Partida Rol por web

Tras lo ocurro en la reunión, habíais decidido hacer un pequeño receso para deliberar.

Así que un templario os había llevado a un salón apartado para poder deliberar.

Era cómodo, agradable y acogedor. A parte de los sofás podías ver unas tazas con té, café y un par de platos con pastas.

Los dos inquisidores que te acompañan permanecen en pie.

Kira... Una mujer algo reservada que parecía tener cierto aprecio por aquellos monstruos y demonios. Tú eras bastante más... Puritano que ella. Los monstruos eran monstruos. No entendías como ella podía ver algo diferente en alguno de ellos. Sin embargo tenías que reconocer que era útil...

Se la conocía como "los ojos de Dios", ya que el creador la bendijo con aquellos blancos ojos que parecían verlo todo. De manera que aunque no compartías su mentalidad, era una Inquisidora bastante útil.

-Al igual que la sala anterior, está también está protegida con diferentes barreras y protecciones. No deberían poder escuchar o molestarnos aquí. -Se mueve por la estancia hasta colocarse en una esquina-. De todas maneras el ente que interrumpió la sala solo era una carcasa vacía, cualquiera de los presentes lo podría haber neutralizado de un golpe. No debería preocuparnos si volviera a intentarlo.

Por lo que sabías, aunque podía verlo practicamente todo, no era una una Santa: no tenía poderes sobrenaturales. Lo único que le otorgó Dios fueron aquellos ojos. Por lo que no sabes si podría ser útil para analizar más allá a ese individuo.

Por otro lado tenías a Landom.

Callado, reservado y acataba ordenes a la perfección.

Tal vez no sea el mejor inquisidor que existía, pero sí era uno de los escudos más resistentes que poseía la Santa Iglesia en aquel momento. 

 Esto no es bueno, el imperio roto y ahora aprecen los antiguos "mitos" para que nos matemos entre nosotros y así poder acabar más facilmente con los que queden.

 Ahora más que nunca la humanidad debiera estar unida bajo el estandarte de Dios par afrontar lo que quiera que sea  el ser que se nos apareció.

 La maldición de lo sobrenatural debe ser controlada y sancionada para que solo aquellos con la bendición de Dios nuestro señor puedan practicar milagros.

 Pero ahora lo más importante es recabar información sobre el ser que irrumpió en nuestra reunión qqíen es, aquien representa debemos obtener información. Los archivos de la inquisición y de la iglesia deben de contener alguna información así como los de los templarios de tol Rauko.

 Debemos mobilizar nuestros recursos y hacernos con esa información.

  Digo dirigiendome a a mis protectores.

Kira se mantiene en silencio mientras hablas, esperando hasta que se ha asegurado de que has terminado para dar un pequeño paso al frente:

-Si me permite hablar Cardenal... -empieza con prudencia-. Ahora mismo no podemos acceder a los archivos que comenta en este momento. Al igual que no podemos salir de esta mansión hasta que el cónclave no finalice. Por ahora solo podemos contar con unos recursos limitados. Así que, si me permite la pregunta, ¿qué hará cuando se retome la reunión?

 Oh, querida haremos lo único que se puede hacer,  intentaremos unir a toda la gente de buena voluntad bajo el estandarte de Dios y para evitar una guerra  fratricida y oponernos a los "Antiguos".

 Debemos "abandonar" nuestras diferencias de momento y formar un frente común, tanto a la Alianza como al Imperio les conviene tenernos de su parte. Hay un elevado números de buenas personas, fervorosos creyentes en ambas tierras, que acudirian al llamado de la Santa  Iglesia incluso en contra de sus gobernantes.

 Esa es la carta que debemos jugar, pero debemos evitar que ambos nos vean como un enemigo común, una posición inestable pero que bien jugada puede hacernos la cabeza de la alianza contra estos  "Antiguos".

 La cabeza de Galagerd funcionaba al maximo de su capicada valorando opciones, descartando aquellas inviables y sopesando estrategias.

Kira asiente.

-Entiendo Cardenal.

Pero, a pesar de sus palabras, su rostro denota preocupación:

-Pensaba que, desde que el Imperio declaró la libertad religiosa, la iglesia... Bueno... -empieza a dudar unos segundos-. Que ese fue el motivo por el cual nos separamos del Imperio. Me... Me alegra ver que, su eminencia, prefiere dejar eso de lado para centrarse en el mal que ahora ronda a la humanidad. A pesar de las críticas que pueda acarrear dicho comportamiento entre el resto de la iglesia.

