Partida Rol por web

Estaba en el carro a punto de dormir cuando escuché alarmada los disparos - ¡Santa madre de Dios! - me agaché con la manta sobre el carro en un acto reflejo, después ya con más prudencia que miedo pregunté tanto a los Allister como a Dory si se encontraban bien. Acto seguido bajé del carro con bastante inseguridad, pues había escuchado los disparos bastante cera, miré y vi que los demás estaban igual de alarmados bajo los carros y por la posición supe guiarme hasta el lugar donde se habían originado. 

Me acerqué para ver al señor Jochane tirado en la hierba y siendo atendido por Meave - ¿qué ha pasado? - supuse erróneamente que Meave y Hellen habrían cometido alguna estupidez, pero cuando vi a Meave curando a Jochane no supe qué decir - ¿Y Hellen? - me acerqué para ver cómo Doug trataba de atrapar a la mujer sin éxito alguno, fallando en su maniobra. Por suerte, allí también estaba Jenny. Al parecer a Hellen le había dado un momento de locura y claro, estando armada la había emprendido a tiros.

Aquello había sido insensato, no ya sólo por los disparos contra un miembro de la caravana sino también por la cercanía del campamento con respecto al pueblo que se encontraba arrasado ¿y si alguien hubiera escuchado los disparos?

La situación se sucede rápido. Meave se aparta de Harry, justo cuando Jules llega hasta ella. La patrona se tira de inmediato hacia Jochane, y consigue estabilizarle con ayuda de Newberry.

Mientras, tanto Doug como Jenny, se echan encima de Ellen, consiguiendo inmovilizarla. Doughan le quita los revólveres y los tira fuera del alcance. Doug saca su cuchillo y realiza su acción, aunque se lleva un buen cabezazo en la nariz por parte de Ellen, que le dejará un aturdimiento pasajero y dolor para varios días, pero nada roto. Jenny levanta a Hardin con ayuda de Doug, y la guardia recomienda atarla y llevársela junto a ella en su fogata.

La gente deja hacer y se quedan al margen.

Newberry pide ayuda para mover a Jochane a un lugar donde pueda trabajar más cómodamente. Harry y algunos colonos echan una mano y lo llevan en brazos hasta su carro.

—Jesús Todopoderoso... —dice Gideon en bajo, habiéndose acercado con Susan junto a Sarah— Ese Jochane es un mal bicho, pero...

Jenny y Doug alejan a Ellen como pueden y la tumban en el suelo de tierra junto a la fogata. La guardia le ata las piernas y las manos mientras Doug la sujeta, terminando por dejarla totalmente inmovilizada. Doughan se limita a mirar en dirección a la caravana, que queda un poco aparte de donde está su puesto. Se acerca a Ellen con gesto serio, agachándose.

—Más te vale que ese mierda no muera —señala hacia el campamento sin apartarle la mirada a Ellen— Una cosa son los imbéciles que no saben seguir indicaciones y se tiran al hoyo ellos solitos. Otra muy distinta es cargárselos una misma. Yo no cruzo esa línea, Hardin. No mientras esté en el negocio —se levanta de nuevo y le hace asiente a Doug, que sirve tanto para agradecerle la ayuda como para indicarle que se retire.

Hardin no opone demasiada resistencia, se sabe superada en número y no tiene intención real de dañar ni a Jenny ni a Doug.

- Antes o después me tendréis que desatar... y será antes de llegar a Coldforge, porque la comida va a escasear... - en tono era tan tranquilo, en contraposición al cabreo que llevaba hacía un momento... tanto que casi era inquietante ¿era el haberse desahogado? ¿estaba realmente mal de la azotea? - y no os sobran rastreadores ¿verdad? tampoco buenos tiradores... así que haceros un favor a vosotros mismos: me matáis o me soltáis, es muy fácil... 

Sonríe de medio lado a Doughan

- Más vale que sí se muera...  - espetó en respuesta - tu tienes tus principios y tus negocios, yo los míos: a mí nadie me viene a joder y luego vive para contarlo... 

