Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wamai)

Cargando editor
24/01/2017, 07:56
Wamai Saád ú

Doy pasos mirando hacia atrás por encima del hombro, Mukuru, era lógico, había que correr más que un coche, no se podía sin cuatro patas... o ruedas. Trato de mirar al frente — Sí puede — caminar puedo — Jimiyu, Wawa no necesita mula, pero necesitará un par de camisetas viejas más — llevo mi mano de un bolsillo a otro, pasando mi chapa de la suerte. Voy atendiendo a Wes, pero uno no puede expresase bien sin parecer un mono dando vueltas a una pelota — Jimiyu... — elevo el índice y respondo para el macho de las californias como si estuviese hablando para mi propio hermano — Tenemos furgo oxidada y Wamai para afrontar. Jimiyu es apoyo tirador de piedras — Una chapa y una arandela es lo que tenemos, me rasco la cabeza — Trataré de conseguir — solo me viene a la cabeza la vieja.

Miro para las presencias por un instante — Todo saldrá — de igual modo, sean muchos, sean pocos — Wamai preguntará donde la llevaron y buscará ventaja. Contará con las presencias — y Jimiyu. Giro la cabeza hacia mi hermano de nuevo — Hermano, Wawa no será sirviente, pero necesita servicio – Je... sonrío de medio lado — Tu hermano frenó un 4x4 sin ayuda — Wamai es fuerte, y alto! pero ugh — Wamai puede caminar, aunque está cual camino – Hecho polvo. Elevo el brazo señalando hasta el quinto arbusto — Jimiyu se adelanta a buscar furgoneta y vuelve por Wamai. De lo contrario tardaré medio sol en llegar — Sin dejar de caminar me ojeo de arriba abajo indicando que me observe bien, estoy lleno de sangre seca, húmeda, mezclada con polvo, sudor, y una bala dentro.

Cargando editor
24/01/2017, 18:44
Milka Bendij

Bien. Respiro más libre con la respuesta de Wamai y por un momento me despisto y busco a su hermano para cargarle con la responsabilidad de asegurarse que Wamai es buen paciente. Pero no llego a encontrar sus ojos antes de volver a bajar la mirada al suelo y recorrer por el polvo el camino de vuelta a un horizonte apto a mi religión y estado civil.

Cuidalo —pienso para ese hombre al que seguro no necesita de mi consejo para hacerlo, y solo por si sus manos van a temblar tanto como lo harían las mías de tener que entrar en el abdomen de Dallas busco a Wes con la mirada para compartir esa necesidad de saber a alguien pendiente de Wamai y traspasarle parte de esa súplica.

Wamai tiene razón, no puedo servir si no me ayudo y no puedo ayudarme lejos de mi encierro. Camino con ellos, con ambas manos sobre el sentir de la herida y entornando los ojos al sol a pequeñas dosis. Echaré de menos el aire y el calor.

Estoy dispuesta a volver con Aharon cuando escucho a Wes y la palabra "disparo" cubre mi espalda de sudor frío y devuelve frente a mis pupilas los ojos de Annabelle. Sé su miedo y sé que viene después. Mi corazón se acelera con demasiados ecos de sí mismo y mis ojos se adelantan a esa pared cubierta con monótono papel esperando lo inevitable.

Tengo el cuello cerrado, el grito anudado en mis cuerdas vocales me atraganta y me impide avisarla. Grito con la flor escarlata y mis pies recogen las puntas de sus dedos al sentirse mojados de leche.

No —corto a Ariel para acercarme a Wes en el presente y observarle con ojo ladeado de madre y manos inestables—. ¿Un arma? —le pregunto como si fuera incapaz de creer lo que oigo— Eso es muy peligroso —le aclaro por si su madre no tuvo ocasión de enseñárselo—. Wes, por favor, acaba de recibir un balazo, ¿de verdad te parece buena idea ir a por otro?

Cargando editor
24/01/2017, 21:49
Narrador
Cargando pj

De pronto una imagen acude a tu mente, como en un flash que dura apenas un instante.

