Partida Rol por web

Siguiendo las indicaciones de Zarlene, el grupo se interna en el laberinto de nuevo. La oscuridad retrocede ante su conjuro de luz. Gracias al descanso que se han tomado, los largos pasadizos parecen un poco menos opresivos. En un par de ocasiones creen oír pasos pero, aunque Guelder se adelanta para reconocer el terreno, no encuentra a nadie. Probablemente, después del asedio, la mayoría de muertos vivientes marcharon a otro lugar: las Tierras Fronterizas están infestadas de ellos. 

-... como giramos a la izquierda hace tres intersecciones pensaba que estábamos en este cuadrante-explica la hechicera mirando el pergamino.-Si mis cálculos son correctos, ahora encontraremos una bifurcación. El camino de la derecha lleva a un cruce que está a dos circunvalaciones de... ¡ay!

Todos se detienen. Zarlene ha tropezado con una baldosa que se ha hundido con un ruido sordo. 

-Estoy bien, sólo... ¡agh!

¡Un esqueleto con armadura surge del muro! Tunka, que ha estado alerta todo el tiempo, lo destroza de un mandoble. Por suerte, no era un muerto viviente, sólo un cadáver atravesado en una vieja trampa de lanzas. 

-Maldición, bruja, ten más...

-¿Qué es ese ruido? -Guelder olfatea el aire-Ha empezado a sonar cuando has pisado la baldosa.

Una serie de inquietantes chasquidos retumban tras las paredes y hacen temblar el suelo. Cada vez que suena, una sección del corredor es atravesada por una miriada de lanzas que surgen de los muros. 

-¡Corred, por Groz! 

Bárbaro, elfa y maga echan a correr perseguidos de cerca por las mandíbulas de acero que se cierran tras ellos. Guelder y Zarlene logran ponerse a salvo en un pasillo lateral. Tunka aunque  sigue dolorido, logra ponerse a salvo por poco: una lanza le araña el muslo haciéndole caer. Por suerte, la trampa es vieja y sus engranajes oxidados se atascan.

El grupo recupera el aliento:

-Ahora creo que ya sé dónde estamos...

-Empiezo a entender por qué Dunriq os abandonó...-masculla Guelder.

¿Qué vais a hacer? 

El rostro de Zarlene se ensombrece al contemplar el nefasto resultado de sus indicaciones por el laberinto -Noooo tú no Tunka- Palabras que se ahogan cuando casi comienza a sollozar. Se detiene para afrontar lo que sabe que debe hacer. No le gusta la contaminación que el maná presenta en ese lugar, casi le hace vomitar en un par de ocasiones. Es capaz de sentir las pulsaciones, su respiración agitada mientras se concentra y con los dedos unidos de su mano derecha se toca la frente cerrando sus ojos. El pelo se eleva ligeramente por una corriente de aire ascendente y las venas de su rostro se acentúan hasta que abre sus ojos -Lo veo, observo como innumerables almas han pasado por este laberinto y en su mayoría giraban en esta dirección. Está algo borroso por la infección del maná. No puedo realizar mucho más sin arriesgarme a la locura, esta sensación es repugnante-
Confiada en su visión, la hechicera no duda en avanzar aunque le tiemblen las piernas temerosas de perder a su último amigo. La herida de Tunka la siente como propia y le ha afectado hasta casi desmoronarse

La vision de Zarlene le lleva a traves del laberinto a toda velocidad, como si formara parte de una corriente de aire. Ve esqueletos tirados por el suelo, otros que aun caminan y habitaciones selladas mucho tiempo atras. Y, en el centro de la amalgama de corredores, una gran estancia con un altar de piedra y huesos sobre el que descansa un objeto de metal dorado con una gema azul engarzada: el fragmento del talisman de Kauldros.

Sin embargo, la vision se interrumpe por una luz cegadora. Zarlene nota que otra presencia magica la observa: dos ojos brillantes en la oscuridad. Su entrenamiento le permite reconocer a otro mago, probablemente azul, empleando magia como ella.

Zarlene interrumpe el hechizo abriendo los ojos.

-Se donde esta el talisman.

