Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

ANTE LA CASA LORRIMOR.

Me encontraba fatal, y mientras Konrad seguía hablando, me había metido en el saco. La ira me había gastado lo poco que me quedaba y no era capaz de montar la tienda. Dí la espalda a ambos hombres, aunque no era mi intención dársela a Gruñido, pero no sabía ya muy bien lo que hacía. La imagen de Konrad se distorsionaba en mi mente, una mezcla de él y de aquella bestia que moraba en su interior. Que se reía de mí.

¡Eh, bruja! Este problema no lo tendrías con una rata, ¿verdad?

Konrad se transformaba en Tsathoggua. Abría su gran bocaza y se reía. Se reía.

Así te tratan a ti. Como una rata...

Tiemblo y me agito dentro del saco. Intento hablar, pero sólo consigo pronunciar sílabas sueltas. El calor del lobo parece calmarme un poco, pero siento su tensión y escucho sus gruñidos, lo que no me permite relajarme y caer en un sueño reparador.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Kendra acudió a la puerta con urgencia, se había dado cuenta de lo que pasaba fuera y había visto algunos vecinos alarmados contemplando la escena de Sascha acampada en el suelo junto al lobo.

-¡Venga, venga! ¡Pasad aprisa! ¡Gruñido, trae a tu hermana! -No estaba segura de que Konrad estuviera diciendo toda la verdad, pero si seguían fuera algo malo podía pasar y quería evitarlo a toda costa.- El Señor Janos no está, se ha retirado a su habitación. ¿Quiere que vaya a buscarlo?

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

CASA LORRIMOR.

Ya sentía en su sangre el calor de la batalla y las ganas de contienda, deseaba ir a la prisión y esperaba poder encontrar allí algo o alguien a quién poder culpar de la muerte del viejo Profesor Lorrimor para machacarlo sin piedad. La muerte de su amigo debía ser vengada, de hecho no sabía a ciencia cierta si podía ser vengada porque ignoraba como había ocurrido pero deseaba que se pudiera vengar pues era la única forma en la que él sabría afrontar una pérdida así. Estaba en pie y deseoso de partir, le hubiera gustado poder hacer algo para entretenerse como iba a hacer Janos o preparar sus pertrechos para la visita a la prisión pero por desgracia todo lo que necesitaba lo tenía ya encima, sus armas y las ganas de usarlas.

Sin embargo las palabras de Konrad detuvieron su ímpetu, su gesto se endureció mientras escuchaba lo que decía el noble que había adoptado a sus dos hermanos entre sus siervos. No entendía demasiado bien que le había sucedido a Sascha y que motivo la había llevado a marcharse de la casa y volver enferma. En su afán por rastrear los últimos pasos del profesor había ignorado casi todo a su alrededor.

—Voy a por ella, la dejaremos descansar aquí mientras nosotros estamos en la prisión puede ser peligroso y no tiene sentido exponerla.

Tras terminar aquellas palabras tomó su manta de invierno que había dejado en el sillón en el que había hecho guardia la  noche antes de ser enviado al otro lado y esperó a que Gruñido le acompañara, a tenor de las palabras de Kendra. Salió al exterior a buscar a la pelirroja y al dichoso lobo con la manta sobre el hombro.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

JARDÍN DE LA CASA LORRIMOR.

Gruñido sigue a Konrad con paso vacilante debido a las cajas destempladas con las que ha dejado fuera del calor de la casa a Sascha. El frío no la mataría, no cuando habíamos pasado inviernos casi al raso protegidos por cuatro tablas mal puestas. Pero parecía débil, algo anormal en la mujer, y no le vendría bien estar fuera.

Le tendió sin mediar palabra la comida, examinando en cuclillas tanto a la mujer como al lobo de salvaje aspecto que yacía a su lado. Parecía que la atención del animal estaba puesta en Konrad al que examinaba con un brillo fiero, y eso dio al semiorco la oportunidad de examinarlo detalladamente. Al igual que con las estirges la impresión era que un aura sobrenatural rodeaba al lobo, más la impresión no podía ser más diferente. Mientras que en los voraces voladores sólo percibía hambre, en el lobo podía percibir… sí era como si fuera Sascha trasformada en lobo. Parecía como si sus pensamientos y sentimientos resonaran en el formidable animal.

