Partida Rol por web

Has ido con tu órden hasta la Fortaleza Negra, junto a un gran contingente de Szent Jobb y milicianos del Rey. Al llegar ante la gan mole negra no hay tiempo de poner las escalas, ni preparar armas de asedio.

De las cuevas  de las montañas cercanas empiezan a salir orcos como si se tratara de un hormiguero furioso. Ser Escarcha, tu Gran Maestre, ordena cargar contra los orcos a todos aquellos que tienen montura (la gran mayoría) mientras que el resto apoyan a los Szent Jobb y los milicianos para intentar tomar la fortaleza, abrir una brecha o lo que sea. Los que van a cargar son muchos menos que los orcos, pero los caballeros de la Rosa son unos adversarios formidables y los orcos están desorganizados, de momento, y la llanura entre ambos ejércitos es ideal para la caballería.

Antes de realizar la carga bajaré del caballo y rezaré a Manos una oración breve solicitando su protección y bendición para la batalla que se avecina.

Una vez se de la orden de carga me pondré en primera fila.

Muchos imitan tu ejemplo y un montón de caballeros os arrodilláis en el campo antes de montar formar una línea ordenada.

Ser Escarcha, el Gran maestre de las Rosas (un elfo) se pasea arriba y abajo en su caballo, dando ánimos. De vez en cuandoda una ojeada a los orcos que se van agolpando en la pradera y os sigue hablando, como si nada pasara.

Mis Caballeros! Estamos aquí para cumplir con nuestros votos. No hay oportunidad mejor que esta para demostrar a Gallantia lo que somos. Aquí se alza la fortaleza del Mal. Aquí vienen sus servidores. Debemos dar tiempo a los demás para que puedan asaltar la fortaleza! Es la hora de matar orcos!! A la cargaaaa!!!!

Y con la espada desenvainada apunta a los orcos. Os lanzáis a la carga contra la masa oscura de orcos que se precipita,  a su vez, contra vosotros.

El choque es brutal, y seguís avanzando mientras vuestras armas cortan la carne negra de vuestros enemigos, a lavez que estos hunden sus filos en vuestras monturas y vuestras piernas.

Cargo con mis compañeros de armas, cualquier duda cualquier miedo quedan disipados cuando miró a mi lado y veo el coraje de los hombres y mujeres que van conmigo. A pesar del ruido que me envuelve poco a poco solo escucho el latido de mi corazón que aumenta a medida que me acerco a los enemigos. Cuando nuestras filas chocan contra la masa verde la realidad hace acto de presencia y una explosión de sonidos resuenan de golpe en mi cabeza.

No hay tiempo de pensar, es aquí donde el entrenamiento de muchos años hace presencia, moviendo la espada de forma refleja e imitando los movimientos que durante años y miles de veces he practicado.

Avanzáis entre los orcos, que no son más que hojas al viento. Caen por docenas bajo vuestro avance, y otros muchos se apartan en cuanto ven vuestro empuje imparable.

Cortáis sus filas como un cuchillo corta la mantequilla. Y la confusión se hace presa de ellos. Su avance se convierte en un repliegue cuando estáis en su retaguardia y os disponéis de nuevo a ataravesar sus filas hasta volver al lado de vuestros aliados.

De la guarida orca siguen saliendo enemigos. Orcos, por supuesto, pero también hay ogros. Un puñado de ellos. Y uno de grandes dimensiones (aún y siendo un ogro) que toca unos tambores hechos de piel...

Os mira y ruge y os caen enemigos por todas partes.

Te abres paso a golpe de espada. No hay tiempo de pensar, es aquí donde el entrenamiento de muchos años hace presencia, moviendo la espada de forma refleja e imitando los movimientos que durante años y miles de veces he practicado.

Unas manos intentan derribarte de tu montura, pero hundes la espada donde debe estar su cuerpo y sigues avanzando. Te duele el barzo de tanto matar. Lo tienes dormido, pero no puedes detenerte. Has de seguir.

Sigues y sigues.

En medio de la vorágine ves un terrible combate entre varios contendientes. Te destaca Ser Escarcha, que ha perdido su montura y combate a pie contra un enorme orco de aspecto muy peligroso.

Te ve el orco y os cruzáis la smiradas por un instante antes de unirte a ayudar a tu gran maestre.

Tras un foribundo combate, lográis vencer al orco. Si no hubiera sido por tu ayuda, ser Escarcha habría muerto. Con la caída de lo que parecía su líder los orcos vacilan, pero está claro que no se van a retirar.

De la fortaleza os llega el sonido de los cañones abriendo fuego sobre vuestros aliados...

Miras a tu alrededor y, sorprendentemente, han caído muy pocos de los vuestros. Tenéis un momento de respiro antes de que la marea de la guerra os envuelva otra vez.

