Partida Rol por web

La ciudad se encontraba en plena actividad. Aún había mucho por hacer y se estaba trabajando a pleno. Carpinteros y albañiles trabajaban incansablemente para hacer de Albidón una ciudad que valiera la pena. Los primeros se encontraban en la cantera cortando piedra y preparando la cal que sería usada en la mezcla conocida como argamasa que ayudaría a mantener las piedras unidas. Aún no había ningún proyecto definido de construcción ya que todavía se decidía qué debería hacerse pero todos esperaban poder empezar a trabajar pronto.

Darío volvía de inspeccionar la construcción de varias casas que se estaban levantando, especialmente aquella que serviría como almacén para resguardar los materiales de la lluvia, cuando se encontró con Lorenzo, Maximiliano y Xril. Estos 3 llegaban de reunirse con un enviado de Maro, aparentemente estaba nervioso por el aumento de los bandidos en la zona. El enviado ya había partido y no habían logrado llegar a ninguna decisión definitiva, Maro pretendía arrasar con los bandidos pero nadie sabía dónde se escondían ni cuántos eran.

Los 4 se reunieron en el hogar de Maximiliano, una de las casas más grandes que se encontraba junto a la escuela donde enseñaba a los más jóvenes el arte de la escritura y los misterios de la política.

Maximiliano llegó con sus acompañantes a su casa, dejándolos pasar:

-Pasen señores, ahora mismo les atiendo. Vayan acomodándose, porfavor. ¿Les apetece algo de comer, un poco de agua, leche?- dijo mirándoles con cara interrogativa. Tras sus respuestas, Max mandó a un criado a atender a sus peticiones, pidiendo un vaso de agua para él y un poco de carne, el día había sido agotador.

-La reunión con el emisario de Maro no ha sido nada concluyente, pero creo que el problema de los bandidos ya sabíamos que surgiría, y saben mi postura respecto al tema.- dijo Max.

 - Estamos trabajando en el silo de materiales. Espero poder tenerlo pronto listo. Sin embargo sería importánte saber si podremos seguir contando con los materiales de la cantera de manera regular.- tomó el vaso de agua que se le ofrecía y con él señaló a Lorenzo para darle la palabra - ¿Podemos contar con esos materiales?  ¿Es seguro el camino? ¿Que opinas tú sobre el emisario y los planes de Maro?

Masticó algo de pan mientras observaba a sus acompañantes y la casa de Maximiliano. ¿Como vivía aquel líder? ¿Qué cosas podían mejorarse? ¿Cual era su ambiente?

- Si levantamos una muralla los bandidos no nos traerán problemas, aunque el camino a la cantera, e incluso el ganado debe ser protegido. No creo que tengamos suficientes soldados para protegerlo todo. Pediré a los dioses su ayuda y bendeciré la cabaña que se construyó en el camino a la cantera pero estos son caprichosos y no siempre es suficiente con las plegarias. Deberíamos sacrificar un buey en su honor y leer en sus entrañas los augurios para saber la gravedad del problema.

Miro el vaso de agua en su mano, recordando los problemas que tenia con gente por la falta de alcohol. No deberia haber problemas con ello, he puesto tropas a caballo para cuidar el camino. le dijo a Dario antes de tomar un poco de agua. Ademas que he mandado algunos hombres entrenados al cantero para ver su seguridad.

Penso en la reunion y en las tropas que como siempre parecian menores de las que podian llegar a ser. Pero ya habia discutido lo suficiente por su costumbre con las mujeres y los niños, discuciones que no llegaban a ningun lado.Estoy de acuerdo con el emisario es mejor arrasar con los bandidos antes que piensen que somos un blanco facil. Ire a la ciudad de Maro con tropas a caballo y conseguire todas las tropas que puedan ofrecer para registrar la zona alrededor de la ciudad. Con algo de suerte no tardaremos en encontrarlos. comento mirando al resto, como siempre elegia ir en la mision ya que quedaba bien con su pueblo por su valentia y no era de los que miraba las batallas de lejos.

Con treinta hombre en caballo sera suficiente, el resto quedara a cuidar el camino junto con otros soldados que eligamos ahora para ayudar fuera de la ciudad. sugirio al final esperando la opinion de ellos

-Me parece todo correcto señores, hay que demostrar que no somos una ciudad débil. Sacrificad al buey, hay que ver que opinión tienen los dioses de esto- dijo sonriendo mirando a Xril- y luego cortad la carne y despellejadlo para dar un festín a la nobleza local como agradecimiento a sus esfuerzos que hace por esta ciudad.-dando un trago de agua.

