Partida Rol por web

2 de septiembre. 9:00 de la mañana

Estés donde estés (tu piso, haciendo la compra, el gimnasio, etc) recibes un correo electrónico. Ya sea a tu ordenador o a tu móvil si tienes la aplicación adecuada. Cuando vas a mirarlo ves que es del departamento de RRAA de SouthPort. En el asunto dice "Resultado de la evaluación". Cuando lo abres, te fijas que es de estos correos que si contestas, no te va a responder nadie. Obviamente, este correo te lo mandan desde el departamento de RRAA, no desde el departamento de atención al cliente. Dice así:

Estimado señor Peregrine. Le comunico que hemos examinado su currículum y su formulario. Tras muchas horas deliberando, concluimos que nos hace falta su experiencia en el departamento de Recursos Animales, enhorabuena. Puede pasarse por su puesto de trabajo el día 5 de septiembre, lunes, de 2022, a las ocho de la mañana. Su superior le dirá cómo funcionan las cosas por aquí.

      Sinceramente, Hanna Brown, secretaria del Presidente.

2 de septiembre. 9:00 de la mañana

Estés donde estés (tu piso, haciendo la compra, el gimnasio, etc) recibes un correo electrónico. Ya sea a tu ordenador o a tu móvil si tienes la aplicación adecuada. Cuando vas a mirarlo ves que es del departamento de RRAA de SouthPort. En el asunto dice "Resultado de la evaluación". Cuando lo abres, te fijas que es de estos correos que si contestas, no te va a responder nadie. Obviamente, este correo te lo mandan desde el departamento de RRAA, no desde el departamento de atención al cliente. Dice así:

Estimada señorita Forest. Le comunico que hemos examinado su currículum y su formulario. Tras muchas horas deliberando, concluimos que nos hace falta su experiencia en el departamento de Publicidad, enhorabuena. Puede pasarse por su puesto de trabajo el día 5 de septiembre, lunes, de 2022, a las ocho de la mañana. Su superior le dirá cómo funcionan las cosas por aquí.

      Sinceramente, Hanna Brown, secretaria del Presidente.

2 de septiembre. 9:00 de la mañana

Miro mi correo electrónico como todas las mañanas para ver si he tenido respuesta de alguno de los currículums que he enviado, o quizá de la entrevista de ayer. Y efectivamente, esta vez tengo una respuesta.

Por un momento me da miedo abrir el correo pensando que puede ser una negativa. Igual les molestó la conversación que tuve con la zorra, dejando a los demás aparte, o quizás simplemente sea demasiado joven para el puesto que ofertaban.

Sin embargo finalmente lo abro y lo leo detenidamente. Una sonrisa ilumina mi cara mientras lo releo para asegurarme de no haber visto mal. Y no he visto mal, hoy toca fiesta para celebrar. Y lo primero es llamar a Stephanie y darle la buena noticia.

Suena el tono del teléfono un par de veces. Pero sabes que Steph es así y que en cualquier momento lo coger...

- ¡Holita Percival*! ¿Qué? ¿Qué te han dicho? O... - se queda callada. Notas el tono nervioso en su voz - ¿O no me llamas por la cuestión de la búsqueda de trabajo? - sabes que está en el fijo porque la oyes haciendo movimientos como de enroscar el cable del teléfono

No puedo evitar sonrojarme a pesar de que ni siquiera me puede ver cuando menciona la posibilidad de haberla llamado por otro asunto que no sea el trabajo. No voy a negarte Stephanie me atrae, pero es una amiga muy querida y no quisiera perder una amistad por una tontería.

Hola, Stephy digo usando el diminutivo cariñoso que he utilizado desde siempre con ella. En realidad te llamaba para darte una mala noticia. A partir del lunes no vamos a poder vernos tan a menudo... porque empiezo a trabajar. ¡Yujuuuu! digo riendo por la pequeña broma.

