Partida Rol por web

HLCN - Caos en el Olimpo

Día 0: El Llamado de Gea

Cargando editor
14/12/2015, 14:36
Gea

Día 0: El Llamado de Gea

Helios había terminado su vuelta por el mundo y el sol había cumplido su labor. Ahora, era el momento que la noche se desplegara, trabajo que esta vez tomó Nyx como suyo. La luna comenzaba a subir en el cielo pero una extraña sombra en la parte visible de esta hizo que Artemisa se alterara, haciendo que su hermano Apolo también se sobresaltara.

Zeus observaba desde el cielo la sombra con algo de duda y miraba a Hera, quien parecía tampoco comprender. Por su parte, Pan y Dionisio detuvieron su búsqueda de las ninfas para observar la extraña sombra y Afrodita, quien esta vez se había unido a su fiesta, perdió su deseo por solo un momento. Hefesto buscaba a su mujer y acudió a Ares pero al verle solo, también fijó su atención en la sombra de la luna. El viento se detuvo por un momento, mientras Eolo trataba de concentrarse en entender la figura, pero era Atenea quien más retada se sentía. Siendo la personificación de la sabiduría, podía entender que algo andaba terriblemente mal. Eris comprendía lo mismo pero más que temor, estaba a la expectativa de lo que sucedería. Incluso Hades y Perséfone se vieron atraídos por los aullidos de Cerbero, quien los alertó de ello. Los mares estaban inquietos tras la estupefacción de Poseidón, mientras que Hermes e Iris detuvieron su vuelo para poder mirar. Morfeo buscó a su padre Hipnos y junto al gemelo de su padre, Thanatos, buscaban una explicación al hecho, comprendiendo que no provenía de ninguno de sus dominios. Hécate sentía la oscuridad de la luna engrandecerse mientras los cánticos de sus seguidoras deslumbraban a Eros, quien no pudo verse enganchado por la belleza y el misterio del fenómeno. Ilitía sentía el llanto de los bebés ante la repentina oscuridad, como si estos fueran la alerta de que algo fuera a pasar. Las forjas pararon mientras Hefesto buscaba la manera de llegar con su madre, al igual que Asclepio, quien pedía explicaciones a su padre al haber curado a una mujer enferma.

No pasaron sino unos cuantos segundos pero esto fue más que suficiente para que el mal augurio se hiciera evidente. La tierra tembló, los árboles vibraron, el viento se hacía más intenso y los animales se veían más inquietos. Alrededor de toda la tierra, los dioses notaron el cambio en Gea y tarde o temprano comprendieron que se trataba de un llamado de la madre de todos los dioses.

Las tempestades se desataban y los huracanes arrasaban la tierra mientras los dioses iban llegando, uno a uno, alertados por la agresiva alarma de la madre de todos ellos y la incertidumbre los golpeaba a todos mientras, uno por uno, iban llegando al Monte Olimpo, hogar de Zeus y Hera, quienes habían recibido el mensaje igualmente. Todos a la espera, todos reunidos allí, observando detenidamente cómo Gea cesaba su furia en la tierra y comenzaba a reintegrarse allí, en una forma corpórea mientras, como un ave, se posaba sobre el trono del cielo y bajaba para transformarse en una mujer cuyo vestido estaba hecho de flores, musgo, hojas y raíces, las cuales rodeaban su delicada figura. Siempre hermosa y siempre fuerte. La tierra, la madre de todo y todos, había llegado al Monte Olimpo.

Gea los observó con rostro triste y preocupado a todos aquellos que había acudido a la reunión y supo que podrían haber sido más, pero en ese entonces, eran solo los seis hijos de Cronos y Rea junto a sus propios hijos para detenerlo, tal vez esta vez fuera suficiente. Tomó impulso y dijo - Bienvenidos a todos. El tema del cual debemos hablar es bastante delicado. Por favor, pónganse cómodos - Diciendo esto, una mesa llena con un exquisito banquete y licor por montones había aparecido justo frente a ustedes.

Notas de juego

Pueden narrar lo que se les ocurra sobre cómo llegaron al Olimpo o si ya estaban allí y lo que hicieron hasta este momento :).

Esta primera escena es introductoria, para que los dioses interactúen entre ellos y se detecten los inactivos. Además, para que sea interacción libre de roles :).

