Partida Rol por web

La escritora era muy indecisa a la hora de comprar, sobre todo cuando tenía que escoger en algo referido a la decoración.

Había estado largo tiempo en la parte de puestos artesanales buscando algo, no sabía el qué exactamente, un recuerdo decorativo que colocar en alguna parte de su hogar y que le recordara el gran paso que había dado al irse a Heaven. El problema venía cuando no terminaba de decidirse, ¿debería escoger una figurita de alambre trenzado que formaba la silueta de una persona? Tal vez desentone demasiado en el salón. ¿La lámpara artesanal de color crema? ¿Y si encuentro una lámpara que combine mejor con las sábanas? ¿O el cuenco de porcelana con el dibujo del bosque de Heaven pintado a mano? Tendría que ponerlo en una especie de atril para que se viera, muy colorido tal vez…

Pasaba de un puesto a otro, a veces incluso retrocedía a uno ya visto o pasaba de largo otros antes de regresar, creyendo que podría haber encontrado algo, hasta que escuchó alboroto en el escenario. Se giró y escuchó con atención el discurso con la curiosidad innata de saber en qué consistía realmente tanta parafernalia, dedicando incluso una tierna sonrisa con el video de la niña, anotándose mentalmente que compraría algo más en los puestos por si iban a seguir recaudando para la familia.

Sin embargo todo pareció torcerse, o así lo entendió por el rostro de algunos presentes y del propio alcalde, cuando vio el último video con una tonalidad mucho más oscura y un símbolo que nunca había visto, al menos que recordara.

Buscando, tal vez, una respuesta lógica, Annalisa pensó que se trataba de alguna gymkana temática inspirada en alguna serie que no había visto o leyenda desconocida en el pueblo, recordando que Robert comentó que tenían muchas historias en esas tierras. Reconocía que llamaba la atención tanta presentación misteriosa, sobre todo a los más pequeños que quisieran participar y divertirse en una noche tan señalizada. En cualquier caso, y teniendo claro que ella no lo haría, volvió a girarse hacia el puesto que tenía enfrente para tomar una pulsera de cuerdas con algunas bolas decorativas de colores fríos, probándosela para comprobar cómo le quedaba.

Creo que me llevo esto.- Terminó de decidirse, aunque claramente compraría algo más.- ¿Cuánto es? – Giró el rostro de nuevo hacia el escenario, viendo la confusión generalizada de alguno de los presentes por el video. Annalisa, teniendo esa idea de la tradición, soltó una leve risa.- ¿Gymkana temática? Parece interesante.- Preguntó al tendero del puesto, esperando que él pudiera sacarle un poco de duda.

No tardamos en sumarnos a la multitud allí reunida. Yo seguía sorprendiéndome de cuánta gente había ahora en el pueblo y sobre todo, cuántos desconocidos, pero aquello seguía siendo un sitio pequeño y estaba segura de que no pasaría demasiado tiempo hasta que nos conociéramos todos. Además, en mi caso tenía la ventaja de que había nacido allí, así que a la mayoría de la gente ya la conocía. 

El alcalde subió al escenario y mi vena "macarra" estuvo a punto de abuchearle en vez de aplaudirle que era lo que hacía la mayoría, pero decidí portarte bien y no avergonzar a Robert, que seguro que no sabría dónde meterse si hacía algo como aquello. 

- Recuerda que ahora tienes que ser una mujer formal, Izzi. - De todas las maneras, mi idea me hizo sonreír como si a mí la idea de dar la nota un poco me resultara de lo más llamativa. 

A pesar de que normalmente escuchar al alcalde me resultaba algo soporífero, la cosa estaba tan animada que incluso me reí con alguna de las ocurrencias de las personas que había a mi alrededor, aunque cuando apareció aquel último vídeo, llamó mi atención porque eso de que no se viera del todo a la persona que allí había. 

Las palabras de aquel hombre que hablaba parecían las de un fanático de alguna clase y la verdad, es que eso de "la señora de la noche y el fuego" casi me sonó hasta a título de alguno de los discos que tenía en casa. 