He estado demasiado tiempo... Tunka, nos han descubierto- Zarlene mira a Guelder -Koldrimus... Lo sabe, me ha visto- La hechicera se saca el sudor con el reverso de la manga. La temperatura no es tan elevada pero la joven ya tiene la ropa empapada del esfuerzo realizado.
Decidida a terminar con todo de una vez da pasos enérgicamente -Debies estar preparados. Doblamos la esquina, veremos una puerta y tras ella está el talismán- La tensión era palpable en su rostro, se encontraba cansada y solo el recuerdo de los perdidos le ayuda a seguir hacia adelante, quiere llegar al destino y sellar la grieta

Por los pelos una trampa no lo ensarta. Entonces, la maga comienza hacer de sus artes y el bárbaro como un acto reflejo, toma tierra de suelo y se la frota por el cuerpo a ritmo de _Bu-bu yu-gu, bu-bu yu-gu._

_ ¿Cómo que te han visto?, ¿quién te ha visto?, ¿kolmus? el que iba contigo Lanzaflechas, es mago también?_

Tunka comienza a mirar a todos lados, incluso retrocede unos metros por si hubiera alguien observando detrás de la última esquina. A ver que no hay nadie cerca, se dirige a la elfa.

_No se que demonios está sucediendo pero por Groz, que nadie llegara antes que nosotros._  Lo decía con orgullo, henchido en toda su envergadura. _ Y si cómo dices, hay un mago cerca que persigue el mismo hueso... No os preocupéis, mi acero se encargará de el._ Dijo con una amplia sonrisa, mientras daba ligeros toques con la mano en su espadón.

_ Aligeremos el paso entonces, tendremos que dejar en manos de Groz el que pisemos o no una trampa, asi que encabezaré la marcha. ¿Por dónde has dicho que es, Escuphechizos? 

Desoyendo las sugerencias de Guelder sobre una aproximacion mas cautelosa, Zarlene guia al grupo por los sombrios corredores una vez mas. 

Esta vez, vuelven a oir pasos y, cuando Guelder vuelve de explorar, su semblante refleja preocupacion:

-Esqueletos armados. Al menos, diez. Vienen hacia aqui.

El grupo aprieta el paso mientras oye el golpeteo de los huesos que parece venir de todas partes. Llegan hasta un largo pasillo descendente con algunos desvios pero Zarlene guia al grupo por el corredor principal hacia una luz que ve a lo lejos. Inadvertidamente, pisa otra baldosa que se hunde. Tunka, Guelder y Zarlene se quedan congelados:

-¿Mas lanzas?-pregunta Tunka torvamente.

-iNo!-grita Guelder señalando una seccion del techo entera que se abre silenciosamente-iRoca aplastante!

Una enorme bola de piedra cae al corredor y empieza a rodar hacia ellos. Los Compañeros de la Cienaga logran sacarle algo de ventaja pero la roca no se detiene. Algunos esqueletos les surgen al paso de los corredores laterales pero la roca los aplasta.

Corriendo como locos, el barbaro, la elfa y la maga llegan hasta el centro del laberinto.

(Entrais por la puerta de arriba) 

Se trata de una estancia cuadrada Iluminada por llamas azuladas que surgen de jarrones en las esquinas. En el centro hay un pozo insondable de forma rectangular alrededor del cual hay escaleras (parece un diseño popular en este Dungeon).

Al otro lado del pozo, sobre un altar, esta lo que habeis venido a buscar: el fragmento del Talisman.

Junto al altar hay un hombre con una elegante túnica azul cobalto y perilla cuidadosamente recortada. A su lado se alza una mole de músculos envuelta en pieles y con un casco astado.

-Son ellos: Koldrimus y Chaial-dice Guelder mirando por encima del hombro preocupada. 

La bola de piedra está cada vez más cerca. Delante de ella corre un grupo de esqueletos que, en teoría, os persiguen a vosotros.

¿Qué vais a hacer? 

-¡Oh!¡Es Guelder, la traicionera elfa! ¡Qué desfachatez, presentarse así! ¿Eh, Chaial? 

-Eh... en efecto, Koldrimus, es ella. ¡Qué pícara está hecha!

Chaial lleva un escudo y una lanza de caza enorme. 

