Partida Rol por web

Historias del Dominio

En la trastienda

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01/10/2018, 00:24
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Tras el recibimiento de la comitiva real, Carellyn marchó en busca del caballero, el cual no había estado presente en dicha comitiva. Tuvo que preguntar a un par de sirvientes antes de que por fin uno la informase que le había visto dirigirse a la herrería.

Allí como siempre, se encontraba Vargul, que dedicó una sonrisa blanca como la leche a la doncella al verla en su puesto, deteniendo el martilleo contra el yunque. Siempre resultaba curioso la alegría y positividad que aquel gigante trasmitía. 

Al ser preguntado señaló al interior de la herrería. Una trastienda, quizás almacén, que tenía el herrero a su disposición. Abrió una pequeña puerta, que apenas llegaba a la cintura de la muchacha para que ésta pudiese pasar al interior del reino de Vargul. Hizo unos gestos con las manos y brazos como simulando un combate con espada que resultaron incluso algo cómicos, gracias a la improvisada imitación de los sonidos del metal chocando.

Sólo hicieron falta unos pasos para que la joven llegase hasta aquella trastienda. En ella pudo ver un sin fin de objetos y pertrechos de herrería; viejas armaduras y armas, herraduras y todo tipo de herramientas. Todas apiladas con curioso orden y bien estructurado el espacio, dejando lugar a un rellano en el que había varios muñecos de entrenamiento, los cuales ya había visto varias veces utilizar a las compañías del castillo.

En esta ocasión había cinco colocados en círculo especialmente acorazados con viejas armaduras, con algunas zonas pintadas en rojo. En el centro se encontraba el caballero blandiendo dos espadas y golpeando aquellos puntos. 

No carecían de cierta belleza hipnótica los volteos de aquellas armas y los movimientos del caballero que por momentos pudieron recordar casi a un balile. Una danza perfectamente ejecutada para impactar con gran velocidad en aquellos puntos de todos aquellos maniquíes en el mínimo tiempo posible.

Su presencia no pasó inadvertida por el caballero el cual se detuvo con cierto gesto de sorpresa. Sin duda no esperaba verla allí. Al detenerse pareció incluso tambalearse ligeramente de cansancio. 

Lady Carellyn...disculpad— Expresó, apoyando las espadas sobre la pared. Se dirigió deprisa recuperando el aliento a por un paño con el que limpió el sudor de su rostro.

Parecía como si el caballero se hubiese caído al río. Su pelo, que normalmente lucía erizado, quedaba pegado a la cabeza y rostro. La camisa blanca que llevaba estaba empapada y partes se pegaban a su cuerpo, dejando casi a la vista el relieve de horrendas cicatrices que desvirtuaban un torso que podría servir como ilustración de anatomía en los libros de los maestres.

Secó también los antebrazos y manos mientras se dirigía hacia Carellyn. Poco antes de llegar a su altura, dejó el paño a un lado, sobre lo primero que tuvo a mano e hizo una reverencia. Aún parecía un poco agitada su respiración que se iba sosegando paulatinamente con rapidez.

¿Ha ocurrido algo?— Preguntó con curiosidad y gesto extrañado.

   

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04/10/2018, 14:46
Carellyn Flores

Carellyn entró en la herrería con la misma sonrisa en los labios que había exhibido desde que se había puesto en pie. Aquel día se sentía exultante y le habría resultado difícil disimularlo, incluso si hubiera querido hacerlo, porque era incapaz de borrar del todo la sonrisa del rostro y su mirada tenía ese brillo especial, más seguro y feliz. 

Aún así la curva de sus labios se amplió un poco más en respuesta a la de Várgul, por el que la muchacha sentía cierta simpatía. Lo saludó y aprovechó para agradecerle una vez más el buen trabajo que había hecho en la daga que no hacía mucho le había encargado para Arlo y que guardaba en uno de los cajones de su cómoda, a la espera de poder entregársela. En cuanto preguntó por Ser Dwain y vio aquellos gestos, asintió, sin llegar a disimular una pequeña risa por su comicidad. 

No había visitado aquella trastienda en muchas ocasiones, así que cuando entró en ella lo hizo con ojos curiosos. Su mirada recorrió las paredes y todo lo que allí había antes de detenerse en el caballero que buscaba. Contuvo el aliento al ver la fluidez de sus movimientos que se le antojaron bien distintos de los que había visto alguna vez realizar a los soldados en el patio de armas, más armónicos, aunque a la vista estaba que eran igual o más contundentes y letales que aquellos.

