Partida Rol por web

El coche comenzó a desviarse del camino, por iniciativa propia. Abbey saltaba como una niña pequeña en un viaje de fin de curso. Algo le olía mal a Tom. Nadie hacía nada por evitar el accidente; parecían resignados a estamparse contra donde fuera. Incluso sonreían... esa cara, esa expresión... Tom la había visto en alguna parte...

En ese momento, como un rayo, vino el recuerdo. Se vio a sí mismo, a punto de saltar de un avión en marcha... recordó la cara de Jerry... la excitación antes del peligro... el golpe de adrenalina. Jonas y Abbey estaban en ese estado mágico, en esa nube de tensión contenida y anticipación antes de una fuerte emoción. El terror impedía a Tom empatizar, pero no pudo dejar de comprender lo que sentían sus compañeros de viaje, aunque no entendiera el porqué.

Sólo fue un segundo, pero pareció una hora. El coche atravesó el quitamiedos, saltando varios metros por los aires y dando vueltas en el camino. Tom, abrochado, pudo er cómo los cuerpos de Jonas y Abbey impactaban contra el techo. El cuello de Theotrope se partió casi en el acto. Abbey, más elástica, se amoldaba a las evoluciones del impacto. El cuerpo del chófer parecía un maniquí de pruebas de accidentes, sus brazos saltando... como una marioneta a la que le cortan las cuerdas.

El golpe fue brutal. El chásis se aplastó por completo, atrapando las piernas de Tom. Intentó mirarlas, para ver si seguían ahí, pero su cuello no respondía. La imagen estaba fija, y el paracaidista paralizado. El coche se arrastro varios metros, soltando chispas contra el suelo. Por fin paró. Tom seguía vivo, pero su cuerpo estaba destrozado. No podía mover ni los dedos. En su campo de visión, la cara de Abbay, desfigurada, todavía pestañeaba. De su boca salían burbujas de sangre, y un sonido como de gorgoteo llenaba el coche. Debía tener los pulmones perforados... estaba más que condenada.

Pasó una eternidad. Tom contempló cómo la vida desaparecía de la mirada de Abbey, que intentaba sonreír aunque su cara hubiera perdido esta capacidad. Vivo. Pese a todo, Tom estaba vivo. Había tenido una suerte increíble. Posiblemente no volvería a andar. Pasaría el resto de su vida en una silla de ruedas, recordando este momento incomprensible para siempre.

Estaba sólo, en la ruina metálica que había sido el coche. Las ambulancias tardarían en llegar... Tom empezaba a dudar de su propia supervivencia. Se iba sintiendo débil por momentos. Alguna herida profunda, algún corte en una vena... estaba desangrándose. Él jamás había querido terminar así... tantos saltos en paracaídas; tantos deportes extremos... lo peor que le podía haber pasado, en una situación normal, habría sido morir instantáneamente pero... esto... esto no lo esperaba. Jamás había imaginado que su vida terminaría de esta forma tan cruel.

Recordó los explosivos. ¿Estaría el señor Theotrope mintiendo? Quizá nada explotara. Quizá las ambulancias llegaran a tiempo y le sacaran de ahí. Incluso podía ser que no estuviera tan herido, que sólo fueran sensaciones, nada más... un par de meses en el hospital y volvería a ser el mismo... Quizá...

La explosión llegó. Lo curioso es que Tom la pudo sentir en toda su magnitud. Así que eso era morir... El fuego, el metal fundido pegándose a su piel, el ruido ensordecedor, la sensación de que su cuerpo se desgajaba como una sandía bajo el peso de un martillo... pudo sentirlo todo... un abanico de sensaciones dolorosas que jamás habría imaginado posibles... luego, nada... paz... silencio... los tópicos resultaron ser ciertos. Vio su vida pasar ante sus ojos... le gustó lo que vio. Más adelante, un túnel de luz... un ser querido, en todo su anonimato, le reclamaba...

Aquella fue la primera vez que Tom murió. Jamás la olvidaría. Lo cierto es que la sensación no le disgustó en absoluto.

Voces de fondo, algunos ruidos... luz cálida... Tom despertaba. ¿Dónde estaban sus heridas? ¿Y su dolor? ¿Qué había pasado tras la explosión? ¿Seguía vivo? ¿Esto era el más allá? Sonaba música...

