Partida Rol por web

La torre de Ravenclaw, en el ala oeste del castillo. Se sube a través de una escalera espiral. Para entrar, hay que responder a la inteligente pregunta de un pomo con forma de águila. Naomi se coloca frente al pomo y espera la pregunta:

-¿Qué es lo que aun no ha sido, qué debe de ser, pero cuando lo sea, ya no lo será?

Naomi mira a los chicos con una sonrisa y se aparta para que algún valiente se acerque.

-¿Quién se atreve a resolverlo?

Scarlet creía conocer la respuesta, se acercó tímidamente a la puerta y dijo:

-Mañana. El día de mañana.-cuando respondía a algo no solía tartamudear, a no ser que estuviese realmente nerviosa.

Espero pacientemente a que la puerta se abriese...o a que otro tuviese que intentarlo.

-El presente.

la respuesta es escueta, pero la pregunta era obvia

La entrada se abre ante la respuesta de Scarlet. Naomi la mira con aprobación y pasa delante de ella acompañada de su "ayudante". Todos los demás pasan tras ella antes de que se cierre la entrada y tengan que ponerse a pensar en una solución al enigma que proponga el águila.

En el interior, la sala es grande y redonda, más ventilada que ninguna otra habitación en Hogwarts. Tiene ventanas de arcos en las paredes con vistas a todos los terrenos de Hogwarts. El cielo tiene estrellas pintadas. Hay mesas, sillas y librerías. Al lado de la puerta para los dormitorios hay una estatua de la Fundadora de la casa. Los dormitorios están en torretas que salen de la torre principal.

En el tablón de anuncios está colgado el horario de todos los cursos.

-Alguien sabe ¿Quien es el nuevo profesor de astrología?- Pregunto alzando la voz.- El año pasado era el padre de Serpens ¿no?

Me hacía falta saber quién era mi objetivo para obtener información. Astronomía e historia me parecían las dos asignaturas más aburridas, solo había que tomar apuntes y memorizar, sin ningún tipo de pensamiento elaborado. Con tiempo, hasta Henri podría sacar un Excelente.

-No sabía que ha-habíamos cambiado de profesor...En todo ca-caso, puedes preguntar mañana en el de-desayuno; ahora es ta-tarde...-le contestó al chico.

Bostezó tapándose la boca con la mano.

Asumo que no ha oído mi pregunta. El padre de Serpens, el viejo profesor de astrología murió antes de terminar el curso, cayendo desde la torre en la que estaba la clase y su despacho.  Fue el suceso del año.

-Esta bien, por hoy ya hemos tenido suficiente movimiento. Que descanses.- La beso rápidamente en la mejilla. Sonrío mientras le digo.- Es solo un beso de buenas noches.

Guiño un ojo y antes de que responda subo a mi cuarto, donde me espera la caja de grageas más grande que se puede comprar.

-Que...descanses...-dijo llevándose la mano a la mejilla que él había besado con dulzura, mientras lo veía desaparecer escaleras arriba, hacia su dormitorio.

Esas cosas confundían a Scarlet...

Spencer podía ser muy apasionado para ella, los susurros en su oído la habían abrasado completamente, dejándola sin respiración, y, aunque le costase admitirlo, le gustaba. Era puro fuego corriendo por sus venas.

Sin embargo, ese beso en la mejilla había sido cálido, reconfortante, lleno de dulzura. Cada vez que Spencer tenía un gesto así, sentía un cosquilleo agradable en su interior. Era dulce y cálido, y eso también le gustaba.

Bostezó una vez más y decidió irse a dormir, ya mañana leeria a la luz de la chimenea. Subió los escalones hasta el cuarto de las chicas, una vez allí, visto que estaba sola, se cambió y se puso su ropa para dormir. Dejó con suma delicadeza la corona de flores de Alex en la mesita de noche y se tumbó en su cama, encima de las sábanas. No tenía pensado dormirse todavía, simplemente quería quedarse mirando el techo y pensar un poco tranquilamente, sin ruido y sin gente a su alrededor.

mm...Debería poner un jarrón con agua para las flores...Mañana podría...

Sin embargo, el sueño la venció, y ese fue el último pensamiento que tuvo antes de quedar profundamente dormida.

Madelian se había quedado rezagada, apartada del resto para no hablar con nadie. Pasó última por la entrada, que se cerró tras su paso. Afortunadamente para ella, era despistada y al concentrarse en los horarios de las materias no vio la nueva escena de histeriqueo entre sus dos compañeritos de casa, eso ya hubiese sido demasiado.

