Partida Rol por web

Remiel tampoco aparece, pero no está con Sveinn. Está en un sitio extraño, bastante oscuro y desordenado, del que consigues notar poca cosa ya que la única iluminación es la que viene del cuerpo de la sheele.
No está en problemas ni nada, solamente está quieta, parece estar viendo algo.

No hay nadie más allí, está sola.

¿Remiel… donde estas?.- Pregunto mentalmente.- Creo que el inquisidor ya dejo la academia, ven a clase si quieres almorzar.- Me quede centrándome en el alrededor de Remiel, si la respuesta era positiva respondería.

Pero no llego respuesta por su parte.- ¿Remiel? Le dare tu comida a la chica nueva…- De nuevo no hubo respuesta. No me gustaba la idea de que no respondiera habiendo visto antes a inquisidores en la academia. Preocupada me levante.

-Esto… Yuri, no me esperes para comer, tengo que hacer... unas cosas.- Digo cuando me acerco a su mesa para instantes después salir por la puerta dejando sobre mi mesa el paquetito con la comida que había traído preparada de casa.

Hanako abandona el salón, sale corriendo sin esperar a nadie, y dejando su comida sin tocar encima de su mesa.

Al poco rato de comenzar el receso, el sitio de Keira se ve asediado por la mayoría de los chicos de la clase, acribillando a la joven con todo tipo de preguntas y de diferentes niveles de incomodidad. Dónde vive, qué le gusta hacer, cuáles son sus comidas favoritas, cuándo es su cumpleaños, si tiene novio, y un largo etcétera.

—Lideras una banda de matones como Grosse?

—Cuáles son tus medidas?

Sita, que entonces se había acercado un poco a Yuri, le tiende un brazo con el gesto de pulgar hacia arriba, y como siempre, sin variar en absoluto su expresión.

—Estuviste muy guay. —baja de nuevo el brazo. Debe referirse al tajo aéreo y a la caída estrepitosa.

La otra compañera de clase Natasha Kursinska está sentada cerca de ellos, y en su cara se nota un poco de extrañeza ante el comportamiento de Sita. Pero leda poca importancia y se dirige a Yuri.
—Quiénes eran esas dos personas que estaban ahí abajo? No eran profesores. —Le pregunta con seriedad. —Y qué pasó con el frikazo?

—Sobre ese tipo... —Otra muchacha se mete en la conversación, es otra que se trajo el almuerzo de su casa y lo está comiendo, es un bocata sencillo. Se la nota un poco adolorida, pero es de esa clase de personas que no les gusta que los demás se percaten de eso. —Fue extraño, la silla salió disparada hacia mí, pero no vi lo que la movía. Cuando alguien usa magia, una persona dotada debería poder verla, o al menos sentirla, pero este no fue el caso. Su habilidad para ocultarla debe ser increíble.

La gente te mira, unos se extrañan, otros no te hacen ni caso, y por allá alguno te grita que no corras en los pasillos.
Pero no importa, tú sigues corriendo. Llega un momento en que doblas una esquina y das con un pasillo con bastante menos gente, pasando cerca de donde se encuentran las salas de los clubes.
Sigues de largo. Remiel no está aquí, está cerca, pero no aquí mismo. Está en la puerta de más allá.

Cuando te concentras en lo que pueda estar viendo ella, solo ves penumbra, las luces allí deben estar apagadas. No hay nadie ahí, y Remiel no se mueve. Es una habitación un tanto grande, y ella está sentada sobre un sofá. Sobre el respaldo de un sofá, mirando hacia la pared. No distingues bien, pero la pared parece tapizada con cosas.
Y ya te estás empezando a agotar de tanto correr, tal vez sea bueno seguir caminando o empezarás a sudar, pero... de verdad hay prisa? O no la hay? Remiel no se ve en peligro, al menos el peligro no se ve. No es bueno si el peligro no se ve.

El pasillo por el que vas ahora está completamente vacío, y lo único que se mueve es una de las cortinas debido a la brisa que entra por una ventana abierta. Pero Remiel te preocupa más que esa cortina en este momento.
Finalmente llegas, a una puerta de madera que tiene clavado con chinchetas un papel que dice "Club de los Insectos" escrito con letras grandes que se pueden notar desde lejos. La puerta está abierta y entras, lo primero que haces es encender la luz, el interruptor está justo ahí al alcance de la mano nada más pasar.