Bienvenidos.

Cargando editor
10/01/2016, 10:53
Artemisa

Algo me perturba.

Algo no va bien.

Destenso la flecha de mi arco y alzo la cabeza al cielo buscando la luz argéntea de luna.

Una sombra se cierne sobre el límpido disco de su imagen.

- Definitivamente, algo no va bien - me digo a mi misma en voz baja y, sin pensarlo un momento más, me pongo en marcha a la carrera ligera sobre el manto verdoso del bosque.

Entonces Gea confirma mis temores. Un aviso, una llamada que no podemos desatender.

Se nos convoca ante su presencia en el olimpo.

- ¡Cerynitis! - convoco a mi fiel ciervo mientras acelero el paso. - A mi lado, viejo amigo -

La figura cuadrúpeda se manifiesta al galope junto a mí. Su rostro refleja la misma preocupación que el mío. Ha notado el cambio y ha escuchado la llamada igual que yo.

Recorremos raudos la distancia que nos separa del monte de los dioses. No intercambiamos más palabras, nuestra preocupación lo dice todo.

Al llegar al Olimpo, ante la presencia de Gea, Cerynitis hace una reverencia doblando las patas delanteras ante la madre tierra. Al mismo tiempo, yo inclino la cabeza en señal de respeto. A pesar de haberla mirado por sólo un momento a los ojos, no se me ha pasado por alto su gesto melancólico y perocupado.

Cerynitis se alza y se coloca a mi lado.

- Saludos, Madre Gea - digo alzando de nuevo la cabeza y dirigiéndome en compañía del fiel ciervo hacia una de las esquinas de la mesa del banquete.

No pregunto más pues se que, cuando estmos todos reunidos, Madre Gea nos explicará qué es lo que está ocurriendo.

Cargando editor
10/01/2016, 17:58
Eris

Observaba a mi hermano,Ares hacer sus ejercicios hasta que Hefesto llego.Pense que por un momento se procudiria  una temida escena de celos y por ello sonrei con ironia.No por nada era la diosa de la discordia.

Sin embargo ambos estaban tan inquietos como un cordero que no sabe si va a vivir otro dias mas.Y luego ese sentimiento..Ese presagio.Una sombra en Luna que presagiaba algo mas.

Me hallaba tan confusa que me levante de mi asiento Y llame la atencion de ambos.

-Nos llaman.Dejaros de juegos estupidos.esto es importante-  Me dirijo a la sala de reuniones y cuando veo que Gea esta alli, mi corazon salta de su sitio.Es importante, pienso para mi.Que habra sucedido?

Me siento en la mesa junto a Artemisa.Era la mas sabia.Si ella estaba inquieta es cuando habia que preocuparse.

Cojo una manzana del cuenco de la mesa y la doy un gran mordisco.Sonrio ironicamente a Artemisa cuando me mira.

Cargando editor
10/01/2016, 18:20
Ilitía

El sol cumplió por un día mas su misión de dar la luz a nosotros y a los mortales, como la luna de dar la oscuridad, pero esta oscuridad no era la de todas las noches, no era la primera vez que escuchaba en mi interior un llanto de un niño. Pero esta vez, era diferente algo me alertaba de lo que iba a pasar, aquellos llanto que escuchaba en mi interior, no era de un simple niño asustado, significaba algo mas, algo terrible venia por nosotros y la oscuridad  nos lo presentaba mientras que la luna nos observaba.

Me fui directamente al Olimpo donde nuestra madre Gea nos estaba esperando, seguro que nos podrá decir que es lo que ocurre. A ver su rostro triste. No pude aguantar y me fui hacia ella, me puse de rodilla...

-Madre que es lo que ocurre jamas vi tu rostro tan triste... Lo he notado en mi interior, he escuchado aquello lloros...Dime ¿Que es lo que trae la oscuridad hacia nosotros?  

Hice un gesto hacia lo demás, y vi que se estaba sentando en la mesa de las reuniones... Me levante, pero ante de ponerme resta bese la mano de nuestra madre. y me dirigí hacia mi asiento cerca de ella. 

En mi rostro se podía ver que estaba nerviosa y con termo de algo que viniese por nosotros. 
 