Ves una especie de club nocturno, desconocido y extraño. El rythm & blues suena de fondo y todo el lugar está decorado en tonos arena y dorados. La iluminación cuidadosamente escogida crea ambientes íntimos en las zonas más cercanas a las paredes pero ilumina la barra y la zona central del local.

Todo en ese lugar parece de calidad, los muebles, las lámparas, incluso la impecable manicura francesa de la camarera que, vestida con un vestido negro que se pega a sus curvas como una doble piel, contempla a los clientes con una mano posada en jarra en su cadera y sus largas pestañas postizas aleteando en un gesto acostumbrado a recibir atenciones.

Allí ves a Morgan sentada en uno de los reservados, junto a un joven moreno que te resulta totalmente desconocido. Él está de pie junto a la mesa y, curiosamente, es su voz la que parece estar canalizando esa imagen que recibes directa en tu mente.

—Milka... Milka... ¿Milka estás ahí? —repite, como si no estuviera del todo seguro de lo que está haciendo.

Cargando editor
25/01/2017, 01:38
Montu búh "Jimiyu"

Jimiyu asiente repetidamente a las palabras de Wamai, prestándole toda su atención. Sus ojos se desvían en varias ocasiones hacia ese lugar en su abdomen en el que la sangre va tiñendo lentamente la camiseta que a él le falta, pero cada vez vuelve a subir la vista y mover la cabeza en vertical. Lo mira con intensidad, como si además de entender lo que dice por los oídos necesitase hacerlo también por los ojos.

Su expresión es trasparente y deja claro que no termina de seguir a su hermano cuando este empieza a hablar de la furgoneta y de todo lo demás. Cambia el peso de una pierna a la otra, inquieto, hasta que llega la mención al 4x4. El chico sonríe de medio lado con la broma que le cosquillea en la lengua, pero debe tomarse muy en serio la situación, ya que la mastica y se la calla por el momento.

—Jimiyu se adelanta y correrá como una gacela. ¡No! Volará por encima del camino para llegar cuanto antes —asegura, con un nuevo asentimiento, más firme aún que los anteriores—. Como si tuviera alas de águila. Y Wawa mientras tanto se mantendrá despierto y alejará las fiebres. O si no —continúa, ampliando su sonrisa—, no podrá contarle a Nyah que paró un trailer de diez ruedas.

Y con esas palabras gira sobre sí mismo y se echa a correr por donde vinisteis.

Cargando editor
26/01/2017, 22:34
Wes Brooklyn

La preocupación de Milka me hace ver de nuevo, al perder la perspectiva, que Wamai ya está herido. Mi boca se vuelve una línea dura mientras lo veo, herido, y su dolor se hace mío de nuevo al sintonizar con él. - Tienes razón, pero... Es lo único que le queda. - Dejo una pequeña pausa. - No puede dejar que le pase nada . Sufriría más con la culpa que con las balas. - Sueno intenso al decir eso, y bajo la mirada. - Yo sé de eso... - Cualquiera de los dos, en sintonía conmigo, podría sentir una gran culpabilidad que me cubre al pronunciar esas palabras sombrías.

Levanto la mirada de nuevo y chasqueo la lengua. - Ahora no va a pasar eso: estoy yo aquí. Con el factor sorpresa y un arma... Yo pilotaré a Wamai y le ayudaré a hacerlo real. No te preocupes por eso. Ponerlo en peligro, si creyese que va a ser peor el remedio que la enfermedad, es algo que no haría. - Jimiyu se adelanta entonces a robar un vehículo, y me giro hacia Wama. - Confías en mi, ¿verdad? Sé que no eres violento, pero ahora es el momento de tomar represalias y hacer lo que toca. 

Cargando editor
26/01/2017, 22:49
Milka Bendij
Sólo para el director

Todavía con la conversación pendiente con Wes, abro mucho los ojos y giro la cabeza a un lado y a otro, confundida. Al ver a Morgan también mis pupilas se dilatan y la sensación de su caricia vuelve a mi pelo.

