Partida Rol por web

Los brazos se empiezan a cansar de tanto matar. El suelo está empapado de sangre y los que te rodean están manchados de sangre hasta los codos y sus barbas están salpicadas de restos de carne, sangre y sesos.

Con las primeras bajas os dais cuenta que la batalla es una lucha sin esperanza. Muchos enemigos y demasiado pocos enanos. Por fortuna cada vez tenéis menos enemigos encima, pero más allá de sus cabezas se extienden centenares de hombres... ¿Cómo les debe ir a los elfos? Si lo supieras... Aunque eran tan pocos...

Estás en medio de la lucha, con el clérigo de mayor rango a tu lado. Otro de sus hechizos restaña algunas de tus heridas cuando una saeta vuela, a pocos centímetros de tu cabeza, y se clava en el ojo del servidor del Artífice, que cae al suelo con un leve gruñido.

Ante tal demostración de valentía solamente puedo gritar VAMOS ENANOS! CADA VEZ ESTAMOS MÁS CERCA DEL ARTÍFICE, YA ESTÁ PREPARANDO EL BANQUETE DE BIENVENIDA! MUERTE A LOS PERROS HUMANOS! digo ensangrentado y moribundo, el camino hacia el creador será con una sonrisa bajo la barba.

Esto es lo que podría haber dicho un sonado fanático pero un mago inteligente sabe retirarse a tiempo para combatir un día más. El Artífice me dio esta inteligencia para usarla no para desaprovecharla. NOS RETIRAMOS!! MARCHA ATRÁS EN FORMACIÓN, YA HEMOS CUMPLIDO NUESTRO OBJETIVO, LOS ELFOS HABRÁN SIDO CAPACES DE ESCAPAR Y SI NO QUE SE VAYAN ENCOMENDANDO A SUS DIOSES! Intentamos irnos por donde hemos venido matando todo lo que podemos por el camino, hemos causado bajas inimaginables a los dragones (137) y dejamos solamente 5 enanos atrás y un clérigo.

Mi búho se va volando por el campo de batalla para explicarme lo que sucede.

Os mantenéis firmes contra los humanso que os acosan por todas partes. Un Yunque cae agarrándose el cuello por el que mana un chorro de sangre y otro más allá se tambalea tapándose una herida de la ingle hasta que cae. Sus compañeros cierran filas y siguen matando. A tu lado yace el clérigo muerto.

El campo se va aclarando. Sólo queda un puñado de la reserva de los caballeros. Una parte de los caballeros de vanguardia se vuelven hacia vosotros par haceros frente. Entre ellos hay algunos montados y destacan varios estandartes del dragón por encima de los hombres. Si apretáis duro hacia delante podrías llegar hasta la comandancia de los caballeros.

Das la órden de retorceder pero sois enanos, no crees que los humanos os dejen retiraros...

Entonces a vuestra izquierda, de la dirección del río se oyen alaridos de sufrimiento y unos gritos de guerra de mujer que hielan la sangre. Miras y ves un barco de río varado en la orilla. Al parecer de ese barco ha bajado un grupo de mujeres y están haciendo una gran mortandad, con arcos y con unos cuchillos curvos que manejan con mortal destreza.

Su entrada en escena por la retaguardia humana os ha dado un respiro, pues tanto los hombres de reserva que quedan, como el cuerpo principal de los dragones parecen fijos en ese grupo de féminas. Podrías retirarte sin problema. Te vuelves y a cierta distancia ves que se acerca el grupo de Numor. Sin duda debería ser el grupo que os seguía a un par de millas al sur de vosotros. Señalan a vuestra derecha, dirección contraria de las mujeres, y ves una numerosa tropa orca, con un lobo rojo pintado en sus estandartes, que está a punto de caer sobre los elfos y los humanos.

