Partida Rol por web

Las palabras de Nixie fueron tan directas, tan seguras, tan de repente, que para mí fue como si me cayese en la cabeza una maceta desprendida de un balcón, dejándome de repente sin fuerzas y con el cerebro hecho mermelada. 

El hecho de que yo le gustase ya no era una suposición o una deducción, sino que estaba escrito con un letrero luminoso delante de mis narices. Y eso lo hacía todo aún más difícil. Rechazarle sería doloroso para ella, mucho. El año pasado yo me planteé un par de veces decirle a Duncan cómo me sentía pero fui incapaz porque ya me dolía simplemente el hecho de pensar en que me rechazase y se fuese al garete nuestra amistad. Un rechazo real sería 10 veces peor. Bien debía admitir que lo que había hecho Nixie era increíblemente valiente, pues no sólo se había abierto directamente hacia mí sino que se había arriesgado delante de un centenar de miradas en el Gran Comedor. Hasta ahora pensaba que su timidez y su introversión venían de una falta de confianza en sí misma, pero me había equivocado de cabo a rabo. Lo que había hecho se había ganado mi respeto y admiración, pero aún así no compartía sus sentimientos.

Me sentí terriblemente mal al pensar que a raíz de su declaración yo me sentía un poco mejor conmigo misma. Nunca me había considerado muy guapa, aunque sabía que tampoco era un esperpento. Era del montón si bien algo más resultona gracias a mis facciones sureñas, pues entre tanto ojo, piel y cabellos claros mis tonos oscuros llamaban la atención. Es por ello que siempre había pensado que yo era invisible al mundo  en cuanto a esta clase de temas. Kaitlin y Deirde eran muchísimo más guapas y con un fuego que las hacía brillar, a cada una a su manera; negar que Carrie era altamente atractiva era un despropósito; Laura, Jackie y Victoria, Katherine... Todas ellas eran mucho más atractivas que yo. Y sin embargo la que estaba aquí era yo. 

Me di cuenta de que llevaba unos segundos en silencio y la mirada de Nixie era profunda y directa, como una flecha en una diana de paja. No le podía decir que sí. Sería cruel darle unas esperanzas que no tenía, pues yo no iba a colarme por ella (a la que apenas conocía) de la noche a la mañana, sobretodo teniendo en mi interior la llama de Duncan avivándose tras el verano. 

- Yo... Nixie, me halagas mucho, de verdad. Admiro el valor que has tenido pues yo nunca sería capaz de hacer algo así, pero...Pero yo no siento lo mismo. - le dije con sinceridad y tristeza en la voz, pues herir a alguien que no me había hecho nada, es más, que simplemente se había dejado llevar por sus esperanzas y sentimientos, me hacía sentir como una mierda. - No sería justo. - continué mientras agachaba la cabeza un poco, pues me resultaba aún más difícil con esos ojos mirándome tan fieramente - Te diría que podemos ser amigas, pues la verdad es que me gustaría conocerte un poco más, pero sé que eso sería muy egoísta por mi parte. Sé que es doloroso estar con alguien que sólo te ve como un amigo cuándo quieres algo más. - le dije pensando irremediablemente en Duncan. - Debo rechazar la oferta, lo siento mucho... - terminé con la misma expresión abatida, pues aunque mucha gente se ponía compasiva o condescendiente en estos casos, lo mío era genuína tristeza por destrozar sus esperanzas.

Tal y como acostumbraba, si a Nixie le afectó la negativa de Eve no lo exteriorizó y se limitó a asentir una sola vez y después encogerse de hombros. Solo entonces apartó la pasiva mirada de los ojos de la Ravenclaw para posarlos en Bikkel que jugaba haciendo un ocho entre las piernas de Eve. Se agachó para mirarlo de cerca.

- Me gusta tu gato.- extendió la mano hacia él para acariciarlo pero algo la paró en último momento. ¿Acaso creía que sería un atrevimiento? ¿O quizás simplemente se lo había pensado mejor por otro motivo. Terminó por levantarse tras la acción y se puso de camino hacia el interior del Gran Comedor nuevamente dirigiéndose a Eve, ya en su espalda.- Nos vemos, Colleman.

Como Eve se llevó a Bikkel para ir a hablar con Nixie, Carrie fue testigo de lo que ocurría fuera del Gran Comedor entre las dos chicas.

Nixie:-Tú dirás.