Aunque la primer noche acostumbraba a quedarse hasta tarde conversando, en esa oportunidad subió rápido las escaleras y fue a la misma habitación de todos los años. Se tiró vestida en la cama de siempre y se colocó de espaldas al resto, con los ojos cerrados. Incluso si tardaba en dormirse esperaba que creyeran que lo estaba para que no la molestaran.

La noche hace mella en los alumnos que poco a poco van abandonando la sala común para irse a la cama y recargar pilas tras el viaje y la cena y comenzar el día de mañana con fuerza porque muchos de los profesores que les tocarán son bastante duros y sin mucha compasión, como el subdirector.

El tiempo pasa y la noche va alejándose, dejando que el nuevo día llegue a ellos. Los rayos de sol se filtran por las ventanas y la luz cambia. Se comienza a oír el ajetreo de los otros alumnos.

Abrir los ojos es un triunfo en si mismo. "Deberían darme puntos para mi casa solo por esto". Me despego de la amorosa cama cuyos brazos de seda me abrazan suplicando que me quede más tiempo con ella. Que  el comedor estuviera fuera de la sala común me parecía un fastidio. En casa iba a desayunar en pijama.

Voy a los baños y me pego uno rápido, para quitarme la mella del camino y de la gran comida de inicio de curso. Aunque sé que el gobierno de Voldemort es tiránico no puedo dejar de pensar en que estando casi toda la sociedad de su lado, el que todos sus allegados sean tan duros, tarde o temprano le pasará factura, y además es un poco estúpido. 

Mis pensamientos más profundos siempre se dan mientras estoy sumergido en agua caliente.

Me visto con la túnica negra de borde azul propia de mi casa y voy directo al comedor, evitando la tentación de quedarme a esperar a Scarlet, no quiero agobiarla. Aunque lo que me suscita curiosidad es si Madelaine volverá a convertirse en la reina de la colmena que todos estamos acostumbrados a ver o si realmente está mal.

Madelain no había dormido bien, estaba intranquila, incómoda. Era la primera vez que el primer día de clases era estresante para ella. Por eso durmió entrecortado hasta que vio que ya no tenía sentido seguir en la cama porque ya tocaba despertarse. Como se había echado vestida la noche anterior ni siquiera perdió tiempo cambiándose. Tomó sus libros y lo necesario para las clases de ese día y bajó a la sala común.

Era la primera en bajar, estaba sola allí. Miró nuevamente el horario que había en el tablón de anuncios y lo comparó con lo que ella había copiado. Todo en orden, y tenía todos los útiles. Iba a ser un día largo, los lunes y los miércoles eran particularmente ajetreados. Al menos eso significaba poder hacer magia. Era ridículo, estaban en una escuela de magia pero podían sancionarla si la veían lanzando unas chispitas de colores por la punta de la varita para pasar el tiempo.

Se tiró en un sillón de la sala mientras miraba por la ventana y esperaba a que alguien más despertara. Luego bajaría a desayunar para dar comienzo al día.

Con los primeros rayos de sol que entran por la ventana, Scarlet abre los ojos poco a poco; pestañea un poco por la luz y estira los brazos por encima de la cabeza, arqueándo la espalda, desperezándose. Da un par de vueltas en su mullida cama y se incorpora. Mira a sus compañeras, algunas dormidas aún, otras despertándose.

Se levanta y se quita rápidamente el camisón que suele usar para dormir y se pone más rápida aún la ropa del colegio. Al cambiarse nota el frío mañanero y le da un escalofrío; se frota los brazos para que entren un poco en calor y va metiendo los libros y pergaminos en una mochila y, de paso, se coloca en la muñeca una cinta para el pelo, para recogérselo durante las clases o mientras estudia, es una pequeña manía que tiene, no soporta tener el pelo en la cara cuando está concentrada en algo. Se cepilla el pelo, desenredando su larga melena negra azabache y dejándola suave y sedosa, como a ella le gustaba.

Bajó las escaleras y al llegar, busca a Spencer con la mirada, pero no le encuentra.

Tal vez haya bajado ya...

Scarlet sale de la sala común con un bostezo y estirándose.

Suspira mientras baja con paso pesado

Feliz cumpleaños, papá...

Entra en la Sala Común tras decir la contraseña junto con Spencer. Al entrar respira hondo y sonríe, siempre se sentía bien en esa sala.

Se sentó en uno de los sofás en frente de la chimenea y dejó sus cosas cerca. Invitó a Spencer con una sonrisa a que se sentase a su lado.

-¿Qui-quieres hablar de lo de a-antes o prefieres ha-hacer otra cosa?-le preguntó refiriéndose a la discusión con Alan.