Esperamos a reunirnos con Númor, la alegría nos invade a todos nosotros. Si hay tiempo nos abrazaremos fugazmente. Mis dotes de adivinación se ponen de relieve y todos los enanos quedan boquiabiertos cuando efectivamente vienen orcos, muchos orcos. Alzo el bastón para que todos se queden quietos aunque no hace falta decirlo porque tenemos disciplina enana, un enano no lucha solo, combate con su compañía. Nos juntamos con Númor y doy las órdenes. ESPERAD! Que se estampen contra los humanos y los elfos! Esperad a que esos malditos orcos entren en el caos del combate, entonces será cuando ataquemos por detrás causando la muerte. Miro a Númor y los suyos, le lanzo a él un conjuro de armadura de Mago No os tocarán hermano, matad a cuantos podáis antes de caer. No podemos despierdiciar esta ocasión digo señalando a los orcos mientras las lágrimas caen sobre mis mejillas limpiando la sangre reseca y perdiéndose en la barba. Son orcos y vos sois el mayor héroe que ha tenido Burgundia. NÚMOR! Esta compañía fue forjada para que los cráneos no muráis solos y desde ahora está a vuestras órdenes. Alzo el bastón otra vez y empieza a canturrear una canción de guerra y muerte y gloria. http://www.youtube.com/watch?v=hqqaHBRRvus 

Puede que los humanos sean más, los elfos sean más ágiles y los orcos más fuertes pero nosotros los enanos somos resistentes y no nos cansamos de luchar. No caemos fácil y podemos estar horas luchando sin descanso, es el cuerpo de hierro y piedra que forjó el Artífice para nosotros.

En esta batalla yo ya no mando más, si hay orcos y tenemos cráneos es cuestión de jerarquía. Pero estoy seguro que marcharemos contra los orcos para perdernos para siempre en el mar verde. Lo haremos anunciando nuestra partida de este mundo rumbo al banquete del Artífice juntando los cuernos de todas las compañías y haciéndolos sonar a la vez.

Estoy moribundo y no hay clérigos que puedan ayudarme. Me desprendo de mi preciado bastón Adiós fiel compañero, me voy con él. digo señalando el suelo. Apenas puedo estar de pie debido a las heridas. Le entrego mi bastón a Númor Llevadlo en la espalda, el Artífice cantará para vosotros, no resistiré mucho... 

Cuando te encuentras con Númor también viene un pequeño grupo de enanos con Gunthar a la cabeza. Númor te abraza levemente y mira con extrañeza tu cabeza afeitada y tatuada.

No eres Cráneo... Pero debió serlo un antepasado tuyo...

Añade al ver tus heridas y tu resolución.

Mira de reojo a Rompescudos y notas cierta hostilidad hacia él de todos los cráneos.

Parece que hoy es el día para redimir tus faltas...

Le dice Númor.

Ponte donde te pueda ver y que sepamos que aún queda algo de Cráneo de Acero en ti.

Asiente a tus órdenes, y cuando le pones el hechizo y le hablas te mira muy fijo, con intensidad.

Cantarán canciones de este día... Y nadie olvidará las hazañas de Glorin de Burgundia.

Das tus últimas órdenes y esperáis a que los orcos se lancen contra las fuerzas de los humanos y los elfos, que dejan por un momento sus diferencias para hacer frente a lo que se les viene encima...

Son muchos. Muchos, muchos. Los estandartes de los Matalobos (un lobo rojo con fondo negro) ondean por todas partes, Y Númor parece sorprendido que sean tantos...

Se lanzan con furia al son de los tambores contra los humanos y los elfos... Las flechas derriban a bastantes orcos, pero sus compañeros pasan por encima de los caídos para caer sobre sus enemigos... Justo antes de llegar vuelan decenas de frascos que caen sobre las primeras líneas humanas y elfas y una negrura los envuelve, como si se hubiera hecho de noche de golpe.

BOMBOBOMOBOMBOM

Los tambores incrementan su ritmo y se oye el sonido de metal contra metal y metal contra carne cuando la marea orca se interna en la negrura y se topa con las fuerzas de sus adversarios, que bajo la furia del embite flaquean por un momento y las tropas se apilan, con riesgo de caer sobre el rio, pero al poco se rehacen y la lucha se torna desesperada. No hay salida.

Los enanos no flaquean por un poco de oscuridad, así que cuando el combate ya se ha iniciado empezáis a maniobrar para atacar a los orcos por el flanco. No sois muchos, pero sois enanos. Los caballeros pueden atestiguar vuestro coraje. Estáis cansados y heridos, pero los Cráneos de Acero están intactos y con ganas de matar. La gente de Gunthar y el propio Gunthar parecen aún más locos por entablar combate... Sólo Rompescudos parece vacilar... Ha visto algo... Señala hacia unos orcos... Tienen un extraño símbolo pintado en su armadura. No es el lobo rojo, sino un eneágono de plata sobre fondo negro, con sus vértices resaltados y que todos ellos convergen hacia un punto central...

http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ene%C3%A1gono_regular.svg?uselang=es

Lo señala con un dedo tembloroso y te busca con la mirada, pero la presencia cercana de los Cráneos de Acero lo hacen sobreponerse y sigue. Qlazor y su compañía afronatn el momento con fatalidad, inexpresivos...

