Partida Rol por web

Como si de un calambre se tratara Nerea aparto la mano del joven cuando la apoyo para tranquilizarle. Sus mirada se volvió confusa durante un instante, pero no tardo mucho en reaccionar. No había sido aposta, quizá la pregunta de que había ocurrido había provocado que su poder se activase solo, pero el caso es que ya no necesitaba respuesta por parte del joven. Ya lo habia visto y no era el muchacho quien tenia que responder a las preguntas.

Concentrada en ayudar a Sara a desatarlo no se percato de lo que ocurría en la azotea hasta que no vio a la otra muchacha que venían a rescatar con la sien manchada de sangre siendo trasportada por aquel pequeño portal que se había generado .- ¿Pero qué...?- Se limito a musitar antes de que Bishop diera las ordenes de retirada. Iba a ayudar el chico a bajar por las escaleras, pero justo delante de ella Laura tropezó y cayó al suelo.

Confiando en que Sara ayudaría al muchacho no necesito nada más que escuchar la razón que dio su compañera caída para correr hacia ella y ayudarla a levantarse.- Te ayudo, vámonos de aquí.- Ya que no había podido ayudar de casi ninguna manera en aquella trifulca quería hacer algo y si era aportar un hombro a quien había salvado a los muchachos no pondría pega alguna.

Los gigantescos hombres tatuados seguían peleándose entre sí. Así que pudieron escapar sin muchos problemas. Primero lo hicieron Sara, Laura y Nerea y después el resto. Descendieron las escaleras de incendios sin problema y cuando llegaron al lugar del mecanismo bajaron como pudieron pero lo hicieron.

Por suerte, no habían llamado la atención de nadie, y a pesar de  ser el centro de Madrid, aquella escalera de incendios daba a un lugar suficientemente aislado como para que nadie les viera. Minutos después de la huida giraron por un callejón que daba a Preciados, una de las calles más principales del centro de Madrid. Estaba concurrido de gente que no hacía más que mirar al cielo. Estaba claro que las luces que habían emitido los tatuados y las antenas volando entre los tejados había llamado la atención de decenas de curiosos y se habían acumulado por allí.

Javier y María iban poco a poco recobrando el conocimiento pero incapaces de tenerse en pie. Estaban doloridos y cansados, pero como la mayoría. Ahora tan solo tenían 15 minutos andando hasta los coches. Solo que ir con una mujer con la cabeza sangrante y un chico medio inconsciente no era el mejor panorama para pasear por Sol, y menos con todo lleno de turistas y madrileños. Y aún menos con los problemas que tenían los metahumanos en esa sociedad de mierda que se había creado.

Bishop cargaba como podía con Javier, ayudándole a andar, a paso lento... seguro.

- Vamos amigo, tenemos que salir de aquí. Necesito que hagas un último esfuerzo y me ayudes a llegar a los coches para escapar de aquí.

Seguir andando, mirando al frente...

- Chicos - Dijo Christian al resto - Caminad decididos, como si nada. Si alguien pregunta decir que hay metahumanos en el corte inglés, que están destrozando todo y hay que escapar... quizá tengamos una oportunidad si no nos paramos - 

Seguir andando, sin pararse a mirar lo que podía venir detrás.

Como esos tipos sin cerebro seguían peleandose entre si parecía que el grupo empezaba a replegarse lo que a Sara le pareció una magnifica idea. Cristian apareció al lado de Sara para cargar con Javier lo que fue de mucha ayuda ya que para ella sola sería imposible hacerlo.

Sara se colocó al lado contrario de Javier para estabilizarlo al caminar y dar más apariencia de normalidad.

Salgamos de aquí cuanto antes.

Andrew siguió cargando a la chica del pelo cobrizo con delicadeza mientras apartaba la sangre de su rostro e intentaba cubrir la brecha con su propio pelo.

Bishop dejaba caer normas de conducta para ayudarnos a llegar hasta los vehículos e huir. Seguía con ella cargada, mientras su rostro denostaba cierta preocupación, como sería la preocupación lógica de un chico al que su chica se desvanece e intenta llevarla a un centro sanitario. O como sería la situación, si una chica es golpeada por una antena por no saber controlar un proyectil al lanzarlo.

Las palabras no volvieron a hacer aparición en los labios del chico bestia, aquel semblante de preocupación y culpa lo dejó mudo mientras seguía avanzando a la vez que de vez en cuando miraba hacia arriba en la azotea como el resto de gente en la calle, como queriendo averiguar aquello que todos observaban, sin tener la menor idea lo que había pasado.