Lo primero que notaste al entrar, y antes de prender la luz, es un olor a humedad que te hizo picar la nariz y casi estornudar, fue un ataque muy sorpresivo y no estabas preparada, que hubiera una habitación tan poco cuidad en esta mansión tan prolija.
Es una sala espaciosa, pero gastada. No es desordenada, es gastada. No hay polvo en los sofás que tienes en frente tuyo, pero son muy, muy viejos, o al menos se han usado bastante. A la mesita que está entre ellos parece que le han sacado brillo hace poco, pero la madera tiene ya sus años de todas formas y eso se ve.
Más adelante hay un escritorio con montones y montones de papeles encima, libros y demás cosas que se podrían encontrar sobre un escritorio.
Por las paredes hay estanterías con libros y revistas, y armarios bien grandes que posiblemente tengan ropa dentro, o estén vacíos, sería raro que tuvieran ropa, pero bueno. También encuentras una mesa con una máquina de hacer café.

Remiel está sentada en el respaldo de uno de los sofás, mirando a la pared. No lo habías notado hasta ahora, pero las paredes están empapeladas con dibujos. Son dibujos hechos a lápiz. Dibujos de personas, de edificios, de cosas... notas que algunos tienen mucha mejor calidad que otros, van desde ilustraciones alucinantes a garabatos que parecen de un niño, y todos allí puestos de manera aparentemente aleatoria abarcando gran parte de la pared izquierda. Los dibujos enseñan lo que parece ser partes de una ciudad, pero sin personas ni automóviles, solo calles vacías y oscuras, edificios no muy diferentes a los de cualquier otro pueblo grande, pero por alguna razón se sienten lúgubres.
Uno de los dibujos capta tu atención por ser diferente al resto. Este no muestra ni edificios ni gente, sino un pilar decorado de manera extravagante, rodeado por tres pilares más pequeños. En el grande hay un reloj cargado de símbolos, inscripciones y demás cosas que jamás has visto. El reloj tiene la aguja corta en el doce, y la larga apenas unos milímetros hacia la izquierda, envuelta con una cadena negra y un conjunto de palomas blancas.

Pero eso no es lo que está mirando Remiel, quien ha notado que llegaste y te mira por encima del hombro, con la boca entreabierta y una expresión que no suele verse en su rostro despreocupado y fanfarrón.

La haces a un lado para ver, y se te seca la garganta diez veces más que estando delante del inquisidor.

Es otro dibujo de una persona. El rostro no se ve bien, pero es claramente una mujer, con una sonrisa gentil. No, no se ve bien, pero tú la ves bien. Es imposible no verla bien. Cuánto hace que no la veías? Diez años? nueve? once? Más o menos. Pero no es ella, es un dibujo.
Tu mente es invadida por recuerdos bonitos de la niñez, que se despiertan al ver esa imagen. Pero no, es imposible. Debe ser una persona que se le parece mucho.

Y cuando tratas de quitarte de la cabeza los pensamientos raros y convencerte de que no, ves a los pies del dibujo, "Natsuki" escrito en yamato.
Remiel no dice nada, parece que está en la misma situación que tú en este momento y sintiéndose igual, como si ustedes dos fueran la misma persona.

Cuánto tiempo hace que estás ahí?

En determinado momento oyes unos pasos fuera en el pasillo, que tras tanto silencio te han dado un sobresalto importante. Los pasos vienen hacia aquí, y ahora oyes voces, son más de una persona.

Mis ojos se pusieron en blanco durante la presentación cuando los chicos demostraron que aún no habían terminado la adolescencia. Esperaba no tener que volver a soportarlo, pero tras varias horas de clase, la primera de ellas casi infumable y que carecía de cualquier atractivo para cualquiera que no fuera un dotado o un entusiasta de la magia, la situación fue a peor.

Salvo Yuri y alguno que otro, todos, todos y cada uno de los chicos de la clase me rodearon. Ante sus preguntas, que oscilaban entre lo banal y el acoso sexual, mi respuesta fue un absoluto silencio mientras mi mente divagaba en otras cosas. Pero nada, allí seguían.

Viendo que Hanako se iba, aunque no fuera por las mismas razones, yo también decidí largarme de aquel pequeño círculo del infierno que se había formado a mi alrededor e irme hacia el comedor para almorzar en paz. O llevarme una bronca de la subdirectora, que tampoco sería tan malo comparado con aquello de lo que me libraba.

