Partida Rol por web

Piers había pasado la mayor parte del tiempo pensando. Últimamente lo hacía mucho. Siempre, desde sus días de juventud, había sido un hombre de actos, más que de palabras o ideas. Pero en los últimos años, especialmente después de la sangría sin sentido de la campaña de Egipto, cada vez pensaba más. Se sentaba y pensaba. Oía esos sonidos, sentía esa vieja oscuridad de sus sueños, contemplaba la muerte. La suya, eventualmente. La de sus seres queridos. La de todo el mundo.

Supo que les había pasado cerca. Desde que se despertó con el beso de Jeanne en los labios, sin recordar cómo había llegado. Desde que abrió los ojos y la vio, sintiendo la rigidez de sus músculos bajo la piel, la tensión en su cuerpo y la distancia que parecían transmitirle sus labios, había sabido por instinto que había estado en ese lugar en el que pensaba y que la noche anterior a esta casi se lo había llevado. Un lugar en sombra donde no hay guarida ni resguardo, sólo uno y sus propios demonios, bailando al son del maldito "Señor de Mothcry", fuera quien fuese.

Podía sentirlo. El había estado allí. Había huido hacia adelante refugiándose en la disciplina de la tropa y el furor de las armas, y aquí había vuelto a encontrarse ahí. Y sabía distinguir las señas en el cuerpo de Jeanne. Aunque quizás no fuera un hombre apasionado ni dulce, ella era su ritual. Tan parte de la estabilidad de su vida como el pesado nogal del fusil en sus manos o su protocolo de aseo y cuidado personal. Las yemas de sus dedos conocían cada centímetro de su piel de memoria, como si fuese un mapa, y le decían que no había estado con él en la cama. Que quizás no estuviese incluso ahora.

Una razón más para hacer que Harry pagase por sus pecados o morir en el intento.

Todos empezaban a notar el tacto de ese lugar oscuro de sus sueños. Los animos estaban crispados y los gritos eran aún más frecuentes. Piers se puso en pie y habló de nuevo, con su habitual tono seco de soldado, pero desprovisto de la impaciencia y el autoritarismo de los primeros días. Empezaba a entender que en este lugar, no podía manejarse como en un cuartel. Esta gente no eran tropas. Eran ratones. Ratones en medio de una ratonera, y lo que necesitaban ahora era inteligencia, disciplina y la cabeza fría.

Ojalá la casa se hubiese podido llevar a otro, que no fuese Charles. El era mucho mejor que él con estas cosas. Era más diplomático. Pero no había sido así. Él mismo era lo mejor que tenía, así que tendría que valer.

Eleanor, basta. Podemos echar culpas y pensar en nuestras consciencias y nuestros actos cuando esto haya terminado. La energía que malgastemos en discutir puede que la necesitemos para descargarla en nuestro verdadero enemigo, ese Harry o como quiera que lo llamase la malnacida que lo trajo al mundo. Mis disculpas- añadió, percatándose de pronto de que había damas y un niño en la sala. Lo que quiero decir es que podemos dirimir todo eso luego. Lo importante ahora es que coordinemos. Que nos administremos. Que trabajemos en un plan y con un objetivo, sin dividirnos. Cuando hayamos salido todos vivos de aquí- si salimos- podemos sacarnos las entretelas todo lo que queramos. Si lo hacemos ahora, puede que muramos todos y entonces cualquier reproche o cualquier cargo de conciencia importará bien poco.

Recapitulemos. Con todo este embrollo, creo que nos hemos olvidado de ponerles al corriente de lo que averiguamos ayer. Permitanme recapitular, seré escueto. Creo que estas alturas del baile, nos podemos ahorrar ya las florituras y los detalles.

Sobre este lugar se alzó durante lo que probablemente fuese la edad media el castillo de Mothcry. El señor de este castillo parecía ser un personaje particularmente infame, de una crueldad tan inhumana como para atraer a clanes enteros de guerreros escoceses a aventurarse lejos de sus hogares en territorio enemigo para atacarle, y capaz de despertar el terror con su simple presencia. ¿Por qué? ¿Qué les hizo? Lo ignoramos, y quizás esa sea una de las claves para entender este sitio.

Cuando murió, fue a manos de uno de esos escoceses. Alistair Mac Lea. Encontramos esa información en la biblioteca, con un retrato suyo. Pude reconocerle porque lo había visto. En mi sueño. Le vi jurar venganza contra el señor del castillo, y parece que se la logró cobrar. Cómo, es otra cosa que deberíamos saber.

