía a su capitana, lo que parece desconcertar un poco al elfo.

Asiento levemente ante las palabras de Darius y miro un poco cabizbaja en dirección a Ruby, aunque mis ojos no llegan a toparse con los suyos por ese motivo.

- Aún así, deberías tomar una poción... -menciono, pero está claro que no estoy intentando convencerlo, que ya sé que no lo hará.

Si tuviese las energías, al menos intentaría una curación, pero Eladamri me había despertado cuando apenas llevaba tiempo en la cama. Igualmente, asiento con algo más de firmeza cuando Ruby indica a Darius que ha hecho lo que ha podido. A fin de cuentas, por preocupado que estuviese por mí, ambos sabíamos que si tenía una orden directa su honor lo obligaba a cumplirla aún por encima de su lealtad como amigo hacia mí, a menos siendo una situación como esta. Si lo ordenasen retirarse de un campo de batalla dejándome vendida sería otra cuestión lo que le dictasen tanto su código como su forma de ser, pero en este caso sabía que no debía temer gran cosa.

Ambos pueden notar cómo me tiembla ligeramente el labio al hablar de la batalla, con lo que desvío la mirada aún a pesar de que sus palabras son de ánimo, y me recuesto tragando un poco de saliva para contener las ganas de llorar que me vienen de nuevo, a lo que ayuda el hecho de no tener demasiadas fuerzas ni siquiera para ello.

- Chicos... Me... me alegro por aquellos que han sobrevivido. Por los que mi magia haya mantenido vivos. Pero mi deber era proteger y algunos no recibieron la protección que debían. -digo- Euphemia corrió, yo corrí tras ella por protegerla, como una idiota. Valoré su vida por encima de la de otra gente que merecía también la protección. -indico, apretando los dientes un instante, antes de añadir con algo más de intensidad- ¿A cuánta gente hubiese alcanzado la magia que salió de mí si no hubiese corrido?¿Se hubiesen tenido que arriesgar Tempi o Eladamri si no hubiese sido tan estúpida?¿Cuántos ataques podría haber atraído y evitado a los hombres y mujeres que ahora estarán con Fénix de haber permanecido aquí, cuántas más sanaciones podría haber lanzado para evitar su muerte? -a mitad de las preguntas, alzo la mirada hacia ellos, y a pesar del rostro contraído por la tristeza, apenas hay una sola lágrima que cae por mi mejilla, pues los ojos ya no dan mucho más de sí para soltarlas, aunque sin duda estoy llorando con todas las de la ley, derrumbada por sentir que hay cinco personas a las que he fallado- Sus padres, sus parejas, sus amigos, nunca volverán a verlos porque yo no supe proteger su vida. Fénix reclama aquellas almas a las que llega su hora, pero eso no exime que podría haber hecho más. -concluyo, juzgándome claramente con gran dureza.

Por instinto, me llevo una mano a la parte inferior del esternón, donde Darius sabe que tengo una quemadura dolorosa por uno de los rituales más extremos de nuestra Fe, herida que aprieto para espantar las malas sensaciones, pero tal como mi yo devoto-racional imaginaba, esta vez no me hace para nada sentir mejor al no ser algo semejante a miedo o dudas, sino algo en lo que yo misma consideraba que había fallado en relación a mi manera de ver nuestra religión.

Euphemia literalmente bosteza, ellos seguían hablando e intentando saber que hacer con ellos y que no, aún tenía ganas de patear a Renall por lo tanto que había sido, y de hecho, apenas pudieran liberarla, lo haría, si es que lo hacían. La chica ladeó un poco la cabeza y movió los hombros hacia atrás hasta que los soldados al fin se van.

—  Renall, eres un imbécil —  por fin lo dice, con un solo ojo abierto —  y bien...¿ el elfo chulo se quedará conmigo? súper, me despiertan cuando amanezca, buenas noches —  rodó los ojos y se acomodó para recostarse, dándoles la espalda, aún seguía asombrando la facilidad con la que se podía mover a pesar de estar amarrada,

Yo me quedo, Renall ve a descansar, son órdenes de la teniente, yo montaré guardia toda la noche. - lo insto a mi compañero mientras tomo mi puesto.