Al fin había llegado el receso de las clases y aprovechando que la profesora me había sacado fuera de la clase pude concentrarme un rato en recuperar mi ki más rápidamente. La presencia de los inquisidores y que se dediquen a preguntar por la escuela por un usuario de matrices me da mala espina y no me gusta la idea de estar sin fuerzas para utilizar mis técnicas de ser necesario...

Ya en el receso varios de los compañeros de clase se dirigen a Keira mientras que otras vienen directamente a mí. Mi salida a escena y el resultado de la primera vez que utilizaba mi nueva técnica habían sido realmente satisfactorios, pero la caída había sido demasiado estrepitosa... tendré que mejorar eso, supongo

Pues el hombre es seguro que es un inquisidor.- Espeto inocentemente a Natasha sin percatarme que era muy probable que muchos de los presentes podrían tener miedo al respecto.- La chica parece que era su aprendiz, al menos me recuerda a como me trataban en el dojo cuando entrenaba bajo la tutela de mi padre y abuelo... Y el frikazo ese ya no nos molestará más, tranquilas.- Les sonrío. No quería decirles que había muerto. Si no lo habían visto era mejor que pensasen que simplemente se había llevado una paliza y no volvería a aparecer por aquí. Cuantos de los presentes puede que estén acostumbrados a saber de alguien cerca de ellos que pierda la vida en combate? Y además a manos de un inquisidor... eso podría causar el pánico entre los compañeros e intentaría impedirlo dentro de lo debido _{(si, se que ya la lié diciendo que había un inquisidor)}- Puede que fuese un mentalista como mi hermano.- Contesto a la última chica que me habló.- Es como si tuviesen poderes mágicos, pero utilizan algo que llaman matrices para utilizar su poder... Los hechiceros en si no sienten las matrices como zeon, por lo que es invisible para ellos también.

Aunque sigo con la conversación con tranquilidad hay algo que me tiene realmente inquieto. Hanako se había largado sin tan siquiera tocar su comida... Estaba demasiado tensa con la presencia de los inquisidores y no había visto a Remiel en un buen rato, era muy probable que hiciese que esta se escondiese para no ser encontrada, pero en el receso suele estar a su lado comiendo... Me preocupa, pero le daré 5 minutos de margen antes de ir a buscarla y llevarle la comida. No puedo estar siempre encima suya protegiéndola, pero si en 5 minutos no llega iré a buscarla sin demora y asegurarme que está bien.

Mi mente se queda paralizada nada ver la imagen. ¿Realmente era ella? No, no podía ser ella... pero el nombre lo dejaba claro... Pero si era ella ¿Que hacia dibujada ahi? ¿Cuanto tiempo habia pasado desde... aquello?Unas pequeñas lagrimas empezaron a aflorar recordando aquel tragico dia.

Aun colapsada por aquella información que me había llegado escuche unos pasos fuera del pasillo. Venia alguien. Estaban hablando, una de las voces... ¿Era Cross? Que mas daba, no me importaba que viniera gente, seguro que continuaría por el pasillo y si entraban tendrían que responder un par de cosas.

Despues de un momento paso la manga de mi uniforme para secar las lagrimas que se me habian escapado.-¿Rem... como has descubierto este sitio?.- Pregunto mientras sigo mirando aquella imagen sin conseguir sacarme ninguna expicacion clara de la cabeza.

Viendo tu manera de responderles, tus compañeros van cediendo y dejan de molestar, aunque notas que a una pequeña porción de ellos parecen gustarle ser tratados con esa indiferencia guay que emanas, y te siguen un poco por el pasillo intentando invitarte a almorzar con ellos.

La cafetería parece un restaurante familiar bastante acogedor, el suelo cubierto por una alfombra y las paredes tapizadas, mesas y sillas muy bonitas haciendo juego, y un gran ventanal con cortinas que permiten el paso de la luz, pero no tanto del calor, por lo que el ambiente es agradable.
Una señora mayor que parece un carlino se dedica a vender amablemente sabrosos bocados a los alumnos.

Entonces cuando te sientas notas de refilón un brillo en la ventana junto a la pared. Miras allí pero no hay nada. Jurarías que se trataba de una persona, pero debe de haberse movido rápido, o tan solo estás viendo cosas.
Nadie por allí parece haber notado esa presencia, pues cada uno está en lo suyo.

