Partida Rol por web

Darius la había echado al agua, y resopló cuando la escuchó, debió quedarse callada, no decir nada, y que la dejara pasar desapercibida, maldito ronso, lengua larga, debió haberle mordido los dedos para haberle cobrado eso, por anticipado, claro, pero ya descubierta, y tras escuchar que le decían eu la tratara bien, la chica se sentó sin mucha dificultad, y lo quedó mirando mientras registraba el lugar. Lo quedó mirando con un gesto de pocos amigos, incluso cuando le sonrió. 

— ¿qué es lo que quieres ? si son explicaciones, en serio no tengo ganas de seguir hablando, cualquier cosa, le preguntas a tu amigo ronso, él ya sacó todo lo que podría sacar de mí — aún tenía rastros de sangre en su barbilla, y luego de esa respuesta tan agresiva resopló y bajó los hombros, volviéndose a tender en el suelo, pero esta vez de espalda, con los ojos cerrados. Todos sus movimientos han sido sin verlo a los ojos, lo que mas evitaba era el contacto visual con Renall.

—en verdad... estoy cansada, Renall... en verdad no quiero nada más... — se mordió el labio inferior, y volvió a cerrar sus ojos. 

Pare mi búsqueda durante unos segundos cuando me hablo Euphemia, ella me miraba mal aunque no sabía el porque intente mantener mi sonrisa a pesar de esa dura mirada que me dirigía, con que Darius había hablado ya con ella sobre el tema pues entonces me lo ahorraría y lo hablaría con el después.

- No vengo a hablar de eso, yo solo vengo a vigilarte aunque claro no va a ser igual que con el ronso -la mire mientras se recostaba- Entonces descansa, no te preocupes si quieres dormir puedes hacerlo -para cuando se dio cuenta ya estaba sintiendo mi mano en su pelo acariciándolo- Hoy ha sido un día largo debes descansar.

Ella no era la única cansada pero debía estar despierto por el bien de ella y de los demás.

Cuando sintió su caricia, abrió los ojos y se movió con tanta rapidez, como si fuera una cucaracha y le hubiera dado La Luz del sol, la chica lo miró con ojos de preocupación, de suma desconfianza además de una creciente molestia porque le había gustado y su cuerpo había reaccionado a eso, su piel se había erizado y cuando se vio sorprendida por esa caricia, ahora sentía vergüenza por haber sido tan evidente en su reacción. 

— sí... eso, descansar — se arrastró hacia uno de los rincones, apartada de él, con el gesto torcido, mostrando evidente incomodidad — también debes hacerlo descansar, no debiste pedir hacer el revelo... y- y... ¿por qué  tan comprensivo , eh?, si tus ojos mostraron decepción cuando viste que soy una asesina, no sé porqué me acaricias y me haces... me haces tan miserable, eso, miserable — su voz estaba subiendo algunos tonos, el chico la ponía tensa y dejaba atrás toda su seguridad y esa manera socarrona con la que trataba a otros, no, al contrario con Renall, con él se sentía intimidad. 

Me sorprendió su reacción por lo que retire la mano rápido pero en seguida me relaje de nuevo, ambos nos miramos unos segundos ella con preocupación y yo extrañado hasta que me reí un poco baje la cabeza y negué con la cabeza mientras me levanta. Ella se había alejado de mi y yo sin esperar me volví a acercar.

- No lo voy a negar durante un momento me sentí decepcionado -estaba a mitad de camino de ella- pero ¿sabes que? Creo que no debería calificarte tan rápido y que si te esfuerzas puedes lograr mucho por lo que te quiero dar otra oportunidad y no te hago sentir miserable, solo me nace tratarte así, con cariño... -me senté a su lado y la mire- ...Euphemia, ya te lo dije una vez me gustas y no hay una razón como tal para que me sienta de esta manera es que me siento así y no encuentro una explicación al respecto. ¿Es que necesito mas razón para hacerlo? Y no hace falta que salgas huyendo no pasa nada malo. Puedes sentarte o dormir a mi lado, de hecho lo prefiero así.