Cargando editor
10/01/2016, 19:55
Afrodita

En medio de la divertida fiesta, entre bailes regentados por la flauta de Pan y la alegría del vino de Dionisio, de repente, algo cambió.

- ¿Habéis sentido eso?

Mi semblante se ensombreció y no pude seguir enviando deseos de placer a los asistentes a dicha fiesta. Con unos ojos tristes que pocas veces se han visto en mí, miro a mis acompañantes dioses.

- Algo va mal... deberíamos volver al Olimpo.

El ánimo me vuelve rápidamente, pues es mi naturaleza, pero no con tanta intensidad como antes. Algo que aún no sé qué es me preocupa, y eso añadido a las otras señales sólo puede significar una cosa: la Madre Tierra nos necesita. Rauda me pongo en camino al Hogar de los Dioses.

Al llegar allí, mi primer impulso es saludar a Zeus y a Hera para mostrar mis respetos a mis reyes, pero me quedo clavada al ver allí a la mismísima Gea. Rápidamente me arrodillo ante ella con la cabeza gacha.

- Respetable madre, mi ánimo y mi intuición me dice que necesitáis ayuda. Estoy para serviros, mi Señora.

Cargando editor
10/01/2016, 20:16
Nyx

Hemera había regresado, señal de que ahora me tocaba a mi salir, ahora todo estaba bajo mi dominio, todo se encontraba cubierto bajo la noche hasta que hemera despertase.

Podía ver como mi hijo Hipnos surcaba los cielos durmiendo a los mortales, seguido de Morfeo y sus hermanos dándoles a estos esos sueños que tanto les gustan a estas criaturas de la tierra. Mientras, mi hijo Thanatos ponía a dormir definitivamente de forma grácil y delicada aquí y allá.

Me gustaba ver a los míos realizar sus deberes, me sentía bien, me sentía en paz.

Todo apuntaba a una gran noche hasta que me fije en Selene, mi eterna compañera de trabajo, algo no iba bien, algo le ensombrecía, algo ocultaba parte de su bello rostro. Entonces Gea tembló, no de furia como otras veces había hecho sino de temor, tenía que ser algo grande para poner a Gea en este estado.

Me fije que algunos de mis hijos también habían oído su llamada y se dirigen al olimpo, asi que decidi acudir yo tambien, podia ser interesante ver por primera vez a todos los grandes dioses reunidos en un mismo lugar.

cuando llegue al olimpo los vi a todos allí sentados, nerviosos e impacientes por escuchar que tenía que decir Gea, así que me deje caer a su lado y la salude.

-buenas noches Tía, hacía mucho que no hablábamos-

Hecho una primera a los primeros dioses, Zeus, Hera, Hares, Poseidon.

-parece que has reunido a la mayoría de tus hijos, estoy impaciente por ver que tienes que contarnos-

me macho envuelta en sombras y oscuridad para seguir observando al resto de dioses.

Cargando editor
10/01/2016, 20:40
Eolo

Eolo, desde su trono en Eólida, siente que algo no va bien. Los vientos se han desatado, salvajes, sin atender a sus órdenes. Eso sólo significa una cosa: la Tierra llama. Gea nos está convocando.

Una vez que se calmaron los vientos, Eolo montó en un viento huracanado para dirigirse lo más raudo posible al monte Olimpo. Al llegar discernió la figura de la madre de todos los dioses y se sentó en la mesa.

- Bien hallada seas, Gea. ¿Cuál es el motivo de nuestro concilio?

Cargando editor
10/01/2016, 22:26
Hera

La calma se había roto. Situada al lado de Zeus, contemplaba con gesto grave los huracanes y temblores de la madre tierra. Los fuertes vientos agitaban mis cabellos y azotaban mi rostro severo. Desde lo alto del monte Olimpo, percibía la inquietud que asolaba a la tierra y los animales. Notaba la mirada de duda de mi marido, pero no había respuesta en mis labios. Hera, reina del Olimpo, comprendía tan poco como el rey de los dioses y, probablemente, el resto de los dioses que sin duda habían contemplado la sombra.