Vi la escena, cuando se echaron sobre Ellen para reconducir la situación, según arrojaron las pistolas a un lado, fui rápida a buscarlas y recogerlas. Las armas no convenía que estuvieran por ahí tiradas donde cualquiera podía cogerlas y usarlas cuando menos te lo esperas.

Luego me acerqué a Ellen, según la estaban llevando a donde teníamos la hoguera - te tienes que calmar, quizás todo haya ocurrido demasiado rápido pero... la gente tiene miedo - aquella no era la mejor de las circunstancias, ahora la gente hablaría, habría que ver si Jochane se recuperaría o no, y lo peor de todo, en aquellas circunstancias la gente tendría que decidir qué hacer a partir de ahora - Quizás debiéramos de formar una especie de consejo que dictaminara las normas a seguir - así nos evitaríamos problemas - y que fuera capaz de resolver los conflictos - era mejor que decidieran varios que uno sólo.

Douglas se queda mirando a Ellen tras escuchar su discurso. Ha leído sobre este tipo de comportamientos y tuvo ocasión de verlos durante la guerra. Existe incluso un término para definirlo recientemente acuñado; pero no logra recordarlo.

De todos modos, no es la primera vez que Doug se las ha tenido que ver con un boicoteador. En los tajos había montones de tipos como Hardin que, con la excusa de la botella, por su naturaleza destructiva o fruto de todo un cúmulo de circunstancias, planteaban un jaque al rey similar al de la pistolera.

—Ellen, ha traspasado usted una frontera para la que no hay vuelta atrás —comienza su discurso de manera ominosa de forma totalmente intencionada—. Lo que acaba de hacer se considera un crimen en cualquier estado de este país e incluso en la mayoría de los países extranjeros civilizados. Además, lo ha hecho delante de numerosos testigos, algunos de los cuales querrían verla colgando del extremo de una soga. No sé si es consciente de ello o si le importa lo más mínimo; allá usted con su conciencia si la tiene. Pero nos ha puesto a todos en una situación extremadamente difícil. No soy bueno con las leyes, aunque sé que no podemos ajusticiarla sin más. Lo correcto sería esperar a llegar a Coldforge y entregarla a la justicia; si logramos mantenerla a salvo de linchamientos hasta entonces.

El hombre se aleja un par de pasos y se sienta en el suelo. Su lenguaje corporal muestra una intención de rebajar la amenaza sobre la mujer, al igual que sus palabras:

—Sin embargo, yo no estoy dispuesto a convertirme en el carcelero de nadie. Ni poseo la autoridad para ello, ni mi conciencia me lo permite. Si estuviéramos en Boston yo mismo subiría al estrado como testigo contra su acto de cobardía; pero estamos en medio de ninguna parte, acosados por el hambre y los peligros y Dios sabe que sus revólveres son mucho más útiles que la bocaza inmunda de Jochane. De modo que le propongo un trato antes de dejarla en manos de la señorita Doughan: Jenny, como guía de esta caravana la dejará libre esta misma noche, tanto si esa rata de albañal muere como si no. Nuestros guías, los hombres de Millay, la señorita Parker y yo nos encargaremos de que ninguno de los partidarios del herido trate de tomarse la justicia por su mano aprovechando que irá usted desarmada. Cuando lleguemos a nuestro destino dejaremos a su libre albedrío qué opciones tomar: entregarse, huir, ignorar las consecuencias… Esa parte ya no me incumbe.

A cambio yo me encargo de custodiar sus armas, que le entregaré diligente en cuanto sea necesario o la señorita Doughan me lo ordene. Estarán en mi carromato, con mi familia. Ya sabe dónde es —esto último lo deja caer con un evidente tono de advertencia—. La alternativa a todo esto es dejarla atada en el interior de una carreta y esperar a ver si llega viva a Coldforge. No aceptaré ninguna otra proposición ni arreglo entre ustedes —concluye mirando a Jenny Doughan.