Todas estas preguntas aporrearon la mente de Tom a gran velocidad... lo único seguro es que se sentía bien. En perfecto estado. Nada le dolía. Abrió los ojos lentamente, de forma tentativa. Estaba en un salón, sentado sobre un sofá de cuero. No tenía mucha ropa, sólo unos calzones anónimos, sinmucha personalidad. A su lado, en otros dos sillones, Jonas Theotrope y Abbey estaban despiertos. También estaban en ropa interior. Los ojos de Tom, por cuestiones estéticas, se desviaron hacia Abbey, evitando el cuadro de la gran tripa de Jonas. Ambos parecían tranquilos, como si nada extraño hubiese sucedido. El chófer estaba vestido, de pie, mirándoles con una amplia sonrisa que denotaba cierta demencia.

- Te ha costado... ¿eh? Apuesto a que te abrochaste el cinturón. Bueno, ya sabes para la próxima... cuanto más rápido, mejor... salvo que te guste saborear el momento... eso puedo entenderlo. Soy Billy. Bienvenido a brodo, Tom.

Junto a Billy había un mueble bar. Tres copas habían sido preparadas, y había un vaso con hielo esperando a ser servido.

- ¿Qué bebes, compañero?... Esto merece un bríndis. Tenemos ron, whisky, vodka, cognac, ginebra, cócteles... sólo pide.

La atmósfera en la sala era cálida, acogedora y amistosa.

Tras mi aceptación ellos no parecen hacer nada relevante para evitar nuestra muerte, Jonas Theotrope pone su móvil en mi frente durante un segundo, y nada mas. Yo totalmente desconcertado, aun amarrado fuertemente al asiento, espere el golpe, deseando sobrevivir... y finalmente llego. 

Fue terrible, zarandeos violentos para un lado y otro, al igual que ver los cuerpos de mis acompañantes volar contra cada una de las paredes del vehículo. Me dolía todo, y no podía moverme... Pensé que si sobrevivía seria sin movilidad en mis piernas, y en ese momento casi preferí morir. No sabia que se me concedería, pues poco después note la explosión del maletero, mi cuerpo disgregarse, el dolor recorriendo mi cuerpo con punzadas tan intensas que no pude haber imaginado hasta ese momento y fui capaz de notarme en pedazos, como si estuviera en todos los puntos a la vez. Tras eso... mi vida paso por mis ojos, una sensación de paz y tranquilidad muy reconfortante. Casi mereció la pena sufrir lo anterior para llegar a este punto... y una voz que me reclamaba...

Abrí los ojos, estudiando mi alrededor. Allí estaban Jonas y Abbie Theotrope, y también el chófer. Fije mi mirada en la chica sin cortarme ni un pelo, entonces realice la pregunta que casi seguro estarían esperando mientras palpaba mi cuerpo, comprobando que todo estaba en su sitio.  

- ¿Estoy muerto? ¿esto es el cielo o algo parecido? -

Me levanto, y un mareo me ataca por un instante, amenazando con derribarme, pero consigo superarlo y avanzar despacio hacia las copas. 

- Echame lo que quieras...- digo aun confuso por la situación, me apoyo cerca del mueble bar, para conseguir mantenerme de pie, y me giro hacia la chica, estudiándola - una eternidad con ella no estaría mal...- pensé, intentando dejar a un lado la parte de mi cabeza que intentaba buscar la explicación a todo esto. Necesitaba un trago. 

Billy comenzó a servir un margarita. La mención del cielo por parte de Tom les hizo reír a los tres. Jonas se levantó y se puso una bata de seda que tenía preparada.

- El cielo... Esto es mejor que el cielo, hijo. Es la vida eterna. Puedes morir las veces que desees... mientras tengamos materia prima para reconstruirite, volverás. Me alegro mucho de que aceptaras nuestra proposición. Ahora eres parte de la familia... Bienvenido, Tom.

Billy acercó las copas y cada uno tomó la suya. Theotrope alzó su cognac.

- Por Tom, nuestro nuevo compañero en la inmortalidad.

Ante el desconcierto del paracaidista, brindaron encantados.

- Sé que tienes muchas dudas, que estás desorientado... Billy y Abbey también lo estaban, al principio, pero ahora ya saben, y colaboran con el plan... pero eso carece de importancia en este momento. Lo realmente importante es que estás vivo y que estás con nosotros.

Caminó por la sala. Era una estancia amplia, acogedora y cálida. Las paredes estaban llenas de libros en estanterías de madera antigua, los sillones eran de cuero de calidad... el lujo estaba por todas partes.

