Partida Rol por web

Hardin mantenía una media sonrisa en todo lo que a prostitución o crímenes se refería, cuando habló de acabar con familias se incorporó lo suficiente para tener de frente a Meave

- Pues yo una vez conocí a una puta mulata, que mandaba a sus matones de paseo en un entorno hostil poniendo en peligro una caravana en la que viajaban niños y les susurraba a escondidas como si esperara que nadie se fijara. ¿Sabes que es lo que no recuerdo? Si nos dio una explicación convincente o si le saqué las tripas - hace una pausa dramática - ¿tu como crees que acaba la historia?

Desde luego las formas de pedir explicaciones de Ellen eran tan delicadas como ella misma

           - Después de lo que provocaste allá atrás en Credence por exponerte sola alejada del grupo y de como arriesgue mi vida para salvar tu pellejo con los primeros auxilios que te aplique te atreves a exigirme una explicación por medio de amenazas ... estes muy equivocada si crees que con lindas historias a los niños y heróicos enfrentamientos a balazos sobreviviremos ... -   Responde Meave con voz decidida y un tono seguro pero respetuoso a la pistolera

           - Por desgracia el señor Anderson en una locura instantánea se le ocurrió matar a los bandidos indefensos para martirizarlos y al único sobreviviente conciente que nos pudo dar mas información acerca del peligro que nos podía esperar tras haber dejado a esos pistoleros muertos y tirados a la mitad del pueblo, sobre todo si después nos ibamos a detener para recibir al reverendo y enterrar con .., empatía a un infenso niño muerto ... así que me pareció importante mandar a uno de mis hombres a investigar si había algún riesgo grave viniendo detrás de nosotros además de los pieles rojas!    Tiene alguna otra amenaza que acerme antes de que me saques de quicio por tus estúpidas formas Ellen? -   La mujer de negocios agita su abanico acalorada pero tratando de reducir el enojo que sentía en ese momento, antes de que su respuesta siguiera subiendo de tono, entonces se despidió con una seña de ella y el resto y regresó a su carromato para pensar

Ellen levantó la voz mientras Meave se alejaba para asegurarse de que la escuchaba, era difícil determinar cual de las dos mujeres se sentía más ofendida por las acciones de la otra.

- Perra egoísta y creída, ¿no se te ha pasado por esa cabeza vacía tuya que tus hombres pueden llamar la atención también? ¿consultar con los demás antes de hacer algo así? Newberry ha hecho por mí mucho más que tu y no se ha atrevido a echármelo en cara, ¿cuanto más vas a seguir recordando tu único acto de bondad en este viaje? ¿eh? - seguía encadenando provocaciones con la clara intención de conseguir que Meave se diera media vuelta y continuaran con la bronca, salió en defensa de Doug - ¿te sientes capaz de juzgar las acciones de los demás? Anderson hizo lo que debía, un muerto no nos va a seguir, el amigo de un muerto puede tener ganas de hacerlo pero te aseguro que un puto tullido va a tener muchos más motivos, dejarlos vivos no era una opción... ¿que coño más te da lo que te puedan decir? Mentiras y nada más. ¿Sacarte de quicio? ¿si? ¿Y que vas a hacer? ¿Pedirle a tus matones que me peguen un tiro y me tiren a una zanja? ¿o lo de la zanja te parece demasiado lujo para alguien tan vil como yo?

Seguiría provocando a Millay hasta que se metiera en su carro... 

Aquellas dos mujeres fueron levantando la voz una a la otra hasta monopolizar la conversación, sobretodo cuando los demás empezaron a callarse para saber cómo acababa aquello - Bueno, es tarde, creo que lo mejor será que nos vayamos todos a dormir, mañana habrá que levantarse al alba y continuar ruta - por suerte sus carros no estaban puestos cerca el uno del otro, con lo que, acabaron yéndose una por un lado y la otra por el opuesto.

No sabía si aquellos dimes y diretes habían surgido ahora o si ya se los habían dedicado con anterioridad, lo que sí parecía es que, en el pueblo que habíamos dejado atrás, habían tomado decisiones contrarias y por eso se las estaban echando en cara.

Me fui, esperando que a la mañana siguiente todo cambiara... para mejor.