Sintió cómo se erizaba el vello de su nuca cuando Ser Dwain se giró al descubrirla y cuando sus ojos se escaparon hacia su torso cubierto por la camisa empapada, sus mejillas tomaron de inmediato algo de color. Podía ser que se sintiese más segura de sí misma, pero eso no la convertía en piedra ni mucho menos. Tuvo que hacer un esfuerzo consciente para mirarlo al rostro y dejar de pensar en los relieves de sus músculos. 

Hizo una reverencia, inclinando un poco la cabeza, y al alzarse se tomó una mano con la otra por delante de su cuerpo. 

Disculpadme vos, Ser, no era mi intención interrumpir vuestro entrenamiento —saludó—. No ha ocurrido nada, podéis estar tranquilo. Lord Everam va a reunirse con Lord Tarth y sus oficiales, pero no he venido por eso. 

Se quedó callada un instante. Llevaba pensando en hablar con el caballero desde la noche anterior, pero aún no había llegado a pensar qué quería decirle exactamente y eso era muy poco propio de ella. Sonrió un poco más al darse cuenta de ello mientras se tomaba ese breve momento para escoger sus palabras. 

—Es sólo que quiero agradeceros el regalo que me otorgasteis ayer —dijo al fin, buscando los ojos de Ser Dwain con los suyos con intensidad—. Nunca podré pagároslo, pero sabed que tendréis en mí una amiga en cualquier momento que me necesitéis. 

Hablaba con cierta vehemencia, convencida de cada una de sus palabras. Sí, en el fondo de su nuca recordaba lo que había dicho Aldern, sus advertencias sobre el caballero, pero esa vocecilla se silenciaba en cuanto miraba en su interior y encontraba el reflejo de su madre. En aquel momento no sentía miedo ni vergüenza hacia Ser Dwain, sólo admiración y una inmensa gratitud.

—También me preguntaba... —añadió entonces, aún con su mirada sobre él—. ¿Podría saber más sobre lo que hicisteis? ¿Fue... magia? ¿Un milagro? ¿Tiene algo que ver con vuestra religión? —Lo bombardeó con preguntas mientras gesticulaba con ambas manos, emocionada—. ¿Qué quisisteis decir con aquello de que yo soy el futuro? He tardado en darme cuenta, pero... creo que no sois el primero que me lo dice. 

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04/10/2018, 17:19
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Ser Dwain negó e hizo un gesto despreocupado ante las primeras palabras de Carellyn.

No os preocupéis. En realidad me habéis hecho favor. Estoy agotado.— Reconoció.

Continuó escuchando a la joven mientras asentía levemente. Poco a poco y sobre todo tras la batería de preguntas, se fue formando una mueca en su rostro que acabó por convertirse en sonrisa. Todavía le resultaba extraño, novedoso, ver aquella expresión en el rostro del caballero. Todos aquellos años sin verlo jamás sonreír y en apenas un día ya lo había visto hacerlo dos veces.

Volvió a asentir como muestra de disponerse a responder sus preguntas. Tomó asiento sobre un viejo barril. Indicó con la mirada el contiguo a él. Y aunque cabría esperar que aquel lugar algo descuidado y viejo, de paredes desconchadas y descoloridas fuese un cúmulo de polvo, en realidad estaba todo limpio y cuidado. 

Se sentase la joven o no, Ser Dwain sí que lo hizo, incluso como un gesto de auxilio a sus cansadas piernas.

Magia, milagro...— Comenzó. —Si la magia o los milagros es hacer posible lo imposible, entonces no.— Sentenció manteniendo ese gesto agradable. —Conocernos, saber cómo somos en realidad, es difícil, pero no imposible. Sólo os precipité a ese momento— Explicó entrelazando los dedos de las manos y dejando caer su peso, como descansando los hombros.

¿Tiene que ver con mi religión?— Asintió un par de veces. —En cierto modo sí.— Reconoció inicialmente.—Los años que he pasado descubriéndola, sintiéndola, me han revelado verdades, respuestas. Pero ese ha sido mi camino para llegar a ellas. No necesariamente es el único. — Tomó aire un momento, con gesto reflexivo.

Buscáis una respuesta. Un por qué, un para qué. Os diré la mía.— Anticipó como si aquello fuese su más preciado secreto.

La verdad es lo que hacemos, Lady Carellyn. La realidad es cómo lo percibimos.— Dijo haciendo una leve pausa después consciente de la necesidad e aclarar aquello.