Mientras comes se empiezan a acercar dos muchachos a tu mesa, ambos trayendo bandejas con comida.

Uno de ellos lo único que tiene en la bandeja es una montaña de piruletas, de las que coje una y le da un mordisco y se sienta frente a ti. Es feo con ganas.
—Yoh —te saluda con un gesto con la cabeza —a ti no te conozco.

El otro se sienta a tu lado, lleva gafas de sol y un pompadour considerable. Cuando deposita su bandeja en la mesa saca una peineta de su bolsillo.
—Nos ha parecido raro que no tengas compañía —dice sonriendo, con un destello brillante guay en su incisivo derecho.

Por ahora no ocurre nada fuera de lo normal en la cafetería, y ya no hay señales de aquello que percibiste.
En una mesa de más allá hay una muchacha de espesa melena negra y gafas que disfruta sola de su sopa de fideos, pues no hay nadie allí cerca en un radio de tres metros.
En otra ves a un daevar que está bañando exageradamente en salsa de soja su arroz, y los que le rodean ponen cara de asco.

—Que es un... perdón?! —las reacciones son las esperadas. La chica casi se atraganta.

—Qué hacían aquí? Estarían buscando al frikazo, no? Y si dices que ya no molestará más... ee... —prefiere pasar a otro tema, y centra ahroa su atención en la comida, pero le cuesta llevarse el bocado.
—Creo... creo que me pondré a repasar para la clase que sigue.

El comentario no ha pasado desapercibido, se empiezan a oír murmullos alrededor.

—Ajá... he oído un poco sobre los usuarios de matrices, pero no me he cruzado con ninguno todavía. Nunca imaginé que uno de nuestros compañeros de clase resultara ser uno.
—En esta escuela la mayoría somos personas dotadas, el resto solamente está por refugio o para estudiar y aprender sobre lo que no se enseña en otros sitios. ...Y bueno... —te señala con su bocata en la mano —tu caso. Tal vez te pida algún día que me enseñes a hacer eso que has hecho, debe de ser muy útil para defenderse del peligro.

Ya hace un minuto que Hanako salió corriendo.

—Yo... no... no lo sé... —la ves como asustada, pero lo que en realidad está es confundida —...estaba deambulando luego de que el tarado aquel me diera muchas cosas deliciosas, y este pasillo me llamó la atención, y... bueno, me dio curiosidad...
—Quién es esta persona? Me asusta. Siento como si la conociera, pero... no sé, —se envuelve a sí misma con sus bracitos, nerviosa —es un sentimiento algo perturbador.

...

Las voces se oyen más cerca ahora, así como los pasos. Uno de ellos es evidentemente Cross, quien habla. —_{Bien, ya aseguramos que no hay vacíos. Ahora solo hará falta que Na... mo...mento, silencio.}
Hay una pausa. Los pasos se vuelven a sentir, pero no las voces.

Pasos apresurados que llegan hasta la puerta y se abre de par en par.

Cross aparece con Elicia y Lyon, y se produce un silencio incómodo.

Elicia y Lyon se ven preocupados, ambos se miran de reojo y luego miran a Cross, quien está tieso y espantado. —Ha llegado otra persona! —Grita. —Hay que separarse!
Los otros dos siguen en silencio, mirando a Cross, y se miran de nuevo, como si no supieran qué contestar. Arquean las cejas y agachan la cabeza, suspirando.
—Rápido! N..—Va a seguir hablando, pero Lyon enseguida lo sujeta del brazo y se lo lleva. —Pero qué haces?

Le murmura algo a Elicia y cierra la puerta, dejándola sola a ella contigo y Remiel.

...

—Es...to...
Te hace una sonrisa, pero es imposible no darse cuenta de que le preocupa algo. —Cómo estás? Haaas... has venido a ver el club? —No te mira a ti sino alrededor, como si estuviera buscando algo.

Ella es... mi madre, quien... te trajo.- Respondo con un hilo de voz.- Pero no tiene sentido que este aquí dibujada.- ¿Habría estudiado aquí? Si, esa podía ser la respuesta mas fácil pero... ¿Porque estaba allí colgada? No entendía nada.

