Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Wes)

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16/03/2016, 23:21
Narrador

La búsqueda que hace Morgan para localizar hospitales en la ciudad de Hamburg es rápida, basta un simple tecleo. Y de inmediato te das cuenta de que localizar a Milka así va a ser más tedioso y complicado de lo que podría haber sido si la ciudad fuera más pequeña. Sin embargo roza los dos millones de habitantes, y eso sin duda complica un poco las cosas.

En la pantalla, ya distribuidos en el mapa gracias al buscador, puedes ver más de una veintena de hospitales. Algunos tienen pinta de ser privados o más pequeños, pero no hay nada en las palabras de la tal Dallas que os permita descartar unos u otros.

Notas de juego

Mapa.

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17/03/2016, 14:15
Wes Brooklyn

Que sus respuestas a mi confesión sobre mi oficio le saquen impertinencias me hace gracia. ¿Cómo podría picarme? Es como yo. Pienso con un cariño inmerecido por el tiempo que hace que nos conocemos, pero que resulta ser así en estas circunstancias. Tras su búsqueda miro la pantalla y levanto una ceja, negando con la cabeza. Fuck, más de veinte... Así mal vamos. Ese camino no va a resultar. - Automáticamente descarto esta manera de contactar con ella.

Cuando empieza a plantear la idea de poner un mensaje a Milka me tomo unos segundos para pensar algo que pueda funcionar. - Los tiros van por ahí... - Le digo asintiendo, con el tronco hacia adelante y apoyando mis antebrazos en las piernas. - Mmm... ¿Hacer una alusión a las apariciones? Algo en plan: "Dile que se me apareció Anabelle y me acordé de ella. Saludos de Budi también". - Frunzo el ceño yo ahora: no me convence mucho como suena. - No sé, casi que prefiero la tuya eh Morgan. Ponle ahí, venga. - La animo chocando mis manos.

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19/03/2016, 20:44
Morgan Laurent

Resoplé al ver la cantidad de hospitales que había en Hamburg... su puta madre, ¿en serio? No, parecía que no iba a ser posible tirar de ese hilo por ahora, aunque si le pregunto a esta tal Dallas quizás me responda... No tendría por qué ocultarlo, ¿no? Es un hospital...

Reflexiono algo sobre la sugerencia de Wes y comienzo a teclear de nuevo:

Claro, mi número es 645-995-534. Dile que me llame cuanto antes, por favor... Y si puedes dile también que el otro día aparecieron Annabelle y Budi, y me dieron recuerdos para ella... fue Budi quien me dio la idea de ir a verla, ella lo entenderá, creo.

¿En qué hospital está, por cierto?

Muchas gracias por todo :)

Listo.-le dije a Wes cuando le di a enviar-. A esperar... supongo.

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23/03/2016, 02:44
Narrador

Apenas unos segundos después llega la respuesta de Dallas, que parece estar atenta a la conversación.

En el Asklepios Klinik Barmbek, pero no sé si le dejarán recibir llamadas. Yo le paso tu número y tu recado.
Supongo que te llamará cuando pueda.

Saludos ;)!

La cercanía de aquella chica te aporta una sensación cálida. No es una cuestión de temperatura, ni mucho menos, sino como si por primera vez estuvieras tocando el alma de alguien con los dedos, y ella pudiera hacer lo mismo contigo. Tal vez por primera vez en tu vida sientes como si pudieras confiarle todo tu ser a alguien, con todas sus luces y sombras, con todas sus capas y máscaras.

Sucede en un momento en que parpadeas. De repente sientes aquel mundo alejarse, como si verdaderamente hubiera sido un sueño, y algo estirase del hilo invisible que te une a esa mujer hasta desprenderlo por la tensión, dejándote una curiosa sensación de soledad. De repente estás sobre el sofá a su lado y de repente te das cuenta de que estás montado sobre tu moto, bajo el sol abrasador de California. No ves a Zigzag por ningún lado, de hecho, no ves a nadie. Y tampoco está allí su burra.