Miré abajo sin apenas cambiar la expresión de mi rostro, viendo llegar al resto de los dioses, hermanos, tíos, hijos, todos allí reunidos por la llamada de Gea. Yo también había sentido el reclamo y esperaba con paciencia el momento en que se nos revelaría el porqué de todo aquella inquietud, aunque nada bueno esperaba. 

Saludé a los que iban llegando con cortas palabras o dulces sonrisas, ignorando a otros cuya presencia no me era grata. Pero a la que con más ansias esperaba era a la abuela Gea. Con su bella forma de ave nos honró con su presencia y tomó su grácil figura humana. Me incliné levemente para darle la bienvenida y me fui a sentar al lado de mi hija Ilitia, quien preguntaba lo que cada uno de nosotros tenía en mente. Mientras esperaba la respuesta, tomé una copa de néctar para suavizar el momento.

Cargando editor
10/01/2016, 23:08
Atenea

Atenea estaba en los cielos mirando complacida desde su trono en Athenas a esas delicadas e interesantes criaturas: Los humanos. Pequeños, delicados, con vidas tan escasas y fragiles que se ni siquiera ellos de daban cuenta en que momento se volvian sombras y arena para unirse a las filas de los muertos comandados por su tio Hades. A pesar de esta desventaja el hombre hacia tantas cosas: reir, amar, soñar, crear, inspirarse en la belleza del mundo, construir......  pero tambien ellos odiaban, peleaban y se mataba entre ellos. Atenea miraba a estos seres con compasión y hasta cierta admiración, dotados con su bendición y guia los hombres habian hecho grandes hazañas y enfrentado terribles cosas que a los otros Olimpicos les daba pavor, sin duda la diosa admiraba a los humanos.

En medio de sus meditaciones Atenea sintió que algo andaba mal, una sombra siniestra devoraba a la Luna. Esto lleno a la diosa de dudas, venian a su mente cientos de causas, enemigos potenciales y varias posibilidades pero ni una cubria todos los escenarios. Mientras peleaba en su mente por decifrar este terror inminente sintió que el mundo mismo se agitaba, todo esto solo significaba una cosa: La Gran Madre Gea los estaba llamando a todos, a los Olimpicos para hacer frente a esta crisis.

Atenea partió al llamado, no sin antes mirar a los humanos que estaban asustados y temerosos por los fenomenos que los estaban azotando, suplicando con sus plegarias a los Dioses que todo esto pasara, la Diosa solo pudó susurrarles a sus sacerdotes que todo saldria bien. Dicha esta mentira piadosa Atenea partió hacia el Olimpo, hogar de su padre y sus hermanos.

El Olimpo, tan majestuoso y tan imponente, Atenea no habia regresado en mucho tiempo y no es que lo extrañase, encontró algo mejor en los dominios de los humanos. Paso por los pasillos de manera solmenme y digna saludando cortesmente a sus colegas Olimpicos, todo esto hasta llegar a la gran mesa presidida por su padre Zeus el Grande al cual saludo incandose frente a el mientras bajaba la cabeza. Hecho esto tomó asiento a la diestra de su padre y espero que la madre tierra se hiciera presente, no paso mucho hasta que esta se hiciera presente en su hermosa forma corporea. Atenea al verla hizo lo que sus hermanos Olimpicos y tambien se arrodillo, pero no con afecto, solo para mostrar respeto. Ella no olvida que Gea en una ocasión fue su enemiga y que desato a Tifón entre ellos, una aberración innombrable que casí lo destruye todo y solo Zeus, su padre, tuvo el poder de vencer. La diosa alzo la cabeza y dijó:

-Salve Gea, gran madre de todos. ¿En que podemos ayudarte los Olimpicos? ¿Es un mal que acecha al mundo de los mortales?

Los tiempos cambian, pero si algo no cambiaba nunca era que siempre vendria un mal para azotar a los dioses y lo ironico es que era algo que ellos mismos se habian echado encima. Habia que terminar rapido con esto, para que afectara los menos posible a los humanos que eran incapaces de defenderse de este tipo de amenazas.

Cargando editor
10/01/2016, 23:23
Dionisio

El día había transcurrido con normalidad, tentando a las ninfas con una barrica de vino y la compañía de Pan, bajo la atenta mirada de Afrodita, que en esta ocasión se había unido a nosotros. Todo era siempre festejo y diversión, no podía ser menos cuando nos juntábamos. Nuestro pasatiempo terminó de manera súbita cuando la sombra nos alcanzó y tuve que escupir el vino que momentos antes me había llevado a los labios, pues se había vuelto vinagre. Incluso se le había cambiado la cara a Afrodita, que había perdido la sonrisa que siempre despertaba esa alegría.