Acercándose a Tunka para susurrarle unas palabras, Zarlene aprovecha para tocar el arma del bárbaro -Tunka, es el momento, nuestras vidas y el destino del mundo está en tus manos- La hechicera conocedora de la aversión de Tunka a lo arcano, utiliza la conversación para encantar el arma del bárbaro -Se que no te gusta, se que me odiarás, pero te presto mi ayuda, mía conocimientos. Desata tu furia y vamojos de aquí-
Zarlene se echa a un lado para no se aplastada por la roca mientras trata de llegar al altar. En un enfrentamiento físico, será derrotada con casi absoluta seguridad, pero aún cree que será capaz de liberar su poder y neutralizar al hechicero rival antes de que pueda reaccionar - Guelder, afina tus ojos y tus ataques, debes de ser lo más rápido posible-

De nuevo ese escalofrío inmundo recorre su cuerpo desde la espada hasta el cubrirlo por completo. "No usarás la magia" reza el tabú. Pero sin duda, cuando sucede es como si la espada leyera la mente del bárbaro y se adelantara a los movimientos tirando de su brazo. Pero quiénes eran esos tipos y que fines tendrían, eso pensaba Tunka. Después de todo, eran gente y estaban en guerra contra los demonios. Todas la manos eran necesarias.

Quizás pudiera intimidarlos...

_ ¡¡Alto ahí Cuerpoperros!! ¿Qué trajines os traéis con la piedra? Acaso no sabéis pedazos de ratas inmundas, que la devastación recorre el mundo sin obstáculos._ Hizo una breve pausa para que meditasen ese punto. _Y ESE!!_ Gritó al tiempo que señalaba hacia el altar. _Es lo único que puede detenerlo. Sin duda desearéis, volver a vuestra vida de antes Donde las mozas corrían por doquier y había una taberna en cada esquina._ Su tono era totalmente distinto al inicial pero hasta ahí. Clavó los ojos en Koldrimus con el semblante serio y honesto, y dijo. _ Os superamos en número y estamos dispuestos a morir por ese amuleto, no digo que sea fácil. Pero vosotros no llegaréis a venderlo juntos... Al menos uno morirá aquí abajo. ¿Y de qué serviría jugarse la vida por dinero, si lo va a disfrutar tu compañero?... Pero si aún no os decidís por ayudarnos, ayudaros, ayudar al mundo entero. Entonces os presento a mi querida compañera Zarlene, La Sabia. Su poder es tan grande que puede arrojar enormes bloques de piedra solo con su pensamiento. Provocadla y moriréis._ Zanjó, dando énfasis a la última palabra mientras se coloca en guardia.

Tunka dió su discurso lo mas rápido que pudo sin que se notara que el tiempo le apremiaba.

-¿Estás loco, barba roja?-Guelder empuja a Gora a un lado con el arco preparado-¡Ahora no es momento de...!

Pero sus palabras y su intento de disparar una flecha se ven interrumpidos por tres proyectiles mágicos surgidos de la mano de Koldrimus con un gesto casi casual. Un estallido de luz hace enmudecer a la elfa. Su arco cae al suelo justo antes de que Guelder caiga de rodillas y se derrumbe.

-Eso igualará las cifras... en fin, me iba a encargar de ella de todos modos. No soporto a los traidores.

Koldrimus suelta una carcajada:

-No sabes de lo que estás hablando, ¿verdad, bárbaro? Este fragmento es algo más que una mera baratija para vender al mejor postor: es la llave para el auténtico poder, algo que va más allá de lo que pueda imaginar tu mente obtusa.

Dirige una mirada divertida a Zarlene:

-¡No puede ser! ¿Zarlene "la Sabia"?-suelta una risita arrogante-Por todos los dioses, de todos los magos que desaparecieron en el Cataclismo y tuviste que sobrevivir tú... ¿esa es tu baza oculta, bárbaro? ¿Una bruja campesina de segunda clase? Definitivamente, si habéis bajado hasta aquí por vuestra cuenta (oh, ibais con aquel elfo sin pantalones, ¿verdad?) estáis locos y si os envía alguien, se ha equivocado de grupo. Chaial, ocúpate de esos dos.

Koldrimus alarga la mano hacia el fragmento...