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29/03/2016, 21:27
Wes Brooklyn

Morgan escribe a la tal Dallas y yo observo atentamente. Una pequeña sonrisa de suficiencia se dibuja en mi cara al ver que de cierto modo usa mis sugerencias para darle un poco de vidilla al asunto y así meterle la curiosidad a Milka. Muy bien, sí. Cuando acaba de escribir sonrío y la miro a los ojos. Todo esto es por esa sensación que me transmite: siento que con ella puedo estar tranquilo y abrirme, incluso quizás ser Wes sin miedo, aunque ahora tengo que mantenerme en mi papel de motero, y no lo que soy realmente.

Luego leo la respuesta, casi instantánea de Dallas - lo que yo decía, una friki de las redes... - y anoto mentalmente lo que dice, si bien el nombre del hospital me es francamente difícil. - Eureka. - Digo por lo bajo con voz profunda. Al menos hemos sembrado algo, ahora queda esperar. Estoy a punto de hablar a Morgan y entonces siento como me aparto de toda esta realidad y vuelvo a mi otro mundo: calor, velocidad y olor a gasolina. Estoy en mi moto de nuevo. - ¿Dónde coño?... - Me pregunto al no ver a Zigzag en ningún sitio. - Mierda. Digo con sequedad al encontrarme perdido en algo más familiar. Es posible que todo haya durado un minuto y que el cabrón ya se haya adelantado. A lo mejor ya salió a por la hamburguesa. Miro hacia los lados con más detenimiento, y en caso de que no esté cojo y le meto gas a la moto para ir al sitio. 

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02/04/2016, 03:17
Narrador

En cuanto miras alrededor te das cuenta de que Zigzag no está a la vista. Tus ojos no ven a nadie del club, y las motos de muchos de los otros siguen fuera. No sabes exactamente cuánto tiempo ha pasado, pero no parece que nadie haya entrado o salido mientras tanto. La diferencia de temperatura entre este sitio y el apartamento donde estaba esa chica es considerable, y no tardas en darte cuenta de que estás bastante sudado, como si llevases un buen rato al sol.

Apenas han pasado unos segundos desde tu regreso cuando pones la moto en marcha. El motor ruge como si no le costase desperezarse, y un instante más tarde ya estás volando por encima del asfalto. La hamburguesería a la que vais siempre está a unos quince minutos en moto, diez si le aprietas bastante.

De modo que menos de un cuarto de hora más tarde estás ya aparcando tu burra fuera. La de tu amigo está allí aparcada, y a través del ventanal le puedes ver sentado en una mesa, con los codos apoyados en el respaldo del banco en el que se encuentra y mirando el móvil distraído. Delante de él hay una jarra de refresco con varios hielos que está por la mitad. Es uno de esos sitios donde te rellenan la bebida tantas veces como quieras, de modo que con ese calor quizá ni siquiera sea el primer vaso. Por su actitud debe llevar un buen rato esperando, pero aún así no parece impaciente. En el momento en que vas a entrar puedes ver cómo se lleva el móvil al oído, y en ese mismo instante sientes su llamada llegando al tuyo. Sin embargo no tarda en verte y cuelga de inmediato, haciendo un gesto para que veas dónde está. Es en ese instante cuando, al consultar tu teléfono, ves que tienes un nuevo mensaje de un número desconocido.

Dime que no me estoy volviendo loca. O que tú también lo estás. 

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02/04/2016, 03:29
Zigzag

En el mismo momento en que te unes a él Zigzag hace un gesto a la camarera, Rita, pidiéndole que se acerque. Sois dos chicos que llamáis bastante la atención, así que aunque vinierais sólo la mitad de lo que lo hacéis probablemente ya sabría de memoria lo que soléis pedir. Aún así lleva sus pasos de mujer desgastada pero que sabe mantener la sonrisa hacia vosotros mientras tu amigo te habla.

—Eh, tío —dice con un gesto de barbilla—. ¿Dónde te habías metido? Llevo como veinte minutos esperándote.

