Partida Rol por web

La escalera parece interminable, subes un tramo, giras por el rellano semicircular, subes más, varias veces, ¿era el edificio así de alto? Cuando parece que fueras a llegar, pues más escaleras.
Finalmente llegas agitada a la terraza, la escalera termina en una puerta de metal enteabierta que se abre hacia afuera. Al salir una fuerte brisa te choca la cara.

Cross está más adelante, también agitado, buscando en todas direcciones —¿Dónde están todos? ¡Se suponía que estarían aquí!
Corre de un lado a otro desesperado —No puede ser, no puede ser —entonces te ve de nuevo ahí parada frente a la puerta— ¿Qué ha pasado? Esto no me cierra, ¿cómo es que han desaparecido todos? —su expresión pasa a estar aún más asustada ahora al verte la cara, el viento había movido tu flequillo y se ve completamente tu mitad derecha— espera... ¡tú no eres Natsuki! ¿Qué has hecho con ella?
Ves que las manos y pies de Cross están desprendiendo un humo o polvo negro que se dispersa en el aire. El muchacho te agarra del cuello de la camisa, enfurecido— ¡Dónde está! ¡Estamos a nada de escapar de este lugar horrendo! —el humo ahora cubre completamente sus miembros, sus manos y pies ya no están— ¡Estábamos tan cerca... —al no tener manos inevitablemente te sueltas, pero ahora el humo ha consumido sus brazos, su torso también está desapareciendo.
—Natsu... ki... —solo queda su cabeza, que no tarda en irse también, sus anteojos caen entonces al suelo y se astilla el vidrio de las lentes.

Hay un silencio absoluto, ni siquiera oyes el ruido del aire correr por el viento. Solo queda un par de gafas rotas ahí delante tuyo y aparte de Remiel en tu bolso, estás sola.

Durante unos momento me quedo intentando saber que ha pasado, quieta, mirando las gafas con el cristal roto de Cross en el suelo. Confundida y sin saber que demonios acaba de pasar. Los minutos empiezan a pasar hasta que una voz me saca de mi misma.- ¿Ha..Hanako?.- Pronuncia Remiel que mira desde el bolso también a las gafas.- ¿Donde ha ido?

Mientras la misma pregunta ronda por mi cabeza asustada flexiono mis rodillas y recojo las gafas con cuidado, como si al hacerlo estas pudieran desaparecer también. Durante un momento me detengo con ellas en la mano. Una broma... si debía ser una broma. No, no había quien se creyera eso.

Mi mano busca en el interior del bolso apartando a Remiel la cual se ve proyectada hacia afuera. No tarda mucho en encontrar lo que buscaba, el móvil. Sin mucha perdida mi mano empieza a deslizar por la lista de contactos... quien... quien...

Finalmente se detiene La última persona que había nombrado Cross había sido a Lyla en la estación pero no tenia su numero quizá... ¿Nerine o Elicia? Si, quizá ella tendría forma de contactar con Lyla y con todos. Sin dudar mucho pulse el primer nombre de las dos que salió en la lista y me lleve el teléfono al oído.

Los lentes están tibios, como el tacto que sientes al tocar una taza con café caliente, que no es tanto como para quemarte los dedos, pero sí que se nota.

—¿Hanako? Hola —El primero en tu lista de contactos es Bishop, el superintendente, y le sigue Elicia, que se tarda aproximadamente unos diez segundos en responder tu llamada— ¿Dónde estás? Oigo mucha estática.

Toto estornuda mientras estaba olisqueando el suelo, levanta la cabeza y regresa a dodne estás, estornudando de vuelta.
—Es ese olor de vuelta, parece como si se estuviera quemando algo... ¿No habrá un incendio en el edificio, no?!

¡Elicia!.- Exclame tan pronto como la escuche.- Cross ha desaparecido, estaba conmigo hace un momento y... se ha disuelto en humo o algo así. Estaba muy agitado y no paraba de mencionar a mi madre y...- Mi voz se corto al escuchar a Remiel. Y mire hacia los alrededores buscando humo o algo parecido.

¿Qué demonios estaba pasando? Mi nariz se arrugo intentando identificar el olor que Remiel mencionaba. Si realmente había un incendio en el edificio la azotea era el sitio mas dificil para poder escapar

—¿Eeeh!? ¿Cómo dices? ¿Cómo que desapareció? ¿Humo? —la voz de Elicia suena cada vez más alarmada— ¿Dónde estás? Hay demasiada estática, no puedo oírte bien ¿Qué dijiste después del humo?

—¿Hanako? ...no hay caso, no escucho nada —sin embargo tú a ella la oyes claramente.

No hay humo visible desde los bordes de la terraza, hacia el interior por donde viniste tampoco, ni se han activado los detectores que hacen sonar la alarma de incendio.