Si gustas toma unos minutos para despedirte y sinves a Darius dile que está en orden. - añado con calma mientras relajo mi actitud hacia con ellos

En cuanto me veo libre de las esposas le doy una palmada en el hombro al elfo con la fuerza suficiente como para que se moviera un poco su hombro.

- Bueno, no ha salido exactamente todo tenía planeado pero mas o menos he servido de carnaza y esos tipos han picado el anzuelo... empezaba a pensar que no ibas a volver he de admitirlo. Y si te preguntas porque no te dije nada de esto desde el principio es porque he llegado a la conclusión que en el preciso instante en que proponga un plan no me haréis ningún caso así que mejor así -sonreía feliz al ver como todo mas o menos había ido como esperaba, echar a Eladamri haciendo que vaya a pedir permiso para la custodia de Euphe, entretener y picar a los guardias y esperar por la llegada del elfo para ponerlos contra las cuerdas y que se largaran- Si, eso voy a hacer. Me despido rápido y me voy no te preocupes... también me preocupa Aura...

Me quite mi chaqueta y me acerque hasta Euphemia, hasta ahora no me había fijado en como de sucia y rota estaba mi ropa por lo que limpie un poco con la mano y se lo puse por encima a la chica que intentaba dormir.

- Intenta no escaparte, por favor... me obligarías a ir detrás tuya -y con esas últimas palabras susurradas me fui del lugar, al igual que hice para llegar aquí preguntaría por el resto de mis compañeros principalmente por Aura para ver como estaba antes de irme a dormir y concluir esta noche

Una vez Renall se retira de la tienda, echo mano de mi espada y la dejo lista para ser usada en caso de emergencia.

No sé cuanto tiempo transcurrió, tal vez fueron meros minutos, pero finalmente me quedé a solas con la dhampir, ella parecía dormir, tanto mejor para ella.

Sin pensarlo mucho me acerco a ella y la observo con calma.

Eres hermosa, pero muy peligrosa, despiertas ciertas sensaciones en mi que no deberían aflorar, cuando te veo luchar, es como ver a una verdadera fuerza de la naturaleza hacer su trabajos.

A veces me pregunto ¿Qué pasaría si me dejo llevar por mis pasiones y te reclamo? Maldición haríamos buena pareja, ambos somos casi inmortales, tenemos un pasado que nos condena y un ferviente deseo de cargarnos a todo lo que se nos ponga por delante. - digo mientras me acerco un poco más a la dhampir y presto atención a cada una de sus facciones.

Pero a diferencia tuya, hay algo en mi que me refrena, pero podría aprender a ser más como tu.

Esa postura altiva era muy sencilla de mantener para la chica, aunque por dentro estaba demasiado preocupada por lo que le fuera a pasar a Renall, sí, justamente el mismo sujeto al que debería matar, ahora le estaba preocupando, eso era lo que la tenía mas perturbada y la tenía tan molesta. La chica sintió como Renall se estaba acercando y tuvo las ganas de echarlo a patadas pero otra parte deseo que se quedara con ella y la volviera a abrazar, sin embargo en vez de hacer cualquier intento para contenerlo ahí, se encogió más y se volvió a hacer la dormida mientras el mago ponía sobre ella sus hombros, quiso que tocara sus manos, se sentía raro el no sentir frío y quería que él lo siguiera disfrutando pero no, debía irse, debería alejarse de ella lo más posible y cuanto antes...

Claro que escaparía, claro que lo haría... ya esperaría la oportunidad para hacerlo.

Con demasiada pena y confusión, la chica se acurrucó contra sí misma, la chaqueta de Renall oía a tierra, humo, sangre y a él, podía sentirlo, y jaló una de las mangas para ponerla sobre su mejilla, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero esperaba que el elfo no se le acercara, ambos no eran especialmente cercanos y aunque ella conocía las razones de que estuviera ahí, no lo cuestionaba ni nada, no era quien para hacerlo. Ahí lo sintió, se sentaba cerca de ella y pronunciaba esas palabras  la chica se sorprendió, se puso roja y luego se preocupó, habían demasiadas emociones dando vueltas, más de las que ella podría lidiar. 