Estaba tan aturdida por todo aquello que no me di cuenta de como llegaban Cross, Elicia y Lyon hasta que abrieron la puerta. Me gire hacia ellos sorprendida. No esperaba que entraran. Cross parecía haber entrado en shock pero me limite a mirar sin comentar nada. No quería nada de el, pero Elicia y Lyon se habían portado bien conmigo. No quería mostrarme maleducada con ellos.

Niego  durante un momento con la cabeza a la pregunta de Elicia.- No, venia buscando a Rem.- Digo mientras agarro con el dedo índice y pulgar del cuello de la camisa a esta y la deposito en mi hombro. Simplemente quería que dejara de mirar aquel dibujo tan fijamente.

-Se quedo embobada mirando los dibujos.- Explico mientras señalo con la mano. -Están muy bien hechos, mira, por ejemplo este...- Digo mientras acabo señalando a... Natsuki. Trago saliva durante un momento inconscientemente. Espero que no lo haya notado.- ¿Quien los ha dibujado? Están muy bien logrados.- Mis palabras, aunque había intentado mantener la formalidad casi habían tomado un matiz forzado, como si mas que preguntar estuviera exigiendo la respuesta.- Teneis una decoracion... "Curiosa" en este club.

Todavía ha pasado solo un minuto? Me estoy poniendo realmente nervioso por la ausencia de mi prima en el aula. No es algo muy normal en ella y mis sospechas me hacen pensar que estoy en lo correcto y que podría ocurrir algo indeseado, pero no puedo dejar que el resto vean mi preocupación, ya están bastante molestos con la presencia de la inquisición en el lugarNo creo que den muchos problemas. Después de todo parece que me han visto utilizar mis habilidades y no me han tocado mucho la moral no?- Comento sonriente para bajar un poco la tensión en el aula. No estoy muy seguro de que me hayan visto, pero fijo que habían escuchado por Floid lo que había hecho... pero ahora supongo que es problema de los profesores, que seguramente ya están enterados.- Y ante lo de enseñarte técnicas de ki... Por mi no hay problema, pero seguro preferirías cultivar algunas de las habilidades corporales que con entrenamiento todos pueden conseguir.- Sonrío.- Se puede vivir más del doble si dominas el ki, curar a la gente o incluso volar!! A mi abuelo le encantaba pasarse todo el día volando mientras luchaba contra los que retaban el dojo.- Estallo en una carcajada recordando como volaba a gran velocidad pero a ras de suelo para disimular y la mayoría de la gente pensaba que tenía un increíble movimiento de pies.

Por fin pude deshacerme de los acosadores de mi clase, y durante unos momentos creí poder disfrutar de un poco de tranquilidad hasta que dos nuevos individuos se plantaron en mi misma mesa, por supuesto sin molestarse en presentarse. El segundo en sentarse tenía pinta de ser un macarra tradicional, de esos que salían en las pelis viejas de motoristas. Tras un rápido vistazo, volví a centrarme en la comida.

Si se decidían a mostrar el debido respeto no tendría problema en darles algo de coba, de lo contrario me levantaría para ir a sentarme con aquella chica de la que todo el mundo parecía apartarse.

—Y cómo te llamas? —arranca otro trozo de piruleta, que mastica sin pudor alguno, haciendo ruido debido a la crocancia caramelosa —Oí que había un alumno nuevo, se trata de ti?

—Así que eres callada. Hmm... eso es un poco aburrido —ha puesto su silla demasiado cerca tuyo —Y tú no seas maleducado, Michael, debes presentarte tú primero.
—Mi nombre es Johnny —te rodea los hombros con el brazo —y muero de ganas por conocer el tuyo.

—Woooh! Johnny está al ataque! —hace un gesto de aprobación a su amigo —Deja algo para mí!

—Qué me dices? Te gustaría irnos a la terraza a conocernos mejor? —Su cara está tan cerca de la tuya que puedes sentir su aliento.

Viendo que se ponen pesados, te has levantado para ir con la chica marginada. Por supuesto que no se toman muy bien la indiferencia.

—Hah? Me estás ignorando? Oye!
Se levanta bruscamente de la silla y con las manos en los bolsillos y una postura encorvada te sigue de cerca. —Así que te crees la más chula del barrio, eh? Tienes alguna idea de quién soy yo? —pregunta con cara de pocos amigos, levantando el labio superior.

El otro también se levanta y camina tras su amigo, pero se detiene un momento después, un poco crispado.
—J-johnny, espera...

