Partida Rol por web

El troll cae al suelo vencido al recibir dos nuevos proyectiles del elfo, son ya cuatro las flechas que tiene en el pecho y al menos dos cortes además de los golpes de Kandalian, sin embargo sangra mucho menos de lo que cabría esperar. El monstruo cae con los ojos abiertos y permanece inmovil en el suelo, aparentemente muerto.

Kandalian observa la caída del troll. Mira alternativamente a uno y otro enemigo abatido...

No me fío Finrod... No me fío.

El gnomo ve claramente que es el que mejor parado ha salido de la batalla, apenas un rasguño. Naldar se arrodilla en el suelo, es el peor que está...

La batalla parece haber terminado. El monje desea con todas sus fuerzas que así sea... Los daños son suficientes como para salir mal parados de esta...

Finrod ha visto a ambos trolls cerrar sus heridas muy rapidamente, esto hace que el paladin decida hacer algo no muy agradable. Se gira y va hacia el primer troll que ha abatido dispuesto a cercenar su cabeza en el acto.

Tal vez no sea necesario, pero mas vale prevenir que curar, supongo que no hay criatura que pueda recuperarse de esto.

Amigos, puede que no os guste lo que voy a hacer, pero prefiero no arriesgarme visto lo visto.

Finrod propina un fuerte tajo que atraviesa el cuello del troll, con un segundo golpe la cabeza se separa del tronco cayendo a un lado con una expresión estúpida y maligna en el rostro.

Mientras, Kandalian se acerca al troll que primero ha caido, sorprendido por la falta de cortes en su piel. Examina durante unos segundos, lo que ve le alerta justo a tiempo, antes de que el troll que observaba se levante con un gruñido y sus ojos resplandeciendo de furia. Los profundos cortes que provocó el paladín solo parecen ahora arañazos.

Apenas unos segundos después de haberse separado la cabeza, el cadaver del troll se medio incorpora torpemente, tratando de levantarse. El cuello ha dejado de sangrar.

El troll de Kandalian levanta la garra, aún con lentitud, para golpear al gnomo.

Lo que ves ante ti te aclara la mente, conoces algo sobre los trolls y su legendaria regeneración. Son casi imposibles de vencer, salvo con fuego o ácido, que le provocan heridas que no pueden curar.

Finrod se queda perplejo ante el espectaculo que tiene delante. La imagen que esta viendo se le quedara grabada en la retina por mucho tiempo.

¡Santo Heironeous!¡no es posible!

El paladin arremete contra el cuerpo sin cabeza del monstruo dispuesto a reducirlo en mil pedazos si es preciso.

¿Te vas a morir ya, desgraciado?

Debemos quemarlos cuando estén en el suelo, sino se regeneran-grita Naldar a la vez que se incorpora.

El gnomo escucha las palabras de Naldar y le parecen una buena solución. Quemarlos!

Naldar, lanza flechas de fuego! Nosotros le contendremos!!!

Ver al troll levantarse sin cabeza es sencillamente impresionante.

Increíble. Menuda historia de tabernas y cerveza!!!

Tras deleitarse brevemente en la vision, salta hacia el troll con ira y rabia para acabar con el.

WAR!

Los dos trolls reciben varios impactos sin llegar a poder golpear, vuelven a caer al suelo aunque agitándose ligeramente. Ahora teneis claro que no están muertos, apenas inconscientes, pueden volver a levantarse en cualquier momento.

¿Flechas de fuego?-se pregunta interiormente el elfo mientras corre hacia la fogata.
Ya me gustaría-susurra, sin dar mayor importancia a lo que decía el monje-Tendremos que quemarlos con el fuego de aquí-explica señalando el fuego a la vez que coge los dos troncos más grandes que están en llamas.

Espero que funcione-dice cuando se acerca al adversario más cercano-Kandalian, quémalo con éste-cuando termina de hablar, Naldar le lanza al otro enemigo el segundo tronco para que el gnomo finalice la tarea como pueda.

Vamos Finrod. ¡Trae más troncos!-exclama el explorador a la vez que acerca el fuego al cuerpo del troll, esperando que de una vez por todas finalice el combate.

El gnomo corre hacia Naldar y toma el tronco prendido de la fogata de la noche. Amontona de manera improvisada hojarasca alrededor del cuerpo de uno de los trolls y empieza a prender mientras está semi-inconsciente. Hace lo mismo por varios lados del cuerpo de la bestia, deseando que el purificador fuego ejerza su acción antes de que recupere la conciencia.

El gnomo mira el muñón de la cabeza y golpea tras ello fuertemente con el palo prendido esa zona. Tras eso, acerca el fuego al cuerpo, quemando zonas de la piel del troll...

En unos pocos segundos extendeis la llama de la fogata sobre los cuerpos de ambos trolls que se retuercen y gruñen hasta que finalmente quedan inmóviles, las heridas provocadas por el fuego sobre su piel no se curan y su piel se ennegrece estando ya inertes.

Al fin el combate que ha transcurrido en la oscuridad, iluminado por el fuego, parece haber terminado definitivamente, debe quedar una hora o poco más para el amanecer.

Por San Cuthbert!!! Duros como demonios!!! Interesantes bestias donde las haya... Regeneración espontánea... como algunos reptiles...

Vista la hora y una vez recuperada la compostura y el ritmo cardiaco normal, el monje añade:

Naldar, estás bien? Finrod, tu pareces más entero... Que podemos hacer por ti?

El intento de autosuficiencia del elfo le llevaba en ocasiones a negar ayudas muy importantes. Años de soledad le habían llevado a un estado bastante extremo, aunque últimamente se dejaba ayudar y sobretodo en aquel tipo de situación donde su vida peligraba.