Gruñido se sonrío en silencio cuando su hermana habló de darle pan y queso en vez de huesos. Los canes trituraban huesos como ella sorbía mantequilla caliente, así que en realidad el animal agradecería más comer aquello que sin duda había comido toda su existencia. Luego el intento de acercamiento por parte de Konrad hizo contener el aliento al chófer. Lo único que impediría que el Amo perdiera la mano es que hubiera mucho de Sascha en el lobo. Luego el amo Konrad se aleja en dirección a la casa.

– Grwwllll… Lobo ser como Sascha, ¿por eso gruñir Gruñido? –

Un gesto algo cómico con ojos bizqueantes sorprende a la mujer con un toque de humor, y es que Gruñido sabe que no debe sonreír porque podría ser tomado como un gesto agresivo por el animal. Una vez oye las instrucciones que vienen de la casa con unos movimientos suaves, recoge a Sascha, su saco y su manta del suelo y se dirige hacia la casa con ella en brazos. No recordaba que pesara tan poco, o quizás es que los años han dado al semiorco una fuerza que hace que el peso de la mujer apenas sea notado. Con el lobo caminando a un lado sin perderle de vista, se dirige a la mansión Lorrimor.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

JARDÍN DE LA CASA LORRIMOR.

Un cargado Gruñido traspone el umbral de la mansión Lorrimor. Lleva en brazos a Sascha, que está en un saco de dormir y cubierta con una manta. Su aspecto no es muy saludable ya que la mujer parece pálida y aterida. Sin duda el calor de la casa será algo de agradecer. Tras ellos entra el lobo que acompañaba a la mujer anteriormente, que no se separa de ella ni un segundo. Parece que observa con cuidado los movimientos del semiorco por si fuera una repentina amenaza contra la pelirroja mujer.

– Gracias por dejar entrar señorita Lorrimor, no pasar nada, usted ver… Grwwwllll. –

Con un cabeceo de asentimiento a Velkan a quien ve manta en mano, el semiorco lleva a la mujer a las cercanías del fuego, donde la deposita destapándola un poco para que reciba la caricia de su calor. Luego Gruñido toma una bolsa del cinto de Sascha, la que contiene sus hierbas. Le ha visto prepararlas durante años y sabe que una infusión caliente será algo que agradecerá.

– No mover Sascha, Gruñido preparar trago de hierbas para que tú coger fuerzas. –

Tras eso el chófer se dirige a la cocina donde se escucha el traqueteo de perolas.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

JARDÍN DE LA CASA LORRIMOR.

Aún riéndose, Tsathoggua se aleja. Mi cuerpo se relaja mientras su risa va perdiendo fuerza. Algo me atrapa el cuerpo, me envuelve, me hace sentir encerrada pero no estoy muy segura de querer liberarme. Hay un momento de vacío, de tranquilidad, al menos hasta que comienzo a escuchar de nuevo movimiento cerca de mí, e intento ver quién se acerca. Esta vez es Ithaqua. Enorme, el frío le rodea. Quiero moverme y escapar, pero no puedo. Me coge, me levanta como si yo no pesara nada, con una sola de sus manos. Quiero luchar contra él, pero no puedo. Es demasiado grande, y yo sigo atrapada.

Siento movimiento, un cambio. El primigenio me lleva a su terreno, a otra dimensión, tal vez. Me deja en un lugar duro, un altar, quizás. Esta vez el sacrificio soy yo. El cuerpo entumecido comienza a doler. Parece que me clava agujas ardiendo. Siento un desagradable cosquilleo, mis músculos demasiado tensos, antes anestesiados por el frío, ahora sufren espasmos.

Y el Dios no me quita ojo.

Quiero gritar, pero tampoco puedo, y eso me agobia. Ya no tanto por el dolor, que me doy cuenta de que se va pasando, si no porque la imagen de Ithaqua comienza a ser más nítida, parece tangible, y temo que sea para poder devorarme. Pero cuanto más nítida se hace menos se parece a él. Está encogiendo, y transformándose en otra persona...

- Gruñido, Gruñido...

El calor es cada vez más agradable, y un sueño tranquilo me alcanza. Siento algo suave, algo vivo que se tumba a mi lado. Siento su preocupación, y su confusión. 