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04/04/2016, 22:06
Wes Brooklyn

Voy apresurado en mi moto rumbo a nuestra hamburguesería de siempre. Le estoy dando vueltas a todo. No ha debido ser poco tiempo ahí quieto... Espero que ninguno del club me haya visto. Acelero y trato de meterle brasa al viaje para reducir al diferencia. Si Zigzag ya está ahí, tendré una excusa fácil que ponerle sobre la moto: como soy el Prospect, fijo que a sus ojos tiene cierta excusa. 

Entro con paso decidido en el local y lo veo ahí sentado, llamándome. Es entonces cuando cojo el móvil y veo un mensaje. Mis ojos se quedan quietos, sin pestañear, pues ese mensaje tiene mucho, mucho significado.

Dime que no me estoy volviendo loca. O que tú también lo estás. 

Suspiro y mientras avanzo a la mesa de Zigzag escribo rápido.

No lo estás. Luego hablamos. 

Lo saludo yo también con la cabeza y una sonrisa bien puesta que parece indicar que nada se ha salido de la normalidad. Si el hermano supiese...  Frunzo el ceño un poco solamente y giro la cara. - ¿Tanto? Joder, la pequeña no arrancaba tío. Estuve toqueteando en el escape* hasta que al fin funcionó. - Pongo las manos sobre la mesa y la espalda bien para atrás, demostrando una actitud tranqui y despreocupada. Centro entonces mi atención en Rita. - ¿Cómo va eso? - Le pregunto. - A mi ponme la de siempre**, pero grasienta como nunca. -  Pido ansioso por la resaca, y me sirvo un poco del refresco que tenía Zig en la jarra. 

Notas de juego

*Ahí podría ir una buena excusa, o mala, pero yo ni flores de motos xD

** Una jodidamente doble, con queso y cebolla solo

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06/04/2016, 01:20
Rita

La camarera te dedica esa mirada que suelen echarte todas las mujeres, a la que estás tan acostumbrado que ya apenas percibes como algo especial pero de la que, sin embargo, te has aprovechado miles de veces. 

Saca una libreta pequeña de anillas y un bolígrafo del bolsillo de su delantal verde y toma nota por pura rutina de algo que ya se sabe de memoria. 

—Doble con queso y cebolla —recita sin que tú hayas llegado a pronunciar esas palabras—. Y muy grasienta. ¿Quieres cerveza o cola, pimpollo? —pregunta después, levantando la mirada de la libreta para mirarte a ti, con una ceja enarcada y esa sonrisa entre cansada y pícara que ya conoces bien.

- Tiradas (1)
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06/04/2016, 02:15
Zigzag

Zigzag no parece dudar lo más mínimo de tu excusa. Incluso asiente con la cabeza, como si el problema del que hablas fuese lo más normal del mundo. 

—Eso es por este puto calor —afirma convencido—. A las burras como la tuya les pasa a veces. Si quieres luego le echamos un ojo en el taller. 

Al ver a la mujer, él también la mira y espera a que pidas para dedicarle una escueta sonrisa.

—A la mía ponle un huevo frito hoy, Rita. Tengo que coger fuerzas. 

La camarera asiente y tras anotar tu bebida se marcha tras la barra cantando vuestro pedido a gritos hacia la cocina. Es entonces cuando tu colega se pone cómodo en su asiento y te hace un gesto con la barbilla.

¿Y de qué hablabas con Cash? —pregunta, ocultando bastante mal su curiosidad al respecto—. ¿Te ha adelantado algo de esta noche?

- Tiradas (1)
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06/04/2016, 22:01
Wes Brooklyn

- Y que lo digas, tío. - Le digo al ver que mi excusa coló. Asiento fingiendo cansancio, como si esa avería fuera algo que me esperaba quizás por el modelo de la moto o lo que dice del calor. - Me parece de puta madre. Como me deje tirado un día en la autopista... A lo mejor cojo y la reviento a estos. - Niego enseguida, con una sonrisa: ¿quién le haría daño a su moto?