Al decir aquello del joven del instituto miré a Robert, que estaba a mi lado. 

- Yo vigilaría al chaval que haya hecho este vídeo, creo que tienes entre manos a un sicópata en potencia. - Claro que luego solté una carcajada. - Si lo ha hecho para Halloween hay que reconocer que lo ha bordado. 

Después de aquello la gente comenzó a moverse, pues allí ya se había vendido todo el bacalao que había, así que volví a mirar a Robert, que parecía que se le habían acabado las pilas por aquella noche. 

- ¿Aún quieres unos chupitos? - Señalé en dirección al Revenant. 

Desde aquellas sombras, sentado en aquel banco escuché el discurso del alcalde con total indiferencia, aunque nadie pudo ver la expresión fria de mi semblante mientras el alcalde hablaba ya que tenía la capucha echada sobre mi rostro, tras las palabras delalcalde pusieron unos videos los cuales mié con frialdad pues no conocía Heaven Falls y no sabía quien seria esa niña, aquello no me decia nada.

Sin embargo me llamó la atención el video de aquel encapuchado que hablaba como si fuera el lider de una secta, por primera vez reaccioné mientras pensativo entorné los ojos, ¿quien sería que hablaba de aquella forma, podría ser un vampiro, otal vez un loco, no podía asegurarlo, pero sus misteriosas palabras me darían mucho que pensar.

¿Y si fuese el asesino de mis padres?, tendría que averiguar de quien se trataba, pero por ahora sólo tenía vagas sospechas por como había hablado aquel desconocido, había pues que llegar al fondo de aquello, e ir con cuidado.

Otra pregunta pasó por mi mente como un relámpago, ¿y si fuese el el asesino de aquella joven?, ddemasidos interrogantes sin respuesta, sería mejor descubrir de quien se trataba, quizá fuera obra de un loco, quizá no. 

No hacía ni dos días que la había conocido y sin embargo aquella mujer tenía algo, por supuesto traté de que no se me notara que disfrutaba con su cercanía. Todo había surgido de manera tan espontánea que me enorgullecía de la suerte que había tenido, no era frecuente encontrar alguien así, con la que conectas de forma tan rápida.

Además era una mujer interesante, había viajado bastante, se le notaba por la forma en que entonaba las palabras, con una presencia de sonidos de aquí y de allá. Asentí a todo lo que decía y noté como se acercaba cada vez más a mí, aunque lejos de incomodarme me hacía sentir más relajada como si deseara con agrado que su piel rozase la mía. Por eso quizás en vez de procurar cierta distancia, me sentí tentada a acariciarla, además con la cantidad de gente que había, cualquier gesto pasaría desapercibido. Fue así como para responderle, con la justificación del ruido alrededor, acerqué mi boca a su oído y utilizando susurros acepté su invitación a compartir algo después de la fiesta - estaré encantada.

Mas tampoco quería desaprovechar la oportunidad del momento - si quieres te puedo hacer de guía durante la fiesta, es muy emotivo el momento de encender las lámparas de papel y verlas marchar sobre las aguas del lago - aunque había muchas opciones de pasarlo bien que yendo al lago como los demás - si quieres algo con menos gente también podemos buscar otra cosa - me ofrecía tanto a un plan comunitario como una experiencia más íntima.

En todo momento no dejé de mirarla a los ojos, me perdía en su mirada, me embriagaba su forma de mirarme y cómo hablaba, aquel acento...

Pero el mundo giraba también a su ritmo, llegó el momento en que el alcalde encendió el micro, empezó a hablar y todos nos giramos para ver qué decía, aunque en esas descuidé una de mis manos para acariciar delicadamente la suya.

El alcalde se había subido al escenario y comenzó su discurso con el que año tras año anunciaba el inicio de la fiesta. Este año no fue muy distinto al anterior, tras los agradecimientos dio paso a un vídeo donde algunos vecinos y personalidades relevantes que solían asistir dejaban mensajes de afecto y cariño a todos. Así fue como vimos a la niña que se le había ayudado para una operación que no podían sufragar sus padres y otros de felicitaciones, publicidad, etc. 