Está cueva es extraña. No huele a humedad, ni a tierra, y estos animales huelen a miedo, y sé que cuando huelen a miedo son peligrosos. El fuego tampoco me gusta. Es lo que siempre han usado para alejarme, para amenazarme, como esos otros lobos o los palos que vuelan rápido y se clavan. Pero no puedo alejarme de ella.

Un olor conocido, agua caliente y hierbas, me hace volver a la realidad. Me doy cuenta de que estoy en la casa, cerca del fuego, y que una de mis manos está sobre el lomo del lobo, acariciándole de forma casi involuntaria, como un reflejo.

Muevo la cabeza y veo a los demás. Con tanta gente aquel lugar vuelve a parecer pequeño. Hago un esfuerzo y me incorporo hasta quedar sentada, y salir del saco.

- Eucalipto. - Cojo el vaso y respiro el vapor unos segundos antes de empezar a beber. - Gracias, Gruñidito.

Velkan, no vamos a irnos a Piedra Alzada. Sascha se queda porque está enferma. El lobo se queda porque... ¡los dioses sabrán por qué permitimos que se quede! Y Kendra se queda porque esta es su casa. No podemos dejar a Kendra aquí con un lobo, ni vamos a desentendernos de un problema que nosotros mismos hemos ocasionado, así que... ya lo ves, todos nos quedamos.

El Doctor Vandel dejó escapar un suspiro de desaprobación. Después se fue acercando a las sucesivas ventanas para correr las cortinas y ponérselo difícil a los entrometidos.

Veo dos salidas a este desaguisado...

La primera. Acudimos a solicitar ayuda a Alendru Ghoroven y le damos dinero para que cuente el rumor de que el lobo es efecto de un pergamino que le compramos. Hay huellas de lobo, así que no podemos decir que sea una ilusión. Un pergamino transformó a uno de nosotros en lobo. Era necesario, diremos, porque necesitábamos del olfato de un lobo para seguir el olor a Estirge y asegurarnos de que no hubiesen puesto huevos en la orilla del río.

Y la segunda. No hacer nada, esperando que la niebla amarilla se lleve pronto a Sascha. Cuando el lobo no la vea, y se ponga nervioso, nos atacará. Así podremos matarlo en defensa propia sin herir la sensibilidad de la chica amante de los animales. Desollaremos el lobo y pondremos a secar la piel en el jardín, para que todos vean que ya no hay amenaza. Solo espero que en la lucha el lobo no mate a Gruñido, Velkan o Konrad-quizás citando los nombres de los más estimados por la salvaje, la mujer entraría en razón sobre la idoneidad de tener un lobo como mascota.

Resaltó en su segunda opción el hecho de que esto podría ponerse peor. Y no solo si Sascha se "iba" dejando a la bestia atrás... A ningún padre le gustaría que sus hijos jugasen cerca de un lobo. La gente se podía llegar a poner legítimamente muy violenta si no se resolvía todo de la manera más rápida posible.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

JARDÍN DE LA CASA LORRIMOR.

El semiorco llegaba con una bandeja que tenía una tetera y una humeante taza en dirección a Sascha mientras el Doctor daba su discurso. Dejó la bandeja al lado de la mujer pelirroja mientras se aseguraba de que asiera el vaso con gesto amable.

Mientras se incorporaba llegó la última parte de la perorata incongruente del Doctor. En ese momento se da la vuelta mientras posa una mano en el ominoso machete que cruza parte de su hercúleo pecho.

- Sólo decir que ahora lobo ser Sascha y Sascha ser lobo. Si alguien hacer daño a cualquiera, ser lo último que hacer... Grrrrrwwwlll. -

El gruñido que sale del pecho de Gruñido poco tiene que envidiar al que pueda rugir el lobo, que mira con curiosidad al sombrío semiorco.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Gracias a la infusión que tomaba poco a poco, y del calor del fuego con el que volvía a sentir mis extremidades, iba espabilando a pesar de la falta de sueño. 

Intentaba mantenerme relajada, pero escuchar hablar a Kendra hizo que me pusiera alerta como un animal desconfiado. 

- De eso nada. Yo no me quedo aquí. 

Esas palabras son pronunciadas suavemente, pues la mujer ya estaba bastante asustada, pero con convicción. Sin embargo, tras escuchar a Querio, el tono cambia completamente. 

