Partida Rol por web

Anochece. El taxi cruza el puente Aurora y ni siquiera la preocupación por Mara puede evitar que Raymond gire la cabeza para mirar la puesta de sol sobre el Pacífico. Por fin, el vehículo se para en la Universidad y el mago paga la carrera a un taxista que, como casi siempre que él está por allí, se está quejando por el mal funcionamiento del taxímetro.

Las farolas iluminan el pequeño parque del Campus. Al contrario que hace unas horas, cuando el lugar estaba bastante concurrido, tan sólo hay un grupo de estudiantes que salen de un edificio. Uno de ellos mira el reloj y sale corriendo hacia el parking, agitando la mano para despedirse de sus compañeros. Otra, una chica, se queda un poco atrás mietras mira su teléfono móvil y se lo lleva al rostro. Los otros dos se abrazan tranquilamente mientras siguen caminando y a penas te prestan atención cuando te cruzas con ellos.

Llegas al edificio de la biblioteca y entras en el recibidor. — Está cerrado — dice la voz de un conserje detrás de un mostrador. — Vuelva mañana, por favor...

Con todo lo que había pasado, Raymond había perdido la noción del tiempo. Aún así esperaba que Merrick fuese la clase de profesor que creía que era, y estuviese todavía allí tratando de buscar una solución a lo sucedido. Por no hablar que Mara le había pedido que investigara sober la sangre. Era una corazonada, pero tampoco tenía mucho más.

Buenas noches. He venido a ver al profesor Merrick. Anthony Merrick, de historia. Me está esperando.

El bibliotecario frunce el ceño al mirar el reloj y marca una extensión de tres números en el teléfono. Está a punto de colgar cuando finalmente alguien le responde al otro lado. Te pregunta tu nombre y lo repite al auricular, después de lo cual te pide que esperes en un banco junto a la puerta.

Estás demasiado nervioso como para sentarte y, mientras esperas, miras varias veces el reloj, impaciente. No son los cinco minutos más largos de tu larga vida, pero por un momento tienes tus dudas de si aquellos duraron tanto. Al fin escuchas pasos al fondo de la biblioteca y ves a tu antiguo alumno acercarse a ti.

— Buenas noches, profesor Grend. No le esperaba a estas horas... — dice de forma casual, lo que te granjea una mirada severa del conserje, al que le habías dicho lo contrario. — Lamento el retraso, estábamos colocando la biblioteca... — Te preguntas si tendrá redirigido de alguna forma el teléfono de su despacho hasta allí o cómo ha recibido la llamada, pero no le das más importancia. — ¿En qué puedo ayudarle?

Ignorando la mirada acusadora del guardia, Raymond saluda a Merrick con un poco de nerviosismo mientras se lo lleva a un aparte para que no les escuchen.

Ha sucedido algo grave, algo más me refiero, con la joven Mara. Y necesito su ayuda para poder rescatarla.

No tenía sentido ser sútil o cuidadoso, si en verdad Mara estaba en el Nuncamás el tiempo era primordial.

Le contaré todo con más detalle, pero ahora mismo necesito algo de ella para poder tratar de crear un hechizo que la pueda rastrear. En lugar donde ha ido a parar no es seguro.

Odiaba poner a Merrick en aquella situación, pero lo cierto es que no tenía más opciones.

El profesor te lleva a través de la biblioteca de vuelta hasta el pasadizo secreto que lleva a la sala oculta donde tienen su otra biblioteca. Por el camino le cuentas lo que necesitas y se para de golpe, preocupado. Luego empieza a caminar aún más deprisa.

— Mara, ¿se ecuentra bien? Espero que sus problemas no se deban a haberme ayudado aquí...

Llegáis a la puerta de seguridad y alza la mano hacia ella. Nuevamente notas una ligerísima acumulación de poder mágico antes de que la puerta se abra. El interior ya no es el pandemonium que viste esta mañana. Los libros están colocados en montones en el suelo y se han levantado las estanterías que estaban volcadas. Aún están vacías y puedes ver que en alguna de ellas faltan baldas, colocadas ahora junto a una pared, con una de ellas partida por la mitad.

— Tengo pocas cosas que hayan pertenecido a Mara. Guardo algún antiguo examen y uno de los trabajos que hizo con su compañera Jade, pero dudo que eso sirva a sus propósitos, si mis conocimientos son correctos. — Mira a su alrededor. — Sin embargo, esta mañana tuvo un altercado aquí. Se llevó un buen golpe, y aunque no creo que se hiciera ninguna herida, es posible que encontremos algún resto suyo.

Merrick era un adulto, y aunque su experiencia con lo sobrenatural no era extensa era más de lo habitual. Así que prefirió contarle la verdad.

Han pasado muchas cosas desde nuestra última visita. Entre ellas que al parecer Mara se ha perdido en un lugar peligroso. No tengo muy claro como ha sido, pero estoy convencido que no ha ido allí por su propia voluntad. Y aunque tiene algunos conocimientos de temas "inusuales", no sé si será rival para lo que se pueda encontrar.

