Partida Rol por web

Los "dragones" de los que habla el sujeto parecen estar sólo en su cabeza. No obstante, cuando Arkaeron le habla cambia de expresión rápidamente, recuperando la cordura de golpe.

Buenas noches.

Su mirada es profunda y aunque sus ojos reflejan inteligencia siguen conservando un brillo febril. No dice nombre alguno, ni otro saludo. Sólo mira al nigromante.

El gnomo esquiva finalmente las miradas acusadoras y sigue a Naldar camino del descanso. La misión es peligrosa, pero dado lo ocurrido, lo mejor será desaparecer unos días al menos.

¿A qué hora partimos Naldar?

El explorador sonríe mientras el monje le pregunta, ya que desde el primer instante ha pensado que había sido él quien había leído la carta.

-Kandalian yo te despertaré, descansa tranquilo que mañana nos depara una larga jornada de viaje y sobretodo mucha atención en nuestro camino. Estoy triste por abandonar estas tierras ya que siempre he defendido la zona donde vivo, ahora esta región también la puedo considerar mi casa...

Tras esas palabras, con algo más de sentimiento que habitualmente, el elfo deja que el silencio calme su cuerpo para cuando comience su descanso.

Orphen hace señas a Razzek para que se acerque. Una vez cerca muy suavemente, Échale un vistazo a nuestro mago y a arkaeron...no me fio de ninguno, ni uno por estar como esta y el otro...por si acaso.

Razzek asiente, obediente, antes de añadir, justo antes de marchar.

Acamparemos a las afueras del pueblo, una milla escasa al oeste. Aún quedan media docena, por si necesitas algo.

Bien, gracias. Si se quieren quedar son bien recibidos, algo deberemos hacer igualmente. Y el explorador aun no ha vuelto.

Razzek vuelve a asentir, ahora algo preocupado por la falta de respuesta del explorador. Sin añadir más da la vuelta y se marcha a cumplir la orden.

El cambio de actitud del mago me pilla un poco por sorpresa, pero parece ser que es como decía Orphen, asi que no le doy mas vueltas.

He oído que usted es el mago de la compañía. Me gustaría saber si me podría ayudar con la traducción de unos escritos que encontré hace algún tiempo.

¿Escritos? ¡Oh sí, será un placer.

El mago de verde asiente con gesto amable y mirada seria. Observa al otro conjurador con ojos sabios mientras saca sus papeles.

Incluso antes de que le tienda los pergaminos, el extraño mago dice: sin duda es dracónic... sacude la cabeza fuerte y carraspea, como despejando una recaída de su locura ...quería decir infracomún.

Le tiendo los pergaminos.

Si, es infracomun, por desgracia mi maestro no tubo a bien enseñarme tal lenguaje.
¿y bien?¿Sabe que es lo que dice?

El mago examina los papeles con paciencia para, después de unos minutos, empezar a hablar.

Está firmado siempre por alguien que se llama El Nigromante. Cuenta... es una especie de diario de guerra: una batalla entre elfos de la infraoscuridad contra humanos de la superficie. Humanos de una gloriosa ciudad que cavó en sus minas demasiado hondo, reunió demasiado poder y utilizó magia que le hizo ser como un faro llamando a los ambiciosos drows. Al principio...

La narración se extiende a lo largo de una hora completa. Al final, Arkaeron conoce todos los detalles de los cruentos hechos, una guerra que no tiene ningún significado para el otro mago, sin conocer el contexto, pero que para el joven nigromante tiene una gran importancia. La ciudad sin nombre que mencionan los pergaminos es la ciudad perdida del pantano de Tun. El relato da respuesta a grandes preguntas de los más sabios historiadores de varios reinos.

Escucho atentamente la traducción

Valla, valla, parece que fue una gran guerra, puede que todavia queden grandes secretos por desvelar en aquel lugar, puede que lo visite cuando todo esto termine. Muchas gracias gracias pro todo, y si hay algo en lo que le pueda ayudar, solo dígamelo.

Sí, ayuda.

Contesta el curioso personaje con una amplia sonrisa. Ha vuelto a su expresión demente y tras sus palabras no añade nada más, de manera que las entiendes más como un agradecimiento a la oferta que como una petición.

Dicho esto, terminada de narrar la historia, ya sin el pergamino en sus manos y con la atención de Arkaeron en otras cosas, el individuo vuelve a murmurar para sí mismo incoherencias en todos los idiomas conocidos y algunos otros.

Como Razzek tarda en regresar, Orphen se dispone a inspeccionar los bastones que, según Vanth, estaban en el antiguo caballo del mago de la torre. El enorme animal que se ha convertido en montura del bárbaro tiene mal genio: nada más ver acercarse al humano empieza a cocear y bufar. Unas cuantas palabras suaves y voz suave con algo - muy poco - de magia se encargan de domesticarlo.

Con pleno acceso ya a su carga, el guerrero examina el contenido. Aparte de oro, algunos útiles y comida, encuentra en seguida los seis bastones. Uno es de madera clara muy retorcida, otro con incrustaciones de un metal parecido al bronce, uno de fresno con unas pequeñas runas inscritas, dos de ellos tienen calaveras dibujadas en su madera oscura y el último parece roble muy resistente. Un sencillo encantamiento le permite saber algo más de ellos: ciertamente albergan hechizos para los que sepan usarlos, al menos cinco de ellos, auras de nigromancia, conjuración y evocación de cierto poder decoran los dibujos a prueba de tontos inscritos en ellos; llamas en uno, calaveras y huesos en dos... Resulta decepcionante comprobar que el último de los bastones no es más que un palo carente de toda magia, bien resistente, eso sí.

Hará falta magia más concreta para saber los detalles y para poder usarlos, pero la idea de la utilidad que puedan tener ya está muy clara.

Está ocupado en estas reflexiones, cuando Orphen ve llegar a Razzek. Ha pasado más de una hora desde que le dio la orden.

Los ojos del rudo guerrero reflejan cansancio, parece que hubiera estado cerca de dormirse hace poco.

Orphen... cuando llegué con los magos, el nigromante le estaba dando unos papeluchos al otro. Creo que le pidió que los tradujera, porque soltó un discurso en algún idioma extraño y luego dijo algo de infracomún y contó una historia.

Menea la cabeza, despejando las ideas y su recuerdo.

Era algo de una guerra entre elfos oscuros y humanos de una ciudad, con un tal Nigromante por medio. Los drows querían la magia de los humanos y además estos habían cavado hacia la infraoscuridad no sé muy bien por qué. Habló de unas catacumbas, unas ruinas... estuvo desvariando muchísimo tiempo... en todo caso al brujo de negro pareció gustarle el relato, porque le dio las gracias varias veces.

Finalmente Orphen después de cenar, se levanta y se marcha a un extremo del pueblo, su carácter mas pausado a cambiado al llevar varios hombres a la batalla.

Orphen realmente buscaba al mago que le acompaño en el combate, tenia otras intenciones...aunque faltaba poder ser capaz de convencer y hacerse entender al loco....seria otra cosa.