Partida Rol por web

La prima se desperezó, girándose en el sofá, cuando la abordó con aquel rostro desencajado y triste. Parpadeó, sin entender muy bien de que iba aquello. Se quitaba las legañas, sentándose. Luego le dijo lo del negro y lo de su padre. Y la cara le cambió a un rostro absolutamente de palo, pétreo.

-¿Qu...qué?

No entendía una mierda.

-¿Muerto, cómo?, ¿Un accidente?

Queen nego con la cabeza -Un sicario...- no le daba el pensamiento mas que para repetir las palabras de su tio. Sus ojos sin embargo decian millones de cosas.

-...y si lo han matado por mi culpa?...- empezo a sollozar y en un abrir y cerrar de ojos fue presa del llanto -Han sido ellos... lo han dicho...- agarro las sabanas con fuerza y escondio la cara en ellas intentando ahogar el quebranto -Papa!... papa...- gritaba clavando los dedos en el colchon.
 

Se pasó la mano por la cara, incrédula. La vida acababa de cambiar, pero bien cambiada. No solo la intentaban capturar a ella, si no que como venganza, habían asesinado a su padre. Su asesinaran a su padre, por muy mal que se llevara con él, derramaría napalm sobre las calles.

-Ven...

Dejó que la abrazara, frotando su espalda. Y dejó que llorara hasta que se quedara un poco más tranquila. Poco, evidentemente. Como para quedarse tranquila del todo...

-Ya sabes que puedes contar conmigo. Y con los del taller. ¿Eh? Venga, voy a buscarte algo negro, de cuando tenía menos talla de pecho, y eso.

La dejó sola un momento.

Ahora el que llamaba era su hermano. No supo muy bien si coger o no el teléfono. Pero la verdad es que debía hacerlo.

-Hermana, soy yo. Me acaba de llamar el tío Gun, y luego la policía.

Silencio pesado.

-Han matado a papá. Le han pegado dos tiros. La policía dice que un atracador. Pero no me lo creo.

Más silencio.

-¿Donde estás? Tenemos que reunirnos todos. Mamá no me coge el teléfono, y yo estoy con la abuela.

Asentia dejandose consolar, sabia perfectamente que contaba con el taller, tanto o mas que con su familia de sangre. Mary la dejo un momento, sentada en el centro de la cama a la luz tamizada por las cortinas. La histeria dio paso a una serenidad shockada, estaba sin fuerzas, le hormigueaban los labios y la nariz -Appa...*- susurro una ultima vez.

Su pensamiento inmediatamente posterior fue para sus hermanos y su abuela, tenia que hablar con ellos... vibro el movil, aun lo tenia en la mano, lo miro... era Hwan. Descolgo y lo llevo al oido, escucho en silencio.

Al rato parpadeo como si despertara, lleno los pulmones, no podia permitirse abandonarse al dolor, demasiado y demasiados dependian de ella.

-Lo se- se le notaba la voz ronca y cansada pero procuro adoptar un tono serio -a mi tambien me ha llamado- se apreto la nariz para despejarla -escuchame con atencion. No ha sido un atracador ni mama te va a coger el telefono. Ella esta en el ajo, no te fies de la poli ni de nadie que no seamos el tio, el primo Hwoarang o yo, pero tu haz como que te lo crees. Ahora voy a ver al tio Gun, tu no te separes de la abuela ni del peque, porque... esta el enano con vostros o no? Como esta la abuela? Y Wook?... Hwan eres el sangju, tienes que ponerte con los preparativos del funeral, tu puedes.

Escuchame otra cosa...- tomo aire dominandose -os quiero... voy para alla-

Apreto los ojos con la palma de la mano, debia hacer de tripas corazon y sobreponerse

El peso de la responsabilidad caía de repente sobre sus hombros.

-Sí, está aquí Kun-Woo. Lo ha traído la abuela. Estamos en mi piso, la abuela lo ha querido así. Ella tampoco se fía de mamá, y sabe que nos esperan allí.

Suspiró.