En mi caso...soy un asesino. He matado a más personas de las que puedo recordar.— Reconoció con tremenda certeza. —Algunos dirán que se lo merecían, o que luchaba por mi señor, que cumplía con mi deber. Otros que soy un asesino despiadado, implacable... Son ambas realidades. Cada uno se aferra a la que le permite asimilar mejor la verdad. Y la verdad, sin opinión alguna es que he matado a cientos de personas.— Asintió pero no parecía sentir orgullo por ello.

Ahora que sé lo que soy, me corresponde a mí crear mi realidad. No puedo deshacer lo hecho, pero sí aceptarlo y aprender de ello. Y quizás, dejar algo que mínimamente pueda compensar la cantidad de huérfanos y viudas que he dejado a mi paso. — Dijo convencido.

Y ahora sabéis quien sois en realidad y os toca crear vuestra realidad. — Sonrió tratando de transmitir ánimo.

Sois Lady Carellyn Rowan. Esa es la verdad. Algunos os llamarán Flores. Pero sois Rowan. Imaginaos cruzando la puerta del salón del lord en vuestro hogar para decirle a vuestro padre quien sois. Puede reconocerlo o no. Cada uno dibujará la realidad como mejor quiera o pueda para asimilar la verdad. Pero la verdad es que sois hija de Lord Mathis Rowan y por tanto, una Rowan. Y cuando salieseis por esa puerta, no importa lo que hayan dicho vuestro padre, sus consejeros o su esposa. Por esa puerta saldría un Rowan. —Aseveró.

Sólo tenéis que saber ver la verdad y cambiaréis el mundo Lady Carellyn. Sea con lo que sea; con vuestro apellido o con cualquier otra cosa.—

Perdió por un momento aquella profundidad y solemnidad.

Es más difícil de explicar de lo que parece Lady Carellyn, y más para alguien como yo que aún tiene tanto leer y aprender. Pero estoy convencido que con el tiempo comprenderéis aquello que yo no sé explicar.— 

Volvió a asentir convencido.

—Sí...no albergo duda alguna. Sois el futuro, Lady Carellyn.— 

 

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07/10/2018, 11:00
Director

Tras el recibimiento de la comitiva real, Aldern marchó en busca del caballero, el cual no había estado presente en dicha comitiva. Tuvo que preguntar a un par de sirvientes antes de que por fin uno la informase que le había visto dirigirse a la herrería.

Allí como siempre, se encontraba Vargul, que dedicó una sonrisa blanca como la leche al joven dorniense al verlo en su puesto, deteniendo el martilleo contra el yunque. Siempre resultaba curioso la alegría y positividad que aquel gigante trasmitía. 

Al ser preguntado señaló al interior de la herrería. Una trastienda, quizás almacén que tenía el herrero a su disposición. Abrió una pequeña puerta, que apenas llegaba a la cintura del joven para que éste pudiese pasar al interior del reino de Vargul. Hizo unos gestos con las manos y brazos como simulando un combate con espada que resultaron incluso algo cómicos, gracias a la improvisada imitación de los sonidos del metal chocando.

Sólo hicieron falta unos pasos para que Aldern llegase hasta aquella trastienda. En ella pudo ver un sin fin de objetos y pertrechos de herrería; viejas armaduras y armas, herraduras y todo tipo de herramientas. Todas apiladas con curioso orden y bien estructurado el espacio, dejando lugar a un rellano en el que había varios muñecos de entrenamiento, los cuales ya había visto varias veces utilizar a las compañías del castillo.

En esta ocasión había cinco colocados en círculo especialmente acorazados con viejas armaduras, con algunas zonas pintadas en rojo. A un lado, fuera de ese círculo, se encontraba sentado sobre un barril.

Su presencia no pasó inadvertida para el caballero el cual detuvo lo que parecía ser una conversación que estaba manteniendo con Carellyn al alzar su vista hacia el dorniense. Su aspecto era casi como si se hubiese caído al río. Su pelo, que normalmente lucía erizado, quedaba pegado a la cabeza y rostro. La camisa blanca que llevaba estaba empapada y partes se pegaban a su cuerpo, dejando casi a la vista el relieve de horrendas cicatrices que desvirtuaban un torso que podría servir como ilustración de anatomía en los libros de los maestres.

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07/10/2018, 11:12
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

La mirada de Ser Dwain se desvió hacia la entrada de la trastienda de Vargul. Intuitivamente, Carellyn imitó aquel gesto pudiendo comprobar la llegada de Aldern. El caballero se puso entonces en pie. 