           - Por favor Jack ayude al señor Newberry a mi a acostar al señor Jochane en el lugar que le indique, que yo trataré de asistirle para salvarle la vida!       Creo que tu puedes ser de mas ayuda Sarah!      Harry, Rubens y Jules cuando aseguren bien a esa estúpida loca de Ellen por favor traten de ponerse de acuerdo con el señor Douglas y nuestros guías para armar una guardia alrededor de nuestro campamento por seguridad, por que como bien ha dicho la joven vaquera rubia pudimos llamar la atención de  gente peligrosa! -     Dijo con voz alta Meave asustada por el herido y lo peligrosod ela situación mientras que su mente maquinaba como ayudaba a dirigir al grupo de colonos para falicitar la supervivencia de la mayoría, entonces se acercó a los guías para proponerles con voz baja:

          - Disculpen por favor por esta absurda situación!    Nunca pence que Ellen fuese tan peligrosamente intratatble!    Creo que el resto de los colonos nos tendremos que unir a las labores de vigilancia o los preparativos para partir tan pronto el señor Jochane este físicamente preparado para partir, claro si ustedes estan de acuerdo ya que son mas  experimentados, pero debo decirles que lo que acabó con ese pueblo es demasiado peligroso y cercano como para quedarnos mucho tiempo por aquí parlamentando!   Eso y que además de una turba que fácilmente colgará a esa mujer pistolera que sin justificación suficiente mato a sangre fría a un hombre desarmado, esa misma turba puede matarse después entre si por comida si no nos acercamos a otro pueblo de cmino a Colforge para reabastecernos 

Guarda silencio durante el discurso de Anderson, no le interrumpe

¿Dios lo sabe? Oh sí, claro...

- La alternativa no parece muy prometedora para nadie - sin oponerse al ofrecimiento de Doug de desatarla - pero no voy a renunciar a mis armas, podría decirte que sí pero acabaría desarmando a alguien y haciendo alguna tontería para recuperarlas... es lo que hay - lo dice como si no hubiera remedio posible a eso - y si me dejáis atada me voy a cabrear y si me desato por mí misma seré un problema... y no quiero serlo - el tono no es ni intimidatorio ni de advertencia, más bien el de un relato conocido - como he dicho: matame o sueltame, pero no digas que he disparado una sola vez si no ha sido en defensa propia o por provocación... 

Newberry, Meave y Jack tienden a Jochane sobre una manta basta que sacan del mismo carro. El empresario pierde el sentido para el resto de la noche, a lo que Josiah aprovecha para hurgarle sin necesidad de causarle más sufrimiento. Se quedará un buen rato examinándole.

Los hombres de Millay hacen caso a su patrona y marchan para ayudar a Jenny y Doug.

Cuando Ellen y Doug terminan, Jenny se queda mirando al suelo por unos minutos, valorando la situación.

—Está bien, Anderson —se agacha para desatar a Ellen— Mira Hardin, te dejo dos opciones: te comportas y aceptas que te llevemos hasta el pueblo desarmada, o te meto un tiro —dejó pasar unos segundos mientras la miraba a los ojos, intentando averiguar sus intenciones. Las palabras de antes y la sinceridad de sus ojos no terminan por convencerla, pero la desata.

Sea como fuere y pasara lo que pasase esa noche, la caravana no podía detenerse estando tan cerca de su destino.

[Música recomendada]

Ya ha pasado una semana desde que cruzásteis la frontera con el territorio de Wyoming. El invierno, irremediablemente, os ha terminado pillando. Las laderas y caminos están empezando cubrirse de una fría capa blanca, y aunque habéis tenido que soportar alguna pequeña ventisca, no es el fin del mundo. Se os ha dificultado el trayecto con las primeras nevadas, pero habéis cumplido con el itinerario. Quedan poco menos de unas horas, media jornada, hasta por fin llegar a Coldforge.
Pero no todo ha ido según los planes. La escasez genera hambre, el hambre desesperación, y la desesperación desinhibe para hacer lo que sea con tal de satisfacer las necesidades. Los blancos de los robos han sido principalmente Martha Welsh, los Anderson y los Allister, pero es la viuda la más afectada. La mujer tenía una actitud de absoluta vergüenza en su rostro demacrado, cuando acudió a pedir ayuda a Gideon, Susan y Sarah. Aquellos que representan un objetivo más débil suelen ser los más afectados. Entre varios se ha conseguido descubrir a uno de los culpables (mas no a todos): un hombre de familia de uno de los carros, nadie con quien hayáis compartido tiempo alguno. Argulló como excusa el estado de su mujer e hijo, pero Jenny fue intransigente: en cuanto la caravana llegue al pueblo, será puesto a disposición de la ley, junto a Ellen.
La forajida, por su parte, va junto a Jenny en su querido Bonito, desarmada. Doug lleva su carro más o menos al principio de la columna, guardando poder hacer lo necesario si fuese preciso. Meave y Sarah van en sus respectivos carros más atrás, casi a la cola. Alguna podrá ver a Newberry examinando las curas que le hizo a Jochane. Dos tiros limpios, por suerte para el bigotudo: uno en el bazo y el otro cerca de la columna. Aún no se sabe si podrá volver a caminar, por lo que para Ellen se puede considerar una pequeña victoria; que por otro lado, la forajida ya se encuentra en perfectas condiciones de salud.