Le miré durante unos segundos, esperando que el hombre se echara a reír y dijera que evidentemente era una broma, pero no lo hizo. Entonces, aparté la mirada de él, lentamente, para ver el lugar donde iba a apoyar el vaso vacío de la infusión, igual de lentamente, y con una calma fría, demasiado, y aquella conocida ira reflejada en la mirada, sólo en la mirada, como si los siempre inquietos ojos fuesen independientes del resto de músculos del cuerpo, volví de nuevo la cabeza hacia el Doctor. 

- La primera. 

Dos palabras que podría decirse que ni siquiera forman una frase. Una autoritaria sugerencia. Un desafío. Ganas de comprobar si Vandel tenía intención de morir aquella mañana. 

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POCO DESPUÉS DEL AMANECER

JARDÍN DE LA CASA LORRIMOR.

-Sí, por favor, Kendra. Ve a buscar a Janos.-Y una vara, si tienes.-  Sascha necesitaba asistencia, o al menos alguien que confirmara que sólo estaba cansada por haber pasado la noche a la intemperie.

Konrad elevó los ojos al cielo pidiendo paciencia pero sólo se topó con el techo del salón de la casa del Profesor. los dioses no iban a ayudarle con aquella situación. Como buen noble tendría que gestionarlo por sí mismo.

- ¡Gruñido, Sascha!- Habló con firmeza, la justa para que entendieran los dos salvajes que ya bastaba. Su comportamiento estaba abochornándole un poco. Mejor que le dejaran a él las palabras y ellos se dedicaran a sus tareas. Sascha hablaba de ir a Piedra Alzada en su estado y Gruñido emitía una poco velada amenaza hacia el Doctor.- Nadie va a matar al lobo porque el lobo no va a atacarnos. Fin del problema.- Las habladurías de la gente de Ravengro le traían sin cuidado.- Al menos de ese. Sascha ser lobo...ejem...lo que quiero decir, lo que ha tratado de explicar Gruñido- Con la facilidad de palabras de un loro.-es que hay un vínculo entre ellos más allá del de una mascota con su dueño, Doctor. Seguro que usted lo comprende y sabe de qué hablo.- No se creía ni él mismo lo que estaba diciendo pero confiaba en que Sascha no se la estuviera jugando. La conocía bien.- Me apuesto lo que quiera a que si las nieblas se llevaran a Sascha, ese lobo desaparecería con ella.- Kendra proponía que Sascha y Alarico se quedaran con ella en la casa menos los demás iban a Piedra Alzada.- Como he dicho no quiero separarme de Alarico. Si vamos a ese lugar tendrá que venir con nosotros también. No quiero que mi hermano aparezca en un estado lamentable, como en el que vino a nosotros él, y yo no esté para ayudarlo. Con respecto a Sacha...parece que ya se va encontrando mejor...- Dijo con algo de sorna. Quedaba esperar ver si Janos podía hacer algo por ella. Si había algo que no quería Konrad era ir a piedra Alzada sin sus más cercanos allegados.

Sí, sí, un vínculo. Si eso lo entiendo...

El Doctor Vandel puso la mano en el antebrazo de Konrad y tiró suavemente para llevárselo a la cocina. No quería minar la autoridad de Konrad delante de sus sirvientes. También bajó un poco el tono de la voz, pero con el silencio que se había generado con todo aquel mal ambiente, aún era posible escucharle.

Un vínculo. Y está bien que Sascha esté en contacto con su lado femenino y se encariñe a ese nivel con un animal. Algunos de mis mejores amigos son druidas-era un modo de decir que no tenía nada en contra de esos vagos naturistas, pero en realidad Querio era un urbanita que poco o nada entendía de esas costumbres salvajes, y desde luego no conocía personalmente a druida alguno-, no me entiendas mal... ¿Y sabes dónde tienen sus lobos? En la montaña. En el bosque.

No afrontar la realidad no va a hacer desaparecer el problema. Sigue siendo un abuso hacia la hospitalidad de Kendra meterle un lobo en casa, y sigue afectando a la convivencia del pueblo que el lobo esté aquí.

¿Has traído suficiente dinero a Ravengro para pagar a los ganaderos las ovejas que aparezcan muertas a partir de ahora? Porque vendrán a pedirte explicaciones a ti, Konrad, incluso si los ataques han sido cosa de chacales. No hay modo de demostrarle al Sheriff que el mal no lo ha causado el lobo de Sascha.