Eso explica por qué mi abuelo los fue a buscar- dijo, dirigiéndose a los Alistair. Ustedes probablemente sean descendientes de la persona que mató a ese Duque Sangriento una vez. Durante los siglos siguientes, sus descendientes  habitaron estas tierras, hasta el incendio de Mothcry. Probablemente venerando la memoria de Alistair Mac Lea en el sepulcro bajo este lugar, que Johan descubrió en los túneles. Después de que uno de esos descendientes liberase de nuevo a algún mal, probablemente el mismo Duque que mataron aquí al intentar salvar la vida de su hermano enfermo, los reyes de Inglaterra trajeron aquí a los Knight. Por qué a los Knight y con qué propósito, es otra cosa que quizá convenga saber. Pero sus ancestros siguieron en este lugar. Los registros y los nombres de los sirvientes indican que desde el establecimiento de los Knight, siempre ha habido descendientes de Mac Lea entre el servicio. Es posible que alguno de los propios criados sea pariente suyo, o descienda de una rama común.

Quizás ese sea el motivo de que el tal Harry nos persiga, porque ahora ya no me cabe duda de que lo hace. Tanto los Knight como los Alistair, cada uno a nuestro modo, representamos el final de su memoria. Enterramos su memoria hasta el punto de que ya nadie conoce este lugar como Mothcry, y esta es su venganza.

Sea como sea, hay cosas aún que necesitamos saber. Creo que intentaré averiguarlas en la biblioteca. Si me necesitan, pueden venir a buscarme.

Dicho lo cual, se encaminó hacia Harold y se inclinó para hablarle en voz baja. 

Cuida de tu madre. Estará afectada por lo ocurrido esta noche y yo no soy la mejor cura para su aflicción ahora mismo. Es difícil de explicar, pero la conozco bien. Creo que tenerme cerca o pensar en mi le hará más mal que bien. No me preguntes por qué, no lo sé. Pero se lo veo en los ojos. Cuando conozcas a alguien de la forma que da el haber vivido con esa persona lo entenderás. Y creo que ya tienes candidata.

Cortó las posibles protestas con un gesto de la mano. 

Me he dado cuenta, claro que me he dado cuenta. Puede que no sea tan ducho en sentimientos y amoríos como tu madre. Pero recuerda que la tuve que cortejar una vez, así que hube de jugar con sus reglas. No soy inepto del todo leyendo señales, y las vuestras se podrían leer con un catalejo. Al menos me alegra que, si no otras cosas, al menos el buen gusto en mujeres si lo heredases de mi- dijo con cierta retranca.

Aférrate a eso, muchacho. Tener algo que proteger te dará entereza cuando vengan a por ti. Rezo por que no lo hagan, pero me parece que desde aquí, Dios no escucha a nadie. Piensa en lo que tienes que proteger, y saca fuerzas de ello. Si no soy yo, que sean tu madre y esa chica.

Tras eso, fue a Jeanne y le dió un abrazo, apretándola contra sí. Sin ternura, quizás. Nunca se le había dado bien. Pero intentando transmitirle aunque fuera una parte de la solidez y la fuerza con la que intentaba vivir su vida. Por sí mismo y por ella.

No sé que habrá pasado en tu sueño, Jeanne. Pero que sepas que no me importa. No soy un hombre de palabras, soy un hombre de actos. Hayas hecho lo que hayas hecho para sobrevivir, no te lo reprocho. La gente, llegado el momento, hace lo que deba por seguir viviendo. Lo sé de sobras, lo he visto. Lo que cuenta son los actos. Y tus actos me han dado una vida de familia, un matrimonio estable y un hijo que llevará mi memoria. Nadie tiene derecho a pedir más, y al final del día, eso es lo único que cuenta. 

Con estas palabras, Piers se dio la vuelta y se encaminó a la biblioteca. Que Jeanne tuviese el tiempo para ella que necesitase para procesar lo que quiera que fuese. El estaría esperando.

Eleanor miró al pequeño Arthur mientras éste respondía a la pregunta que había hecho a los adultos. El niño tenía la fea costumbre de responder cuando no le correspondía y ella seguía pensando que sería bueno ir pensando en un tutor para él y la pequeña Mary Jane. Pero quizás daba igual. Parecía que todos morirían o se volverían locos en este lugar.

-Gracias Arthur- fue todo lo que le dijo. Quizás hablase a deshora "Pero es un niño bastante educado y parece carecer del espíritu busca-problemas que tiene la pequeña Mary Jane y casi la mitad de los Alistair de la casa" pensó Eleanor mientras miraba con desprecio a Dougal Alistair. No sólo era un busca-problemas. Además era un cobarde que no asumía sus actos. 

Ante la petición de su tío Piers, Eleanor se calló. Ahora que su padre y el tio-abuelo Ebenezer no estaban, él era el cabeza de familia de los Knight y ella haría lo que él dijese.

-Si me disculpan todos. Tengo mis propios asuntos que atender y no creo que mi presencia sea necesaria- comentó mientras hacía un gesto de despedida y se dirigía a las escaleras. Empezaría por las habitaciones de las doncellas, sería más fácil que estuviesen dispuestas a hablar de ellas y de sus familias y, además, estarían más asustadas por la pérdida de Mrs. Huxson. Luego convocaría a los criados en el comedor, aunque no sabía si ellos, por ser hombres, querrían compartir su información familiar con ella.