Con la mente en otro tiempo María soñaba. Las muñecas, unidas tras la nuca de Andrew, intentaron girar respondiendo a un movimiento imposible de completar estando maniatada y la cabeza buscó un hueco estable entre la mandíbula y el hombro del chico bestia replicando un gesto natural en su mente. No contaba con el rastro de barba que diferenciaba claramente al Padre de su sueño de aquel que la sostenía en brazos en el presente e instintivamente volvió a alejar la cabeza como pudo mientras que su sueño se desmenuzaba a medida que el presente cobraba forma y usaba su dolor físico para desdibujar los recuerdos.

No es miel tibia.

No lo era, como había creído sentir, pero aun así era cierto que algo tibio se resbalaba desde un punto concreto que parecía que le latía con más fuerza que el corazón. Gruñó y frunció el ceño entre dolorida y molesta. Entreabrió los ojos pero su vista no se enfocó, requería mucha energía y se sentía demasiado cansada. Demasiado somnolienta. La mirada vagó por los rasgos de Andrew antes de saltar a lo que podía ver a su alrededor, a las chicas, a los otros dos. Se mareó cuando intentó concentrarse y se rindió a lo que fuera que tuviese que pasar. Los párpados le cerraron casi del todo otra vez y dejó que Madrid y los viandantes pasaran como el paisaje que se ve desde un coche que va por una carretera especialmente accidentada mientras que las voces a su alrededor eran solo ruido de fondo que poco a poco se volvía más nítido.

Por cada cinco o seis traspiés o pasos arrastrados, Javier conseguía hacer un paso normal, dando la sensación de que ya iba a caminar como debería; pero volviendo a tropezar ligeramente haciendo de lo que podría ser un paseo normal una auténtica pesadilla. Caminaba casi crucificado, con un brazo por encima del hombre de gafas y otro por encima de la chica que intentaban sacarle de ahí.

-Lo intento -dijo a ese desconocido que le ayudaba, pero en realidad no dijo nada solo un gruñido de dolor al intentar mover la mandíbula que le habían roto y volvía a ese esfuerzo extraño.

¿Por qué se habría metido en ese lío?. Por su estúpido odio hacia los matones y ahora tenía la cara hecha un cromo, a duras penas era consciente de por donde iba por culpa del dolor y seguro que se habría convertido en un objetivo para esos tipos enormes.

Lo has hecho de puta madre -consiguió decir una voz en la cabeza- si lo que querías era morir, claro está.

Demasiadas miradas... cualquiera podría identificarlos, o un curioso sacar una foto. Laura no pisaba cámara, era ella la que hacía las panorámicas, y verse en esta posición le resultaba incómodo. La pierna ya iba mejor, con una pequeña cojera.- Gracias, Nerea.

Lo bueno es que quizás podría hacer invisible a uno de los susodichos, lo malo es que la escena de ir cargando un fardo invisible quizás no era aconsejable. Y si fallaba ... entonces si aparecerían en portada. Dios, se imaginaba a sus tías haciendo cuchicheos por su tierra. Le daba grima. No quería ver a su familia tras aparecer por la televisión.

Que nadie me reconozca, coño, por favor, si hay un idos ahí arriba, que no me reconozcan. Ya tengo suficiente con ir con el grupo de superhéroes más novato que pueda existir, al menos que no oiga un comentario de los del tipo de mi prima Raquel: "¿que tal las practicas de heroina, eh? ¿Haces algo o te drogas mucho creyéndote que salvas el mundo?

Probablemente la parte de las escaleras seria la que mas dificultad entrañaría a la hora del escape. Con los dos jóvenes mutantes heridos y sin poder caminar por su propio pie y las prisas debido al desconocimiento del tiempo de escape que tendrían , el camino hacia los autos iba a ser cualquier cosa menos tranquilo.

- Ahora si seria un buen momento para que sonara la alarma de incendios...- Pensó en voz alta mientras ayudaba a su compañera que cada vez parecía poder caminar mejor. Por un momento pensó seriamente el separarse del grupo, entrar en el edificio y buscar uno de los activadores típicos de alarma pero por desgracia Nerea no tan atrevida como para hacer aquello.

