Partida Rol por web

El Doctor Vandel se encogió de hombros ante la petición de Konrad.

Bueno, supongo que lo más probable es que "la Caja" contenga la llave del grimorio del mismo símbolo, dejado por el profesor Lorrimor para que podamos leerlo. Y con todas las investigaciones sobre el Camino Susurrante en estos lares detallados en sus hojas.

El Doctor dió "la Caja" a Konrad, pero por un giro caprichoso del destino fue Gruñido el que hizo los honores. Una vez abierta... No. No había una llave, como había supuesto Querio.

Previsible-dijo, como si supiera desde el principio lo que se iban a encontrar-. Hay cuentos sobre fantasmas en las ruinas de Piedra Alzada. Lo de la "planchette" estaba cantado. Ahora, también hay cuatro viales que a saber qué hacen... Mucho no hemos avanzado.

Perdona, Buscador de la Verdad... Te pongo en antecedentes.

El Profesor Lorrimor sospechaba de una secta con el nombre del Camino Susurrante, que había iniciado sus actividades en este pueblo para buscar a uno de los supervivientes del incendio que acabó con la vieja prisión en el año 4.661. Actualmente estamos en el año 4.711, así que a priori estarán buscando a un anciano, o una anciana de unos setenta años o más. Creemos que las investigaciones del Profesor interfirieron con los planes del Camino Susurrante, y por ello lo eliminaron.

Todo eso lo sabemos gracias al diario del Profesor. ¿Ancianos que podrían haber sobrevivido al incendio y haber adoptado una identidad falsa como miembro del pueblo? Algunos hay... Por ejemplo, el Padre Grimfurrow, párroco de Ravengro. O Gibs Hephenus, un viejo soldado. O la concejala Mirta Straelock.

Aún no nos hemos topado con ninguno de los sectarios. Y no hay manera de saber sus identidades. Hay tres cazadores que entran y salen libremente del pueblo que se podrían ajustar al perfil de los sospechosos muy vagamente. Capturaron a un semiorco en el campo, acusándole de colaborar con unas tribus orcas que han causado problemas en algunas granjas, y lo entregaron al Sheriff... Si tan solo alguien hubiese hablado con el prisionero anoche...

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Si bien Gruñido tenía puesta la vista en que Sascha tomara su infusión de hierbas, una de sus móviles orejas estaba dirigida en dirección a la puerta entreabierta de la cocina. Aunque no captaba todos los detalles de la charla en su interior, quedaba claro por parte del Doctor que había cientos de pasos antes de abrir la caja que descansaba en la mesa del comedor. Sin embargo el amo Konrad parecía decidido a abrirla en ese mismo momento.

Con un bufido de disgusto, pero de manera casual el chófer paseó por la sala hasta llegar hasta la caja en cuestión. Sólo llegaba a pensar que si algún tipo de trampa, aguja, gas, veneno, o efecto pernicioso alcanzaba al Amo, quizás los demás estarían en peligro. Tocó la caja con el dedo índice de la mano izquierda y tras no tener efecto aparente, la abrió con un gesto casual. Observó con curiosidad su contenido y tomó la caja abierta ya dirigiéndose hacia la cocina.

Los dos hombres irrumpieron en el comedor, dejando a Gruñido algo sorprendido y apenas llegó a balbucear.

– Errrr… Amo, Doctor, caja parecer medio abierta y cuando Gruñido comprobar ver que poder abrirse del todo. Haber cosas extrañas dentro. Haber humo en esos tarros, parecer como fantasmas encerrados. ¿El Profesor Lorrimor encerrar ahí? –

Luego se encoge de hombros y va mostrando el contenido de la caja a todos los presentes, dejándola por último en la mesa del comedor, de nuevo cerrada. Al final del discurso del Doctor el sirviente alza la cabeza.