               Sin dignarse a detenerse o voltearse a ver Meave a Ellen, avanzó la mujer de negocios con paso cancino escuchando toda la sarta de estupideces que evidentemente la señorita Hardy le gritaba porque le habían molestado sus duras y ciertas palabras previas y porque de alguna manera trataba de provocarle para reaccionar violentamente como era su naturaleza, ya que si alguien de las dos estaba reclamando incongruentemente juzgar a los demás cuando ella era quien mas lo hacia era sin duda Ellen Hardin, pero antes de entrar a su carromato, del cual salieron sus guardias y algunas de las chicas con curiosidad tras escuchar los gritos para mirar amenazantes a la mujer;  fue entonces que Meave tan solo se detuvo para hacerle la seña a sus hombres que se contuvieran antes de mirar por el rabillo del hombro a la pistolera detrás de ella para responderle con un susurro:

               - Además de prejuzgarme a mi como una vil bruja desalmada y a los caballeros como unos simples matones a sueldo de manera injusta, te recomendaría que pensaras un poco mas antes de reaccionar ante las palabras que te incomodan de los demás ... porque las palabras pueden ser igual o mas hirientes que las balas con personas mas sensibles que yo, pero no tienen que ser mortales!     Creo que será mejor que le hagamos caso ambas a las breves y sabias palabras de Sarah - 

- ¡Que te jodan! - resumió en respuesta, antes de volver hacia su carro farfullando por lo bajo - Si se cree que puede estar gobernando y manipulando a la gente y que encima se lo agradezcan... lo que me faltaba... ¿igual o más hirientes que las balas? Más a gusto me habría quedado llenándote de plomo, pero si te va a dar lo mismo tomo nota... - y un sinfín de otras lindezas que nadie más llegó a escuchar.

Sería mejor irse a dormir.

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La discusión se escuchó alto y claro por el campamento, pero si alguien tuvo intención de intervenir, no se le vio ni se le esperó. Jenny parecía dormir ya desde hace un rato, y Drew solo tenía una mirada vacía que apuntaba a ninguna parte. El resto se dedicaba a intentar hacer lo propio y descansar las dos o tres horas que quedasen antes del amanecer. Quien tuviera la capacidad de conciliar el sueño, despertaría mejor que el resto de desgraciados.

La mañana se hizo rápido y casi no dio tiempo a prepararse para salir. De alguna manera, la pereza de quienes pegaron ojo bastantes horas era mayor que la de quienes no llegaron a dormir más de un rato. Pero esto no se repetiría siempre. Este día ha sido el más frío hasta lo que lleváis de camino. Los nubarrones no parecen terminar de despejarse nunca.

La caravana estaba de nuevo en marcha, cubriendo metros de tierra tan rápido como podían permitírselo el terreno y los animales de carga. Sin embargo no pasaron muchas horas hasta poder divisar algo que llamase la atención: un bandada de cuervos que iba y venía del otro lado de una elevación a la derecha del convoy, desde luego aseguraba que algo o alguien habría muerto ahí. Tras rodear la elevación, sin desviarse del camino, se podían ver algunos restos desperdigados de hombre y animal.

Una columna de indios y caballos que habían quedado sembrados por el suelo de la colina que ascendía hasta un llano. Un festín de cuervos y carroñeros que quedaría ahí para unas cuantas semanas. Para quien tenga ojo para los detalles, podría ver que estos no parecen vestir igual que los otros que os encontrásteis al principio. E igualmente tienen pinta de haber muerto por armas de fuego. En cuanto avanzáis un poco más, se revela una banderilla clavada al suelo de fondo negro y bordado amarillo, con un búfalo y los colores de la bandera nacional. Quien tenga algo de conocimiento sobre historia militar, sabría reconocer al 10° Regimiento de Caballería en cualquier parte. No son tan populares como el 7° de Custer, pero eso no quita que sean igual efectivos. O sanguinarios, según la perspectiva. La mayoría mira en silencio, y sin más se remiten a seguir el camino con la vista.

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Seguís la ruta hasta que Jenny se aparta del río Platte, dirigiéndose ahora hacia el norte. Al fondo se puede divisar una especie de pueblo, pero los augurios no son buenos. Una columna de humo medio negro muy pobre escapa hacia los cielos en la distancia, y a pesar de que los edificios estén demasiado lejos como para buscar detalles, se pueden adivinar grietas en sus estructuras; gracias a que la luz del Sol de las últimas horas de la tarde se cuela entre ellas. Jenny se detiene unos segundos, en silencio. Mira hacia atrás, buscándoos los ojos a los colonos con una expresión casi llorosa. Mira hacia delante de nuevo y hace un gesto cansado para que siga avanzando la columna.

Con una idea apocalíptica en mente, llegáis a las afueras del pueblo de Mapple. Está todo como cabría esperarse: casas de las que solo quedan su estructura básica, y lo que parecía una tienda ahora está reducida a sus cimientos debido a las llamas. El único edificio que se conserva mínimamente bien es la oficina del sheriff, construida con algo más resistente que la madera. Jenny no parece tener interés en acercarse más. Se baja de su yegua y se sienta en el suelo, mirando hacia ninguna parte. El resto de la caravana estalla en preguntas. Algunos lanzan acusaciones y otros guardan silencio.

