Partida Rol por web

Carla maldijo para si, no tenía fuerza para hacerlo en voz alta. Nerea le presionaba la herida, la presión le dolía, lo cual era bueno, porque si dolía es que estaba viva, tambien ralentizaba el sangrado, pero aún así la situación no era buena, si las atacaban en ese estado, serían blanco fácil.

-Tratare...algo...atacan...- Carla trataba de crear algo que durará un tiempo y que pudiera ayudar a Nerea a defenderse o atacar.

Ulises perdió ligeramente el sentido cuando al caer al suelo tuvo la mala suerte de hacerlo de tal manera que su cabeza chocará con uno de los cascotes. Al cabo de unos largos segundos consiguió despertar y aunque su cabeza ya estuviese cerrada, notaba la sangre aún templada humedeciendo sus cabellos.

Miró a su alrededor para ver en qué situación se encontraban. Comprobó que se estaban tomando en serio el destruir a su copia malvada pero mientras tanto sus compañeros estaban teniendo graves problemas. No acudió a ayudar a Eugenia al ver como Rebeca intentaba sacarla de la zanja donde estaba metida, AJ con sus rayos tenía con qué atacar y defenderse pero cuando vio a Carla su semblante se ensombreció. Tenía pinta de estar gravemente herida y solo tenía a Nerea a su lado. Decidió acudir a ella para cubrirla de hacer falta.

- Estoy aquí, estoy aquí - dijo notablemente nervioso cuando vio más de cerca la herida de Carla. La sangre cubría todo su abdomen y Nerea trataba de cortar la hemorragia. - Me pondré en medio si vienen... Carla, no te duermas, estoy seguro de que puedes con esto. - animó a la joven rubia mientras instintivamente le dio un par de toques en la mejilla. No podía permitir que la chica callera dormida porque había riesgos de que no despertara. No dudaría en ayudar a cortar la hemorragia junto a Nerea.

Ulises y Nerea estaban tratando de ayudar a Carla a que su hemorragia no continuase. Ambos estaban desesperados pues podía apreciar como Carla poco a poco iba perdiendo la consciencia. Juntos unieron sus manos y confiaron en que aquello fuera de utilidad. Al menos en las películas siempre decían eso de "apretar" para evitar que siguiese sangrando. Mientras tanto la pobre Carla continuaba gastando sus últimas energías en materializar objetos que no tenían sentido y que apenas duraban unos segundos.

Cuando Nerea tocó las manos de Ulises pudo ver una breve visión del futuro. Era exactamente la misma situación, pero de las manos de Ulises salía un resplandor dorado y la herida de Carla desaparecía. Era como si su poder se pudiese extender a los demás provocando que estos se regenerasen. ¿Era posible que Ulises aún no fuese consciente de ese poder?

Desgraciadamente, segundos después, la herida de Carla pasó al cuerpo de Ulises y fue éste el que empezó a desangrarse, pero a penas un minuto después la hemorragia cesó y volvió a curarse como si nada de eso hubiese pasado. Quizá Ulises pudiese curar a los demás, pero tendría que sufrir el dolor que los heridos estaban padeciendo.

Rebeca se lanzó hacia la grieta por donde Eugenia había caído, pero cuando llegó vio como Eugenia se elevaba por ella como si se tratase del mismísimo Magneto de los X-Men. Había logrado utilizar sus poderes para volar y moverse por la sala sin problema. 

Al mismo tiempo, de los ojos de AJ brotaron un par de rayos que electrocutaron al instante a la copia de Ulises provocando que ésta se desvaneciese al momento evitando así que pudiera seguir cubriendo al resto de imágenes.

Una copia menos quedaban tres.

AJ vio como Eugenia salía volando de la grieta que su compañera había creado y fue entonces cuando decidió lanzarle un par de rayos eléctricos por los ojos. Pero la mujer del bate fue capaz de esquivar ambos rayos sin ningún problema gracias a su recién adquirida capacidad para volar.

Eugenia vio como su homóloga era capaz de volar, ella intentó hacer lo mismo pero fue totalmente incapaz y frustrada decidió concentrar todo el peso de la gravedad sobre ella para vengarse sin ningún éxito. Era como si Eugenia fuese capaz de controlar perfectamente su peso e ignoraba cualquier atracción que la gravedad ejercía sobre ella.

