Partida Rol por web

Amigo Arimindén, sólo salgo un rato para distraerme, si uno se aburre, no puede curarse bien. Jejeje. Digo en voz alta y clara.

Pero en voz más baja: Creo que nos espían esos cabrones. Luego os contaré qué me sucedió, sólo quiero que sepáis que estoy vivo de milagro, aunque no sin costes. Y me toco el ojo.

A Bolrak: No te hubiera gustado esa fiesta, camarada,... digo serio no había cerveza. Jejeje. Ya con un tono de humor.

Mierda, no puedo contarles lo que me pasó con esos tipos alrededor. Y yo también me quedo sin saber porqué demonios se largaron sin ayudarme.

Bien, qué hacemos? Hablamos con ellos? Quizá nos inviten a cervezas! Jejeje. O nos vamos a un lugar más privado? Digo de nuevo casi en susurros.

Miro a los sectarios o lo que sean para ver sus intenciones.

- Ah, - dice Nomberto, mientras vuelve de mear, - hete aqui que estamos todos reunidos, una vez más. Oye Bolrak, caro amigo, ayer os vi hablando con dos tipos, mejor dicho, un tipo y una tipa con melena blanca.. ¿quiénes eran? si no es indiscrección, claro...

 los monjes salen al cabo de unos minutos.... 

.... se llevan las estatuas

Pues ya había pensado yo en cambiar la cerradura de la habitación por una mejor..., mira que lo pensé - comento pensativo - Pero no me ha dado tiempo a ir a buscarla, con tanto trajín. De mañana no pasa, esa habitación tiene más movimiento que en la plaza de Shoje, cuando Veshemo está llena en Cosecha y se hace la Fiesta del Mandíl Mojado...

La noche pasada, sin ir más lejos, intentaba conciliar el sueño tras mis oraciones cuando un hombre salió del armario, literalmente, ante mis ojos. Aunque le perseguí valientemente, desarmado y en camisón como estaba, no pude alcanzarle. Sin duda no albergaba ninguna buena intención...

Al ver salir a los tipos, troto hacia la habitación de las estatuas. Luego bajo y pido a todos:

Caballeros del Sindicato Saja y Raja es hora de reunirnos y contarnos qué ha pasado. Subamos a un lugar más tranquilo.

Tras intentar ligar infructuosamente con la camarera y con una jamona que está cenando con su marido, Nomberto apura su jarra de cerveza, se come los últimos panchitos, se alisa la blonda cabellera, de un crespo salvaje y atractivo, exhala un suspirito y se levanta. - Bién, jefe, subiremos. Pero antes, ¡oh excelsos clientes de la posada, oh camareros! Dejadme cantar el lay del Sindicato...

Talmente acaba de largar todo eso, cuando se sube a una silla, carraspea y vocifera:

El grupo de héroes machos

que por las birras campa,

con todo el populacho

mezclado en la posada

del negro túnel bajo

de la mazmorra brava

llegó sobreviviendo

a duras amenazas.

Aqui les presentamos

aqui les restregamos

aqui les regalamos

la imagen bella y mágica

del mismo Sindicato

del recio Saja-Raja...

- Gracias, gracias, amado público, gracias, hasta la vista. Se oculta el sol tras las nubes. Vamos a descansar a nuestros aposentos. Lo sentimos, se va la luz de vuestras vidas por un instante. No desespereis, empero. ¡Volveremos!

Hagen se levanta mientras traga su última cerveza, dispuesto a seguir al grupo a sus habitaciones privadas. En el trayecto, se cruza con una de las mozas que porta una enorme bandeja llena de cervezas y sin pensarlo demasiado, pellizca con ardor una nalga de la camarera ganándose una furiosa mirada. Aprovechando la distracción de la chica, coge al vuelo una jarra del necesario líquido y sigue su camino hacia las escaleras -Por el Guardián, tarde o temprano tendré que probar esas prietas carnes!-. Con una gran sonrisa, suelta un sonoro regüeldo

Mientras canta Nomberto, contento, voy dando palmas para acompañar.

Al terminar grito:

Hurra por el Sindicato Saja y Raja! Hago pausa para los vítores de mis compañeros y tal vez de alguna moza o algún parroquiano. Y hurra por Nomberto, nuestro virtuoso, valiente y talentoso miembro y compañero! Hurra!

Bien Nomberto, me has animado el corazón, el cual tenía un tanto desanimado. Subamos de una vez, jejeje.