Partida Rol por web

Pasáis la noche en el Oro del Cielo, la posada de Rúrin, el enano sin barba. En ella recuperáis las fuerzas y Rúrin se siente feliz. Os invita a todo y no desea otra cosa que escuchar el relato de vuestra aventura.

Suponéis que alguien de la posada ha ido a avisar a Ilanin de vuestra llegada pues a la mañana siguiente hay una buen cantidad de gente en la posada, cuando bajáis a desayunar.

Autolycus no se cansa de explicar una y otra vez vuestras gestas, algo floridas, y Lia también se muestra más abierta y contenta, a pesar de lo sufrido. Sois invitados a rondas de cervezas, os dan palmadas amistosas... Todo son sonrisas, carcajadas y palabras bonitas.

Vuestra jornada de vuelta hasta Ilanin se hace lenta, pues vais con un cortejo de dos docenas de lugareños (y viajeros). Os sorprende la noche cuando aún queda bastante por llegar y hacéis noche en la granja de uno de vuestros nuevos admiradores. Más risas, más cerveza, hidromiel, asado y todo lo que os venga en gana... Bailes a la luz de la luna (con muchachas no muy agraciadas, lo siento, pero sí que muy felices y solícitas por estar bailando con los héroes del momento. Los padres y hermanos no os quitan la vista de encima a aquellos que bailéis pero no hay hostilidad, simplemente el típico carácter huraño de los campesinos se ve en estos momentos.

El único que no lo pasa del todo bien es el pobre sir galath, que ha quedado ciego después de la maldición del nigromante. Lia lo lleva de la mano y está pendiente del caballero de la Rosa.

Después de otra noche plácida en lecho mullido llegáis a Ilanil, donde os espera todo el pueblo, o casi, que rompe en vítores al veros llegar.