Eladamri básicaiemente se le estaba declarando, pero no eran los sentimientos dulces y protectores de Renall, sino, era pasión, era violencia y admiración, la dhampiro pensó en burlarse de él y dejarle claro que no pasaría nada, pero cómo la  describió, se dio cuenta que realmente había desnudado parte de su alma y que la veía como quien era y no como debía ser como el mago rojo. Sería hasta más sencillo.. se planteó.

Mientras Eladamri se acercaba a su rostro para verla mejor, ella de pronto abrió sus ojos, el pudo contemplar sus Iris violetas, pudo ver su infinita tristeza, las lágrimas atrapadas aún entre sus pestañas largas, pudo ver el rubor entre sus mejillas y las pequeñas pecas sobre su nariz que solo a esa distancia podían notarse.

— ¿que te hace pensar que no me refreno? — le preguntó sin moverse un ápice — eso que me refrena impidió que te congeleras — trago saliva, estaba muy cerca y eso la inquietó — deberías dejar atrás eso que te amarga la existencia, eres más bueno de lo que quieres pensar y te empeñas... lo que hiciste... debió tener razones — suspiró, ella no tenía razones que la justificaran, solo el temor a su abuelo — eres un caballero, pequeño elfo — sonrió tímidamente.

La voz de Euphemia me toma por sorpresa, sin embargo, no tardo nada en recomponerme.

Estás despierta, pensé que dormías, en fin, ya escuchaste todo lo que pienso de ti, y sí, creo que no tienes mucho autocontrol. Eres fuerte, hábil y peligrosa, me atraes como lo hace el fuego a las polillas. - respondo brindándole un poco más de espacio.

Nunca dudas en combate, eres valiente y feroz, y eso me atrae de ti, peronte equivocas conmigo, pues no soy el caballero que crees que soy, ese fue mi padre, yo soy alguien diametralmente opuesto, tanto así que maté a mi propia madre con esta espada que alguna vez perteneció a mi padre.

La otra cosa con la que te equivocas, es en asumir que tu me salvaste, sobreviví porque soy fuerte y tengo acceso a la magia ancestral, pero eso tiene un precio y ya lo estoy pagando, lo que me lleva a preguntarme.

¿Qué tan seguido usas ese poder? ¿Puedes controlarlo? Necesito saberlo Euphemia, en especial ahora que sabes que tengo cierto interés en ti. Yo podría ayudarte, juntos seríamos imparables, lo conquistaríamos todo preciosa, todo. - digo con total seguridad.

Sin embargo, hay un pequeño problema, si me dejo llevar por la pasión, no sé lo que sería capaz de hacer y eso me aterra, el poder está en nosotros y muero de ganas por usarlo, pero me aterran las consecuencias de hacerlo. 

Hay un enorme odio en mi, uno tan grande que amenaza con consumirme y creo que si me acerco demasiado a ti, no voy a poder cerrar nunca esa puerta. - confieso con seriedad.

Pero, por otro lado, no sé si quiero mantenerla cerrada, me atraes mucho Euphemia y con gusto desataría el infierno en la tierra por ti, pero hay una parte de mi que se resiste a dejarse llevar, en especial porque no sé si tu tienes el mínimo interés en mi. - añado mientras observo a la dhampir a los ojos.

la chica deja que le hable, que sea tan sincero, no sabía que tantas veces era tan sincero consigo mismo o con otros, pero que la admire por esa parte salvaje de ella o esa bestialidad, la hace sentir más aceptada, pero cuando pregunta lo último, sobre el interés ella tuerce un poco el gesto, y mira hacia el costado, porque debía ser sincera y al ver a un igual, tuvo la amabilidad de no jugar con él, esas medias mentiras sería un acto desalmado si lo ejecutara. La dhampiro suspiró y lo volvió a mirar con un gesto muy cansado. 

— la verdad es que no me interesas, Eladamri, el único que medianamente me interesa acaba de salir por esa puerta... pero eso, con él, jamás pasará — sus mirada se va otra vez hacia un costado — él me cree mejor persona de lo que soy... y está dispuesto a sacrificar demasiado por un ser como yo, él no debe estar conmigo, jamás — ni idea porque era así de sincera con ese desconocido — pensé que si me veía intentar atacar a la semi aven, comprendería la persona malvada que soy, que debería dejar de pensar que soy alguien a la que puede salvar, pero no.. — ademas estaba el hecho que el padre de él y su abuelo eran enemigos acérrimos. Los labios de la joven se apretaron — es raro que... que me hables de esto si nunca antes me habías realmente dirigido la palabra, así que no... no siento nada en especial por ti, solo culpa por haberte lastimado — estaba siendo muy dura, pero no sabía ser de otro modo.

