Partida Rol por web

Había sido un día difícil pero era el momento de dormir, pero era su momento, el momento de demostrarle a todos que eran los amos de la noche. No sabían por qué Andrea había desaparecido pero sí sabían a por quién irían.

Se acercaron a la tienda de Ekaterina sin hacer mucho ruido, aunque Erika vigilaba los alrededores. Mike se acercó a la frágil adolescente y atravesó su corazón al primer intento con el cuchillo, haciéndola abrir los ojos sorprendida pero con las mínimas posibilidades de reaccionar. Ante lo dicho por Andrea, eso sería suficiente, y más por lo que esperaban.

La vida se escapaba de su cuerpo pero entonces, algo sucedió y el cuchillo parecía ser expulsado mientras su muñeca se materializaba en este lugar, uniéndose a su causa.

Erika se sentía especialmente sagaz esa noche, tal vez era por todo lo que habían tenido que pasar. Al salir a vigilar, pudo ver una figura deambulando en la noche, aunque parecía escuchar algo, no parecía muy claro sobre qué. La vigía se acercó despacio y lo apuñaló por la espalda, como había hecho la primera noche, asegurándose de atestar en el lugar correcto para luego cortar su cuello, asegurándose una victoria. Pero eso no sería todo. Hubo una figura más deambulando en la noche, una que parecía más alerta y que estaba demasiado cerca de la tienda de Ekaterina mientras Mike seguía adentro. Erika se acercó sigilosamente a él pero a buen paso y saltó sobre él, sin dejar que se voltease para cortar su garganta con violencia. Esta vez no sería tan sencillo, ya que era la segunda vez que lo descubrían husmeando.

Se bajó mientras observaba al chico caer al suelo sin vida. Esta vez, se habían cobrado dos vidas.

Una nueva muñeca se formaba allí, una de cabellos dorados y apariencia inocente, una idéntica a Ekaterina, la cual parecía confundida después de todo lo que había pasado esa noche.

Antes de poder conversar, la figura de Erika despareció, dejando solo a Mike junto a la chica rubia.

Katia miró a uno y otro lado. Se sentía extraña y muy rígida. Bajó la mirada y descubrió que su cuerpo estaba hecho de plástico. 

- ¿Soy una muñeca? - Preguntó, dirigiendo su mirada turquesa hacia la otra que había allí. Una sonrisa rígida se dibujó en su rostro y asintió con la cabeza.

Empezó a moverse por aquel extraño lugar. Era muy rara aquella sensación, pero en el fondo le hacía gracia. Tras dar un par de vueltas, moviéndose de forma rígida, volvió a mirar a Mike. 

- Gracias, te estaba esperando - . Le confesó y dio un par de saltitos. - Estaba deseando de que vinierais a por mi. Sólo de esta manera, al estar en las puertas de la muerte y renovarme, podía curar mi enfermedad - . La joven se sentía pletórica y deseaba empezar la cacería. Había pasado toda su vida entre hospitales, sabiendo que el día siguiente podía ser el último. Había visto a sus amigos disfrutar, vivir, enamorarse... Y ella tan sólo podía aspirar a despertarse por la mañana. Ahora todos sabrían lo que era estar temiendo por su muerte. - Cuéntame cómo están las cosas - . Le pidió y caminó hasta él, inclinando ligeramente la cabeza y con una sonrisa en sus labios de muñeca.

Ainss pequeña, que dulce eres. Dijo Mike con una sonrisa.

Sinceramente, aún no sé como están las cosas... creo que nos hemos quedado un poco solos...

Katia sonrió al escuchar las palabras de Mike. A pesar de ser una muñeca, sus mejillas de plástico parecieron acentuar su tono rosado y sus pestañas aletearon con suavidad. 

Pero esa sonrisa rápidamente desapareció de sus labios, siendo sustituida por una pequeña mueca. - No entiendo por qué Erika confesó de aquella manera. Se puso la soga al cuello ella sola. Ahora alguien se cree un justiciero o algo así y ha terminado con su vida - . 

Suspiró y se sentó en el suelo, estirando sus piernecitas de plástico. Tras eso, colocó bien su vestido, cubriéndolas con recato. - ¿Sabes qué ha pasado con ese hombre bajito? ¿Cómo se llamaba? - Preguntó, alzando de nuevo la mirada para clavarla en la muñeca de Mike. - Uhmmm... ¿Phil? - 

Ainss querida, no seas tan recatada, estamos solos y somos unos muñecos, ¿recuerdas? Mike notaba el nerviosismo de Ekaterina y con sus palabras, pretendía acentuarlo.

Sinceramente, no sé porqué Erika decidió autoinmolarse, seguramente su intención era desviar la atención de Jessie y darnos algo más de tiempo pero, ahora... hay un nuevo justiciero y creo que voy a protegerte al máximo porque el próximo en morir seré yo, sin duda alguna...

Por otro lado, tarde o temprano tendrás que matar... y de todos los posibles candidatos sólo puedo decirte, con total seguridad que Sasha tiene el poder de comunicarse con los muertos. Es decir, permanece tanto en el mundo de los vivos como en el mundo de los muertos...

