Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Bloqueados por la Nieve

Cargando editor
03/11/2014, 17:39
Richard Lancaster III

Pasar durante todo el día encerrados en aquel vagón debatiendo sobre la vida y la muerte de aquellos que le rodeaban hubiera agotado a cualquiera, pero con lo que estaba sucediendo, el heredero de los Lancaster no habría podido pegar ojo aunque quisiera. Pensar que cuando cerrara los ojos, quizás nunca volvería a abrirlos, le hacía plantearse la vida de otra forma. ¿De qué servían los títulos y las fortunas, cuando el más vil de los hombres podía entrar sin miedo en tu compartimento y arrebatarte la vida de un plumazo? Aquella noche habían fallecido dos personas, y si no hubiera sido por la diligente señora Lansbury, un tercero habría acompañado a los demás hacia el fuego purificador. Afortunadamente, sus conocimientos médicos habían arrebatado al señor Poirot de las garras de la muerte, y la joven pudo apreciar el reconocimiento en los ojos de Richard.

- Debo reconocer, maese Poirot, que cuando le dije que era un hombre afortunado ni me acercaba a la valía de su esposa - dijo, inclinando levemente la cabeza, para luego encararse a Frank Heath - Muy valiente, señor mío, el hablar de humildad y señalar acusador al hombre que se está encargando de que esos cobardes asesinos sean atrapados. ¿Qué está haciendo usted, aparte de dormir a pierna suelta?

Sin esperar respuesta, marchó al bar tras acariciar suavemente el cabello de Ada, despeinándolo, a modo de saludo. 

Cargando editor
03/11/2014, 17:55
Abbey Lansbury de Kent

La eternidad se cobró pasó en mi interior. Los segundos caían plomizos en la realidad, y todo parecía haberse detenido. No veía el momento en el que Phineas volvía a respirar.

Con el corazón martilleándome en el pecho sin descanso, los ojos sin pestañear, fijos en el rostro ceniciento de mi marido, las manos a la altura de los hombros, rojas, escarlatas, ahora quietas después de su labor, dormidas.

Fue, entonces, cuando ahogué un grito. Salió de mis mismas entrañas, como una especie de torcida plegaria.

—Phineas, Phineas— musité, notando mis ojos empañarse, y mi visión desenfocarse—. Menos mal. Gracias, gracias— dije, tratando de recobrar la respiración normal y regular—. Estás bien, estás vivo.

Ni me fijé en los comentarios de mi alrededor. Ni en el carbonero que pasaba, ni en el alboroto de después. Tan solo tenía ojos para Phineas.

—Un chocolate, sí, estupendo— indiqué, mirando a Ada, sonriente—. Eso vendrá muy bien. Azúcar rápido, que el cuerpo lo absorba cuanto antes— evalué—. Estupendo para deportistas minutos antes de hacer una carrera, y ayudar un poco a los músculos— miré a Ada por encima de mi hombro, casi gritando para que me escuchara—. ¡En tazas bien grandes!

Miré a Phienas de nuevo.

—Te pondrás bien, ¿vale?— murmuré, feliz—. No pasa nada. 

Cargando editor
03/11/2014, 18:39
Phineas Poirot Lansbury

Todo había sido tan rápido.

Phineas era un hombre que la acción no le era desconocida, pero no había esperado aquello y si bien reaccionó como pudo no fue lo suficiente rápido, tenaz o fuerte. Y, de pronto, un violento golpe a sus entrañas lo sacudió violentamente con un sonido ensordecedor. Cayó sin poder controlarlo, y se descubrió arrastrándose por el suelo, como un pez fuera del agua, se encontraba intentando llenar en vano sus pulmones, sintiendo la bilis escalar por su esófago, y sus brazos perdiendo la fuerza, cediendo ante un hormigueo que le privaba de tacto justo antes de empezar a enfriarse. Percibió lágrimas anegando su visión al saber que su vida se escapaba, como una reacción que no pedía de permiso a su voluntad de hierro para aflorar, y, luego, el dolor tan intenso, y tan tirano hasta ese instante, se había convertido en apenas un suspiro jamás emitido, en lejano, tan lejano que no parecía propio. 

Entonces sintió paz y lo abrazó la oscuridad.

~

Dolor. Luces. Colores. Un olor embriagador de lavanda envolviéndolo. El tacto cálido y suave de una mano tan querida como conocida, que, finalmente, lo condujo por el camino de vuelta, donde las manchas se perfilaron de nuevo. Y una voz que lo llamaba con más ansiedad que el Hades, de regreso. -B-Bey.- Pudo musitar haciendo un enorme sacrificio y copio de energías al reconocerla.

Varias personas le ayudaron a sentarse, mientras Poirot apenas recordaba donde estaba y menos aún lo acontecido.

Poco después personas desconocidas le hablaban, le preguntaban e incluso le exigían, Dios sabía qué. Miró estupefacto a su esposa y le respondió: -L-lo llevas cla-ro. Si esperas ir ir-te primero.- se esforzó para hacer una sonrisa que tan solo aspiró a ser una ridícula mueca. -Ssabes que eso no podrá ser. Eeres ma-más joven, Bey.- Y ambos sabían que también sabía cuidarse más por no decir que él solía estar continuamente envuelto en esa clase de embrollos que un día, quizás nada lejano, lo llevarían a la tumba, o a un horno. "Quizás mañana, pero hoy no es ese día" le quiso añadir divertido sin tener fuerzas para ello.