Mi mirada se centra en el hombre que me hace llegar su voz pero mis palabras, en descortesía que considero justificada la llaman a ella.

¡Morgan! —aparto una mano de mi abdomen para apoyarla en el antebrazo de Wes en un gesto que habla de casualidad e ilusión—. ¿Va todo bien? —pregunto y desvío mi mirada a Wes para indicarle solo con los ojos que no hemos terminado de debatir ese plan.

Aun así cuando busca soporte en Wamai, levanto un dedo sin soltar mi mano de su brazo pidiendo un minuto y concediéndole a él dos para calmar sus emociones recordadas. Yo sé de eso. Hago una pequeña y maternal friega en ese punto que ocupa mi mano — Yo también confío en ti —le susurro solo para que lo sepa.

Luego devuelvo la mirada a Morgan y al moreno.

Notas de juego

Cargando editor
27/01/2017, 09:12
Wamai Saád ú

Eso es Jimiyu, el viaje de los regresos. Mientras éste marcha uno persigue sus pasos con la mirada.

Por su parte, al igual que la hembra con ojos de mar la reacción de la hembra en peligro me provoca un revoloteo de curiosa extrañeza bajo la inocente ignorancia de mi cultura, hacia otras. Levanto un indice hablador, pero mis ojos voltean entre la preocupación de Milka y la puntería de Wes. Palabras cruzadas, sabias, para sensaciones unidas — Sentir es bueno, sentir es vida. Todos queremos igual — Wamai valora el equilibrio. Con Jimiyu fuera de escucha, y tras un respiro, no de alivio, si no de pura locura... hablo en claro para mis presencias. Intercalo miradas entre ambos — Wamai es Wamai, Wes es Wes, Milka es Milka, pero al final todos son todos — poso una mirada en Milka buscando tanta complicidad como la busco cuando miro para Wes. Trato de explicar — Nyah es fuerte, aquí las hembras saben pero no muestran, ella piensa. Ella es lista — insinúo, de algún modo, que todo saldrá mejor de lo que parece. Ahora salió mal, pero saldrá bien — Tal vez debamos pensar en ayudar a Milka a huír, sé que puede haber dos Wamais. Es complicado, pero uno lo probó con la hembra con ojos de mar — lo digo elevando dos dedos con seguridad, pero lo digo con ojos claramente preguntones. 

 Tras vendarme de verdad pensaré en las magias — asiento — Wamai confía. Confiad en Wamai — Vuelvo a mirar atrás, por si las moscas.

Cargando editor
27/01/2017, 11:35
Milka Bendij

Todavía con la conversación pendiente con Wes, abro mucho los ojos y giro la cabeza a un lado y a otro confundida por ver a Morgan.

No ha sido más que un instante en el que probablemente Dios haya tirado de nuestra costura pero yo me entretengo un poco más en la imagen, recordando su caricia, sus inquietud y ansia de libertad, también mía.

En mi memoria, mi mirada se centra en el hombre que me ha hecho llegar su voz y analizo sus palabras mientras aparto una mano de mi abdomen para apoyarla en el antebrazo de Wes en un gesto que habla de ausencia y regreso.

Parecían buscarme, y si no fuera por el entorno dejaría creer a mi corazón que están en el hospital y que pueden sacarme de ahí. Dejo caer mis párpados buscando más de cerca la expresión de Morgan, necesito saber si está bien, si necesita mi ayuda y dónde debería estar.

Al levantar los párpados, mis pupilas suben con ellos hasta las de Wes al que miro con la misma seriedad con la que aseguro que no vamos a tener un perro en casa.

Kurt siempre dice que mi pasado no es mi presente, y de todas las verdades que dice, ésa siempre me ha parecido la más errónea. Pero lo que sí es cierto es que mi pasado no debe ser el presente de mis hijos. Y es evidente que el pasado de Wes está tomando el control de su presente.

Le dedico entonces una pequeña y maternal friega en ese punto que ocupa mi mano en su antebrazo animándole y apoyándolo a calmar sus emociones recordadas. Yo sé de eso.