Rebeca vio como ahora Eugenia era inalcanzable y como Carla, Nerea y Ulises estaban prácticamente fuera de combate. Solo quedaba en pie AJ y decidió lanzar una grieta sobre él, pero ésta vez no sirvió de mucho pues sus poderes no reaccionaron como estaba acostumbrada. Algo la había sucedido que no había sido capaz de comprender.

Si la joven ya estaba confundida por toda aquella situación y las visiones que se entremezclaban en su mente, el último mensaje recibido por el comunicador la dejo helada. Únicamente el comentario de Ulises pidiendo a Carla que no se durmiera la hizo reaccionar.

Miró la herida de la joven y posteriormente a Ulises. Y tras un momento de duda le tomo las manos y las acerco a la herida de Carla.- Pu…puuedes absorber sus heridas hacia ti.- Dijo mientras colocaba las manos del hombre encima de la herida tal y como había visto. Durante unos segundos se quedó mirando sin que nada ocurriera y finalmente giro su mirada hacia Ulises.

Puedes salvarla, lo harás.- Dijo mientras intentaba hacerle comprender lo que acababa de ver.-Te he visto hacerlo. Inténtalo, sálvala, esa herida en ti se regenerara…-Instó a Ulises que lo intentara confiando en que lo que había visto era cierto. Le había visto traspasar la herida de Carla a su propio cuerpo y aunque doloroso durante un momento para él, no era una herida mortal como para su compañera.

Los ojos de la joven estaban húmedos, sabía que cada segundo que pasaba la vida de Carla se marchaba y sin el refuerzo de Chaman y los que habían quedado atrás Ulises era el único que podía hacerlo… Aunque no supiera cómo.

Algo había ocurrido en el interior de aquel agujero cuando Eugenia trataba de simplemente planear, incapaz de saber si podría volver tan fácilmente por donde había venido. Las voces en su cabeza comenzaron a parlotear excitadas, era incapaz de saber qué coño estaba pasando pero vio un gran destello blanco y notó un fortísimo pinchazo en la mandíbula. El dolor le hizo quedarse sorda y ciega por unos instantes, algo recorrió todo su cuerpo causando un cosquilleo singular, y cuando volvió a abrir los ojos, allí estaba, levitando sobre el agujero por el que había caído, casi rozando el techo con su coronilla. Las voces le habían dado una tregua y se sentía bien, JODIDAMENTE BIEN, hasta que vio a Pétalo sangrando mientras Cactus y Ulises trataban de hacer algo por ella. Eugenia no era de utilidad para ellos en esa esquina, así que volvió a encarar a los dobles malignos que aún quedaban y trató de dirigirse, tan rápido como pudiese contra el falso niño del metal. Aparentemente había hecho el amago de freírla pero algo no había salido como quería, así que no tenía por qué andarse con chiquitas.

Impresionaba la cantidad de sangre que embadurnaba las manos de Ulises y Nerea en el intento desesperado de parar la hemorragia. Pero no era suficiente, poco a poco se estaba llevando la vida de Carla sin que pudieran evitarlo. — ¡Carla! ¡Vamos! — Alzó la voz para llamar la atención de la débil joven, como si eso la hiciera espabilarse mágicamente.

Tan dedicado estaba a su tarea que no se dio cuenta de lo que quería hacer Nerea, lo tomó totalmente por sorpresa pero logró ejercer  algo de fuerza para evitar zambullir sus manos en plena herida. — ¿Qué estás diciendo? — Preguntó con el ceño fruncido y con el corazón a mil por la situación. Sinceramente, no se creía lo que estaba diciendo, lo veía más como una suposición que como una realidad hasta que recordó el poder que tenía Nerea.

La mirada de Ulises se vio inundada por un par de dudas e inseguridades. — ¿C-Cómo? — Nunca fue un chico inseguro, siempre contó con suficiente confianza en sí mismo y autoestima dado a su optimismo natural. Sin embargo esa situación le estaba superando, y no era lo mismo confiar en sus habilidades cuando las conocía y las tenía dominadas que cuando no. — N-No sé, no sé cómo hacerlo. —murmuró volviendo su mirada en la herida. Si Nerea lo había visto, entonces le saldría, ¿no? Eso pensaba, pero la pregunta era… ¿cómo? Se sentía asustado pero sobre todo presionado porque ahora dependía solo de él que salvara a Carla o que muriera.

Finalmente se decidió, no tenía otra opción, quería ayudar, quería salvar su vida por lo que posó sus manos directamente en la herida y no supo hacer otra cosa que concentrarse en ella. Su poder era pasivo, así que nunca había tenido la necesidad de “usarlos”. Cerró fuertemente los ojos a la espera de que aquello funcionase.

