Partida Rol por web

Xhu`Kel trás ver como estan las cosas, saca su hacha y se apresura a posicionarse al lado de su compañero lechoso Adreim y de Hagen...

"Venga, destrocemoslos a todos, son aliados del mal y hay que destruirlos" digo echandole una mirada malvada a los marineros y esgrimiendo una sonrisa.

"Que, amigo guerrero, te apuntas al grupo para dar caza al maldito enano que nos a metido en esto?" le digo a Hagen

Ataco a los marineros que estan al frente

Puesto que los marinos parece que se lo están pensando pues otra cosa no se, pero imbéciles no parecen, respondo a nuestro mas reciente aliado.

Precisamente, esperaba poder pasear un poco por tan interesante ciudad en una noche tan agradable como esta. Y quien sabe, hasta puede que la suerte nos sonría mas adelante.

Dicho esto, presto de nuevo atención a nuestros posibles oponentes. La paciencia, se me esta empezando a agotar. Y eso, no va a ser nada bueno para estos desgraciados.

Tras oir las palabras del elfo y la bravuconada del Haguen el caballero oscuro saca su arma y se la hunde en la espalda de uno de los marinos (eres un caballero oscuro no?, en breve pondre las reglas de alineamiento)

El marino cae al suelo inconscientre 

  ahora somos tres contra tres.........

Los marinos que quedan retroceden a la puerta

.......nos volveremos a encontrar

Se marchan con cautela y se pierden en la noche

El tabernero asoma la cabeza tras la barra

yo no he visto nada forasteros, a mi no me metais en vuestros asuntos

pero por favor marchaos de la taberna antes de que lleguen los guardias

-"Vámonos Adreim, Hagen. Aquí ya no tenemos nada que hacer" digo caminando hacia la puerta y mirando de reojo al tabernero....

"pero volveremos..." pienso...

Despues de salir de la taberna me dirijo hacia la posada a dormir hasta el siguiente dia, no sin antes mirar por si veo al enano... con ese tengo yo cuentas pendientes

Sonrío al ver como acaba el asunto. Desde mi punto de vista, ha sido algo rápido, efectivo, y sin demasiada sangre salpicando. Lo cual, a pesar de las circustancias, hace que suspire levemente. La noche, solo acaba de empezar. Ya habrá otras oportunidades de bañar el filo de mi acero en sangre.

Al escuchar a Xhu, asiento con la cabeza y digo.

Vamos pues. Si nada nos retiene en este antro, estoy seguro de que sabremos hallar ocasiones mas lucrativas que esta en las calles de la ciudad.

Dicho esto, también yo me encamino hacia la puerta de la taberna.

No por cabron no. Por irse a ver si pillaba a ciertos tipos que estaban cuchicheando en la taberna. Je,je,je. Pero como queráis, si toca dormir, pues toca dormir. Sin problemas con eso.

Al ver cómo se marchan y nos ponen un

Les digo sin mucha energía: Jejeje, sólo son unos cobardes. Han ido a por refuerzos para la próxima. NO SOIS HOMBRES!

Rápidamente, mientras el tabernero habla, limpio a los dos desgraciados y al muerto por si tiene dinero y me quedo con sus armas y lo que tengan. Si hay suficiente dinero, le doy al tabernero una moneda de oro por las molestias. Si no, pues le dejo una daga o algo por similar valor o nada si no consigo nada.

Era culpa suya, pero me preocupo de la gente de bien. (al tabernero)

Me voy con los compañeros y les comento.

A lo mejor nos espera en la posada. No lo descartaría. Es un enano , es duro, pero necesita dormir en blando. Jejeje. Es bueno, eh? Por cierto, os habéis quedado con sus caras? Yo sí, pero sepáis que no los veremos solos sino con más gente. Al menos así actuaría yo si fuera un marinero invertido y cobarde.