-Bien haciendo repaso de todos nuestros objetivos atados, tenemos soldados patrullando el camino y ya están yendo hacia la cantera, Lorenzo irá personalmente a Maro, Xril pedirá ayuda a los dioses y Darío acabando el almacén... Lo que me deja a mi en una posición poco menos de estorbo- rió afablemente Max.- Que los dioses sean prósperos con nuestros objetivos.

- No diría de estorbo, hay mucho que hacer aún. Además, quizás sea buena idea comenzar a construir como mínimo una empalizada. Supongo que también podríamos construir una torre para vigilar el camino mientras exista la amenaza. Los hombres deben ayudarse a sí mismos si esperan que los dioses acudan en su ayuda.

Miro al sacerdote y asintio en acuerdo con él. Eso es algo que podrian empezar a contruir, para cuando terminen con el almacen. Talvez despues empalizar alrededor del cantero para facilitar su defenza.

Volvio con Maximiliano Talvez podrias empezar a planear cual podria seria la proxima necesidad que deberiamos atender. sugirio amablemente al verlo que se sentia sin nada que hacer.

 Dario se puso en pie.

 - Voy a volver al trabajo. No quiero faltarles al respeto, nobles señores, pero esas construcciones no van a finalizarse solas. Si no lo he entendido mal, primero el silo y después una empalizada para la ciudad. Estará todo listo lo antes posible.- después se volvió hacia Maximiliano - Estoy de acuerdo en que eres el más adecuado para coordinarnos. Además, sí tienes una misión: quedan veinte jinetes aquí y hay bandidos en las cercanías. Alguién debe ponerse al mando de las tropas que quedan en la ciudad y mantener el orden, ¿no?

Le gustaba Maximiliano, se sentía cómodo con su amable liderazgo. Quizá pudieran considerarlo como una especie de alcalde o administrador de la ciudad. Pero la política no era el asunto de Darío, si no las construcciones. Haciendo una reverencia de cabeza a Xril en honor a su posición como religioso, salió de la casa.

- Oh no no señor, yo no tengo ninguna aptitud para el arte de la guerra, sería como darle un niño un arma, al final se cortaría jeje.-rió Max- creo que Lorenzo debería dejar a algún hombre al cargo de estos soldados, y por ejemplo, podría empezar a a entrenar a la milicia local. Sin duda podríamos aumentar los vigías en la ciudad con gente un poco preparada, y vigilar las calles para aumentar la seguridad. Entrenar una guardia dicho con palabras simples y llanas. Es muy probable que mande a alguno de mis alumnos a aprender de usted Darío. Son jóvenes emprendedores que seguramente aprendan muy bien el arte de trabajar la madera y levantar construcciones. Yo por mi parte seguiré enseñando a mis alumnos el sutil arte de la diplomacia, pues tenía pensado en un futuro a largo plazo que podríamos mandar emisarios a otras ciudades y establecer embajadas.- entrelazo sus dedos y sonriendo dijo:

-Bien señores, manos a la obra?

Lorenzo, Xril y Darío abandonaron a Maximiliano en su casa para partir a sus respectivas tareas.

Lorenzo tomó un desvío antes de partir a Maro, pasó por el camino que seguían las piedras para marcar pautas mínimas de vigilancia. 3 de los hombres con más experiencia y respetados se quedaron a cargo del camino mientras que Lorenzo emprendía su viaje a la ciudad vecina con 30 caballeros. Así el grueso de las tropas con más experiencia dejaban Albidón y otra parte se quedaría a cuidar el viaje de los canteros.

Xril por su parte eligió un buen buey para sacrificar a los dioses, la elección debía ser cuidadosa ya que si durante el sacrificio algo salía mal las consecuencias podrían ser catastróficas y toda la operación debería de echarse hacia atrás. Había alguien preparado para alcanzar a Lorenzo y avisarle en ese caso.

Darío continuó con la construcción del silo mientras intentaba conseguir gente para cuando pudiera comenzar con la empalizada. Esto significaría sacar a mucha gente de sus actuales obligaciones.