Mucha gente quería saber lo ocurrido y hablaban a su alrededor, él se perdía en sus casos pasados, en sus recuerdos más terribles entremezclándose con los más placenteros, la luna de miel con su esposa a Nueva York, el caso de la segunda mancha, su pedante charlatán primo, la muerte de su hermano que todo lo encauzó, su mayor triunfo en Europa que disparó su carrera, y así siguió en el espiral que lo absorbía alejándolo de los senderos de la razón hasta que finalmente la dulce vocecilla de Ada quién lo devolvió al presente y a los hechos actuales.

-¿Cho-chocolate?- Acarició, con manos trémulas y con aparente falta de vigor, la mejilla de aquella niña tan bondadosa como desdichada. -Sí, gracias, señorita Birdwhistle. Me ayudaría mucho un chocolate caliente.- Agradeció. 

-Ayúdanme a sentarme, por favor.- Pidió sin preocuparse a quién. Y hundido en el sofá pudo escuchar y enfrentar aquella retahíla de reproches, merecidos o no, aun quedaba por ver.

En mitad de ellos solo prestaba oídos a su preocupada y salvadora esposa, a quién acunó una de sus manos entre las suyas.

El detective estaba mirando el vacío, donde había pedido que lo ayudasen aunque no recordaba a quién. Nauseas y mareo, pero no era aquello que sacudía su cuerpo lo que le preocupaba. Sentía tanta... rabia. Tanta frustración mal contenida, que por unos momentos quería olvidarse de todo y sumirse en uno de sus letargos. ¡Maldito patán!- Susurró para sí impotente. 

No obstante, la autocompasión no era propia de Phineas, y poco a poco según salía de su estado de shock fue recuperando aquella energía que le caracterizaba y le movía.

Se giró de pronto a su esposa y le pidió sin pudor alguno: -Necesito morfina. Así no puedo pensar ni moverme.- Y sin dejarle margen a negarse o responder espetó: -¡Oh! Y un cigarro tabaco o algo.- Sentía y sabía que lo necesitaba para poder seguir adelante, al menos ese infernal día.

Poirot se disponía a contarlo pero necesitaba aún unos minutos para centrarse.

Notas de juego

Siento si aun no avanzo nada. Pero ¡eh! que me acaban de pegar un tiro >_< Mala gente, menos los que me han dejado algo de aliento XDDDDD

Os escribo otro post y eso que hoy voy sembrado. U__u Y no sé si criando gripe.

Cargando editor
03/11/2014, 20:52
Phineas Poirot Lansbury

Notas de juego

se me acaba de borrar un post de 2 horas con google crome. Siento si tardo, tendr´ñe que volverlo a empezar. sorry. Y_Y

Cargando editor
03/11/2014, 21:35
Phineas Poirot Lansbury

-¿Algo más de humildad? Juh...- Replicó tardíamente el detective aquello que había quedado como un eco en su cabeza.

http://a3.ec-images.myspacecdn.com/images01/106/5e3fd88f1d28728ec18db1308975f68e/l.jpg

 

   Miró al bar y dedicó con una sonrisa reprimida, y un ademán agradecido, a la  defensa extendida por el joven y noble Lancaster a su favor. 

    A continuación estrechó con ímpetu la mano de su esposa entre las suyas, y le musitó  palabras agradecidas antes de besársela y liberarla. -Gracias, Bey. Esta es. Esta es la  segunda vez que me salvas de las garras de la muerte.- Recordó un antiguo caso que  Abbey se había empeñado a llamar como "el misterio de la lista de pruebas". -Aunque nunca  había estado tan cercano a sus puertas.- La otra ocasión, Abbey, lo había rescatado en el  vestíbulo de su casa con una grave contusión en la cabeza que podría haberlo desangrado, se había arrastrado como un borracho calle abajo hasta entrar en su domicilio donde finalmente se desplomó.- Esta vez, casi he podido escuchar los ladridos de Can Cerbero detrás de mí. No lo habría contado de no ser por ti.- Ironizó con la esperanza de restarle importancia a un hecho tan vital como aquél. No quería preocuparle aunque lógicamente era ya bastante tarde para intentarlo.  

-Por otra parte.- Olvidó el tema de su demostrada mortalidad y se vistió de sus pensamientos de trabajo. -¿"Conclusión que resultó ser equivocada"? ¿Qué sabe usted de mis conclusiones, de mis acciones y de cuánto estoy o no equivocado? Ha habido una catástrofe de proporciones épicas, eso es un hecho innegable. Pero ahora mismo puedo descartar siete personas de los presentes, siete salvando además el personal. Siete que, contra toda duda, no son asesinos. ¿Cuántos cuenta usted? Y hablo de personas, de las aquí presentes, sin contar los difuntos como nuestra lamentada señorita Rottenmeier con quien empezó todo, ni la dudosa sor Lorenza, ni nuestro célebre señor Friedman y ni siquiera el triste aunque necio señor Stiltoon quien me ha dejado un recuerdo poco agradable que seguramente lleve hasta el fin de mi carrera. Lo que me lleva ¡a usted! Creo... creo que es muy desagradecido por su parte, señor Heath. Más que nada porque algunos hemos sacrificado nuestro descanso y nuestras vidas a fin de conseguir pruebas a su único y exclusivo favor.- Le dedicó un efusivo gesto de contrariedad e intenso reproche. -Gracias a ello, hemos resuelto el enigma del compartimento número once. Hoy, principalmente gracias a la intervención de mi esposa que me ha devuelto a la vida, cabe añadir lo que es obvio por todos, puedo estar aquí y afirmar, que usted, usted no es culpable. Y eso lo sé gracias a nuestras pesquisas nocturnas que me han llevado a esto.- Tosió necesitado de aliento. 