– ¿Prisionero? No, no, ser prisionera. Semiorca llamada Grurcha. Gruñido hablar con ella anoche, querer decir a señor Konrad, pero mucho ocupado hablando de caja y cosas importantes. No querer molestar. Contar ahora, ¿si? –

En honor a la verdad el asunto de la desaparición de Sascha también había hecho que la cabeza del semiorco dejara en segundo plano la conversación que había sostenido con la semiorca prisionera.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Escuchaba la conversación muy de lejos pues estaba atento a la música que salía de su banjo. Había comenzado a tocar una vieja melodía que no recordaba donde había aprendido cuando escuchó hablar de la caja. No se había acordado de nada de eso, en general tenía borrosos sus últimos instantes antes de su viaje al otro lado por culpa de la niebla amarilla. No habló hasta que sus compañeros finalizaron sus palabras y lo primero que hizo fue refrendar la versión de Gruñido.

—Fuimos a hablar con la prisionera, bueno Gruñido habló con ella, yo no me enteré de nada la verdad.

En un punto de la conversación entre los dos semiorcos él había dejado hasta de escucharles, quizás por lo concentrado que se encontraba en vigilar que nadie les pillara en aquella zona. Lo cierto es que él tampoco sabía que le había dicho la prisionera a Gruñido. La explicación general que el Doctor Querio le hizo a Alarico le valió también a Velkan para entender lo que sus compañeros habían descubierto en su ausencia.

—No creo que esos cazadores sean de ningún culto peligroso. Por como reaccionaron contra las estirges eran realmente unos incompetentes.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Parecía que por fin cambiaban de tema y me dejaban en paz. El calor del fuego era agradable, y el lomo del lobo, suave, y el cansancio me vencía. Dormitaba, y no era del todo consciente de lo que pasaba a mi alrededor. Las palabras dichas en la realidad se mezclaban por momentos con los sueños.

Me dejaba llevar hacia el mundo onírico, sin importarme en qué otros asuntos estaban metidos los demás, incluída la vuelta y el ofrecimiento de ayuda de Janos, hasta que escucho la voz de Gruñido, y algo de lo que dice llama mi atención.

¿Cosas extrañas? ¿Humo en los tarros?

Abro los ojos con esfuerzo, y giro la cabeza buscando al semiorco. Localizo la caja cuando Gruñido la enseña y me fijo en su interior.

- ¡Cuidado! - Digo girando el cuerpo lo suficiente como para ponerme de rodillas y así poder señalar la caja. - Cuidado con esos viales. Pueden ser muy frágiles. Y si son lo que creo, son muy valiosos.

Termino de ponerme en pie, aunque las piernas me fallan un poco y sólo llego hasta la silla más próxima.

- ¿Puedo verlo de cerca? Tengo una teoría.

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POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

¡Por fin!- Cuando ya iba a tomar la iniciativa y abrir la dichosa caja, fue Gruñido quien lo hizo. Dejó que su sirviente trasteara con la caja mientras charlaba distraídamente con el Doctor Querio.- ¿Supervivientes? ¿Eso ponía en el diario? ¿Y si no buscan a nadie...vivo? Son necromantes y ya hemos visto que hay indicios de que el flautista ese de las estirges haya vuelto a las andadas, vamos a la vida.- Cuando volvió a mirar a Gruñido que los interrumpía de nuevo, éste ya había abierto la caja. Lo que más le chirrió fue que le llamara "Amo" delante de todo el mundo. Ni el tablero, ni los frascos, ni el humo embotellado en su interior. ¿Querían hoy sus sirvientes darle el día? ¿Se estaban vengando por algo que les hubiera hecho sin querer?- Señor, Gruñido, no amo. Señor.- Le dijo entre dientes mientras tendía la caja a Sascha que pedía echarle un vistazo.

Y mientras dejaba a su Ama de Llaves estudiar el contenido de la caja, Konrad dio permiso a Gruñido para hablar de la semiorca.- ¡Vaya qué sorpresa! Una hembra...- Seguro que una semiorca era difícil de distinguir para unos ojos más acostumbrado a la delicadeza y femineidad de las humanas. -Yo también creo como Velkan que esos cazadores no son más que unos bravucones venidos a más por la seguridad que les daba su mayor número.- Con un gesto vehemente de la mano indicó a Gruñido que se le acercara.- Adelante Gruñido, cuéntanos qué hablaste con esa tal Grurcha. No seas tímido. ¿Era simpática?- Desde luego el nombre era tan feo como pegar a un padre pero para Gruñido podría servir. Konrad ya se veía salvando a la semiorca de ser linchada en Ravengro y ganando una nueva sirvienta. 