-Ve a ver al tío. Yo haré todos los preparativos para el velatorio, con la abuela. Wook está aquí, me está ayudando mucho. Aunque es una faena para ella, claro... Ha sido tan de repente...

Hubo una pausa.

-Tengo otra llamada entrante. Hablamos luego. Y no tardes, si mamá decide aparecer, la cosa se puede poner fea.

La prima vino vestida con un traje de conjunto de falda y chaqueta negras.

-No tengo muchas cosas de tu talla, pero a lo mejor te sirve la ropa de cuando era más pequeña. El culo y las tetas me salieron de repente a los catorce, y fue una catástrofe.

Era una camiseta negra y una camisa con topitos de plata, con un colgante muy chulo a juego. Los pantalones eran más bien gris oscuro, tejanos, y unos zapatos de lo mismo, con un tacón muy breve.

-¿Te llevo yo o pillamos un taxi?

-No te preocupes es provisional hasta que me ponga el hanbok* de luto, lo q no queria era aparecer con las pintas de anoche- sonrio pesadamente, iba asumiendo la cosa... al tomar las prendas cogio la mano de Mary -Gracias- dijo mirandola significativamente.

Luego se levanto y fue al baño a lavarse la cara, cero maquillaje -Casi que mejor en tu coche, por lo que pueda pasar, si no te importa...- estaba claro que la espada de damocles pendia sobre todos ellos, debian andarse con mil ojos.

Se vistio en un plisplas, se noto su confusion al dudar de si ayudarla a recoger toda la porqueria que habian juntado esa noche, pero Mary la volteo por los hombros y la saco del piso

No tardó en llegar.

Dos chicas entraron por la puerta del despacho, que olía a tabaco, a pesar de la ventana abierta. El despacho era un viejo conocido, en el segundo piso de la fábrica donde se procesaba y empaquetaba la comida que se distribuía en los gozushis de la costa oeste, además de los que se enviaban a Liberty City. Hacía unas semanas, se había comenzado a construir la franquicia de Vice City, que iba a ser la segunda de la costa este.

El tío Gun estaba con la chaqueta quitada, y en ese momento se cambiaba de corbata a otra de color negro, más propia para la situación. Las chicas que entraron venían vestidas también de negro. A una la conocía de modo casi íntimo, por que era Mary. La otra, no la había visto desde hacía años. Su famosa prima Sheon-Deok, de la que tanto había oído hablar.

Durante un momento, se miraron. Era extraño saludarse en aquellas circunstancias tan funestas.

El ambiente estaba tan tenso que se podía cortar con un cuchillo. Hubo un rato de silencio que se rompió con el sonido de unos pasos que se aproximaban por el pasillo. Mi prima y Mary entraron en el despacho relajando, sin saberlo, la atmósfera. Era evidente, por los rostros, que su llegada era muy grata. Al verlas vestidas para la ocasión reparé en mi propia indumentaria. No iba de luto por razones obvias, pero llevaba traje gris y corbata porque esperaba reunirme con mi padre esta mañana.

Les dirigí una media sonrisa forzada junto a una mirada de tristeza. Deseaba saludarlas pero no quería romper el protocolo. Dejé que alguien de mayor rango tomara la iniciativa.

En el coche, de copiloto, observaba lánguidamente el paisaje urbano, como la vida, el sol, los semáforos, todo seguía funcionando ajeno a la tragedia, meditaba sobre el ser, la mortalidad, lo trascendente... a veces pasaba fotos del móvil, del jueves pasado, su ultimo día padre e hija. Después de esas venían otras mas románticas... una idea empezó a rondarla y el gesto triste empezó a tornarse en amargo.

"Ay que ver Queen... tu que esperabas estar dándole al mambo esta mañana..." Resoplo entre dientes.

En la fabrica camino con las manos en los bolsillos, las dos seguían serias y calladas, Mary se estaba portando no perdía ripio del estado de la coreana. Al entrar en la ofi se percato de la presencia de Hwoarang, le dirigio un sencillo gesto con la barbilla a modo de saludo

-Tío...

Rompió el silencio con ese simple balbuceo, avanzo hacia el y le abrazo.