Yo también confío en ti —le susurro solo para que lo sepa y antes de poder pedirle que no obstante piense con claridad antes de decidir, escucho a Wamai y me entorno también hacia él—.

Sus descripciones me hacen sonreír encontrando no solo razón sino también moraleja y finalmente asiento.

Confío —prometo satisfecha con la idea de que primero procure sanarse—. Creo que ahora hay dos como yo, una aquí, y la otra duerme en Harmbug. Creo, también, que no necesitamos preocuparnos por mi huida. Mi marido me liberara en cuanto Blumer desenmascare a la doctora Geller —digo intentando convencerme a mi misma—.

Miro entonces a Wes, apartando mi mano — Quiero quedarme, pero necesito volver. Por favor, seguid el plan de Wamai.

Cargando editor
31/01/2017, 09:37
Wamai Saád ú

Confiad. Doble Milka, eso es. Hay más. Wamai quiere saber sobre las magias y observa al macho de las californias con semblante dudoso, mientras me presiono la herida, elevo las cejas... ¿hubo doble Wes, también? ¿lo hay? Los deseos de uno son fuertes, seguro puede hacer viajes espirituales controlados, quizá dobles. La frágil gacela en peligro tiene respaldo, pero añado un pequeño susurro de fuerza – Si Milka necesita mentes para su mente piensa en Wamai – me muestro dispuesto a ser sus ojos invisibles, al menos... en cuanto me cambie de ropas. Seguro volveremos a vernos.

Cambio la mirada hacia el macho de las californias - Mi hermano volverá pronto, mis piernas agradecerán a Ngai, y entonces planearé plan de machos con precaución de hembras - mi ejercito somos uno y medio – Regresas si deseas – al igual que Milka, asiento – Wes conecta si necesita – Wamai acude - Ahora de ahora, uno pretende llegar a alguno de los cruces – señalo hacia delante, lo que antes era hacia atrás - y esperar - Mukuru, esperar.

Cargando editor
31/01/2017, 19:27
Milka Bendij

Siempre lo haré —prometo con la verdad más absoluta. Estoy segura de que el ofrecimiento y consejo de Wamai saltarán en mi cabeza cada vez que vea el sol o huela el polvo, como sé que estará presente en mí en toda mi espera de ese documento, de su lectura y de la disculpa de Aharon. Estará mientras mi corazón siga acelerado, nervioso y deseoso de abandonar ese hospital. Como lo estarán todos. Nosotros–.

Vuelvo a echar un ojo a su herida mientras tiñe la cautela conseguida con aquello de añadir un plan de machos, no de hombres, de nueva preocupación. Dios quiera que solo se raspe una rodilla.

Cuando estés a punto de hacer algo que Nyah no haría, piensa en mí.

Miro a Wes y hago una señal con la mano que indica el futuro.

No miréis a nadie a los ojos, no confiéis en los médicos ni con los federales de nueva york —repaso de ir a casa—. Y manteneros a salvo —pido cierro los ojos para recibir el horror de la vía—.

Notas de juego

A casita. Os añoraré.

Cargando editor
31/01/2017, 20:58
Wes Brooklyn

El modo en el que hablan Wamai y Milka es realmente tierno, y sé que ese tipo de relación no podríamos desarrollarla ni en una vida entera si no fuese por este lazo invisible que nos une. Relajo mi expresión, siempre cargada de palabras y pensamientos de como resolver las cosas de manera absoluta con violencia. Quizás ahora este no sea mi lugar. 

Empiezan las despedidas, parece que Milka se va al empezar a estar en dos sitios a la vez: una de las sensaciones más raras que he tenido yo también... - Wamai, a mi también me requieren en mi ciudad. - Le digo apoyando una mano en su hombro, al ver que está decidido a seguir solo su camino. - Sé que te apañarás, pero no repares en pedirme ayuda si la cosa se va de mano, ¿entendido? - Le ofrezco con total autenticidad otra mano para un futuro problema.