Desde que había llegado a aquella casa, las noches habían ido de mal a peor y la tranquilidad y el descanso que debería proporcionar el sueño, huían ante el terror que pululaba a sus anchas durante esas horas de oscuridad, donde la angustia y el miedo a descubrir que alguien más había desaparecido o muerto durante la noche impedían a Rhona encontrar un momento de paz. Además, esa mañana su cabeza parecía albergar una reunión de todos los clanes escoceses festejando con sus gritos y sus gaitas. De un momento a otro creía que le iba a explotar.

No se encontraba en condiciones de bajar al comedor, en parte por el terrible dolor de cabeza y en parte porque, igual que si fuera una niña pequeña, pensaba que si no aparecía junto al resto quizás nadie más hubiera desaparecido esa noche. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Se recriminó ante esa chiquillería por su parte, recordando que ahora era ella la encargada de velar porque nada malo le sucediera a su hermana. Haciendo un gran esfuerzo, se preparó para enfrentarse a las malas noticias que, con toda seguridad, recibiría esa mañana.

Y así fue, aunque mucho peor de lo que ella había esperado.

Nada más entrar sus ojos buscaron ansiosos a su hermana, que como era habitual en ella no había hecho acto de presencia. Empezó a removerse intranquila mientras su mirada intentaba encontrar algún apoyo a su angustia. Respiró aliviada al comprobar que Harold se encontraba bien, pero ese alivio duró sólo unos instantes al empezar a escuchar lo sucedido y a fijarse mejor en todas las ausencias de esa mañana. Demasiadas… Esta vez las pérdidas habían sido tanto de una familia como de otra, incluso uno de los miembros del servicio.

Rhona era incapaz de acercarse en esos momentos a dar el pésame a unos y otros, el dolor era demasiado reciente y las palabras no servirían de alivio en momentos como aquellos. Simplemente intentó asentir mudamente con la cabeza, con un gesto que denotaba solidaridad y apoyo, cada vez que alguien cruzaba la mirada con ella. Si la necesitaban podían contar con ella, de hecho Rhona estaba convencida que, alejados los resentimientos entre las dos familias, en esos momentos todos podían contar con el resto.

Lo que fue escuchando la dejó peor de lo que ya estaba. Sus fuerzas iban desapareciendo y, posiblemente debido al fuerte dolor de cabeza que parecía no querer abandonarla, sintió como la fuerza voluntad que la caracterizaba se iba diluyendo poco a poco.

Negó con la cabeza. Ella no era así, estaba acostumbrada a salir adelante ante las situaciones más duras y no iba a permitir que aquella casa y lo que fuera que la dominaba tuviera fácil la misión de acabar con ella. No, no iba a permitir que se la llevaran sin plantar cara. Lucharía por su hermana y por ella con uñas y dientes.

Al ver como todos se iban alejando desperdigándose por la casa, Rhona prefirió volver a su habitación a intentar descansar un poco. Con el fuerte dolor de cabeza de poca utilidad sería para el resto y prefería tomarse algo que la calmara antes de ponerse a pensar, indagar y elucubrar sobre la mejor manera de acabar con el mal que les rondaba a todos.

—Si me disculpan, yo iré a buscar a mi hermana y, si la encuentro, después me retiraré a mi cuarto.

Dejando el desayuno sin haberlo tocado tan siquiera, Rhona se levantó saliendo del comedor en busca de Mary Jeane.

Jesse se mantenía un tanto distante, después de probar sin éxito con su nueva adquisición que aquel extraño "cerrojo" se alejo ligeramente de cada persona que estuviera allí con el reunió, para pensar en las palabras del marido de una de ellas.

-¿Un Alistair en esta casa? ¿Y el servicio tal vez también sean parte de la familia? Que clase de juego retorcido, jugaba padre con nosotros. Esto es aun mas complicado que evitar no morir absorbido por un maldito huracán. Y que demonios hago yo aquí. -Alzo la mirada para observar toda la estancia, sin duda de todos los lugares que aquel hombre, con ahora semblante sombrío escogiera, el salón seria el ultimo, al menos en la biblioteca había mueble bar según dijeron.

Pero fue el ruido que producía una de las mujeres, lo que llamo su atención mas que la propia habitación, ¿Intentaba soltar una pata? Buscando algo que encajara con aquella cerradura dijo.

-Eso puedo hacerlo. Comento aquel gigante escoces, mientras dejaba a un lado el bastón, para recoger una de las sillas, una idéntica a la que Elizabeth intentaba soltar y la volcó en el suelo, de manera que la silla quedara "mirando" al piso y golpeo con la pierna derecho la zona trasera del asiento, para que el golpe desencaja las patas y fueran fáciles de quitar, repitió esta acción una y otra vez hasta conseguir su objetivo. Mientras de vez en cuando se detenía a observar si era suficiente y observar ha esos extraños maniquís por el rabillo del ojo.

-Sabéis, creo que tal vez el brazo de uno de esos maniquís pudieran ser también una buena opción, tan buena como una pata de silla o un bastón. Harold, mira si se pueden desencajar las extremidades. -Comento lo que se le acababa de ocurrir, al parecer hacer algo de "ejercicio" le ayudo a despegar su mente del trágico final que sufrió su sobrino Conrad y a la vez reparar en el pequeño.