Su tío la vió llegar, aunque estaba acompañada por la hija de César. No importaba. Aquello también competía a ese clan. Los del taller estaban tan metidos en eso como él, y de hecho su enemistad con Wu Zi Mu tenía mucha más trayectoria que la suya.

Ella le abrazó y él frotó su espalda. Procuraba ser duro, no dejar que la situación le afectara demasiado. Pero ahora estaban en familia, y ese era el único momento en que podía permitir mostrar sus sentimientos de una manera más abierta. Había llorado mucho, aunque en soledad. Ahora estaba frío, algo distante, conmocionado por todos los sucesos.

Cuando se separó, él sonrió brevemente, cogiendo su mejilla en una pinza, que es lo mismo que le hacía cuando era una niña.

-Siéntate, por favor...

Sacó del mueble bar unas copas. En los funerales coreanos se bebía, sobre todo después de presentar los respetos a la familia. Y el whisky era bueno. De una marca tan rara, escocesa, y tan añejo que debía saber a gloria. Sirvió unos vasos y esperó a que cada uno cogiera el suyo. Luego lo alzó, en una suerte de brindis póstumo.

-Por mi hermano... El más honesto, el más trabajador. El mejor de nosotros.

Se bebió el licor en dos largos tragos, dejando el vaso sobre la mesa. Luego se sentó, como si todo el peso del mundo cayera sobre sus hombros. Y así era, efectivamente. Parpadeó, un momento, mirándoles a ellos.

-Se acabaron las medias tintas. Todo lo que hagamos en adelante, excepto lo necesario para financiarnos, debe tener un objetivo claro: desmontar la red de influencias de éstos hijos de puta. Y una vez lo hayamos hecho, y estén solos. Acabar con sus miserables vidas.

Asintió, despacio.

-Lo primero es lo primero. Demostrarles que vamos en serio. Que donde las dan, las toman. Ellos han matado a uno de los nuestros, nosotros debemos hacerles la vida imposible. Hay cierta restaurante, el Gran Muralla. Quiero que le hagáis una visita, con unas cuantas granadas y unos cócteles molotov. Tapaos la cara, que no os vean las cámaras. Quiero que parezca un asunto de bandas. Pero ellos sabrán que hemos sido nosotros.

Cuando se separaron Queen y Gun me acerqué a abrazarla. Me sentía mal por no haber podido hacer nada por salvar a mi tío. A su padre. Durante el sentido abrazo le digo:

- Lo siento muchísimo querida prima. Esto no va a quedar así.

Brindé y bebí de un trago. Casi con rabia.

Las palabras de venganza de mi padre acariciaban mis oídos. Música. Con fuego en los ojos recité un proverbio que mi tío solía repetirme en el trabajo:

- Plantas soja recoges soja, plantas judías recoges judías.

Los coreanos eran muy curiosos en su forma de expresar los sentimientos, comedidos y distantes en publico, incluso en familia, a diario, pero en ocasiones como un funeral eran algo desmedido incluso exagerado.

Ambos, tía y sobrina, se mostraron enteros pero con mirarse a los ojos vislumbraron la honda pena que les roía por dentro. Gun no acertaba con el nudo, el pulso..., ella delicadamente le aparto mas manos y puso bien la corbata. Estaban jodidos, les habían asestado el peor de los golpes, le dirigió una sonrisa de circunstancia posando una mano sobre su pecho y regreso junto a Mary y Hwoarang al que acaricio el hombro -Me alegro de verte aunque sea en esta situación- 

En pie se unió al brindis, inmejorables palabras -El mejor- bebió de un trago.

Cuando Gun termino de hablar Queen rebusco en un bolsillo de donde extrajo un saquito  de terciopelo, dentro había dos solitarios, lanzo uno de ellos a su tío que lo cogó en el aire sin entender. Respiro hondo antes de hablar.