-Por lo tanto, hubo una salida nocturna desde su compartimento. No cuestiono lo palabra de mi esposa. Sé que es así. Si usted no fue, nos deja, contra toda duda razonable, que fue obra del señor Otterbourne.- Dijo, girándose, dedicándole una mirada admonitoria, cargada de censura.- A falta de otra explicación, por lo tanto, es culpable. Aunque le ofrecemos la posibilidad de explicar cualquier razón omitida ayer que explicase su comportamiento.  

Notas de juego

Tenía escrito lo ocurrido por la noche y varias cosas más. El post era tres veces más largo pero se me hace MUY cuesta arriba intentar rescatar todo el contenido y me desmoralizo. Ni con la ayuda de mi pareja quién amablemente se ha ofrecido a ayudarme tengo ánimos para ello, así que hoy lo dejo aquí y mañana sigo. No tengo ni cabeza, ni aliento para reescribirlo todo. Lo siento mucho. 

Cargando editor
03/11/2014, 21:44
James R. Otterbourne.

miré indignado

- ¿Sus pesquisas nocturnas? esas en las que sale usted por la noche a asesinar a alguien de los aquí presente por iniciativa propia? o eso o está escuchando la voz de alguien de su compartimento que me quiere muerto.... por ejemplo alguien que no quiere ser inculpada del asesinato de Fraulain Rottenmaier. Sigo diciendo que es ridículo que sea mi persona, pues si hice tanto ruido al salir como para que se me escuchara en los compartimentos laterales, cómo no se ha enterado mi compañero de habitación, el cual duerme debajo mía?.... Yo tampoco escuché nada, admito que es extraño, pero es lo que pasó. Por otro lado no estaría de más que explique como un detective de su reputación podría hacer algo tan atroz como cobrarse la justicia por su mano. Y seremos necios si permitimos que un asesino como usted siga suelto por el tren sin poner remedio.

Cargando editor
03/11/2014, 22:10
Frank Heath

"Ah, cierto con su trabajo para encargarse de una monja loca pero inocente o matando un hombre que solo se defendio luego de advertir al resto que dispararia a cualquiera que intentara adentrarse a su compartimiento. Si asi resuelve eficientemente este crimen..." dijo con indignacion al joven que parecia haber cambiado afiliacion bastante rapido este dia. "Por cierto no acaricie la niña y no vuelva a hacerlo. Mi razon? La misma que insinuaron de mi ayer y otra que se me esta ocurriendo ahora." comento enojado al joven noble.

Miro a Phineas y escucho atentamente lo que decia, esperando a que terminara antes de diriguirse a él. "Esos son palabras Detective, no hechos. Esta en lo cierto que no soy culpable, pero preferiria ver que se encarge de los asesinos en vez de estar disparando a quien, segun el cadaver, es inocente." le devolvio con dureza, le seria dificil al detective conseguir la confianza de Frank luego de lo que habia visto por lo que no seguiria sus teorias hasta estar mas seguro.

"Igual me parecen que le faltan cosas por explicar y palabras que decir, por lo que le espero con el oido atento detective." dijo finalmente sentandose y pidiendo que le trajeran un cafe.

Notas de juego

Nada que disculparse hombre, nos ha pasado a todos y duele bastante. Por otro lado si andas enfermo eso tampoco ayuda.

Cargando editor
03/11/2014, 22:52
Edward Carmichael

Parece que no fue el único en decirle al detective que su instinto no había estado demasiado acertado, aunque los otros dos habían sido algo más bruscos que el americano. Él, aunque le reprochaba su fallo asesinando a alguien que bien podría haberse defendido de los asesinos, creía que era un buen hombre. Al ver que Collins parecía estable volvió a la conversación con Poirot.

-Bueno, esperemos que si decide hacer otra escapada esté encaminado y no muera alguien que nos podría haber librado de los asesinos o parte de ellos si hubieran entrado en su habitación para acuchillarles- el detective parecía ser de la clase testaruda que justificaba todo lo que hacía como si no hubiera cometido un error aún habiéndolo hecho. Pero de igual modo, su tono seguía siendo de cierta comprensión- pero volvamos al tema que creo más importante, atrapar a los que apuñalan. ¿Está seguro de la inocencia de Health? En cuanto a los ruidos que su esposa dice, estoy seguro de que los oí yo también- de hecho fue él quien realmente sacó el tema- y si está seguro de que Health es inocente- el empresario no estaba tan seguro de aquello que parecía seguro para el detective, menos aún desconociendo la fuente de la información- señalaría a Otterboune como un gran candidato a asesino, pues los ruidos existir existieron, y si el que los causó los niega será, supongo, por algo.... algo sospechoso.

Por último, Carmichael terminó su diálogo con Poirot con unas reflexiones.

-Creo que a su lista de inocentes y víctimas añadiría al señor Collins, que ha sido igualmente atacado con la suerte de sobrevivir. Y, en esto me puede hacer caso o no, me gustaría que no se refiera a la hermana Lorenza como "dudosa" ni mucho menos a Stilton III como necio simplemente porque no piense igual que él o incluso sospechara. La primera puede que estuviera equivocada con la niña y más aún en su actitud digna de siglos anteriores- aunque eso no se había demostrado- y el segundo que yo sepa ni siquiera hizo nada malo, hasta el punto de que no votó a nadie enfrentándose a la tiranía del sistema del revisor y las leyes de este tren posiblemente para no condenar a un posible inocente- se avergonzaba de que él no hubiera tenido tantas agallas para hacer lo mismo- no ensucie sus memorias con esos términos ni haciéndolos parecer sospechosos cuando parece que son inocentes e incluso pedir perdón por atacar a la persona equivocada ayer noche- cosa que por desgracia, hecho el daño, no serviría demasiado- A fin de cuentas no creo que sean los únicos que hayan hecho o dicho cosas inapropiadas ni se hayan equivocado a la hora de juzgar.