Sonrío conforme al trato de Rita. - Así es. - Respondo con cierto orgullo por el detalle de que recuerde mis pedidos habituales. - Hoy cola. Tenemos que estar fuertes. - Digo después de Zigzag. Yo no voy a ser tan tonto como Vane y ponerme a pimplar alcohol tras la resaca de esta noche. 

Veo irse a la camarera con calma desde mi sitio, relajado, sin decir nada. Es entonces cuando me saca el tema de Cash. Lo miro entonces y pongo expresión de hacer memoria. Joder, la verdad sea dicha, parece que fue hace mucho... - Le pregunté por lo de esta noche, ya sabes. - Digo en ese plan que se hace notar que no estás perfectamente tranquilo respecto a algo. - Me dijo que va a haber mucho comedor de pollo frito. - Pongo ese apodo a la banda chunga de negros. - Honestamente, espero que sea algo rápido y fácil por jodido que pinte. - Dejo entonces una pequeña pausa antes de preguntarle. - Tú qué, ¿tranqui de todo no?

 

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09/04/2016, 02:45
Zigzag

Tu amigo asiente mientras da un trago largo a su bebida cuando empiezas a hablar, y ríe de buena gana con tu amenaza hacia tu moto, sin llegar a creérsela ni por un momento. Asiente cuando dices a la camarera eso de que tenéis que estar fuertes, y puedes notar que su atención crece cuando pasas a hablar de tu conversación con Cash.

—Así es, tío —te dice con respecto a lo de los negros. Entonces apoya ambos codos en la mesa, y al volver a hablar el grueso dedo índice de su mano derecha se apoya sobre la mesa para marcar sus palabras—. La mierda es que sea en el territorio de esos tíos —asegura—. Si alguien viniera a nuestra calle a hacer negocios no nos molaría una mierda, y a ellos tampoco, eso lo entendemos todos. Pero lo de hoy promete, y como se enteren de qué va la movida sí que estaremos jodidos. Entrarán como sea.

Es en ese momento cuando llega de nuevo Rita con las dos hamburguesas, y mientras ella te echa un breve vistazo Zigzag aprovecha para evaluar su plato.

—Y si uno no le pasa por delante una hamburguesa como esta a un tío como Ben el Gordo sin esperar que se la coma —te dice, mencionando a uno de los policías locales con los que más movidas había tenido el club, tanto buenas como malas—, tampoco puede meterse en terreno oscuro a hacer esas mierdas. —Entonces hace una pausa, y por un momento parece relajarse—. Pero saldrá bien —dice, a pesar de que es difícil saber a cuál de los dos intenta convencer—. Seremos discretos y valdrá la pena.

Justo cuando termina esas palabras el teléfono de tu amigo empieza a vibrar sobre la mesa. Él le echa un vistazo y chasquea la lengua con desgana.

—Joder, mi viejo —te dice antes de ponerse el aparato a la oreja—. Qué —en ese momento lleva sus ojos a ti y empieza a ponerse en pie, apoyando por un momento una mano en tu hombro—. Ahora vengo, ve comiendo.

Acto seguido abandona el local, aparentemente dispuesto a continuar la conversación con suficiente espacio para pasear de un lado a otro, inquieto, mientras habla.

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09/04/2016, 03:01
Narrador

La hamburguesa tiene una pinta cojonuda. Con mucho queso y olor a cebolla frita. Y bien grasienta, como esperabas. Tus tripas se mueven sólo con el aroma que desprende y no te cortas a la hora de empezar a devorar.

Sin embargo notas algo muy distinto en ese plato. En tu boca el sabor está muy diluido, y la hamburguesa no parece tener la consistencia que debería, casi como si estuvieras intentando masticar agua caliente o una sopa con poco sabor. No hace ni un minuto desde que Zigzag se levantó cuando lo sientes, justo a tu lado. 

Es un hombre de unos treinta años y está sentado junto a ti. No es necesario llevar tu vista en su dirección para saber que está ahí, sentado a tu lado, mirando a su alrededor con una sorpresa que puedes percibir tú también en tu pecho.Y una vez más te recorre esa sensación de que es así como deben ser las cosas. De que el sitio de ese hombre es contigo. A tu lado.

