Partida Rol por web

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA.

CORREDOR HACIA EL ESTE.

El Capitán York parece haber escuchado las palabras de Anciano Sabio y se apresura a ordenar a sus hombres para que tomen posiciones en el corredor.

Luego se dirige al grupo de aventureros:

- "Avanzad más allá." - Dice indicando con la cabeza el camino que acaban de despejar. - "Me aseguraré de que no infesten esto las criaturas para que podáis regresar luego." - Dice con tono firme.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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POR LA MAÑANA.

CORREDOR HACIA EL ESTE.

Aquella aberración debía ser destruida, eso era todo lo que Gheorghe tenía claro. Sin duda no sabía lo que era, y el pobre desgraciado, o quizás desgraciados, que ahora formaban ese ojo, debían encontrar el descanso de la tumba, y quizás el alivio de los dioses tras pasar ese último umbral para los mortales. Por eso no dudó, después de que fallara el fuego, y empleó el acero, solo escuchando la idea de Nigromante cuando el golpe ya estaba en camino de impactar en su objetivo. Y, desde luego, impactó. Pero sin daños. Aquello era una prueba más de lo antinatural de aquel globo ocular, que debería haberse rajado con el buen acero y desparramado su inmundo interior. 

Por suerte para todos, la idea de Nigromante resultó, y aquella cosa, tras comprender lo que era ahora, gritó y se deshizo. Con una breve oración musitada entre labios, el paladín deseó que aquellas almas lograran descansar en paz y sanarse de aquel tormento que habían vivido. 

-Alexei, no creo estar loco. Ni que vosotros lo estéis. Quizás este lugar si haya perdido el juicio, pero diría que aún queda algo de cordura entre sus paredes. Yo ocuparé el lugar que deseéis todos en la marcha, aunque me atrevería a sugerir la primera línea, ya que cargo con mi armadura y mi escudo. Aunque, antes que eso... ¿Cómo supiste que lo del espejo funcionaría?

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INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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POR LA MAÑANA.

CORREDOR HACIA EL ESTE.

Nigromante asintió a la pregunta del paladín y miró el lugar que antes ocupaba el ojo con evidente curiosidad. Tal vez incluso con profesional curiosidad. Al cabo, tras comprobar que no quede resto alguno, se giró y miró un instantes al paladían antes de contestar.

- Escuché al ser. Preguntaba una y otra vez, recordaréis, ¿en qué me he convertido? Imaginé que podía no ser una pregunta retórica. Un ojo no tiene manos para tocarse. Sólo ve, incapaz de saber lo que es salvo que vea su reflejo. Era probable que ese no saber lo que era tuviera incidencia en su aptitud y que, quizás, darle lo que pedía lo hiciera favorable a nuestra causa. No esperaba que le sirviera para descansar en paz... pero probablemente ha sido lo mejor. Pobre ser- el nigromante negó con la cabeza, en tono compasivo.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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POR LA MAÑANA.

CORREDOR HACIA EL ESTE.

Parecían disponerse en formación para traspasar la puerta en cualquier momento. Entonces, Enterrador, se giró hacia el último de la formación y sin duda el encargado de cerrar la puerta tras ellos, el Capitán York.

- Capitán, una pregunta, ¿Dispondríais de alguna ballesta de sobra que prestarnos? - preguntó el vigilante -. Tal vez pueda sernos útil, dependiendo qué nos encontremos allí fuera y si está a nuestro alcance - explicó -. Le agradeceríamos poder contar con una, si es posible disponer de ella, claro.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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POR LA MAÑANA.

CORREDOR HACIA EL ESTE.

Vaustin York mira por un momento malencarado a Enterrador, por un momento parece que le vaya a decir que no a su petición. Después, con un suspiro de resignación, le entrega una ballesta ligera y una aljaba con diez virotes que han visto tiempos mejores.

El grupo avanza entonces, más allá del umbral Este, con el paladín Gheorghe y el monje Tormento de Tinieblas en primera línea, seguidos de Enterrador y Anciano Sabio, y con Réquiem y Nigromante cerrando la marcha.

REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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MEDIA MAÑANA.

- Somos nosotros – dice alzando una mano para saludar, mientras en la otra sujetaba la espada ropera. Al llegar a sitio seguro, el dramaturgo envaina el arma.

- Dos compañeros se quedaron algo rezagados, pronto harán acto de presencia – comenta Alexei a su llegada, junto a Enterrador, Anciano Sabio y Nigromante. – Debería ser importante, poder hablar con Winter y el encargado de la seguridad. Os explicaremos nuestro avance y las habitaciones que hemos despejado. Hasta podríamos hacer un pequeño plano si no disponéis de un mapa del lugar.  –

Se ofrecía a ayudar al grupo – Pero necesitaríamos descansar y reponernos de las heridas, no son incursiones fáciles y a la siguiente batida podremos asegurarnos de que el camino este limpio de enemigos –

En el rostro se le puede ver el cansancio y también el nerviosismo, alguna que otra mancha de sangre y suciedad de las salas se aprecian en las vestimentas que porta.