-Como quieras.- Respondí con tranquilidad.- Todo lo que tenía que decir, lo he dicho en el momento, no me gusta hablar de los demás a sus espaldas. Me gusta ser sincero y decir las cosas a la cara. Es lo que hice. 

Me descalzo y me tumbo en el cacho del tresillo que Scarlet no ocupa, dejando que mis piernas cuelguen apoyadas en el reposabrazos, con la cabeza en el asiento, pero sin apoyarme en su regazo, no quería invadir su espacio personal.

- Si le hubiese escuchado y aceptado sus disculpas, hubiesen sido falsas. Solo por cordialidad, y a mi no me gusta que me traten como si fuese idiota. Si él hubiera capeado la tormenta, otro gallo cantaría. Pero tengo derecho a estar enfadado,¿No? Me he comido un castigo por su culpa. Si con eso he conseguido amedrentarlo, es que sus intenciones no eran sinceras. No me gusta la gente que se me acerca por interés.

Scarlet asintió, escuchando atentamente lo que decía.

-Es ci-cierto que tienes de-derecho a estar enfadado...-le da la razón-Pero que e-escuches sus disculpas no si-significa que tengas que aceptarlas. A-aunque ta-tampoco me hagas mucho caso, en ci-cinco años no he si-sido capaz de hacer amistad con más de tres pe-personas...y ha-hasta el año pa-pasado solo con una...Así que no sé mucho so-sobre relaciones sociales...-se ríe y se encoge de hombros con naturalidad.

Ella también se descalza y pone los pies encima del sofá, abrazándose las rodillas y apoyando la cabeza en ella, mirando a Spencer con una sonrisa.

-Y a-además me pongo muy nerviosa y me in-incomodo con las di-discusiones...por eso so-sobre este tema sé más bien po-poco...

Le sonrió desde mi extraña posición.

- Yo creo que es importante plantar cara siempre. No es que me resulte placentero discutir. Pero tampoco es algo que ponga en práctica con la gente que aprecio, con aquellos en los que confío. Con el resto, bueno, si no me molestan, no tengo por que reaccionar. Vive y deja vivir. Pero es como lo que le dije a Alan, haz tu parte, yo hago la mía, y cada uno sigue por su lado. Pero si insiste en meter el dedo en la llaga...

-Supongo que ti-tienes razón.

Bosteza tapándose la boca con la mano y mira la chimenea, observando como el fuego crea  formas abstractas e intentando darles forma. Recuerda que solía hacer eso con su padre y suspira. 

Redirige su mirada a Spencer y le aparta un mechón de pelo con los dedos, le dedica una sonrisa dulce, mezclada con algo de nostalgia.

-¿Sabes? Hoy es el cu-cumpleaños de mi pa-padre...-tal vez sonase fuera de lugar, pero necesitaba hablarlo con alguien, simplemente por compartir lo que sentía. Su voz sonaba tranquila, llena de añoranza, pero no tan triste como ella misma pensaba que sonaría. A pesar de esa fecha, no lo habia pasado tan mal, al contrario, había sido un buen día. Su padre querría  que así fuera.

-Si, me lo dijiste ayer. No he dicho nada, para que, bueno, te lo tomases con calma.- Muevo el brazo hasta cogerla de la mano. Con el pulgar describiendo un semicírculo, la acaricio, ofreciéndole un consuelo mudo.

-¿Alguna noticia?  

Supuse que lo peor era la ignorancia, no saber que les estaba ocurriendo ni porqué. 

Scarlet se sorprendió de que se acordase de eso, pero apenas se notó en su expresión. Acepta su mano y esboza una media sonrisa.

-No esperaba que te a-acordases, la ve-verdad.-confesó-Y...bu-bueno...desgraciadamente...no. Ni-ninguna noticia.

Suspira y aprieta la mano de Spencer, agradeciendo sus caricias.

-Sin e-embargo...-dice en un murmullo-...No ha si-sido un mal día. Pa-para nada. Pensé que no lo so-soportaría, que acabaría de-derrumbándome...-inconscientemente, acaricia ella también la mano del chico mientras habla, y mantiene la mirada fija en el fuego.-...pero... he po-podido; lo he pa-pasado bien hoy incluso... Sin e-embargo me siento mal por no estar co-como se supone que de-debería estar... Sé que mi pa-padre hubiese querido que fuese fe-feliz este día pero...no sé...-le mira con duda en los ojos-¿Me hace ser una ma-mala persona haberme evadido de todo eso ho-hoy?

Se da cuenta que durante todo lo que había dicho, le había estado acariciando la mano a Spencer, pero no la retiró... Estaba bien así.