Señor Aldern...— Dijo únicamente  con su tono y expresión habituales, dando pie al joven dorniense a decir lo que fuese que lo había llevado hasta él.

 

Notas de juego

Estáis ambos en la trastienda. 

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07/10/2018, 19:50
Carellyn Flores

Con aquel gesto de Ser Dwain hacia el barril Carellyn se acercó. Antes de sentarse, sin embargo, comprobó que la superficie no estuviese llena de polvo o algún líquido que pudiese manchar su falda. Le sorprendió un poco la limpieza del lugar, pero no se detuvo demasiado a pensar en ello pues su atención estaba prendida por entero de las palabras del caballero. Sentada a su lado podía percibir de cerca el aroma salado de su sudor y eso hizo que sus mejillas se arrebolasen un tanto más, pero no se sintió atribulada por ello. Aquel día sentía que nada podía turbarla lo suficiente como para desviarla del camino hacia lo que quería saber. 

No apartó la mirada del rostro del hombre mientras él empezaba a hablar y con tanta atención lo miraba que parecía que deseaba beberse cada una de las palabras que pronunciaba. Lo escuchó sin interrumpir, con las pupilas algo dilatadas y las manos sobre el regazo. 

No había sido cosa de magia, decía el caballero, pero a ella sí se lo había parecido. Todavía podía rememorar con facilidad todo lo que había sentido de golpe y eso, no era capaz de comprender cómo, lo había hecho él. Trató de entender lo que quería decir con eso de que podía haber otros caminos, pero lo cierto fue que esa respuesta sólo hizo que aumentase su curiosidad por esa extraña religión. Su fe por los Siete seguía bien instaurada en ella, pero quería saber más sobre el Rostro al que seguía el caballero. Necesitaba saber más y quizá se notó en la mirada sedienta de conocimiento con que miró a Ser Dwain mientras él tomaba aire para seguir respondiendo la avalancha de preguntas que le había soltado. 

Abrió un poquito más los ojos cuando él se ofreció a compartir con ella lo que él llamaba «su verdad» y se echó un poco hacia delante, acercándose para escuchar mejor. Frunció el ceño con el impulso de protestar cuando se llamó a sí mismo asesino. Pero se había propuesto no interrumpir hasta que terminase, así que apretó un poco los labios y se guardó la protesta para sí. Y bien hizo pues a medida que Ser Dwain se iba explicando se dio cuenta de que ella no habría podido ofrecer más consuelo que los que él mismo mencionaba y que debía haber oído en numerosas ocasiones. 

Sintió en ese punto una pizca de lástima por él, pues Carellyn no era capaz siquiera de imaginar cómo debía sentirse al hacerse consciente de todo el daño que había causado. Y, oh, es cierto que había atenuantes suficientes para que nadie pudiese culparlo por sus actos... Nadie salvo esas viudas y huérfanos que mencionaba. 

En un impulso estiró la mano para ponerla sobre su brazo y lo apretó en silencio. Aún no había encontrado las palabras en su interior para expresar cómo se sentía respecto a eso, pero sí necesitaba transmitirle su apoyo con ese gesto. Sin duda reconocerlo así, con tanta franqueza, el deseo de compensar sus acciones... todo eso sólo lo hacía aún más admirable a sus ojos. 

Pero entonces pasó a hablar de ella y sus ojos se abrieron un poco más. Recogió de nuevo la mano en su regazo y ladeó un poco el rostro, mirándolo con intensidad. De alguna manera todo lo que decía encontraba su sentido en el pecho de la joven que podía imaginarse sin dificultad haciendo justo lo que él decía. Sus palabras encajaban con la precisión de un mecanismo y durante ese momento no le cupo duda de que esa era su verdad. 

Suspiró y fue al hacerlo que se dio cuenta de que había estado conteniendo el aliento mientras él hablaba. Aún había mucho que no entendía, pero sentía que se estaba acercando a profundizar en algún tipo de iluminación, algo había comenzado a gestarse en ella la tarde anterior y poco a poco esa semilla que el caballero había sembrado estaba arraigando firmemente en la muchacha. Si daría frutos o no sólo el tiempo podría decirlo, pero sin duda ella se sentía embargada todavía de la fuerza que había encontrado en su interior. 