Oh, genial... Ahora Sascha tiene "teorías". Lo que me faltaba por ver. Coge uno de los frascos, si quieres, Sascha. Ahora estamos atendiendo a otros asuntos.

Lo que más quitaba credibilidad a Sascha como genio pensante no eran las toscas pieles que la vestían, ni su olor a lobo. La impedimenta más grande era su estado febril. Había que coger con pinzas lo que dijese para tenerlo como mínimamente coherente.

En cuanto a si el Camino Susurrante estaba buscando a alguien vivo o muerto... Yo solo soy capaz de pensar en alguien vivo. El Profesor Lorrimor dejó por escrito que se trataba de una sola persona. Sería bastante difícil de ocultar que uno de los prisioneros fuese un muerto viviente antes del incendio... Sospecharían que no es humano en cuanto se diesen cuenta de que alguien no comía su rancho. Y si lo que pretenden es resucitar a uno de los delincuentes de la prisión, ¿por qué no hacerlo con los cinco cabecillas del motín? Todos eran igualmente afamados...

No, no... Confío en el criterio del Profesor. Si él pensaba que el Camino Susurrante estaba buscando a una sola persona, lo tomo como premisa cierta. Y la consecuencia de esa premisa es que tiene que estar vivo. De hecho, la supuesta intervención del Flautista de Illmarsh parece diseñada para hacer que el superviviente de Piedra Alzada se despoje de su identidad actual. Eso independientemente de que hayan desenterrado y revivido el cadáver del verdadero Flautista o que hayan tratado de imitar sus poderes.

No me voy a extender más... Gruñido, por favor, continúa contándonos tu conversación con... ¿Grurscha?

Casi parecía un chiste, el nombre ideal para una hija de Gruñido y Sascha, fusionando sus nombres.

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POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Me acerco a Sascha, ya que ella lo permite y comienzo a examinar su estado actual de salud. Escucho su respiración, tomo su temperatura, doy unos pequeños golpecitos en su espalda para oír como suena dentro de sus pulmones. Veo su nariz, sus ojos y hago que abra la boca para examinar su garganta. Lo que veo es algo muy común:

 - "Es una gripe más o menos severa. Tus pulmones deben estar llenos de expectoraciones purulentas. Además tienes una fiebre importante y gran congestión. Debe guardar reposo, por lo menos un día en cama junto al fuego y ser atendida constantemente. Necesitaré un poco de eucaliptus para crear vapores y sopa de pollo caliente para recuperar fuerzas. Si queremos que Sascha venga con nosotros, tendremos que postergar nuestro viaje a Piedra Alzada."

No me gusta la idea de postergar más el viaje a ese importante lugar en todo este asunto, pero la salud de la mujer no está bien y no realizar ahora los cuidados necesarios significaría comprometer aún más su estado: Podría empeorar o volverse crónico. Cualquiera de las dos la sacaría de juego, una de ellas probablemente para el resto de sus días.

No presto mucha atención a la caja pues no sé qué cosas son las que tiene dentro y no sé mucho de esas cosas tampoco, por lo que dejo el asunto en manos de los expertos mientras me enfoco en lo que sé hacer mejor.

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POR LA MAÑANA TEMPRANO.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Ante el relato que el Doctor había tenido a bien realizar para responder a su pregunta, Buscador cabeceó, asintiendo. Ese gesto universalmente usado por los que buscan afirmar lo escuchado, por los que pretenden mostrar que entienden lo que oyen o por los que fingen una, o ambas, de las anteriores. Y no eran pocos estos últimos, gente que parecía haber desarrollado una articulación extra en el cuello para alzar al grado de artesanía ese "sí, sí, lo que tu digas, pero en cuanto te des la vuelta haré lo que me salga de los cojones".

Cuando el Doctor terminó no tardaron en sumarse más voces que, pincelada a pincelada, fueron dando forma a un cuadro al que si bien le faltaban partes, tenía bastante más sentido que el bosquejo que con su torpe mano había intentado trazar en un primer instante. Por ello no habló ni interrumpió, dejando que todos los que tuvieran o quisieran decir algo hablaran, sumando, restando, modificando o desdibujando aquello que consideraran. Porque sabía, aunque formaba parte de una experiencia que no recordaba, que la mejor forma de descubrir y aprender era ver y escuchar mientras los engranajes giraban. Él no estaba allí más que para poner la maquinaria en marcha y engrasarla cuando algún chirrido amenazara con pararla.