Estaba claro que algo no iba del todo bien, por lo que el destino seguro era el Monte Olimpo, allí recibiríamos alguna explicación de lo que realmente estaba pasando. Me despedí de las ninfas, con gran dolor, pero ésto sería más importante sin duda.

Incliné la cabeza ante mi padre y su esposa, a modo de saludo respetuoso, y dirigí mi atención hacia Gea que nos había convocado a todos aquí. Señora -volví a inclinar la cabeza, incluso más abajo si cabe, hacia la Madre Tierra- estamos preocupados por lo que haya tenido que pasar para que nos reclaméis con tanta urgencia.

Cargando editor
10/01/2016, 23:45
Hefesto

Sabía que no tenía que haber salido de la forja. Siempre que dejo mi taller, pasan cosas malas. Refunfuñando y anadeando, me acerqué al dios de la guerra ente el espectáculo que había sucedido. La copa que había cogido estaba fría, como mi estómago ante el el espectáculo que estaba sucediendo. La preocupación por el paradero de mi casquivana esposa paso a un segundo plano. Total, otra asta más no importa a estas alturas. Me soprende que con los cuernazos que debo tener aun pueda entrar bajo cubierto. Pensándolo mejor, quizás si que había sido buena idea salir. Apuré mi copa y se la puse en las manos al dios de la guerra.

-Haz algo útil y devuelve esto a donde deba estar.- Me marché del lugar a paso rápido, antes de que Ares pudiera reaccionar. Cuando la madre Gea llama, no hay que hacerla esperar, menos aun si es la que me proporciona los metales, joyas y demás materiales con los que fabrico mis maravillas.

Una vez ante ella, y viendo a los dioses y diosas reunidos, sentí un nudo en la garganta. No veía tanto Dios reunido desde la titanomaquia. Esto va a ser algo gordo, sin duda.

-Salve, Gea. Celebro verte, aunque sea en estas penosas circunstancias.- Me arrodille ante la madre de dioses para luego irme a plantar mi espalda contra una columna, lejos del foco de atención del resto de dioses. No me gustan estas reuniones, pensé. Siempre acaban con alguien rodando por la ladera del monte Olimpo...

Cargando editor
11/01/2016, 00:47
Iris

Volvía al Olimpo de mis quehaceres tras entregar todos los mensajes que se me había encomendado cuando la luna distrajo mi atención. Un mal presentimiento recorrió todo mi cuerpo - ¿Qué estará pasando? - No dejaba de pensar. De repente, la llamada de Gea... eso no podía ser bueno.

Aún inmersa en mis pensamientos llegué al Olimpo, no era la única convocada. Un escalofrío me recorrió por completo - Todos ellos aquí. Esto es peor de lo que podía imaginarme - Pensé.

Salve dioses del Olimpo - Saludé con mi llegada sin decir nada más esperando a que Gea dijese el motivo de nuestra convocatoria.

Cargando editor
11/01/2016, 01:42
Helios

El sol ya se había puesto en el horizonte, alejándose en el vasto Oceáno. Él, Helios, en el confín del mundo, se disponía a dar descanso a sus fieles corceles Flegonte, Aetón, Pirois y Éoo, tras haber terminado nuevamente con éxito su rutinaria travesía. Mientras los liberaba de las bridas y arreos que los unían a su flagrante cuadriga, el Señor del Sol sintió que algo se agitaba en lo más profundo de su ser, él lo veía todo, y fue consciente de la agitación del mundo, del temor que recorría la Tierra y sobretodo de la sombra que oscurecía a su hermana Selene.

Helios sabía que algo realmente grande había acontecido, y estaba claro a dónde debía acudir, al Olimpo... Hacía muchísimo tiempo que el Dios no paseaba por aquellas salas y habitaciones, él no conocía el descanso en su trabajo, y sólo pisó aquel lugar en contadas ocasiones y siempre por temas urgentes, ahora el asunto volvía a repetirse. Dejando que el astro rey descansara en el confín del mundo, volvió a recurrir a sus monturas para viajar lo más rápido posible a la morada de los dioses.

