Partida Rol por web

Héroes y Profecías

El Final de una Edad...

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11/04/2011, 21:21
Arkaeron

Veo como uno tras otro los enemigos caen. Bueno, sera menos retraso del esperado. Sin darles mas tiempo a reaccionar conjuro de nuevo, en esta ocasión un rayo verdoso sale de mi dedo para Impactar se lleno en el gigante de fuego que permanece con vida. Seguidamente alzo mi bastón y de el salen 3 rayos de fuego en dirección al gigante que acababa de lanzarme una roca.

- Tiradas (6)
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11/04/2011, 22:22
Orphen

Orphen al ver como esta a punto de terminar el combate, simplemente decide esperar.

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12/04/2011, 00:12
Director

El rayo verde golpea en el pecho del gigante de pelo rojizo, que parece sufrir un enorme dolor, pero resiste lo peor de la magia, y tan solo le queda una fea marca en la piel para atestiguar el hechizo. Enfadado y dolorido, el bruto parece decidir vengarse del nigromante y emprende carrera hacia él. Evita al peligroso semielfo de la cadena y, en su lugar, va directo hacia el bárbaro humano con la clara intención de pasarle por encima para llegar hasta el brujo que tanto daño le ha hecho.

El segundo hechizo de Arkaeron, mientras tanto, va perdiendo fuerza con la distancia, y para cuando se acerca a su objetivo, éste ya se ha ocultado tras el muro. Los rayos de fuego impactan inofensivamente y sin mucha fuerza en la muralla sobre la que corretea Kandalian.

- Tiradas (3)
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12/04/2011, 05:20
Vanth

El gigante que estaba a punto de pasarle por encima no tenía sus ojos puestos en el bárbaro, por lo que este, en un movimiento rápido, afianzó sus musculosas piernas en el suelo como si de torres se tratasen y se dispuso a descargar sobre el descuidado engendro un potente tajo con su espada.

¡No... puedes... pasar! Bramó Vanth mientras soltaba el golpe.

- Tiradas (6)
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13/04/2011, 01:50
Director

El gigante había decidido no acercarse al semielfo de armadura plateada ni a su cadena portadora de rayos tras ver caer a su compañero. De hecho, prefirió cargar contra Arkaeron a través de aquel otro humano, igual de insignificante de tamaño que el semielfo pero mucho menos letal a primera vista. Al menos su gran espadón no parecía haberle servido de mucho hasta ahora. Debía ser demasiado pesado para un simple humano.

No fue hasta ver venir el golpe del espadón que el gigante de fuego se da cuenta de su error. La enorme espada le descarga un tajo de lado a lado, destrozando armadura, piel y huesos. Enfurecido y moribundo, el enorme ser aún tiene fuerza para dar el último empujón de su carga destinada a arrollar al humano, pero en lugar de con una piedrecita que patear, el gigante se encontró con un muro. Los hombros de Vanth chocan, imbatibles, contra la cadera del bruto, y el ser de piel negra se cae de bruces al suelo, víctima de su propio impulso y del obstáculo infranqueable.

El bárbaro apenas tarda un segundo en recuperarse del impacto de esa montaña viva. Vanth se da la vuelta, levanta su espadón y lo deja caer, salpicándose de sangre enemiga. El desgraciado gigante muere tumbado en el suelo boca abajo, sin llegar a ver el golpe que acaba con su vida y sin llegar a comprender del todo lo ocurrido.

El último superviviente de los humanoides monstruosos observa con horror el final del último de sus aliados. No cabe duda de que aprovechará la cobertura de la muralla para huir, pero desde lo alto del muro un gnomo le observa y aprieta los puños...

- Tiradas (1)
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13/04/2011, 17:59
Kandalian

Kandalian, encendido por el fragor de la batalla, se deja caer sobre el monstruo que está más cercano, descargando ráfagas de puñetazos a una velocidad endiablada sobre la nuca del enemigo, que miraba hacia el suelo, donde están el resto de compañeros. Desde lejos podría parecer una acción inútil, pero los puñetazos del monje han dejado claro en otras ocasiones el daño que pueden hacer.