- En caso de que necesitéis suministros como combustible para el fuego, podemos traer algunas maderas o libros y así podréis alimentar las llamas – propone aquella idea al soldado que custodiaba aquella entrada al santo refugio.

- Necesito recuperar mis fuerzas, por cierto Anselmo ¿Cómo te encuentras? – dice haciendo referencia a las heridas por esa especie de líquido que recayó en él. 

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INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

- "Claro, pasad. Nosotros seguiremos en alerta. ¿Hay salida?" - El hombre parece algo ansioso y su barba de varios días le da un aspecto un tanto desaliñado.

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MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

Enterrador ayudó a Requiem a coger algunos libros de la librería, principalmente los rotos por los desperfectos. Si hiciera falta siempre tendrían tiempo de volver y tomar los intactos que, a su parecer, si podían conservarse debían serlo.

Después de aquello, el enterrador solo pensaba en algún remedio para su picor. Resultaba tremendamente molesto y tenía la esperanza de que un poco de agua aliviaría la urticaria e inflamación. O que Winter pudiera hacer algo al respecto. O que, tras un merecido descanso, la molestia remitiera.

El puesto de guardia antes de entrar en la capilla les dio el alto. Allí se interesaron por sus progresos y temieron por sus compañeros ausentes.

¿Ausentes? ¿De qué habla?, se preguntó extrañado.

Se giró para mirar detrás suya mientras Requiem explicaba la situación de los rezagados y el forense constató que, en efecto, Tormento y Buscador no se hallaban entre ellos.

- Maldita sea ¿Donde carajos se han metido? - preguntó entre enfadado y preocupado. Enfadado con los ausentes y consigo mismo, por no haberse dado cuenta antes, centrado en sus picores y heridas. De haberlo percibido no hubiera dejado a los lentos descolgados, esperándolos con la debida paciencia.

- Voy tirando, Requiem. Gracias. Ahora que estamos aquí, un lugar seguro, me siento mejor por momentos - contestó al dramaturgo con respecto a sus picores y heridas diversas -. No obstante me preocupan esos dos - dijo refiriéndose con evidencia al investigador y al monje -. ¿No deberíamos ir a buscarlos? - opinó.

La idea fue interrumpida por el Capitán York, que preguntaba anhelante por una salida.

- Ninguna segura, por ahora. Pero aun nos queda buena parte del complejo por recorrer - le informó abriendo sus brazos y mostrando sus diversas heridas y urticarias varias -. Va a hacer falta paciencia. El lugar está atestado de monstruos y su "limpieza" va a ser necesaria antes de salir de aquí con alguna garantia - explicó al guardia mientras se giró y volvió a mirar atrás, con la esperanza de que los dos ausentes aparecieran en cualquier momento por la puerta del pasillo.

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INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

Réquiem dejó que Anselmo Paddock informara al Capitán Vaustin York sobre la inexistente salida que había por el momento en el manicomio. Después de recibir la orden de entrada se introdujo hacia centro del refugio, se paró en seco al escuchar para responder la pregunta de Enterrador – Creo que estaban de camino, no tardaran en llegar… - realmente el dramaturgo no tenía ganas de volver a aquel terreno inhóspito lleno de escombros y destrucción, quería descansar y recuperar energías para la próxima salida. Alexei dejó que Anciano Sabio le revisara las heridas, no estaba muy tocado, mantenerse en la retaguardia del grupo lo había dejado a salvo, sabía perfectamente que si se hubiera comido el daño de cualquiera de sus compañeros lo más seguro que estaría muerto.

- Quiero descansar y poder dormir en un sitio sin preocuparme de volver a abrir los ojos – dicho esto se alejó de aquella salida mezclándose entre los supervivientes de aquel refugio.

No puso ninguna queja en la comida, se la comió por necesidad y luego compartió un poco de su tiempo con los refugiados, también con sus compañeros para charlar sobre lo sucedido. Después del tiempo oportuno se apartó a un lateral para descansar y dejar que el sueño y cansancio se adueñaran de su ser.

Al día siguiente repasó su equipaje y ofreció su bata a quien la necesitara, luego se agrupó en un lateral en busca de sus compañeros para seguir con la exploración. 

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INVIERNO, AÑO 4711 RA.

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MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

Tras alcanzar Refugio de Soñadores, Nigromante había estado nervioso hasta que había visto llegar a Tormento y a Buscador de la Verdad. El haberlos dejado atrás le molestaba, y mucho. Tenían que tomar algún tipo de decisión para que algo así no volviera a ocurrir: en un lugar tan atestado de peligros como evidentemente era ese sanatorio medio derruído, alguien solo (y más si estaba herido) era presa fácil para horrores de la más diversa naturaleza.