—El futuro... —murmuró, fascinada con todo lo que había dicho Ser Dwain y que aún estaba asimilando—. No comprendo aún a qué os referís con eso, Ser. ¿Cómo podría ser yo el futuro? ¿El futuro de qué? Pero todo cuanto decís parece encajar de un modo que no habría creído posible y os reconozco que tras escucharos siento el ímpetu de cambiar las cosas. De encontrar mi verdad y hacerla posible. —Sacudió la cabeza—. Aún no sé cuál es mi camino, pero no voy a esperar más a que me dibujen un sendero que seguir. Quiero ser yo misma la que coloque las piedras que pisen mis pies. 

La mirada del caballero buscando la puerta atrajo su atención y si iba a decir algo más, quedó en el aire. Por el momento al menos. 

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07/10/2018, 22:20
Carellyn Flores

—...las piedras que pisen mis pies. 

La mirada del caballero buscando la puerta atrajo la atención de Carellyn y si iba a decir algo más, quedó en el aire. La muchacha se encontraba sentada sobre un barril, junto a Ser Dwain, al que contemplaba con cierta fascinación. Tenía las manos recogidas sobre el regazo. Sus ojos estaban bien abiertos y sus pupilas algo dilatadas, toda su atención prendida del caballero. 

Al ver a Aldern enderezó un poco la espalda tomando algo de distancia con Ser Dwain, al tiempo que él se levantaba. Hizo un gesto con la cabeza saludando al recién llegado sin decir nada. Lo miraba con una mezcla entre fastidio por la interrupción y curiosidad por el motivo que podía haberlo llevado a aquel lugar pues lo imaginaba junto al Lord en esa reunión junto a los oficiales.

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09/10/2018, 03:16
Aldern Dayne

Tras dedicar unas palabras de agradecimiento a Vargul —unas que Aldern ni siquiera estaba seguro de que entendiera— el chico pasó a la trastienda.

Al entrar y ver a Ser Dwain junto a Carellyn el chico los miró un instante. Si estaba sorprendido, desde luego, no lo demostró. Sin embargo sí dedicó una mirada más larga a la doncella, y frunció levemente el ceño al notar el fastidio en su rostro. Miró entonces a Ser Dwain.

—He venido a hablar con vos —dijo con seriedad, sin molestarse en saludar a quien no le había saludado.

Antes de decir nada más la volvió a mirar a ella un instante.

—¿Interrumpo algo?

No se mostraba molesto, ni mucho menos, sino más bien cordial. Finalmente decidió aventurarse a decir algo más, aunque quizá no tuviera sentido para el caballero. Incluso lo dijo mirándole a él, cosa que le hizo cierta gracia.

—Por cierto, no sé si probasteis los panecillos del desayuno, pero estaban deliciosos.

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09/10/2018, 07:28
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Ser Dwain no pareció sorprenderse por las primeras palabras de Aldern. Debió resultarle evidente que había llegado hasta ahí o bien para hablar con Carellyn o con él. Pero el contenido de las siguientes, aunque el tono era cordial, sí que hicieron fruncir el ceño del caballero, probablemente molesto. 

Sólo una conversación entre conocidos.— Respondió con esa mirada que se volvía casi felina.

Y no, no los he probado.— Contestó a lo siguiente.

¿Ocurre algo?— 

Si bien Ser Dwain podía no tratarse de la mente más ilustre del Dominio, sí que le daba para saber que el dorniense no le había buscado para hablar sobre los panecillos del desayudo. No había llegado a ese nivel de cotidianidad con el joven y seguramente con nadie de Riverside. Lo que fuese que el pupilo quisiese tratar con él, ya se encargaría el joven de decidir sobre la privacidad, o ausencia de ella, necesarias.

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09/10/2018, 14:17
Carellyn Flores

Carellyn no quería marcharse, eso resultaba evidente al pensar en que todavía seguía sentada en el barril. Sin embargo, con una guerra en ciernes bien sabía que tal vez Aldern traía algún mensaje del Lord para el caballero y eso sería más urgente que su conversación con él. Dejó que respondiese Ser Dwain primero mientras ella se ponía lentamente en pie y se alisaba la falda. 

La sonrisa que vestían sus labios desde que se había levantado se amplió un poquito más con las últimas palabras del chico. 

Si tanto os han gustado, deberíais felicitar a la cocinera —comentó, mirándolo con una chispa divertida en la mirada—. Seguramente agradecerá saber que ha hecho un buen trabajo. 

Entonces su mirada se desvió hacia Ser Dwain. Había sido seguramente el peor momento para una interrupción, pero no iba a ser descortés por ello. 

—Puedo esperar fuera a que lord Aldern hable con vos —se ofreció, aunque no se marcharía todavía—. O buscaros después si resulta que el Lord os requiere. 