Todo parecía normal hasta que salió en pantalla aquel hombre con el rostro cubierto, al principio dio la sensación de ser un vídeo mal grabado pero cuando el sujeto empezó a hablar, la forma en que lo hizo y lo que dijo, provocó cierta tensión e intranquilidad en el ambiente. No era el típico vídeo de agradecimiento sino que había resultado amenazador y a la vez revelador aunque desconocía a qué se refería. 

Mi primera sensación fue de incomodidad, podría ser alguien que perteneciese a alguna secta que quería dar a conocer su paranoia pero a la vez había aludido a una especie de elección que los habitantes de Heaven Falls tendrían que tomar, como si se tratase de un ultimátum - parece que nos estuviera declarando la guerra - había sido curioso su discurso, había comenzado dando las gracias y sin embargo después había amenazado - pero de buen rollito que nos ha dado las gracias antes - igual había sido una broma o alguien que pretendiera boicotear al pueblo, algún desempleado descontento o una venganza personal. Aunque había hablado en plural.

Busqué con la mirada al chico que el día anterior había entrado en el pub, también llevaba una capucha y quién sabe, por la forma de comportarse que había tenido en el local igual era colega del tipo del vídeo o se conocían. También miré al nuevo inspector, al la investigación del caso de la niña habría que añadir éste.

Pero tampoco quería darle más relevancia a un vídeo aquella noche, era especial - bueno, ha comenzado la fiesta, no del modo que pensaba, pero ha comenzado.

¡¡Feliz fiesta de Otoño!! - me acerqué a Alina y le di un beso en la mejilla - feliz fiesta de otoño.

Günther había estado fumándose un cigarrillo tranquilamente, buscando con la mirada algo o alguien que pudiera interesarle. Su atención se fijó en una de las chicas que se encontraba caminando por la zona de las tiendas. Le resultaba difícil determinar su edad, si bien para el sueco la diferencia de edad nunca había sido un obstáculo, sobre todo si la persona en cuestión le había generado un interés a primera vista.

Pero justo cuando se disponía a dirigirse a aquella zona del centro del pueblo, Günther escuchó el entusiasta discurso del alcalde. En principio, era un discurso de lo más habitual, que al sueco tampoco le generó especial interés. Aunque claro, aquello cambió al ver aparecer la transmisión, aparentemente en directo, de aquel desconocido, quien había dirigido un enigmático discurso a la cámara, aunque sin que se le viera la cara ni se pudiera determinar su identidad. "¿Y este quién es? ¿Uno de Anonymous o de WikiLeaks?" se dijo el sueco, mientras comenzaba el discurso del desconocido, aún más extraño de lo que hubiera esperado en un primer momento.

-Joder... Esto pinta a loco total -comentó, quedándole claro que, a diferencia de lo que había dicho el alcalde, aquello no pintaba a ser un discurso de un estudiante de instituto. Quienquiera que lo hubiera hecho sabía, como mínimo, manejarse bien en temas de informática y hackeo.

"Lo más probable es que solo se trate de un graciosete intentando conseguir sus cinco minutos de gloria" se dijo el nórdico para sus adentros, sin darle mucha más relevancia. Lo más probable es que aquel simbolito fuera de algún videojuego o una frikada de esas que le gustaban a los informáticos nerds raritos.

Günther tenía cosas más prioritarias que hacer, como acercarse a la hermosa muchacha que había visto antes deambulando por entre las tiendas. Cuando uno nada en el dólar, sus preocupaciones son más bien escasas. Le dio una última calada a su cigarrillo y después lo dejó caer al suelo, donde pisoteó el cigarrillo con sus zapatos negros. El nórdico se dirigía hacia los puestos cuando, de pronto, los casi dos metros del sueco chocaron con un muchacho de cabello rizado y negro, que llevaba puesta una americana y que sostenía una libreta en una mano y un bolígrafo en la otra. "Rayos, ¿quién lleva un jodido bolígrafo y un bloc de notas al discurso del alcalde?" se dijo, pensando que aquel pueblo debía ser el lugar donde más personas chocaban por metro cuadrado.

