Partida Rol por web

- Sed bienvenido Lorenzo - te saluda Jovu con un movimiento de cabeza - Veo que ya vienes preparado para la guerra, pero me preocupa que primero hay que encontrar a estos bandidos, acaso eres capaz de rastrearlos? Como ya sabes estos bandidos están siendo un problema demasiado grave, roban nuestras reses y matan a nuestros pastores. Mi hijo aquí cree que deberíamos reunir todas nuestras fuerzas para peinar la región pero él no entiende que no podemos dejar la ciudad sin protección aunque sea por unos días.

 Dario no daba crédito.

 - Amigo Xril, de verdad gozo mucho con tu compañia, pero ¿realmente crees que no he intentado eso antes de venir a verte? ¿Crees que sólo he venido por el placer de tu compañia?.- Dario no quería alterarse, sin embargo una frustrante sensación de estar perdiendo el tiempo estaba agotando su paciencia - Te suplico, amigo sacerdote, que me ayudes a convencer a la gente que necesito. Pues yo ya lo he intentado sin exito. Soy experto en construir, no en arengar a las masas. En eso tú me llevas mucha ventaja, ¿me comprendes?

Aún esperanzado, sin embargo, aguardó una nueva respuesta del sacerdote.

- Bien, bien - respondo intentando sonar tranquilizador - Yo te buscaré tus constructores, tú ve a hablar con Maximiliano

Sin más que decir salgo en busca de hombres que puedan ayudar en la construcción

 Después de abandonar al sacerdote, Dario se fue a comer, disfrutando de la soledad para acabar algunos detalles en sus planos de la empalizada. Por la tarde, se acercó a la academia de Maximiliano a la hora de terminar las clases para poder hablar con el erudito a solas.

 - ¿Que tal, compañero? Uhmm... cuando tenga tiempo debo construirte algo para tus jóvenes alumnos, ¿una biblioteca, quizas?.- le dió la mano con confianza. Se sentía a gusto junto a aquel hombre carismático - Mira, he visitado a Xril esta mañana y hemos estado hablando sobre el ataque en nuestras tierras de cultivo, supongo que estas informado, ¿no?

  Esperó a que Maximiliano le respondiese y ambos se sentasen en un lugar discreto del aula, mientras los sirvientes limpiaban aquel lugar de enseñanza.

 - Verás, ninguno de nosotros tenemos mucha idea de armas o de combate. Pero tu conoces a la gente, eres maestro... y diplomático. Hemos pensado que eres el más indicado para hacer una pequeña "selección de personal", eligiendo tres o cuatro capitanes de entre los soldados para que dirijan la defensa de la ciudad en ausencia de Lorenzo.- miró a Maximiliano a los ojos - ¿Entiendes lo que queremos decir? Seleccionar a aquellos hombres con mejores dotes de mando, con más carisma entre los otros hombres, más inteligencia... ¿crees que podrías hacer algo así?

Cuando Darío llega a verte, tú aún te encuentras preparando los planos de la torre y buscando constructores para la construcción. Aún no le has comunicado tus planes.

Sonrio y vio detras suyo a sus hombres. Solo es una comitiva chica de nuestras fuerzas no mentia pero tampoco decia la verdad completa, estos eran hombres entrenados sabia que no lo defraudarian para dejarlo bien con su aliado.

Tengo ambilidades de busqueda, si son un grupo grande algun rastro de su paso habran dejdo en la tierra. Lo demas es seguirlo hasta encontrar el agujero donde se encierran. le explico con simplesa el trabajo podria ser mas costoso.

Yo tenia la misma idea de peinar la zona desde el lugar donde atacaron, pero concuerdo con usted no podemos dejar la ciudad sin guardia, no seria sabio. Comento dandole la razon Puede que ahora que vea que he traido tropas de apoyo, reconcidere el numero que desea usar. dijo mirando al joven.