Eve:- Hm... Nixie... - se pasó la mano por el pelo echándoselo atrás - Seré sincera. Esto ha sido tal vez lo más inesperado que me ha ocurrido y me has dejado sin palabras. Esto... ¿Por qué me lo pides a mí? Si apenas hemos cruzado un par de palabras en todos estos años... Seguro que hay un montón de personas que se mueren de ganas de ir contigo. No nos conocemos... Tal vez tras pasar la noche conmigo te das cuenta de que en realidad te caigo mal y has desaprovechado el ir con alguien con quien te llevas bien. - le dijo con una media sonrisa.

Nixie:- Me gustas. Eso es todo.

Eve:- Yo... Nixie, me halagas mucho, de verdad. Admiro el valor que has tenido pues yo nunca sería capaz de hacer algo así, pero...Pero yo no siento lo mismo. No sería justo. - continuó mientras agachaba la cabeza un poco- Te diría que podemos ser amigas, pues la verdad es que me gustaría conocerte un poco más, pero sé que eso sería muy egoísta por mi parte. Sé que es doloroso estar con alguien que sólo te ve como un amigo cuándo quieres algo más. Debo rechazar la oferta, lo siento mucho... - terminó con la misma expresión abatida.

Nixie:- Me gusta tu gato.- extendió la mano hacia él para acariciarlo pero algo la paró en último momento. ¿Acaso creía que sería un atrevimiento? ¿O quizás simplemente se lo había pensado mejor por otro motivo?. Ciertamente Carrie podía imaginar que como licántropa podía haber pensado en comerse ese lindo gatito. O a lo mejor lo que sentía era una especie de empatía por él. Terminó por levantarse tras la acción y se puso de camino hacia el interior del Gran Comedor nuevamente dirigiéndose a Eve, ya en su espalda.- Nos vemos, Colleman.

Su reacción me pilló casi tan desprevenida como su pregunta. O bien era una actriz espectacular, o yo debía de ser demasiado sensible, pues no parecía para nada afectada.

Con la boca ligeramente abierta en sorpresa, observé como se acercaba con tranquilidad a tocar a Bikkel pero se arrepentía en el último momento, optando por irse con una despedida corta.

"No entiendo a las mujeres... Ni a los hombres. Tal vez soy un gato." - pensé mientras miraba a Bikkel, pues ella me entendía a mí yo a ella.

- Vamos a terminar de desayunar. - dije mientras cogía a la gata de nuevo - Que tengo que estar fuerte para las pruebas de Quidditch. - le dije mientras notaba que los nervios se me empezaban a concentrar en el estómago y ponía rumbo de nuevo al comedor.

Me fijé en que en mi sitio mi desayuno seguía a medias, y aunque las tostadas ya no estarían tan crujientes y calientes como antes, tenía que comer. Intenté evitar mirar a nadie, pues sabía de sobras que lo de antes había captado la curiosidad de más de uno y no quería ver ojos cotillas ni maliciosos.

Cuándo llegué a mi sitio levanté la mirada para ver dónde estaban Kaitlin y el resto y unirme si aún no habían terminado de desayunar. Recogí mi plato y mi copa y dejé que Bikkel caminase por su propio pie junto a mí antes de ir a juntarme con el resto.

- ¿Me hacéis un sitio? - pregunté aparentando normalidad, cómo si no hubiese pasado nada fuera de lo común.

Eres el puto amo. Es lo único que sus labios articularon ante la llegada de Peter, estirando el brazo, para estrechar la mano con él, y estirar la mano contraria, para darle un par de palmaditas en la espalda. Te debo esa escoba. Y estoy pensando si la equipación entera también de paso, no puedo decir lo contrario. Acabó por reír, bajando la mano, hasta dar un par de golpecitos con la mano plana en la madera del banco, indicándole que tome asiento con ellos.

Hasta luego Lily, que aproveche. La despidió, levantando la mano con una sonrisa amable, mientras volvía la atención hacia la mesa, más concretamente a su lado, hacia Kait. Creo que nos hemos perdido varios episodios. Le susurró, con una mezcla de sorpresa y diversión. Y aun estaba con los labios cercanos a los oídos de Kaitlin, cuando una voz familiar, la de Eve, llamó su atención. Principalmente, porque eso quería decir que había vuelto de su incursión con Nixie fuera del Gran Comedor. Volvió la vista, sin saber que decir, pero con una idea en mente: Preguntarle cómo había ido, que había pasado, que le había dicho. Y si había aceptado, por supuesto.