Como detective sabía que cuanto menos interviniera él y más lo hicieran ellos, más información obtendría. ¿Para qué perder el tiempo verbalizando lo que uno sabe si el interés final del detective es conocer lo desconocido?

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Kendra escuchaba a unos a otros, pendiente de Janos mientras observaba el estado de Sascha, suspiró con cierto alivio al escuchar su opinión, un poco de descanso y la salvaje estaría recuperada, como Buscador de la verdad. Se acercó a la bruja y le puso una delicada mano en su hombro.

-Gracias Janos, yo conseguiré esas cosas. Sascha me alegra que estés bien.

Mientras tanto y para sorpresa de todos Gruñido había abierto la caja de la que tanto hablaban descubriendo lo que ocultaba en su interior. Pronto todos se interesaron por el contenido, incluida Kendra.

-Buen trabajo Gruñido, has conseguido abrirla. Así que... ¿Una semiorca?

Hasta aquel entonces ni se había planteado la existencia de alguien así, aunque por otro lado era lógico que hubiera semiorcos de ambos sexos.
Mientras charlaban Kendra se acercó a la ventana donde se había desplazado también el Doctor Vandel. Ambos vieron pasar con cierta prisa a la Concejal Mirta Straelock, Kendra miró la hora, ya había avanzado la mañana.

Seguramente se dirige al juicio de esa tal Grurcha.

No tenía muchas esperanzas en que la semiorca saliera victoriosa del acto pero poco o nada podía hacer.

-Si me disculpan, se hizo tarde, me acercaré al pueblo a hacer la compra y conseguiré también algunas cosas para que los enfermos se recuperen. ¿Irán finalmente a Piedra Alzada o se quedarán aquí con ellos? Yo puedo cuidarles, no será problema.

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MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Continuaba tocando algo de música, que le ayudaba a tranquilizarse y a filtrar ideas, mientras escuchaba al resto del grupo hablar e intercambiar opiniones. El nivel era demasiado elevado para que sus reflexiones fueran útiles y era consciente de que se perdía en algunos detalles y matices, quizás por eso para él todo aquello fuera mucho más sencillo.

—Desde aquí todo son conjeturas pero hasta que no estemos sobre el terreno no avanzaremos nada. No podemos retrasar más el ir a la prisión de Piedra Alzada. Hoy han sido las estirges, mañana no lo sabemos. Los aldeanos están asustados y una turba asustada pronto se vuelve violenta por el miedo y seguro que encontrarán una forma de culparnos. Tenemos que hacerlo y en el menor tiempo posible.

Él lo tenía claro, sabía que era lo que tenían que hacer y que en ese momento la tarea que querían acometer era la más importante de todas. Tras eso concentrándose en la más que posible incursión en la prisión dijo.

—¿Hay que saber algo especial de esos presos que habláis? Quiero ir preparado y toda información es necesaria.

Solo averigüé sus nombres, aunque quizás Konrad haya oído algo más sobre ellos...-dijo a Velkan-El Padre Charlatán,el Hombre Salpicadura, el Saltador, el Flautista de Illmarsh y el Merodeador de "Musgo de Agua", que aunque suene a remedio milagroso de trileros, es una población de Ustalav. Y esos eran los más peligrosos, y los que lideraron el motín de la prisión. Habría otros tipos duros que no lograron formar parte de las leyendas locales.

Lo ideal hubiese sido conseguir los planos de la prisión en las oficinas del Concejo, ya que el ala este de la prisión está derribada, y necesitamos saber los accesos a la mazmorra de la construcción original. Antes de la transposición de las nieblas amarillas, iba a ir junto a la Concejala Mirta, para camelármela y pedirle acceso a esos planos. Hablando del diablo...

El Doctor Querio Vandel miró por la ventana. Expresó verbalmente a los demás lo que ellos no podían ver.

La Concejala Mirta va corriendo en dirección a la plaza. Supongo que irá al juicio de la mestiza de orco. Todo el pueblo está allí. Si hay algún momento para que el Camino Susurrante la líe parda, es este. Voy a ir a ese juicio. ¿Alguien me acompaña?