Así que tú y yo nos vamos esta noche a quemar la ciudad. Paso a recogerte, por ejemplo, a las 8 y vamos a celebrarlo. Primero cenamos fuera y luego podemos ir a alguna disco. ¿Te parece bien?

Escuchas la risa de Steph, al otro lado del teléfono. 

- ¡Ostras, me alegro mucho por ti, de verdad! - hace una pausa como para procesarlo, aunque escuchas que suelta algunas risitas nerviosas. Se alegra por ti - Ey, si necesitas una consultora de programas, ya sabes de una, guapo, jeje. 

Cuando le comentas lo de salir, hay unos segundos en los que no escuchas nada - E... ¿Esta noche? ¡S-sí sí, claro! Me prepararé un rato antes. No quiero hacerte esperar. ¿Cena y baile? Uh, que clásico caballero, si no hubieses dicho disco, jeje. Pues a las ocho quedamos. ¡No llegues tarde que me piro sin ti, eh! Jeje. Ch... ¡chao! - y cuelga el teléfono. La notaste nerviosa en su despedida. Aunque ella era así. Al menos, según tu recuerdas. Quedan muchas horas hasta las ocho. Hoy es un día especial. 

No puedo evitar reír yo también junto con Steph. Simplemente tiene una risa contagiosa. Te tomo la palabra digo con lo de la consultora, pues sé que trabaja como freelance y que por tanto no está atada a una empresa.

Lo siguiente me parece un poco extraño, que se pusiera tan nerviosa y eso, pero no le presto más atención. Todavía queda bastante tiempo hasta reunirme con ella, así que supongo que gastaré algo de tiempo en SinglesInt o algún sitio similar y luego me prepararé.

Me ducho y me acicalo bien las plumas, y luego me he echo una colonia suave. Me miro en el espejo y afirmo, estoy bastante pasable para Stephy.

Aproximadamente a las 6 de la tarde me he ido de compras buscando un pantalón elegante pero no formal y un polo bonito. Al final me he decidido por un pantalón de tela similar a la vaquera pero más suave y de color azul y un polo blanco con el cuello azul de un color parecido al del pantalón. No llevaré zapatos, nosotros casi nunca los llevamos pues es más una molestia que otra cosa. Si tuviéramos pezuñas a lo mejor.

Finalmente aproximadamente 20 minutos o media hora antes de las 8, calculando el tiempo que tardo en llegar a su casa, me pongo en marcha. Reconozco que estoy un poco nervioso, aunque no tiene sentido pues es solamente salir con una amiga. Aunque recuerdo que las otras veces teníamos a más amigos alrededor, y esta vez solo seremos nosotros.

Pasan diez minutos desde la hora acordada. Se estaba retrasando. ¿O quizás le había ocurrido algo? Entonces, se abre el portal de su edificio. Sale una señora comadreja. Alguien le está sosteniendo la puerta. 

- Gracias hija. Que te lo pases bien esta noche. 

- Muchas gracias señora. ¡Hasta luego! - a la frase de la comadreja le contesta tu amiga y, una vez la señora se aparta, sale ella, con un vestido casual sin mangas corto a rayas negras y blancas. Su rostro estaba decorado con una gran sonrisa. Se había acicalado las plumas y parecían de lo más limpias. Cuando la miras, se sonroja un poco - Ey, Perci. S-siento el retraso, me he estado maquillando un poco y al rato me he dicho "Nah, solo peinate un poco y ya está". Va a ser la celebración de Peregrine, no algo tuyo - se da cuenta de que la estás mirando - ¿T-te gusta el vestido? A mi me parece ideal para... Salir con amigos - su rubor aumenta, aunque te sonríe como solo ella sabe sonreírte. 

Estaba de compras, miento, estaba observando la forma genuina con la que una tienda de muebles pretendía vender su expositor. El escaparate se componía de una especie de elevador, de modo que en el espacio interior se encontraba una cómoda cubierta con todo tipo de adornos y en la superior la misma cómoda formaba conjunto con una mesa y sillas. La plataforma subía y bajaba, mostrando dos ambientaciones distintas para la cómoda. Sin duda alguna jugaban con la versatilidad del mueble y facilitaban la creación de todo tipo de ideas en la mente con aquellas composiciones - brillante. 