Cuando entró, tal como era de esperar, se encontró a multitud de hermanos divinos allí reunidos. Pero como solía ocurrirle, su deslumbrante presencia, unida al radiante brillo áureo de su corona, captó la mirada de asombro de multitud de deidades. Y de esta forma, caminando entre los dioses con paso seguro y un tanto indiferente ante la mirada de las demás divinidades que lo miraban extrañadas por verlo allí, llegó hasta Gea, hizo una notable reverencia ante la que es su abuela, inclinando el torso y colocando una mano delante y una detrás de su cuerpo, dijo con tono serio, y una denotada preocupación:

-Bienhallada madre de todos, he visto el peligro que azota el mundo y he venido apresuradamente en cuanto acabé mi oficio, ¿realmente la situación es tan amenazante como parece?

Cargando editor
11/01/2016, 04:23
Morfeo

El sol se había puesto y era el momento de que mi abuela reinase.
Padre debería haber empezado ya a dormir a los humanos, y era mi momento de regalarles sueños para evadirse del aburrido mundo, sin embargo, una sombra me alteró.
Mis sueños se convirtieron en pesadillas, muchos niños lloraron desconsolados y muchos adultos se despertaron entre sudores fríos.
Miré buscando a padre, sin saber muy bien a que podría ser debido esto.
Fue entonces cuando note la llamada de Gea y volé raudo hacía el Olimpo donde parecía que estaban ya todos los dioses.
Procuré permanecer alejado de Zeus, por si seguía enfadado conmigo por desvelar algunos de nuestros secretos a los humanos, y me senté en algún lugar a la espera de que Gea dijera que sucedía.

Cargando editor
11/01/2016, 12:20
Ares

Guerra. Lo olía, lo sentía, lo sabía, era su campo de acción, era su dominio. Para los mortales que le adoraban cada una era diferente, sin embargo aquello era mentira. Todas las guerras eran iguales, todas las guerras eran la misma guerra. Las había visto todas, sabía cuando iban a empezar antes que nadie, algo en su interior se removía cuando estaba cercana una. Los albores de la batalla le provocaban un hormigueo característico. Algo similar a lo que sentía en aquel momento, la terrible diferencia era que en aquel momento por primera vez en demasiado tiempo no conocía el motivo.

Había visto la sombra y desde que le había visto había permanecido en la misma posición, semicatatónico. Erguido y puesto en pie, con los ojos fijos en aquella sombra, que todo lo que auguraba no era bueno. No se había movido, ni cambiado su expresión, nada parecía importarle de lo que surgía alrededor. No había prestado atención a nada más que a la sombra. Juraría haber olido el hedor a forja y la lastimera voz de Hefesto, pero ni a eso le había prestado atención. Sus sentidos estaban fijos únicamente en aquello que le llamaba la atención, pero sin embargo era incapaz de determinar la forma concreta.

Tras un largo tiempo de meditación el dios de la Guerra se puso en marcha. Llamó a sus aves las cuales estaban agitadas y las mandó a peinar la zona con la vana esperanza de que ellas supieran algo. Tras eso se enfundó en su armadura de bronce, tomó su casco crestado, su escudo y su lanza y montó en su cuadriga, la cuál estaba tirada por sus cuatro sementales inmortales. Con tan imponente apariencia marchó rumbo al Olimpo en busca de respuestas. Así, montado en sus animales Ares llegó al Olimpo donde vio al resto de dioses reunidos ante Gea, lo cuál no hacía más que refrendar sus propios pensamientos.

- ¿Qué ocurre? -No había lugar para cortesías o saludos en aquel momento en su cabeza, necesitaba una información a la que él no había sido capaz de llegar.

Cargando editor
11/01/2016, 18:06
Zeus

Un nuevo día llegaba a su fin, mas no seria como cualquier otro. La luna que se posaba en las alturas del manto nocturno para iluminar a los dioses y a los mortales en la oscuridad, más aquella luz se veía en parte eclipsada por sombras de origen desconocido. Zeus, autor de los presagios todos, epíteto dado por el más grande de los aedos, Homero, sería incapaz de arrojar luz sobre aquella sombra. Dedico una mirada de duda a su esposa, mientras sentía las catástrofes azotar el mundo de los mortales. Era aquel el llamado de Gea, quien convocaba a las divinidades a una reunión en la morada más arriba de las nubes en el Olimpo.