¿Qué pasará cuando quieras entrar en una ciudad amurallada con tus sirvientes, y te denieguen el paso a tu legítimo y merecido baño caliente de posada? ¿Acamparás fuera de la villa? ¿Despedirás a Sascha?

El lobo divide sus lealtades. En el campo de batalla, ¿a quién crees que cubrirá las espaldas Sascha si los dos estáis en peligro de caer? ¿A ti o al lobo? ¿En quién usaría ella la última poción encontrada en la falsa cripta si ambos caéis?

No me entiendas mal... No estoy diciendo que debas desdecirte de tus palabras delante de tus sirvientes. Si has asumido tu responsabilidad con el lobo, es un buen principio... Pero los problemas derivados de esa decisión, ¿cómo los afrontarás?

Deja al lobo en esta casa, para ocultarlo de los vecinos, y se meará por los rincones. Sácalo fuera a que haga sus necesidades, o para llevarlo a Piedra Alzada, y algún niño podría tirarle piedras. Entiendo que quieras esperar a que Sascha mejore, pero hay que prepararse para lo que va a venir. Tómatelo como un anticipo de la paternidad, solo que con un bebé peludo de trescientas libras que ya ha pasado por su dentición.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Con cuidado ayudó a Gruñido con Sascha y se dispuso a colocar la manta sobre la mujer para ayudarla a pasar el frío, mientras comenzaba a escuchar al Doctor Querio Vandel hablar. Clavó sus ojos en el veterano hombre cuando le dijo que no podían ir y sus dientes asomaron pues no tomaba demasiado bien que le dijeran que podía o no podía hacer.

—Id a sobornar a quién queráis para que cuente lo que queréis, pero yo voy a ir a la prisión. Vine aquí para enterrar a un amigo y cumplir su última voluntad. No voy a perder más tiempo bebiendo en tabernas o salvando a aldeanos. En cualquier momento podría volver al otro lugar y no voy a quedarme de brazos cruzados esperando. Voy a ir a la prisión aunque nadie me acompañe.

Tras terminar de acomodar su manta a Sascha volvió hacia el sillón en el que había estado sentado con anterioridad y colocó de nuevo sobre sus brazos el banjo y comenzó a rasgar las cuerdas sin ningún orden concreto. Sus ojos se fijaron en el lobo a raíz de las palabras del Doctor Querio.

—No llegaría a tocarme.

Realmente no estaba seguro de poder sostener esa afirmación totalmente y esperaba no tener que hacerlo, pero no desvió su mirada del lobo mientras decía eso. El animal tenía una relación especial con Sascha y esperaba que eso sirviera para que el animal no se desmandara.

—Esperaré a que avance un poco el día para partir a la prisión por si alguien quiere acompañarme.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Los amarillentos ojos de Gruñido presentan un tinte rojizo cuando vuelve su mirada hacia un reprobador Konrad aún asiendo la empuñadura de su machete. No obstante la mano suelta rápidamente el arma y tras un latido la mirada del semiorco cae al suelo junto con un bufido de disgusto. Luego se dirige a Kendra.

- No se preocupe señorita Lorrimor, Sascha venir a donde el resto ir. Si necesitar ayuda, Gruñido estar cerca. -

Gruñido no estaba dispuesto a dejar de nuevo a solas a la impetuosa mujer, que haría su voluntad de todas maneras, siguiéndolos desde la lejanía si así lo consideraba. Y bien podría hacerlo entre sus habilidades al aire libre y la ayuda del olfato del lobo.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

-Por favor señores, cálmense, todo estará bien, Sascha se recuperará y les acompañará, es una mujer fuerte.

La salvaje ya se había levantado haciendo gala de una fuerza de voluntad extraordinaria, aún así Kendra pensaba que necesitaba un poco de descanso, también el Señor Alarico, aunque visitar las ruinas no parecía peligroso.

Claro que mi pobre padre murió allí, aunque dicen que solo fue un desgraciado accidente.

Por otro lado alejarse del pueblo podría calmar un poco los ánimos de sus vecinos.