Sin duda paseando y observando los escaparates de las tiendas se aprendía mucho. También en los libros, pero me gustaba pasear para ver in situ aquellas ideas plasmadas en la realidad y no tanto en hojas de un libro que vete a saber si había sido llevado a la creatividad de un escaparate o si el escaparate era el propio libro.

En esas estaba cuando me sonó el móvil, una notificación, un sms. Abrí el bolso y lo saqué, miré y leí el mensaje. Una sonrisa apareció en mi rostro, levanté un brazo y cerrando el puño manifesté un gesto de victoria - ¡Lo sabía. Me han contratado! - estaba feliz, salté y todo de la emoción que sentía.

Habría que celebrarlo, miré a ver si había alguna cafetería cerca, no. No pasaba nada, ya habría tiempo, otro día.

Me volví calle atrás, tenía que prepararme para el nuevo trabajo, quizás debía comprarme algo de ropa, un vestido. Allí había gente muy elegante, bueno no tanto, pero siempre había que ir elegante. Además hacía tiempo que no me compraba ropa. O unos zapatos. Por supuesto que había que celebrarlo, tendría que ir a comer a algún sitio que estuviera bien, lo ideal ir con alguien. ¿A quién llevaría? 

Miré el reloj, vaya cómo transcurría el tiempo, no llevaba ni cuatro minutos allí y apenas me había movido. Guardé el móvil, cerré el bolso y me fui al metro, tenía que volver a casa y organizarme.

2 de Septiembre, noche

No puedo negar que me pongo un poco nervioso cuando tarda en bajar. Aunque también se dice que suele ser habitual esperar a las mujeres.

Y cuando por fin veo que aparece me quedo pasmado. Joder, ¿y eso es solo para salir con un amigo? Ahora siento que estoy horriblemente vestido.

Aprovecho que menciona si me gusta el vestido para darle un nuevo repaso y regalarme los ojos un poco más. Uff... Ojalá me atreviera a decirle lo que me atrae. Pero como siempre me da miedo, en este caso perder a una muy buena amiga. Una que con solo su sonrisa consigue quitarme cualquier preocupación que tenga encima.

Por eso cuando me sonríe respondo con una sonrisa igualmente auténtica. Una de esas sinceras que achinan los ojos. Pues a mí me parece que estás guapísima. Desde luego vas a romperlo en la discoteca. Es decir esa frase y ya me estoy maldiciendo a mí mismo. Porque por una parte me gustaría que fuera feliz y encontrara una pareja que era amara, pero por otra parte no quisiera que se apartara de mi lado.

Intento desviar la atención del conflicto en mi interior abriendo la puerta del copiloto. ¿Nos vamos? le digo con intención de ir a un restaurante pequeñito cerca de Times Square, uno al que he ido un par de veces yo solo y que no conocen nuestros amigos en común. No al menos como pandilla, si alguno lo conoce por su parte pues eso no lo puedo controlar. Por suerte pude hacer una reserva para hoy.

1 de septiembre, noche.

Me preparo para ir a esa cita a ciegas con los nervios y la emoción de hacer algo que normalmente no haría. Pero quizá sea por el hecho de que vamos a estar en un sitio público, y por tanto que si no me gusta lo que veo puedo irme, me siento un poco más tranquilo.

Pero lo cierto es que la emoción de hacer algo que parece prohibido por todo el mundo le da un toque picante a esta situación. Miro en mi armario y escojo coger una ropa más casual, pantalón vaquero y un polo de manga larga (que en septiembre ya empieza a hacer un poco de frío) de color azul claro. Por supuesto no llevo zapatos, pero por eso mismo siempre mantengo bien cuidadas las garras de mis pies.