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MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Entendía que la sangre de los salvajes bullía en sus venas haciéndolos impacientes e impetuosos pero la sangre azul de Konrad, y otras cosas que también bullían en su interior, le hacía precavido y paciente.- No entiendo las prisas. El Profesor vivió aquí durante muchos años y se dedicó al estudio e investigación de esas ruinas. Ahora está muerto.- Lo siento, Kendra.- ¿De verdad no podemos esperarnos un poco más? Hasta la noche al menos o mañana a primera hora. - Konrad no iba a ir a Piedra Alzada sin Sascha y Janos decía que debía descansar un poco.- Ya gastamos alguna de las pociones con esos inesperados "cambios". Deberíamos hacernos con más, visto lo visto, antes de que esa turba las agote en las tiendas. ¿Y si Janos fuera el siguiente? ¡No lo quiera Sarenrae! Nos quedaríamos sin curadores.- Afortunadamente ni Janos ni Konrad se habían intercambiado con nadie. No quería ir por nada del mundo a ese manicomio, estuviese allí su hermano o no.- Ni siquiera sabemos qué hacen las otras cosas que el Profesor parece que nos dejó como legado en la cripta oculta.- Al decir esta última frase se quedó mirando a Sascha fíjamente.- ¿Y bien? ¿Qué demonios crees que es eso, Sascha?- El Doctor Querio podía menospreciar a la bruja todo lo que quisiera que Konrad sabía que sus conocimientos resultaban ser muy útiles muy a menudo. - Sé que eres un hombre de acción Velkan, y eso es estupendo, pero no me parece razonable perder una ventaja que podría ser crucial por precipitarnos. Aún hay tantas cosas que no comprendemos bien...- Dejó la frase caer a la vez que su mirada se posaba en el recién llegado detective. Ni quería dejar a Sascha, ni quería separarse del único nexo con su hermanastro.

Konrad se removió inquieto cuando Querio indicó que el juicio debía ser inminente, pues parecía que la vecina cotilla hacia allí se dirigía.

- Gruñido, es importante saber qué te dijo Grurcha.- Insistió para que el cochero perdiera la vergüenza de encontrarse ante tales eminencias. ¿Cuál sería la historia de la semiorca? Quizá pudieran intervenir a su favor en el juicio. Konrad estaba con Querio en el tema de obtener un plano, aunque también podría retrasarles más. Se encaminó hacia donde Sascha había dejado las cosas que habían encontrado en la cripta y las expuso en una mesa delante de todos los presentes.- Veamos. Todo esto, es un mensaje muy claro del profesor y, ahora más que nunca cobra sentido. No muertos por todas partes.- Janos iba a estar encantado.- ¿Quién puede hacer uso de todos estos regalos? Los pergaminos, por ejemplo, y las flechas.

Bueno... Yo puedo leer. No creo que haya mucha diferencia entre las letras de un libro, y las runas de un poder mágico inconmensurable escritas con sangre de unicornio en la piel curtida de una virgen. Al final, solo son signos a interpretar. Yo puedo hacer uso de los pergaminos, si se llega a dar una emergencia que lo requiera.

Ahora, las flechas... No, eso de las flechas ya no. Ni tengo arco, ni tengo el pulso necesario para manejar uno.

Pero no quería interrumpirte, Gruñido. Adelante con tu relato...

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MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Cogí la caja con cuidado cuando Konrad me la tendió, y dejándola reposar en el regazo, examiné su contenido con más detenimiento, mientras escuchaba la conversación del noble con Vandel. Lo que decían, confirmaba mi teoría, pero el doctor ya había dejado claro que mi opinión no era bienvenida, así que me limito a contestar a la pregunta de Konrad, y que sacaran las teorías ellos.

- Pues esta tablilla y esta otra pieza conforman una ouija. Sirve para comunicarse con los muertos. Y los viales, parece que contienen energías positivas, que pueden ser útiles ante hechizos de nigromantes u otras energías negativas, quizás relacionadas con traumas de origen espiritual. Pero seguro que tú ya sabías eso, Doctor.