Del teléfono sigue saliendo la voz de tu amiga, todavía tratando de hacerse entender, no ha cortado la comunicación _{—me estoy empezando a preocupar} —oyes que habla dirigiéndose a otra persona, alejándose del parlante— _{ella no es de hacer este tipo de bromas.}

¿Elicia? ¡ELICIA! ***** .- Solté un improperio. Parecía que no me escuchaba.- Remiel, tenemos que salir de aquí.- No me gusta lo que esté pasando. Vamos al bar de Melima.- Dije mientras Cogía a Toto y me empezaba a dirigir hacia las escaleras.

Mi parte racional me decía que debía de bajar por las escaleras y salir de allí. Por otro lado mi intuición me decía que tomar aquel camino era mala idea. Cuando ya había dado un paso hacia allí me detuve. ¿Este edificio tenia escalera de incendios?

Saltas a la escalera metálica de incendios que está pegada a la pared exterior y no cuesta nada descender hasta el piso. Así desde afuera el edificio parece mucho más pequeño que cuando subías las escaleras de dentro.

El bar está abierto desde hace no mucho y ves a la dueña acomodando vasos con flores de plástico sobre las mesas.
—Buenas. ¿No está Sita contigo? —suspira— ¿qué se habrá quedado haciendo allá esta muchacha? más le vale que llegue en el siguiente transporte.

Está todo vacío, aún no llega ningún cliente. La tele está encendida mostrando un programa de preguntas en el que el premio es una buena cantidad de monedas de oro.

Me...-Se notaba que acababa de bajar rápido las escaleras y mi voz estaba fatigada, intente decir el nombre de la mujer, pero tuve que parar a tomar aire.- Melima, ¿Tienes teléfono fijo? Algo ha pasado, acabo de ver... como un amigo desaparece en el aire.- Hice una pausa pensando en lo extraño que sonaba eso.- Y ahora no me funciona el móvil. Te- tengo que llamar.

Era evidente que estaba sofocada, pero por mi forma de hablar también había una gran cantidad de miedo, temor y desconocimiento a lo que estaba ocurriendo. Posiblemente Melima pensara que estoy loca, pero en ese momento aquello no me importaba.

—¿Desaparecer? ¿En sentido literal o figurado?— Mélima duda un segundo y finalmente accede —No me gusta mucho que los clientes me usen el teléfono, pero si no se puede evitar...
—Ven, está en la oficina.
Detrás del mostrador hay una puerta que da a una pequeña habitación con estanterías y un escritorio, está todo lleno de papeles con cuentas y recibos, pero bien ordenados y apilados. Junto a un lapicero con un bolígrafo con diseño de conejitos hay un teléfono de disco. —No estoy esperando llamadas en particular, pero igual date prisa, por las dudas.

Bajo la luz del bar la señora se fija en ti y pone cara de preocupación —estás más pálida de lo habitual, ¿te sientes bien?— se acaba de fijar en los lentes que traes todavía en la mano —¿se te han roto? Bishop te los puede arreglar.
—Dime, no te habrás caído de las escaleras, ¿no?

Literalmente.- Respondí mientras caminaba tras ella hasta el teléfono. Mis manos temblaban mientras miraba en la lista de contactos el teléfono de Elicia de nuevo. Iba a empezar a marcar el numero cuando menciono las gafas.- No... no son mías, cayeron de Cross cuando desapareció.- ¿Porque las gafas eran lo único que no había desaparecido? La pregunta rondo por mi mente durante un instante pero marque el numero una vez más para llamar a Elicia.

-¿Elicia? Me escuchas ahora? Cross ha desaparecido, se ha vaporizado delante de mí. Decirme que esto es una mala broma. ­. Un pequeño hilo de esperanza sonaba en mi voz, como si realmente esperara que todo aquello no fuera cierto.

—Me parece que estás estudiando demasiado, deberías tomarte un descanso, salir a tomar aire, pena que no hayan anunciado días lindos para el resto de la semana.

—¿Eeeeh? ¿Cómo ocurrió eso? —Elicia parece escucharte mejor ahora— ¿Estaban solos? Digo, no, no creo que sea una broma, es raro que Cross haga eso, sus bromas son más bien juegos de palabras y tonterías así, ¿dónde estás? ¿estás bien?

Oyendo la conversación que tienes con tu amiga, Mélima se acerca algo más preocupada —¿Quieres que te prepare un té con leche y te acompañe a tu casa?

En… en casa. Me pregunto si últimamente había visto algo raro. Le dije que había visto algo e insistió en venir cuando llegamos empezó a correr a la azotea diciendo cosas raras y confundiéndome con mi madre. Y de pronto…- No llegue a finalizar la frase, aun en mi mente no era capaz de comprender que había pasado.