 Los problemas de uno en uno, una vez solventado el tema de los "antiguos" haremos que la joven emperatriz vuelva al redil o se buscará un sustituto mas acorde con la doctrina eclesiastica.

 No se puede predicar la palabra de nuesto buen Dios si no hay quien quede para escucharla. Las distintas facciones dentro de la iglesia las moderadas y las más radicales solo existen porque existe la iglesia, también nuestros hermanos y hermanas deberan dejar de lado sus diferencias.

 Debemos mostrar un frente unido, la igleasia deberá mostrarse uniforme y sin fisuras para así poder liderar la gran coalición que deberemos formar. Soy consciente de que mis actos no gustaran a muchos miembro más conservadores y una vez solventado la cuestión que nos acucia afrontare lo que haya de devenir, lo que hago lo hago por la Iglesia y por sus fieles no por mi gloria personal.

La mujer escucha con atención cada una de las palabras que salen de tu boca.

-Parece que tiene todo bastante claro Cardenal -empieza a decir con una leve sonrisa-. Me alegra ver que, nuestro superior, tiene la mente despierta y firme. Sobre todo cuando su fe le hace ver con tanta claridad una situación que, para mí, se ve tan negra y repleta de sombras.

La voz de la mujer se quiebra un segundo antes de proseguir.

-Que recuerde, la Emperatriz no ha negado la creencia Cristiana. La sigue valorando. Lo que pasa que, ahora, no es la única religión permitida en el Imperio. Por lo que veo, la iglesia sigue estando en el redil, si me permite usar el termino que usted ha empleado, solo que ahora la Iglesia comparte ese redil con más creencias. 

Cuidado, esas palabras en otros oidos serián una herejía y sabes como acaban los herejes. Solo hay una fé verdadera igual que solo hay un Dios verdadero.

 Es el deber de la iglesa velar porque su rebaño no caiga presa de charlatanes y adoradores de demonios que revisten sus creencias de otros Dioses. Sin embargo solo somos mortales que intentan seguir los designios de Dios, y a veces debemos soslayar cuestiones más mundanas por el bien de la cuestiones espirituales y del alma.

 Mi buena Kira, aprecio tus comentarios como aportaciones bien intencionadas, pero si no no fuera una situación excepcional, habría requerido que tú y Landom hubierais hecho lo posible por eliminar todas las abominaciones contra la fé y Dios que había presente en la reunión y no dudo que los representantes de la Alianza Azur nos hubieran prestado ayuda.

 Pero estabamos  en temas de política y nuestro señor Dios dice: ayudate y te ayudaré. Para que haber iniciado una trifulca que con el apoyo divino de nuestro lado con total seguridad hubieramos vencido. Porque hacer un uso de los dones divinos que se os han concedido sin más razón  que cumplir con la doctrina que emana de la alta curia de nuestra bien amada Iglesia. A veces has de escribir torcido para relatar recto.

 No se si me explico.

Kira guarda silencio ante tus comentarios, solo hasta que terminas.

Incluso la ves esperar unos segundos de silencio en los que respira y sonríe:

-Nuestra Fe debe ser inquebrantable y seguir los designios de Dios. Porque, aunque haya diferentes caminos ante nosotros, todos conducen a Él. Sin embargo...

Justo cuando dice aquellas últimas palabras, te mira.

Aquellos ojos... Blancos... Puros... Casi transparentes... Dirías que capaces de ver más allá de todo...Se posan en ti.

-Solo he visto una abominación en la sala Cardenal, y no se encontraba entre los representantes de Espheria. En ellos he visto un espíritu de colaboración y ayuda. Tal vez no de una manera tradicional, pero lo he visto. Al igual que he visto esto en otros representantes que su excelencia haya podido confundir con abominaciones. 

La joven parpadea un segundo y sientes como el aire vuelve a tus pulmones.

-Mi camino es la de eliminar toda amenaza para la humanidad, y seré fiel a él, cueste lo que cueste. Dios me escogió para ello y dejó que creciera para convertirme en su espada: una Inquisidora. Por eso mis pasos no dudarán en detenerse si otras personas deciden ponerme en otro camino diferente al marcado por el que Dios me otorgó. 

En ese momento escucháis una campana repicar, marcando así el final de la hora.

Lo que significaba que, en cualquier momento, aparecerá alguien a buscaros.

-¿Algo que decir antes de entrar? -pregunta el Inquisidor. 

 No querida debemos afrontar esto cuanto antes , lo que se debía decir se ha dicho.