— sobre mi poder... no es un poder en realidad, es una maldicion, y no tengo control sobre eso, creo que si se desata de nuevo, no volveré y... haré demasiado daño — se encogió de hombros — no busque hacer lo que hice, cuando sentí que se iba a liberar, corrí para alejarme de ustedes pero saliste detrás de mí, pude haberte matado Eladamri,  y no... no quiero que algo así vuelva a pasar — pasó su manga por su cara para intentar limpiar su rostro de la sangre y de la suciedad que aún tenía, no había recibido atención a las heridas que podría tener ni mucho menos comido algo más que lo que Darius le había dado, estaba extenuada, su espalda ardía, sus brazos, su costado dolía horrores y ahora lo estaba sintiendo.

— no quiero que desates un infierno, Eladamri, y cuando dije que eras un caballero, no lo dije por tu padre, la verdad es que solo conozco algunas referencias de él, sino.. sino que lo digo por lo que he visto, y no sé porque habrás matado a tu madre, pero cuando te vi en el gimnasio, no parecías estar contento con lo que hiciste, yo... yo en cambio... sería feliz si pudiera matar a mi abuelo, — le sonrió y levantó sus manos atacas para tomarlo de la manga — creo qué hay más luz en tu interior de la que estás dispuesto a ver... y me ves sin intentar que sea una mejor persona, eso me gusta de hecho... sin embargo... esa maldad que tu vez en mi... me consume y mi alma será devorada por ella, por eso... por eso muchas veces desearía poder simplemente descansar, por eso soy así luchando, siempre buscando la muerte — cerró sus ojos, adoptando una postura de sumo agotamiento.

— a mi no me mueve el odio, Eladamri, no por completo, me mueve la esperanza de... de que algún día...pueda ser libre de mis cadenas — el demonio dentro de ella se ría de sus palabras, la chica se encogió de hombros, solo quería dormir. 

Lo comprendo y lo respeto, al menos ya dije lo que pienso, espero no haberte incordiado. - respondo con serenidad mientras me arrodillo al lado de la dhampir.

Cada uno de nosotros debe lidiar con su propia oscuridaf a su manera, yo a veces desearía que me consuma para no sentir más este dolor que me envenena, pero hay ciertas cosas que me atan a la luz.

Sinceramente espero que consigas tu libertad y si algo puedo hacer por ti, no dudes en mencionarlo, después de todo, ambos tenemos una larga vida por delante mientras que vemos como la existencia de muchos de los nuestros se pasa en apenas un suspiro - digo mientras intento acercar mi mano a su cabello, con la intención de acariciarla como  alguien cercano y no como un pretendiente.

Tienes razón, es muy peligroso albergar estos deseos, pero no puedo refrenarlos, pese a que sé cual es la conclusión lógica de todo esto. - pienso un tanto preocupado.

Eres fuerte y no deberías estar atada, pero que fue exactamente lo que le hiciste a Isabeau para terminar aquí, yo acabo de estar conversando con ella y parece estar en perfecto estado. - comento mientras evalúo.si es correcto o no que me acerque un poco más, después de todo, ya daba por hecho que no tenía ninguna oportunidad con la dhampir, salvo tal vez, la de ser compañeros en su largo y oscuro viaje.

contar lo que había hecho de pronto se le hizo tedioso, no habia tenido que relatar los hechos pues todos los que le habían preguntado qué carajos le había pasado, la habían visto ejecutar esos mortales hechizos contra la semi aven, Euphemia ladea su cabeza y está de apoya en la mano de Eladamri, quien deseaba tocar su negro cabello, pero ahora toca su piel que se encuentra tibia. Fue reconfortante y sonrió con ternura cuando sintió esa caricia, estaba tan perdida que podía reaccionar sin animadversión a cualquier gesto de cariño.