Claro, ya sabes... donde caben dos caben tres... Apretó a Kaitlin contra él, haciéndole algo de espacio junto su mejor amiga. Parece que... se ha vuelto todo el mundo loco ¿No? Preguntó al aire, como quien no quiere la cosa, mirando de reojo a Eve, mientras tomaba otra tostada y un cuchillo. Estiró el brazo hasta una de las mermeladas -cual era irrelevante para él- y comenzó a untar la mermelada.

El silencio junto a él hizo que mirara de reojo, viendo una Laura inusualmente callada. Giró el torso y la cabeza en su dirección, y carraspeó intentando llamar su atención. ¿Pensando en algo? Llegó incluso a tener un tono de voz más grave, más serio.

No contestó a la última frase de Peter más que con un asentimiento de cabeza mientras volvía a su desayuno con una sonrisa misteriosa en el rostro que no desapareció ni con la mirada escandalizada de Deirdre. Se encogió levemente de un hombro, sin darle más importancia, cuando dos cartas interrumpieron cualquier contacto entre ella y las miradas estupefactas.

Sopesó ambas con curiosidad, suponiendo que una sería de su padre pero la otra, ¿de quién sería? Sin más, rasgó el borde de ambos y se dispuso a leerlos.

La primera de las cartas, algo abultada, escondía en su interior una nota y un objeto pequeño. Al sacarlo Carrie pudo observar que se trataba de una pulsera con cordón de cuero y una pequeña esmeralda en el centro.

En la nota, escriba con una caligrafía elegante y cursiva, estaba escrito lo siguiente:

Espero que lo encuentres digno de ser llevado.

                                                                 Z

En el otro sobre había simplemente una nota escrito con la letra de tu padre:

Querida hija,

Espero que hayas comenzado bien el curso y que estés disfrutando de tu estancia en el colegio. Sé que no te gustan los rodeos y por ello no me explayaré en demasía. Solo recuerda que tu padre te quiere y quiere lo mejor para ti.

¿Recuerdas cuándo te decía que serías lo que tú quieras ser? ¿Que harías siempre lo que quisieras bajo mi apoyo? Pues bien, espero que no te tomes esta noticia como un engaño por mi parte, si no como una petición realizada por necesidad.

Debido a que no nos va muy bien por casa y que nuestro estatus va decayendo de forma estrepitosa ante la comunidad mágica, hemos necesitado de un acuerdo para poder salir a flote. Contactamos con los Carrow hace tiempo sin decirte nada directamente porque el acuerdo aún no estaba zanjado. Si bien ya se ha producido y mi deber es comunicarte que estás directamente afectada por él.

El acuerdo es el siguiente: Estás comprometida con el hijo de los Carrow, Oliver, y la boda se celebrará cuando termine el curso académico.

Espero que comprendas la situación, Carrie, pues nunca habría deseado vetarte la libertad con la que siempre te eduqué.

Tu padre que te quiere.

Laura salió de su ensimismamiento ante la pregunta de Leonard interándose por ella, levantó la mirada de su plato para encontrarse con los ojos del chico y preguntó algo confundida:

- ¿Eh? Ah, no, no...- esbozó una leve sonrisa que parecía algo forzada- pensaba en el quidditch de ahora. En la selección, ya sabéis. Mucho trabajo, muchas cosas que pensar...

Dudó unos momentos si continuar dando explicaciones o no y encontró en Eve la salida perfecta:

- ¿Qué quería Nixie?- ¡Parecía como si no se hubiera enterado de nada! O a lo mejor era una forma indirecta de decir: Le habrás dicho que no, ¿verdad?

Carrie extrajo una sencilla pulsera del primer sobre que no tardó en ponerse con entusiasmo casi pueril mientras se la enseñaba a Jackie, a Deirdre y a cualquiera que quisiera mirarla.

- Un regalo de mi padre - afirmó muy orgullosa antes de emprender la lectura de la carta que extrajo del segundo sobre.

No eran más que unas líneas, cortas y concisas, pero fuera lo que fuera que había escrito cambió el humor de Carrie por completo. Su rostro pasó de la mayor estupefacción a una expresión sombría como no le habían visto, lívida de una furia que le hacía apretar los puños, con las dos cartas arrugadas entre sus manos. Se levantó de golpe, mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos y desorientados mientras una breve sombra de terror cruzaba por su rostro para desaparecer tal y como había llegado.