-Arthur, no creo que quedarnos despiertos sirva de mucho, a nosotros nos atacaron en la noche y estando en la vigilia. Seguramente sucedería lo mismo, solo que al día siguiente algunos no podrían culpar a su propia imaginación de lo vivido. - A estas alturas Jesse Alistair era todo un creyente sobre lo antinatural que rodeaba a la casa.

Ver de nuevo aquellos maniquies le removió lo más profundo de las entrañas. Era capaz de recordar cada palabra que le dijo el maniquí que le habló, era incluso capaz de oler el metálico olor de la sangre sobre el suelo que ahora brillaba bajo una capa fina de polvo. Jeanne caminó lentamente ante el espejo sobre el que había estado la noche pasada, en silencio. Puso su mano sobre la fria superficie e intentó acompasar, sin éxito, su respiración. Sus ojos se posaron un gran rato sobre aquel rincón oscuro... casí podía ver de nuevo aparecer a... Tranquila, todo ha pasado... se dijo a sí misma a la vez que vio entrar en la habitación a su hijo Harold. -Harold, has venido-le dijo a Harold con una sonrisa forzada, volviéndose y yendo en su busca-Estamos buscando la forma de activar el mecanismo que hay en esta habitación. Ponte ahí un segundo antes de seguir con lo maniquíes, no tardaré mucho, seré rápida-le dijo indicándole la baldosa sobre la que ella debía estar para intentar activar lo que fuera que allí habia-Quiero probar una cosa en ese agujero. Se dirigió hacia el tablero de ajedrez que habían dejado la tarde anterior en una de las esquinas y cogió los dos reyes. Caminó hacia el agujero y se agachó junto a él-Yo no he visto nada más que pueda entrar ahí, quizás alguno de vosotros, en otro lugar de la casa hayan encontrado alguna otra cosa para probar pero, mientras tanto, tengo que probar con esto a ver... Cogió primero una de las figuras e intentó meterla por el orificio, girándola de un lado a otro, intentando que hiciera tope en algún sitio, como si fuera una llave...

Jeanne mete el Rey suelto del tablero de ajedrez de la biblioteca... Y ENCAJA PERFECTAMENTE EN LA CERRADURA... 

- Rápido, coloquémonos todos en las baldosas... Nos falta uno así que coloca aquí un maniquí. ¿Estáis listos? Voy a meter de nuevo la figurita- dice radiante Jeanne

Todos se colocan firmes en cada una de las baldosas dejando la del rey libre para que Jeanne introduzca en la abertura la pieza de ajedrez. Verdaderamente parecen ellos figuras del juego en aquel salón de baile cuando empiezan a notar que el suelo se inclina hacia su lado. Todo el tablero cruje mientras ellos se hunden ligeramente accionando algún mecanismo de poleas que pueden oír bajo ellos. 

Y entonces, finalmente, en el otro extremo de la sala aparece una abertura del tamaño de una pequeña puerta. 

Asegurándose de que todo ha dejado de moverse y de que no ocurre nada si vuelven a levantar sus pies de cada baldosa, suben el pequeño escalón en que han quedado hundidos y acuden todos a esa pequeña puerta. 

En su interior hay una mesa antigua, un candelabro y un libro enorme abierto. Encienden el candelabro para ver bien la habitación. No hay nada ni podría caber nada en esa pequeña habitación secreta que han descubierto por fin. 

Pero la portada del libro, escrita en latín, es descifrada poco a poco por los que conocen la lengua. 

LA TERCERA VEZ QUE MATAMOS A HARRY

HISTORIA DE GREEN ARROW. 

Por Julius Alistair-Knight 1799

- Dios mío... ¿podéis descifrar el latín? 

- El latín y las manchas de humedad de este volumen... cuesta trabajo pero creo que echándole horas podríamos ir sacando poco a poco lo que aquí se dice... 

- ¿Alguien sabe quién es este tal Julius?

- Por la fecha debe ser ligeramente posterior a Mary Knight... la escritora y la mujer que fue la última Guardiana de Green Arrow... Pero por el título ya sabemos que sabían de qué iba todo esto... 

- ¿Harry ha muerto tres veces?

- Le mató Alistair Lea en vida... después resucitó y puede que William o alguno de sus descendientes volvieran a acabar con él... y al final Mary o alguno de los suyos lo hiciera una tercera vez. Es todo lo que sabemos... 