AJ respiró aliviado al ver que la copia de Ulises se había desvanecido ante su último ataque. Así, al menos, evitarían tener a alguien que se emplease como escudo humano para bloquear los ataques que dirigían contra las otras copias.

No quedaban muchos adversarios a los que hacer frente y el joven metalero prefería no arriesgarse a atacar a su homólogo, pues ignoraba cómo funcionaría sus poderes enfrentados. ¿Lo achicharraría como a todos o sólo serviría para recargar su eléctrico cuerpo? Por ello, se enfocó en la copia de Rebeca, sabiendo que podía ser bastante peligrosa.

-Lo siento, Terremoto -masculló, mientras se disponía a arrojar un rayo contra la copia maligna de su compañera.

Rebeca no pudo evitar suspirar de puro alivio al ver salir flotando de la brecha a Eugenia, se permitió incluso una vaga sonrisa al contemplar lo segura que parecía. Hubiese sido complicado gestionar haber sepultado a uno de ellos, aunque fuese indirectamente. Frenó sus pensamientos en seco, no era el momento, todavía quedaban algunas copias y debían pararles los pies antes de que hiciesen más daño al grupo o intentasen ir de nuevo a por Carla, Ulises y Nerea.

Observó bien la situación, quedaban tres, parecía que la chica flotante iba a ir a por AJ por cómo lo miraba. O iba a por alguien o intentaba distraer al personal, cosa que no le parecía demasiada buena idea con aquel fuego cruzado. El metalero la sacó de dudas. 

Lo siento, Terremoto.

 - Asegúrate de freírla bien -contestó tajante, no había duda en su voz, ya sabía a por quién iría ella. Miró fijamente a la copia del bate, que por algún motivo parecía confusa.

No había tiempo, pero no quería hacer daño a nadie más, tal vez, si se concentraba lo suficiente... como el día de la moto, si pudiese simplemente dirigir algo de su poder hacia ella, lo suficiente sólo como para que le cayese un cascote encima, solo a ella, tal vez saldrían de aquella. La miró fijamente y se concentró,sintió su poder tirante de nuevo, esta vez no se podía permitir que actuase desbocado.

Carla tenía atendiendo sus heridas a Nerea y a Ulises, su último pensamiento  antes de desvariar y casi desvanecerse por completo había sido para ayudarles con alguna creación, pero apenas había empezado a concentrarse,  perdió la capacidad de hacerlo y de pensar racionalmente, así que  su poder fue guiado por sus sentimientos y pensamientos confusos. De pronto apareció en su mano una botella de "Jack Daniels" vacía, solo un par de segundos, para luego desaparecer. 

Carla estaba pálida por la pérdida de sangre, parecía ya un cadáver, aunque su débil respiración y su lucha por abrir  los ojos cada vez que Ulises o Nerea le llamaban indicaba que todavía estaba viva, aunque a saber por cuanto tiempo. Entonces en sus manos apareció un peluche de color beige y marrón, una especie de perro con unas orejas más grandes de su cuerpo, era pequeño y en el pecho del peluche bordado el nombre de  "Huggi". Aquel peluche duro más tiempo que la botella y Carla lo agarro con fuerza los segundos que había existido. 

Dicen que cuando estas a punto de morir, ves pasar tu vida ante tus ojos,  puede que sea el último recurso de la mente para atarte a la vida, era posible que Carla estuviera viviendo eso en aquel momento, pues estaba claro que no le quedaban más que unos cuentos segúndos de vida, ya había cerrado sus ojos y no los abría.  Aunque su corazón todavía parecía latir débilmente, y cada latido nuevo era una victoria para Carla. 

Ulises no llegaba a entender lo que Nerea le estaba pidiendo, hasta que finalmente se decidió y colocó las manos tal y como le había pedido que hiciera. Y se concentró. Pero estaba tan agobiado, asustado y nervioso que nada sucedió. Necesitaba tranquilzarse, relajarse y ser capaz de tener claro lo que quería hacer y aquella situación no invitaba a hacer nada de eso. 

Justo en ese momento, Carla dio su última bocanada de aire y con un fuerte dolor se retorció sobre sí misma y quedó inconsciente. La vida de la muchacha se escapaba ante la mirada de sus compañeros. Si Chamán no era capaz de llegar hasta allí, tendría que ser Ulises quien se esforzase al máximo para poder salvarla*.

Mientras la rubia se debatía entre la vida y la muerte, AJ, Rebeva y Eugenia trataban de luchar contra las copias que aún quedaban en pie. 