Max se encontraba terminando unos planos cuando Darío entró en la academia. Se levantó rápidamente y con una sonrisa estrechó su mano a la de Darío, diciéndole:-

-¿Buenas tardes amigo mío, en que puedo ayudarte? -le invitó a sentarse en uno de los pupitres de sus alumnos, tomando una silla y sentándose a su lado-De momento no necesito una biblioteca, gracias Darío, pero cuando tengas tiempo, me gustaría que levantaras una pequeña casa para tener un lugar donde poder tratar a la gente de sus males, cortes, heridas, dislocaciones... La llevaré yo mismo por la tarde, para así poder enseñar a los alumnos sobre el terreno. -frunció el entrecejo y asintiendo seriamente-sí, me he enterado de lo de los campos de pastoreo. La verdad, tenemos que acabar con este problema rápido, puesto que la ganadería ahora mismo es la piedra angular de nuestra prosperidad.

Max entrelazó sus dedos escuchando atentamente a Darío sobre lo que le estaba pidiendo, y cuando terminó, miró un momento al techo y dijo afablemente:

-Podría hacerlo, por supuesto, pero son hombres de Lorenzo, no míos, no se en cuales se puede confiar y en cuales no, aptitudes militares y demás. Además, sabes que esos hombres respetan la fuerza, y yo no soy... bueno, de su agrado, simplemente soy un erudito. -sonriendo.

-Te prometo que lo intentaré, de eso no te quepa duda. Por cierto, Darío -se levantó a su mesa y enrolló el trozo de piel en el que estaba trabajando. He estado trabajando en la torre de vigía que queríais construir en el camino. Aquí tienes los planos para que los revises. -entregándole el plano. - Quería comentaros que he estado intentando reunir a algunos aldeanos para que hagan una batida por el bosque buscando panales de abejas. Conseguir una pequeña cantidad de miel sería todo un éxito, pues es un rico manjar, y podríamos sacar bastante beneficio. Hablaré al pueblo para tranquilizarlos sobre los ataques, diciendo que estamos trabajando en ello. Deberíamos reunirnos para empezar a redactar algunas leyes, organizar la ciudad, incluir tasas, etc... Y dentro de poco intentaré organizar un viaje a Maro para buscar joven estudiantes para la academia. Si conseguimos que esta ciudad sea un foco de conocimiento podremos hacernos con un selecto grupo de pensadores, ingenieros, médicos, lo que nos daría mucha ventaja sobre Maro y demás ciudades. Que os parece Darío? -preguntando tras hablar mucho, siempre lo hacía.

 Darío asintió, guardando los planos en su zurrón y levántandose para marcharse de nuevo.

 - Me parece estupendo. ¿Quedamos pues la semana que viene en tu casa? ¿Por la mañana? Déjame decirte que Xril ya ha ido a hablar con el pueblo para conseguirme gente para construir la empalizada. Debemos coordinarnos, si no el pueblo se va a cansar de escucharnos a todos, jejeje...- rió un poco para relajar tensiones, aunque lo cierto es que el tema no era divertido - Lo de la miel es muy buena idea. ¿Habrá alguna manera de "cultivar" nuestras propias abejas como hacemos con las vacas y las cabras? Bueno, ¿quien sabe? Eso sí, déjame aconsejarte que no partas hasta Maro hasta que Lorenzo haya regresado. No me gustaría que te pasase algo ni tampoco dejar todo el gobierno de la ciudad en manos de Xril. Es un bueno hombre, pero es sacerdote y...

 Dario lo acompañó hasta la puerta y lo miró sorprendido, como esperando que él se ofreciese para el cargo.

 - Uy, no.... yo soy constructor. Puedo dar algún consejo, soy hombre de mundo, pero no sirvo para dirigir un grupo. No tengo carisma. Mira, si incluso para reclutarme obreros necesito al sacerdote... Tu te subestimas, pero serías mejor líder que yo, no lo dudes. En fin, hermano... nos vemos la semana que viene para redactar esas leyes... ¡y te daré mi opinión de los planos!