-Eh, ¿estás bien, chaval? -le dijo al chico, sujetándolo para que no se cayera al suelo, mientras dirigía una sutil mirada hacia la libreta para ver qué había apuntado el joven-. Casi te llevo por delante... -declaró, en tono pasota, tratando de restarle todo tipo de importancia.

La verdad la noche era más cálida con compañía, a pesar de que el lugar estuviera lleno de personas a más no poder se sentía bien el saber que alguien te acompaña y más si era una persona que mostraba ser tan agradable a pesar de que se acaban de conocer.

 - ... Pues, si, me encantaría brindar por eso contigo. No podría evitar sonreír gratamente por esto, la verdad es agradable el despejar la mente un poco y siendo alguien que ha pasado tanto tiempo en el hospital sería bueno cambiar de aires y disfrutar esta noche. Puede que sea precipitado pero no podría evitar pensar en que sería agradable hacer esto más de una vez con Grace, ella transmite unas buenas vibras.

Luego del discurso y el video estaría algo pensativo por si había visto ese símbolo pero no, no le parece conocido y si lo ha llegado a ver no parece acordarse.

- También lo creo, tal vez un tatuaje o un graffiti que algún grupo... No estaría seguro de esto pero los chicos son muy imaginativos para hacer símbolos con esas latas de spray y bobos como para terminar en el hospital por no cerrar los ojos a tiempo cuando presionan la lata y el agujero está alrevéz...

Y mientras pienso en esto y se me escapa una pequeña risa escucharía la proposición que me haces y aceptaría encantado.

- Claro que si, no se puede iniciar un festival sin una buena cerveza. Me río un poco ante lo que dices y asiento. - Espero que nunca tengas que terminar ahí a menos que sea para verme, pero si lo haces... pregunta por mi y te daré el mejor trato posible T doy un pequeño guiño y señalo un lugar para que vayamos a tomar un poco y relajar un poco la noche.

¿Iría en moto hasta el festival? La idea fue tomando forma en su mente, sabiendo que eso generaría no pocas miradas hacia su desprolija figura, pero a último momento decidió no hacer eso. Fue simple practicidad: su moto al alcance de niños de pueblo que querrían poner sus dedos en ella. Nop, no quería una pelea… y la habría si alguien tocaba su preciada moto. Así que se bañó, se colocó una camisa blanca, un chaleco con varios logos (pero el 1% arrancado), unos jeans gastados, sus botas texanas y el pañuelo negro rodeando su cabeza.

Apareció justo a tiempo para atender el discurso, aunque continuó caminando sin prestarle mucha atención. Todos los discursos se parecían, si oíste uno los oíste todos. Solo se detuvo cuando todo el ambiente se enfrió visiblemente y la voz diferente al alcalde o esa niña acalló todo sonido.

-Suena muy real- arrugó el ceño. Gran parte de su vida adulta se basaba en saber si una amenaza seria cumplida o no, aunque también era probable que viniera acompañada del filo de un cuchillo o la cadena de la moto a modo de látigo. El símbolo era raro, como el de una banda de moteros o un grupo de rock-. Ni siquiera tiene la hombría para dar la amenaza de frente o…- casi, casi se chocó con alguien, pero tenía muy buenos reflejos, deteniendo su avance descuidado y esquivando a la persona en cuestión. Pero fue verla realmente cuando se giró otra vez en su dirección. Una morena con un vestido negro, labios rojos y tez blanca. Las posibilidades de que le dijera siquiera hola eran nulas, pero Arthur era un hombre aventurero, de otra manera no estaría montando una ruidosa moto por todo el país.

-Buenas noches- una sonrisa amable se abrió entre una barba que obviamente necesitaba un corte, notando sus preciosos ojos-. No me perdonaría si al menos no intentara conocerla- no importaba si era rechazado, porque eso era una constante cuando se manejaba fuera de su ambiente. Y si no huía despavorida, al menos tendría alguien con quien charlar brevemente… antes de que huyera despavorida.