Por fin, sus ojos localizaron a quien buscaba. Avanzó con paso enérgico y fiero hasta la posición que ocupaba Oliver antes de pegarle un sonoro guantazo y ponerle la carta contra el pecho.

- ¿Sabías algo de esto?

Ver para creer. Carrie Lewis y su impenetrable máscara de autocontrol resquebrajadas en pos de la histeria y el enfado. Parecía seriamente desquiciada.

-Choca Peter, que eres la leche...- lo anime tambien, sonriente, sumandome a lo dicho por Leo, efusiva- Es más... no se si comparte directamente un equipo de Quidditch... - bromee, riendo, mientras alzaba una mano para despedir a Lily- Hasta luego, Lily, nos vemos luego... - e inmediatamente miré a Kyle, con una sonrisilla burlona- Bueeeno, otro mas que va al baile, ¿no?- dije, con toda la intencion del mundo, bromeando, aunque lo cierto es que me alegraba por el. Despues de todo, era mi mejor amigo y ver que las chicas hacian cola ante el era algo que me agradaba. Se lo merecia, qué leches.

Y, cuando Eve volvio, me apresure a espachurrarse a un lado, asintiendo- Si, si... aqui cabemos todos... - dije deseando que Eve nos contara qué habia sucedido- Vamos, vamos... sed de cotilleos saciada en 3...2... 1... No decepciones a tu publico, Eve... - le dije, con una sonrisilla divertida, ansiosa por saber más.

Justo en aquel momento, un paquete cayó delante mio, sobresaltándome-¡Oh! Que susto... - dije, mirando inmediatamente quién era el remitente. Y sonrei de oreja a oreja, mirando a Leo mientras me apresuraba a abrirlo- Es de mamá. - dije, con aire ilusionado.

Quizas, con aquella edad, muchos renegaran de sus padres pero, en mi caso, era consciente de que, desde que mi padre muriera, Leo y yo habiamos sido unos de los pocos apoyos con los que mi madre podia contar y para mi era muy, muy importante saber que estaba bien.

Asi pues, me apresuré a ver qué contenia el paquete, mientras seguia atenta a las conversaciones del resto.Hasta que de repente, el guantazo de Carrie lo interrumpio todo.

Con los ojos como platos, desvio la mirada hasta el lugar donde estaba Carrie y su cuñado, alucinando.

-La ostia.

Se giró, poniendo un brazo en la espalda de Kaitlin, hacia Eve. Clavó su mirada en ella, al igual que muchos allí lo habían hecho, y sujetó la tostada con la mano contraria, cuando un sonoro *PLAF* lo sobresaltó. Se le cayó la tostada de la mano, estrellándose con la mesa por el lado de la mermelada. Joder Se quejó, y miró hacia el origen de aquel golpe.

Carrie y Oliver. Espera ¿Carrie y Oliver? Espera, espera... a ver... a ver.... Espera. ¿Carrie acaba de cruzarle la cara a Oliver? Se preguntó mentalmente. No necesito más respuesta que volver a centrar la atención en aquella situación. Ostia, si que le ha cruzado la cara. ¡Me lo he perdido! ¡Me cago en la madre de...! ¡Me lo he perdido! ¿Alguien tiene una foto del momento? Ya no quiero al trío serpiente sorprendiéndose como postal de año nuevo... me pido esta sin dudas.  No apartó la vista ahora de lo que estaba pasando.

Buah, está hecha una furia... Diez galeones a que lo hechiza. No, veinte a que él lo hechiza a ella. Bueno... eso no es lo importante... ¿Por qué le ha pegado? Aquella pregunta sin respuesta, es lo que lo sacó de sus ideas. ¿Por qué le ha pegado? ¿Alguien tiene una cámara? Y reparó en que las obligaciones estaban para algo. Odiaba su parte responsable. Al menos, la parte que intentaba serlo.

Se puso de pie. ¡Lewis! Alzó la voz. ¿Qué haces? Se encogió de hombros, con los codos pegados al torso y las manos extendidas con las palmas hacia arriba. Os esta mirando todo el mundo. Pegarle a un alumno delante de todo el Gran Comedor. A su cuñado, y al Premio Anual. Por desgracia, aquel espectáculo, debía acabar. Y Leo simplemente esperaba que aquella llamada de atención le sirviera para darse cuenta que todo el Gran Comedor los estaba mirando. Y más que una bronca, la intención era que no se dejaran en evidencia delante de todo el mundo.