— intenté matarla — le dice con tranquilidad, abriendo sus grandes ojos violetas — ella puso nuevamente a todos en peligro, puso de nuevo a Aura en peligro con sus errores y elementos así deben ser eliminados, así era en casa, así eran las reglas... somos mercenarios y esos errores deberían ser pagados con la vida... — se lo explica con gran frialdad, como si hubiera sido un simple trámite acabar con la vida con Isabeau — lance tres hechizos congelantes contra ella, creo que fue un milagro que no muriera, si lo hubiera hecho, Sasha me hubiera matado— eso último lo dice con decepción — hubiera preferido eso, así los hubiera liberado de un lastre con esa imbecil y yo.. yo sería libre — ya no sabía si el elfo le iba a hacer cariño  de nuevo, la semi aven le era cercana y la juzgaría por lo que había hecho. 

— si quieres ayudarme, acaba con mi vida, Eladamri, he hecho muchas cosas malas en mi corta vida, solo quiero descansar y librarme de mi dueño, Renall no lo comprende, él está en peligro si sigo a su lado — miró hacían la puerta, el elfo era cruel y obedecía órdenes, podría tener el valor de ejecutar aquello que ella, por cobarde, no había hecho — sé que puedes hacerlo — tomó su mano y volvió a mirar hacia la puerta — sé que puedes hacerlo... — puso la mano del elfo en su pecho, solo un hechizo y todo acabaría para la dhampiro y se joderia a su abuelo. Eso sería su última alegría antes de que su alma fuese consumida por el demonio .

Escucho con atención las palabras de Euphemia y por un momento dudo, pues sabía que Isabeau tenía el criterio de una hormiga, pero jamás intentaría matarla.

Sin embargo, la justificación no tarda en llegar, una justificacion bastante válida sacrificar una vida por el bienestar de muchas otras, venga eso si que puedo entenderlo.

En ese momento tomé la decisión de acariciar el rostro de la dhampir, fueron apenas unos segundos cuando la dhampir me hizo una extraña petición, una que no me gustó para nada e hizo desaparecer cualquier sonrisa de mi rostro.

Euphemia, claro que puedo matarte, pero no aquí ni ahora, no dudaré en hacerlo si te sales de control, eso te lo prometo, pero antes de llegar a ese extremo, permíteme liberarte de tu captor. - digo con rostro serio mientras busco una libreta pequeña en el bolsillo interno de mi saco.

Dame un nombre, el nombre de quien te usa y yo lo mataré por ti, una vez que apunte su nombre en esta libreta, esa persona estará muerta, puede que me tome una semana, un mes o veinte años, pero su muerte es algo seguro. - digo con expresión cansina, la misma que no dejaba lugar a dudas, fuera quien fuera la persona que respondiera a ese nombre moriría.

Hace ya buen tiempo que me dedicaba a eso, desde la muerte de mi tío, yo sólo cazaba a todo aquel que por algun motivo u otro terminaba en mi lista, hasta ahora tenía siete nombres tachados y tres más por tachar, uno más no haría diferencia.

En cuanto a tu maldición, pues conozco a alguien que puede ayudarte, ella me debe un favor, pues aqul que secuestro y esclavizó a su hija murió por esta espada. ¿Y bien? ¿Me das el nombre? - pregunto mientras acaricio nuevamente su piel.

Torció el gesto, tenía esperanzas que le hiciera ese favor, pero el elfo era más noble de lo que él mismo estaba dispuesto a asumir, la dhampiro suspiró descepcionada, quizás Kiel si le haría ese favor si se lo pide, pero ya lo dudaba, los integrantes de ese grupo estaban endulzados con toda una moralina que los hacía muy curiosos miembros de un grupo de mercenarios como eran los Seed. La chica bajó su mirada hacia la libreta, el elfo hablaba con determinación, no le costó mucho deducir que hacía en el tiempo libre, en eso no eran distintos y la muerte de su madre no parecía ser la única que cargaba.