Los susurros de Riley haciendo cosquillas en mis oídos. Su mano rozando la mía. Sus ojos clavados en los míos. Por momentos me hizo olvidarme de todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Allí en mitad de la plaza de Haven Falls, Riley me hacía sentirme una reina.

-Espero que no me encuentres demasiado atrevida, pero preferiría tenerte para mi sola un rato… - respondí deslizando la yema de uno de mis dedos a través de la palma de su mano y más tarde de su brazo.

Lo que no sabía es que que el propio festival iba a arreglársela para cambiar mis planes de inmediato.

No presté demasiada atención al alcalde cuando empezó a hablar. En aquel instante toda mi atención estaba en Riley, a quien le susurraba algo al oído. Aquello cambió en cuanto empezó el mensaje. Fruncí el ceño tras la primera frase. El resto del mensaje lo observé con cierta incredulidad, mientras poco a poco se iba dibujando una sonrisa en mi rostro. Aquello me estaba resultando divertido. Suficientemente inesperado para captar mi atención.

-No sabía que había conspiraciones locales ¿Sabes quién puede ser? – pregunté con emoción - ¿Podría tratarse de parte del festival? ¿Una búsqueda de tesoro?   

Me fijé en un par de personas a las que observó, uno de ellos estaba en el pub, al otro no lo había visto nunca.

Deseaba saber que había pasado, y tenía una idea de donde empezar a buscar.

Acercándome mucho a ella, le susurré algo y apenas unos segundos después tiré suavemente de ella en dirección al escenario. En aquel momento no me había percatado aun de que no era la única que había tenido esa idea. 

-Vamos a buscar a los encargados de realización. Seguro que ellos saben que ha pasado – la miré a los ojos, sabía que ese no era el plan que nuestra conversación anterior prometía – Solo será un momento – la cogí de ambas manos, tirando de ella suavemente hacia mi – Después me puedes llevar donde quieras. ¿Qué me dices? ¿No tienes curiosidad?

Sin esperar su respuesta, comencé a guiarla en dirección al escenario.

En apenas un par de segundos aquel video captó toda mi atención. No podía ser más obvio de lo que hablaba, pero ¿Lo habían conseguido de verdad? Me costaba creerlo. ¿Había parte de nuestros miembros que de verdad creían que era posible? Eso ya no resultaba tan increíble. Fuese como fuese, esto dejaba claro que el asesinato de la chica no había sido un acto azaroso de algún vampiro descuidado. En aquel lugar iba a jugarse nuestro destino. Había elegido bien viajando allí.

Aquello me llenó la cabeza de preguntas. Para muchas no tenía respuesta. Mientras observaba a mi alrededor traté de hacer memoria acerca de algunas otras. Una más flotaba en el aire. ¿Qué harían los Crain? ¿Vendrían? ¿Mandarían a alguien? Aquella era una transgresión del pacto. ¿Tendría la oportunidad de confrontarle?

Mientras pensaba en todo aquello no podía evitar que mi mirada se desviase hacia los ojos azules de la mujer que tenía a mi lado. ¿Qué hacía pensando en ella cuando parecía desatarse algo tan importante? ¿Qué hacía involucrándola? Apenas unos minutos antes todo aquello había empezado como un juego, pero de pronto ya no estaba segura.  

Ethan tragó algo de saliva al escuchar la frase de Paris. ¿Le estaba insinuando de pasar la noche juntos? Ante tal afirmación, sonrió algo sonrojado.

Estaba claro que Paris sabía lo que quería, parecía una chica valiente y que miraba todo de frente, sin esconderse. Eso, y la belleza extrema de la chica, hacían un coctel que hacía llamar toda la atención de Ethan.

— Entonces, vamos a disfrutar de la noche, ¿no? — dijo vergonzoso notando la sutil caricia de la chica, e intentando dejar de hablar de trabajo.