—¿Esta es la última parada? —dice Jochane con indignación— ¡¿Es en serio que esa maldita ignorante nos ha condenado de esta manera?! —grita, mientras señala a Jenny.

Ella no parece reaccionar. Algunos se suman a las críticas del empresario, llevados por una cólera espontánea. Otros van hasta sus carros y hacen un recuento de sus provisiones, como si volviéndolas a contar fueran a multiplicarse por arte de magia.

Me cago en Dios...

Ellen se ajustó bien el cinto y cogió de las riendas a Bonito, evitando montar mientras pudiera pero asegurándose de tener una opción de huir si algo volvía a torcerse. 

- El rifle está en el carro - le dijo a Martha antes de caminar en dirección a Mapple.

Si hay humo, no hace tanto... 

La forajida parecía optimista con su visita a aquellos restos, o al menos le debía parecer algo mejor que la opción de pasar hambre o sentarse en el suelo a mirar el infinito: eso no iba con ella. 

Douglas contempla durante un momento las ruinas de Mapple hasta que el murmullo de las voces de los miembros de la caravana se va intensificando. Cuando se gira ve a Ellen Hardin que avanza en dirección al pueblo llevando a su caballo de las riendas. Él va a pie pero lleva su escopeta y comienza a andar paralelamente a la pistolera hacia el interior del pueblo, en silencio, como solía hacer en la guerra durante los reconocimientos del terreno. Cruza su mirada con Ellen y le indica la oficina del Sheriff antes de dirigir sus pasos hacia allá. El gesto significa que le cubra y cree que la mujer le habrá entendido.

Cuando llega a la altura de Jenny le posa una mano amigable en el hombro.

—Tenemos que echar un vistazo a lo que pueda quedar en el pueblo. No podemos dejar a nuestras espaldas amigo o enemigo. Voy a acercarme a la oficina del Sheriff y necesito que usted y Hardin me cubran.

Vuelve a mira a Hardin para asegurarse de que le ha entendido, agarra la escopeta bien con las dos manos y avanza por la calle principal de Mapple siempre alerta a todo lo que sucede a su alrededor.

Ellen no puede evitar una media sonrisa cuando Doug insiste y necesita verbalizar la petición que la forajida daba por supuesta 

- Hasta la última bala Anderson, no te voy a dejar tirado - le confirma al hombre para que respire tranquilo

Parece conforme con empezar por donde Doug propone, a fin de cuentas es indiferente

- Hay que intentar localizar los establos y los corrales, si encontramos piedras de sal de las que se utilizan para el ganado podríamos molerla y conseguir conservar algo de carne, con suerte algún animal se haya llevado un tiro o se haya quemado - comentó mientras avanzaban hacia los edificios calcinados - puede que alguna conserva en lata o vidrio siga de una pieza o que algún sótano haya alejado algo útil de las llamas...menos es nada - no parecía optimista

—Estaba pensando en lo mismo —responde Doug—. Pero miremos primero la oficina del Sheriff. Es posible que encontremos algunas respuestas y con algo de suerte armas y munición.

Las volutas de humo y su propio nerviosismo no le permiten ver mucho más allá del sitio al que dirige su vista en cada momento; pero piensa que si algo sospechoso se cruza por delante de ese punto de enfoque se llevará un buen plomazo.

             -  Estimada señorita Baxter creo que sería prudente y oportuno asegurar los pocos vivieres que pudimos recopilar en Credence y los que trajeron y aun tienen los Allister y yo para evitar que haya rapiña de algunos de los otros colonos al temer que no tengamos mas aprovisionamiento por el resto del viaje antes de acercarnos al pueblo.     Te parece oportuno Sarah?    Si es así te voy a pedir que además de que nos pongamos de acuerdo para asegurar nuestras provisiones por probables riesgos futuros a robos, me ayudes a tener contacto con los Allister para proponerles algo similar para cuidadrnos entre nosotros!  -     Susurra Meave a la vaquera una vez que pudo acercarse a ella para platicar a solas y con confianza

          - ¡Buen día estimados Ellen y Douglas!    Si me permiten antes de comenzar a buscar provisiones para hacerse de ellas bien podriamos primero como propone Doug contactar al Sherif del pueblo para saber bien la situación y tal vez hasta proponerles alguna ayuda como un primer acercamiento ... diplomático a un lugar que tal vez requiera mas ayuda y de camino bien podemos investigar provisiones que nos hagan falta! -    Propone Meave a la pareja cuando se acerca a ellos junto con alguno de sus guardias

Jenny reacciona cuando Ellen y Doug llevan un trecho de camino recorrido. Se levanta a regañadientes y monta de nuevo. Da un silbido para llamar a Drew, pero este no sale de la caravana. Ella dice algo por lo bajo y se pone en marcha tras los otros dos, carabina en mano. Dejando atrás el griterío y la desesperación de los colonos.