Cuando Gea, la de amplío pecho, se presentó ante los Dioses convocados a la morada celeste, recibió la confirmación de que los problemas se acercaban. Vio sin preocupación que Hera dejaba su puesto para sentarse junto a su hija Ilitia, manteniendo posición en su trono. Inclinó luego su rostro en forma de saludo hacía la ojizarca Atenea cuando fue a tomar lugar a su derecha, y en agradecimiento a la presencia de la favorita entre sus hijos.

Y allí, sentado en su trono, Zeus espero pacientemente las palabras de la Madre Tierra.

Cargando editor
11/01/2016, 19:14
Eros

Nada mas deleitable que el amor... los deseos que este despierta en las almas mortales de los hombres y los dioses eternos, las generaciones que se pierden y se salvan por lo que no se puede describir pero sí disfrutar y compartir; incluso en ocasiones callar.

Helios había ya terminado su guardia y era momento de descansar, aunque-justo lo que necesito- las sombras son el deleite de los amantes, los rincones oscuros e incómodos que todos rehuyen a la luz del día se convierten en sus sitios de adoración, esos trozos de cielo donde jadeos y pasión me evocan a la mas maravillosa música, incluso comparable a la que pan crea. Mientras escucho cantos majestuosos y mi olfato se embriaga con el aroma de sus creadoras- ese aroma que solo se libera en los momentos de mayor deleite y excitación- viendo sus actos de amor ante mi presencia y maravillado con sus comportamientos desinhibidos y armónicos, por un momento me detengo a mirar un fenómeno que no recuerdo haber visto antes y sin prestarle mucha atención continúo satisfaciendo mi propio capricho.

Inhalo profundamente mientras mi cuerpo, como tirado por alguien, se para erguido y tenso al notar algo que no solía suceder... !¿Gea?!... exhalo preocupado y olvidando en ese momento todo el deleite que sentía, los mortales reaccionaron de inmediato, como si despertaran de un sueño en el cual querían continuar y como si vieran mi alteración repentina. No pasa nada... ruego en voz alta dirigiendo mis palabras a ellos -como si pudieran oirme...jajaja-

Vuelo hacia el olimpo y sobrevuelo un poco para observar el hermoso panorama que se forma con tanta deidad reunida en torno a una misma causa, indiferente de cual sea ésta. La grama del olimpo es suave al tacto -agradecen  mis pies-. Saludos Gea, madre de todos los olímpicos - inclino realizando una venia ante la magnifica figura que representaba la diosa- luego miro en torno y veo las presencias de todos los conocidos, algunos víctimas de mi influencia en alguna oportunidad, otros simplemente conocidos. Alguna noticia?... pregunto a los presentes.

 

Cargando editor
11/01/2016, 21:46
Pan

Estaba siendo un dia genial, el rio fluia como el vino y tanto Afrodita como las musas bailaban una bella danza al sol de mi flauta, incluso la hierba y los árboles parecían felices ese dia.

Las musas estaban especialmente coquetas (puede que porque Afrodita estaba justo a su lado) y a Dionisio poco le faltó para hacernos nadar en vino.

El tiempo pasó y Helios acabó todo su recorrido, dejando paso a una noche que tambien prometía ser hermosa... 

Pero aquellas promesas no se cumplieron debidamente, cuando la Luna comenzó a surcar el cielo, una sombra negra como el miedo la tapó.

Todo el bosque pareció gritar en ese momento, y entonces pasó.

Hacía tiempo que la madre de todos no llamaba a los dioses, pero aquella vez lo que Pan sintió no parecía una llamada, sinó un ruego. La madre de todos estaba asustada por algo y pedía que nos reunieramos cuanto antes en el Olimpo.

El breve sueño que había creado el vino desapareció y Pan comenzó a correr como una exhalación, la hierba prácticamente ni sentía el peso de su pisada y a aquella velocidad, alcanzable solo por los dioses , llegó al Olimpo.