—Qué? —Los dos se frenan, Johnny ve que Michael está señalando a la muchacha que se sentaba sola en la mesa, que es hacia donde te diriges. —N...g...
—Nadie ignora a Johnny! Más te vale que vengas aquí para que pueda darte tu merecido! —Continúa con las amenazas, pero ahora lo hace desde una distancia prudencial, no se ha acercado un milímetro más. El otro tampoco.

La muchacha que comía apaciblemente su sopa de fideos lleva puestos unos pequeños auriculares en los oídos que no habías notado desde lejos y entre tanto cabello, que al estar sentada casi llega hasta el piso, y le cubre un tanto la cara. Su uniforme está muy desgarbado y le faltan botones, no trae el blazer y el lacito del cuello está sin atar. Su escote es descomunal, aunque un sujetador deportivo hace todo lo posible por ocultarlo.

—Hm...? —Nota tu presencia cuando estás cerca de su mesa, se quita uno de los audífonos y te mira, todavía con fideos en la boca. No notas mucha expresión viniendo de ella, un poco cara de pasota, tal vez.
No te impide sentarte frente a ella, ni tampoco te hace mucho caso, se vuelve a colocar el audífono y termina de succionar los fideos.

—Que no nos ignores! —los dos abombados siguen con sus amenazas, sacudiendo los brazos y gritando a un par de metros de ustedes, es como si un campo de fuerza invisible los mantuviera apartados —Jo*er... En cuanto te ponga las manos encima..! 

—No pienses que seremos flojos porque seas mujer, me oyes?!

"Y se ha pasado de confianzas, le pueden dar por culo a estos dos."

Sin mediar palabra, me deshice de su brazo, me levanté con mi comida y me fui a la mesa en la que estaba la chica aparentemente marginada. Sin embargo, al ver como reaccionaban, parecía ser que más bien le tenían miedo.

- Buenas - le dije por cortesía a la chica cuando, durante unos momentos, me prestó atención.

Parecía bastante normalita si no se tenía en cuenta su busto. No parecía tener ganas de interactuar, lo cual estaba bien para mi. No buscaba llamar la atención, pero al final parece que me ha tocado hacerlo, así que al menos tendría un poco de tranquilidad. Sin embargo, parecía que le miedo hacia aquella chica no le impedía a ese tal Johnny seguir con sus amenazas. Les dirigí una mirada animal a ese par de idiotas, ojos y colmillos afilados, y les rugí como un tigre.

- A ver si así cerráis el pico de una vez. Podríais emplear toda esa energía en aprender a comportaros como es debido, y ya que estamos renovar tu estilo, que hace más de 10 años que los motoristas no vestimos así. Y ahora, si me disculpais, me gustaría terminar de almorzar con tranquilidad.

—S-sí... es... lo es.—Incomodamente pasea la vista por el lugar, y luego, algo más aliviada se fija en ti para hablarte.
—Esos dibujos...
Por un momento duda si responderte o no. Aprieta los labios, y le tiemblan las manos. —Ee...
—Los ha hecho Cross.
Solo unos pocos están tan bien logrados como el de Natsuki, algunos no tienen tanta calidad, y hay otros en que ni siquiera es reconocible lo que está dibujado en ellos.
Elicia va hasta el escritorio y mira los cajones, y luego al armario que está al lado y se asegura de que la puerta esté bien cerrada.
—Bueno, em... —se vuelve a formar el silencio incómodo.
—Puedes estar aquí el rato que quieras, pero no emm... trata de no tocar nada, sí?
Abre un grifo que hay cerca de la cafetera y llena el recipiente con agua, mientras saca un filtro limpio de una cajita. —Quieres café?

Claramente Elicia es una persona dotada, percibes un aura mágica en ella, una que arde con mucho vigor.

—No, pero cuidado... —ya ha terminado su comida, se limpia las manos con una servilleta de papel y se levanta para echarla al bote de basura —si eran solo dos no van a ser tan tontos de intentar atacarnos, están los profesores, y el sujeto ese de cabello extraño... Corax, una vez lo vi pelear con un intruso y fue impresionante.
—No creo que estando él se atrevan a venir más cerca. Pero también es cierto que Corax no se apareció para echar al rarito este, habrá pensado que no era una amenaza grave?

Un minuto y medio ha pasado desde que Hanako salió del salón.