Tomad mi caballo señor. Los nuestros necesitan de alguién que les guie y a pie no podreís hacerlo. Es algo impetuosa pero os servirá bien, se llama Nube Negra. Yo resistiré aqui hasta que volvais con nuestros aliados y esteis a salvo.

Me bajaré del caballo y se lo entregare a mi mestre

Toma tu caballo, en silencio. Está manchado de sangre de la cabeza a los pies, pero parece sereno. Te pone una mano en el hombro, agradeciendo tu sacrificio. Lo monta con naturalidad y se abre paso hacia la fortaleza, acompañado de la mayoría de caballeros. Te quedas con un puñado, los que habéis perdido las monturas. Os abrís paso lentamente hacia la dirección por la que se ha ido ser Escarcha. Pasa el tiempo lento, muy lento. Parece que lleves horas luchando. A tu alrededor caen compañeros de armas. Los enemigos son demasiados. Ves a una, cerca de ti, caer con una lanza clavada en la ingle. Un poco más allá otro se desploma después de que su cabeza explote bajo el impacto de un garrotazo de un ogro...

Sólo quedáis cinco en pie. Seguís avanzando, cortando, sajando, pinchando... Y de golpe los orcos se dispersan ante vosotros. Ves a Ser Escarcha y el resto que pasan entre vosotros como una exhalación para atacar a los que hay detrás de vosotros.

Corred! Corred! Adelante!

Y tus compañeros corren hacia delante. A lo lejos veis a los milicianos y los Szent Jobb, que se baten en la entrada de la fortaleza.

Poco después tenéis a los caballeros de tu órden junto a vosotros. Os habéis reunido y se inicia una retirada ordenada, bajo el fuego de artillería sobre vosotros. El trabajo que habéis hecho con los orcos hace que desistan de seguir acosando, aunque sabes que es extraño su comportamiento. Podrían haber hecho mucho más daño... Es como si no desearan mataros a todos...

El fuego de la artillería acierta en casi todos los casos (cuando acierta) sobre la masa de milicianos. Se trata de bolas macizas de metal, por lo que más que muchas bajas, lo que causa es una merma de moral al ver como el de al lado revienta en una masa de hueso y vísceras o ver como el caballero de más allá se intenta tapar el enorme boquete del torso que le atraviesa de parte a parte, con la armadura de metal abierta como una lata, chorreando sangre a mares.

En vuestra retirada conseguís coger algunos orcos prisioneros provenientes de la Fortaleza.

Cuando lográis salir del alcance de los cañones parece que ya no os acosan más y os retiráis hasta el poblado donde os habíais instalado con anterioridad al ataque. Tomar la fortaleza parece imposible con los efecivos actuales, o esa es la percepción general.

Mientras te estás quitando la armadura para limpiarla y engrasarla aparece ser Escarcha con tu caballo. Lo hace delante del resto de tus compañeros de órden para que todos lo vean.

Os devuelvo a Nube Negra. Sin ella no habría sido posible la hazaña de hoy. Jamás olvidaré lo que hoy habéis hecho por mí y por la órden, ser Evan.

Después de eso te invita a estar presente en el interrogatorio de los prisioneros. Se trata de dos orcos de las cuevas cercanas y uno de la guarnición del interior de la Fortaleza Negra.

os agradezco vuestra gratitud inclinando levemente la cabeza y cogiendo a nube negra. Solo he cumplido mi deber

Dejare mi montura a algún Escudero y seguiré a Escarcha al interrogatorio de los prisioneros.

Os dirigís hasta una de las casas del pequeño pueblo minero. En los sótanos de la casa hay lo que parece un intento de mina, apenas una galería de cinco o seis metros de largo excavada en una de las paredes del sótano. En medio de él están los tres orcos, atados, custodiados por un par de caballeros. En el piso de arriba has visto a varios caballeros más.

La estancia está iluminada por unas pocas antorchas y los orcos gruñen al veros bajar.

Muy bien... Ya sabéis lo que os conviene... Hablad y seremos piadosos. Viviréis. Mostraos descorteses y haremos lo mismo.

Los orcos gruñen más y se enzarzan en una corta disusión de cacareos y gruñidos entre ellos. Imposible saber si se han dicho algo o simplemente son sonidos guturales. Uno grita más fuerte y habla. Los tres tienen los ojos característicos de alguien que ha sobrevivido a la Muerte Roja.

¿Qué querer saber los pieles rosadas? Muchos orcos. Muchos en grandes cuevas. Con esclavos rosados. Muchos esclavos. Los Buenos Amos ordenar conseguir azufre. Mucho azufre en valle de agua que quema. Mucho azufre llevar a Morada Negra. Orcos tener buena vida. No ser más tribus. Ahora grandes Orcos de Los Buenos Amos. Todos fuertes. Todos supervivientes. Muchos morir. Quedar más fuertes. Rosados ser muchos pero ser débiles. Buenos Amos vencer. Orcos vencer.