- Tiradas (10)
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14/04/2011, 02:32
Director

Una pequeña mancha negra muy sutil que estaba sobre la muralla desaparece. Los compañeros dejan de ver al gigante cuando este se cubre con el muro, con la clara intención de huir, y después de eso solo los de oído más fino pueden distinguir los secos golpes de unos diminutos puños de hierro sobre una carne blanda y fofa. Lo que nadie puede ver es al gnomo golpeando con pies y manos al gigante una vez y otra, cayendo en zigzag, rebotando entre el bruto y la pared hasta aterrizar sin un rasguño en el suelo, ya con su enemigo vencido.

Un instante después, Kandalian sale de detrás del muro, agitándose las manos y limpiándoselas de algunas manchas de sangre con el gesto más inocente y despreocupado que se pueda imaginar. Tras la pared hay un cadaver de gigante que, además de quemado y electrocutado, ha sido atizado hasta casi perder la forma. El campo de batalla vuelve a estar despejado, y Kandalian anuncia alegremente que desde la cima de esa enorme pared pudo ver una especie de puente de madera al norte. Es en la dirección de la fortaleza, y seguramente ese paso sea el único acceso a la ciudadela, así que el camino sigue estando claro.

Notas de juego

Fin del combate

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14/04/2011, 04:09
Arkaeron

Sin perder un segundo me pongo en marcha.

Vamos, el destino nos espera. Zin-carla sígueme.

Segun paso al lado del gnomo le doy un par de golpecitos en la espalda.

Bien hecho amigo

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14/04/2011, 05:39
Vanth

Vanth se apresuró a continuar la marcha a la voz del nigromante.

Mientras hacía crugir su cuello y su hombro, aparentemente ileso tras haber recibido el impacto de aquella mole, tuvo un pensamiento decidido y esperanzado. El grupo era fuerte, muy fuerte y bien compenetrado... nada sería facil, pero nada sería imposible.

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14/04/2011, 11:41
Paladín Caído

El no-muerto muerto realizó una reverencia asintiendo la orden de su sire y comenzó a caminar junto a él. El grupo era altamente poderoso, con lo que ni tan siquiera fue necesario que entrara en combate. Arkaeron seguía ileso, eso era lo único que importaba. 

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14/04/2011, 15:43
Amnyin

El medio infernal sale de su escondrijo con las dagas en la mano. Era increible que el grupo hubiera afrontado unos enemigos así sin sufrir un rasguño. La magia, la fuerza de los guerreros y las habilidades de Kandalian se habían coordinado con eficacia para que no hubieran puntos débiles. Lo más parecido a un riesgo había sido la carga arrolladora del gigante de fuego hacia el nigromante, pero las defensas eran fuertes, y aunque Vanth hubiera fallado habría seguido estando el muerto viviente sirviéndole de letal escudo... y Amnyin preparado para atacar por la espalda.

Las dificultades estarían más adelante, aunque parecieran preparados para afrontarlas. Amnyin sin decir palabra hace caso del consejo de Arkaeron y reanuda el camino.

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14/04/2011, 19:55
Kandalian

Con Máximus, todo habría sido más fácil, dice el monje apenado al recordar a su nueva mascota e inferir su más que probable nefasto destino.

Adelante... Empiezo a tener hambre.

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14/04/2011, 21:42
Kurgan

Kurgan observó las caras de sus compañeros mientras enarcaba una ceja. En sus rostros se veía determinación e incluso en algún caso un erróneo optimismo. Habían vencido sin dificultad a seis gigantes, si, pero esto no era mas que el principio.
El grupo había hecho una demostración de poderes enorme, en algún caso incluso excesivo, pues el semielfo contaba con que esta misión seria una prueba de larga distancia, donde seria necesario dosificar las fuerzas.
Por suerte, Vecna les había entregado un obsequio que les ayudaría en esta larga carrera, pues si era cierto lo que le había dicho aquel Liche a Arkaeron, Orphen y a él, la gema azul que llevaba Kurgan en su bolsa les volvería a dejar en perfecto estado de cara al enfrentamiento final con Bashnar.