 Sonriendo con jovialidad, pese a la situación, Darío partió de vuelta a las obras de la empalizada. Esperaba tener algunos hombres más y poder empezar a levantar los cimientos.

Maximiliano se levantó y estrechó efusivamente la mano de Darío, sonriendo y diciendo:

- Siempre es un placer charlar contigo Darío. Que los dioses te sean propicios. - acompañándolo a la puerta y cerrando tras él.

Cuando despidió a Darío, Max avanzó pesadamente por la sala y se apoyó en la mesa

-Tengo muchas cosas en la cabeza, voy a tomar nota de ello.- pensó mientras sacaba su equipo de escritura.

Tareas pendiente de revisión/ ejecución.

- Supervisar el tema de la miel

-Reclamar a Darío los planos para colocarlos en la biblioteca.

-Empezar a preparar el viaje a Maro para captar estudiantes.

-Hacer recuento del tesoro.

-Hacer recuento de los habitantes.

-Hacer recuento de las reses.

Max terminó de escribir y se quedó pensativo. Parecía que no le faltaba nada, así que manos a la obra.

Al siguiente día de clase, Max habló con sus alumnos a primera hora.

-Buenos días señores, bien, hoy el tema que nos ocupará es el de la administración. Para que una ciudad funcione de manera más eficiente, hay que saber exáctamente de los recursos de los que disponen, para luego poderlos gestionar y sacar máximo rendimiento. Para ello, primero hay que elaborar un inventario inicial. Bien, la tarea que nos ocupará será la de hacer un recuento del tesoro y de las reses de las que dispone la ciudad.

Se levantó de su silla y señaló a su mejor alumno.

-Como todo en esta vida, tiene su cadena de mando. Tú serás el encargado de dirigir a la mitad de la clase a hacer el recuento de cuantas vacas, carneros y demás animales disponemos exactamente. el resto vendréis conmigo. Espero mucho de vosotros señores, pues gracias a nuestro trabajo, podremos sacar adelante la ciudad. Buena suerte a todos.

Cuando sus alumnos se marcharon, Max llevó al resto a hacer un recuento del dinero que disponía la ciudad.

Cuando Darío volvió a trabajar en la empalizada Xril aún se encontraba intentando reunir gente para el trabajo, el resto de los carpinteros habían aceptado pero algunos recién tomarían las obras luego de levantado el terraplén. Además de esto casi 100 personas más se unieron al trabajo, la mayoría hombres jóvenes de no más de 20 años.

Para la noche Darío contaba con la totalidad de los carpinteros y albañiles y otros 134 obreros no calificados. Sería necesario que los carpinteros, que en su mayoría no aceptarían trabajar en el terraplén, comenzaran a preparar los troncos para cuando las obras del terraplén estuvieran terminadas. Algunos albañiles servirían para ayudar en la organización y como maestros para el resto de la gente.

- Creo que no estamos siendo muy hospitalarios con nuestros amigos - dice Jovu mirando a sus acompañantes - Ve a buscar algunos jóvenes que den de comer a las monturas de nuestros amigos y ve que se prepare algo de comer para ellos. - Jovu se vuelve hacia ti con una sonrisa - Organizaremos una fiesta por su visita y por la pronta victoria de nuestras ciudades contra este grupo de bandidos, mañana podremos decidir cómo actuar y cuántos hombres serán necesarios para acabar con estos parásitos.

El joven hijo de Jovu se aleja corriendo para seguir las órdenes de su padre mientras que Myrol se despide para ir detrás de Jovu el joven.

- Lorenzo, si me acompañas encontraremos un sitio donde puedas descansar. Los demás pueden dormir en los establos junto con los caballos, veré que se lleve paja para que tengan un sitio para pernoctar luego de la cena.

 Darío se consagró noche y día a la construcción de la empalizada. No tenía família y estaba claro que los hombres necesitaban a su "general" en "primera línea de batalla" como ejemplo e inspiración.