Es un chico de unos treinta años. Su piel es oscura, y eso hace que su sonrisa resalte más. Sus ojos miran a su alrededor como si aquella cafetería de mala muerte fuese el lugar más increíble del mundo.

Es en el momento en que aparta su vista del local y te mira cuando sientes cómo su mirada entra a través de ti, así como notas la tuya atravesarle. Y en el momento en que vuestras pupilas se encuentran de nuevo sientes esa emoción familiar, como si acabaseis de conectar y siempre os hubierais conocido. Nunca le has visto, pero tu confianza en él es tan grande que sabes que podrías confiarle cualquier cosa. Ese hilo invisible parece atarse una vez más, uniéndoos de una forma que tu mente no puede explicar, pero que sientes de una forma tan cierta como que lo tienes delante. 

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09/04/2016, 20:42
Wes Brooklyn

Que Zigzag trate el tema como Cash, conocedor del peligro que hay, me agrada. Él sin duda será uno de los futuros oficiales, no solo porque su padre sea el Sargento de Armas, si no porque lo vale, y tener a alguien con perspectiva es lo mejor para el club. No, no es mi club... Pero sí. No tardo un segundo en volver a darme cuenta de lo jodido que es mi cruce de lealtades: justicieros y forajidos. Asiento, sin embargo, conforme mientras habla. - Eso mismo decía él, que tenemos que tener cuidado. - Sonrío un poco tímido e inclino la cabeza pocos grados hacia un lado, para sonreír luego con más vitalidad. - Claro que saldrá bien, eso lo sabemos todos... Pero bueno, hay que estar preparados para lo peor. Siempre. - Asevero.

Cuando Rita trae las hamburguesas y Zigzag dice eso del poli me echo unas risas, pero el olor de la comida se lleva casi toda mi atención. Sí que tengo hambre, joder... Justo antes de pegar el primer bocado le llama su padre, y me tenso, tomando eso como una posible necesidad de que vayamos a la casa club a echar un cable. Relajo mi posición cuando me dice que espere, y no dudo en empezar a jalar, pero... No es lo que espero. - ¿Qué carajo? - Me pregunto a mi mismo con la boca llena, pero sin sentirme saciado. Esta sensación asquea a uno, y me está jodiendo. Es en ese preciso momento cuando siento algo familiar, y es un negrata a mi lado, sorprendido por el lugar. Lo miro entonces a los ojos y es similar a lo de Morgan. Válgame Dios, que ahora soy yo el puto anfitrión... Dejo la hamburguesa y me giro hacia él, mirándolo con curiosidad.

- ¿Quién eres? - Le pregunto, esperando una respuesta rápida. - ¿Es tu primera vez? - Pregunto, esperando que esto ya vaya a convertirse en una costumbre. Debo avisarla de que Kunta Kinte me ha hecho una visita.

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10/04/2016, 12:51
Wamai Saád ú

Las emociones del hombre te embargan en esa extraña comunión entre ambos, acariciando con suavidad algún lugar en tu pecho. Puedes sentirle, del mismo modo que intuyes que él te siente a ti. 

 

Por lo demás, uno cenará agua con sabor a pollo esta noche. Caldo. Estoy en la mesa junto a los míos, y quizá les comente que Wamai comenzará a salir por la ventana, pero a los pocos me noto engullendo algo diferente, otro sabor, otro olor, otro color. Dejo de mascar por un momento, sin tardar en darme cuenta de que no está tan mal... pero ni tan si quiera tengo esa vieja cuchara en la mano.

Vuelve a pasar... — Jimiyu... — Susurro como aquel que está a punto de estornudar, pero en un abrir y cerrar de ojos me veo entre un nuevo golpe de magias. Veo un plato con comida, y al elevar la vista me sitúo bajo el techo de uno de esos lugares en los que nunca entro. La madre tierra, pues... me hace volar cual nube por el viento, y en el tiempo, hasta la extrañada mirada de este macho. Es rubio, como las hembras. Sin apenas saber como, sin apenas saber quién... arremolino unos sentimientos que solo se acercarían a los que mantengo con mi hermano en mi sabana africana. Es extraño.