Esta vez ha sido fácil, pero cada vez lo será menos.

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14/04/2011, 23:59
Director

El grupo continua su camino sin dirigir más miradas ni pensamientos a los enormes cadáveres que yacen en el suelo polvoriento. Es bueno que ninguno de los enemigos haya podido escapar para dar la alarma, pues seguramente ya será suficientemente complicado entrar en la fortaleza amparados en el secreto. Alertar a todas las fuerzas que pudieran quedar en la ciudadela es lo último que necesitan.

El camino a sus pies es menos claro por aquí, como si el sendero no fuera tan transitado, o al menos no tan respetado por los que recorren la zona. Se pueden ver pisadas, pero dispersas por doquier y no formando un camino claro. Seguramente parte del ejército pasó por aquí, aunque buena parte estarían acampados en las afueras o junto a la muralla desde hacía días o semanas. La trampa había sido creada con mucho cuidado.

Aún caminan varios minutos sin ver el paisaje interrumpido más que por ruinas y por formaciones rocosas de siluetas retorcidas. Es en esos momentos cuando todos empiezan a notar algo raro.

El primero en saber a qué achacar la sensación es Arkaeron: su mano izquierda, la espectral, ha desaparecido. Ninguno de sus conjuros está activo. Kurgan y Orphen también sienten esa ausencia de magia en sus espadas, que solían relucir con relámpagos o fuego, brillar con su magia propia, y ahora están tan apagadas como vulgares cuchillos. Incluso Naldar empieza a comprender que la magia arcana no responderá a sus manos si intenta llamarla. Hay una especie de silencio, un vacío donde antes hormigueaba la magia, siempre en la punta de sus dedos, deseando salir. Amnyin sabe lo suficiente de los planos como para saber de zonas de magia muerta, mientras que Kandalian y Vanth aún no comprenden del todo lo que ocurre. El Zin-karla, un muerto viviente ya creado y además animado por la intervención directa de un dios, permanece inalterado; ahora sí que el paladín caído es el único escudo y arma del nigromante.

Ninguno de los objetos mágicos funciona ahora, ni un hechizo podrá ser lanzado. Ahora están solos con sus músculos, talentos y armas, ahora vulgares y corrientes. Están en un enorme campo antimagia, y cuanto más avanzan en el camino más profundo entran.

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15/04/2011, 02:20
Naldar

 El elfo se había mantenido silencioso, habían derrotado a aquellos seres con extrema facilidad, pero algo le preocupaba, sin embargo no mencionó esto mientras caminaba en silencio, aún con el arco en la mano y mirando la desolación circundante con curiosidad.

Al empezar a sentir aquella ausencia de magia miró a su alrededor, a sus compañeros y habló serio, con mucha calma 

-¿Alguien más dejo de sentirla?-

Los mira a todos mientras mantiene el paso, no dejaría que eso lo amedrentara por ninguna razón "Esto si es grave... Sin magia no contamos con el nigromante, con los hechizos, ni con las armas mágicas... Estamos entre la muerte nuestra y la del mundo..."

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18/04/2011, 18:26
Kurgan

Kurgan miró hacia adelante, sopesó la distancia a la que se encontraba el puente, y luego miró hacia atrás, calculando el tiempo que llevaba sospechando algo y sintiendo un cambio en la magia.

Durante unos segundos, pensó en la idea de volver sobre sus pasos para salir del campo y usar uno de sus conjuros teletransportadores tal y como había hecho antes para superar a aquel ejército.

Puede que funcione, pero puede que no. No se donde acaba la zona antimagia, por lo tanto, volver a reaparecer dentro de ella.... podría significar la muerte.

El semielfo dejó sus cálculos y cavilaciones de repente y echó a correr hacia el puente, eso si, se movía mucho mas despacio de lo que podían recordar sus compañeros.

¡Corred!.