Elizabeth estaba maravillada ante lo que acababa de acontecer ante sus ojos. Por unos segundos el miedo, el dolor y la inquietud que la acompañaban desde hace días se había disipado… Ver aquel mecanismo en acción había sido sorprendente, algo completamente mágico que nunca en la vida podría haber imaginado… y que al parecer, sólo unos pocos antes que ellos habían logrado conocer. La joven tenía la sensación de que acababan de encontrar el lugar donde reposaban los principales secretos de Green Arrow… o al menos, parte de ellos. Era como si aquella casa se desnudase ante ellos y les hubiera permitido acceder a sus entrañas, a sus secretos más recónditos… El libro parecía una auténtica reliquia; estaba en latín y les costaría descifrarlo, pero con el conocimiento de aquellos que supieran algo de aquel idioma y la ayuda de la biblioteca, con tiempo, lograrían extraer lo que sus antepasados habían decidido contarles. -Como había insinuado la Tata, esto es una misión de muchas generaciones, en la que el conocimiento se irá traspasando de unos a otros- pensó -Quizá no podamos ser los últimos... o quizá logremos matar a Harry por 4ª vez-

Observando la fecha Elizabeth, igual que Jeanne ató cabos. -El poema de Mary Knight que encontré en una de mis visitas a la biblioteca data de 1785, apenas unos años antes de este tomo. Para entonces Mary y tal vez su familia, ya debían de vivir aquí y ya habrían tenido oportunidad de experimentar el mal del que habla la poetisa en su poema. Quizá fuera años más tarde cuando ella se convirtió en Guardiana, y cuando se prometió y celebró su boda en Green Arrow. La Tata me contó que Mary se tiró al lago empujada por las fuerzas malignas de la casa a las que… ella creía vencidas… -dijo enfatizando las últimas palabras- Es decir, probablemente antes de la fecha de su muerte, ella misma o alguien había logrado aparentemente matar a Harry… pero parece que no fue así.

Sería importante descubrir qué pasó entre la época en que fue escrito el poema (1785) y la fecha de este libro (1799). ¿Cuándo se erigió Mary como Guardiana? ¿Cuándo se prometió y con quién? ¿Cuándo se celebró esa boda? ¿Quizá se casó porque creía que todo había ya terminado? ¿Quizá se caso para que todo pudiera por fin terminar? - La imaginación de Elizabeth volaba, pues de alguna manera le había cogido simpatía a aquella mujer, Mary. Desde que la Tata le había informado de su parecido físico con ella, sentía la necesidad de descubrir el pasado de aquella misteriosa antepasada-... y por supuesto ¿Cuándo mataron a Harry?

Salió del comedor sin saber muy bien por donde empezar a buscar a Mary Jane. Lo más sensato sería ir a su habitación, aunque conociendo a su hermana seguramente ya llevaría tiempo levantada y metida por cualquier rincón de aquella casa, pero... ¿en cuál?

Al salón de baile había ido gente y, si mal no recordaba, el padre de Harold había comentado que iría a la biblioteca. Si Mary Jane estuviera en uno de esos dos lugares Rhona podría respirar tranquila al saberla acompañada pero, igual que una punzada en su corazón, sintió la intranquilidad y la angustia devorando su alma. Con pasos apresurados subió la escalera para abalanzarse sobre la puerta de la habitación de su hermana, esperando encontrarla allí jugando ajena a todo y a todos. En el caso de que no viera ni rastro de ella...

No, no quería pensar en que a su hermana le hubiera pasado algo, quizás se había escabullido y había salido al exterior a pesar de la nieve. Al lago, a los jardines, al cementerio... Con mano temblorosa abrió la puerta de la habitación de su hermana.

Cuando Dougal llega finalmente al cementerio se encuentra a su hermano Murron llorando sobre una tumba abierta. 

Comprueba que es la tumba de John, su padre. Pero Murron llora por otra cosa. 

- La última vez estuve aquí con Conrad... ¿quién le iba a decir que él ni siquiera tendría... una tumba que...? Su sollozo hace ininteligible sus palabras. 

Dougal se queda mirando la tumba y Murron finalmente le dice: 

- Está ahí el cadáver. Pensé que al igual que otros su cuerpo habría desaparecido pero no... El de él está... 

Probablemente la visión del muerto también habría terminado de derrumbar al viejo cochero. 

Entonces Dougal se vuelve a fijar en la estatua que corona la lápida de su padre. El hombre en extraña postura. Y entonces... por fin cae.... 

- Murron, Murron, ¡la flecha! 

- Eh, ¿qué? No había ninguna flecha por si estás pensando en ese arma que dicen todos que derrotaría a Harry. 

- No. No está pero iba a estar ahí. Fíjate la posición de la estatua sobre la tumba de nuestro padre... Es un arquero. Antes no me di cuenta, no sabia si bailaba o por qué tenía así las manos... ahora caigo. Es un arquero y probablemente en sus manos tenía la flecha verde. ¿Por qué decidió finalmente no ponerla sobre su tumba? Creo que estamos más cerca que nunca de encontrar su paradero si adivinamos qué paso por la cabeza de nuestro padre en los últimos días de su vida. Vamos, hermano, ayúdame.

Murron se levanta y apoyado en la pala asiente a las palabras de su hermano

Su hermana no está en ningún lugar de la casa. Cuando está a punto de empezar a alarmarse la ve por uno de los ventanales de la mansión entrar en las cocheras de la casa. Corre hacia ella con un abrigo de sobra en la mano, sabedora que su hermana no suele controlar bien el tema de las temperaturas. 