Con ese último comentario miró a los ojos de Poirot, haciéndole ver que le gustara o no, él también había errado.

Cargando editor
03/11/2014, 23:17
Richard Lancaster III

- Ah, por supuesto, una muestra de afecto por una niña que se ha quedado sola en el mundo es completamente equiparable a solicitar abiertamente que duerma con usted - dijo, con una sonrisa - Desconozco si en su pueblo eso es normal, pero en la Inglaterra de Su Majestad a la gente como usted la tratan como a enfermos...

Sin moverse ni un ápice de su posición junto a Ada, ladeó ligeramente la cabeza, como esperando algún tipo de respuesta por parte de Heath.

- Pero por favor, no se calle, suelte por esa boca suya por qué no debo tocar a la joven Ada.

Cargando editor
03/11/2014, 23:33
Elga von Hollard

Elga escucha en silencio mientras el detective se explica, o parece hacerlo, porque realmente no dice nada nuevo, al menos no con peso

-Herr Carmichael tiene razón, no ensucie la memoria de la hermana Lorenza cuando es evidente que su única falta fue un exceso de celo. Y no espere que le agradezcamos su salida nocturna. Su "busqueda de pistas" fue mas bien una caza de cabezas, nada señalaba al señor Stillton, y si ya es brutal este sistema de ejecuciones por votación es mucho peor lo que hizo usted. Así que como mínimo comportese con la debida humildad. Y explique en que se basa para decir que Heath es inocente, a mi de momento no me parece que haga unas deducciones muy sólidas-

Vuelve a mirar su tazón de chocolate, ahora vacio, y lo aparta a un lado con fastidio. Pero atiborrarse no va a solucionar nada precisamente

Cargando editor
04/11/2014, 09:28
François du Vermont

El maître servía con la elegancia acostumbrada lo que le solicitaban los pasajeros, aunque ya había quedado atrás el rictus de impasibilidad profesional y sus expresiones se contraían y reaccionaban con los sucesos y noticias que recorrían el vagón restaurante. Era difícil permanecer ajeno a todo aquello, a pesar que, a su avanzada edad, ya creía haber visto de todo. Pero no.

Entre discusiones y cruce de acusaciones más o menos directas, la mañana, que tan temprano comenzó, fue dando paso a las horas, inexorablemente. Los heridos estaban ya más recuperados, aunque Sir Edward Collins a penas articuló palabra en toda la mañana, seguramente debido a la conmoción sufrida.

- Madames et monsieurs, pgonto se segvigá el almuegso. Si desean comeg algo, sólo deben ocupag la mesa que más les plasca.

Anunció profesionalmente cuando advirtió que ya pasaba de mediodía.

Cargando editor
04/11/2014, 13:49
Andrew Lowell

Después del estruendo y los primero momentos de caos e incertidumbre el señor Lowell se reúne con el resto de pasajeros, al escuchar lo que parece ser que ha acaecido no sale de su asombro:

-Señor Phineas se que seguramente tenía usted buenas intenciones y pensó que era mejor tomarse la justicia por su cuenta, pero creo que ya estamos en una situación bastante peliaguda con cuatro asesinos a bordo, como para tener a una persona con esa actitud a bordo. Usted quiere dar con esos asesino indeseables y lo entiendo ¿pero a que precio?, ¿De verdad merece la pena llevarse a personas inocentes por delante para conseguir su objetivo?. Es mi humilde opinión.

Dicho esto aparece François, el señor Lowell no tiene hambre después de todo lo que esta sucediendo esta bastante preocupado, pero sabe que necesita comer algo, con los hechos de ayer apenas consiguió probar bocado, y en todo caso siempre podría pedir una buen té para calmar un poco los nervios.

Cargando editor
04/11/2014, 15:07
Abbey Lansbury de Kent

Cuando el embotamiento salió de mi mente, y pude recuperarme de todo lo que había pasado, recobrando mi carácter y mis pensamientos, me incorporé, mirando a Phineas, sonriéndolo.

Tómate el chocolate que te ha pedido Ada, anda— dije, ensanchando la sonrisa.

Miré, entonces, a todos los presentes, con el ceño fruncido y la ira recorriéndome todo el cuerpo. Cobardes. Más que cobardes. Era tan fácil hablar y señalar.

Caballeros, creo que no entienden la magnitud de la realidad que nos rodea— dije, tratando de calmarme. Porque, si perdía los estribos, aquello podía terminar francamente mal—. Mi marido ha errado. De acuerdo. Eso es un hecho. Pero temo que aquí hay gente que está actuando como si fuera una persona que se mueve entre las sombras, cuando no lo es, lo que enturbia gravemente la investigación. Me pregunto por qué la gente no está siendo completamente sincera— entorné un poco más los ojos, taladrándolos con la mirada, como si todos fueran culpables. No podía evitarlo, Phineas acababa de ser disparado. Todos me parecían vagas sombras que no valían nada para mí—. Me pregunto por qué los que están aquí actúan de tal manera que parece que tienen algo que ocultar, cuando no es así. Los asesinos se benefician de eso. Y deben de estar riéndose a carcajadas en su interior. Yo lo haría. Terminarán, al final, con todos nosotros— resumí, chascando los dedos al aire con un gesto algo impaciente—. Sin embargo, si pedimos que se expliquen los sucesos de la noche anterior, sobre el compartimento once, lo fácil es ir a ver quién hace qué con la pequeña Ada, como si fuera lo más importante de lo que hablar aquí— señalé con un gesto de la mano a la niña—. Si ella no se queja y Lancaster le ha caído en gracia, déjenla, demonios. No estamos discutiendo esto. Parece que la conversación se quiere desviar en otra dirección de manera deliberada— acusé, notando mis nervios aflorar—. Señores, que estamos cayendo noche tras noche. Ahora, si están de acuerdo, digan algo que pueda resultar útil para la investigación. Vamos, ¡hablen!