Avanzáis sin prisa pero sin pausa. Aprovecháis cada hora de luz que tenéis, y justo a última hora de la tarde será cuando lleguéis. Mientras, charláis, reflexionáis, pasáis el tiempo admirando el poco verde que puede verse entre la nieve. Cualquier cosa que os mantenga con ganas.

—Hace un frío que pela, Dios mío —dice Gideon mientras se frota sus flacuchos brazos— Menos mal que trajimos las pieles, ¿eh Susy?

La viejilla le dedica una sonrisa a Gideon, que le sonríe de vuelta. Sarah lleva el carro, cubierta con una manta de lana bastante cómoda. Meave ha hecho que su gente se ponga en puntos clave de la caravana, anticipando cualquier posible ataque: Jules y Duncan junto al carro de su patrona, casi a la cola; Harry a la mitad de la columna, a la izquierda y Jack a su misma altura, a la derecha. Jenny no presta atención a nada que no esté delante de ella, cosa que suplía Drew con su mirada atenta y algo paranoica. Sin embargo, desde aquel día en que volvió el padre, no se ha separado de él en ningún momento. Ellen complementa un poco el papel de ayudante, aunque supone Jenny que de mala gana y porque no le queda otra. Los revólveres de la forajida, su rifle y cuchillo están en una pequeña saca en el carro de los Anderson, como habían quedado.
Y es precisamente Samuel Anderson quien rompe la monotonía para su padre, preguntándole con cierta emoción (aunque también con algo de fatiga por hambre) sobre lo que que ha decidido Doug para cuando lleguen a Coldforge.

—Si al final toma el encargo de la señora Millay, querría poder ayudarle a construir —mira hacia Doug, esperando una respuesta.

Ha sido una semana realmente dura para Douglas Anderson.Se había arrepentido una y mil veces por haberse ofrecido a custodiar las armas de Ellen Hardin poniendo en peligro las vidas de su familia. También, aunque en menor medida, por haber hecho algunos enemigos entre los que quisieron colgar de un árbol a la pistolera. Coldforge ya está en el horizonte y no ve el momento de poder llegar y separar su camino de algunos miembros de la caravana.

Cuando su hijo Samuel le propone ayudarle en el trabajo Doug se sorprende, pues en ese preciso instante la deriva de sus pensamientos le había llevado al contrato con Meave Millay.

—Así que al final te has decidido a ayudar a tu viejo —le sonríe a su hijo—. No te preocupes. Si la cosa sale bien creo que voy a necesitar todas las manos disponibles. Espero que a no mucho tardar el cartel de "Anderson & Son, Builders" pueda verse desde cualquier entrada a Coldforge.

Hardin no había vuelto a hablar ni con la viuda, ni con los niños de la viuda. A menudo se dedicaba a observar durante horas el carro de los Anderson con desconocidos pensamientos aunque para tranquilidad de Doug no se había acercado demasiado: si eso era bueno o malo... cada cual tendría que decidirlo por sí mismo. 

Ellen se adelantaría ligeramente de vez en cuando para valorar los caminos: ¿cuantos carros habían pasado recientemente? una ciudad grande debía recibir suministros más a menudo, una pequeña no estaría muy transitada ¿cuantos caballos? ¿con herraduras o sin ellas? Los caballos que recorrían largas distancias se herraban, por contra los caballos de trabajo o los que no salían a grandes distancias solían dejarse sin herrar.