En el fondo esperaba, desesperadamente, que aunque Mara estuviera en el Nuncamás, Darren no la hubiese enviado a un lugar donde pudieran hacerle daño.

Asintió cuando el profesor le explicó lo que tenia de ella, y comprobó que lo poco que sabía su ex-alumno no era tan "poco". En aquel momento eso le venía bien, seguramente iba a necesitar toda la ayuda posible.

Sí. El accidente que revivimos antes. Esperemos que haya algo. 

Buscáis en la zona en la que Mara se golpeó, los lugares en los que estuvo investigando, pero no encontráis nada que os pueda servir.

— Buscar un pelo o un pequeño rastro de ella aquí va a ser casi imposible — dijo el profesor después de un rato. — Si no hubiéramos empezado a colocar esta tarde, tal vez sería más fácil, pero en estas condiciones creo que no vamos a lograr nada.

Se queda pensando un momento.

— ¿No tiene acceso a su casa? Seguro que allí sería más fácil encontrar algo de utilidad... Creo que me comentó que aún mantenía relación con una amiga suya de la época en la que estudió aquí, Jade. Seguramente pueda localizarla. Aunque no tenía capacidades mágicas, era una auténtica erudita sobre cualquier cosa relacionada con lo sobrenatural.

Raymond se sentó frustrado al no encontrar nada que le sirviera. No es que hubiera muchas esperanzas, pero era la mejor opción.

Cuando escuchó a Merrick asintió. Sabía de quién hablaba, Jade era desde luego una opción. A pesar de que Adrian también podría verse involucrado por ello, cosa que no le entusiasmaba. Aunque lo haría de ser necesario, la seguridad de Mara era más importante que cualquier problema que pudiera haber entre ellos.

Sé de quién habla, conozco a la señorita Keen. El problema más grave es que no tengo su número, y la persona que conozco que lo tiene no está accesible en estos momento. Y el tiempo es un recurso muy excaso dada la situación actual. Mara está en el Nuncajamás, pero aquello es muy grande. Sin un buen guía sería casi imposible encontrarla, y aún así no sería fácil. De ahí que quiera realizar un ritual para poder localizarla e ir a buscarla.

Se echó para atrás el sombrero dejando a la vista parte de su despoblada cabeza. Estaba pensando a toda velocidad, pero ninguna idea era buena. Tendría que elegir entre la menos malas.

Parece que me tendré que ir allí y confiar en poder encontrar algún aliado.

El hombre se queda pensativo un momento.

— Bueno, yo sí tengo su teléfono, pero es información personal que no puedo distribuir sin permiso... — dice, excusándose. — Pero si quiere venir conmigo a mi despacho, podremos llamarla ambos desde allí — sugiere.

Por supuesto, hacerlo implica dejar por imposible encontrar aquí cualquier cosa de Mara.

No había más opciones, o por lo menos Raymond no las veía, así que no le quedaba otra que tratar de localizar a Jade.

Muy bien Merrick, le acompaño. Espero que la señorita Keen esté localizable y pueda ayudar. Aunque me temo que después de esto va a ser dificil negarle depende qué respuestas.

Resignado se levantó y siguió al profersor a su despacho como había dicho.

Salís de los pasadizos y cruzáis la biblioteca pública, saludando nuevamente al conserje. El patio del campus está ahora completamente vacío y volvéis al edificio donde está el despacho del profesor. Salvo por un guardia de seguridad no hay más personal en este lugar.

Subís las escaleras hasta el despacho de Merrick, que te hace un gesto para que tomes asiento.

— Tengo que buscar en el archivo... Guardo la información de todos mis alumnos especiales, ya sabe, los que tienen acceso a la biblioteca — se refiere, obviamente, a la 27ª, la biblioteca oculta. — Veamos... Jade E. Keen, aquí está.

Saca una ficha del archivador y se acerca a su mesa. Con cuidado, levanta el auricular del teléfono y marca un número.

El profesor Merrick no tiene que esperar mucho a que le cojan el teléfono. Inicialmente hace un gesto extraño, frunciendo el ceño y separando el auricular como si escuchase mucho ruido, pero no parece durar demasiado y no tarda en acercarlo nuevamente al oído. Lo que escucha parece gustarle porque sonríe.

— Vaya, señorita Keen, me halaga que aún me tenga en su agenda de contactos... — Se muestra un poco desorientado durante un instante. — Déjeme adivinar... Pensaba llamarme para preguntarme sobre Mara, ¿no es así? — dice mirándote. — Verá, está conmigo un antiguo profesor mío que vino esta mañana con ella y me ha dicho que está metida en algún tipo de problema y que usted podría ayudarnos... Creo que le conoce, el Profesor Grend. Si le parece bien, pongo el manos libres para que podamos hablar los tres — dice mientras pulsa un botón del teléfono y cuelga el auricular.

El Profesor cuelga el teléfono y mira un momento a Raymond.