Cuando llego al sitio que me indicó ERROR, le mando un mensaje gracias a SinglesInt para que baje y luego me pongo una pegatina con el nombre Pink claramente escrito en ella. Anda que si ahora resulta que es alguien de los que estuvimos en la entrevista... Al menos sé que la zorra no es.

2 de Septiembre, noche

Cuando la adulas, su rubor crece y da una vuelta para que puedas verlo por completo. 

- ¿Sí? ¡Por favor, solo estás siendo amable porque te dije que podía serte de ayuda! - y, tres acercarse a ti, hace algo que nunca creerías que te haría tu querida amiga: te besa la mejilla*, pero muy cerca de tu pico. Tras esto, entra en el coche - Gracias, noble caballero. 

Una vez dentro del coche, se pone el cinturón y te mira, alegremente - Bueno Percival, ¿a dónde me llevarás a cenar? Espero que sea caro. Porque pienso pagar yo - posa su ala izquierda en tu pierna - Hoy es tu día. Por favor, déjame pagar a mi, ¿de acuerdo? - su sonrisa te derrite. Es tan encantadora. 

Tras terminar la conversación por SinglesInt, sonrío al vacío. Ya estaba preparada de antes, ya que había salido a comprar unas horas antes. O al menos yo creía que lo estaba. Cubriéndome las piernas llevaba unos pantalones gruesos tipo leggins de color gris y de cintura para arriba una camiseta negra, la cual representaba un bol de ramen con todos los ingredientes mezclados con la Ola de Kanagawa. En el lateral, en kanjis ponía Subarashii ramen. 

Una vez salgo de mi piso me dirijo a Central Park, que estaba al cruzar la acera, en el lado este, perfecto para ir al trabajo en menos de diez minutos. Y la cafetería que le dije a Pink estaba en el mismo lado este, aunque un poquito en el interior, para poder disfrutar de la naturaleza. De camino, saco un posit y escribo mi nombre online para poder identificarnos. 

¿Quién será el misterioso Pink? 

Entonces llego al lugar. Era encantador, con mesas de estilo victoriano y camareros súper simpáticos vestidos de manera clásica. Yo era una cliente habitual. Comienzo la búsqueda de Pink... Y lo encuentro. ¡Era Peregrine! Mi rostro es un poema alegre. O sea. ¡Guau! 

- ¡Hola! ¿Así que tu eras el misterioso Pink? Me parece fascinante lo pequeño que es el mundo. Por favor, siéntate, los camareros me conocen. 

2 de septiembre

Por un momento ese beso me paraliza y hasta me parece sentir como me tiemblan las piernas. Esto no es algo tan normal, ni incluso entre amigos. Y menos tan cerca del pico.

Pero me obligo a tranquilizarme. Solo que me está pareciendo que esta vez, saliendo sin nadie más solo nosotros dos, podría acabar en algo más. Y la simple idea hace que mi corazón lata desbocado.

Entro al coche en el lado del conductor y me siento, escuchando lo que dice. Su sonrisa y la suavidad de su ala en mi pierna me desarman completamente. Pero entonces... qué caballero sería digo tragando saliva. Pero finalmente dejo que se vea una nerviosa sonrisa y afirmo. Por esta vez pero entonces la próxima pago yo.

Ni siquiera estoy consciente de que esencialmente le acabo de pedir una segunda cita. Y quizás sea mejor así porque me pondría más nervioso.

Mientras conduzco en dirección a Times Square sigo hablando. Aquí hay muchos restaurantes dedicados a ejecutivos y tal, pero yo conozco uno especial. Uno de antes de que se vinieran todas las empresas aquí. Es pequeñito y está un poco escondido, pero es de los mejores sitios donde comido.

Y finalmente llegamos. Como he dicho el restaurante es pequeñito y hace esquina en unas calles secundarias. La pared se ve recién pintada en rojo. Tiene unos toldos con el nombre "el pequeño búho" pintado, y efectivamente, quién está detrás de la barra es un búho.