Mientras tanto Maximilano se dedicó a sus clases.

El viaje hasta Maro fue muy tranquilo, no hubo bandidos ni ningún otro problema. Dificilmente se atreverían a atacar a un grupo bien armado.

Al llegar a Maro ya habían pasado 2 días desde la reunión y el mensajero de Xril nunca había llegado por lo que podían suponer que todo había ido bien, o demasiado mal si este había sido muerto en el camino.

Maro es una ciudad de casi el triple del tamaño de la pequeña Albidón, la empalizada que la protege tiene casi 4 metros de altura es de forma rectangular y con varios puntos de vigilancia donde dos hombres podía resguardarse de la lluvia.

Como enviados de Albidón fueron bien recibidos, teniendo un pacto de mutua defensa tanto Lorenzo como el resto de la comitiva tuvo paso a la ciudad. Al llegar 2 ancianos y un joven les recibió, aquellos 2 eran los más importantes de aquella ciudad mientras que el joven el hijo de uno de ellos y su heredero. Jovu es el nombre del padre así como el del hijo, conocido como Jovu el joven y Myrol el otro anciano, directo decendiente de los primeros colonos de Maro.

La construcción del silo demoró 4 días más, fue necesario reemplazar un pilar a causa del mal estado de la madera elegida al principio para este.

El sacrificio del buey no tuvo problemas pero los augurios no fueron definitivos, las aves volaron de este a oeste pero fueron tan solo 2 y Xril tuvo que concluir que los dioses aún no se decidían.

Las clases de Maximiliano continuaron como siempre sin mayores problemas.

Darío comenzaba a hablar con quienes deberían ayudar en la muralla, ayudado por Xril para convencerles de ser necesario, cuando el primer ataque tuvo lugar. 10 vacas y 4 toros fueron robados, una mujer y un hombre dados muerte y un joven de 15 años logró huir con apenas un golpe en la cabeza. Otras 25 vacas huyeron espantadas.

- 10 bandidos, llegaron montados. Espantaron a las bestias, mi madre murió en la estampida y mi padre por las hondas de los bandidos - explicó el joven sin derramar una lágrima - Uno de los bandidos me golpeó en la cabeza con algo, una porra imagino. No pude detenerles, iban a caballo y nosotros no.

Ahora el joven descansaba recuperándose mientras que un grupo de pastores buscaba las reses huídas. La mayoría de los habitantes reclaman justicia.

Presto atension al tamaño de Maro y su edificacion que parecia mejor preparada que Albidón. Habian tenido suerte al tener el acuerdo mutuo y ahora era el momento que probara su valida como aliado.

Buenos dias dijo con un tono duro que siempre acostumbraba para las primeros encuentros. Me llamo Lorenzo y he venido a asistir con el problema de los bandidos. Llegamos a un acuerdo de que yo vendria con jinetes, pero necesito tropas que puedan ofrecer para ayudar en la busqueda. les explico mirando a los dos ancianos y al joven.

 Dario, que contaba con haber empezado a construir ya la empalizada, aunque satisfecho por la construcción del silo, fue a ver a Xril al pequeño templo dónde, por el momento, ejercía su ministerio. El lugar aún hedía a sangre de buey, aunque los seguidores del sacerdote se habían afanado a limpiarlo todo.

 - Propicios días, padre. - lo saludo sin saber exactamente cual debía ser el tratamiento que debía darle, Darío no era muy entendido en menesteres religiosos - Supongo que ya estareís al corriente del ataque. Deseo hablar con vos sobre ello.

  Darío esperó a que le recibiese y pudieran hablar a solas con calma. Le explicó sus planes, como levantarían el terreno y asentarían los troncos de un metro y medio de alto, como lo unirían todo con cáñamo y lo impermebealizarían con brea, también le aplicarían un barniz especial que Dario conocía para hacerlo todo menos susceptible del fuego y los incendios. Aunque claro, era madera... a mitad de la explicación el sacerdote le recordó que él no era constructor y le preguntó que deseaba de él, por qué había ido a verlo.

 - Vos no sereis constructor, pero teneis poder de convocatoria. Necesito ciento cincuenta hombres fuertes, en edad de trabajar. No necesito que sean soldados ni que esten entrenados, esos os los dejo para defender la ciudad. - Dario volvía a irse por las ramas, era algo que le pasaba a menudo, además, no había dormido bien ultimamente - Quiero... necesito.... necesitamos que me ayudéis a reclutar esa cantidad de hombres. Y deprisa. Los bandidos podrían volver a atacar en breve. ¿Cuento con vos?