Miro el plato. Lo miro a él observándome. Soy yo, siempre he sido yo...— Wamai — le digo mi nombre palpando dos veces mi pecho — Saád ú — completo tentado de empezar a señalarlo con un meñique — Y no, no... — niego mirando a los lados, pues todavía estoy largando algunos vistazos a lo que me rodea — Wamai probó estas magias hoy... — digo tratando de mirar hacia mis espaldas — Ahora siento que debo estar aquí — me inclino hacia él sobre la mesa — ¿Y tú?— ¿que tienes en el pelo? — ¿Quién eres? — ¿Pueden verme? ¿estoy aquí, allí? ... otra vez, los dos uno en el tiempo. Magia.

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11/04/2016, 21:53
Wes Brooklyn

Mantengo la mirada al hombre negro, sin amenaza alguna, pero sí con seguridad y la determinación de entender algo de lo que está pasando. Cuando me dice su nombre casi me hace gracia, sobre todo el modo en el que golpea su pecho. El rey de la selva. Sonrío para mis adentros. Asiento y me presento, llevando una mano a mi pecho también, pero ahorrándome el golpe. - Wes. Wes Brooklyn. - Me siento un poco James Bond presentándome así, aunque es como ha surgido. 

Asiento dando la razón a este tipo cuando dice que las probó hoy. - ¿No me digas? Yo también, hace menos de media hora... - Digo dubitativo y entrecerrando los ojos. A lo mejor resulta que todo esto está coordinado, pero a lo mejor no. - Estás en San Bernardino, California. Los states. - Le explico poco a poco, del mismo modo que Morgan me lo tuvo que explicar a mi en su momento. - ¿De dónde vienes? ¿Con quién te ha pasado? - Empiezo a preguntar, precipitándome y decidido a aprovechar a tope el tiempo que nos quede. 

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12/04/2016, 18:50
Wamai Saád ú

Sonrío largamente al recibir su nombre, Wes. aunque me sorprende la entereza que este macho porta al hablarme, no por la intima postura de estas magias transitorias, si no por las gentes que nos rodean ahora mismo. Él no se oculta ante su gente, lo cual se me antoja extraño. Muy de blancos, Mukuru. 

 Media hora — repito por lo bajo volviendo a ojear distintas esquinas, las luces de este local, la hamburguesa... He frecuentado pubs nocturnos con menos "de todo" que este lugar. Y a él otra vez. Uno camina dormido, o cena dormido. ¿Donde?  — San Ber-eso, California... ¿América? Kwa upendo wa Mama Dunia!  — pienso mientras me indica donde estoy —Americano — Un americano, suena hasta mejor que blanco.
— Nairobi. Kenia — me palpo el pecho otra vez, con mas calidez — Estoy lejos de casa — No sé a cuanto, pero seguro que bastante. Paso la mano por mi cabeza. — Y sí, sí ¿Wes también sintió más como yo?. Wamai te dice — apoyo los dos brazos — Wamai conoció a la hembra con ojos de mar — respondo — Ruth, y era de Tarmana — El mar.  Elevo un dedo — Después a la gacela con ojos de niebla, Milka, era de Jambúr. Y estaba asustada — Elevo otro dedo, pero también las cejas, con una mirada algo más inquieta. Ahora veo al tercero ante mis ojos. Wes de las californias. —¿Que te pasa? ¿Wes no descansa bien? — pregunto, tiene cara extraña.

Aparto el plato hacia un lado y en su lugar pongo una mano abierta. Lo miro a los ojos entonces — Dime — Ladeo mi cabeza mostrando como me pellizco la mano, así como Milka hizo en prueba de magias — ¿Tú también lo sientes?  —  le pregunto. Hablemos de suertes.

Notas de juego

Kwa upendo wa Mama Dunia: por el amor de la madre tierra!