Que se acercara a ella hacia que ella quisiera huir, seguí huyendo, pero ya no quedaba más espacio en ese lugar y con las piernas atadas era difícil, la chica al final terminó cediendo a la cercanía de Renall, su amor, sus palabras se le hacían tan atemorizantes, sin embargo era cierto, estaba muy cansada, y movió su cabeza de lado a lado pero terminó cediendo, resignada al cansancio y que quería bajar la guardia. 

 — te decepcionaré de nuevo, Renall — le dijo con los ojos largos, tristes — eso lo sabes, ¿cierto?, no soy buena persona, Rennie — lo llamó con un diminutivo, algo impensado, pero surgió sin muchos rodeos — no lo soy.. y no quiero volver a ver tus ojos de decepción, pero tampoco puedo prometerte que no seré yo... esto — miró al resto de sí, estaba siendo muy sincera, como pocas veces en su vida — en parte, pensé que una vez que me vieras hacer lo que hice, te alejarías, que comprenderías lo que te dije... eres un tonto, — en su rostro hubo muestra de tristeza y desolación, por eso Renall realmente la hacía sentir miserable.

— no me quieras, por favor, no te haré bien, no me quieras, deja de hacerme sentir miserable... por saber que no deberías sentir algo por mí — movió sus manos hacia arriba, estaban atadas, de hecho, el seguir atada y en el suelo, apunto de recibir una corte marcial, o algo parecido,  por lo que hizo en contra de otra cadete. — eres un buen sujeto, en serio...—. 

Me alegre de que dejara de huir, al fin podríamos hablar con calma y la sonrisa creció mucho mas cuando escuche el diminutivo.

- Puede, pero vale la pena el intento -la miraba con tranquilidad y esa cálida sonrisa en mi rostro- Sigo pensando que puedes cambiar -volví a acariciar su cabeza, escuche todas sus palabras, sus quejas sobre si misma, lo de que no me convenía y toda la demás palabrería hasta que se calló, momento en el cual la agarre de la atadura de sus manos y del hombro, jalé de ella hacía mi y la besé sin tapujos fue un beso cargado de cariño que duro todo lo que ella quisiera y al terminar- Me da totalmente igual si me vas a hacer bien o no mi corazón ya te ha elegido y no puedo cambiar su elección... y creo que el tuyo también.

Estaba convencido de que ella sentía lo mismo que yo por lo que me atreví con esa arriesgada suposición, podía estar metiendo la pata muy fuerte pero tenía impresiones muy fuertes sobre ello por lo que no tenía miedo de equivocarme.

No me lo pensé ni me intimidé por las palabras de aquel soldado, ni siquiera sabía que quería Aura de ella pero si es lo primero que me había pedido nada más despertarse debía ser importante.

- No hay problema, llévame con ella por favor.- Pedí mirando a los ojos al soldado.

Podría seguir argumentando las razones por las que era una pésima idea intentar algo con ella, y no le faltarían argumentos para continuar diciéndole  a Renall que corriera lejos de ella, pero el chico era testarudo a niveles épicos, y se le había metido entre ceja y ceja que ella cambiaría, que sería mejor persona. Euphemia sabía que eso no iba a pasar por la sencilla razón de que no quería que pasara, se sentía a gusto siendo así, además, cambiar significaba hacerse cargo de todas las cosas malas que había hecho y está siendo no eran pocas, no sabía si podría lidiar con la culpa o buscaría un castigo, la chica se estremecía y Renall podía verlo físicamente, ella temblaba.

— no Rennie... no, yo soy malvada, mi alma está... está...  — condenada al infierno, dentro de ella el demonio se retorcía riendo por las palabras que decía el chico, y comenzaba a susurrarle lo equivocado que estaba, que ella no cambiaría, que ser SEED solo era un paso para convertirse en un ser poderoso que dominara a todos, para ser la herramienta de Thadeus pues él tenía el poder de desatar su poder aún a costa del propio cuerpo de su nieta, ser SEED no serviría sino para fortalecer su magia y su fuerza y no perecer a los pocos usos, Euphemia era consciente de su realidad, su abuelo era la raíz de la razón por la que no podía cambiar y la razón por la que solo la movía la venganza porque mientras él deseaba perfeccionar su arma, ella buscaba las herramientas para poder desafiarlo y librarse de su opresión. Aquella batalla personal la libraba internamente, también con los deseos de que todo acabase sin más. Sí, era impulsiva y no sabía bien qué hacer con su existencia, yendo entre sus deseos de rebelión y los de frustrar los planes de su abuelo, incluso con su propia muerte.