El tono es algo orgulloso, como si esperar acojonaros con sus palabras.

Otro orco lo va reprendiendo con sonidos guturales, como si no quisiera que hablara.

El tercer orco se mantiene en silencio. Observando la escena.

De donde han salido esos esclavos escoria? Que planes tenéis? Que ordenes os dieron en el campo de batalla para que no nos atacarais con toda vuestra fuerza?

Le gritaré a la puta cara mientras lo cojo por las solapas o algo parecido....

El primer orco te mira con respeto por tu demostración de fuerza.

Esclavos coger de pueblos, de caminos... Y también venir como impuesto. Impuesto de Buenos Amos a débiles pieles rosadas... ¿Planes? jojojojo!! Buenos Amos prometer que volver a nuestras tierras. Tierras que enanos quitar. Ser nuestras. Nuestra casa. Todo ser como antes. Mucho antes.

Buenos Amos decir que no atacar mucho. Atacar poco. No matar muchos. Dejar marchar. Eso decir. Si no hacer ellos hacer daño a nos. No querer más daño. Hacer daño ser divertido. Que te lo hagan no divertido.

Impuesto? que impuesto? y quienes son esos buenos Amos,como son? Las palabras del orco me desconciertan y me me llenan de curiosidad. Es evidente que aquí esta pasando algo que no conocemos y hay más jugadores de lo que parece.

Me fijaré en los otros dos orcos, No dicen nada y a lo mejor tienen información importante y vosotros dos no tenéis nada que decir?

Ante tu pregunta a los otros orcos... El segundo gruñe y se queja, y el tercero simplemente añade.

Todo que decir orco ser verdad...

Se limita a corroborar.

El primer orco mira a los otros dos y luego te sigue hablando.

Impuesto para no hacer daño. Buen impuesto, pero impuesto aburrido. Buenos Amos ordenar. Buenos orcos obedecer... Buenos Amos magos son.

Y se toca el símbolo poligonal que lleva pintado de blanco.

Ver poco a Buenos Amos... Siempre hablar con gran sacerdote. Señor Fortaleza. Decir de él que ser ciego pero poder ver. Oscuridad ser su amiga. Nada ocultarse a Señor. Seguro que saber que ahora estar aquí...

Y aunque quiere darse aires, te queda claro que no deben verlo mucho tampoco... O al menos no mucho este orco.

El tercer orco rompe el silencio.

Yo estar en Fortaleza, no como estos imbéciles. Yo saber muchas cosas de Fortaleza. Yo decir todo. Buen orco.

El segundo orco le grita cosas horrible sy se lanza sobre él. Lo quiere arañar, estrangular, lo muerde... Hasta que ser Escarcha lo mata con un certero golpe de su espada.

El tercer orco os mira.

Yo decir todo. Pero querer nueva vida. Vida de piel rosada. Buena comida, buenos vinos, buenas mujeres...

Si dar palabra que ser escudero, buen orco decir todo. Y buen orco tener orejas siempre abiertas. Y ojos. Buen orco verlo todo.

Ser Escarcha te mira, confuso.

No es una petición... Habitual. Yo no puedo tomar escudero, pues ya tengo uno, pero vos...

Mi señor es un orco. No digo que no pueda llegar a ser una buena persona pero nuestra sociedad no lo va a aceptar y mucho menos despues de lo que ha pasado. Sería muy complicado. Además nuestra orden solo acepta a personas que cumplen la ley y son buenas de corazon.... creeis que cumple estas condiciones?

Al igual que él estoy confuso. No me esperaba esto.

Asiente a tus palabras, muy serio.

Sí... Tenéis razón. no cumple ningún requisito... Pero... En el pasado aprendí que se ha de ser comprensivo. Quizás su deseo es genuino. Aunque ir con un orco no ayudaría a nuestra causa... ¿Qué pensaría la gente? ¿Pero podemos dejar a este ser perdido en su vileza cuando nos pide la redención? Es eso justo?

Murmura, para sus adentros, como si estuviera fascinado por la duda.

El orco os mira a ambos, y se fija en ti al lanzarle el hechizo, que te indica que el mal fluye por su alma.

Pieles rosadas hablar pero no hacer. Mucha boca pero poca cosa. Buen orco enfadar. buen orco engañado por pieles rosadas! parece enfadado pero enseguida cambia el tono por uno dulce . Buen orco entender... Bueno orco no querer que campesinos débiles señalar a buenos caballeros por buen orco... Buen orco sólo querer vida tranquila de piel rosada. Buen orco querer casita, oro en bolsillo, tripa llena y cojones vacíos.

Buen orco explicar secretos.