- Vamos a cambiar este mundo de una vez para siempre, Tom. La eternidad nos pertenece, y sólo nosotros elegimos a aquellos con quien compartir este regalo. Tenemos ciertas normas muy estrictas... Está prohibido escoger a alguien que ya conozcas. Está prohibido salirse del plan. Está prohibido ir contra nosotros. Lo demás... eres libre. Y hay más. Te estarás preguntando qué clase de tecnología nos permite no morir jamás, salvarnos de accidentes como el que viviste... técnicamente la explosión nos mató a los cuatro. Pero nuestro sistema tenía almacenada la información de nuestras... ¿almas? No sé cómo demonios llamarlas... Los científicos tienen siempre mejores explicaciones... Al tema: cuando morimos, nuestras almas viajan, se pierden, se evaporan. El sistema que hemos creado permite recogter esa energía e insuflarla en un cuerpo muerto. La misma fuerza que te anima, permite que ese cuerpo tome tus características... se vuelva tú. En esta mansión tenemos una nevera con más de cuarenta cadáveres para volver a la vida cuando queramos... y hay más.

Tom no podía terminar de creérselo. Sin embargo, las pruebas estaban ahí. Había muerto. Lo recordaba con claridad. Y ahora estaba vivo. ¿Qué más explicación podía haber?

- Hemos desarrollado un sistema que permite dividir las almas. Ahora mismo hay más de doscientos Billies y Abbeys operativos por todo el mundo, infiltrándose... reclutando. Tú eres el cuarto... pero creo que te estoy mareando con tanta información de golpe. Termina con tu copa tranquilamente y te seguiré explicando el plan.

La forma de decir esas palabras no podía dejar de poner nervioso a Tom, que había sido capaz de articular palabra durante el discurso de Theotrope.

Agarro la copa, debí suponer que se reirían con lo del cielo... y después encima se ponen a brindar por mi, es una situacion del todo surrealista. Bebo mi copa de un trago, pero creo que necesito alguna mas para conseguir superarlo. Jonas empieza a explicármelo todo con uno de sus discursos. Primero me indican las reglas del juego, y luego me explica como lo consiguen. La verdad, es cada cosa mas irreal que la anterior, pero... aquí estoy, y eso las supera a todas, por tanto deben de ser ciertas. Intento retener información mientras me hago otra copa. No soy muy dado a la bebida pero, en este caso la necesito, sino me costara mucho mas creerme ese cuento de las almas y el recolector de ellas...

- ¿Como que el cuarto? - digo casi boquiabierto-  ¿200 Abbyes y Billys? puf... ¿donde me he metido? - doy un largo trago a mi nueva copa de whisky. - ¿Hay cuatro.... yos? ¿donde están?...- pregunto, aun sorprendido, pero en realidad no se si quiero saber la respuesta... - me están usando...- me lamento para mi mismo.

Los tres se miraron por un segundo, como desconcertados. Después volvieron a estallar en carcajadas.

- No, querido... Eres único. A tí no te hemos dividido todavía. Cuando Jonas dice que eres el cuarto, se refiere a que eres el cuarto de nosotros. Primero fue Jonas, luego yo, después Billy... y ahora tú.

Se acercó a él y se sentó a su lado, enlazando sus brazos en torno a su cuello.

- Comprendo que esto es difícil de digerir... a mí me costo bastante pero... Al final te acabas haciendo a la idea.

Le plantó un beso en la mejilla y luego apuró su copa. Se levantó y se sirvió otra.

Jonas seguía riendo. Se recompuso y siguió hablando.

- Perdona, Tom... siempre hay que explicar muchas cosas... debería diseñar un folleto que lo explicara todo mejor... Otro día. Sé que todo esto es difícil de creer... yo mismo no sé muy bien cómo funciona, para eso he contratado a los mejores científicos. Acompáñame.

Los cuatro salieron de la sala y se dirigieron, pasando un pasillo, a otra habitación. Era también lujosa, con paredes cubiertas de madera y sillones de cuero rojo. En el centro, una gran mesa tenía desplegado un mapa del mundo.

- Éste es mi plan. Tenemos que frenar las atrocidades que están cometiendo los gobiernos del mundo en nombre del capitalismo, detener el cambio climático, desarmar las cabezas nuleares a escala internacional... queremos salvar a la humanidad. Pero eso requiere medidas muy duras. Tenemos en nuestras manos la tecnología más poderosa con la que jamás soñó elhombre... somos inmortales. ¿Qué más se puede pediro? Podemos clonarnos, dividirnos en muchos agentes que trabajen, simultáneamente, en todo el mundo. Ahora mismo tenemos Abbeys y Billies por todo el globo, infiltrándose en las organizaciones más importantes.

Se acercó al mapa y señaló el noroeste de EEUU.