Cargando editor
04/11/2014, 15:22
Edward Carmichael

Carmichael no estaba demasiado seguro de si la mujer de Phineas le metía a él en esa lista de personas que ocultan algo o que intentan disimular el tema principal difamando, entre otras cosas, a su marido.

-Ya he dicho antes que el señor Poirot es, pese a sus errores, un buen hombre que tiene buena intención- claro que la buena intención la había pagado cara el señor Stilton III- y mis comentarios solo iban orientados a lo que usted misma pide que se haga con su marido, comprensión y no tratar al señor Stilton como si fuera sospechoso o poco de fiar solo porque a Poirot no le hiciera gracia su forma de ser aún cuando se ha demostrado que solo era un hombre temeroso de que alguien le atacara. Dicho ésto obviamente considero mucho más importante encontrar a los que apuñalan, que son el principal enemigo.

Como ya hubo pasado antes, la señora Landsbury decía cosas que él mismo había puntualizado antes. Quizá pensaran igual o ésta no hiciera mucho caso al empresario. Sea como fuese, volvió a hablar.

-En cuanto a mí, no oculto nada. Ayer dije algo que me pareció importante y hoy por desgracia no hay nada más por mi parte. Me desperté con el tiroteo y al parecer a Collins y al compositor ya les habían atacado. Si supiera algo más lo hubiera dicho ya, como hice ayer. La única pista que tengo, si es que puede llamarse así, es el sonido de pasos que oí la noche anterior a ésta y que usted dice haber oído también.

Cargando editor
04/11/2014, 15:46
Frank Heath

"Yo también vengo de Inglaterra, donde no es raro que hombres de bien pidan acojer bajo su protección a jóvenes, tanto niños como niñas. Si es necesario, para que mejorare su seguridad y aprendizaje de la criatura. Aunque parece que aca algunos han optado por entender mis palabras por una invitación a mi lecho..." suspiro cansado y vio de nuevo a la chiquita.

"Yo no te obligo a nada, ni te pido algo tan desagradable como sugieren otros. Solo quería mantenerte segura para que no tuvieras que repetir un incidente como el de tu querida institutriz. Voy admitir que temí que atacaran al Detective primero, por eso sugerí que yo la tomara...Era mi idea de protegerte un poco de lo sangriento de estos asesinatos, pero se ve que no he hecho entender por lo que me disculpo pequeña." Explico con seriedad terminando con una inclinación, si la chica tanto queria que le hablaran ahí tenia.

"Pero basta de esto, ya que la Señora Kent lo pide de una buena manera.” Comento mirando de reojo en un principio a la daba antes de voltearse al mesero que le entregaba el café. “No tengo nada útil para la investigación, he vigilado a mi compañero toda la noche y me parecio que no salio aunque ustedes aun no dicen nada sobre si salio o no nuevamente esta noche….Por otro lado quien me parecía culpable ayer se probó inocente cuando curo a su esposo…” sorbió un poco de café. “Y en ningún momento creo que el detective sea parte de los asesinos con puñal, aunque sus deducciones han sido erróneas. Ademas estoy de acuerdo con las palabra sobre su esposo por parte del Señor Carmichael y la Señara von Hollard.” Concluyo tomando otro sorbo.

De pronto se le ocurrio algo “Han pensado que tal vez Otterboune haya salido a investigar por las noches de una forma menos violenta a diferencia del detective?” pregunto a nadie en general, defendiendo a su compañero de vagon aunque no con los mayores animos porque seguía desconfiando de él en su interior.

Cargando editor
04/11/2014, 15:52
Edward Carmichael

Carmichael miró a Health y respondió a una de sus preguntas.

-No, si su compañero de compartimento ha salido esta noche o no, yo no lo he oído... me despertó el sonido de los disparos, nada más, y los crímenes atroces ya se habían llevado a cabo. Y yo mismo me pregunté eso también, que quizá su compañero se levantara con otra intención ayer, pero que siga negando esa salida es un indicativo de mala señal, y la otra noche no tenemos constancia de que ocurriera otra cosa aparte de los asesinatos.

Por supuesto, él también tenía sus dudas, esa era la que creía la mejor pista que tenían... pero eso no significaba que lo fuera realmente.

Cargando editor
04/11/2014, 16:12
Ada Birdwhistle

Ada se había mantenido en silencio mientras se tomaba su chocolate tras llevar los suyos al matrimonio Poirot. Trataba de enterarse de todo lo que decían unos y otros, ya que si había entendido bien al revisor el día anterior, tendrían que votar de nuevo y no quería equivocarse. 

Para cuando llegó la hora del almuerzo, la pequeña se encontraba sentada a una de las mesas, con las piernas sobre la silla, cruzadas a lo indio, exactamente como su institutriz no le habría permitido hacer si estuviera presente. Pero la niña estaba demasiado ocupada intentando seguir la conversación como para preocuparse por las convenciones en ese momento. Sus enormes ojos color miel se paseaban por el vagón, mirando a todos los que hablaban.