Algo de curación mágica y descanso me vendría genial-dice el explorador, sin emitir ninguna queja, pero apretando la mandíbula y tensando sus facciones. Realmente Naldar lo estaba pasando mal, el sufrimiento y el dolor había rozado límite-Pero Finrod, si necesitas curarte tu mismo hazlo. Creo que si descanso no ralentizaré el ritmo de la jornada...

El montaraz, tras hablar, toma asiento en el lugar que estaba, sin moverse.
A los trolls hay que matarlos con fuego o ácido. Ya podría haberme acordado antes-se dice intentando desviar la atención de los pinchazos de dolor.

Pues ya me gustaría a mi poder tener artes mágicas de curación, pero no las tengo... todavía.

Con ese "todavía" el gnomo intentó darle ánimos y hacer sonreir al elfo.

Kandalian acomoda al elfo y le ayuda a tumbarse. Acerca el fuego a la zona para que esté caliente mientras espera la acción del paladín.

Descansa lo que haga falta amigo... No tenemos prisa. Habíamos avanzado a muy buen ritmo estos días. Así que tranquilo...

El humano queda sentado en el suelo viendo como arden los cuerpos de los trolls. Necesita unos segundos para recuperar el resuello y celebrar la victoria en silencio. El estres sufrido durante el combate ha sido alto, pues los enemigos eran fuertes, y luego estaba su increible capacidad para recuperarse de casi todo mal. Esto habia hecho que el paladin dudara de la victoria en algunos momentos.

Uffff, ¡Por Heironeous!, ¡este sera un combate que recordare por mucho tiempo!

Luego, tras calmarse un poco, siente de nuevo el dolor de las heridas sufridas en la lucha, pues el paladin sangra de tres heridas diferentes. Esto hace que use magia curativa sobre si mismo inmediatamente para luego ir a asistir al elfo. Que sabe que se encuentra en todavia peor estado que el.

Tranquilo amigo, tengo curacion para los dos, de hecho, mi idea es curarnos ahora y descansar durante un rato, para luego volver a curarnos tras los rezos que hare por la mañana, eso si, con el consentimiento y la vigilancia del habil Kandalian durante este rato.

Las ultimas palabras dedicadas al gnomo las acompaña con una sonrisa y un guiño en parte amistoso y en parte de suplica.

Tras los rezos del paladín, usando su poder curativo, las heridas de este y del elfo sanan en gran medida. Tras descansar el par de horas que restaba hasta el amanecer, cosa que necesitabais los tres, Finrod vuelve a usar su poder quedando los cortes que sufrió transformados en tres ligeros arañazos, tras recibir por segunda vez la ayuda del paladín, Naldar se encuentra casi restablecido.

Un nuevo día empieza parece que con mejor tiempo y aunque seguís agotados por el descanso interrumpido por el duro combate, sabeis que queda poco para llegar a vuestro primer objetivo.

La noche trascurre extraña. EL gnomo sabe que sus amigos no corren ahora peligro mortal. Las habilidades del paladín con el favor de su dios parecen protegerlos a los tres de casi cualquier cosa. Kandalian dormita mientras los otros descansan. El combate con los trolls ha sido intenso. Será una lucha que espero contar a mis nietos!

Ya por la mañana parece que las fuerzas se han recuperado en parte. En el monje queda sobre todo cansancio físico, pero se sabe cerca del primer objetivo. Espero que lo que resta de camino sea tranquilo... El cansancio puede hacernos más daño que el enemigo mismo.

Aunque está preocupado, este sentimiento es solo a ratos, y nunca es visible para el resto. Kandalian se muestra jovial y alegre con la llegada del nuevo día. Al despertar sus amigos les anima diciendo:

Si esta noche llegamos a destino, nos iremos a una taberna a cenar faisan! Por San Culthbert que estais invitados!

- Te tomo la palabra Kandalian-dice el elfo, bastante más animado que después del combate, aparentemente recuperado gracias a la acción del paladín y el descanso.- Espero que esta jornada sea provechosa, así que recojamos cuanto antes el campamento y avancemos.

Naldar repite el mismo proceso que los últimos días, intentar borrar cualquier rastro del campamento y de ellos. Recogiendo la leña no utilizada, esparciendo la ceniza y sobretodo escondiendo las huellas.

- Espero que esta tarde hayamos llegado a la zona donde se supone que está Aristeo. Pero será un gran problema no conocer exactamente su ubicación ni en que tipo de lugar habita-explica el explorador mirando su mapa, después de terminar su trabajo-Debemos seguir en la misma dirección. Posiblemente en unas horas lleguemos a las llanuras del oeste, allí será más fácil avanzar.

Después de hablar, el montaraz busca con la vista a su compañero animal para comprobar si está listo para partir. Tras eso se acomoda el equipo, preparado para partir.

El día avanza nublado pero estable, andais a buen ritmo para lo cansados que estais. Tras hacer un par de descansos, cuando el sol aún está alto, llegais a vuestro primer objetivo. El lugar donde habeis quedado, mañana, con el resto del grupo. Una pequeña aldea con una empalizada de madera y cabañas de un solo piso. A medida que os acercais no veis humo, gente en los alrededores ni ois voces, ninguna señal de vida.
Cuando llegais a un centenar de pasos veis, a través de la puerta de la muralla abierta, que el pueblo está desierto. Algunas cabañas están reducidas a escombros y ceniza, quemadas, otras en ruinas, medio derribadas. Muchas siguen intactas, simplemente vacias, con las puertas y ventanas abiertas.