— ves que eres más noble y bueno que todo el discurso que me has dado, pequeño elfo — él seguía acariciandola, Euphemia puso sus manos atadas sobre la de él, lentamente el frío comenzaba a volver, bajando su temperatura, — y no te daré su nombre, si es por asesinarlo, prefiero hacerlo yo... cuando esté lista para enfrentarlo, ya sabes... asuntos familiares — suelta su mano, y se recarga un poco en el pilar, había sido una conversación demasiado extraña y aunque su naturaleza le pedía jugar con el elfo, comprendió rápidamente que no era buena idea, además que sería una bajeza y algo de honor tenía la chica, Euphemia lo siguió mirando mordiéndose el labio inferior, mientras pensaba.

— además no desearía que te enfrentaras a él, seguramente morirías antes de siquiera alcanzarlo y como dije, no quiero cargar con tu muerte en mi conciencia, creo que ya eres valioso para mí — sonrió de medio lado, aún quedaba la promesa de asesinarla si se descontrolaba y la de salvar su alma por medio de otra persona — sobre todo lo demás, Eladamri, lo acepto, deberás acabar conmigo si me salgo de control y espero que esa amiga que tienes pueda liberarme, aunque eso signifique que me quede sin magia y Deba irme — eso último lo dice en serio, aunque también para saber cómo reaccionaría a esa idea el elfo, aún sin comprender cómo es que él se había sentido atraído por ella, si antes no la palabra le dirigían. ¿Podría estar hechizado? Era muy posible.

Pude infiltrarme hasta la habitación de un señor del bosque y cobrar su vida, pero como gustes, la oferta sigue en pie. - digo guardando mi libreta.

En cuanto a tu magia, dudo que la pierdas por librarte de la maldición, esta sacerdotisa es muy buena, la he visto someter y expulsar a un demonio mayor hace cinco años. - confiaba plenamente en las habilidades de Selune, esa mujer exhudaba poder por cada poro de su cuerpo.

Cuando Euphemia menciona la idea de abandonar a los SeeD si pierde su magia, siento una terrible punzada en mi interior, algonque se hace evidente en mi rostro, no me agradaba nada la idea de que Euphemia desapareciera sin dejar rastro.

Voy a ser claro contigo Euphemia, si tu dejas a los SeeD, yo no pienso seguirte, pero estaré a tu disposición si me necesitas, sólo recuerda esto, deberás sellarla con tu propia sangre usando un sello de luna.

Si haces eso, te encontraré en dónde sea, siempre y cuando sigas con vida, no te será difícil conseguir uno de ellos, muchos arcanistas los venden. - sentencio con seriedad.

— ¿y por qué querré que me sigas? — se ríe, le había hecho mucha gracia esa propuesta, y con un gesto gatuno, ladea su cabeza mirándolo a los ojos, nuevamente mordisqueandose el labio inferior — a menos claro que logres conquistarme y me enamore de ti... en tal caso, te llevaría conmigo — le guiñó un ojo, solo por maldad, pero luego movió la cabeza de lado a lado, eso era muy difícil, en su corazón estaba el idiota de Renall, y no era buena lidiando con sus emociones y sentimientos. 

— Eladamri... creo que quiero descansar... me duele todo el cuerpo y solo que podido comer un poco de sangre... y comprenderás que como prisionera... no tendré derecho a una cama — le sonrió nuevamente, dejando de lado los juegos que tanto le divertían — ¿te quedarás aquí?... — aquí, se refería a su lado, y le pone ojos de suplica, sus rasgos verán realmente hermosos pero el elfo ya detectaba el peligro que significa la cercanía de la dhampiro x 

Tu misma dijiste que sólo estás interesada en Renall, pero te aseguro que puedo llegar a captar tu interés de muchas otras maneras. - le respondo a Euphemia con una sonrisa de medio lado, la misma que daba a entender muchas cosas y ninguna a la vez.

Conocía el juego y me agradaba practicarlo, por lo que las provocaciones de Euphemia, lejos de resultarme molestas, me parecían divertidas.

Aquí estaré toda la noche y seré lo primero que veas al despertar, sólo espero que nonte resulte molesto para la vista, sino todo lo contrario. - digo intentando mostrarme lo más seductor posible. - Ahora descansa que "el bravo Lorian velará por ti". - añado dedicándole una última caricia.

Cuando Renall llega a la tienda médica encuentra a Aura recostasa en un catre de campaña y al lado del mismo están Darius y Ruby.