Partida Rol por web

- Responde a mi pregunta primero

Los candelabros me golpean aunque consigo parar los golpes. -¿Que estáis haciendo? ¡Protegerme! -grito a mi séquito que se había quedado tras de mi. Al darles la orden los zombies avanzan hasta ponerse delante de mi al mismo tiempo que yo retrocedo un paso para dejarles espacio. Mientras tanto, los esqueletos tensan sus arcos y disparan una ráfaga de flechas dirigidas al gran armario que, ahora, contiene en su interior a dos de sus compañeros. Los zombies atacan al candelabro que había intentado golpearme a mi.

Adelaide ataco a los candelabros que tenia delante. Primero estos, luego ya hablaremos con el armario.  -dijo a Kalehid.

Adélaïde, enfurecida, golpea con su espada al candelabro, dejándole bastante deformado, pero todavía moviendose.

Los esqueletos dispararon sus flechas, pero sólo uno consiguió dejar clavada la saeta.

Los zombies se pusieron delante de su señor y golpearon al candelabro que le había atacado. Sólo uno parece abollarle, pero sin hacerle a penas daño.

Los candelabros atacan, uno a Adélaïde y el otro a uno de los zombies, pero no les consiguen herir a ninguno.

- Eso depende de las condiciones.

- No estás en posición de negociar. Simplemente puedo acabar con tu vida. Te he preguntado que cuáles son las condiciones que quieres poner.

Ya he acabado con tu vida una vez, puedo volver a hacerlo en un segundo. Simplemente es, quieres seguir viva y unirte a mi causa, o simplemente prefieres morir y que yo me haga con el control de ti.

- Supongo que no me queda otra que escoger la opción de seguir con vida.

Etelimas vio con sorpresa como aquellos candelabros parecían indestructibles. Y en el interior de un edificio de tierra no podía usar su agarrón de la tierra.

Se acercó un poco y lanzó un nuevo rayo contra el armario, más por probar que por auténtico convencimiento de que le haría algo. Usó sus guanteletes mágicos, que se iluminaron levemente con un tono rojizo.

Adelaide volvió a atacar de nuevo al candelabro mientras se defendía con el escudo.

Sarita cada vez se encontraba peor. A ella le gustaban los sitios al aire libre, los sitios abiertos, y estar allí encerrada le estaba produciendo un ataque de claustrofobia.

Encima el armario demoníaco había atrapado también a Kalalo por lo que el espacio se había reducido considerablemente. 

Impotente comenzó a golpear las paredes del armario y a chillar como una histérica

¡¡¡¡¡¡¡¡SACADME DE AQUÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!!!!!!!!!

Vuelvo a repetir la misma orden. Los esqueletos disparan al armario y los zombies golpean al candelabro que tienen delante.

Etelimas decidió atacar al armario con uno poderoso rayo, provocando bastantes daños.

Adélaïde golpea al candelabro, pero su ataque falla sin llegar a rozarle.

Los esqueletos levantan sus arcos y disparan sus flechas; excepto una, todas las demas fallaron en su lanzamiento.

Los zombies, por su parte, golpean al candelabro, haciendole abolladuras, pero sin derribarle.

Los candelabros vuelven a agitar sus brazos, pero no dañan a sus objetivos.

-"Huy... como esta esto de apretado...jummm... a ver.... que es estoooooo.. huy!, jijijijijiji... veamossssss.... por aqui, grrrrrr!"- Kalalo no deja de mover las manos en lo estrecho del armario. 

Elnora observaba el combate con indiferencia, si bien los miembros del grupo no parecían llevar una clara ventaja, los muebles animados no llegaban siquiera a herir a ninguno de los combatientes.