Prefería mantenerse junto a sus compañeros por si ocurría cualquier cosa ser... ¿Util? No realmente esa era la escusa que se daba, la realidad era que simple y llanamente no tenia valor para entrar corriendo en el edificio y provocar que una multitud de gente confundida saliera corriendo de allí. Podría crear mas heridos de los que le gustaría, la gente actuaba sin importarle el resto en aquellas situaciones. Lo había sabido en el bar de copas antes de que el joven explotara y lo sabia ahora de la misma manera.

Sin emitir una palabra mas continuo ayudando lo necesario para que la pequeña cojera que Laura aun tenia no retrasara mucho al grupo. El parking done habían dejado los coches no estaba demasiado lejos.

Pocos segundos de llegar a la calle principal, Nerea sintió como su vista se proyectaba un poco más allá. A pocos metros podría ver como una mujer estaba haciendo entrevistas en la Plaza de Sol. No parecía ser nada relevante, pero quizá salir en la televisión con aquellos chicos heridos no fuera lo más recomendable dada la situación...

Lo mejor sería tomar una de las calles menos transitadas aunque el camino se alargara un poquito más...

Al bajar por la calle Preciados en dirección a la Plaza de Sol, un par de policías nacionales vieron al extraño grupo que se acercaba. Uno de ellos seguía mirando a las terrazas, mientras se comunicaba con la central con el walkytalky, mientras tanto el otro les daba el "alto" al grupo.

¡Alto ahí! Dijo analizando a los dos chicos heridos y al grupo que lo llevaba. Sin duda había terminado llamando la atención, algo que a nadie le iba a sorprender.

¿Qué les ha pasado? ¿Están bien? ¿Llamamos a una ambulancia? Preguntó preocupado y haciendo que el resto de turistas curiosos se pusiesen a mirarles. Luego un par de japones que también pasaban por allí empezaron a hacer fotos a los dos agentes y al grupo que había detenido. Para ellos era como un espectáculo occidental. 

Seguía caminando con sus compañeros absorta por lo que podía ocurrir en vez de lo que estaba ocurriendo, no fue hasta que el policía les dio el alto hasta que reacciono.

Oh.- Exclamo al ver a los agentes, el inicio de su expresión había sido de sorpresa pero intento variarla a un tono aliviado.- Gracias a dios.- Dijo mientras se acercaba aun sujetando a Laura.- Allí arriba hay dos tipos peleándose.- Dijo de forma apresurada, el tener poca resistencia física y haber bajado las escaleras deprisa mientras ayudaba a caminar a Laura hacia que estuviera ligeramente sofocada, lo cual daba mas realismo.- Tienen unos…¿tatuajes? No sé algo que brilla, se están lanzando cosas y golpeando… ¡Han lanzado una antena y le han dado a mi amiga!.- Dijo señalando a la chica que habían venido a rescatar.- Él ha intentado separarlos pero le han dado un puñetazo y han seguido peleando, son peligrosos.- Continuo mientras se referia al otro muchacho que habían rescatado.-Creo que son de esos metahumanos que han surgido últimamente.- Argumentó intentando salir del paso de aquella situación.- Aun queda gente ahí arriba, te…tenéis que ayudarles.- Insistió mientras tartamudeaba por la falta de aire y señalaba a la azotea de “El corte ingles”. 

En cuanto los policías propusieron llamar una ambulancia nego con la cabeza de forma rápida y seca.- No, no pienso quedarme aquí a esperar una ambulancia. Esos tipos podrían explotar como paso en Argüelles y no quiero estar aquí si ocurre, tienen que desalojar el centro y...-Respondió con rapidez y de forma nerviosa hasta interrumpirse a sí misma. Sabía que los poderes no funcionaban así, pero confiaba en que aquello pareciera comprensible, querían salir de allí lo antes posible y el argumento del miedo por aquellas personas podía ser totalmente valido.-Tenemos los coches cerca, podremos llegar antes al hospital que esperando a la ambulancia. ¡No voy a quedarme aquí esperando ver como mi amiga se muere por culpa de esos mutantes!.- Dijo una vez más haciendo referencia a la muchacha de pelo cobrizo que llevaba Andrew colgada al cuello. Quizá aquello había sido excesivo, pero había que lanzarlo todo sobre la mesa.

Intento seguir caminando con la esperanza de que los policías no intentaran detenerlos.  Su dirección no era directa hacia sol para después ir a Sevilla, donde tenían los coches, si no que era tomando una calle paralela. Era bastante menos concurrida y llamarían menos la atención, sin contar lo que habia visto que podían encontrar en sol. Confiaba en que sus compañeros la siguieran el cuento que acababa de inventar. Si los policías les detenían no intentaría zafarse, una cosa era parecer nerviosa y preocupada y otra muy diferente seria el desobedecer las órdenes de la autoridad.