La información no la iba a compartir salvo que le beneficiara de algún modo, eso estaba claro y a tan poca distancia de Coldforge ya podía considerar su contrato cumplido así que nada le ataba a aquella gentuza desagradecida.

Reconocer el terreno sería difícil en medio de las nieves, pero tomándose su tiempo, Ellen conseguiría averiguar que el lugar (si aún existía) no parecía estar muy poblado. También parecen recibir visitas muy esporádicas tanto de carros como de caballos.

Detenida o no, Ellen también era persona y tenía que comer como los demás, me acerqué al carro en el que iba a llevarle el desayuno tal y como habíamos pactado al comienzo del viaje - vaya, veo que aquello de que me enseñes a disparar con las pistolas llevará su tiempo ahora - trataba de rebajar la tensión, al fin y al cabo, no había tenido ningún problema con aquella mujer ni con nadie de la caravana y eso era un beneficio a la hora de tratar con todos.

También les llevaba comida a Martha y sus hijos, así como organizaba las comidas con el resto de la gente de la caravana para conocer las necesidades más acuciantes entre la gente, aquello era una forma de prevenir los robos, también de conocer a la gente.

Desconocía lo que sucedería cuando llegásemos a Coldforge, no había estado presente durante los disparos y tampoco tenía antipatía con Ellen, tampoco con el señor Jochane.

Ellen era rencorosa por naturaleza, pero la buena memoria era tanto para lo bueno como para lo malo, no se olvidaría de que la vaquera cumplía con su parte... al menos no se olvidaría en lo que le quedara de vida, claro. 

- Bueno... si traes un par de revólveres... - propuso, estaba claro que bromeaba, pero tenía que decirlo - les pone de los nervios que sepa disparar mejor que ellos - aseguró, mientras recogía el desayuno, en tono de confesión - eso es todo.

Le tentaba intentar convencerla, prometer que no intentaría desarmar a la vaquera si se acerca con su rifle solo para darle algunas instrucciones... pero acabaría haciéndolo y no se merecía pasar ese mal rato. Dejó que se fuera sin entretenerla más.

                 - Buenos dias señor Anderson!    Como se  encuentra su familia y usted?     Despues de todos los riesgos que hemos corrido juntos hasta comienzo a estimarles a ustedes por recordarme un poco a mi ... familia! -     Dice la viuda Millay haciendo un esfuerzo por contener una lagrima, que limpio con un pañuelo purpura de seda mientras que se acercaba junto al Señor Rubens, quien la espero a unos metros para dejarlos hablar con mayos discrecion mientras protegia a la distancia a su jefa, entonces Meave continuo diciendole a Doug mientras que le sonreia y acariciaba la cabeza a Samuel con delicadeza:

            - Sin lugar a dudas es un chico encantador su hijo!    Disculpe si escuche su conversacion y me entrometa en lo que no me incumbe pero si fuera mi hija ... yo tambien le enseñaria orgullosa mi ... oficio, pero primero le mandaria algunos años a la escuela para que se preparase un poco mejor para la vida, ya que parece tener muy buenos valores desde su casa!   Pero mientras usted lo decide le recuerdo que  mi propuesta para que realice algunos trabajos conmigo sigue en pie siempre y cuando usted y yo tengamos una platica acerca de lo que sucedio en Credence, ya que para mi y mi personal* a quien trato de cuidar como mi familia siempre sera importante asegurar el ... perfil de cada uno de mis nuevos contratados, espero que usted me entienda ... pero despues de lo sucedido con la señorita Hardin ...yo en lugar de su esposa realmente estaria muy asustada de mantener a resguardo su ... valioso par de ... pertenencias, tanto por usted como por su familia! -     Termina por decir la mujer de negocios con una sutil sonrisa mientras que toca su sombreso en señal de respetuoso saludo en espera por un momento de sus respuestas, mientras que saca su abanico para refrescarse

—Mire, señorita Millay —Doug mira a la mujer con ojos cansados y el ceñor fruncido—, la educación de mis hijos es cosa de mi mujer y mía. Dudo mucho que en Coldforge vayan a recibir mejor formación académica de la que ahora mismo poseen. Deje de preocuparse por mi familia. Se lo agradezco pero no es necesario. Respecto a nuestro acuerdo —hace una pausa y saluda a Jules Rubens tocándose el ala del sombrero—: por mi parte sigue en pie bajo las mismas condiciones que acordamos al inicio de la travesía. Lo que sucedió en Credence no tiene nada que ver con mi oficio, de modo que no tengo que darle explicaciones de ningún tipo. Usted estuvo allí, vio lo que hice y escuchó lo que dije.