Agregaría algo más, hasta pensó en contarle lo que era, un recipiente tan solo de una fuerza descomunal y malvada, cuando Renall la sujetó de las manos y sin mediar previo aviso, le robó un beso, un primer y dulce beso, la chica quedó literalmente sin aliento, paralizada por la cálida sensación que le produjo, y cómo está recorrió todo su cuerpo, hasta llegar a su espíritu, el demonio dejó de hablarle y por esos instantes pareció desparecer mientras el beso duraba, duraba, y ella lo correspondía con igual cariño, ya incapaz de esconder lo que sentía. Por todos los dioses, le gustaba y quizás más que eso, y con mayor razón debía alejarse de él, de todos... los saldría matando, ahora que se dio cuenta que no podía controlar al demonio, lo mataría, y comenzó a llorar, lloraba a medida que el beso se hizo más intenso y la hizo recargarse más contra el pilar de la tienda con Renall arrimado a su cuerpo que solo quería seguir sintiéndolo. Sus dedos acariciaron su barbilla y luego de soltar un suspiro de angustia, abrió sus ojos, vería su llanto y desazón mientras se debatía entre lo que parecía querer y su deber. 

— alejate de mí...te lastimaré... — susurró con la voz quebrada, nunca pensó sufrir así por otra persona pero lo estaba haciendo, ella, quien pensó que no sentía calidez por nadie, ahora estaba aterrada y destruida, dándose cuenta que si podía sentir empatía por otros, que Renall tiene razón y que puede cambiar y que esas habían sido las razones por las que había deseado dejar el grupo, para evitar exponerlos al demonio que habitaba en ella. — corre lejos de mí... porque... porque ya creo que yo no tengo las fuerzas para hacerlo... — era lo más cercano a una declaración, la chica bajó los hombros y se fue contra el pecho de su compañero, ya sin fuerzas, ella no necesitaba dormir como los humanos, pero ya no podía más con las emociones con las que estaba lidiando — Rennie... quería matarla...y creí que era lo correcto, pero ya no sé, creo que... debí controlarme pero sigo pensando que es una amenaza y que debería desaparecer... creo que lo volvería a... hacer a pesar de creer que no es correcto, no me entiendo... no...— verbalizar sus sentimientos era todo un desafío, para el que no estaba preparada — haz que termine este día... ¿vale? — continuó recargada contra él, todo su torso contra el pecho de Renall, quien podría disfrutar de su figura en ese abrazo, mientras la consolaba y podía cantar victoria de que por lo menos en ese momento había roto las barreras de la maga de hielo.

Acabé por salir de allí con Darius, resoplando ligeramente, con una expresión un tanto cómica, mientras señalaba hacia el interior de la tienda- Madre mía cuanta tensión... - dije, con una mezcla de doble sentido y diversión.

-¿Tú como estás? ¿Te ha hecho daño?- pregunté, haciendo referencia a Euphemia, y a la herida que había visto antes de que Eladamri le curara- ¿Tan aburrida ha sido? - pregunté entonces, curiosa, acabando por asentir cuando habló de ir a hablar con la teniente.- Si, vamos si quieres a ver a Mey. A ver si se le ha pasado la tontería...- dije, esbozando una media sonrisa. Una que, por algun motivo desconocido, se borro parcialmente cuando habló de Aura, recordando tal vez las palabras de Euphemia.

-Si.... si... también podemos ir a ver a Aura, si quieres... A no ser que quieras ir tu solo... Quiero decir... que si quieres estar a solas con ella lo entiendo... - dije, de forma atropellada, e inusualmente nerviosa, incluso gesticulando más de la cuenta.

¿Pero por qué pareces idiota de repente, Ruby? Pense para mi misma, sacudiendo la cabeza, como si estuviera desorientada.

