Partida Rol por web

Puck lo encontró. Uno de aquellos hombres vestidos con una bata blanca llevaba el ordenador de Xánatos entre sus brazos. Lo tenía cogido con gran fuerza para evitar que os lo llevarais, pero aquel enclenque humano no os impediría llevároslo. Así que cuando Puck se dirigió a cogerlo, este con un grito ahogado se lo entregó en las manos a la gárgola.

El científico solo pudo decir entre susurros. Por favor... ¡No me hagáis daño! Y con todos aquellos hombres allí escondidos y otros tantos asustados tratando de llamar a un ascensor que ya no existía, encontrasteis la ventana que os ayudaría a salir de allí.

Al fin habíais logrado vuestra misión. Recuperar el ordenador de Xánatos. La pregunta sería la siguiente, ¿qué ibais a hacer con él exáctamente?

-¿Donde hay una ventana, humano?-Pregunto enseñando los dientes y mostrando en mis ojos un color blanco reluciente.-Deprisa, habla.

Puck, la ventana está allí dije señalándole el lugar. Me acerqué y la abrí.

Vamos, tenemos que ir a ver a la mujer primero.

-Tienes razon, salgamos de aqui.-Respondo.-Con lo bien que me lo estaba pasando.

-Hay que darse prisa, toma el maletin, Enok.

Al comprobar que mis hermanos han localizado el ordenador me encamino rápidamente hacia la ventana para salir de este apestoso lugar.

- Estos humanos ... - maldigo.

Sin mediar palabra visiblemente enfadado camine entre ellos con la cabeza alta siguiendo a mis hermanos hasta la ventana.

- Tenéis razón, vayamos primero a verla a ella…

Comente antes de encaramarme a la ventana para saltar y planear

Al fin salisteis volando de aquella horrible torre que tantos malos ratos os había hecho pasar. Llevabais entre vuestras manos el ordenador que Xánatos os había pedido, pero decidisteis no fiaros de él y se lo llevasteis a la chica que conocio Enok en el Castillo.

Os lleva un rato encontrar la dirección que os dio Elisa, y necesitais dar varias vueltas por los barrios de Manhattan para encontrar la terraza que ella os indicó. Incluso hubo un par de veces que os equivocasteis de lugar y que tras asustar a unas cuantas familias os marchasteis de allí volando de nuevo.

Finalmente encontrasteis la terraza de la chica policia. El cristal estaba abierto y una criatura pequeña, negra y felina vino corriendo y ronroneando para frotar sus mejillas entre las piernas de Enok.

¡Orión! ¿Qué haces? ¡Entra aquí, vamos! ¡Vas a coger frío! - Un ligero humo grisaceo salía del interior de la casa, estaba tapada por las cortinas, pero sin duda, quien estaba tras ella era Elisa. La mujer policía a la que estabais buscando.

Llegamos por fin después de dar varias vueltas a la casa de Elisa. Al verla, no pude evitar alegrarme.

Elisa, buenas noches. Hemos recuperado el... aparato de Xánatos. Queremos que lo veas tu primero, no nos fiamos de él.

Al llegar a la casa de la humana llamada Elisa me apoyo en la barandilla y espero a que hablen el resto de mis hermanos.

Esperando que esto dure poco, me doy prisa en llegar y me preparo para observar por la azotea y poder dar la alarma en caso de que alguien nos siguiera.

- Dejádmelo ver. Dice la mujer tomando el ordenador entre sus manos y colocándolo encima de la mesa. Después podéis comprobar como los rayos de sol empezaban a salir. Habíais tardado más de lo que pensabais en encontrar el ordenador y ahora no os iba a dar tiempo a llegar al castillo. Quizá fuera arriesgado, o quizá fuese más seguro, pero deberíais pasar el día allí.

Elisa no se dio cuenta de este detalle y ahora ella estaba sentada junto a otro armatoste como el que habíais traído que estaba conectado con varios cables al de Xánatos.

No sabíais lo que hacía, pero no tendríais más remedio que confiar en ella.

Elisa... dije medio susurrando al ver cómo el sol empezaba hacerse presente en el horizonte.

Deberías tapar esas ventanas, porque si alguien desde fuera nos ve, te va a resultar extraño explicarlo. Y tampoco deberías dejar que nadie entrara hoy en tu casa.

Noté como mis pies se estaban trasformando.

Somos gárgolas. Por la noche estamos vivas, pero por el día... Nos convertimos en estatuas.

-Vamos a lamentar dormir fuera de casa.-Pienso sentado en un rincón de la sala mientras procuro agacharme para pasar inadvertido. En fin, no hay remedio.

Me oculto de la ventana y me pongo en un rincón ocupando el menor espacio posible.

Apenas llego al sitio los rayos del sol empiezan a hacer su efecto en mi convirtiéndome poco a poco en piedra.

- Nos vemos a la noche, hermanos.

Cuando llegamos a la casa me deleite observando cada detalle en silencio, incluso ese pequeño animal llamado Orion…

Cuando mencionaron al sol me di cuenta quizá demasiado tarde pues así me transforme en piedra, alargando la mano para intentar acariciar a ese extraño animal en un lateral del salón…

- Descansad una noche más hermanos. Pronuncie solemne mientras me endurecía al instante.

Tras haber descansado aquel día notáis como vuestro cuerpo está completamente regenerado y como vuestras heridas están completamente curadas. Ya no hay rastro del agotamiento que teníais el día anterior.

Elisa está frente a vosotros, parada y mirandoos como os estáis despertando.

Cuando despertáis por completo la humana sonríe.

- Hicisteis bien en entregarme aquel el ordenador. Contenía muchos datos importantes para nuestra investigación. Resulta que Xánatos os utilizó. El ordenador era propiedad de Cyberbiotics y no suya. Cuando se lo robaron a él simplemente lo estaban recuperando y luego os usó a vosotros para robarles.

Desgraciadamente tienen vídeos de vosotros atacando su empresa. Ahora han revelado vuestra existencia, y no sois muy bien recibidas en la ciudad.

Tened cuidado, aquel tipo que dijo haber visto ángeles ahora habla también de que tuvo contacto con vosotros.

Es mejor que busquéis un lugar seguro donde resguardaros. Por suerte, ahora vuestro castillo está libre. Xánatos se está pudriendo entre rejas.

Me estiré al dejar de ser piedra. Mis ojos se iluminaron y moví las alas para relajarme del todo.

Buenas noches, Elisa. dije al verla. Después nos explicó lo que ocurría.

Maldito bastardo, sabía que no era alguien de confianza. Y nosotros hemos golpeado a los hombres de ese lugar... Elisa, ¿no correremos peligro si nos quedamos en el castillo? Investigarán su casa y allí nos encontrarán.

-Nuestra propia naturaleza nos protege, hermano.-Recuerdo con una sonrisa.-De dia no somos diferentes a una estatua. Cualquier persona que nos buscase alli eso es lo que encontraria. El problema es que los esbirros de Xanatos saben lo que nos pasa y trataran de destruirnos... ¿Y si buscasemos otro refugio?

- Me temo que Puck tiene razón. - comento. Deberíamos buscar algún sitio donde poder descansar durante el día. Uno en el que no llamemos la atención y nos podamos sentir seguros.