Pido la reserva que tenía a nuestro nombre y nos llevan enseguida a una mesa desde la que se ve la calle pero apenas es visible desde fuera. Por supuesto, le aparto la silla para sentarse.

1 de septiembre

Cuando me fijo en la señorita Peralta me parece extraño que esté aquí. Pero cuando se acerca y empiezo a ver el posit no puedo evitar yo también sonreír.

Caramba, ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo para volver a encontrarnos digo levantándome para apartarle la silla como un caballero. Y a pesar de sus palabras esperaré a que se siente para ayudarle a recolocarla antes de sentarme yo. Sí, algunas veces soy un poco chapado a la antigua.

Me siento en frente mirando a la nutria mientras mantengo la sonrisa. Me acuerdo que una vez leí que el mundo es un pañuelo, y con ocho millones de habitantes solo en Nueva York, sin contar los sitios residenciales, realmente parece que ha acertado. Y sinceramente, me alegro de que seas tú añado sonrojándome un poco.

Así que... ¿vienes habitualmente este sitio? La verdad es que es bonito y me gusta que está con la naturaleza digo por entrar en un tema que no me saque los colores todavía más.

La llamada de Pietro la pilló por sorpresa, ella esperaba que tardasen más en contactar con ella o que incluso ni lo hiciesen ¿Pietro estaría quedando con ella para darle la noticia de que no estaba contratada? Era Pietro, podía ser... Sólo esperaba que no fuese así, tener que vivir una situación tan incómoda... ¡Le causaba nerviosismo sólo de pensarlo!

Savannah se vistió acorde al lugar, una de sus hermanas le hacía dejado un traje de dos piezas, y por debajo de la chaqueta se había puesto una camisa de tirantes ajustada, aunque apenas se apreciaba. Tras ponerse el perfume y mirarse en el espejo, salió hacia el lugar en el que habían quedado.

- ¡Salgoooo! Volveré más tarde.-Desde el salón de la casa varias voces respondieron, y finalmente salió. Para no tener que coger el transporte público, Savannah le había pedido el coche a sus padres. Por lo que en poco tiempo ya estaba en el lugar, y agradecía que el local ofreciera servicio para aparcar el coche, con su suerte seguro se tiraba dos horas dando vueltas en busca de un hueco en el que aparcar.

- Muchas gracias.-Le dijo al que tomó las llaves. Tras eso volvió a acomodar la ropa con nerviosismo y se colgó la fina cadena del bolso sobre el hombro. Sentía el estómago cerrado por los nervios. Con paso tranquilo o lo más tranquilo que podía, se dirigió hacia la puerta del local, dónde estaba el imponente felino. Al llegar a su altura alzó la mirada y mostró una pequeña sonrisa.- Buenas noches...-"Le llamo señor Reaver o Pietro... Hace años que no nos vemos..." 

2 de septiembre, noche

Se ríe nerviosa cuando dices lo de la próxima vez. 

- Espera. ¿Me estás proponiendo otra cita? - dice, en tono jocoso, para luego sonreír - Me encantaría tener una segunda cita - entonces es cuando vuelven los nervios - O sea, quiero decir... Para quedar con un amigo que eres tu... Desde luego - gira la cabeza hacia la ventanilla y la oyes murmurar algo - _{Vamos Steph no te engañes. ¡Sí quieres quedar con él como algo más, eso es todo.} 

Stephanie observa el restaurante, asombrada. ¿Cómo un local tan humilde entre la creme de la creme de los restaurantes? Al apartarle la silla, ella se ríe suavemente, tapándose el pico. 

- Muuuchas gracias, señor Percival - se sienta y mira alrededor - Guau. Es increíble que no se lo haya comido la competencia. Debe de tener platos muy buenos y exclusivos para que los otros no se lo hayan zampado... Creo que me estoy pasando con los chistes de comer, ¿no? 