-Bueno, eso, que vamos... No me hagas caso. Hoy... han pasado demasiadas cosas y no me encuentro bien del todo... - resumí, intentando que no me tomara por idiota.

Mientras nos besamos todo, absolutamente todo pareció perder importancia, los problemas desaparecían y en su lugar solo quedo una paz extrañamente tranquilizadora, ella al fin había dejado ocultar lo que sentía y me estaba correspondiendo el beso. Eso me lleno de felicidad porque aunque solo fuera durante este instante ambos estábamos entregado al otro. El beso hacía que todo mi cuerpo se estremeciera también era mi primer beso y todas las sensaciones que sentían eran nuevas. Cuando el beso termino me quede con ganas de mas no quería alejarme de ese momento de calma, no quería volver a los problemas que había a nuestro alrededor aunque sabía que debía hacerlo, no podía esconderme en los labios de Euphemia, debía luchar para fortalecerme y ser alguien digno de cumplir mis sueños y a la vez de estar al lado de la mujer que quiero.

- Euphemia, no voy a huir pienso quedarme a tu lado y convertirme en alguien con el poder suficiente como para lidiar con lo que desataste antes en el campo de batalla. Pienso entrenar, pelear, aprender y mejorar hasta ser el mayor mago que existe en la actualidad romperé las barreras existentes en la magia, demostraré que no tienes nada que temer por mi... Porque soy Renall Gallard Teareus hijo de Jacklin Gallard Hayrus y Sarah Teareus Grayheart. Y un Gallard nunca retrocede por muy grande que sea el desafío -la envolví con mi brazos en un tierno abrazo, uno en el que podría descansar cuanto quisiera con la seguridad de que estaría ahí para ella en todo momento- Duerme aunque no tengas sueño, duerme y el día se acabara, yo estaré aquí para cuidarte.

Aunque a decir verdad me gustaba mucho la posición en la que estábamos ahora por como podía sentir su cuerpo contra el mío era una sensación muy reconfortante y que me producía que tuviera las mejillas ligeramente rojizas.

todo hubiera sido perfecto, Euphemia habría cedido por completo a los brazos de Renall, y su camino de redención hubiera comenzado, y todo sería más sencillo, Renall salvaría a Euphemia y lucharía en contra del demonio que consumía su existencia, pero el destino era cruel y malvado, y se empecinaba en torturar la dhampiro como si debiera pagar algo horrible que había cometido con el solo hecho de nacer. Renall hacía el juramento de protegerla, de ayudarla pero dentro de su juramento, mencionó a una persona que le causó que desde el pedestal de redención donde se elevaba, fuera arrojada al suelo, a la oscuridad. Euphemia se apartó de él, pálida como un papel, no podía decirle la verdad, no podía decirle que su abuelo había buscado acabar con su padre y que ella misma lo había intentado una o dos veces, fracasando porque él Paladín lobo era impresionante. No podía comprender cómo todo se volvía tan cruel, y comprendió rápidamente porque su abuelo había accedido a que ella fuera al jardín... la obligaría a hacerle daño a Renall. La obligaría a matarlo.

— ¡lárgate! — lo empujó con todas sus fuerzas — ¡lárgate ahora! ¡No me vuelvas a tocar nunca más, no me hables! — se desesperó, Renall no podía quererla, ella no podía quererlo, y sus manos se movieron intentando rechazar cualquier intento de él de calmarla en medio de ese cuadro de histeria, pobre, no comprenderla lo que le pasaba, era como si se volviera loca de pronto, mientras lo rechazaba y aún trémula, lo miraba con terror, tal como si Renall fuese su peor verdugo. — no... no Me vuelvas a tocar... nunca más, jamás ¡¡vete!!! ¡¡Vete !! — los gritos de seguro se escucharían desde afuera, y su magia comenzó a desatarse, escarchando el suelo alrededor de la dhampiro. 

Le dolía tanto lo que estaba haciendo, había encontrado paz en esos momentos mientras era abrazada por él, pero Renall era su enemigo, su padre, todo se había vuelto un tormento para la dhampiro que había abierto su corazón a la última persona que debía hacerlo. Pero lo quería, mientras le gritaba que se fuera.