En principio, creo que Salvatore tiene el poder de proteger a una persona durante la noche, las lesbianas la capacidad de protegerse a sí mismas... Y ahora mismo no recuerdo nada más.

¿Qué sabes tú del resto?

Al escuchar la teoría de Salvatore, Katia negó suavemente con la cabeza.

- No, Salvatore no puede proteger a nadie ¿Quién te ha dicho eso? - . Le preguntó y una pequeña mueca se dibujó en sus labios de plástico. - Él... - Sus mejillas acentuaron un poquito su tono rosado. - Puede reunirse cada día con una persona. Mientras están reunidos crean un extraño vínculo. No sé exactamente cómo funciona, pero no tiene nada que ver con proteger por las noches a nadie - . Un pequeño suspiro salió de sus labios.

- Os habéis centrado siempre en los mismos, intentando dañar a Salvatore y sin plantearos de verdad quiénes podían haceros daño - . Su voz sonó con un suave tono de reproche. - ¿Por qué no habéis ido a por Astrid? Se le escapó que podía mirar en el interior de la gente y saber qué secretos ocultaba. Esa misma noche teníais que haberla eliminado, es peligrosa, ya que puede confirmar nuestra naturaleza. Además, es insoportable y una histérica - . Por su tono de voz se notaba que no soportaba a aquella chica.

Ummmm pues si así lo consideras y yo caigo, que es lo más probable, acaba con Astrid... Tampoco te fíes de Andrea, es mala y manipuladora... mucho más que nosotros... tiene alguna capacidad que no sé determinar pero que está usando en su propio beneficio para ganarse el respeto del grupo...

Katia no podía negar que Andy le caía bien. Era la hermana de Salvatore y, desde que había visto al músico, su corazón de adolescente se había quedado prendado. Por eso las palabras de Mike la turbaron un poco. - Sé que es peligrosa - . Empezó a decirle y un pequeño suspiro salió de sus labios. - No sé cómo lo hizo, pero acertó con vosotros tres. Pero no sé, no creo que sospeche de mi... De todas formas iré con cuidado - . Esbozó una suave sonrisa, que rápidamente desapareció, siendo sustituida por una mueca.

- Oye, Mike - . No sabía cómo decírselo y cuando él la miró, se quedó un momento en silencio, buscando las palabras. - Yo... - Alzó ambas manos con un gesto de impotencia. - Yo, he estado pensando y creo que será mejor que hoy te elija a ti - Un nuevo suspiro salió de sus labios. - Han dicho que te han visto atacándome y sería demasiado sospechoso si no lo hiciera.... Espero que puedas perdonarme - .

Al perder la vida, la muñeca de Mike desaparece de este lugar.

Con la llegada de la noche, tu poder se activaba, reclamando sangre y una víctima. Ya no tendrías compañeros para vigilar, pero sí que podrás cometer un homicidio limpio de sospechas.

Una nueva figura aparecía en este lugar, dando forma a una muñeca muy similar a Sophia, la cual se encontraba con otra muy similar a la pequeña Katia. Al parecer, ambas tenían el mismo objetivo ahora, dar a conocer su poder y su supremacía.

La muñeca abrió los ojos sorprendida y un brillo distinto podía verse en ellos. Un brillo instintivo, animal, cargado de furia y lujuria. Se puso en pie y miró a su alrededor, reconociendo el terreno y fue entonces cuando descubrió allí una muñeca clavada a Katia. Parpadeó varias veces y probablemente su rostro se habría crispado con una expresión confusa si no se hubiera convertido en una máscara rígida e inexpresiva de plástico. 

- ¿Katia? ¿Qué...? ¿Qué haces tú aquí? ¿Qué me ha pasado? - Soltó la retahila de preguntas, llevando una mano a su cabeza para intentar frotar su frente. - ¿Has sido tú?

Katia miró confusa a Sophia. Sus párpados de plástico aletearon y sus labios esbozaron una tímida sonrisa.

- No... Yo no he sido - . Le dijo, negando suavemente con la cabeza. - Yo llevo muy poco aquí. Cuando Mike me atacó esta noche, desperté en este sitio - . Le confesó y sus mejillas adquirieron una suave tonalidad sonrosada. - Tenía miedo de estar sola, me alegro de verte - .

- Ha debido ser Paco entonces, a la desesperada para intentar sobrevivir esta noche. - Concluyó Sophia, dejando que un leve suspiro abandonara sus labios de muñeca. Miró entonces con un brillo de lástima a la pequeña y después bajó la mirada.

- No voy a mentirte, Katia. Mi lealtad está por completo con Sam. Ni quiero ni puedo hacerle daño.... Y si no me equivoco, la tuya está con Andrea y debes protegerla. Le debes la vida, ¿no es así? - Preguntó de forma retórica, sin esperar realmente una respuesta. - Supongo que podéis hablar en privado y que ya sabe que estoy aquí... - Suspiró de nuevo. - Esta asociación no tiene sentido ni futuro, Katia. No podemos funcionar como un equipo si tenemos que mentirnos y traicionarnos para poder salir de aquí y lo mejor es que las dos lo tengamos claro desde el principio. 