-Ya sabes que estoy trabajando con Lester y Michael- se habia servido otra copa y la meneaba mientras miraba el otro diamante -ayer, junto con Mary, me colaron en el casino del ciego y le desvalijé su caja fuerte personal. Diamantes, oro, platino, antigüedades,  objetos de colección... un buen puñado de millones de dolares a repartir que, desde un principio tenia intención de reinvertir en la destrucción del chino y su organización. Tranquilo, fue un golpe anónimo- bebió -sin embargo, después, cuando lo estábamos celebrando me di cuenta de que me seguían, seguramente aun estén rondando mi piso por eso me quede con ella- se refería a su prima -pille el móvil de uno de los matones, así me dijeron personalmente que su jefe quiere "hablar" conmigo... conozco el restaurante ese que dices- se reclinó en el asiento cruzando las piernas -los muy idiotas me llamaron por teléfono nada mas bajar del avión, querrían acojonarme o yo que se- echo otro trago -me quede con ganas de hacerles una visita, sera un placer redecorar el lugar- dejo el vaso en el escritorio -por otro lado, con la gente del taller, estamos preparándonos para reventar las carreras de Cortez, eso les supondrá un merma considerable de ingresos y la desaparición de unos cuantos compinches, entre ellos el propio Raul. Por cierto, hablando de alimañas... ¿Sabes algo de mi madre? Tengo grandes planes para ella-

Reflexionó sobre lo que había dicho. Lo del golpe. Esperaba que no la hubieran identificado, y lo de su hermano fuera una consecuencia de eso. Pero también era verdad que él mismo, durante años, había hecho méritos para que ocurriera ésta desgracia. El principal de ellos, tratar de mantener unas relaciones cordiales con los Wu. Relaciones que eran totalmente imposibles.

Así que se pasó la mano por el mentón. Tendría que darse un poco con la maquinilla eléctrica. No quería ir al velatorio con la barba de un día.

-Bien hecho. Aunque ese dinero te lo has ganado tú, así que en tu mano está en qué quieras usarlo.

Examinó el contenido de la bolsita y sonrió.

-Los diamantes de Courtier de la asociación de empresarios de Las Venturas. Si, los he visto en las revistas.

Se lo devolvió, parpadeando, mientras pensaba cual era el siguiente paso.

-Tu madre... La abuela dice que desapareció en torno a la hora de la muerte de tu padre. Seguro que está buscando el testamento. Pero ya he llamado al albacea, y lo he depositado en un lugar seguro. Tu padre añadió una enmienda, hace poco... En caso de fallecer él, por causas no naturales, todas sus acciones de la empresa pasarían a ti. Eso enfurecerá a tu madre, pues no creo que tarde mucho en enterarse.

Miró la hora en su reloj.

-Vamos a ser prudentes. Aunque sería conveniente que todos pasáramos por el velatorio, no es menos cierto que esperarán que estemos todos allí reunidos. Y esa es una ocasión de oro para ellos, claro. Así que vamos a hacer lo siguiente. Yo voy a ir para allá, y vosotros daos una vuelta por el Gran Muralla. Cuando hayáis terminado, dadme un toque y me releváis allí.

Pensó en algo importante para la consecución de aquella particular misión. Así que sacó la libreta y apuntó una dirección y un nombre: Mirko Stepanovick.

-Hablad con éste tío. Tiene una armería ilegal en ésta dirección. Pero llamadle antes, diciendo que váis de mi parte, o no os abrirá la puerta. Está como una cabra, pero fue de las fuerzas especiales rusas. Nacionalizado americano por su matrimonio, y todo eso. Se dedica a importar armamento pesado y venderlo a las mafias.

Movió un cuadro posmoderno y tras de él había una caja de fuerte de alta tecnología, que leía su huella dactilar, el dibujo de la córnea y tenía reconocimiento de voz, además de la combinación. Una pasada. De ella, sacó un fajo de billetes de 1.000, sumando 100.000 dólares.

-Para las compras -dijo, tirándoselo a su hijo.

-No, los Courtier están ya camino de Londres- deslizo sobre la mesa el pendiente que le había lanzado -quédatelo, como memento- ella se puso el suyo.

