Partida Rol por web

- A ver si esta vez puedo... -dice Swen mientras saca su cazador de sueños e invoca el poder en él encerrado- ...no lo despertéis si lo duermo.

Las palabras mágicas resuenan como una nana en la voz de Swen.

Cuando aparece el monstruo, desenvaino la espada y el escudo apresuradamente. Doy varios pasos atrás para tener tiempo de observarlo mejor y determinar por dónde atacarlo.

-¡Arrhya! ¡Ponte detrás nuestro! -chillo. Entonces me fijo en que Swen ya le está lanzando un conjuro.

Observo la horrible criatura, y comienzo a preparar un hechizo:

Si que tiene tentáculos, mejor no me acerco a ella. ¿arderá? ¿al ser acuático, le hará mas daño el fuego?

Jenvent se me adelanta, parece que quiere dormirlo.

Esperaré a ver la reacción de la bestia para actuar.

Intento recordar si me han hablado de ese monstruo alguna vez. Casi por instinto, saco una flecha y apunto cuidadosamente a la cabeza mientras vuelvo a murmurar mi conjuro. Pero esta vez esperaré. Quiero asegurar el tiro todo lo posible y el murmullo de Swen me da un atisbo de esperanza.

Aguardo.

Parece que esta vez la extraña mágia de Swen si funciona, y la bestia se tambalea, deja caer sus tentáculos y se desploma en el suelo, respirando de forma irregular.

Bajo el arco y la flecha y suspiro con alivio. Me concentro intentando recordar algo sobre ese monstruo. Cuentos de viejas, leyendas, un comentario furtivo... cualquier cosa me vale.

Y solo veo un bicho raro con tentáculos en la barbilla.

- No podemos dejarlo aquí -hago un movimiento de cabeza en dirección a la aldea que acabamos de dejar atrás- Supongo que no estará dormido para siempre y no sabemos si los de Garnath conocen el truquito de Swen ¿alguien sabe como se mata a esta cosa? ¿le cortamos la cabeza o algo así?

Me acaricio la barbilla mientras dirijo miradas nerviosas hacia atrás. Los ruidos de la batalla resuenan en nuestros oídos. No podemos demorarnos mucho.

Swen sonríe reconfortado por su éxito.

- Lo que vayamos a hacer hagámoslo cuanto antes. Permanecerá así poco tiempo. El bicho este... ¿puede ser un pulpoandante? ¿Alguien ha oído hablar de ellos? Donde se le podría dar un golpe mortal... -queda pensativo-

Saco mi lanza, y se la pongo a la altura de la cabeza:

-Muy bien compañeros, hagamos un ataque en manada, ¿qué os parece?, a la de tres, le atacamos todos a la vez en la cabeza, a ver que pasa, jejeje preparaos. la cabeza es lo que tiene sobre el cuello, ¿verdad?

Me acerco al monstruo dormido mientras agarro la espada con las dos manos. Cuando nos reunimos todos a su alrededor con las armas preparadas, alguien da la señal y nos cebamos en la cabeza del bicho con todas nuestras fuerzas.

susurro:

-A esto se le llama trabajo en equipo, no respiréis mucho, que Kenvent ha dicho que igual suelta gas, a ver si lo vamos a pinchar.

Me acomodo junto a Kenvent para poder clavar directamente mi lanza en el ojo del bicho, le pongo la punta a escasos centímetros del ojo y ...

A la de tres, 1, 2 y... 3

La clavo apoyando todo mi peso.

Swen mira la daga que lleva al cinto como si fuera un objeto extraño.

- Mejor me preparo por si fuera necesario volver a dormirlo...

Se mantiene apartado y comienza una salmodia para facilitar la convocación del poder asociado a su amuleto.

Asiento en silencio. Preparo mi lanza larga y espero la señal convenida. Rezo una plegaria a Odayla para que sea suficiente para acabar con este horror.

Rodeais a la aletargada bestia y a la de tres, clavais vuestras armas en su cabeza. Suena un sonoro "crack" y repentinamente los tentáculos del monstruo se agitan y su cuerpo se convulsiona para después quedarse inmóvil. Está muerto.

Sin perder tiempo os alejais del lugar, buscando la seguridad del campo abierto pero una voz estrañamente familiar os obliga a deteneros.

-Vaya, vaya... Veo que los aires de montaña os han favorecido. La última vez que nos vimos estabais huyendo de un oso común y ahora os encuentro dando muerte a un pulpandante.

La oficial lunar está de pié ante vosotros, con su mirada tranquila de siempre y acompañada por cuatro soldados armados con lanzas y espadas que se encargan de flanquearos para cortar vuestra retirada.

-La otra vez que nos vimos quizás fui demasiado comprensiva con vosotros, pero esta vez no va a ser igual. He venido a por la niña; Debo llevarla a Glamour os guste o no y esta vez no aceptaré un no por respuesta.

Felkenna (que asi se llama la mujer), desliza sus manos al interior de sus ropas y saca dos espadas curvas, que brillan con intensidad rojiza bajo la luz de la luna.

Ahrrya da un salto y se coloca entre Felkenna y vosotros, con los brazos abiertos y expresión seria; Pero curiosamente, es a vosotros a quienes se dirige.

-Dejadlo ya. Desde que nos conocimos no habeis hecho mas que arriesgar vuestras vidas por mi, y ya no lo soporto mas. Esta vez soy yo quien quiere decidir: Me iré con ella. No quiero casarme con ese y quedarme para siempre criando los hijos que mi padre espera; Quiero marcharme, conocer qué hay más allá de estas montañas y poder tener una vida diferente. Siento de todo corazón decepcionaros, pero no quiero que se derrame ni una gota de sangre más por mi, y mucho menos la vuestra.

Felkenna parece sorprendida y baja sus armas.

No he nacido para empuñar un arma, no quiero pasarme la vida luchando contra alguien que es superior a mi. Las palabras de la niña me empujan a hablar la primera. 

-Es tu decision, Ahrrya. Si piensas que debes irte con ellos hazlo. Espero que te vaya bien y no te equivoques. Por mi parte solo queda desearte suerte. 

Sin mas que decir miro a la joven con cariño. He pasado mucho tiempo entre esta gente, me han acogido como a uno mas de los suyos, pero las montañas lo unico que ofrecen es una vida dura y nuestra protegida se merece algo mejor.  

Dirigiéndome a Felkenna, le digo:

-Hola guapa, cuanta tiempo, ¿no?, veo que tu sigues igual, de guapa claro, y de simpática, siempre dándonos opciones.

Me detengo un momento:

-Veo que sigues igual de civilizada, pero claro, la opción final la tiene la niña, yo la protejo, pero no le hago tomar decisiones, ya es bastante mayorcita.

Me detengo un momento pensativo, y le digo:

-Ya supondrás que si la niña se va contigo, nosotros vamos con ella. Bueno, en este caso me parece que hablo por mi, mis compañeros también son lo bastante mayorcitos como para decidir.

ignorando a los guerreros, hablo con mis compañeros:

-¿vosotros que opináis?