Partida Rol por web

Ya nos hemos acostumbrado al frio.... que pena con lo que me gustaba acercarme a Wuzuk...

Wuzuk, viendo que el semiorco ya ha proporcionado bastante información, asiente y agradecido dice: Bueno, amigo. Tu información bien vale una cena. Estaremos encantados de compartir contigo lo que tenemos, aunque no son manjares precisamente.

-Gracias, pero he de regresar a mi senda--se despide de vosotros el semiorco con su lobo.

Cuando Haravak se ha ido, el grupo termina de preparar la cena y charla animadamente sobre lo acontecido en el viaje hasta ahora. Al comenzar las guardias y el reparador descanso, os percatais del agobiante silencio que envuelve las brumas. Apenas sois capaces de ver unos cuantos metros más allá de vuestra posición y casi no se escucha sonido alguno, lo que os invita demasiado a menudo a perder la noción del tiempo y el espacio. Sin embargo, la noche transcurre sin mayor sobresalto que el gélido frío, que sentís incluso bajo las pieles que os dejaron en la Mansión de los Nanther.

Vigésimo día de Uktar (el Podrido), Año de los Dragones Solitarios (1373 CV, Cómputo de los Valles)

Lluvia

El día despierta de forma realmente desagradable. Un fuerte chaparrón, que no dispersa la sepulcral niebla que os acompaña desde ayer, comienza a calaros por completo incluso antes de que recojais el campamento nocturno.

La noche ha sido extremadamente fría. Alguno de vosotros ha terminado acatarrándose y se ha levantado con algo de fiebre y mucho dolor de garganta. Nada grave, supongo. Todos sufrís los embites del incómodo frío al que no podéis acostumbraros.

El tedioso día de camino, siguiendo un escurridizo rastro que continuamente pierde Beren debido a las inclemencias del tiempo para volver a retomar con gran esfuerzo y la consiguiente perdida de tiempo, resulta casi un calco de la jornada anterior. La bruma os envuelve en todo momento. Sois una isla en el infinito mar blanco de la nada.

Sin embargo, cuando llega la tarde, de pronto escuchais un extraño zumbido que rápidamente pasa sobre vuestras cabezas. Sorprendentemente, unos metros a la izquierda del grupo aparece de entre la niebla una criatura en actitud claramente hostil que posee una cabeza vagamente humanoide, el cuerpo de un león y las alas de un dragón pequeño. Su lomo está plagado de púas y su cola acaba en un incómodo montón de ellas. Curiosamente, la mantícora lleva tres flechas clavadas, que dejan un fino hilero de sangre aún fresca sobre su cuerpo.

Alertados por el sonido, los aventureros reaccionan con celeridad ante la nueva amenaza.

Sonido de ambiente

Beren nada más oir el ruido sobre sus cabezas se percata de que no debe ser amigo y baja del caballo mientras coje su arco de su espalda y se prepara para disparar en cuanto tenga la oportunidad.

Wuzuk profiere un feroz grito. Un instante después, su tamaño se ha duplicado y se lanza contra el ser alado.

El sorprendido animal no puede evitar que el gigantesco goliath lo coja en el aire y lo baje a su altura para estrujarlo contra su armadura de púas.

Perfecto, entonces.
Es que no sabía si moverse y atacar (en presa) era posible en una acción parcial de carga.

Adelante T´rijss!!!

T´rijss desciende del caballo, aún un poco aturdida por la velocidad de Wuzuk...

Bauglir sigue a la elfa y de un salto baja de su caballo.

Bauglir desmonta de su caballo al tiempo que echa un rápido vistazo a los alrededores en busca de otros posibles peligros al acecho.

Por su parte, el descomunal monstruo de tres cabezas trata de golpear sin éxito con una de sus garras al gigantesco goliath de cuatro brazos.