Hubo un momento de silencio antes de hablar.- Yo… no se qué hacer.- Mi voz se dirigía a Elicia, pero a la vez miraba a Melima ante su propuesta. Realmente toda aquella situación se escapaba de mí entender. Sabía que tenía que calmarme y pensar aquello tranquila, pero no era capaz, incluso la idea de ir a casa me había generado ansiedad.

—Ay no... —Elicia suena preocupada— digo, tranquila, por favor, no te muevas de ahí, en media hora llegamos.

Mélima regresa al bar y la oyes echar agua en un recipiente.

—Es raro, porque sus... ee... rarezas no ocurren tan seguido, y ya pasó por eso hace pocos días— continúa Elicia —no entiendo. ¿No había nadie más con ustedes?

No, no había nadie mas.- Dije Remiel aprovechando que no estabamos en un lugar publico se elevo y se coloco en mi antebrazo sin decir nada. - ¿Sus... rarezas? ¿Esto es normal?.- Pregunte confundida pero sintiendo algo como una pequeña esperanza de que todo aquello no quedara mas que en un susto.

Asentí aunque no pudiera verme.- Estoy en el bar de Melima, esta justo debajo de mi casa no... no me atrevo a subir.- Confesé con algo de pena a Elicia. Todo el asunto me había resultado extraño y no quería hacer como si Remiel no hubiera olido algo extraño allí arriba.

—Lo es, pero no sucede muy a menudo.
Elicia se despide por el momento y te quedas a solas con Mélima. No hay mucho para hacer allí, ves a la señora limpiando las mesas y preparando el lugar para la clientela.

El tiempo pasa despacio, y finalmente, transcurrida poco más de media hora, se oye la campanilla de la puerta y ves a Elicia entrar, acompañada por sus compañeros de clase.
—¿Está todo bien? —se acerca corriendo a ti para tomar tus manos y juntarlas con las suyas— No te preocupes, ¡no hay problema que no tenga solución!
Todos traen el uniforme de la academia, no han pasado por sus cuartos para cambiarse, sino que han venido derecho aquí.
Lyon está muy agitado y jadea exageradamente, la carrera desde la parada de en frente no le ha sentado nada bien.
Y Nerine está temblando, pero eso son mas bien nervios. Trae una capelina blanca para ocultar sus orejas.

—Eeh, ¿les sirvo algo?

Se sientan en una mesa para cuatro junto al ventanal, Nerine y tú de un lado y Elicia y Lyon del otro, Mélima les alcanza un vaso de agua a todos y Lyon se traga el suyo inmediatamente, cosa que le hace toser.
—Tonto, si estás fatigado no bebas rápido, tienes que hacer tragos pequeños o podrías vomitar.

El ver aparecer a todos allí consigue relajarme aunque sigo en estado de shock. Cuando nos sentamos en la mesa y no tardo en depositar las gafas de Cross con el cristal roto sobre la superficie. Una pequeña mueca de sonrisa que no termina de aparecer sucede en mi rostro cuando Elicia reprende a Lyon por beber tan rápido, pero el recordar el porqué están allí consigue que mi rostro siga serio.

Sin muchas presentaciones procedo nerviosa a contarles lo que ha pasado. Ahora, tras la infusión que Mélima me preparo mientras venían estoy algo mas calmada, o al menos lo suficiente como para poder relatar todo lo que ha ocurrido. Cuando finalmente termino unas últimas palabras suenan de mi boca.- ¿Entonces es... normal? ¿Ya ha ocurrido esto antes?

Elicia se queda mirando los lentes sin saber qué decir, abre la boca y la cierra, poniéndose más o menos igual de nerviosa que tú.
—Em... sí, más o menos una vez al mes, se vuelve raro y a veces me asusta, se comporta como si fuera otra persona, llamándonos por otros nombres y actuando siempre con muchas prisas, nervioso y preocupado.
Recuerdas que tienes un diario que te trajiste a tu casa y aún no has tocado.
—Menciona a personas que no conozco, y de nombres extraños, Natsubara-
—No, es Natsuki. —Corrige Lyon
—¿Eh? ¿Seguro que no es Natsubara?
—...Bueno, ahora que lo dices...
—No lo sé, además también habla de cosas que no entiendo, se empeña en amontonar cosas, recorre la mansión buscando objetos, obras de arte, no sé, y las lleva a la sala del club. Luego de que se le quita la locura tenemos que pasar toda la tarde volviendo a ordenar el lío que hace.
—Dice que si no hacemos... lo que sea que esté haciendo, los vacíos nos van a comer, y que esa es la única forma de escapar. ¿Pero escapar de dónde? ¿De la mansión?