- El primer paso será Seattle. Ya tenemos todo preparado. Lanzaremos una ofensiva militar relámpago. Cortaremos todas las comunicaciones con el exterior por un plazo de 24 horas. Durante este tiempo, seleccionaremos a la población, los dividiremos en tres grupos: los primeros morirán, serán los menos aptos, los menos capacitados para ale avance de la sociedad. Sus cadáveres serán recogidos y alamcenados, como seguro para nuestra supervivencia. El segundo grupo será confinado. Los alimentaremos y fomentaremos su reproducción. Elegiremos para esto a los menos conflictivos, los que tengan menor capacidad para escapar a nuestro control. Ellos preservarán nuestro futuro. Desalojaremos las cárceles de la zona y loas converitremos en nuestras 'granjas de gente'. Serán vigilados por nuestra gente... por nosotros mismos, en esencia. El tercer grupo... de forma aleatoria elegiremos a unos pocos, tan sólo diez, para unirlos a nuestra causa... para poder mantener nuestra cordura intacta en la eternidad, deberemos tener una amplia variedad de sujetos.

Dejó de mirar al mapa y se volvió hacia Tom.

- Pasadas 24 horas, reestableceremos el contacto con el mundo exterior, con nuestra gente dominando los puestos relevantes. En el resto del mundo nadie sabrá nada. Fingiremos algún fallo técnico para impedir las entradas y salidas de la ciudad. Un mes después, daremos el segundo paso: Los Ángeles. Ya tenemos acuerdos con el gobierno. Les hemos prometido la vida eterna a cambio de su participación en el plan. Evidentemente, esas ratas no merecen nuestro regalo, y morirán. Ahora tenemos que saber si podemos confiar en tí para que nos ayudes. Puedes negarte, pero eso no nos gustaría nada.

- ¿Aun?- dije para mi ante los comentarios de Abbey, pero nadie pareció percatarse, o al menos a nadie le importo. 

Jonas comenzó a hablar de nuevo, hablando de folletos informativos... como si eso fuera a mejorar el shock. Ademas, en esta situación, lo que menos me apetece es ponerme a leer toda la explicación. Empieza a caminar, hacia otra habitación. Al ver que todos se mueven voy detrás, para acabar viendo el mapa sobre la mesa - ¿planes de dominación mundial? joder...-.  Me explica cual es su plan, cada paso por encima y luego me pregunta si voy a colaborar. Hasta el final que parece darme la palabra no soy capaz de toser ni siquiera, estos tipos son peligrosos y... que haya revivido una vez no significa que vaya a hacerlo otra vez, y menos si ellos no quieren.

- Ehmm... se han portado bien conmigo, pero... bueno pero... ¿tengo que matar?... yo no...- me callo, no consigo imaginarme matando a gente y menos a prácticamente la mitad de una ciudad... - hay gente que se lo merece pero... no se... no se si seré capaz...- vuelvo al silencio, mirando en todas direcciones algo angustiado, me noto presionado, muy presionado. - ¿vais a dividirme para ello? - pregunte, haciendo notar que no me gustaba mucho la idea de que haya varios yo. Ademas de no estar muy seguro de si aceptar o no lo que me proponen, aunque soy consciente de que negarme puede arrastrar fácilmente a mi fin... y eso me inclina a colaborar. 

Jonas quedó pensativo por unos momentos, como reflexionando acerca de las cuestiones que le planteaba Tom.

- Mira, hijo... somos una familia. Todos debemos colaborar para que el plan funcione pero... no es necesario que lo hagamos de la misma manera. Aquí, Billy y Abbey están encantados de ser divididos, disfrutan de su trabajo. Piensa en esto... Imagina que sólo tuviéramos a uno de los nuestros dispuesto a matar y a dividirse... Nos daría lo mismo. Le podríamos dividir hasta donde quisiéramos, podríamos tener un ejército compuesto por un sólo soldado. No necesitamos dividirte, ni obligarte a matar a nadie.

Sonreía con un paternalismo que hacía recordar a un Santa Claus.

- Si la idea de coger un fusíl y matar a la mitad de la población de Seattle no te gusta, no hace falta que lo hagas. Si no te sientes incómodo al pensar que podemos dividirte sin tu consentimiento, ten por seguro que no lo haremos. ¿Para qué nos serviría dividir a un individuo que no quiere que lo hagamos? Nos obligaría a mentirte, a esconder la verdad... sería incómodo. Y no sólo deberíamos mentirte a tí, sino a todas las copias que sacásemos de tu persona... muy poco práctico. Y lo que buscamos entre los nuestros es confianza, no otra cosa.