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11/10/2018, 19:53
Aldern Dayne

Al ver fruncirse el ceño de Ser Dwain Aldern entendió que estaba molesto... Y eso no le disgustó. También lo estaba él, pero eso no iba a decirlo en voz alta. Carellyn no había perdido la primera oportunidad para hablar con el caballero y la forma en que le miraba... No eran celos lo que sentía, pero desde luego no le gustaba.

El joven Dayne había añadido aquello sobre los panecillos para que todo atisbo de disconformidad que Carellyn pudiera intuir en él quedase sepultado ante aquel cumplido cómplice, y le hizo cierta gracia escuchar la respuesta de Ser Dwain, cuya opinión sobre aquellos panecillos no le importaba en absoluto.

Antes de responder Aldern vio cómo Carellyn se ponía en pie para irse. Agradeció que les diera intimidad, pero no sus últimas palabras. Aún así decidió ignorarlas, como si no le hubieran importado lo más mínimo, y contestó a las anteriores.

—Quizá lo haga —dijo mientras atravesaba la trastienda para acercarse al lugar que ocupaban aquellos dos, sin dejar que su tono se tiñese de la complicidad que escondían sus palabras—. Si no os importa continuar más tarde —o no continuar en absoluto—, Lady Carellyn, os lo agradezco.

Entonces se dirigió a Ser Dwain, dispuesto a ser más directo. Estaba claro que el caballero no entendía las sutilezas.

—Además del mensaje del Lord, me gustaría hablar con vos de un asunto personal.

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11/10/2018, 20:05
Aldern Dayne

Antes de responder a las palabras de aquellos dos Aldern vio cómo Carellyn se ponía en pie para irse. Agradeció que les diera intimidad y caminó hacia el lugar donde se encontraban.

—Quizá lo haga —dijo mientras atravesaba la trastienda, sin dejar que su tono se tiñese de la complicidad que escondían sus palabras—. Si no os importa continuar más tarde, lady Carellyn, os lo agradezco.

Entonces se dirigió a Ser Dwain, dispuesto a ser más directo. Estaba claro que el caballero no entendía las sutilezas.

—Además del mensaje del Lord, me gustaría hablar con vos de un asunto personal.

Aldern pronunció aquellas palabras con seriedad, probablemente más de la que Carellyn había visto en mucho tiempo en el tono del Dayne.

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11/10/2018, 20:30
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Ser Dwain no respondió de inmediato a la Doncella y fijó su mirada en Aldern. Tras la respuesta de éste, volvió a mirarla. No parecía haber prestado especial atención a los panecillos y posibles felicitaciones. No así con el resto.

Asintió entonces a la joven.

Proseguimos en un momento, Lady Carellyn—

Volvió entonces a mirar a Aldern.

Decidme señor Aldern...—

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11/10/2018, 20:42
Carellyn Flores

La joven hizo una pequeña reverencia cortés antes de encaminarse hacia la puerta para salir de la trastienda. Si le había molestado que Aldern respondiese cuando ella le había preguntado a Ser Dwain o tener que ser ella la que se marchase cuando estaba allí antes, desde luego no lo manifestó ni con palabras ni en su expresión. 

Al salir cerró la puerta tras ella, ya buscando a Várgul con la mirada. 

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11/10/2018, 21:09
Carellyn Flores

Al cerrar la puerta Carellyn trató de no hacerlo del todo, dejando la hoja de tal modo que pareciese cerrada pero en realidad estuviese ligeramente floja. Sus ojos buscaron a Várgul y le hizo un leve saludo con la cabeza al tiempo que le dedicaba una sonrisa.

Le había fastidiado la interrupción de Aldern, encima con esos humos que se había traído, echándola de la trastienda para... ¿qué? ¿Qué asuntos personales tenía él que tratar con Ser Dwain? La joven estaba segura en ese instante de que el Dayne lo había hecho sólo porque no le agradaba que ella tuviera trato con el caballero, más cuando él sabía que ella necesitaba hablar con él. 

Buscó algún lugar donde sentarse a esperar bien cerca de la puerta. En cualquier otro momento habría intentado darle conversación al herrero mientras esperaba, pero en aquel quería saber qué era eso tan importante que había hecho que Aldern se portase como un idiota con ella. 

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12/10/2018, 00:30
Aldern Dayne

Una vez que Carellyn se marchó Aldern se centró un poco más en lo que había venido a hacer. Se acercó para sentarse en el barril donde antes estaba la muchacha y cuando habló al caballero lo hizo tratándole directamente de tú, como había empezado a hacer en Aguasfrías.