Eugenia voló por la sala y rápidamente golpeó con un pie más pesado de lo normal en la boca de AJ. El impacto fue bastante fuerte enviando al muchacho contra la pared y haciendo que la copia se desvaneciese al instante. Pero la chica voladora sintió un terrible dolor en su pie, una potente descarga eléctrica la daño, entumediciéndole toda la pierna y provocando que perdiera su estabilidad y se precipitase contra el suelo recibiendo un duro golpe en la cabeza. Eugenia había quitado de encima a una de las copias más peligrosas pero le había costado muy caro.

Una copia menos, quedaban dos.

Mientras tanto, AJ lanzó un fuerte rayo contra la copia de Rebeca, que logró crear una columna de piedras que frenaron el golpe y le sirvieron de escudo. Había logrado esquivar el rayo sin mucha dificultad. A continuación se agachó para tocar el suelo y crear así lo que sería un posible contraataque.

Finalmente Eugenia logró modificar el peso del cascote que estaba a punto de caer sobre su cabeza y lo agarró con las manos como si no pesase nada para después lanzarlo sobre su copia. Su homóloga no fue capaz de manipular el peso del cascote que se precipitó contra ella golpeándole de nuevo en su ya herida cabeza.

A Ulises se le acumulaba el trabajo, no había terminado de sanar a Carla cuando Eugenia empezaba a tener que luchar para evitar perder la consciencia.

—No sé, no sé, no sé. — Se puso nervioso aun manteniendo los ojos cerrados al notar que no sentía ni un ápice de dolor. Sus manos continuaban en aquel charco de sangre que bañaban sus manos. Abrió sus ojos y miró a Nerea, como si ella pudiera darle una respuesta, algún consejo, la solución a su incapacidad de sanar a Carla. Entonces ésta pareció reaccionar, pero no como él hubiera esperado.

Más confundido de lo que ya estaba, observó como la rubia creaba objetos inútiles como una botella de alcohol vacía o un oso de peluche. Pero no importaba eso pues la vio cerrar los ojos definitivamente y eso auguraba lo peor de lo peor. Los de Ulises estaban abiertos de par en par, contemplando el rostro níveo de Carla, el rostro que perfectamente podía ser de una muerta. Y tampoco se equivocaba, estaba a punto de ser el de un cadáver.

— ¡Carla! ¡Despiértala!— Gritó a Nerea sin despegar su mirada de los cerrados de la que se debatía entre la vida y la muerte. Ya no había más tiempo. Volvió a cerrar los ojos y respiró profundo varias veces. — Va a salir. Tiene que salir bien. — murmuró para sí mismo. Estaba intentando llamar a su esencia natural, su persona que se había perdido en el inicio de aquella pesadilla.

Recordó entonces cuando su madre le decía de pequeño que  los pensamientos negativos atraían cosas negativas. Que era un hecho, y aquella lección fuese o no cierta se le quedó bien marcada. Aquello fue lo que marcó su personalidad desde entonces y lo que le fue convirtiendo poco a poco en un joven muy positivo, el apoyo de sus amigos y familia en los peores momentos. Tenía que hacerlo regresar como fuese. Solo pudo recrear en su mente a una Carla recuperada, sonriente y abrazada a ese peluche desconocido que había creado segundos antes. 

Antonio dejó escapar una maldición al ver la rapidez con la que la copia de Rebeca levantaba un muro de rocas que frenó la intensidad de sus rayos, impidiendo que pudieran alcanzar a la chica al usar las piedras como escudo. Era peligrosa y sabía cómo defenderse. Sin duda, iba a ser todo un reto para el metalero.

-¡Va a ser difícil freír a este clon, Rebeca! -le dijo a su compañera, dirigiéndole una rápida mirada-. Acabemos primero con la otra. No podrán protegerse de dos ataques a la vez.

El heavy había visto que Eugenia había caído con un fuerte golpe en la cabeza, dejándola malherida. Aquello le dejaba a él y a Rebeca como los dos únicos metahumanos de superpoderes ofensivos con capacidad para luchar contra las copias. El muchacho sabía que era arriesgado que tratasen de centrar todos sus esfuerzos en derrotar a la Evil-Eugenia para dejar sola a la Rebeca malvada, pero era la mejor opción que tenían de reducir el número de copias contra las que se hallaban combatiendo.

Concentrando su poder en los ojos, trató de lanzar dos rayos en dirección a la copia de Eugenia.