—Dices que se puede vivir más tiempo? Eso haría que valiera la pena el entrenamiento, se podría vivir más para poder entrenar más, me atrae esa idea, sí. —Comenta con una sonrisa llena de confianza.

—Hola gente. —El profesor Dorian aparece en la puerta y va hasta el escritorio, viendo que varios alumnos se ubican en sus lugares, hace un gesto con la mano, —no, no, no se sienten, que todavía es tempranísimo. Solo vine aquí para que no me vean dormir en la sala de profesores.
Se echa hacia atrás en la silla y se recuesta con las manos detrás de la cabeza, pero se endereza de nuevo. —Ah, por cierto, a alguien le sobró algo del almuerzo?
Ve la solitaria vianda de Hanako y la señala —eso de quién es?

Tras tus palabras, Johnny queda quieto y no dice nada más. Pero no está para nada tranquilo, sino más bien todo lo contrario. Se posiciona de costado, llevándose una mano cerca de la cara.

—N...! —Su amigo retrocede, se aleja de él unos pasos, muy nervioso. —Ha... ha insultado el estilo de Johnny...

—Qué... has dicho, mujer...? —La vena en su sien está que revienta, y habla en un tono muy cargado de cabreo.

—J-johnny, n-no! Vámonos! —Michael retrocede más, está al borde de salir corriendo. —Está allí también ella... la...

De pronto hace unas pantomimas con las manos, —Y UNA MIE*DA! —chilla —En todo caso es todavía mejor, Michael! Las aplastaré a ambas! —y junto a él aparece una enorme motocicleta en llamas, rodeada de un aura tenebrosa. —GHOST RIDER!! —grita furioso, vibrando las R más de lo normal, incluso para los estándares de un macarra.
La moto es enorme, y parece como si tuviera vida propia, hace un tremendo ruido que hace vibrar las ventanas.

La muchacha pechugona de gafas casi se atraganta con los fideos y tose, pero luego sigue comiendo tranquila. Notas que no está para nada distraída, se ha quitado el audífono del oído derecho y está oyendo lo que pasa.

Entonces sin previo aviso, como si estuviera siendo conducida por alguien invisible, gira el acelerador del manubrio y arremete a toda velocidad contra la mesa donde estás.
Se oyen gritos en toda la cafetería, alumnos corriendo y atropellándose entre ellos y volcando mesas y sillas.

- Agh - suspiré exasperada -. Primero el secuestrador y ahora este tipo, un idiota detrás de otro... - empecé a decir mientras me levantaba.

Empecé a acercarme con la mirada de una bestia, y cuando la moto llameante se lanzó contra mi, en contra de lo que dictaría el sentido común la detuve usando solamente mi mano izquierda, arqueando la espalda y dedicándole una mirada de superioridad a ese Johnny.

- ¿Y eso es lo mejor que tienes? ¡DORA!

Entonces mi puño derecho fue directo contra lo que en una moto normal sería el depósito. Ya me estaba cansando de todo aquello, y en cuanto acabara con aquella moto tenía intención de barrer el suelo con su tupe.

—Haaa!! Ha parado a Ghost Rider con una sola mano!! —señala Michael asustadísimo, casi en estado de shock —Estará al nivel de Kamigawa esta chica?!

Johnny chasquea la lengua molesto, sigue en un estado de ira violenta —No importa. —ríe —Mhmhmh No importa! Te hará falta más que eso para detenerlo!

En efecto, al hacerte a un lado para golpear en el depósito de combustible, la moto continúa su trayecto. Tiras el puñetazo y... tu mano lo traspasa limpiamente.

—AHAHAHA!! Tus golpes serán inútiles! —ríe como desquiciado, totalmente fuera de sí, enseñando la lengua —Ahora vas a pagar caro por insultarme!
La moto sigue de largo a toda velocidad, pasa por la mesa donde está la chica de lentes, quien observa todo con calma, ahora sorbiendo el caldo del tazón. Sin embargo, el vehículo fantasma llameante no destruye nada a su paso, las mesas y sillas que atraviesa... pues las atraviesa. Es en efecto, un vehículo fantasma.
Y ahora ha dado una curva en U y se dirige de nuevo hacia ti, pero ha perdido velocidad ya que fue un giro muy cerrado, dándote tiempo a reaccionar.

Johnny mientras tanto saca una cadena del interior de la chaqueta de cuero negra que lleva sobre el uniforme y la hace girar por encima de su cabeza mientras sigue riendo.