—He estado en mi casa —le dijo—. He visto a mi prima, y he estado en la tumba de mi padre.

El tono de Aldern era menos amable de lo que solía ser con todos los demás, aunque se guardaba parte del rencor que sentía por ese hombre. Fuera como fuera, con él no tenía sentido ocultar por completo el desprecio que sentía. De hecho probablemente sería incluso contraproducente.

—No sabía que le habías escrito una carta a ella. No la he leído, pero creo que me hacía falta salir de aquí para ver las cosas con cierta perspectiva. —Aldern guardó un instante de silencio y miró a Ser Dwain a los ojos. Estaba a punto de hacer una gran concesión, una que le dolía en el mismo corazón—. No voy a perdonarte nunca, pero entiendo lo que pasó —dijo antes de hacer de hacer una pausa—. Y también que si no sigo con mi vida el mayor perjudicado seré yo.

El muchacho guardó silencio unos segundos.

—Si vamos a la guerra todos correremos peligro —afirmó señalando lo evidente—. La gente dice que el Lord llevará gente de sobra, pero las batallas son como son y hombres más preparados y mejor defendidos han muerto. No es que no quiera ir, pero quiero dejar antes mis cuentas saldadas.

—Además —prosiguió—, sé que no estoy listo para enfrentarme a los Hombres del Hierro. Esos hombres viven del pillaje, de la muerte y del saqueo, y lo más cerca que yo he estado de una batalla fue lo que pasó en Aguasfrías.

—He estado pensándolo mucho, y aunque no me gustes voy a ir contigo cuando estemos en batalla —Aldern no preguntó aquello, sino que lo presentó como una decisión ya cerrada. Había una parte que dependía de Lord Everam, por supuesto, pero hasta donde él podía decidir estaban claras sus intenciones—. No debo pensar sólo en esta guerra o en mis preferencias, sino en el futuro, y si mi prima reconoce tu valía como caballero y te pone a la altura de los grandes de Poniente más vale que aprenda de ti mientras pueda.

Notas de juego

Aldern tiene dos intenciones: sonsacar qué espera el caballero de él y mejorar su relación con Ser Dwain (al menos por parte del caballero).

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12/10/2018, 01:04
Aldern Dayne
- Tiradas (3)

Notas de juego

Me ha faltado el +4 de Ingenio.

Total:19.

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12/10/2018, 01:08
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Ser Dwain escuchó las palabras de Aldern. Lo miraba de forma directa, pero sólo escuchaba. Sólo cuando el joven silenció, se dispuso a responder. Parecía tranquilo, desfogado.

—Sí, hace tiempo escribí a vuestra prima contándole lo que te conté a ti. Lo hubiese hecho antes de haber sabido escribir en condiciones.— Confirmó. Tras ello hizo una pausa. Retomó con gesto serio pero muy tranquilo.

Voy a recordarte algo que hablamos hace un tiempo, Aldern. Ni busco ni necesito tu perdón. Busco el de tu padre, y cuando me reúna con él, sé que así será.—

Dejó un instante para que lo asimilase. Sus palabras siempre eran directas, incluso duras aunque no lo pretendiesen.

Y lo busco por mí, no por ti— Reconoció.

Seguir con tu vida...sí, es una opción. Pero lo importante es como. ¿Vas a dejar que tu odio te haga hacer las barbaridades que yo he hecho, o peores, o vas a librarte de él cuando me des muerte?.— Asintió. —Eso es lo que debes de plantearte, o al final, podrás buscar mil excusas para tratar de soportar una verdad que no aceptas. Ser un asesino. — Dijo sin dudar.

Si tu odio y tu rabia no acaban con mi muerte, entonces tienes un problema para ver la verdad y acabarás siendo igual o peor que lo que ahora desprecias; a mí.—

Resopló entonces, parecía que aún debían hablar más sobre aquello, pero no parecía ser cosa de un día, ni de dos.

En cuanto a la guerra... si quieres ir eres un necio. Te aseguro que yo no quiero, pero iré si Lord Everan me lo pide. Y seré ese asesino que sabes que soy. No mostraré piedad alguna. Pero será la última vez.—

Decidió finalmente tomar asiento.

—Los caballeros, Aldern, deberíamos ser todo aquello que se cuenta en los cuentos e historias épicas, pero la realidad es que somos la espada que blanden los nobles para mantener o aumentar su poder.— 

Negó entonces un momento.