-Estoy segura que cuidarás bien de ella Gruñido. Y Velkan también lo hará. De hecho creo que todos ustedes cuidarán unos de otros, mi padre siempre confió en ustedes. Voy a avisar al Señor Janos.

Kendra, siguiendo las indicaciones de Konrad, se acercó a la habitación de Janos y golpeó con suavidad en la puerta.

-¿Señor Janos? Sus compañeros preguntan por usted, creo que Sascha puede necesitar sus cuidados.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Mientras esperaban a que Janos bajase, Konrad acompañó al Doctor a la cocina. Allí sus palabras le hicieron reflexionar pues era muy hábil exponiendo sus argumentaciones. No estaba falto de razones Querio Vandel pero no conocía todos los datos por lo que, muy a su pesar, Konrad no podía hacer mucho más.

- Sascha no es una druida.- Claro que tampoco era una ama de llaves al uso.- Pobre Kendra, sí. Nuestra presencia puede que le acarree algunos problemas, sobre todo ahora que su padre no está.- Estaba totalmente de acuerdo con el Doctor en eso. Kendra era tan buena que al final había dejado pasar al lobo a su casa porque Konrad se lo había pedido, dada la urgencia de la situación. Pero cuando ellos se fueran de Ravengro, que esperaba no tardar, la que se quedaría allí, siendo la comidilla de los vecinos, sería ella, y en soledad. Sascha nunca pensaba en esas cosas, no era una mujer muy empática en cuanto a convencionalismos sociales se trataba.- Si el ambiente se caldea la invitaré a pasar una temporada en mi mansión, hasta que las aguas vuelvan a su cauce.- Desde luego la unión entre Sacha y el lobo no había tenido lugar en el momento más oportuno.- Acabamos de salvar al pueblo de un enjambre de esos bichos. Estoy seguro de poder manejar el asunto del lobo con el Sheriff.  Me preocupa más el paradero de mi hermano, la verdad. De hecho ha sido una pena que Sascha y su "nuevo amigo" no hubieran estado allí con las estirges para ayudarnos. Seguro que así no hubiera tenido usted que mancharse las manos.- El Doctor Querio se ponía en plan catastrófico con respecto a las medidas que el pueblo podría tomar contra un noble como él. Cumplir años hacía a la gente más conservadora y temerosa de todo. A Konrad también le pasaba pero, si se dejara llevar por el temor, no saldría ni de casa. En eso tenía que agradecer mucho a Sascha y Gruñido, incluso al Profesor.- La lealtad de Sascha está más que probada, se lo aseguro. Pondría la mano en el fuego porque sabrá tomar la decisión correcta llegado el momento.- Todas aquellas posibles hipótesis acerca de la lealtad de Sascha podían aplicarse a otros también. ¿Quién sabe cómo actuaría un ser humano de antemano? Lo que sí se podía conocer es un patrón de conducta, una serie de hechos pasados.- Me lo ha demostrado. Veamos como va desarrollándose la cosa, no adelantemos acontecimientos. Si Sascha está en condiciones de ir a Piedra Alzada podemos llevar al lobo oculto en mi carruaje, pero me temo que le tocará caminar o acompañar a mi cochero en el pescante.- Konrad volvió al salón junto con el Doctor y allí trató de desviar la conversación hacia otros derroteros, para evitar que Sascha pensara que hablaban de ella.- ¿Ha logrado descubrir algo sobre la cajita con el símbolo de la orden del Ojo Palatino?

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Mis rezos terminan cuando escucho que la Señorita Kendra llama a mi puerta. Me pongo de pie y abro para escuchar sus palabras. Le respondo sin demora:

 - "Bajo de inmediato para ver qué puedo hacer."

Tomo todas mis cosas para ir a Piedra Alzada y bajo al salón principal, donde veo que parece que ha habido un revuelo aunque desconozco el motivo. Al llegar pregunto:

 - "Kendra me dijo que podrían necesitar mi asistencia. ¿En que puedo ayudar?"

Miro a Sascha, que parece ser el meollo del asunto y en que puedo ayudarla.  Dejo mis cosas en un sillón antes de ir a cargarlas a mi caballo para poder irnos a las ruinas apenas podamos.

El Doctor Querio Vandel negó ante Konrad.