Cuando entra en la cochera su hermana está dando de comer a un caballo y sonríe a su hermana

- Rhona ¿sabes qué? este es mi caballo favorito. Hay otro y si nos ayudan a poner el carro podríamos salir de aquí llegado el momento... 

- Yo también quiero salir de aquí hermanita pero... pero me temo que no podemos. 

- Pero pronto sí. Y es bueno que los caballos nos conozcan porque ¿sabes qué? Creo que cuando la casa empiece a arder deberemos salir de aquí muy muy rápido... 

Piers se acomoda en el sillón y empieza a hojear algunos volúmenes aunque pronto le vence el sueño y se adormece con el calor de la chimenea. Mira por el ventanal el hermoso paisaje y se siente en paz. Como antes, que pareció querer despedirse de todos sus seres queridos. ¿Es eso o verdaderamente está cogiendo fuerza para lo que está por venir? 

- Y eso es todo lo que le puedo contar, Señora. 

- Gracias Paul. Después de entrevistarme con todo el servicio, su testimonio ha sido valioso

Era el joven Paul el único que parecía haberse atrevido a hablar algo más de la cuenta. El resto del servicio parecía aterrorizado. No guardaban relación unos con otros y solo habían sido contratados por días sin que realmente llegaran a saber nada de lo que allí estaba ocurriendo. Pero Paul sí añadió algo

"Para reemplazar a Mrs. Hudxon, no valemos ninguno de nosotros. Edward dijo que solo podía contratar a los del Hospicio de Saint Luke en Londres. Creo que tanto él como la señora Huxson eran de allí. Se conocían de niños ¿puede creerlo? Entiendo perfectamente que la pérdida de Mrs. Hudxon haya calado tanto en Edward. Sea como sea nosotros solo podemos desempeñar pequeños trabajos aquí y jamás pernoctar" 

Mientras cavaba desesperado, Murron no tenía claro qué esperaba encontrar allí. ¿Quizás respuestas?¿Quizás sólo desahogarse hablando con padre? O quizás nada... No sería de extrañar, puesto que la mayoría de las víctimas de la maldición desaparecían. Pero no, esta vez no. John estaba allí, y Murron no encontró lo que buscaba. No hubo alivio, sólo más desdicha.

No obstante, cuando el cochero sólo veía oscuridad a su alrededor, su hermano trajo un resquicio de luz. ¡Un arquero! ¡Green Arrow! 

-Ya se lo dije a Rhona, antes de que bajarais a los pasadizos a los que yo también estuve a punto de entrar...-Murron hizo una pausa, miró a su hermano y con un pequeño gesto dio a entender que todo estaba bien. Aceptaba lo que había pasado, pues ya no había marcha atrás. Ahora debían continuar-... eres más listo que yo, y me alegro. Cuenta conmigo para lo que haga falta.

Murron quedó a disposición de Dougal. Mientras tanto, registró la tumba de John, por si había algo oculto allí, tanto en los bolsillos de sus ropas, como en el interior del ataúd. 

Harold trataba de asimilar toda aquella información que le llegaba como una avalancha, para él, toda aquella historia de Mary Knight le era completamente desconocida, más allá de los comentarios que se hacían durante la cena, en la que tantas voces se alzaban a la vez. A esto se le unía el hallazgo de su madre del mecanismo que había aquella puerta secreta, y del propio contenido de ésta. Pero lo que sobre todo le llamó la atención fue el nombre del autor.

-Julius Alistair-Knight… ¿Alistair-Knight? ¿Quiere eso decir que nuestras familias ya se habían cruzado más allá de la relación amo sirviente a la que se habían sometido voluntariamente los Alistair? ¿Un hijo de ambas familias?- no pudo evitar pensar en Rhona, se había acostumbrado a vagar por aquella mansión en su compañía -Tal vez por eso el bisabuelo se empeñó en juntar las dos líneas de sangre y traerlas de vuelta a Green Arrow-.

Después se puso a pensar en el hecho de que en el transcurso de la historia, siempre que se había conseguido acabar con Harry, alguien con el apellido Alistair había estado involucrado… Las tres veces… McLea, probablemente William, y según rezaba el titulo del libro que tenían delante, Julius Alistair-Knight.

-En la Royal Military Academy, a los militares de carrera que somos formados para ser oficiales, no enseñan varios idiomas, incluido el inglés clásico, el francés y el latín...- añadió en voz baja. No le gustaba ser el centro de atención, ojalá su padre hubiese venido con él, posiblemente supiera tanto latín o más que él mismo –Puedo tratar de descifrarlo, o al menos de entender lo que dice…- se ofreció.

Al final después de hablar con los criados Eleanor tenía casi tan pocas respuestas como antes de hacerlo.

El último, un joven llamado Paul, parecía ser más abierto que los demás y aunque la información que le dio no sirvió para esclarecer sus dudas, sí le dejo una idea más clara sobre hacia dónde encaminar sus pesquisas.