Dejo la caja con cuidado sobre una mesa, y dejo que Janos me examine, aunque no me dice nada nuevo.

- No es la primera gripe que tengo, y ya he tomado eucalipto. Lo que sí me haría bien es un baño caliente. Kendra, si no te importa, iré al piso de arriba y me asearé. También intentaré adecentar un poco al lobo. Tranquila, no tardaré y después lo recogeré y limpiaré todo, a no ser que queráis que os acompañe al juicio.

Espero el permiso de Kendra para usar el aseo, o por el contrario, que Konrad dijera que nos íbamos ya al juicio.

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MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Aunque a todos les gustara en según qué momentos que el tiempo parara, este no lo hacía por mucho que se deseara, y tan pronto llamaron su atención sobre lo que podía ocurrir en el exterior, Buscador fue muy conscientes de ello. Obviamente no era él el que se quedaba sin tiempo (después de todo la vida que en ese instante estaba viviendo no le pertenecía), pero sí lo hacía el tiempo de los que le rodeaban.

- Necesito que me dé un poco el aire, así que yo mismo le acompañaré, Doctor.

 Aire de verdad, libre y fluido, y no aquel aire viciado que oprimía los pulmones aun cuando se les liberaba de su contenido. Aquel aire cargante, una y otra vez respirado, protagonista del manicomio y resultado de los años que había permanecido enclaustrado en las habitaciones de las que sus ocupantes no esperaban salir vivos.

- Aunque si el ambiente está tan tenso como dicen, y ante la posibilidad de un ataque de esa secta, echo en falta una o dos espadas de las que hacer uso. Pero no interrumpo más, de eso se puede hablar luego.

Se hizo a un lado dejando el protagonismo a Gruñido, aunque sin azuzarle para que hablara como había hecho el resto. Después de todo nada iba a ganar haciéndolo. 

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

SALÓN DE LA CASA LORRIMOR.

Mis indicaciones no parecen ser muy bien acogidas ni por Sascha ni por quienes ansían ir a Piedra Alzada a investigar. Me encojo de hombros y le hablo a la mujer:

 - "La sanación jamás se impone. Si quieres que te cuide, estaré encantado de hacerlo pero si prefieres continuar así, no intentaré detenerte."

Sé cuan malo se puede volver una gripe si se cuida mal. Probablemente más que algún impedimento menor no le dará pero si llega a exponerse nuevamente al frío y la humedad, su cuadro puede empeorar y ser un real incordio o incluso un peligro. De todas formas, Sascha sabe lo que hace y no me intentaré interponer en su decisión.

Escucho las cosas que dice el Doctor Vandel y comento, con un poco de risa:

 - "El Padre Charlatán me recuerda a cierto sacerdote de Pharasma cuya edad calza."

El cura del pueblo no ha sido muy cooperativo con nosotros y me parece que no es un clérigo como corresponde, pero esa es mi percepción y no necesariamente una realidad. Me concentro entonces en la caja y lo que la mujer dice me molesto mucho. Miro al resto y comento:

 - "Si estas cosas sirven para realizar la oscura y sucia hechicería de la nigromancia, creo que lo mejor que deberíamos hacer es destruirlas. No sé si sea seguro destruir estos frascos y liberar sus contenidos pero mientras se mantenga indemne, conlleva solo peligro para todos nosotros y nuestro entorno."

Ante las palabras de Konrad, le contesto:

 - "Yo soy capaz de invocar el poder en esos pergaminos, pero el resto de los objetos no son de utilidad para mí."

Entonces Gruñido va a contar lo que la prisionera le contó, por lo que guardo silencio y espero a que diga lo averiguado. Puede que la semiorca tenga cosas importantes de decirnos, como puede que nada útil haya salido de allí, pero es importante no descartarlo.

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POR LA MAÑANA TEMPRANO.

SALÓN DE LA CASA LORRIMOR.

Parecía que cada vez que el semiorco trataba de poner sus ideas en orden y hablar sobre la conversación que sostuvo con la mestiza prisionera la noche anterior, alguien comentaba algo que a todas luces parecía interesante, y perdía el hilo de cómo empezar el relato.