El coloso recubierto de pieles asiente:

-Usaré sus tripas como ataduras, brujo.

Y, con una velocidad increíble para alguien de su tamaño (os saca veinte centímetros de altura por lo menos y otro tanto de ancho de hombros), el bárbaro de yelmo astado corre por las escaleras de la izquierda hacia vosotros. Lleva un escudo de madera forrado de cuero y una enorme lanza de filo dentado y adornado con plumas.

(La estrella amarilla es el fragmento)

¿Qué vais a hacer?

El discurso del bárbaro no cuajó como el había imaginado, pero por lo menos aquel enorme guerrero había caído en la trampa, y cargaba escaleras arriba contra ellos.

Abriendo los brazos en cruz, sin soltar su espada retrocedió hasta situarse a la derecha del cuerpo de la elfa. Asegurándose que la maga hacía lo propio y se retirara hacia las otras escaleras o entre las vasijas llameantes.

Cuando estuvo en posición, fuera del alcance de la roca que se acercaba pero lo suficientemente cerca, como para que el bárbaro enemigo tuviera que situarse frente al corredor si quería atacar a Tunka.

Esta vez, no dijo nada, no hizo nada, se preparaba mental y físicamente para el inminente combate. En cuanto, lanzara su ataque el nómada atacaría con fuerza el asta de la lanza para así partirla en dos y dejarle sin su arma.

El alcance le proporcionaba gran ventaja y solo con verle, Tunka no dudaba su rival era mas fuerte que el. 

No puede ser, él ¿Como ha ocurrido?- La cada de sorpresa de Zarlene es más que evidente -Tu ¿Porque? Siempre me habías tratado bien, incluso me defendiste de las burlas- La energía se arremolina en las manos de la hechicera.
Tunka, le conozco pero con otro nombre, Geof. Fue mi maestro en la granja-escula donde aprendí a controlar mi don. No logro comprender como se ha malogrado, pero acabaré con él- Levanta sus manos para que unas pequeñas bolas de fuego salgan disparadas hacia Koldrimus al que ella reconoce como su mentor.
¿Como superare a la persona que me enseñó todo?- Las dudas llenan el corazón de Zarlene afectando a su concentración, su Magia y todo en el peor momento.

El conjuro ofensivo de Zarlene acierta a Koldrimus justo antes de que ponga la mano sobre el fragmento. El hechicero es envuelto en dañinas energias magicas y retrocede un paso, dolorido. Notais que lleva un vendaje enrojecido en torno al brazo izquierdo.

Koldrimus pierde 2 niveles de salud pero ha sido un exito parcial...

 -Lord Geoffrey II de la Muy Honorable Casa de Koldrimus para ti, curandera-gruñe con los dientes apretados. Extiende la mano derecha apuntando a Zarlene-iY sere tu verdugo!

Zarlene puede sentir un chorro de sucio mana negro fluir hacia el mago desde el pozo central. Todos los cabellos de su cuerpo se herizan cuando una brutal descarga de energia cruza la estancia hasta ella, impactandole en el pecho.

Un dolor inenarrable recorre sus extremidades y tiene que apoyarse en el borde del pozo para no derrumbarse.

El abismo le devuelve la mirada...

Chaial a la carga es como una gran bestia en estampida. Echa hacia atras su lanza mostrando un brazo con unos musculos truculentos pero un rayo de los dioses es lento en comparacion con el juego de piernas del jabali de hierro en ese momento.

La lanza pasa cerca de la oreja de Tunka y el barbaro descarga un poderoso mandoble vertical para partirla. Sin embargo, Chaial no es ningun aficionado: con un brutal golpe lateral de su escudo, la espada a dos manos es desviada a un lado.

Lanza y espada vuelven a sus posiciones a una velocidad increible para atacar de nuevo casi simultaneamente. Sendos chorretones de sangre salpican el suelo cuando ambas muerden su objetivo.

Tanto Tunka como Chaial pierden 3 niveles de salud (armaduras ya aplicadas). Tunka, en el frenesi del combate pasas algo por alto (que la bola de roca esta ya MUY cerca, tu concentracion ahora es con tu enemigo para intentar que no te ensarte como a un pollo).