-Que puta, huevos tendrá de aparecer en el funeral- no le quedaba otra si quería asistir a la apertura del testamento -¿'COMO!?- casi echa fuera el trago de whisky que iba a tomar -pero... me quieres decir que...- echo una mano a la cabeza despejando la frente de pelo. Ahora entendía ciertas frases que le sonaron enigmáticas el ultimo día juntos, al final resulto que no era tan cándido, que sabia lo que se cocía a su alrededor y que eligió un paladín para defender su legado, y la eligió a ella... alcanzar dicha conclusión le quebró el gesto. 

Oculto la vista tras la mano, de repente era empresaria, responsable de trabajadores, con salario, con despacho, con horarios... "Te cagas...".

-Espero que Hwan lo entienda... habrá que esperar a la apertura para conocer los detalles...- bebió finalmente. El tío planificaba en voz alta, ella giro la cara hacia Mary -¿Que dices?, ¿Te unes a la fiesta?

La prima había escuchado todo, sin intervenir. Eran cosas de su familia, y la familia es una cosa muy personal. Eso era algo que los mexicanos compartían con los asiáticos, pero también con otras muchas culturas del mundo. Hablaron de hacer una redada, de irse a pegar tiros por ahí, de incógnito.

Miró la hora en el reloj y sonrió. Luego se encogió de hombros, y compartió una breve mirada con Hwo. No la había llamado, y tenía que tirarle de las orejas por ello. A una dama de su calibre no se la tenía esperando de esa manera.

-Claro, ¿Por qué no? -sonrió- Es eso o ir a la facultad. Y adoro hacer pellas.

Yo no estaba metido en todo este berenjenal hasta hoy así que todos los nombres y situaciones que comentaban me resultaban bastante ajenas. No obstante intentaba retener lo máximo posible. 

Me resultó reconfortante comprobar que la relación con la familia Vialpando era tan sólida como se me dio a entender. Mary estaba allí, en una reunión familiar, y parecía natural.

Atrapé el dinero que me pasó mi padre.

- Mirko Stepanovick. Ok. - dije mientras guardaba el fajo en el interior de la chaqueta. - Creo que no debería volver por mi piso. ¿Tienes algún vehículo del que podamos disponer?.

Tras escuchar la respuesta de mi padre dirijo la mirada a mi prima y añado:

- Queen. Aun estoy algo perdido en estos temas. Necesito que me vayas poniendo al día. Mientras me entero de todo, cuenta conmigo para lo que haga falta.

Chocó el puño con Mary, estaban en la honda, joder mas que prima parecían mellizas, salvo por el físico claro... -Cool- se sonrieron como si estuvieran planeando una fiesta de pijamas. A Queen le sentaba bien la acción, le impedía comerse el coco.

Se giró entonces a su primo no sin antes dirigir una mirada significativa a Gun, el chaval había decidido meterse en faena en un momento peliagudo, iba a tocar ver si estaba hecho de la urdimbre necesaria 

-¿Preparado para tu bautismo de fuego? Tienes que quitarte de encima ese rollito de recadero, mentalizate, a partir de ahora vas a jugar a lo grande- le guiño un ojo - Ya iras conociendo a la peña- bailó los ojos pensando -Sería conveniente un piso franco y vehículo... para lo de hoy robamos uno y así no hay que andar con historias de matriculas ni leches - le sonrió de un modo muy profesional, pretendía insuflarle confianza -Así que un ruso loco... mis favoritos, saben como hacer las cosas a lo grande- palmeó el brazo de su silla -Venga, no hay tiempo que perder- se levantó tirando de la chaqueta -Tengo ganas de comprar juguetes nuevos y prenderle fuego a Chinatown.

Cuando Queen se dirigió a mí contesté con una sonrisa que escondía ira. (Vas a conocer a tu primo pronto, Seon-Deok)

- Ayer estaba preparado. Hoy además estoy motivado. ¡Siento que voy a reventar de ira, joder! - vuelvo a bajar el tono un poco - Mary sabe que no me ando con remilgos. Ahora menos que nunca. ¡Le vamos a pegar fuego a Chinatown y a lo que haga falta!