Me giro entonces a Milka, y cuando nos da esa advertencia de en quien no confiar sonrío como si hubiese un chiste que solo yo entiendo en sus palabras. - No me dejaré coger, estoy protegido en mi tierra. - Digo con seguridad. Ahora me dirijo a los dos. - Ya sabéis, cualquier cosa, me mandáis un toque y vendré. - Sonrío tranquilo. - Hasta otra...

Notas de juego

Yo también me despido!

Cargando editor
31/01/2017, 23:01
Narrador

Con esas últimas palabras de cálida despedida, los tres os sentís un poco diferentes. Mientras ese hilo que os sostiene unidos comienza a hacerse más fino los tres sabéis que en esta ocasión no sentiréis esa soledad de cuando uno de vuestros compañeros os abandona. Esta vez será diferente. Mejor.

Tenéis la certeza de ninguna de los tres está solo, pero de una forma distinta a cualquiera que hayáis sentido antes. Cada uno acompaña a los otros de una forma que no sabíais posible. Una parte del interior de Milka y Wes está atada en el interior de Wamai, así como una parte de Wamai está atada en ellos.

Notas de juego

Esta bonita escena de empatía sensate os ha regalado un punto de Fatiga a cada uno. :)

Cargando editor
31/01/2017, 23:03
Narrador
Cargando pj

En cuanto cierras los ojos no pasan ni dos segundos antes de que notes el cambio en el ambiente. Es extraño sentirte así, pero de alguna forma también es natural. Y sobre todo reconfortante. Esta vez no te han arrancado de tu lugar, sino que te has deslizado suavemente y sin dolor hasta que sientes que has regresado a tu mundo.

El sol deja de convertir la negrura de tus párpados en un tono cálido y rojizo y los sonidos del aire libre se cambian por el silencio aséptico. Lo último que desaparece es el aroma a café, al tiempo en en que te recogen unas sábanas que ya conoces pero cuyo abrazo no es el del hogar.

Cargando editor
31/01/2017, 23:04
Narrador
Cargando pj

El cambio sucede en apenas un pestañeo. De repente los rayos de sol caen sobre tu piel y el aroma del cafetal te envuelve y un instante después tus ojos se abren a la oscuridad de otro lugar. La blandura de unas sábanas conocidas te arropa y el olor a gasolina y madera que parece impregnado en las paredes de la casa-club te recibe de vuelta a tu cuerpo.

Es extraño sentirte así, pero de alguna forma también es natural. Y sobre todo reconfortante. Esta vez no te han arrancado de tu lugar, sino que te has deslizado suavemente y sin dolor hasta que sientes que has regresado a tu mundo.

Cargando editor
31/01/2017, 23:04
Narrador

Un instante más tarde algo cambia a tu alrededor. Prácticamente puedes sentir aún la caricia de Milka en tu brazo, aunque sabes de sobra que ya ha pasado ese momento en que la realidad se convierte en recuerdo.

Es extraño sentirte así, pero de alguna forma también es natural. Y sobre todo reconfortante. Estas presencias son distintas entre ellas como el día y la noche, pero no te cabe duda de que están unidas a ti por un vínculo tan fuerte como el que te une a ti a ellas.

Un par de inspiraciones más tarde el mundo va volviendo a ser el que era. Un pájaro rasga el aire con un graznido en ese momento. Continúas en ese camino polvoriento y castigado por un sol que ya no se molesta en intentar quemar tu piel curtida por los años de trabajo bajo sus rayos. Jimiyu probablemente tardará todavía un rato en aparecer con la furgoneta para recogerte, pues por rápido que corran sus pies, tiene un largo trecho de ida hasta llegar a la comunidad.

Notas de juego

Vamos a hacer un salto hasta que vuelva Jimiyu a recogerte, así que en tu post narra tus intenciones hasta entonces, porfis :3.