El elfo saquea a las victimas y saca 7 monedas de plata de los bolsillos de los moribundos (que no muertos del todo aun, hay que rematarlos para eso)

Los tres aventureros se marchan de la taberna

El elfo saquea a las victimas y saca 7 monedas de plata de los bolsillos de los moribundos (que no muertos del todo aun, hay que rematarlos para eso)

Los tres aventureros se marchan de la taberna

el tabernero acepta 5 monedas de plata por las consumiciones

La taberna está animada, como siempre, si es que puede decirse que una ciudad como la amurallada Dynaj sea animada. Recordáis las tremendas murallas, circulares, con bloques grandes como casas. Se dice que los tallaron gigantes, y ciertamente las murallas son ciclópeas.

E inservibles.

Cualquiera que fuera el peligro que pretendían conjurar, es cosa del pasado. Un pasado tan lejano como aquel en el que Kydoban no era un desierto... el desierto interminable que ahora es... Las enormes puertas del norte y del este, que dan al desierto, están normalmente abiertas, y en un estado más que descuidado.

En la ciudad que venera a los muertos, y cuyo templo más importante tiene un muerto viviente como sacerdote, la mayor animación está en el puerto, en el lado oeste de la ciudad, el que da al mar.

El ambiente en las calles del interior es el de un lugar poco menos que desierto, y donde los transeúntes van a lo suyo, sin entretenerse, andando rápido hacia dondequiera que tengan sus asuntos...

Hay un sistema de canales que lleva agua por la ciudad, y que hay que cruzar por unos puentes pequeños de piedra, no exentos de elegancia.

La taberna está abierta. Unos empleados se afanan en terminar de poner unas contraventanas nuevas en una da las ventanas del establecimiento... tienen cara de estar cabreados.

En el interior, los murmullos van y vienen, a veces más alto y otras casi inaudibles. El ambiente está un poco turbio con el humo que flota en la sala. Hace calor, y se respira una miasma de variados aromas. Los parroquianos apenas levantan la cabeza de sus jarras de latón cuando se abre la puerta de la calle...

No hay mucha gente... tres o cuatro ciudadanos en la barra, cuchicheando con el tabernero, un tipo gordo y seboso al que le tiemblan las carnes cuando se mueve.

En las mesas hay bastantes más marineros, claramente animados por alcohólico brebaje, y una mesa con varios guardias fuera de servicio, que dan sorbos de unas copas de madera, y atacan con vigor una fuente bastante generosa de pescado frito. De vez en cuando echan miradas discretas a su alrededor...

El tabernero se acerca, secándose la frente y los mofletes con un trapo indeciblemente mugriento...

¿Qué deseáis tomar?

El tabernero, de lozano aspecto como es evidente, parece un punto deprimido. De hecho tiene un ojo levemente morado todavía... tal vez producto de una animada discusión familiar. Tal vez.

Tras ordenar vuestra bebida favorita, os ensimismáis cada uno en vuestros pensamientos...

Sirë de Yawë, elfo de sobria elegancia y pinta de estudioso de algo, da sorbos a su bebida serenamente, con el gesto seco de quien, aunque viajero curtido, no está en el tipo de antro en el que gusta de estar. De hecho, no sabe muy bien por qué, al pasar por la puerta, decidió entrar. Fue un impulso tonto... y piensa que en cuanto termine la bebida se marchará a la posada. De momento, sin embargo, observa.

Al otro lado de la mesa, se encuentra un humano, un forastero de elegante apariencia e irónico mirar. Junto a la capa dejada con estudiado descuido a su lado, yace un estuche de formas oblongas, de madera y cuero repujado. Tras el rutinario -¿os importa que me siente ?- se ha ensimismado en la contemplación de un legajo que mantiene discretamente en su regazo...

Es evidente que ha ocurrido algún tipo de accidente en la taberna, porque los empleados que estaban en la calle entran y vuelven a un rincón donde están terminando de colocar y reparar varios muebles -sobre todo una mesa y varias sillas-

El tabernero no les quita ojo, y sigue trabajando detrás de la barra...