Había hecho un pequeño esfuerzo para apartar la angustia de la situación y poder dedicarle una sonrisa al señor Lancaster cuando revolvió sus cabellos y había fruncido el ceño cuando el señor Heath lo había acusado por ello. ¡Cómo si fuese lo mismo tocarle la cabeza que intentar llevársela a su compartimento! Pero no había dicho nada al respecto, ya que el señor Lancaster parecía defenderse de maravilla.

Sin embargo, cuando el señor Heath se acercó a ella y le habló directamente, arrugó un instante la nariz, escuchándolo con atención y finalmente asintió con la cabeza antes de que su voz dulce se dejase oír. - No se preocupe, señor Heath. Ayer pensé que quería que fuese con usted para hacerme daño, pero le perdono. - Dijo con seriedad, esforzándose por sonar más adulta de lo que era. - Si el señor Poirot dice que usted no es uno de esos malvados, yo le creo. - Hizo una pequeña pausa antes de añadir algo más. - Pero oiga, no voy a ir a dormir con usted igualmente. Además, usted no duerme solo. - Añadió, mirando rápidamente al señor Otterbourne. - Y si usted no salió de su compartimento, tuvo que ser su compañero quien lo hiciera, ¿no? Así que no creo que estuviese nada segura allí. Prefiero quedarme con Abbey.

Después miró a la susodicha y se encogió de hombros. - Yo no escuché nada tampoco esta noche. 

Cargando editor
04/11/2014, 18:34
Phineas Poirot Lansbury

Intentó ignorar la mayoría de los comentarios, en especial, los reproches. Todos acusaban pero ninguno había hecho nada ni había conseguido nada más que no hubiese hecho él a riesgo de su vida.

Dedicó una mirada a Otterbourne antes de reírse, más aún con su voto, cosa que no tardó en cesar de hacer puesto que le provocaba unos latigazos de dolor intenso.

Se encogió de hombros y dijo, sin mirar a nadie en particular mientras hacía una larga calada a aquél cigarro que alguien había tenido la amabilidad de ofrecerle. -Hecho: La noche pasada alguien salió del compartimento número once. Hecho: Ambos ocupantes niegan haber obrado como tal, así que entendemos que quién lo hizo tiene razones muy poderosas para mentir. Hecho: tenemos dos testigos que lo prueban, el señor Carmichael, y mi esposa, quién puedo dar fe que no es culpable del atroz crimen que nos ocupa, así que siendo mi compatriota el primero en abordar esa cuestión deberíamos considerar al menos en serio su inocencia. Hecho: A falta de explicación mejor podemos deducir que uno de ellos miente porque está en complot con los asesinos, posiblemente formando parte de los mismos. Hecho: El señor Heath, me señale o no, me critique o no, no puede haber formado parte de la campaña aquí cometida, puesto que tengo pruebas. Ergo, a falta de cualquier otra posible razón que justifique su salida nocturna, entendemos que el señor  Otterbourne es: culpable. - Podían creerle o cuestionar su implicación en la investigación, eso le daba bastante igual, seguramente quienes le debatieron con mayor ímpetu se señalarían a sí mismos, pero él buscaba resolver el caso con la mayor presteza posible, no se enorgullecía de las bajas pero no había tiempo que perder por ellas.

-Ahora, antes de proceder, Señor Heath, si salió usted con algún motivo que no sea criminal y que se ha callado le rogamos que lo diga ahora antes de que empujemos otro inocente… al fuego.  Sino, creo que está más que claro señores. Lo demás es irrelevante. Muchos han apuntado los mismos hechos y saben que no son de mi invención. Si creen que pueden dirigir la investigación mejor que yo, les invito “humildemente” a reemplazarme, pero no sean ciegos a los hechos, por favor. No está en juego mi reputación, sino sus vidas, y la de mi esposa y mi protegida. - Se giró hacia su presa quién escrutaba sin parpadear. –Le hemos pedido explicaciones y usted se defiende como un jabalí herido que se encuentra sin escapatoria y que responde al peligro atacando. Poco a poco, desvela el rostro que se oculta detrás de su máscara. Curioso que insinúe y diga creer en la culpabilidad de una niña que no solo no tiene la fuerza suficiente para cometer tal crimen, sino para quién, hace dos días, “conspiraba” con mi esposa para hacerle llegar un chocolate de contrabando que le había sido negado en un intento de aparentar y ganarse simpatías. O quizás dice ¿qué pretendo ocultar a mi esposa? Porque no hay nadie más en mi compartimento que ellas y sabemos que ella no ha sido. No mi señor, o es culpable o actúa como un patán. – Acusó sin tapujos dando un golpe con el puño contra la mesa.

Se relajó y prosiguió. –Sobre los sucesos de las últimas horas. No pretendo ocultarles lo sucedido. Iba a explicarme después de ofrecerle una oportunidad al señor Otterbourne quién hoy podría perder más que su honor, pero toda esta retahíla de reproches y acusaciones no hacen más que impedirme hablar.  ¿No me quieren en el caso? No me importan sus orgullos heridos, me importa salvar cuanta más gente pueda de este tren mejor aunque pierda mi vida en ello. No soy yo quién vine al Orient Express para aniquilarnos uno tras el otro, así que me da completamente igual de qué me acusen. En cuanto lo ocurrido, es lo que me disponía a contarles a continuación.- Hizo una pausa esperando que al fin le dejasen hablar.