Empero, todo había acabado por solventarse, y sólo cuando vio como sus dos compañeros regresaban, se acercó a la sacerdotisa Winter, entregándole las tres batas limpias que habían localizado.

- Aún no hemos encontrado nada que pueda servir de provisiones, sacerdotisa. Sin embargo quizás estas tres batas, limpias y de buena tela, puedan tener un buen uso para ayudar al resto de supervivientes. La exploración no va mal, aunque no lo bastante rápida como nos gustaría. Había un grupo de alimañas humanoides peligrosas, algunos hechizos obscenos y algunos engendros no muertos, que hemos logrado eliminar. Espero que mañana podamos seguir limpiando la zona debidamente. ¿Todo bien aquí?

Tras esperar la respuesta de Winter, si la había, se acercó a Tormento y le entregó el broche de escudo que habían encontrado.

- No es que las heridas sean motivo para el honor, pero las recibidas para ayudar a la comunidad, sin duda, lo son. Creo que eres el más indicado para llevar ésto, y que puede hacerte un buen servicio. ¿Cómo te encuentras? Deben doler horriblemente. Lamento que mis habilidades no incluyan la sanación. Al menos, hemos logrado eliminar varias amenazas- dijo con toda la amabilidad posible.

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MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

Apoyado sobre el hombro de Buscador, el cuerpo retorcido en su avance en la medida que este buscaba la posición menos dolorosa, Tormento llegó a donde los otros ya estaban. Vio nerviosismo, culpa, remordimiento y alivio en unos y otros rostros, pero nada dijo acerca del hecho de que lo hubieran dejado atrás, siendo como parecía al razón de retornar a aquel campamento. Sin duda, y pese a lo dicho en su momento, eran razones menos humanitarias las que habían impulsado sus pies a gran velocidad entre cascotes y pasillos polvorientos.

Tan pronto llegó, se acostó en el primer lecho que vio, ayudado por algunos de los presentes. Cerró los ojos, deseoso de sumergirse en el sueño de aquellos que no desean recordar. La voz de Nigromante hizo que entornara los ojos hacia este y recogió de forma casi automática lo que este le tendía sin comprender lo que sus palabras desgranaban.

-¿Qué es este objeto? -murmuró.

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MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

- Protege contra proyectiles mágicos como los que te han golpeado hoy. Al menos, durante un tiempo. Es un objeto mágico, no el más poderoso del mundo, pero sin duda puede ser interesante, sobre todo para evitar este tipo de daño automático- explica Nigromante- No tienes que activarlo. Sencillamente, cuando seas el objetivo de proyectiles mágicos, absorverá el daño causado por estos, al menos, por un tiempo.

Por un instante parecería que el mago no va a decir nada más, pero acto seguido, niega con la cabeza.

- Me avergüenza haberte dejado atrás, Tormento. Sé que de poco sirven las disculpas, y lo único que calma mi desagrado para conmigo es que no haya tenido consecuencias terribles tal imperdonable olvido. Estaba seguro que tanto Buscador como tú nos acompañábais.

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SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

- Las disculpas, cuando son sinceras, tienen más valor del que crees- intervino dando un par de palmadas en la espalda a Nigromante.- ¿Verdad, Tormento? Además agua pasada no mueve molino. Y ahora, si nadie se opone u ocurrió durante mi ausencia algo que no sepa y que me lo impida, me gustaría dirigirme al armario en el que abandoné parte de mis cosas. El de los gusanos creo que era. Ese o el que estaba al lado del de los gusanos. Donde encontramos las mantas, vamos.

No estaba en la mejor de las condiciones y de bien poco valor era aquello que allí había, al menos en lo material. El valor de lo que perseguía y que pretendía recuperar era bien distinto: la empuñadura de una espada que en el instante que estalló en mil pedazos dio forma al único recuerdo que tenía y el violín que había encontrado poco después de despertar y que había resultado ser la caja de un enigma. 

REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

-Gracias -dijo Tormento ante aquel inesperado regalo que de tanta ayuda podría ser llegado el caso-. Y como dice Buscador, una disculpa sincera es de gran valor -apuntó, sin caer en el absurdo de afirmar que era innecesaria. Se había sentido abandonado y no era una sensación agradable-. Buscador, ¿tanto te urge? Aguarda a que descansemos y yo mismo te acompañaré a recoger esas pertenencias -su voz se apagaba fruto del cansancio y de las heridas. Aun así, siguió hablando-. He escuchado a Anciano Sabio afirmar que había tenido una visión. Al entrar en la última sala, justo cuando entreabrí la puerta y apenas un segundo antes de que creyera que mi pecho había estallado, una mujer se me apareció. Sascha. 

REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

SEGUNDO DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

CAPILLA.

No parece que la afirmación de Tormento de haber tenido otra aparición agrade a Nigromante que menea la cabeza.

- No suele ser buena cosa que se produzcan estas especies de alteraciones sensoriales y espaciales. Temo que no es solamente la necesidad de alimento la que debe impulsarnos a lograr una salida de este lugar- tras la frase, quizás más ominosa de lo que le hubiera gustado, Nigromante miró a Gabriel- Tormento tiene razón, Gabriel. Aunque se trate de un mero paseo, no podemos permitirnos el lujo de arriesgarnos. Uno solo de nosotros, o dos, somos presas fáciles. Si somos un grupo, es por algo- tras las palabras mira al resto de los presentes- Propongo que tan pronto nos preparemos para partir vayamos juntos a buscar la la empuñadura de su espada y el violín. ¿Porque ninguno tuvo la precaución de tomarlo para devolvérselo cuando regresara, verdad?

De hecho, el mismo Nigromante se para un instante, tratando de recordar donde fue el último lugar en el que vio empuñadura y violín. No le parecían objetos especialmente útiles, pero cualquier asidero para la cordura en un lugar y situación como ésta era más que bienvenido.

REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

TERCER DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 6 DE ABADIO.

MAÑANA.

CAPILLA.

Tras el desayuno, Anciano Sabio dedicó un tiempo a recorrer el refugio hablando con los que allí había. Realizó algunos rituales de Pharasma tratando de reconfortar los ánimos. Habló con unos y con otros, dió ánimos y repartió bendiciones. Escuchó las confesiones de quienes quisieron darle a conocer sus miedos y sus anhelos.

-Pharasma conoce nuestros actos. Tened fé y coraje. Incluso la existencia más dificil y penosa recibe al final la recompensa de la justicia de Pharasma.

Tras ello se reunió de nuevo con el grupo. No veía la utilidad de recuperar la empuñadura y el violín, pero si Buscador de la Verdad estaba empeñado en hacerlo, era mejor ir todos juntos. En eso estaba de acuerdo con Nigromante.

REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO 4711 RA.

TERCER DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR. FECHA PROBABLE: 5 y 6 DE ABADIO.

MAÑANA.

CAPILLA.

Preparado para dar la media vuelta y salir a buscarlos el enterrador se topó con ellos en el acceso de la capilla. Respiró aliviado ante su presencia.

- Maldita sea, avisad si os vais quedando atrás - los amonestó sin auténtica admonición, mientras se rascaba los brazos fruto del enfado o tal vez miedo de que les hubiera pasado algo -. Vamos - les invitó a continuar. Pretendió ayudar a Buscador a cargar con Tormento hasta un camastro, pero este parecía hacer esfuerzo para no tener que depender de nadie. Al forense le pareció una tontería ponerse a cargar con él cuando ya casi había llegado con su propio esfuerzo, así que decidió no interferir y dejar que culminara su pequeña gesta.

Acto seguido, él mismo se introdujo en la capilla. Sintió entonces cómo sus fuerzas comenzaban a fallarle, dándose cuenta de su propia situación: cansado y herido. El relajarse hizo que Anselmo sintiera una pesadez y agotamiento que le llevó a buscar un camastro vacío para echarse un rato a dormir. No obstante algunos comentarios de sus compañeros le forzaron a permanecer activo un rato más.

- ¿Quieres volver a recoger los restos de un arma rota y un violín? - preguntó incrédulo. Dedujo que todo ello envolvía una necesidad sentimental, no práctica, así que el hombre se encogió de hombros y apoyó la idea de Tormento -. Creo que lo que guardaste allí podrá esperar unas horas - opinó el enterrador -. Las que necesitamos para descansar y reponernos. E ir en grupo - reafirmó a Nigromante -. Y no, mago. Creo que cuando vinimos al Refugio había cosas que nos llamaron mucho más la atención que recuperar objetos dañados abandonados por su propietario - comentó con lógica antes de dirigir su paso al camastro que reclamaba su presencia.

Sentado sobre él, Enterrador se permitió mirar los preparados alquímicos, identificando su función.

- Fuegos alquímicos - indicó a sus compañeros-. Pueden llegar a ser muy útiles, según el momento - afirmó.  

Finalmente se abandonó a la cama, durmiendo varias horas y al despertar se sintió algo mejor. Sus magulladuras seguían doliendo, pero al menos el picor de los brazos y el cansancio parecían haberse esfumado.

Con un poco de agua, ingredientes elementales y unas gotas de su sangre, preparó dos extractos curativos. Uno de los cuales procedió a ingerir, sintiéndose algo mejor.

Algunos compañeros ya se habían levantado y desayunaban. Enterrador se unió a ellos