Cargando editor
03/02/2017, 07:09
Wamai Saád ú

Así siento y asiento. Wamai entiende. Ambas presencias desaparecen dejando frases entre sensaciones tan complicadas como cercanas a mis pensares sobre la gran madre tierra, pero esta vez no siento ese frío en el pecho. Cuando se van me quedo quieto durante un insignificante instante, y no tardo en elevar el antebrazo para librar media cabeza de sudor, y continuar caminando — Magias — niego sacando otra sonrisa dolorida, todavía noto el “eco” del tacto de la hembra, seguido por el macho, respaldo espiritual de seres blancos, quién lo diría, y que además uno guste de ellos — Magias — repito de igual modo. Blancos. Ahora Wama sabe más.

En mis solitarios pasos ultimo alguna mirada más hacia el 4x4, de lejos, dudoso en regresar y con cierta rabia que no acumulo gracias a los resoplos. Nyah, Wamai intentó. Algo encorvado y sudoroso, uno debe volver sin salirse del camino para que los ojos de Jimiyu no lo busquen, lo encuentren. Quiero que me deje tan cerca de la vieja puerta de casa que apenas pueda abrir la puerta de la furgoneta, así... nadie me verá con estas pintas de haber peleado con dos tigres y un Jabalí erizado. Mukuru, que llegue ya.

Por lo pronto me limito a caminar y caminar. Si me cruzo con algún aldeano fuerzo una sonrisa educada, si me curiosean les hago entender que estoy más fuerte que un guerrero Samburu. Recorto distancias con mi hermano, si no me coge caminando y el cansancio me empieza a traicionar -de más- lo esperaré sentado debajo de algún viejo letrero.

Notas de juego

Pues a recortar distancias y/o esperar ^^

Cargando editor
03/02/2017, 23:08
Narrador

Pasas un buen rato caminando bajo el sol y en ese tiempo sólo te cruzas con un par de coches que circulan en dirección contraria. Reconoces uno de ellos: es el que usa un blanco que llegó unos años atrás a la ciudad y que se pasa cada cierto tiempo por vuestra zona.

La primera vez que llegó lo hizo con todo tipo de promesas para aquellos que trabajasen para él en su fábrica de calzado. Jimiyu estuvo a punto de seguirlo y sólo la desconfianza de vuestro padre le detuvo. Con el tiempo las promesas no fueron más que eso y ese hombre demostró que sabía fabricar más mendigos que zapatos. Aún así seguía siendo alguien con dinero y se movía por todas partes como si creyera que no le iba a pasar nada. Era engreído y se movía a todas partes con una libreta en la que apuntaba todo, pero no sabía gran cosa. Mfukoni Shimo, le llamaban, por lo fácil que era robarle, aunque todo el mundo decía que él creía que significaba Fiero León.

Aunque los primeros minutos de camino se habían hecho más o menos llevaderos, los últimos son insoportables. La herida de la bala empieza a arder como si estuviera bajo el sol de mediodía y al final estás sudando tanto que casi podrías resbalar. No hay ningún letrero que te sirva de cobijo ni de ayuda, pero al final acabas por encontrar un árbol justo a la orilla del camino. Tiene el tronco grueso y está ahí, en medio de la nada, como si se hubiera perdido. Sabes que caminando como lo hacías apenas has recorrido la mitad del camino, pero pronto debería llegar Jimiyu.

Un par de minutos más tarde, por donde debería venir tu hermano, ves llegar una enorme nube de polvo. Se mueve despacio y justo en el medio de ella sobresale algo rojo. Achinando los ojos acabas por identificar un tractor, y conforme este se acerca te das cuenta de que tu hermano está montado en él junto a un hombre que debe tener la edad de vuestro padre. La sonrisa de Jimiyu parece ocupar toda su cara y cuando ya está llegando a tu posición se baja de un salto. Le ves salir de entre la nube de polvo con la tos en la garganta y los ojos rojos, pero la felicidad llegándole hasta las orejas.

Notas de juego

Mfukoni Shimo: Agujero en el bolsillo.

Cargando editor
03/02/2017, 23:33
Montu búh "Jimiyu"

—¡Wawa! —exclama cuando aún está a varios pasos de ti mientras se acerca corriendo—. ¡Wawa! —no tarda en repetir, deteniendo sus pasos y su voz al llegar a tu altura.