— Bueno, espero que no tengamos que esperar demasiado... Mientras lo hacemos, ¿quiere tomar algo? — pregunta, abriendo un cajón de su mesilla y sacando un par de vasos de whisky y una botella de bourbon. Espera a que le contestes para servir uno o dos vasos dependiendo de tu gusto.

— Ese libro que mencionaba Jade... Suponogo que es al que se refería esta tarde, el que tenía información sobre los ritos funerarios en Mesopotamia, ¿no es así? ¿Qué tiene que ver en todo esto, Profesor? ¿En qué problemas está realmente metida Mara?

Raymond se estaba masajeando la cabeza, el sombrero lo había dejado a un lado, y miró el vaso que le ofrecia su antiguo alumno. Sonrió y asintió. Iba a ser una noche muy larga, de un día especialmente largo. Cuando se dio cuenta de que todo lo que había sucedido durante el día se sorpendió, parecía que hubiesen sido semanas.

No me vendrá mal la verdad.

Le dio un trago pequeño y lo saboreó.

Sí. Estamos hablando del mismo libro. Supongo que Mara o Darren le habrán comentado algo. O Adrian. ¿Quién sabe? Por si podía averiguar algo de manera más... mundana.
Es gracioso, por decirlo de alguna manera, el que siempre estemos tratando de que Jade no se adentre demasiado en este mundo sobrenatural. Por su protección más que nada. Pero ella es muy insistente en eso. Es inteligente y ya sabe que hay algo ahí fuera. Y después de tanto esfuerzo aquí estoy yo, que la voy a meter de lleno en este mundo.

Le dió otro trago a la bebida.

La verdad es que la ignorancia es una bendición a veces. Este mundo es igual, o más, de peligroso que el normal.

El profesor sonríe, recordando.

— Bueno, ella ya era así en la época de la universidad. Accedió a la biblioteca por su curiosidad desbordante y con sus propios medios, a pesar de no tener ni un ápice de poder mágico... Y no puedo culparla, porque yo era exactamente igual a su edad.

Juguetea con su anillo y en ese momento te encajan un par de cosas: la primera, te había sorprendido no recordarle si, siendo tu alumno, tenía un don sobrenatural: evidentemente no es así. Es un humano corriente, sin ningún tipo de poder más allá de su conocimiento. La segunda, el débil poder que has sentido cuando abre la puerta de la biblioteca, evidentemente proviene de su anillo, que debe de estar enlazado de alguna forma con el sistema de seguridad mágico de la puerta.

— Tal vez si en la universidad yo hubiera sabido que mi profesor de historia era realmente un mago, mi vida habría sido muy diferente. Pero no me arrepiento, pues eso me ha traído hasta aquí. Aunque, si me lo permite, sí le puedo sugerir una cosa: no intente proteger a Jade más allá de lo que ella necesite. Es una mente curiosa y cualquier acción por mantenerla alejada del conocimiento que ansía no hará más que estimular aún más su curiosidad. No tiene el más mínimo ápice de poder que pueda hacer que ese conocimiento sea peligroso en sus manos — más allá de que todo conocimiento es potencialmente peligroso, claro, pero parece un riesgo asumible — así que, si yo fuera usted, la dejaría experimentar y documentarse y, sólo si las cosas se complican de verdad, me preocuparía por protegerla.

Raymond sopesó lo que comentaba Merrick y le dió otro sorbo al vaso antes de asentir a las palabras de su antiguo alumno.

Ya. Tengo lo que se dice un gran curriculum en el tema de protecciones. Si lo hago mal, y si no lo hago también.

Dejó el vaso.

En fin. No es momento de regodearse en cosas que no se pueden solucionar, y ponerse a trabajar en lo que sí se puede. Ahora lo importante en Mara.

Se levantó y miró con bastante respeto al hombre que tenía delante.

En cuanto a nuestro pasado, sólo le puedo decir que en su día no sentí nada inusual en usted. Me refiero a magicamente hablando claro está. No es que sea una escusa, era un hecho. Pero sí que era, y sigue siendo, alguien especial. Sólo hay que mirarle para darse cuenta, donde está y las compañías que tiene.
Le pido perdón si le...hice algo que le agraviara en su momento, o no le ayudé cuando lo necesitó.

El profesor sonríe.

— ¡Oh, no! ¡Al contrario! Usted no pudo detectar magia en mí porque carezco de ella. No la tenía entonces y sigo sin poder realizar ni el más mínimo truco de prestidigitación. Incluso los típicos juegos de cartas se me dan mal — dice con tono simpático. — Sin embargo, usted me ayudó a amar la historia y fue a través de ella como empecé a interesarme por lo sobrenatural. Se sorprendería en la cantidad de eventos históricos que ha intervenido algo más que las decisiones humanas... — Te mira y se sonroja ligeramente. — Bueno, seguramente no se sorprendería, porque lo sabrá mejor que yo.

Termina la copa y mira el reloj.

— Jade no debería tardar demasiado en llegar — comenta.