Partida Rol por web

La puerta se abre con facilidad, sorprendéntemente sin chirriar o sin que suene ningún violento ruido que pueda desagradaros. Al entrar, los azulejos del suelo os reciben, permitiendo despreocuparos de zonas de madera que pudieran estar rotas. Ante vosotros hay una bañera, un lavabo y una taza. A vuestros ojos, parece la habitación mejor reconstruida, exceptuando algunas grietas en las paredes, todo parece reformado a la perfección, y limpiado con cuidado. Los grifos de bronce se os antojan claramente nuevos, y las toallas y objetos de limpieza también parecen haberse incluido hace poco.

Dibujo el plano de la habitación.

-Supongo que querrá echar un vistaso aquí también -digo sin levantar la vista de mi cauderno-. Yo después de encontrar una trampilla debajo del fogón de la cosina, ya me espero cualquier cosa.

Sonreí ante el comentario del Käpitan... - Un vistazo rápido solamente... al menos parece que este baño está siendo usado por el señor Crosswell... -

Miré en los armaritos del baño a ver si el señor Crosswell tomaba algún tipo de medicina...

Los armarios estaban completamente impecables y ordenados. Los medicamentos parecían escasos en la casa, salvando una caja de valeriana, un bote de alcohol, varias gasas y tiritas.

- Nada interesante por aquí, Herr... Vayamos a otra habitación - salí del baño y me dirigí a la siguiente puerta que ahora quedaba a mano izquierda.

Cada vez nos quedaba menos y tenía la rara sensación de que tendríamos que volver a bajar a ese endemoniado sótano para conseguir respuestas... no me quitaba al extraño crío de la cabeza...

Sin más miramientos abrí la puerta para ver a qué estancia daba la penúltima puerta de ese piso...

Estoy algo más tranquilo, parece que toda la maldad de la casa está en ese maldito sótano. Aunque por otro lado, tampoco me hace gracia tener que volver a bajar.

-Sí, vamos. Sólo quedan tres.

Entré y revisé primero el armario todo lo meticulosamente que pude... de haber algo interesante estaría allí... luego eché un simple vistazo al resto de la habitación, salvo a la alfombra, que me intrigó, y la levanté por varios sitios para ver si había algo debajo...

Her Kapitan se dirige al armario, encontrando varios montones de sábanas y ropa perfectamente dobladas. Todo en la habitacón esta en un estado bastante decente. Seguidamente se dirige hacia la cama y echa un vistazo, sin encontrar nada de interés.

Por su parte, Kellemport, comienza a recorrer la habitación de forma meticulosa, al mirar bajo la alfombra, cerca de la cama, encuentra un pequeño flautín de madera. No parece haber sido usado en mucho tiempo.

Mostré el flautín a Herr Käpitan... - Mire Herr... deberíamos preguntarle luego al señor Crosswell si le suena este instrumento. - Dejé que lo examinara con atención si quería y luego guardé el instrumento en uno de los bolsillos de mi gabardina... - No parece que haya nada muy interesante por aquí... ¿continuamos? -

Ya sólo nos quedaba una puerta así que me dirigí a ella sin dilación... salvo que el Käpitan se percatara de algo que yo hubiera pasado por alto...

-Qué extraño... -digo mirando el flautín- Sí, veamos qué hay tras esa última puerta.

Examináis el flautín, algo extrañados, y luego os encamináis hacia la siguiente habitación. Os dirgís hacia la siguiente puerta, la única que aún no habéis investigado. Parece el dormitorio principal, seguramente, esta debió ser la habitación de los padres del señor Crosswell.

Esta es la mayor habitación del primer piso. Entre los armarios al fondo a la derecha de la habitación hay esparcidos escombros, martillos, y diferentes herramientas de los obreros, que parecen haber hecho de ese dormitorio un almacén. Hay una gran estructura que debió ser la cama hace tiempo, con un estado algo decadente.

El Kapitän comienza a buscar en el techo, por si encontraba alguna trampilla o algo similar. Revisa la estancia a la perfección usando sus conocimientos para estudiar la estructura. Mientras, Kellemport abre el armario, que se encuentra prácticamente vacío, y seguidamente comienza a echarle un vistazo a lo que un día fue una cama, entre el polvo, y las herramientas de los obreros comienza a palpar bajo la cama buscando sin saber aún muy bien qué.

Entonces, el detective parece notar como un tablón está suelto, el Kapitän se acerca a ayudar a su compañero de inmediato, y en pocos segundos,  levantáis el tablón.

Bajo él, un pequeño diario polvoriento, se presenta ante vosotros. Muy pocas páginas están escritas, y no parecen haber resistido muy bien el paso del tiempo, pero de las partes aún legibles conseguís entrever lo siguiente, aportando algo de luz:

- Creo que deberíamos hablar de estas averiguaciones con el señor Crosswell... Her Käpitan. - dije agitando en mis manos el pequeño diario. - Tenemos el flautín - dije palpando el bolsillo de mi gabardina donde guardaba el instrumento, - que es otra prueba de que lo que pone en el diario es cierto. Quizá el señor Peter pueda esclarecer algo el asunto. Pero me intrigan esos anillos... deberíamos averiguar quién es el señor Goldman y si sabe algo de ellos... quizá sea un joyero local. También me intriga el nombre de Graham... no recuerdo haberlo oído todavía en toda esta historia... - agité la cabeza negativamente. - El asunto se nos complica Herr. -

Eché un último vistazo al diario, lo guardé en el otro bolsillo de mi gabardina y pregunté al Käpitan: - ¿Se le ocurre algo más que podamos hacer aquí o bajamos a compartir nuestros descubrimientos con el padre y la señora Terman? -

-No, bajemos a hablar con nuestros compañeros.