Todos los que estaban allí reunidos expresaban su preocupación y en el rostro de Gea se podía apreciar la desolación.

Entonces Pan decidió esperar a que los acontecimientos prosiguieran, por lo que solamente saludó a Gea como es debido y se quedó a la expectativa de los sucesos.

Cargando editor
11/01/2016, 22:27
Apolo

Armonía. Apolo la adoraba. Cada detalle, que por sí solo resultaba insignificante y sin sentido, cobraba vida y parecía bailar al son de un ritmo inexistente, dando vida y sentido a la propia existencia. El equilibrio entre las pequeñas cosas era lo que daba la magia y creaba el arte que se podía ver por doquier. El dios disfrutaba al contemplar aquella armonía, aquella perfección. Una nota por si sola carecía de sentido, pero acompañada por muchas otras podía formar la canción más bella jamás escuchada. Asimismo, sin esa única nota, la canción perdería parte de su encanto y dejaría de ser hermosa. Todo, por muy insignificante que pudiera parecer, tenía su lugar y su propósito.

En todo eso pensaba Apolo tumbado sobre una cama completamente desnudo, dejándose embriagar por la música procedente de una lira que hacía sonar un hermoso joven. Normalmente se encargaban sus musas de llevar a cabo aquella placentera tarea, pero esta vez el dios se había tomado la libertad de acudir él mismo a inspirar él mismo a aquel joven. Había sido un día largo y necesitaba un respiro. Abandonarse a aquella obra de arte de cabellos dorados y a la música que él mismo inspiraba era lo único que le apetecía hacer en aquel momento. Nada parecía poder romper aquel momento, pero nada es lo que parece.

Apolo abrió los ojos al sentir una extraña sensación, alertado por su hermana Artemisa. Algo había interrumpido la armonía de aquel momento único que ya jamás volvería. La música ya no sonaba igual, los cabellos no eran tan dorados. El dios buscó la procedencia de la disonancia y su instinto le llevó a la ventana más cercana desde donde pudo ver aquella mancha en la luna. Apolo fue incapaz de apartar la mirada de la mancha por unos segundos y, cuando lo hizo, no quedaba ni rastro del placer que habían estado mostrando hasta el momento.

Con paso decidido se encaminó hacia el borde de la cama para recoger su manto, su lira y su arco. Sentía la llamada y sabía donde tenía que ir. Sin dedicarle una mirada al joven que ya había dejado de tocar, se marchó al Olimpo, donde esperaban su padre, hermanos y más compañero.

Nada más llegar hizo una reverencia ante Zeus e inclinó la cabeza a su esposa por pura cortesía. Tenía muy presente el infinito odio de Hera por su madre. Era una mujer llena de celos. Tal vez incluso lo odiase al propio Apolo por el mismo motivo. Sin embargo, todo eso pasó a un segundo plano cuando apareció Gea.

Los ojos de Apolo brillaron, maravillados, olvidando por un momento lo que había pasado. Se inclinó junto con los demás dioses y al incorporarse no volvió a apartar la mirada de ella. Mis ojos se llenan de dicha por verla, Gea, más no pueden evitar fijarse en que algo os aflige. ¿De qué se trata? ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?

Cargando editor
11/01/2016, 22:59
Asclepio

Llego la luna y era señal de que la jornada había terminado, su trabajo seria volver con los suyos, pero en el cielo oscuro, algo mas que simple oscuridad sucedía. Incluso él que solo era un dios menor podía sentir el llamado al olimpo, un lugar que no solía pisar con frecuencia.

Se despidió de sus hijos antes de marchar, teniendo que insistir a Panacea que se quedara en la tierra, pues aun tenían mucho trabajo por terminar y subió sin mas demora. Una vez allí, se sorprendió de todos aquellos dioses reunidos en un solo lugar, incluso Helios y Nix, estaban presentes. -¿También estará entonces Selene?- Pero sus ojos cansados no la encontraron y siguió caminando hasta estar en frente de todos ellos, apoyar su puño derecho en el corazón e inclinar ligeramente la cabeza, en pos de respeto.

Solo al levantar la cabeza dudo ante la presencia de Gea, era la primera vez que la veía de aquella forma y si ella estaba presente, entonces era una realidad. Algo realmente malo ocurría.