Max se dedicó a seguir con sus clases un par de días más, enseñando a sus alumnos el uso de plantas medicinales que compraba en el mercado aplicadas al tratamiento de dolores de cabeza, resfriados, dolores musculares y demás males que afectaban a la población.

Tras el primer día de clases, Max mandó a algunos hombres que buscaran un lugar donde se pudiera colocar la torre de vigilancia, mientras él empezó a hacer los planos de la estructura sobre piel de algún animal que tuviera. Cuando tuvo esa información, reunió trabajadores y materiales, los sobrantes de la empalizada, y cogió una guarnición de unos 40 hombres que saben combatir para defender la marcha y la construcción de la torre.

Mandó a alguno de sus criados a avisar a Xril y a Darío para que les avisaran de sus intenciones. La tarde antes de partir, buscó a gente que necesitara trabajo o ganarse un dinero adicional, explicándoles lo siguiente:

-Bien, quiero que vayáis al bosque y busquéis panales de abejas. Es una tarea complicada pues las abejas pueden enfurecerse. Lo que tenéis que hacer es con una rama ardiendo, acercar el humo al orificio de entrada para que las abejas queden atontadas, y abrirlo por la mitad. Coged una pequeña red de pescador e intentad atrapar a la abeja mas gorda, que es la Reina, y metedla en una caja. Después coged el líquido de dentro, la miel, y ponedla en tarros, y dejad los panales de abejas encima de unos maderos para que vuelvan a rehacerlo. Esto dejadlo a las afueras de alguna granja, que la ciudad no se lleve de abejas.Se os pagará bien, y poneros pieles encima para evitar picaduras innecesarias. Mucha suerte.

Después de esto, partió con la expedición hacia el punto indicado, llevando consigo a su alumno más prometedor, y empezaron la construcción de la atalaya.

- Xril está bien, no soy demasiado dado a nombramientos sin sentido. Claro que cuentas con mi ayuda - digo luego de escuchar a Darío pacientemente - Pero necesitamos hacer algo para que los bandidos no vuelvan a atacarnos, la empalizada nos defenderá en la ciudad pero no en nuestras tierras. Me gustaría que Lorenzo estuviera con nosotros pero como no podemos solucionar eso quizás podamos hablar con uno de los hombres que dejó cuidando el camino a la cantera, no se si tenemos fuerza como para ir tras los bandidos pero al menos hay que asegurarse de que no volverán a atreverse.

La gente de la ciudad se encuentra ocupada, todos trabajan y tras el ataque de los bandidos los ves nerviosos y ansiosos. Todos pretenden que se haga algo para que esto no vuelva a suceder e incluso hay grupos que están pensando en unirse para partir por sí mismo en busca de los culpables.

Con ello no encuentras más de 4 hombres dispuestos a ayudarte en la construcción de la torre y ninguno es un hombre de armas. Por lo que ves Darío aún no ha comenzado a organizar la construcción de la empalizada aunque de seguro es algo que atraerá más gente que la torre, así como necesita mucha más.

 Dario escuchó atentamente y asintió.

 - Tienes razón, yo ya propues a Maximiliano para ese puesto, pero supongo que su falta de pericia con las armas lo descarta. Sin embargo, quizá su diplomacia le permita descubrir y convencer a los capitanes más capaces...

 Realizó una ofrenda en forma de incienso, enciendiéndolo para la deidad del templo de Xril, después su atención volvió a centrarse en el sacerdote.

 - Yo puedo ir a hablar con Maximiliano, si quieres... o podemos hacerlo luego. Xril, me corre prisa lo de convencer a ciento cincuenta hombres para trabajar en la empalizada, de verdad. Es importante...

Cada día que pasaba era un dia de finalización más tarde. Y necesitaban la empalizada para ayer...

- Muy bien, yo hablaré con Maximilano. Seguro a ti te hacen más caso para construir algo, además ya has trabajado con otros antes. Ten en cuenta que la empalizada les sacará de sus tareas actuales, deberán descuidar las bestias y los campos, de seguro si alguien se niega será por ello. Cuando hable con Maximiliano te buscaré.