El frío atenaza los ánimos tanto como los cuerpos, pero con la idea en mente de unas horas más de camino, el leve calor del interior de cada una y cada uno se mantenía.

Samuel escuchaba la conversación de su padre con la posible futura patrona, pero sus ojos se terminaban por desviar poco a poco hacia un lado de la escena.

—¿Qué es eso, padre? 

Pasarían tan solo unos segundos entre las palabras del chaval y el disparo que se sucedió. Doug podría notar cómo casi esa bala le daba en la cara. El viento se intensificó por unos segundos justo al lado de su moflete derecho y su oreja. Giraría la cabeza con rapidez hacia el lugar donde se sentaba su hijo, ahora inmóvil. La cara estaba prácticamente intacta, con la salvadad de un evidente agujero un poco por encima de su ojo izquierdo. Molly, a la par que todo el mundo en la caravana se situaba frente al disparo, se asoma con gesto de estupor, confirmando sus peores temores. La sangre del chico se aplastaba contra la lona del carro. Molly gritaba.

Jules recogió al galope a Meave y la llevaría consigo lejos del carro de los Anderson. El resto de colonos se pondría en guardia o simplemente se esconderían ante el ataque. Jenny frenaría al oir el disparo y cargaría su carabina, dándose la vuelta en su yegua y corriendo a un lado del camino para divisar a los atacantes.

Doug volvería a girar la cabeza en unos segundos de incredulidad, solo para ver una figura oscura esconderse tras un montículo nevado a bastantes metros de distancia.

Ellen ya echaba mano al cinto cuando recordó que no llevaba sus armas

- Me cago en Dios... - atinó a murmurar antes de espolear a Bonito en dirección al carro de los Anderson

Desmontaría del lado en que el carro le ofreciera cobertura* para luego intentar entrar a por sus armas, dudaba que en la situación actual nadie intentara detenerla. 

Estaba atendiendo a los caballos después de llevarles la leche a los hijos de Martha y a Ellen cuando regresaron de nuevo los disparos. Ésta vez no provenían de nadie de la caravana sino de otros, forajidos, asaltantes... quién sabe porqué le habían disparado al hijo de Anderson pero lo habían hecho, corrí hacia el carro - ¡rápido todos al suelo, agachad las cabezas! - Susan sabía que iba a por la escopeta, así que, se levantó para dármela.

Busqué una zona donde me pudiera cubrir bien a la vez que disparar contra los asaltantes. Una vez allí cargué el arma, apunté y cuando vi a uno de aquellos criminales, disparé.

Se hace el caos en unos pocos segundos. Quien tiene armas va corriendo a por ellas o busca un lugar desde el que cubrirse y disparar. Quien no, se oculta e intenta pasar el ataque de la forma más segura posible.

Ellen alcanza el carro de los Anderson mientras observa la terrible escena. Un Doug paralizado y una Molly destrozada no parecen estar en condiciones de oponerse a que la forajida recuperase sus armas.

Sarah comienza a disparar con su carabina, dándole a uno de los atacantes en el pecho, mientras se levanta de detrás de un montículo para abrir fuego. Este pega un grito atronador que confirman el acierto y, más que nada, que le ha tenido que perforar algún órgano importante. Desde luego no se le volverá a ver durante el resto del combate.

Otro de los tipos, tras ver a su hombre caer, pega un par de gritos rabiosos.

—¡¡HIJOS DE PUTA!! ¡VOY A MATAROS A TODOS, ASESINOS! —Aparte del tono, se puede adivinar un deje de lamento, como si realmente pareciese sentir un dolor colérico, más que simple ira.