En ese momento tu hermano te tiende una mano, dispuesto a ayudarte a levantar así si no necesitas más que eso. Entonces señala con la cabeza al tractor, que aún está llegando a vuestra posición.

—Maundu tiene un tractor —indica poniendo en voz alta lo evidente, a pesar de que no sepas quién es ese hombre—. Jimiyu lo encontró atajando por el campo. Dice que nos lleva, y sólo quiere que le cuentes tus magias a cambio.

Cargando editor
05/02/2017, 19:49
Narrador

Mientras tu hermano habla una sensación imprevista empieza a crecer en ti. Parte de tu vientre, calentándolo a fuego lento, y poco a poco se va extendiendo con un ritmo pulsante. Es como si con cada uno de tus latidos creciera un poco hasta llegar a tus hombros, tus manos y tus piernas. Es un sentimiento agradable y lánguido, pero también firme y ligeramente salvaje. Se trata de un cosquilleo placentero que envía señales por tu cuerpo, uno que poco a poco se va volviendo más y más sexual hasta que tu respiración empieza a verse afectada, haciéndose más densa y pesada. Incluso puedes recrear con total precisión un aliento entrecortado jadeando en un contrapunto perfecto con el tuyo.

Estás caliente, vaya si lo estás. No recuerdas cuándo fue la última vez que estuviste tan excitado como ahora y no necesitas tocarte para saber que la tienes dura como una piedra. Sientes tus ánimos inflamados y una fina capa de sudor cubriendo todo tu cuerpo. Y la cosa no se detiene. De repente sientes algo más, un creciente y frío camino que eriza tu piel, como si alguien estuviera recorriendo con un hielo tu pecho y tu ombligo hasta acercarse a tu sexo. Y es tan extraño estar notando esas cosas como el hecho de sentir que no hay nada malo en ello. Tu mente parece dispuesta a apagarse durante algunos segundos, inundándose poco a poco de ese placer del que ni siquiera eres dueño.

Cargando editor
06/02/2017, 08:15
Wamai Saád ú

Wamai se sienta y respira un poco. Tras un buen rato apoyado en el árbol como un trapo sucio tendido, veo venir esa nube de polvo en la cercana lejanía, y mi mirada no busca más de lo que podría encontrar tras avistar el vehículo del blanco Mfukoni Shimo con anterioridad, al menos... hasta que diferencio a mi hermano sobre un tractor ¿un tractor? Tras achinar los ojos estiro el cuello para fijarme más. Y tras un salto, ahí viene el chico.

De esto modo no podré entrar silenciosamente en la comunidad, pero tiene ruedas — Vale, vamos allá Jimiyu — sostengo la mano de mi hermano y me aúpo con su propia fuerza — Wawa le cuenta lo que quiera a Maundu — me muestro conforme mientras le palpo cariñosamente la nuca, no creo que las advertencias de Milka se apliquen a tractores rojos y tengan una apariencia cercana a Padre. Con una palma a modo visera y la otra volviendo a sostener mi balazo, busco la cara de este anciano para ofrecerle mi más respetuosa sonrisa.

Pero de pronto ¿Mukuru? irrumpen nuevas sensaciones en mi cuerpo. Las que hubiesen sido mis próximas palabras se quedan en un par de gestos confusos que buscan a... a... ¿a quién? — Uh? — Me regocijo en un momento de extrañeza, pero no frena, la mente que uno lleva por cartera cuando visita la calle de Wangera empieza a presentarse con las repentinas energías de cualquier mañana. Vuelvo a sobrepasar mi antebrazo por media cabeza, tratando de ignorar los primeros cosquilleos, pero mi estado de Wama-erectus coge fuerza inevitablemente con cada segundo que pasa.

Este placentero zumo de mentes me hace dar algún que otro paso de lado — Hermano, esto... — además de algún suspiro bastante hilarante —... esto... — y por momentos me aprieto la entrepierna con ambas manos como si me estuviese meando — ...esto... — pero es evidente que la mirada me funciona a base de espasmos.

Esto... ¿La mirada solo?