Me mantuve inmerso en mis pensamientos hasta que noté la mirada. En realidad, al principio no supe identificar de qué se trataba. Simplemente sentí la necesidad de girarme hacia allí, descubrir cuál era esa fuerza que había conseguido arrancarme de mi más profunda reflexión. Y entonces la ví. Katherine. Por un momento no supe cómo reaccionar, su sonrisa me cogió desprevenido. ¿Acaso tenía que ver con la fiesta? Solo esperaba que no fuese así. Lo que menos me apetecía era perder el tiempo con una rabieta de Deidre. O de ambas. Además, de todos era sabido que, cuando se trataba de ellas, el conflicto se incrementaba exponencialmente sin ningún tipo de control.

Cuando quise darme cuenta ya había iniciado el camino hacia la salida. No sabía bien qué me estaba llevando a ir hacia allí. Solo tenía una cosa clara: ya había visto demasiadas estupideces juntas por ese día. Entonces, llegó la guinda del pastel y, como no, de la mano de Carrie Lewis. ¡Y menuda mano! La hostia fue tan fuerte que hasta crujieron mis vértebras. Podía notar los ojos de todos los presentes sobre nosotros, sobre mí. Sensación que solo ayudó a que el cabreo y la mala hostia que acababa de germinar en mi interior se expandiera por todo mi cuerpo.

Estaba harto de la estúpida, engreída y mimada Carrie, y de todas sus tonterías. No me bastaba con tener que aguantarla cada día (era el precio a pagar por estar saliendo con Deidre O'Hare), o que tuviese las narices de cuestionarme a cada momento. Es que ahora me incluía en sus estúpidas escenas. - No Carrie, no. Para eso ya tienes al imbécil de O'Reilly.

- ¿Saber de qué? - el tono de mi voz es frío y seco, y mis palabras casi indescifrables. Tengo la mandíbula tan tensa que estoy seguro de que puedo cascar nueces. En realidad, siento que en estos momentos podía romper cualquier cosa que se estrellase contra mí. - No estoy para aguantar tus estupideces, Lewis. - continúo, mientras centro todos mis esfuerzos en aguantarme. Sé que, en esos momentos, cualquier gesto por mi parte será malinterpretado y usado en mi contra. Por mucho que se tratara de Carrie, seguía siendo una mujer.

Despacio lleve mi mano hasta mi pecho. Agarré su mano con fuerza (más de la habitual) y le obligué a soltar el papel. Sin mucho miramiento puse la carta que acababa de recibir (y todavía no había abierto) bajo mi brazo y me dispuse a leer el contenido del papel. En el proceso eché un paso hacia atrás. Desplegué la carta con calma, sin inmutarme ante los comentarios de Leonard. Sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo, y lo que tenía que hacer. Pero primero, quería saber cuál era el contenido de esa carta. Después, actuaría en consecuencia.

Querida hija,

Espero que hayas comenzado bien el curso y que estés disfrutando de tu estancia en el colegio. Sé que no te gustan los rodeos y por ello no me explayaré en demasía. Solo recuerda que tu padre te quiere y quiere lo mejor para ti.

¿Recuerdas cuándo te decía que serías lo que tú quieras ser? ¿Que harías siempre lo que quisieras bajo mi apoyo? Pues bien, espero que no te tomes esta noticia como un engaño por mi parte, si no como una petición realizada por necesidad.

Debido a que no nos va muy bien por casa y que nuestro estatus va decayendo de forma estrepitosa ante la comunidad mágica, hemos necesitado de un acuerdo para poder salir a flote. Contactamos con los Carrow hace tiempo sin decirte nada directamente porque el acuerdo aún no estaba zanjado. Si bien ya se ha producido y mi deber es comunicarte que estás directamente afectada por él.

El acuerdo es el siguiente: Estás comprometida con el hijo de los Carrow, Oliver, y la boda se celebrará cuando termine el curso académico.

Espero que comprendas la situación, Carrie, pues nunca habría deseado vetarte la libertad con la que siempre te eduqué.

Tu padre que te quiere.

- Hasta luego Liliana.- me despido alegremente cuando la chica decide ir a continuar su desayuno. Seguidamente vuelvo la cabeza hacia Kaitlin.- Pues no llevaba intención pero dadas las circunstancias...- respondo, guiñándole un ojo.

Oigo la pregunta que le hace Leo a Laura y vuelvo la cabeza hacia ellos preocupado.