Le pasó la mano sobre el hombro mientras caminaba por la sala, como dando un paseo por un parque.

- No pareces un soldado. No vamos a pedirte que lo seas. Piensa que, para la eternidad, necesitaremos muchas personas distintas, gente con la que poder hablar, de la que poder aprender cosas nuevas. Si te hemos elegido no es porque pensemos que eres un asesino o algo similar... Te hemos elegido porque te gusta el peligro. Voy a poner a tu disposición los medios para que crees el mayor parque temático de deportes de riesgo que jamás hayas soñado. Imagina hacer puenting sabiendo que vas a morir al final y... que da lo mismo. Imagina la emoción a la que puedes llegar. Ahora piénsalo más fríamente. Imagina la emoción a la que nos puedes llevar a nosotros. Sin gente como tú, la eternidad será muy aburrida. Y ese mismo aburrimiento es el principal peligro que corremos.

Le soltó y le miró a los ojos. Por un momento, Tom vio en la mirada de Jonas una humanidad que no había sospechado. Se dio cuenta de que todo lo que le había contado en el coche, toda la actitud prepotente y escandalosa que había mostrado... todo había sido una actuación. Theotrope estaba abriendo su corazón. Parecía que esto realmente le importaba.

- Te necesitamos mucho más de lo que imaginas. No te vamos a obligar a hacer nada que no desees... al contrario. Escucharemos tus deseos y tus propuestas. Somos una familia. Y queremos que seas parte de ella. Y no creas que eso te va a convertir en un asesino ni nada parecido. Sé que el plan es odioso, pero es la última esperanza para la humanidad. Créeme... he barajado todas las opciones, y ésta es la mejor de ellas. No me gusta tener que hacerlo así, pero no hay otra manera.

Se colocó junto a Abbey y Billy que, por primera vez, parecían serios, humanos.

- ¿Quieres formar parte de esta familia, Tom?

Escucho con atención sus palabras, caminando a su lado. Me relajo mucho cuando me indica que no hace falta que mate ni que me dividan, a menos que yo quiera hacerlo. La verdad, parecía un buen padre para esta familia que empezaba a formar. 

Cuando escucho mi principal cometido unos escalofríos recorren mi cuerpo, poniéndome la carne de gallina. Mi mente empezaba a recordar, que no imaginar, ideas de deportes que ya se me habían ocurrido tiempo atrás pero que de momento no se podían llevar a cabo y... ahora... si... podrían... Incluso alguno macabro con el que me había auto-tachado de sádico.

- Eso me gusta- contesto y dejo que siga hablando.  

Expone su idea de la familia y que ha buscado otra forma de arreglar las cosas. Todos se ponen serios, convincentes, y Jonas me pregunta si quiero formar parte de la familia... Yo me siento realmente aceptado siendo yo mismo, mis padres habían puesto muchas pegas a mi estilo de vida y había tenido varias discusiones. Aquí, sin embargo, me están dando de todo y de momento han pedido tan poco...

- Si- digo sin pensarlo mucho, de una forma u otra es posible que sea lo único que me quede cuando lleguen las catástrofes... aunque si que me gustaría despedirme de mi verdadera familia. Ademas empiezo a creer en ese futuro que tiene Jonas en mente - sino, ¿por qué va a gastar tanto dinero en un proyecto como este? - Intentare ser util en lo que sea... - callo un instante, me costara hacerlo... pero debo.  - ... todos debemos sacrificarnos por la familia ¿no? - los miro interrogante - probare eso de clonarme y... lo otro... lo intentare al menos...- en mi rostro se ve claramente la duda. Pero si ellos me han dado esta oportunidad... al menos intentare comprometerme con la causa... 

La respuesta de Tom fue satisfactoria para Jonas, Abbey y Billy. Los cuatro celebraron la incorporación durante toda la noche. Un nuevo mañana había nacido para Tom; una vida eterna llena de esperanzas para el futuro.

FIN DE FLASHCBACK - 1

Tom participo mayormente como seleccionador. Tanto tiempo como instructor de paracaidismo y de otros deportes de riesgo acabaron otorgándole un sentido de reconocimiento para distinguir a aquellos que tenían el valor suficiente para ellos y los que no. Aunque no era del todo acertado, si que servía como valor orientativo. Para las "granjas" se quería gente que no diera problemas, y probablemente todos ellos estarían entre los que no se atreverían a saltar de un avión. 

También probo lo de dividirse en varios ...