Tu bastón se niega a ir con Númor... No desea abandonarte ahora. Te dice que caereis juntos. El Artífice te ha puesto en sus manos, y él decide cuando ir a otras manos. Y sin duda no será ahora.

Tu buho baja de los cielos, te confirma todo lo que te he dicho con su idioma de resoplidos y silbidos... Y se une a las palabras del bastón. Luchará a tu lado.

Los cuernos suenan y los gritos de guerra enanos os acompañan.

Os hundís en la oscuridad mágica. La oscuridad os es familiar y no le teméis. Los orcos son vuestros enemigos, y no les teméis.

Os introducís entre las filas orcas con gran coraje. Ceden como mantequilla ante vuestra embestida y matáis a derecha e izquierda, pero la masa orca os rodea. Sois demasiado pocos, pero sois temibles. caen 5 orcos envueltos en llamas, gritando como gorrinos y por todas partes mueren orcos atravesados por vuestras hachas y aplastados por vuestras mazas. Os salpica su sangre negra y aquí y allá gimen enanos que mueren bajo los filos orcos. Rompescudos es atravesado por una lanza, rompe el asta y mata a su atacante, a la vez que un goblin lo apuñala por la espalda, cae de rodillas y el goblin lo degolla. Estáis cansados de tanto luchar y eso se nota. Sólo el vigor renovado de los cráneos y los hombres de Gunthar os dan esperanzas...

Los cuernos suenan una vez más cuando os rodean los orcos. Una última vez... Un último grito de desafio antes de que caigan sobre vosotros.

Los golpes caen por todas partes, aún queda esperanza para los tuyos... Tu bastón grita mientras golpeas a tu alrdedor con él, a los orcos que se acercan, un orco enorme aparta tu bastón de un manotazo,

y sientes como una vez más una hoja se hunde en tu carne, hincas la rodilla y el filo se hunde en tu espalda. Caes boca arriba y te dejan allí... Tu vista se empaña, mientras a tu alrededor sigue la batalla. Gruñidos, gritos... muerte...

Ánimos Glorin... Sigue conmigo, no te vayas... Aún quedan apestosos verdes por matar... No te rindas... venga... Mira ese mamón...

Pero cada vez su voz te parece más lejana... Sientes el buho en tu pecho, que te acaricia con su pico, pero ya no sientes nada, ya no te importa nada.

AQUí! AQUí!

Los gritos del bastón te llegan como desde un lugar muy lejano y luego te sientes mejor... ¿Estás muerto? No lo sabes... Sólo sabes que ahora puedes oír mejor el bastón...

Muchas gracias, noble señora...

Murmura el bastón, entreabres los ojos y ves a una elfa que canturrea unas oraciones.

Descansa...

Murmura ella y vuelves a caer en el sopor. Estás reventado de tanta acción y tu cuerpo pide descansar. Al final va a resultar que no has muerto...

Cuando vuelves en ti estás dentro de una tienda. Es de noche, y Leowin está al lado de tu lecho, afilando una estaca de madera, mientras habla con tu bastón, con frases cortas.

Abres los ojos y gimes. El bastón grita de alegría y Leowin te mira, con una leve sonrisa. Enseguida te das cuenta que puede ver.

Bienvenido al mundo de los vivos, enano. Has dormido lo tuyo... Han pasado muchas cosas. Me alegro que sigas con el pellejo intacto... O casi. Se ve que tienes más costra que piel sana.

Te explica, levemente, que al parecer los orcos se vieron frenados por vuestro ataque por el flanco, y de golpe se empezaron a golpear entre ellos. Hubo mucha confusión, y al final había combates de todos contra todos hasta que los orcos se retiraron y entonces se ha acordado una tregua entre humanos y elfos.

Tu gente está descansando en otro pabellón. Los elfos están muy agradecidos por tu ayuda. Duro desea que estés presente en las negociaciones con los humanos.