- Hola Tempi! La teniente me ha indicado que les avise que nos necesita a todos juntos en la fogata que esta cercana de la tienda donde descansa Euphemia, por favor ayúdame a avisar les a Ruby y Darius, que yo alcanzaré a Eladmari para avisar le, si quieren vamos juntos de vuelta. - Dijo Isabeau con voz baja a Tempi cuando bajo al suelo un momento para platicar con él y le hizo un aludo militar silencioso a Ruy y Darius antes de retomar el vuelo para alcanzar mas adelante a Eladmari para avisar le lo mismo

Me sorprendo de sobremanera por como Euphemia huye de mi de un momento a otro sin explicación, como no podía ser de otra manera no le hice caso y me acerque a ella aunque cada vez que iba a acercar una mano me apartaba mientras seguía gritando pero aproveche una cosa y es que sus manos seguían atadas por lo que una de las veces que aparto mis manos yo entrelacé nuestro dedos y aparte sus manos del camino para taparle la boca.

- Deja de gritar -aunque recibiera patadas las aguantaría e incluso podría mi pierna sobre las suyas- Ahora te voy a quitar la mano de la boca y no vas a gritar, vas a relajarte y explicarme a que ha venido todo esto ¿de acuerdo? -espere a que me respondiera y en caso de que fuera afirmativa quitaría la mano de su boca

A lo largo de todo eso recibiría los golpes, patadas y mordiscos necesarios sin importarme en absoluto.

Cuando intenta acercarse a ella para controlarla, la chica se mueve cual gusano, lanzando patadas con ambas piernas y rechazándolo, realmente está teniendo un ataque de pánico o de histeria, o simplemente quería dejar en claro que no lo quería ni cerca ni a 10 metros, porque cuanto más cerca lo tuviera, más terrible para ella es darse cuenta que la libertad que había creído obtener era sólo una farsa por parte de Thadeus Dracstone. Renall quiere sujetarla y recibe los golpes y alarga su mano para sujetar su boca, recibiendo una mordida en el camino... la sangre hace perder la concentración a la dhampiro y abre sus ojos mucho, con él impidiendo que hablar con la sangre emanando y alimentándola... era una sangre dulce, una sangre cálida, la hizo sentirse plácida, pero no tardó mucho en recordar la razón de su rabia...

Euphemia negó con la cabeza, y lo miró con rabia, pero al final, asintió, Renall estaba lastimado y aunque estaba lamiendo y disfrutando de su sangre, pero no quería que siguiera sangrando. Estaba lastimado y ella lo había hecho...

Sacó su boca con un movimiento violento de su cabeza y llevó sus ojos a los de Renall, sus iris habían vuelto a ser rojos intenso, tal como la sangre que tenía en su boca y barbilla. La chica apretó los dientes, y movió la cabeza de lado a lado, si le decía... comprendería, pero al mismo tiempo la odiaría, ¿no era mejor eso?. Se debatió demasiado tiempo en contarle o no, largos segundos en los que ella intentan tomar una decisión. Las lagrimas comenzaron a surgir pero las secó con sus manos atadas. 

— Thadeus Dracstone me mandó a matarte para hacerle daño a tu padre, quiere ver muerto a tu padre pero no ha podido hacerle mucho daño... de hecho... me mandó a acabar con él, pero no pude hacerlo, es muy poderoso... y agradezco que así haya sido... — pero haber fallado las dos veces le valieron las cicatrices que marcaban su espalda —  Renall, tu padre y mi abuelo son enemigos jurados... tú y yo... también lo somos... ahora.... ahora... vete... ¡VETE! — le gritó con todas sus fuerzas la orden de que se fuera, no tardaría mucho en aparecer alguien para ver el caos que estaban armando, la chica miró la mano lastimada del chico, y se encogió de hombros, ¿acaso sólo podría hacer eso? ¿daño?...

A pesar del mordisco no retiro mi mano, a pesar de saber que la estaba alimentando no la retiro hasta asegurarme de que no iba a ponerse a gritar otra vez. En ese momento la dejo libre y me echo hacía atrás, espere hasta que quisiera contarlo sanando la herida con mi magia lo cual no era demasiado complicado aunque quedaría sangre todavía en mi mano. En cuanto empezó a hablar deje la herida para centrarme en ella, ahora entendía me veía como un enemigo o como un peligro, descendientes de enemigos acérrimos eso era problemático pero nada que no pudiéramos superar.