- Laura, no te agobies. Todo va a ir bien. Al final de la tarde, habremos completado el equipo sin problemas, ya lo verás.- comento, con tono tranquilizador, no del todo seguro de que su inquietud se deba únicamente al quidditch. Algo más le pasa y no quiere decirlo...

Justo en ese momento llega Eve y mi atención se centra única y exclusivamente en ella. Qué bien lo ha sabido llevar- pienso, admirado ante la naturalidad que demuestra al sentarse junto a nosotros. 

- ¿Y bien?¿qué le has dicho?- pregunto, yendo directamente al grano. Para que posponer algo que todos estamos deseando oír. 

Pero sin que Eve tenga posibilidad de responder o sortear la pregunta, un suceso repentino capta la atención de todos los presentes. 

- ¿Se ha vuelto loca?- exclamo, casi a voz en grito y con la mirada desorbitada,al ver la pedazo de bofetada que e propina Carrie a Oliver.- A no, que ya lo estaba. - Por un momento casi me compadezco del pobre Oliver, aunque a decir verdad, seguro que puede sacarse las castañas del fuego perfectamente. 

- ¿Alguna idea de lo que ha ocurrido?- pregunto a los de mi alrededor, especialmente a Kaitlin y Leo, que son los más cercanos a Oliver de los presentes en la mesa de Ravenclaw. 

Estaba tan bloqueado que ni siquiera reaccioné. Al principio. Tuve que releer varias veces algunas de las frases y asegurarme de que era mi nombre el que aparecía en esa carta. Sí, era mi nombre, no había confusión. Fue entonces, al décimo repaso, cuando levanté la cabeza y me permití mirar a Carrie. Lo hice manteniéndole la mirada de la slytherin, pero sin cambiar ni un ápice mi expresión. Me mostraba tranquilo y aparentemente relajado. Pero yo siempre había sido demasiado imprevisible como para saberlo bien.

- Diez puntos menos para slytherin - sin esperar su respuesta, le cogí con fuerza su mano derecha y coloqué de mala manera la carta. - La próxima vez, contrólate. - Me incliné hacia ella, acercándome a su oído. Y después, eché a andar hacia la salida. Sin más. Sin volverme ni mirar a nadie. Ahora sí que había tenido suficiente.

- Nunca debes morder la mano que puede darte de comer.

Aun seguia estupefacta, tras lo que acababa de ver. ¿Por qué se habia levantado asi Carrie y le habia dado tal bofeton al pobre Oliver? No sabia que podria haber pasado entre ellos. Tan solo sabia que Carrie habia empotrado a Oliver un sobre en las costillas, que este habia leido la carta y que habia salido del Gran Comedor echando chuscas.

-No se por qué le ha pegado, Leo... Pero menuda le ha metido... ha sido... -dije, con el ceño ligeramente fruncido. Sin embargo, aquella "huida" de Oliver me habia descolocado bastante. ¿Por qué no habia mandado a Carrie a la mierda, si más, y se habia dedicado a quitarle punto? ¿Desde cuando se quitaban puntos entre ellos?

-Leo.. creo que algo no va bien... deberiamos. Hablar con Oliver... Vamos, antes de que Deirdre vaya a tocarle las narices... Sea lo que sea, creo que le pasa algo. -tras susurrarle al oido a Leonard, lo miré con gesto grave. A pesar de todo, Oliver era mi cuñado y le tenia aprecio. Además, aunque a veces teniamos nuestros mas y nuestros menos por culpa de Deirdre, lo cierto era que no nos llevábamos mal, cuando mi hermana no intentaba malmeter entre nosotros.

Así pues, me puse en pie, decidida a salir de alli y saber qué es lo que le estaba sucediendo a Oliver Carrow, justo cuando este estaba a punto de atravesar la puerta.

-Chicos, ahora venimos, ¿vale? - dije, para, acto seguido, echar a andar hacia la salida con Leo, con la intencion de interceptar a Oliver antes de que fuera demasiado tarde y se nos escapara.

- ¡Leo!- Le paró Peter antes de que salieran corriendo a por Oliver.- ¡Llegarás tarde al castigo! ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?

En ese momento Laura también se levantó con su porte erguido y seguro de sí mismo pero seriedad en el rostro.

- Nosotros también deberíamos irnos. Las pruebas de quidditch están a punto de comenzar y deberíamos cambiarnos antes de que empiecen.

Tras el anuncio de la chica Duncan e Ian también se levantaron, algo con desgana pues miraban aún intrigados a Eve que no soltaba prenda.