-Muchas gracias, Paul- le respondió Eleanor. Normalmente ella no se dirigiría al servicio por su nombre de pila, le parecía que no era apropiado y tampoco correcto para ellos, seguro que les hacía sentir incómodos, pero el chico era joven y parecía dejarse llevar por la familiaridad en el trato y Eleanor quería aprovechar esa circunstancia -Así que, si lo he entendido bien- comentó ella -Les han contratado para que sirvan en la casa pero no duermen aquí ¿es así?- Cuando Paul se lo confirmó Eleanor sintió un cierto alivio. Le tranquilizaba saber que no iban a ser culpables del destino de estas personas, aligeraba su conciencia. En el fondo Eleanor no era una mala persona

-Veamos, entonces, me ha dicho que el orfanato Sant Luke... ¿lo estoy apuntando bien? Perfecto. Quiero que sepa que le estoy muy agradecida y confío en que esto que me ha contado sirva para poder ayudar a toda la gente. a nosotros pero también a ustedes ya que su trabajo depende del servicio en esta casa.-

Después de despedirse, lo siguiente que hizo Eleanor fue dirigirse a su habitación. Tomó papel y escribió una carta

Cita:

Eleanor dobló el sobre con cuidado, escribió la dirección del despacho de investigadores e hizo llamar a una doncella.

-Necesito que esta carta salga ahora mismo, no en esta mañana, sino ahora mismo- dijo tajante -con dirección a Londres y que se entregué lo antes posible-

Una vez entregada la carta Eleanor se dirigió a la habitación de la Tata. Quería preguntarle si ella también había sido una huérfana del orfanato Sant Luke y si tenía algún parentesco con los Alistair

La angustia iba dando paso al pánico al no encontrar a Mary Jane en ninguna estancia de la casa. A punto estaba de dar la voz de alarma cuando un sexto sentido la empujó hacia la ventana, pensando en su idea anterior de que quizás su hermana se hubiera aventurado al exterior. Descubrirla caminando en dirección hacia las cocheras fue un bálsamo para el estado de zozobra en el que Rhona se encontraba. Ahora su preocupación era que su hermana no cogiera un resfriado.

Se colocó apresuradamente un abrigo mientras recogía otro para Mary Jane, bajando a carreras las escaleras, pensando en que esperaba no encontrarse de frente con la estirada de Eleanor que, con toda seguridad, pondría el grito en el cielo si veía a una señorita correr por la casa de esa forma. Ante ese pensamiento y la imagen de la estricta mujer no pudo evitar esbozar una sonrisa, algo que llevaba mucho tiempo sin hacer.

Observó a Mary Jane unos segundos viendo como daba de comer al caballo, antes de acercarse a ella para colocarle el abrigo, devolviéndole la sonrisa con calidez, pero ésta quedó congelada en su boca al escuchar las palabras de su hermana. Sintió un frío recorriéndola mucho más intenso que el del exterior.

—¿Quién te ha dicho que no podemos irnos de aquí? —Rhona se daba cuenta que no había sido buena idea dejar a la niña pulular a sus anchas por ahí escuchando todo tipo de conversaciones. La miró con cierta tristeza cuando habló del incendio de la casa, creyendo que todo venía por el trauma de ver a su madre y a la abuela morir en uno. Pero... ¿y si no era así?—. Cielo, no tienes porque pensar que la casa va a arder. No me gusta que te obsesiones con esas cosas. ¿Quién iba a querer prender fuego a esta hermosa casa? —Le había parecido hermosa cuando llegaron, pero en esos momentos sólo veía en ella un enorme ataúd. Miró a su hermana buscando las palabras para preguntarle algo que, desde hacía tiempo, quería saber, a pesar de que seguramente sólo eran imaginaciones de la pequeña. Aunque, después de todo lo vivido esos días ya dudaba de todo—. Mary Jane... ¿Has vuelto a hablar con papá? —Tragó saliva sintiéndose como una tonta al hacer esa pregunta.

Comenzó a acariciar de forma distraída al caballo pensando que quizás su hermana tuviera razón en el fondo. Si la casa les permitía salir, tendrían que hacerlo con rapidez y para ello necesitarían esos nobles animales.

Esta casa está empeñada en dejar su huella en nosotros. O nos mata o nos vuelve locos.

Jesse dejo la ardua y penosa tarea de hacer trizas aquellas ornamentadas sillas y desecho la idea de los maniquís en el mismo momento que una de las mujeres encontró la llave de lo que le acababan de mostrar. Obediente, mas por el propio interés que por cualquier orden o petición, se puso en su lugar y espero a que aquella cosa mostrara el tesoro que veneraban en las catacumbas, pero para desgracia del hombre solo encontraron un viejo manuscrito, aunque sus palabras, leídas por alguna de las presentes le altero los nervios, como al resto.