Hubo un tiempo en que quería ser como los caballeros de las historias y cuentos. Por mí y por...no importa.— Volvió a negar.

Pero no puedo ya. He cometido tales barbaridades que para mí ya no hay solución. Pero aún así me esfuerzo. Me esfuerzo todo lo que puedo. Día y noche, hasta no poder más y quedarme dormido sobre la mesa. Y te digo Aldern, que tras esta guerra, no volveré a empuñar una espada si no es para defenderme. No volveré a matar en nombre de nadie, ni por mi odio ni por mi rabia. Jamás.—

Ladeó la cabeza ligeramente y se encogió de hombros.

Así que si quieres venir conmigo en la guerra, bienvenido serás a mi lado esta primera y última vez. Sí puedo garantizarte algo si has de acudir, Aldern. Tienes razón en que siempre podemos morir. Pero antes de que tú mueras, tendrán que matarme a mí. Y te aseguro que ese momento está reservado para ti y destrozaré todo lo que se ponga por delante antes de permitir que a ti te ocurra algo. Tienes mi palabra, aunque sé que no vale nada.—

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12/10/2018, 16:58
Aldern Dayne

Aldern decidió escuchar con atención todo lo que Ser Dwain tuviera que decir. Esperaba entender a través de sus palabras algo de lo que hasta el momento le había negado: información sobre qué esperaba de él, qué debía hacer para llegar a ese punto en que le entregase su vida y Aguasdulces.

El empeño del hombre en que buscaba el perdón de su padre no extrañó a Aldern. No era la primera vez que se lo decía, ni la segunda. Tendría que darle unas vueltas antes de encontrar la mejor forma de usar eso a su favor. En cualquier caso cuando Ser Dwain volvió con el asunto del odio y la rabia como si fueran una enfermedad que creciese dentro de cada uno Aldern relajó un poco su atención. Aquello no era cuestión de odio o de rabia: era justicia. Pero no esperaba que Ser Dwain lo entendiese. Sin embargo había algo en lo que Ser Dwain sí tenía razón, algo en lo que Aldern ya había pensado en el pasado pero que cada vez cobraba una dimensión mayor. ¿Se podía culpar a la espada de la muerte de un ser querido, o uno culpaba a quien la empuñaba? ¿Se podía considerar responsable a un aliado que podría desviar el golpe por apartarse conscientemente en el último momento?

Una vez Ser Dwain acabó de hablar Aldern tardó varios segundos en volver a hablar, tiempo que empleó en dar vueltas a todo aquello.

—Tu palabra vale más de lo que crees —aseguró. Meditó entonces sobre qué hacer a continuación y, tras pensarlo un momento, se puso en pie—. Si puedo elegir entonces, ojalá ninguno de los dos vaya a las Islas del Hierro. Pero de tener que ir, espero que vayamos ambos.

Aldern parecía a punto de marcharse. Sin embargo antes de emprender su camino hacia la salida dijo algo más.

—Lo que yo espero es que el rencor se acabe antes de tu muerte, y no entonces —aseguró. Se giró entonces hacia la puerta, pero al pensar en Carellyn volvió a mirar al caballero.

—Las hermanas decían que Carellyn estaba distinta hoy. ¿No sabrás qué le ha pasado?

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12/10/2018, 17:38
Ser Dwain Trant de Gallowsgrey

Ser Dwain lo observó mientras Aldern contestaba con ese gesto imperturbable por fuera, pues demasiadas cosas lo perturbaban en realidad.

Asintió conforme a sus primeras palabras. El chico entendió al instante que si Lord Everan decidía que debía ir a la guerra, no lo haría sin el caballero y que estaba dispuesto a volver a ser un asesino sin piedad antes de dejar que a él le ocurriese algo. No era garantía total de que fuese a estar a salvo, pero había visto de lo que era capaz el asesino de su padre. Y eso, de su parte, le daba más posibilidades de volver sano y salvo que a otros que acudirían.

Pareció querer decir algo cuando Aldern habló de su rencor, pero finalmente no lo hizo. Fuese lo que fuese que tuviera que decir, ya lo diría en otro momento. Estaba claro que lo que quisiese de Aldern, no se podía conseguir de un día para otro.

La pregunta sobre Carellyn sí que atrajo más su atención. Observó a Aldern un momento en silencio. Algo quizás en el tono o en las palabras lo hizo pensar algo o en algo. Pero finalmente contestó.

Sí.— Confirmó. —Está comenzando a conocerse y a distinguir entre verdad y realidad.— Añadió.