Ir recobrando gradualmente la consciencia de sí misma y de lo que había ocurrido era lo peor (bueno, quizá lo peor no pero sí era bastante malo) que le podía pasar. Le dolía todo el cuerpo en general y la latente herida abierta de la cabeza en particular, el calor no ayudaba ni tampoco el miedo, que tras lo ocurrido casi podía considerarlo una certeza, de haber salido de la sartén para caer en el fuego.

En su mente se volvía hacia uno de esos señores policías tan preocupados y respondía de forma fluida pero la realidad fue que antes de conseguir hacer el esfuerzo de abrir la boca y emitir un sonido que se pareciese a "hablar" una de las chicas se adelantó con bastante más acierto que ella y, por un momento, María dejó el tema de hacer varias cosas a la vez para hacer solo una.

-En la terraza-asintió, acompañando con voz pastosa el gesto de Nerea al señalar hacia el Corte Inglés, y el movimiento fue como si el mundo entero se moviese de arriba a abajo. Se arrepintió en el momento y cerró los ojos haciendo una mueca.

- Yo soy médico, tengo en el coche equipo de primeros auxilios para hacerles una cura que los mantenga estables hasta que puedan ir al hospital.  -

La voz de Bishop sonaba contundente, directa y segura... aunque con su más que claro acento americano.

- Arriba hay mas heridos agentes, están arrojando objetos muy pesados y golpeando a la gente en el interior del centro comercial. Ya he avisado al hospital universitario y están esperando a estos chicos. En cuanto los estabilice vendré a ayudar con el resto. Las ambulancias y el resto del personal no deberían tardar más de diez o quince minutos. -

Sin más se colocó al chico mejor y prosiguió caminando. No quería arriesgarse a usar su poder y que saliera mal... ellos no eran la amenaza, no deberían de ser sospechosos a primera vista.

Joder, como siempre, la poli aparecía para dar por culo y ralentizar todo en su afán de saber lo que era y, si la chica de pelo corto morena tenía razón, hacer explotar la calle Preciados sería mucho más impactante que lo de Aegüelles.

No pudo evintar intentar reír y convertir el sonido en un quejido de dolor ante las palabras de su porteador con gafas. ¿Médico? ¿En serio? ¿Y no podía darle un calmante? Más le valía que fuera una mentira porque en ese momento un calmante de caballo para el dolor sería lo mejor que habría pasado en todo el puñetero día.

El movimiento de "colocarse la carga" del mismo hombre de gafas hizo que a Javier se le movieran los sesos, de esas veces que parece que hay demasiado hueco entre el cráneo y el cerebro, y además el dolor le recorriera toda la cabeza. Otro quejido salió de su boca mientras que continuaban su camino hacia los supuestos coches.

El chico bestia seguía portando a la chica de pelo cobrizo, cuando la policía hizo su acto de presencia. La cara de Andrew mostraba preocupación al pararse; la chica necesitaba ser atendida. Pero entonces, cuando entre Nerea y Bishop arreglaban las cosas con escusas ante los agentes, la chica empezó a desperezarse de un sueño que la dejaba entre el murmullo y la inconsciencia.

Andrew miró hacía la azotea donde los metahumanos seguían combatiendo; mientras la chica pelirroja rompía su silencio con aquellas tres palabras que salían lentas y heridas. Las grandes manos de Andrew peinaron el pelo de ella intentando consolarla mientras le decia tras un leve susurro.- No te esfuerces, princesa... Cuando estés bien, podrás hablar todo lo que quieras, pero ahora descansa.

Andrew vió como Nerea y Bishop avanzaban, tras sus explicaciones. El chico bestia, tomó fuerzas antes de seguirles el paso, pero antes de ello, miró a los agentes y dijo.- Tengan cuidado... esos dos metahumanos, pueden acabar con un ejército. Necesitaran ayudan, no dejen que sigan haciendo daño a otros como a ella.

La miró con pena, por la culpa que sentía, y comenzó a andar, y tras sus compañeros mientras decía a la chica.- Estate tranquila, estamos cerca del coche, en nada te atenderán de los golpes. Espero que no tengas más que una brecha...- Aquel deseo era cierto, esperaba que aquel golpe con la antena no le supusiese más que un dolor de cabeza. Sino la culpa sería mayor.