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18/04/2011, 20:38
Kandalian

El gnomo contempla ajeno la reacción de los compañeros que dominan el arte arcano. Mira a Amnyin, buscando respuestas. Las palabras de Kurgan le ponen en sobreaviso. Si algo sabe hacer el monje con celeridad es correr. Por eso no arranca la carrera hasta que está seguro de que hay un buen motivo para moverse rápidamente hasta el puente.

Vuelve a mirar a Amnyin, y después a Kurgan y a Naldar, preparado para salir como un proyectil en la dirección que digan.

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18/04/2011, 21:26
Director

Amnyin logra entender a medias lo que ocurre, y comparte con Kurgan el poco gusto por esa nueva situación. Aunque no está seguro de conseguir algo con ello, el tiflin se encoge de hombros ante la mirada de Kandalian y emprende el trote hacia el puente. Si se van a encontrar con enemigos, mejor que sea fuera de esa zona de magia muerta.

Kandalian imita al semiinfernal, pues, y los otros hacen lo mismo, aunque la carrera no dura mucho. Pronto llegan al puente, y encuentran una buena razón para detenerse.

Un abismo de casi 100 pies de ancho interrumpe el paso. La profundidad parece, desde donde miran, infinita; se extiende a ambos lados hasta llegar al horizonte. Hay una luz rojiza que sale de la sima, y todos comprenden que de ahí procede el efecto que anula toda la magia en casi media milla de diámetro. Atravesando el barranco hay un único puente, y ahora pueden ver que es mucho más pequeño e inestable de lo que podrían haber imaginado: un conjunto de cuerdas uniendo maderos que recorre decenas de pies sobre esa fosa infinita. Sin duda ese inestable puente es el único paso hacia la fortaleza, al menos sin dar un amplio rodeo, y por supuesto no está dejado sin defender.

En el centro de la pasarela hay un humanoide, que a juzgar por la piel verdosa que asoma por el yelmo es un orco. No lleva armas salvo un pesado guantelete negro en la mano izquierda y un enorme escudo pavés que le cubre casi por completo embrazado en el lado derecho. La coraza es reluciente, y hay escamas metálicas que cubren las articulaciones y otras partes vulnerables. El puente tiene escasos cinco pies de ancho, así que el semiorco corta por completo el paso. Lo inestable de la pasarela dificulta o impide cargar, correr y todo tipo de maniobras que impliquen separar los pies de las balanceantes tablas de madera. A duras penas podría combatir una única persona en ese puente, y el inseguro paso promete peligro para cualquiera dispuesto a intentarlo.

En el lado opuesto del abismo, junto al extremo del puente, hay dos trasgos con grandes escudos y hachas. Todos miran a los intrusos con curiosidad y sin miedo, y es el orco el que toma la iniciativa.

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18/04/2011, 21:54
Orco guardián

El orco golpea su gigantesco escudo con el guantelete, como saludo o desafío. Habla con cierto acento de su oscura lengua pero con un común muy aceptable.

Nadie pasa a la fortaleza, os recomiendo que déis la vuelta. Largáos y no os pondremos problemas.

Baja su guantelete hacia su cintura, donde los compañeros con mejor vista pueden ver un cuerno colgar de una cinta de cuero. Hace un gesto a los trasgos, que cobardemente se apretujan contra el suelo tras sus escudos, y clava la mirada en los más adelantados entre los forasteros.

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19/04/2011, 05:22
Naldar

 Naldar se adelanta sin dejar que sus compañeros se crucen sobre el puente, guarda su arco y con tranquilidad saca su espada larga y la cuerda de cáñamo, que ata alrededor de su cintura y se acerca a unos 30 pies del orco, donde ata el otro extremo de la cuerda, dejando 50 pies posibles para moverse y asegurandose al puente al mismo tiempo

-Lamentablemente no podemos regresarnos... Nuestra misión se encuentra adelante, asesinando a su señor, así como la vuestra está acá, peleando con nosotros...-

Sin mediar palabra se queda mirando al orco con tranquilidad, sacando su espada corta y blandiendo ambas armas mientras parece esperar el movimiento del orco.