—Yo, em, empecé a escribir un diario, porque me preocupaba ese estado y pensaba que de esa forma podríamos investigar, pero nunca llegamos a nada. Allí tengo escrito lo que hacía durante... ¿creo que son ya tres años?
—Eeeh... no lo sé, hace tres años fue cuando nos mudamos a la mansión, pero Cross ya estaba allí viviendo. A saber si esto no le pasaba ya desde antes.
—Sin duda en estos tres años en la mansión hemos visto cosas raras, pero nunca a nadie desaparecer así, a menos que se trate de un conjuro de... ee digo... —ojea para un costado, Mélima había encendido la televisión y ahora está mirando una novela.
—Mejor bajemos un poco la voz. ¿Segura que no fue un conjuro de teletransportación? —murmura.

Es Natsuki.- Dije apoyando a Lyon.- Y no es un nombre tan raro…- Cuando hablo sobre los vais y escapar me encogí de hombros, estaba tan confusa como ella. Al Nerine mencionar un diario abrí los ojos recordando el diario que había cogido del club.- Cross me hizo coger un diario de la sala del club, esta… esta en casa. Lo traje pero no tuve tiempo para leerlo.- 

De nuevo el silencio se apodero de mi cuando pregunto si podría ser un hechizo de teletransportacion.- Yo… no lo creo. El no desapareció de golpe fue haciéndose humo poco a poco desde sus extremidades…-No había estudiado mucho los hechizos de teletransporte pero no creía que funcionaran así. Mire a Nerine durante un momento. Normalmente los hechizos de teletrasporte no hacen eso ¿no?

Tras unos segundos finalmente di un suspiro.- No, creo que algo ocurrió allí. Remiel decía que olía a quemado y ¿La estática de la llamada?.- Agite la cabeza negativamente.- Era una azotea, tenía que haber buena señal sin interferencias…- Poco a poco había conseguido ir encauzando mis pensamientos. Su compañía había conseguido que al menos me centrara. – Ademas vino preguntándome si habia ocurrido algo extraño, y el otro día vi como una especie de… “aparición”. Era parecida a mí con los ojos rojos. Remi la espanto con una llama, pero a Cross le llamo la atención y por eso quería venir. Quizá este relacionado.

—No te preocupes, Hana, Nerine tiene excelente memoria —la elfa pone cara de "no, no es cierto"— y de haber algo importante escrito ahí, ella lo recordaría.

—La estática pudo deberse a la magia interfiriendo con la señal. Las ondas electromagnéticas necesitan que el aire esté "limpio" y sin distorsiones.
Baja la mirada a la mesa, donde están las tacitas de té. —Pero eso no demuestra nada, ya sabemos bien que se trata de alguna clase de sobrenaturalidad.
—Y sobre esa aparición... —en ese momento es interrumpida por Lyon, que habia tomado los lentes de Cross y los examinaba.
—¡Sacrè...! —en el momento que se los puso se quedó completamente pálido, de ser eso posible, y paralizado por el susto.
—¡Lyon!
No responde, está mirando alrededor, nervioso, y se levanta del asiento.
—Hanako, ¿cómo dijiste que era el fantasma que viste? —pregunta él.

—Aún no sabemos si era un fantasma, pero...

Lyon se quita las gafas y mira de nuevo a su alrededor, preocupado.
—Creo que tenemos que ir a investigar el piso de Hanako. —Te regresa los lentes. —Si tienes miedo puedes quedarte con Nerine, tienes que ponerte al día con una cosa larga de explicar y creo que ella es la más indicada. ¿Elicia, vienes?

Baje la mirada cuando Nerine respondió a la duda sobre las interferencias de las señales, ligeramente disgustada de que lo único que se me hubiera ocurrido no fuera  ser de mucha utilidad. Cuando Lyon procedió a ponerse los lentes y exclamo me quede mirándolo, esperando a que explicaría que había ocurrido. Aunque la respuesta nunca llego.- ¿Qué… que ocurrió?. -Pregunto obviando su pregunta sobre el aspecto del fantasma.

Cuando dice de inspeccionar el piso y dejarme allí mientras Nerine me explicaba algo tengo sentimientos encontrados. Por un lado no tenía muchos ánimos de subir al piso por ahora, pero sentía  que me estaban dejando fuera de algo.- ¿No seria mejor que me lo contara allí? Dijiste que cuanto menos habláramos de ello aquí mejor.- Dije refiriéndome al asunto de los poderes sobrenaturales, posiblemente fuera mejor comentarlo allí que en el bar.  Con los lentes de nuevo en mis manos los observo durante un momento antes de elevarlos para mirar a través de ellos, curiosa por saber que había visto Lyon.