Fue entonces cuando camino un tanto pensativo, en círculos no muy lejos de su nueva adquisición.
-Tres veces... Y Mary Knight no fue la causa, supongo que seria ese tal Julius...- Alzo la mirada al escuchar al joven hablar y se decidió caminar hasta ellos, resuelto, algo mas sereno que cuando empezó el día, como su su vitalidad volviera a el poco a poco.

-Ese apellido compuesto... Y la poca diferencia de las fechas entre el poema y el libro... Dependiendo de lo que os acabo de escuchar mujer, ¿Diría que esa boda era para unir ambas sangres ante la iglesia? Y tal vez ese Julius fuera su marido o hijo, seguramente lo segundo. -Cierto es que aquel escoses no era un letrado como los Knight, pero gozaba de buena memoria y su madre se ocupo de que tuviera una buena educación, aun negándose él con todas sus fuerzas. De lo cual ahora estaba agradecido. Por eso no le costaba mucho sumar dos y dos y sacar conclusiones, que por otra parte fácilmente podrían ser precipitadas.

-Entonces tal vez la clave este en juntar de nuevo ambas familias. -Comento, ahora si extrañamente animado, muy cerca de Harold, sosteniendo su espalda desde lo largo de su brazo, hasta el hombro derecho. Pero lo soltó no mucho después para seguir hablando.

-Lo que a mi me preocupa no es como matarlo, si se ha hecho tres veces una cuarta no sera imposible. La pregunta que realmente me hago, que podemos hacer para que no vuelva a la "vida" una quinta vez. -Hablar sobre morir o vivir siendo ese Harry, Conde sangriento o lo que fuera, un fantasma o parecido le costaba, que diablos todo aquello le costaba asimilarlo siquiera, a pesar de a ver sido testigo de ello.

-Y por que demonios escribir todo esto en latín, porque complicarnoslo tanto a nosotros. Porque no dejar una maldita nota diciendo como matar a ese malnacido con aires de satanás. -El Alistair de barba lacia, empezaba a enarbolarse una vez mas y prefirió callar, pero antes se dirigirse por ultima vez a aquel muchacho.
-Hazlo Harold, ni te planteéis lo contrario y descubre como parar todo esta locura.

No había podido evitar aplaudir quedamente cuando todo empezó a moverse al encajar la pieza del rey. Había sido una corazonada. Era lo único que había en aquella habitación que veía que podía encajar en aquella abertura. Con ello, Jeanne había logrado olvidar, por ahora,su experiencia de la noche pasada. Miraba curiosa el libro, la pequeña habitación que habían descubierto.

-Si, querido Harold, ¡inténtalo! Sé que serás capaz de traducir rápida y cuidadosamente lo que ponga, aunque no parece pequeño el texto que hay escrito... pero podemos ayudarte e ir escribiendo lo que traduzcas, asi no se nos olvidará-le contestó a su hijo cuando propuso hacer de traductor. Sabía que le había costado ser el centro de atención, pero sabía que lo haría bien. Le sonrió con cariño y lo animó a leer lo que ponían aquellas páginas.

Se sorprendió al escuchar las palabras de Jesse que, junto con los comentarios anteriores de su hijo Harold la hicieron pensar-¿A que se refiere exactamente, Jesse, con su comentario?-le preguntó al verle tocar a su hijo a la vez que comentaba "Entonces tal vez la clave este en juntar de nuevo ambas familias"-¿Se refiere a que quizás un matrimonio ente las dos familias ayude a vencer a Harry?-miró de hito en hito a Harold, preocupada por como se podía tomar aquello su hijo e intentó desviar la atención de él rápidamente para evitarle el mal trago de tener que contestar a aquel comentario-Eso son palabras mayores, no sabemos nada de ese tema. Es más, después de escucharle hablar se me plantea otra posibilidad que creo que estamos olvidando. Quizás el tema no es 'como matar a Harry' exactamente, sino que hacer para evitar que 'reviva'. Si conseguimos matarlo pero desconocemos igualmente como logró volver de nuevo de la muerte.... solo haremos que la historia se repita de nuevo en el futuro, ¿no creen? Creo que debemos averiguar las dos cosas, solo así las dos familias conseguiremos ganarle la partida.

- Murron, de verdad que me cuesta un triunfo plantearme lo que nos está pasando como algo que forma parte de la realidad... pero después de lo que vimos anoche - tosió nervioso - Empiezo a pensar que es verdad que estar aquí y sufrir lo que estamos sufriendo era parte de nuestro destino y que estaba escrito desde hace muchas generaciones. Y la intención de Padre fue sólo intentar que todo esto parase de alguna manera uniéndonos a todos. ¿Qué significa este mensaje?

Echó un vistazo a la tumba en la que buscaba su hermano. No quería tocar el cuerpo de Padre pero lo que le debería estar pareciendo un sacrilegio le estaba resultando una acción comprensible. Y le incomodaba darse cuenta de su cambio de percepción de su mundo. 

- ¿Encuentras algo? No creo que sea tan evidente - Volvió a mirar a la estatua. -  ¿Hacia dónde apuntaría la flecha de estar en su lugar?