-Verán, soy detective, lo saben muy bien, pero no me conocen. Lo soy de día y de noche. A tiempo completo. Mi implicación es tal, y Abbey será testigo de ello, que no descanso ni duermo hasta que no resuelvo el acertijo en el que me veo envuelto. La policía suele venir a consultarme cuando se encuentran atascados, y la mayoría de veces, los misterios no lo son y los resuelvo sin moverme de casa, con escasos minutos.- No era vanidoso, visible estaba pero tampoco se vestía de falsa modestia. -Raras veces me veo obligado a salir y husmear por mí mismo, cuatro nociones y meterme en la mente de un criminal me son suficientes. No obstante, hay esas veces que la situación requiere de acción más activa, la situación está tan ensortijada que me reclama de todas mis facultades y de todo mi tiempo. A veces, las pistas no están a la vista, no son tan claras, ni tan llamativas, y tengo que hacer mano de todo mi ingenio para conseguirlas, salir a las calles llegando incluso a disfrazarme a fin de poder mezclarme entre la gente, que me crean uno más y poder hacer preguntas e indagaciones a discreción, sin levantar sospechas. He podido confundirme hasta en los barrios más desfavorecidos y oscuros de la mismísima Londres. -Tomó un poco del chocolate para relajar las preocupaciones de su esposa.

-Comprenderán que aquí, en este tren, no llegué yo al caso, sino que él nos encontró a nosotros, son víctimas pero no les he puesto yo en ese brete e intento sacarles de él. Sea como sea, aquí somos un pasaje limitado, claro está que aquí no podía servirme de semejantes artimañas ni disfraces que valgan. Y eso que estamos muy faltos de pistas que nos conduzcan a los responsables. “Faltos” no significa “perdidos del todo” y hoy, menos que ayer, después de lo sucedido, que no niego que haya sido un desastre de proporciones épicas. Pero no se dejen engañar por la masacre con la brutalidad acontecida, no estamos frente simples carniceros sino más bien entre meticulosos cirujanos que saben a la perfección lo que se hacen. Mucho me recuerda al caso que Scotland Yard se enfrentaba en sus calles en 1888,  sabrán ustedes lo que quiero decir. Lamento tener que confesar que me encuentro en uno de los casos más complejos de mi profesión, con la dificultad añadida de convertirse en una carrera contrareloj en la que ellos nos matan cada noche y nosotros solo podemos responder a ello con una votación a ciegas por día, y eso no es lo bastante, necesito saber la verdad y desvelarla pronto, así que indagué por la noche. Porque como decís no tenemos tiempos de ir errando.  En cuanto los votos quizás sean neardantelesco, pero no son unas normas que haya dictaminado yo, sino la compañía. Cúlpenme o dejénlo. Mi costumbre no es emitir veredicto alguno hasta tener todas las pruebas, es lo que suelo hacer, método científico, ello lleva su tiempo pero estamos bajo circunstancias excepcionales y no tenemos un rastro claro al que seguir. ¿Me equivoqué con Sor Lorenza cuando culpaba a la pequeña de estar poseída o ser el mismísimo diablo? En mi experiencia no suele ser una actitud muy normal, si me culpan de no querer caer en supersticiones pues así sea, en cuanto al señor Stiltoon llegaré pronto a él. Soy un hombre de hechos, y estos son los que os llevo hoy. Ellos se comportaban como culpables, íbamos a ciegas y no disponíamos más información ni unos ni otros, señalé unas actitudes, sin pruebas, ninguno las tenía, no recuerdo que nadie mostrase alguna, salvo el señor Carmichael que nos dejaba en un cincuenta por cierto de posibilidades de condenar a otro inocente al cadalso. No he parado en toda la noche, pero hoy podemos ir sobreseguro, si no me quieren escuchar libres son, pero hablo de la inocencia del señor Heath. Hay cosas por explicar, y cosas que no explicaré, obviamente para no comprometer a gente excepcional que está trabajando y arriesgando sus vidas en pos de la verdad y de todos ustedes, desagradecidos sean. Si hubiese querido actuar a ciegas me bastaba ir al compartimento once e impartir como sea que lo han llamado, al menos sabíamos que allí alguien era culpable, pero quise salvar quién no lo era culpable. Y digo que mis sospechas recaían sobre el señor Heath. Esto es una carrera y si bien mucho he aprendido de esta noche, sigo partiendo con desventaja hasta que me den un respiro, solo he tenido la oportunidad de inspeccionar el cuerpo de la institutriz, quizás el nuevo escenario que nos ofrece el compartimento nueve nos traiga más información pero mientras le pido que cesen de tantas estupideces.- Apuró de una última calada aquél cigarro, lo estrujó contra un cenicero y prosiguió recuperando el hilo de sus pensamientos con las puntas de los dedos tocándose entre sí.

- Tras descubrir la condición del señor Heath, quién repito tanto empeño pone para quejarse. Fuí a hablar con con el licenciado. Era avanzada la noche y acusaba al reloj apuntar un nuevo día. Pretendía hacerle una visita y pedirle explicaciones sobre su errante actitud demostrada por la mañana y mediodía. Posiblemente se auguraba una prolongada charla o una discusión entre caballeros.- Al recordarlo apretó los dientes. –Como ven, las cosas no salieron como las había previsto. Avanzaba por el pasillo dirección a su compartimento, cuando con reflejos felino él me sorprendió a mí. Debió de escuchar mis pasos y me saltó encima creyéndome uno de los asesinos. Se me abalanceó y podía sentir sus manos frías atenazándome el cuello. Me ahogaba, no fui ni lo suficiente rápido, ni fuerte. Finalmente perdí el equilibrio, por lo que doblé mi rodilla confiando todo el peso al suelo. Me faltaba oxígeno y él me iba a vencer sin remedio. Así que instintivamente mi mano salió buscando entre mis bolsillos mi pistola. Vio el arma y forcejeamos hasta que la lucha nos llevó a un colgador de su compartimento donde descansaba su propia arma que sacó de entre los pliegues de su abrigo. Creo que disparamos a un mismo tiempo.