Efectivamente, no se iba a librar de las cámaras. El flash de un japones curioso le cayó deslumbrando sus ojos. Mierda, se acababa lo de usar poderes salvo para sobrevivir, no iba a salir mi careto en todas las portadas de los periódicos. El resto se pusieron a dar excusas baratas. Ella prefería ponerse a temblar, ir encogida, y que nadie preguntase por ella, cuanto menos la recordasen mejor.

Lanzó un suspiro de aprehensión. No, tenía que colaborar. De alguna forma- Yo- dejo un poco de silencio- agente, gracias, pero, quiero irme. Me ha llamado mi madre que si estoy viendo las noticias, alguien está grabando un alboroto en el edificio del corte inglés. No me ha pasado nada, pero si no llego pronto a casa y la llamo desde el fijo, puede que a la pobre le vuelva a dar un infarto, si le digo que estoy en el hospital seguro que se angustia. Y si la cuento... No terminó la frase, lanzó un par de bocanadas de aire rápido ¿Por qué la gente quiere hacer daño a otros? Mi amiga no se lo merece- dijo con un hálito de voz, mientras miraba a la chica de cabellos melosos.

Agachó la cabeza, y caminó rápido. El agobio era real, y ella simuló a los actores que tantas veces grababa, un poco de verdad hacía más creíble una mentira.

- Está bien, circulen. Dijo uno de los policías que miraba hacia el cielo para ver si podía distinguir algo. El otro se metió en el coche patrulla y empezó a dar un comunicado por radio que no pudieron oír. La mentira de Nerea, junto con la colaboración de sus compañeros, había colado perfectamente, lo cuál les daría cierta ventaja para salir de allí.

Bishop y los demás continuaron con la mentira de Nerea, haciendo que la bola creciera más y más y pusiera más nerviosos a los agentes de policía. Quizá no era necesario, pero para cuando se dieran cuenta ya estarían suficientemente lejos como para que tuvieran que preocuparse por ellos.

Los chicos avanzaron por una calle paralela que indicó Nerea. Sería mejor dar un rodeo por las calles secundarias que ir por toda la plaza de Sol llamando la atención. El problema era que el centro de Madrid, en verano, era un hervidero de gente por cualquier calle.

De pronto un sonido metálico y muy potente se escuchó a varios metros de allí. Y después comenzaron los gritos y los chillidos. Algo estaba pasando en al calle Preciados. Un minuto después se escuchó una pequeña explosión, o un petardo, o quizá ¿un disparo? Y tras él, los gritos comenzaron de nuevo. 

Los agentes de policía habían empezado a disolver la zona, pero ellos solo eran dos y el resto era mucha gente, iba a ser una tarea muy complicada hasta que llegaran los refuerzos.

En ese momento, la antena que Andrew había tirado contra María había caído al suelo matando a una chica de apenas doce años. El impacto desde tanta altura había caído sobre una joven que iba junto a sus padres y que no se había enterado de lo que estaba pasando. Junto a la antena había caído uno de los hombres tatuados.

Uno de los policías le apuntó con su pistola y cuando los tatuajes de éste empezaron a brillar, el agente tuvo que disparar por temor a una nueva explosión como la de Argüelles. Los gritos y el pánico que surgieron en ese momento empezó a crear una estampida de gente por toda la calle. 

Habían picado los policias, por suerte, aunque seguían cayendo los flashes. Laura suspiró aliviada, parece que iban a librar ... y entonces empezaron los gritos. ¿Qué demonios? Se acercó a Bishop, y le cogió de la mano. Empezó a susurrarle.

- Voy a intentar saber que está ocurriendo en esa calle, y saber por donde podemos huir. Pero mientras lo haga, no seré consciente de lo que ocurre a nuestro alrededor. Sujétame y si se ponen las cosas feas, dame un tirón fuerte o un pellizco para que haga que mis sentidos vuelvan para acá, mi visión y audición van a darse una vuelta por Preciados y más adelante de donde estamos.

Por un momento se sintió atrapada, como en aquel incendio. La situación le aceleró el corazón. no quería que se repitiese, que se salvase ella y que otras personas importantes muriesen- Y por favor, cuida del resto. no quiero que nadie más muera.- Una lágrima resbalaba, mientras empezaba a sollozar. Se secó la cara con la mano y se distanció de su cuerpo, Si seguía pensando en lo que había perdido, entonces no podría continuar.