La referencia a la concejala le hizo asomarse a la ventana y un jadeo de ansiedad salió de su pecho. Si se llegaba al juicio, y a pesar de que los "cazadores" habían sido retratados como farsantes, la vida de la mestiza tocaría seguramente a su fin. Se apresuró a relatar lo que la mujer le había contado la noche anterior.

- Grwwll... Grurcha ser esclava de orcos. Orcos venir a tierras de hombres para matar, robar y huir. Roban esclavos también, también mujeres. Ella nacer así. Toda vida esclava de orcos y si vida Gruñido ser dura, con orcos ser más, peor ser mujer con orcos. -

La referencia del sirviente al sexo de la esclava dejaba poco a la imaginación con respecto al tipo de servicios que incluía su forzada estancia con los salvajes orcos.

- Ella harta y decidir huir de orcos. Ser exploradora para ellos en incursiones, ella rápida, conocer bosque y tierras salvajes. Última incursión ir mal para orcos, muchos morir, pocos en filas. Cuando volver a tierras de orcos ella aprovechar para escapar. Orcos débiles después de lucha, ella decir no volver en tiempo a tierras de hombres, así que ella buscar sitio donde vivir sin ser esclava. Grurcha decir que ella no dañar a nadie, sólo explorar.

Grurcha no parecer mala, sólo ser esclava. Seguro ella saber muchas cosas sobre orcos. Rutas que usar, dónde acampar y cuevas usar para dormir cuando venir tierras de hombres. Ella ser fuerte, pero esos tres cazadores encontrar cuando hambre y dormida, no poder defenderse. -

El chófer hace una pausa mientras mira de nuevo por la ventana en dirección al pueblo.

- Gruñido creer que señor Konrad poder liberar Grurcha. Ella ser útil y ser sólo culpable de ser esclava de orcos. Señor Konrad ayudar Sascha y Gruñido cuando hombres de las casas querer quemar. Ahora poder ayudar Grurcha de la misma manera. -

En momentos de excitación Gruñido caía en la palabra "Amo" para referirse a Konrad, ya que la palabra "señor" parecía atravesarse en su pronunciación. Tantos dientes afilados no ayudaban. Pero en este caso parecía haber hecho un esfuerzo en pronunciar la palabra, quizás en un intento de parecer más solemne o imprimir importancia a su discurso de cara a Konrad.

El mundo se estaba volviendo loco. A Querio se le hacía difícil pensar en el Padre Grimfurrow como el alter ego del Padre Charlatán. Porque charlatán, charlatán... precisamente no había sido con ellos. Y era una lástima que esta juventud de ahora bromee con esas acusaciones a la ligera. Ya no hay respeto por las canas. Seguramente si Querio estuviese afincado en Ravengro, le habrían tenido en la lista de sospechosos. Y no se ajustaba a la edad requerida para un preso superviviente de Piedra Alzada. No aún. Pero por su aspecto avejentado...

El Doctor Vandel hizo un gesto a Konrad para que le diese todos los pergaminos a Janos.

Tampoco respondió a Sascha. Querio era parapsicólogo, y sabía usar una "planchette". Pero eso era todo. No tenía la vista para distinguir un vial de una poción, y las calaveras que decoraban los frascos del maletín no le inspiraba que estuviese ante energías positivas. Tampoco negativas, ya que Querio tenía en muy alta estima a la Orden del Ojo Palatino. Pero no solo las energías positivas dañan a las fuerzas del Mal. Una buena hostia a tiempo... Que se lo digan a los monjes, que suelen luchar con sus propios puños desnudos.

Y Gruñido no le devolvió la fé en aquella nueva generación. Lo que Grurcha le había dicho era una declaración de culpabilidad: los cazadores tenían razón, la semiorca era una exploradora de los orcos. Había ubicado las granjas que los orcos atacaron, y debía ser castigada por ese crimen. Da igual que se hubiese fugado después, Grurcha había hecho mucho daño.

Por suerte, tenía a Buscador de la Verdad...

Nada de espadas. No te ha visto nadie aún por las calles, y no queremos que parezcas intimidante. Si hay problemas, te pasaré una daga, Buscador de la Verdad. Mantente cerca de mí.