Estaba claro que todas las indirectas que Paris soltaba calaban cada vez más en Ethan. Mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero intentaba esforzarse para que esos nervios no se notaran ante las palabras de la chica.

— Me encantan las visitas, y más si son tuyas — intentó compensar las indirectas de la chica — Me encanta tu compañía… — y tras aquel golpecito amistoso, notó su caricia en el brazo, notando su aroma, su fina piel y aquellos ojos tan expresivos que hablaban sin decir palabra.

Sus ojos dejaron de cruzarse con la mirada de la chica, para posarse en los azulados labios. Era la primera vez que sentía una atracción tan fuerte. Se moría por besar aquellos labios, que aquel carmín azul desapareciera completamente por el roce de sus labios al besarse con una mezcla de desenfreno y ternura.

El tiempo parecía que se había detenido en aquella escena. 

Ethan acarició un mechón de pelo de Paris que jugueteaba con el viento, colocándoselo tras la oreja. Pensó que la chica era realmente bella, era especial. Acarició su rostro notando la finura de su piel, notando más fuerte el aroma que desprendía, inundando todo a su alrededor. Y notando una fuerza dentro de él por el influjo de aquella chica que conocía de muy poco, comenzó a aproximarse a Paris…

¡¡Buenas noches a todos!! ¿Se me escucha bien?

Y esas fueron las palabras que hicieron que todo se desvaneciera, captando la atención de toda la plaza.

— Ya… Ya empieza…— un avergonzado Ethan abrió los ojos de par en par, no sabía que había pasado. Miró a Paris con una sonrisa nerviosa e intentando disimular pasó un brazo sobre los hombros de la chica, abrazándola mientras miraba dirección al escenario, pero en su cabeza solo existían aquellos labios.
 

Vieron todos los videos, incluso aquel tan raro del final. No conocía aquel símbolo ni todo lo dicho por aquel extraño “alumno”.

— No te parece raro… — se dirigió a Paris. — No parecía un simple alumno, quiero decir ¿No te pareció como si el hombre nos observase? — miró a la chica guardando unos segundos de silencio. — “se les dará a elegir si servir a nuestra madre, señora de la noche y el fuego, o de volver allí de donde provenís, la tierra y la luz” — repitió la frase, mientras dibujaba en su mente aquel símbolo. — Seguro que en los libros encontraremos alguna respuesta — sonrió dubitativo, intentando no parecer algo rarito. — ¿Vamos caminando a ver que nos apetece cenar? — miró dirección al escenario, intentando pasar por ahí para intentar captar algo de información.

Aquellos gestos y esas palabras calan hondo en alguien como Paris que no estaba habituada a este tipo de situaciones, ella siempre fue de frente, siempre adelante y a lo que iba. No había más en todo aquello, más aún cuando sentía que era un instante. Pero delante de Ethan un abanico de posibilidades se abrieron a su paso, iba más allá de lo atractivo que era sino una cuestión de actitud, de atracción que no le era indiferente. 

—Claro, es lo que deseo. 

Tan directa quizás por costumbre, ella lo pensó desde un sentido muy romántico en el que podía despertar entre esos brazos con cierta sensación cálida, que ya le diera a entender que no se trataba de un momento pasajero sino de algo que tuviera miras a futuro, a una relación en realidad. Y gracias a a esto es que asintió al halago mientras se dejó llevar por el magnetismo de la cercanía, perdiéndose en aquella mirada cuando deseó un beso allí mismo. 

Era la primera vez que tenía aquel anhelo en su pecho, cobijado y pendiente de ser realidad, se aferró a él conteniendo la necesidad de comerle la boca y esperó ese beso romántico que teñido de pasión quite hasta la respiración. Estaba por surgir, muy cerca, muy sentido y de repente, todo se interrumpe. 

—Eso veo...—comentó al desviar su atención, pegada a Ethan—. Vaya, parece que ya jugamos a los secretos en Heaven Falls. No tengo idea de que va ese símbolo. ¿Tú lo conoces?