- ¿Y? ¿Que pasa? A mi me da igual todo eso, no veo razón para tener que alejarme de ti, mi padre no va a morir bajo ninguna circunstancias el mayor héroe de este mundo y claro que tu no pudiste con el esta a un nivel totalmente diferente de nosotros no tiene ni que esforzarse para tumbarnos. Es un guerrero que se puede batir con un dragón y yo me voy a volver tan fuerte como el por lo que tu abuelo la lleva clara si quiere matarme a mi también en la familia Gallard no hay nadie fácil de matar. Y no digas nunca mas que somos enemigos, podemos ser rivales, podemos competir todo lo que quieras pero nunca, jamás, pase lo que pase te aceptare como una enemiga, así que quítate esa idea de la cabeza.

Mire a la puerta pensando si vendría alguien, lo cual era lo mas posible por lo que me puse en pie y limpie la sangre de mi mano. Me aleje un poco de Euphemia para hacer como que la vigilaba por si alguien venía.

De pronto Eladamri aparece en la entrada en la tienda con la espada en la mano.

¿Qué mierda pasa aquí? Pude oír los gritos hasta el linde del bosque. - pregunto mientras observa con detenimiento la escena, logrando ver la sangre en la mano de Renall.

Tu también pedazo de idiota ¿Qué coño os pasa? ¿Acaso nadie conoce el puto protocolo? - exclamo bastante cabreado.

Maldita sea yo desisto con ustedes, son una panda de locos que hacen lo que les viene en gana. Maldita sea, me van a volver loco, estoy a nada de perder lo poco de cordura que me queda. 

Te voy a dar un consejo Renall, sal de aquí ahora y déjame lidiar con Euphemia a mi. - añado bajando lentamente la espada.

Cuando llegas donde Ruby y Darius pierdes al elfo de vista.

Haciendo caso de las palabras de Isabeau, os dirigís a la fogata en dónde los esperaba Sasha, quien se veía un tanto meditabunda.

Buenas noches cadetes, antes que nada, permítanme felicitarlos, hasta ahora se han comportado a la altura de las circunstancias y eso me hace sentir orgullosa.

Sin embargo, quiero dejar algo en claro, nuestra situación actual es bastante comprometida, pues no contamos con personal ni recursos suficientes para completar la misión.

Lo que me lleva a preguntarme si es sensato o no, continuar con la misma. Quiero oír sus opiniones sobre ello y sus sugerencias sobre que hacer con la cadete Dracstone.

Bien podría ajusticiarla con mis propias manos, dejarla bajo la custodia de Lucis o llevarla encadenada hasta el pueblo para que una lanzadera la recoja. - anuncia la teniente dubitativa mientras os observa a la luz del fuego.

Renall era un tonto, un insensato, la chica lo quedó mirando levantando una ceja, si acaba de decirle que le ordenaron matarlo, y que su abuelo quiere acabar con su padre, le acaba de decir que son enemigos, pero el chico como si nada estaba ahí, y que de hecho no aceptaba el hecho de que eran enemigos, la chica respingó su nariz, ahora dudando de la sanidad mental de Renall, de su juicio e incluso de su inteligencia. 

— Renall... eso somos... te acabo de decir que intenté... — le dice con mayor calma pero no logra terminar la frase, pues en eso llega el elfo, y la chica mira a otro lado, recibiendo la reprimenda de Elladamri, sobre todo Renall, la chica resopló y rondando los ojos, por lo menos está echándolo y con algo de distancia, Renall podrá entrar en razón. 

— déjalo en paz, lo he mordido cuando intentó acallarme, pero ya entendió que debe irse, no lo quiero aquí,  — respinga la nariz, y mira hacia otro lado — no lo quiero cerca de mí — apretó cada una de esas palabras, sin volver a mirarlo — así que hazle caso, Gallard, hazlo... — apretó sus labios, e intentó mantener una postura rígida, aunque ya no quería seguir discutiendo con nadie.