 Confiando en los carpinteros y albañiles profesionales, que no necesitaban tanta supervisión, Darío centraba sus esfuerzos en los obreros no cualificados, en especial, aquellos jóvenes hombres de menos de veinte años. Estaba claro que los más jóvenes podían aprender allí, sobre el terreno, una profesión de futuro que podría ser la base de su economía. Al fin y al cabo, eran una cultura en expansión.

Le agradesco. dijo bajando del caballo y llevandolo por la correa. Ha sido un viaje largo y un poco de descanso y comida no vendria mal.

Se dio la vuelta a sus tropas y miro con seriedad. Ahora seran guiados a los establos para los caballos y podran dormir o comer cuando terminen los arreglos. Creo que no debo decirles que espero su mejor comportamiento en esta ciudad. Comento al final con mas gravedad, deja su cabllo a uno de los jovenes de Jovu para que lo lleve con el resto.

Cuando volvio con Jovu Me parece bien aunque desearia, irme a dormir tranquilo con un plan en la mesa.

- Descansa, si nos apuramos no vamos a llegar a nada. Vienen de un viaje largo y un cuerpo cansado guarda una mente cansada. Descansa, más tarde comerán bien y mañana hablaremos.

La decisión del anciano es terminante, su tono siempre es amable pero notas que no aceptará otra opción.

Jovu te aloja en su propia casa, junto a la habitación de su hijo. En Maro las familias viven juntas y cuando un hombre se casa su esposa va a vivir con la familia de su esposo. El cuarto donde te hospeda es bastante cómodo, se nota que no es un sitio preparado para que alguien duerma pero lo han acomodado en poco tiempo y de excelente manera.

Luego de descansar un buen par de horas, dándote cuenta del cansancio que llevabas encima luego de horas y horas de cabalgar, el joven Jovu te despierta para presentarte a la cena.

Lo miro a los ojos y asintio, no queria admitir al anciano que se encontraba cansado por el viaje. Cualquiera lo estaria pero no le servia mostrarlo ante sus hombres o este anciano aunque fuera nuestro aliado.

Se acomodo como pudo y cerro los ojos, mientras pensaba en que podia estar pasando en Albidon. Debia andar todo bien habia dejado soldados para la seguridad. Cuando llego el joven Jovu para despertarlo se dio cuenta que habia quedado dormido.

Sin mucho esfuerzo se levanto y sigo a donde comerian la cena.

Al llegar te encuentras con una gran sala con casi 50 personas destacadas de Maro, no hay mesa alguna, tan solo unas cuantas sillas bajas. Un grupo de esclavas se pasean tan solo tapadas de la cintura hacia abajo con bandejas de cobre repartiendo frutas y trozos de carne a quienes lo desean. Te sorprendes al ver que no hay ningún sitio que marque diferencia entre quienes participan, ningún trono o un sitio elevado. El desorden en cuanto a cómo están sentados es tal que tampoco hay una cabecera, de hecho no parece que sea posible estar pendiente de todo el mundo desde ningún lado a menos que uno esté dispuesto a sentarse a un lado y quedar fuera del festejo.

Tus hombres comienzan a llegar mientras tú aún observas la escena. Jovu busca a su padre y se va a sentar junto a él mientras os insta a que os acomodéis como mejor os parezca.

Estaba extrañado por la forma en se habian organizado, aunque recordaba que este era mas un festejo que una reunion de guerra. La mayoria no debia tener opinion en el insidente con los bandidos, solo se trataba de gente con alguna importancia que desconocia.

Cuando llegaron sus soldados, enfoco su mirada en el segundo al mando para que le confirmara que no hubo ningun problema. Este lo hizo sacando un peso de encima a Lorenzo. Empece a circular un poco en la sala hasta que me puse en un lugar donde podria ver a Jovu y su hijo, aunque solo de costado.

Buenas noches dijo sin alzar la voz.