1 Septiembre, noche

Al ver como retira una silla y me la ofrece, la acepto con una sonrisa y un ligero "Gracias", para luego acercarme a la mesa. Es como uno de esos caballeros antiguos, de los cuales escasean actualmente.

- ¡Sí, la verdad es que sí! - parecía simpático. Me equivoqué al juzgarlo durante la entrevista. "Sheila, nutria mala", pensé para mis adentros. Cuando se sienta, alzo una mano para hacerle saber a un camarero que estábamos aquí. Asiente y vuelve al bar, para coger una hoja nueva. Tardaría un ratito. Entonces, mientras lo escucho, me fijó en que se alegra de que sea yo. Me sonrojo ligeramente.

- ¿Y-yo? ¿Por qué yo? - suelto una risa nerviosa - ¿Acaso hay algo de mi que te llame la atención? 

El pecho.

Es entonces cuando, instintivamente, me pongo el bolso frente al busto, ocultándolo de su vista. No era que me avergonzase de él, pero me había causado problemas en el pasado. Era hora de cambiar de tema.

- S-sí, podría decirse que soy clienta habitual - entonces, el camarero llega con una sonrisa. Era una lagartija verde chillón.

- Hola de nuevo señorita Peralta. ¿Qué puedo traerles?

- Hola Marvin. A mi un capuchino. Con dos paquetitos de azúcar, muchas gracias - miro a Peregrine, y trago saliva - ¿Qué quieres tu?

2 de septiembre, noche

No es hasta que menciona lo de una segunda cita que me doy cuenta de lo que he dicho y se me hace un nudo en el estómago. Pero acepta esa posibilidad lo que me arranca una sonrisa, y más todavía por esas palabras susurradas. ¿Entonces realmente quiere algo más entre nosotros? Me parece que va a ser esta noche cuando lo averigüe.

Llegamos al sitio y sonrío al ver su reacción. Como puedes ver este sitio está principalmente acondicionado para animales de tamaño pequeño y mediano, especialmente si no son carnívoros. Supongo que por eso y por lo bien que hacen la comida es por lo que tienen una clientela fiel que mantiene el sitio a flote.

No puedo evitar reír con todo eso de comer. No, tranquila. Sabes que los chistes malos me gustan.

Espero que el camarero traiga la carta, y en ella y una especial abundancia de platos típicos italianos. Los dueños originalmente provenían de Italia, así que aquí puedes comer unos platos italianos excepcionales.

Luego llamo al camarero para pedir y yo me apunto a unos espaguetis a la carbonara. Una vez hecho el pedido, y mientras esperamos, el camarero nos trae las bebidas junto con una cesta de pan.

Miro a mi amiga y creo que por primera vez no sé qué decir. Quisiera decirle lo que me agrada que haya aceptado venir conmigo, lo feliz que estoy de que esté junto a mí, el deseo de intentar algo más. Pero nada de eso sale de mi pico, como si lo tuviera atado. Así que tan solo me quedo en silencio mirándola, con un ala puesta sobre la mesa casi deseando que juntara la suya con la mía para saber que no es un sueño.

1 de septiembre, noche

Tus ojos respondo sin duda, sin ni siquiera bajar la vista cuando intenta ocultar sus pechos. Se me da bastante bien calar a las personas, ese es uno de mis puntos fuertes, e imaginé que alguien de su tamaño con ese pecho y mostrándose tímida podría no gustarle que lo remarcarsen. Por eso me quedo en sus ojos que también son realmente hermosos.

Observo a la lagartija camarero y me quedo pensando. Confío en tu criterio, y si tú has pedido un capuchino y dices que eres cliente habitual, voy a pedirme otro y así me entero de por qué. Por lo tanto otro cappuccino, por favor le digo al camarero.

Cuando este se aleja me quedo un poco pensativo mirando a mi acompañante. ¿Te puedo hacer una pregunta sin que te siente mal, relacionada con el puesto de trabajo por el que has optado?