A Phineas se le escapó un deje de dolor que no fue capaz de reprimir.

-Luego… bueno, el resto de la historia la sabrán ustedes mejor que yo. Debo el poder contarla a mi mujer, quién se expuso para salvarme, ahora aquellos que nos cazan saben que tiene las habilidades médicas para salvarnos, aunque, por desgracia, no siempre pueda llegar a tiempo. Menos aún por la carnicería con saña que nos propinan nuestros verdugos. Pero sabéis a ciencia cierta que es inocente. Os he observado y sé que hay en el pasaje se encuentra una persona entre ustedes que es capaz de velar por nosotros, alguien que puede ofrecer protección y seguridad. Yo no la quiero ni la pido para mí, no se alarmen, más soy consciente que la mayoría me creéis inmerecedor de ella, y solo soy un detective que puede desvelar la verdad, pero me preocupa no poder contar todas las sombras. Así que le pido que defienda a mi esposa quién es más importante que un servidor, pues es ella quién puede evitar que esta atrocidad llegue a ser peor de lo que está siendo.-

Se levantó tras un gran esfuerzo, habría necesitado a alguien para hacer semejante esfuerzo pero el orgullo le impidió esta vez pedir auxilio. -Le voto a usted, señor Otterbourne, las razones creo que ya las he expuesto largo y tendido.

-Ahora si me disculpan iré a ver que pasó en el compartimento del difunto señor Friedman Götze. Señor revisor, si es tan amable de acompañarme y ser mi ayudante.- Se dirigió a su esposa. -Bey, ocúpate de la señorita Birdwhistle y si en un rato me pudiesen servir algo con lo que llenar mi estomago, creo que el plomo por si solo, no me ha satisfecho.- Ironizó torciendo la boca sin alegría alguna justo antes de hacer ademán de alejarse.

Notas de juego

Siento si no he podido profundizar más en los comentarios e interpretaciones de cada uno de vosotros. Os leo y son excelentes, pero me ha llevado un trabajo titánico ya solo intentar rescatar el trabajo que había hecho ayer, repetirlo, y añadir algunos reproches, empecé al mediodía mientras se ha ido posteando pero no tengo margen para reflejarlo todo. U__u

Nada que disculparse hombre, nos ha pasado a todos y duele bastante. Por otro lado si andas enfermo eso tampoco ayuda.

Agradezco la comprensión, hoy al menos estaba desmotivado pero sano. ^^

Cargando editor
04/11/2014, 20:04
Elga von Hollard

Una vez habierto el restaurante Elga se dirige allí a buen paso, los problemas siempre le dan hambre, es algo que siempre ha sido así, de modo que pide el menu completo, con algunas cosillas mas, y empieza a comer con buen apetito, ya que no buen humor

Aun así se mantiene atenta a las conversaciones, y sobretodo a la eternizante explicación de Poirot

-así que sabe que Heath es inocente porque tiene pruebas de ello. Y en realidad fue Stillton el que le ataco y no alreves, ya-

El excepticismo es evidente en su voz, pero aun así se calla mas críticas. Lo que dijo sigue tan cierto como antes, pero la cuestión de la supervivencia y atrapar a los malditos asesinos causantes de todo esto

-pero el ruido de hace dos noches en el compartimento 11 parece innegable. Supongo que tenemos que actuar con lo que tenemos-

Cargando editor
04/11/2014, 20:22
Edward Carmichael

Hasta Edward, que aún seguía creyendo en la buena intención del detective, e incluso de momento en lo que decía éste sobre la inocencia de Health, se permitió fruncir un par de veces el ceño en el monólogo ensalzador que el detective hacía con él de protagonista. La primera vez lo hizo cuando hablaba como alguien pagado de sí mismo de sus éxitos anteriores. "Si los sospechosos van cayendo, participando incluso él en las muertes, no es difícil acabar encontrando al verdadero asesino cuando ya no quede nadie" pensó con cierta ironía el empresario. La segunda vez, frunció el ceño cuando el malo de la historia era Stilton y no él.

-Bueno, el señor Stilton estaría actuando sospechoso para usted, a mí me caía bien y me pareció valiente por no votar a nadie. Dijo que no había nada que descartara el acusar a la niña, y técnicamente, nos guste o no, parte de razón tampoco le faltaba. Yo soy incapaz de creer que una criatura cometa un acto así, pero me parece que imposible no es nada. Parafraseando a un personaje de folleto que se puso de moda hace unos años y que reconozco que he leído parte de esas historias: "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."- divagaba, como solía hacer en las reuniones sociales... pero en esta situación no se lo podía permitir. Se centró antes de continuar, y más cuando ni él mismo sospechaba de Ada- Pero si dice que es un caso aislado, podemos confiar en que ya no morirá nadie más a sus manos por un disparo. Es bueno saberlo. Otra cosa menos por la que preocuparse.

Por último el detective sentenciaba que Otterbourne podía ser culpable, basándose en hechos que relató y que eran en su mayor parte indiscutibles para Edward, pero era una conclusión a la que él ya había llegado la noche anterior. Sin tanto teatro.

-Otterbourne, se lo digo yo también, y lo mismo vale para Heath, si alguno tiene una escusa no creo que haya mejor momento para contarla ante todos. Si tiene miedo a hablar por su vida tenga en cuenta que el silencio también podría costársela.