Por su condición, no recordaba que su Sire le había comentado sobre ello. Lo cual era extraño, así que tocaría saber de que iba toda esa pantomima pero no ahora, quizás más adelante porque tenía un cita hoy y no lo arruinaría con eso. 

Al lado de Ethan, Paris intercambió miradas con él y negó con la cabeza. 

—Ya comenzamos con las tonterías de pueblo aburrido, tampoco tengo idea de que habla—comentó para quitar hierro al asunto—. Claro, podríamos buscar algo referido a esto y entender a que se refiere. 

Luego alzó una ceja con la frase final de aquel misterioso hombre en la pantalla y asintió a la propuesta de ir a cenar, considerando el paseo por la zona del escenario. Aunque era evidente que estaba transmitiendo desde algún escondite y ha interferido en el festival. 

—Si, vamos a cenar. 

Tras el extraño video, Annalisa había estado más pendiente del puesto artesanal que tenía enfrente que del propio tumulto que parecía acercarse al escenario. En esos momentos parecía estar intercambiando algunas palabras con el dueño del puesto mientras terminaba de colocar una pulsera de cuerdas con bolas decorativas de colores fríos en su muñeca, uno de los artículos que vendían y que podía ver colocados perfectamente en un apartado de “complementos artesanales”.

Estaba tan concentrada con su compra y la conversación que ni siquiera se percató de quién había a su alrededor o que alguien casi chocaba con ella.

Buenas noches.- Respondió casi por inercia al creer que se trataba simplemente de un hombre que había ido también a curiosear en el mismo puesto, no dándole más importancia que esa, pero al ver que continuaba hablándole la escritora se giró para mirarle, confundida, no sin antes mirar a su otro lado al pensar que se estaba refiriéndose a otra persona.- ¿Perdón?

Esperaba muchas reacciones, pero no el que se girara pensando que hablaba con otra persona, para luego mirarle de forma encantadora. El motero sonrió ante su pregunta, como si la obviedad de la misma fuera sumamente divertida. Mantuvo una respetuosa distancia, pero estaba lo suficientemente cerca para notar cada detalle de su rostro.

-Se me dan mal los halagos y siento que mi poco vocabulario no le haría justicia- era lo más parecido a un “poeta” subido a una moto. Normalmente sus ex compañeros dirían algo así como: “¿Quieres montar bebe?” No es que Arthur no hiciera esa maniobra de vez en cuando, sobre todo en un bar de mala muerte, pero este era un caso totalmente distinto-. Arthur Morgan.

Se presentó, sonrisa de por medio, esperando la reacción de la muchacha. Iría paso a paso, viendo hasta donde su ruda galantería hiciera mella en su persona. Si algo le caracterizaba era su tenacidad… pero su madre le enseño que si una mujer le decía no, pues más le valía hacerle caso. Su padre tenía otra política pero con su señora esposa esto quedaba revocado.

En principio, Robert se había mantenido considerablemente afable, intercambiando comentarios con Izzy acerca de las publicidades tontas, quizás algún chiste del alcalde o algo por el estilo, pero la sonrisa se esfumó tan pronto aquel extraño hombre se proyectó.

A pesar de que intentó mantenerse relativamente desentendido, lo cierto es que el ceño del hombre se fue frunciendo poco a poco, conforme el vídeo avanzaba. Su mente iba más o menos a mil por hora, y tenía la mandíbula tan apretada que parecía que se la iba a partir.

La pregunta de la chica lo sacó de su ensimismamiento, y le tomó un par de segundos retomar un poco de su jovialidad. De hecho parpadeó un par de veces, mirándola perplejo. Su mirada fue de Izzy al Revenant, y luego de vuelta. Muy a su pesar, tuvo que negar.

— M-Me temo que no —logró decir tras un par de segundos, claramente afectado—. No es la… primera vez que Malcolm hace una broma de ese estilo, y… digamos que es peligroso —tragó en seco—. Tengo que hacer un par de llamadas, Izzy, pero te prometo que lo de los chupitos no va a quedar en nada.

Dicho esto, volvió a disculparse tomando rápidamente las manos de la chica antes de perderse por la multitud.