Me temo que no he averiguado nada nuevo. ¡Es "la Caja"! Puede que estemos ante uno de los hitos más importantes de la humanidad. Uno no puede abrirla sin más. No sabemos las consecuencias que tendría actuar precipitadamente, ni qué poderes místicos desencadenaría. De hecho, es bastante significativo que el Profesor Lorrimor no se atreviera a sacar "la Caja" de la cripta. Él también comprendía que estaba ante un objeto peligroso.

Si encontrase algo de tiempo, me gustaría comparar el símbolo de la orden del Ojo Palatino de la tapa, con la cubierta del tomo que nos confió el Profesor Lorrimor. También he de releer el diario del Profesor, y los libros de Historia de su biblioteca personal. Es necesario que me empape en la misma información de la que disponía nuestro difunto amigo para entender su perspectiva ante "la Caja". Todo ese proceder minucioso podría llevarme días... ¡o incluso semanas!

Nononono... "La Caja" tiene un largo camino por delante antes de ser abierta...

Por contra, Konrad, la crisis de Piedra Alzada es el ahora. Nuestra visita a las ruinas de la vieja prisión no puede ser postergada. A no ser que la enfermedad de Sascha, y la molestia del lobo, lo aplacen. En ese caso, me pondré manos a la obra con mi estudio sobre "la Caja" en quince minutos. Pero no adelantemos acontecimientos...

El noble enarcó una ceja ante las reservas del Doctor Querio para abrir lo que a él ple parecía una simple caja.

- No creo que haya que temer el contenido de la caja, todo lo contrario. Estaba junto a las otras cosas que dejó el Profesor. Pareciera como si nos las hubiera dejado allí en caso de que...de que le pasara algo, para poder ayudarnos.- Le parecía buena idea comparar los símbolos de a caja y los libros pero no creía que aquello pudiera llevar tanto tiempo. El Doctor estaba siendo demasiado aprensivo y meticuloso, seguramente cosas de la edad.- Yo mismo abriré la caja si a usted le da reparo. El fin de la Orden del Ojo Palatino es encontrar formas de combatir al mal.- Aunque que muchos miembros actuales de la orden la consideraban más como un club social y no tomaban en serio dicho propósito.- Su contenido nos podría venir bien para lo que suceda o nos encontremos en Piedra Alzada. Debemos abrirla antes de ir. Si me lo permite...

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Buscó su reflejo en el cristal de una vitrina y tras afilarse el bigote y echar hacia atrás un pelo algo mojado y que caía desordenado sobre su rostro, se aproximó a la concurrencia reunida en la entradita de la casa Lorrimor, una posición que ya aclaraba en buena parte la razón de tanta discusión, y es que en aquel limbo entre interior y exterior combatían sin armas los que con celosa prudencia abogaban por permanecer y los que con osada impaciencia buscaban su marcha.

- Señorita Lorrimor, una vez más me inclino ante usted y le doy las gracias.- Y así lo hizo doblando el espinazo y besando una vez más su mano.- Y nada más le doy porque de nada más dispongo que le pueda ofrecer. Tampoco le haré vanas promesas que el futuro incierto pueda romper, más sabiendo como sé (y sabiendo tan poco como sé, sé que lo que sé lo conozco muy bien), que la memoria frágil es. Solo mi eterna gratitud: Gracias, Kendra Lorrimor.

El detective se irguió limpio en cuerpo y quizá -aunque solo fuera un poco-, en alma. El sueño, el baño y la ropa limpia habían acabado con algo más que con el cansancio, el indecoro, y la sangre y suciedad encostradas. El hombre que no recordaba ser había recuperado lo que todo hombre desea, esa "dignidad" que en ocasiones, por unas u otras razones, se le arrebata o se le niega.

Allí, una vez en pie, tironeó de los bajos del jubón con intención de estirar lo que con el sube y baja se había arrugado y se dirigió al meollo en el que los protagonistas de la situación conversaban.

- Sé que lo que voy a pedir quizá provoque una mayor impaciencia en los que quieran acción y que pueda ser utilizado por los que se escudan tras la cautela para procrastinar, pero agradecería algo de información sobre el adónde y el porqué. Un contexto desde el cual, a través del conocimiento, pueda ayudar y contribuir en lugar de, por ignorancia, entorpecer y lastrar.- Sonrió.- Vamos, ser algo más que el "portal" a través del cual, entre humos, llegará aquel al que estáis esperando.