Miró de nuevo a su alrededor. - Tengo ganas de retorcer sus cuellos. De desgarrar sus gargantas y derramar su sangre sobre el suelo. - Confesó, apretando en un puño sus manos de plástico. - Pero mi amor por Sam está por encima de todo eso. Dile a Andrea que no se preocupe por mí, que no me delate. Conseguiré librarme de esto como sea necesario. 

- Entiendo que cada una tiene sus propios intereses. Pero en una cosa creo que sí que coincidimos - . Katia entrelazó su mirada de muñeca con la de Sophia. - Queremos poder salir de aquí con nuestras personas queridas - . Caminó, contorneándose, con su espigado cuerpo de plástico y se sentó en el suelo, soltando un pequeño suspiro y volviendo a mirar a la joven. - También deseo arrancarles las gargantas y hacerles callar de una vez. Ese sentimiento es superior a mi y no me gusta, pero está aquí - . Llevó su mano al pecho, en la zona donde debía estar su corazón. - Andy no te expondrá si tú tampoco lo haces con nosotros. Podemos intentar trabajar juntas, como justicieras, buscando al otro asesino o haciendo callar a los bocazas. Podemos ponernos de acuerdo e intentar salir de este horrible sitio. Pero para eso debemos confiar un poco entre nosotras - . 

La muñeca que contenía a Sophia negó suavemente con la cabeza. - No me has entendido. - Suspiró. - No puedes confiar en mí, pues mientras estoy aquí quiero mataros a todos. También a ti y a Andy. A todos menos a Sam. Quien haya hecho esto se ha equivocado al elegirme. Mucho. No sólo por eso, sino porque creo que puedo librarme de ello. Creo que puedo volver a ser quien era. Eso es lo que Sam quiere... Y por encima de toda la sed de sangre que me invade ahora, está Sam. 

Miró a la pequeña con seriedad en la mirada. - Voy a intentar salir de aquí, Katia. Sentiré mucho dejarte sola, pero no puedo hacer frente a esto. Sólo espero que lo que tú tienes con Andrea sea suficiente como para controlar tu rabia. - Sophia se esforzó por estirar los labios rígidos de muñeca en una sonrisa triste. - Mientras lo consigo... ¿Qué habías pensado hacer esta noche?

Una pequeña mueca se formó en sus labios tras las palabras de Sophia. - Yo no quiero matarte. Vosotras me caéis bien... - Le dijo con un hilo de voz. 

Se quedó un momento en silencio, pensativa. Finalmente emitió un pequeño suspiro y volvió a entrelazar su mirada con la de Sophia. - Si consigues liberarte de esta sed y salir de aquí, por favor, no me descubras. Yo... Quiero encontrar la mejor forma de que podamos volver a casa y mi único empeño es descubrir al otro asesino. No iré a por vosotras, te lo prometo - . Le dijo con un ligero tono de súplica. - Mientras estés aquí, podemos intentar ponernos de acuerdo. Y... Si Sam es una justiciera, podríamos intentar planear juntas nuestros próximos pasos - . Le propuso y tendió su mano, buscando sellar una especie de acuerdo con la joven. - Estate tranquila, puedo controlar mi rabia - . Le dijo por si todavía tenía alguna duda.

Sophia estiró la mano para tomar la de la muñeca de Katia entre sus dedos rígidos. - Aunque consiga salir de aquí no voy a delataros. No mientras no intentéis hacernos daño a Sam o a mí. 

Después suspiró y se sentó en el suelo junto a ella. - Sam esta noche matará a Paco. Él es uno de los que ayudaban a los primeros asesinos y no tenemos ni idea de quién puede ser el otro asesino o grupo. ¿Qué estabais pensando hacer vosotros? Estuve hablando con Andrea en la fiesta del té sobre Michael y Aurel, sobre esa extraña relación que tienen. Hay muchos que pueden ser ese otro asesino o grupo de asesinos. ¿Tenéis alguna pista o sospecha?

- Yo... Le he hecho tomar unas pastillas a Aurél - . Los labios de plástico de Katia se estiraron en una pequeña sonrisa, aunque se podía ver un atisbo de tristeza en su mirada. - Las encontré en las ruinas y gracias a esas pastillas puedo saber lo que oculta - . Le explicó mientras colocaba un mechón de su cabello rubio tras la oreja. - Puedo hacerle hasta tres preguntas, entonces sabré qué es lo que oculta. Aunque parece que quiera esquivarlas, ya que se hace el remolón y todavía no me ha respondido a la primera - . La muchacha suspiró y alisó la falda de su vestido. Se la veía nerviosa, aunque intentara disimularlo. 

- ¿A quién crees que deberíamos atacar esta noche? - Le preguntó finalmente, volviendo a entrelazar su mirada turquesa con la de la joven.