Tanto Ellen como Doug llegan al mismo tiempo a Mapple, pudiendo reconocer el lugar de un solo vistazo: las casas que pudieran haber ya no existen; lo que parecía la tienda o la cantina del lugar ha quedado como un montón de ruinas humeantes; la oficina del sheriff parece intacta. Hay algo que parece un establo al fondo, apartado del pueblo. En cuanto a cadáveres, se pueden ver un par de hombres tirados en medio de la calle principal en un estado avanzado de descomposición; lo mismo que un caballo tirado junto a la tienda.

En cuanto acaban con el reconocimiento superficial del lugar, Jenny les alcanza.

—No tardemos, por favor. No quiero que se monte ahí atrás —hace un examen por su lado— Joder... —suspira— Les espero aquí. Daré un grito si veo algo... —queda en el sitio, carabina en mano.

Ambos irán de edificio en edificio, registrando rápidamente entre las cenizas y los derrumbes. El edificio grande, la antigua cantina, no contiene gran cosa: entre los restos calcinados de mobiliario, una lámpara de techo, vidrios estallados y varios cuadros medio quemados, asoman un par de baules reforzados que parecen haber resistido al infierno, en la trastienda del local. Contienen una especie de diario, cacharros y utensilios de cocina, telas y tres latas de conserva de guisantes, aún calientes. Las hojas, o están en blanco, o ponen cosas parecidas a cuentas. La última hoja escrita pone: "Agosto, 12: Morris - $36; Septiembre, 10: Morris - $22 (se han adelantado, subir los precios del alcohol); Octubre, 12: Morris - $27 (mejor, pero no lo suficiente); Noviembre, 12: Morris - $20 (he perdido el proveedor, no creo que nos vuelva a avisar)". No incluye ninguna entrada en Diciembre, ni a partir de entonces.

Las viviendas parecen contener tan solo objetos personales y mobiliario quemado. Ninguno encuentra nada de valor durante el rápido vistazo.

Nada más entrar a la oficina del sheriff, un hedor dulzón a muerte os golpea. Todo está bastante entero pese haber transcurrido un incendio, a excepción del mobiliario volcado y las marcas de disparos en varios puntos de la habitación. Los únicos cuerpos exitentes se encuentran dentro de una de las celdas. Ambos cuerpos visten ropas buenas, pero no tienen ningún distintivo que los identifique. Tienen marcas de disparos en la cabeza y están más o menos igual de descompuestos que los otros de afuera; si acaso algo menos avanzados, suponéis que debido a la falta de luz. No parece haber nada de valor, y las únicas municiones que hay en el sitio las tienen en sus cintos los cadáveres.

Mientras Ellen y Doug terminan de revisar los edificios, se Meave se acerca a Jenny en el caballo de uno de sus chicos, con otro de ellos siguiéndoles detrás. Jenny se gira nerviosa, pero tras darse cuenta de quienes son baja las alarmas. Doug y Ellen se acercan al grupo antes de ir a revisar los establos.

—Millay, no hacía falta que viniese. Está todo controlado.

Harry, quien lleva a Meave consigo en su montura, le echa una mirada despectiva a la guardia. Entonces, Meave les comenta a Doug y Ellen su planteamiento.

¡Tres latas! Es más de lo que esperaba...

Envolvió las latas con una tela a modo de cestillo para no quemarse y se ocupó ella de llevarlas, Doug necesitaba ambas manos para su arma. Una vez en la oficina del Sheriff Ellen buscó las llaves de la celda para hacerse con los cintos de munición o en su defecto intentaría echarle mano a los cuerpos entre los barrotes, para luego cruzarse uno de los cintos al pecho.

- ¿Quieres el otro? - ofreció a Doug, si lo reclama se lo entrega y en caso contrario hace lo mismo que con el primero - vamos a ver esos establos, aquí no creo que haya mucho más... 

- Me parece bien, hablaré con ellos para que estén al tanto - apilo los víveres y demás utensilios que hemos comprado en el anterior pueblo en el carro de los Allister, así como reviso a los animales que llevamos para evitar robos y cualquier otra tropelía que pudiéramos sufrir.

El hecho de llevar en el carro también a Dory, más que un inconveniente supone una ayuda en cuanto que son 2 ojos más con sus manos correspondientes en caso de ayuda.

- Meave, te parece bien si apilamos toda la compra en el mismo carro para así controlar mejor todo? - la cosa es que siempre es más fácil de vigilar un único carro que dos, y como los Allister eran los únicos que llevaban ganado, era más fácil entonces agrupar todos los bienes allí - ahora nosotras somos quienes vamos a tener el poder de la caravana, sin víveres no hay guía que valga, ni balas.