Y si alguien te pregunta... Viniste a Ravengro para acudir al entierro de tu difunto amigo, el Profesor Petros Lorrimor, pero no pudiste llegar hasta hoy. Te alojas en casa de la hija de Petros, Kendra, junto con todos nosotros. Yo soy el Doctor Querio Vandel. No es un doctorado en medicina-aclaró-. Es más bien un apodo, soy un estudiante autodidacta.

También necesitaremos un nombre para presentarte en sociedad, Buscador de la Verdad. ¿Qué te parece... Anselmo?

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MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Kendra hizo un gesto al Doctor Vandel indicando que ella iría al pueblo. En realidad no le interesaba mucho lo del juicio, por lo que parecía solo podía terminar de una manera y Kedra prefería no verlo, sin embargo tenía que reponer la despensa y comprar todo lo que Sascha necesitara para su recuperación.

-Yo iré con ustedes. -Dijo refiriéndose al grupo que quería ir al pueblo.- Pero por favor, sería mejor que no llamaran mucho la atención, no creo que el ambiente esté muy relajado.

Miró a Gruñido mientras hablaba de su conversación con la prisionera. Parecía afectado de alguna manera después de haber hablado con alguien "igual a él". Le dio mucha pena la situación pero no creía que eso fuera a cambiar mucho las cosas. Además temía que al verlo por allí, si iba al pueblo, pudieran tomarla también con él.

-Quizás el Señor Konrad tiene razón, si no van a ir a Piedra Alzada es mejor que se queden aquí descansando, no tenemos porqué ir todos al pueblo.

No quiso decir nada más, pero se quedó expectante a cual sería la decisión final de Konrad.

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DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PUERTA DE LA CASA LORRIMOR.

Konrad escuchaba a unos y a otros con igual atención. Las amistades del profesor formaban un variopinto grupo. Comprensivo y piadoso como era, le conmovió la historia que relataba Gruñido sobre Grurcha, la semiorca prisionera.

¡Menudos bárbaros!- Era repugnante aquella forma de proceder con el sexo femenino. La esclavitud era una lacra que había que erradicar por completo.

- Muy bien Gruñido. Acompaña al Doctor Querio y a... a..."Anselmo" al juicio.- Siguió el juego de Querio aunque no sabía si Buscador de la Verdad estaría de acuerdo.- Busca al Sheriff, ¿te acuerdas de él? Tienes que contarle todo lo que te ha dicho Grurcha. Con un poco de suerte consigáis que no la maten a cambio de la información que la semiorca posee sobre sus antiguos amos.- Quizá Querio y Alarico lograran hasta convencer al Sheriff de que la dejara en libertad.- Yo no puedo ir con vosotros. Me quedaré con Sascha aquí por si empeorara o necesitase de mi ayuda. - Miró a la bruja que pedía a la buena de Kendra darse un baño y, de paso, adecentar al lobo. Le parecía una idea estupenda.- Procede, Sascha. Te vendrá bien un baño de agua caliente y a ese... cuídate de que no lo ponga todo perdido, por favor.- Sonrió al lobo con una sonrisa tensa y que saltaba a la legua que no era sentida.

El noble Mykephoros se encaminó hacia Janos de cuyas palabras había deducido que había malinterpretado las de su ama de llaves.

- Creo que lo que ha dicho Sascha es todo lo contrario. Energía positiva que puede ser útil contra la necromancia. Debemos estudiarlo más y conservarlos.- Querio renunciaba a quedarse con los pergaminos así que Konrad entregó al joven sacerdote, escudero de su hermanastro, todos menos uno que entregó a el Doctor.- Quédese ese por si acaso, Doctor.- Mejor diversificar en caso de que alguien más fuera intercambiado a la fuerza.- Janos, me gustaría pedirte algo. No me hace ninguna gracia separarme de Buscador de la Verdad. Si mi hermano volviera y no estuviera yo allí para ayudarlo... ¿Me harías el favor de acompañarles al juicio?- La fidelidad del escudero de Gheorghe estaba fuera de toda duda.- Me quedaría más tranquilo, la verdad.

- Yo me quedaré con esto.- Cogió todas las flechas de la cripta y las guardó en el carcaj de los virotes de su ballesta. Repartió también las pócimas como juzgó que sería mejor y se dispuso a ayudar a Sascha por si la mujer necesitara de su ayuda, dado su estado febril.