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12/04/2016, 18:51
Narrador

El pellizco llega a tu propia piel, en el mismo lugar en el que los dedos del hombre estiran la suya. No es más que una leve punzada pero te hace sentir la magnitud de esa conexión que os une, no sólo en espíritu sino, al parecer, también físicamente.

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13/04/2016, 22:18
Wes Brooklyn

- Entiendo... - Le digo cuando dice que es de África. La distancia entonces no sería un problema, o al menos eso parece, en estos transportes extraños, o conexiones. Asiento cuando me dice que conoció a una tal Ruth, y anoto ese nombre y Tarmana en mi mente. Luego, cuando habla de Milka abro los ojos como platos, como si me acabara de decir algo más sorprendente que estas conexiones que vivimos. - ¿Lo dices en serio? ¿Milka? - Pregunto sorprendido antes de tan siquiera explicarme. 

- Yo estuve con una chica, Morgan, de Nueva York. - Empiezo explicando a mi amigo negro. - Morgan había oído hablar de Milka, aunque no se habían... - Nos señalo moviendo el dedo del uno al otro. - Ya sabes, como nosotros. Le dijeron que Milka estaba en peligro, un tal Buddy Hort. Ese no te suena, ¿no? - Llevo una mano a mi cabeza, domando el pelo y poniéndolo bian hacia atrás. Todo esto es un cristo... 

Me sorprende de repente, preguntándome si descanso bien. Pienso en lo que he tenido esta noche y hace solo un momento y río cansado, sonriendo luego a Wamai. - Podría decirse que no, la verdad. Días intensos... - Le explico sin saber siquiera si comprendería el estilo de vida de un estadounidense por nuestra diferencia de culturas. Ahora se lleva una mano a su piel y la pelliza, y lo jodido es que yo también lo siento. - Joder... - Me quejo más por la sorpresa que por el dolor del acto. Lo miro atónico unos segundos. ¿Como no voy a sentir que confío en ellos... si compartirmos hasta el dolor? - ¿Como sabías eso, Wamai? ¿Dominas algo esta magia? - Pregunto esperando encontrar a un chamán sabio que pueda resolver todo esto. 

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15/04/2016, 01:56
Wamai Saád ú

Me sorprendo abriendo la boca cuando Wes menciona a la hembrita con ojos de niebla — Si si, Milka. Digo en serio — y afirmo como algo realmente importante mientras levanto levemente el panecillo de la hamburguesa para ver que lleva. Comprendo que hay más presencias viajeras, como yo — Morgan —  repito dejando la hamburguesa en paz, mientras veo como Wes me indica la señal de conexión entre ambos. Y no sé que significan todos estos nombres, algún día preguntaré, pero cuando me dice Buddy elevo las cejas — Ooooh Buddy. Wamai desconoce quien es Buddy... pero Milka habló de Buddy y la habitación vacía – informo mis sabidurías al americano que siente, que sabe, y que también recibe magias extrañas... pero no descansa bien. Días intensos — Necesitas col silvestre, Sukuma Wiki. Wes haría bien en recordar — bueno para trabajar.

Tras ver su pequeña reacción al pellizco, sonrío largamente para dar respuesta a sus preguntas — No domino — respondo — Uno sabe de ritos de mi tierra  — Mukuru —Pero no practico magias, y tampoco sé de estas. Me lo enseñó Milka – le digo en cuanto al pellizco.

Entonces paso al mensaje frunciendo los labios. Necesito suerte, Milka necesita suerte, Wes necesita suerte... ¿Morgan y Ruth también necesitan suerte? — Wes atiende a Wamai — le digo — La hembra con ojos de niebla contó que ya la cazaron. Necesita suerte para huír — cazada... esto suena bastante mal en mi cabeza... — En Jambúr, donde los alemanes — digo en donde — Los médicos quieren cortarle el cerebro, dicen que hay un tumor en él — y esto lo digo como quien no sabe a que mbuzis se dedican a hacer los médicos en el primer mundo. Después pongo un dedo en mi sien — Si le cortan a ella, nosotros sentimos. Como el pellizco, pero más fuerte - digo al macho americano.