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[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Bloqueados por la Nieve

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16/11/2014, 14:53
Frank Heath

Miro el cadaver de Poirot, pero no dijo nada seguramente sus palabras no serian bien recividas por la ahora viudad. De cualquier forma le parecia algo debio pasar antes, un asesinato que debio sistituir el de la niña pero ahora era demasiado tarde para seguir reclamando y no habia necesitadad.

Viendo los que estaban para votar, se quedo con quien habia votado ayer que ahora le parecia el unico culpable a menos que Carmichael haya sido lo suficiente inteligente para pasar por debajo del radar de todos.

"Mi voto a un hombre atacado fue un error que ya he pedido disculpas y he dicho que lo cometi bajo la influencia de mi enojo..." le explico de nuevo con un gesto de enojo en su rostro. "Y mi defensa hacia Otterbourne, si asi quiere decirle no fue ni siquiera importante, solo tire una posibilidad para que no se tiraran todos a favor de lo que decia el detective, ya que no estabamos totalmente seguro que fuera asi y el detective ya se habia equivocado acusando a una monja y matando a un joven rico si no lo recuerda."

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16/11/2014, 15:52
Edward Carmichael

-No quería ofenderle... discúlpeme, señor Heath. Solo expresaba mis temores en voz alta. Ha muerto tanta gente que es difícil no ser paranoico. Desde luego- miró a la viuda y tuvo que sacar fuerzas de dentro para decir lo que iba a decir- no seré yo quien defienda todos los actos de Poirot. Aunque al menos nos ha guiado al final.

No podía evitar ser desconfiado en una situación así. Pero de todas formas intentó no darle más vueltas al asunto. Puede que el hombre que buscaban fuera Stilson y que su muerte le pusiera fin a todo.

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16/11/2014, 16:01
Richard Lancaster III

El Barón Lancaster casi parecía decepcionado por seguir vivo, y no tenía espíritu suficiente como para consolar a la reciente viuda. La dejó a solas, con el cuerpo de su marido, mientras tuviera tiempo antes de que el carbonero se la llevara. Tan sólo le dedicó unas pocas palabras antes de dirigirse al vagón restaurante.

- Si quiere conservar algo de él, hágalo ahora - le dijo en voz baja, y luego se marchó. En el restaurante dejó la botella de vino vacía, por si su aspecto físico, despeinado, pálido y con los ojos enrojecidos no fuera muestra suficiente de qué había estado haciendo durante la noche - Esto es sencillo, señores. Quedamos Jhon Stinson y Edward Carmichael, cuya inocencia aún no ha sido probada. Luego la señora Lansbury y el señor Heath... y yo mismo, que ya se ha demostrado somos inocentes: la pobre mujer era médico, la joven Ada descubrió que el señor Heath era inocente, y yo pasaba las noches debatiendo con Poirot, así que no tenía tiempo para asesinar. Si el que acuda a la muerte esta noche no es el asesino, será el otro... y esto habrá acabado. Señor Stinson, mi voto va por usted.

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16/11/2014, 21:33
Antoine

Nuevamente las conversaciones se congelaron cuando el conocido y temido rechinar de la vagoneta precedió a la aparición del carbonero por la puerta de siempre. El sonido de lo inevitable. El hombre de sonrisa sempiterna, tal como siempre se ha presentado la Parca.

Junto al cadáver de Poirot, su mujer no había podido pronunciar palabra, sólo llorar su pérdida. Entonces se detuvo junto a ella la vagoneta que habrá de cargar los restos de su marido.

El shock en el que la mujer estaba aun sumida, impidió cualquier reacción que pudiese llevar ella a cabo al respecto de todo aquello. Al cabo de pocos minutos, el cuerpo de Poirot estaba cargado en la vagoneta y Antoine ya empujaba el receptáculo por el pasillo, de vuelta a la caldera, mientras canturreaba una cancioncilla, de forma casi inaudible.

- Dejadme, ¡ay! que yo prefiera... ¡la hoguera! ¡la hoguera! ¡la hoguera!

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17/11/2014, 10:12
Abbey Lansbury de Kent

Desperté sobresaltada, como si acabara de tener una pesadilla cuyo contenido no recordaba, pero sí la sensación que me había dejado en el cuerpo. Me desperté fría, helada, y  con el vello erizado, como si alguien hubiera abierto la puerta del compartimento, y la ventana, y el frío viento entrara a raudales por ellas.

Pestañeé varias veces, y miré a mi alrededor. Un vuelco me dio al corazón al ver que Phineas no estaba allí. Traté de recordar cómo lo había dejado la noche anterior. Había conseguido conciliar el sueño a su lado. De eso estaba segura.

Miré el sobre que estaba a mi lado, y lo miré con el entrecejo fruncido. No entendía nada de lo que estaba pasando. Tomé el sobre con cuidado, y lo metí en el primer bolsillo que encontré.

Me levanté, comenzándome a asustar, y traté de abrir la puerta. Fue entonces, cuando mi mundo se vino abajo, y mi mente desconectó por completo.

Lo que se sucedió a continuación lo recuerdo de manera vaga, como si fueran sombras chinescas proyectadas en la pared imitando lo que pasó.

Recuerdo la puerta cerrada, recuerdo los gritos que mi garganta proliferaba, recuerdo el rostro de quien me abrió la puerta, y recuerdo el cuerpo yacente en el suelo. Dormido.

Nunca en mi vida había echado un grito como aquel al ver a Phineas en el suelo con una daga en su corazón. Con aquel grito quise destrozar al dueño de aquel cuchillo, y enviarlo directamente al infierno.

Me llevé las manos a la cara, al pelo, pero no lloré. Odiaba a aquellas plañideras que se daban golpes en el pecho cuando sus maridos estaban muertos, después de que en vida los habían estado humillando ante el resto de la comunidad. Yo el luto lo llevaba por dentro.

Miré los que comenzaron a congregarse allí. Recuerdo que escruté los ojos de cada uno de ellos. Y di un respingo cuando se posaron en aquel hombre.

¡Asesino cabrón!— dije, tratando de abalanzarme sobre él, con una mano en alto, y abofetearlo si se daba el caso, pero me limité a quedarme cerca del cuerpo de Phineas. Me importaba más aquello que estar destrozando con mis uñas el rostro de un hombre que iba a morir horas después.

Intenté serenarme, pero cada vez que escuchaba las voces de los vivos, y no de la mi Phineas, un pinchazo de ira se me clavaba en el corazón, haciéndome arquear un poco la espalda. Dolía. Dolía de verdad.

Calle, fariseo— dije, mirando a Heath—. No le voy a mentir con estupideces. Me encantaría que fuera usted el que estuviera ahí tendido con una cuchillo en el corazón a modo de mástil con su bandera.

Respiraba con dificultad. Le mantuve la mirada, pero la aparté después. No merecía la pena. No.

Miré a Lancaster cuando me dijo aquello. Nunca me habían dado un consejo tan bueno en mi triste vida. Contemplé el cuerpo de Phineas, y me agaché para registrar sus bolsillos. Encontré su pipa, y sonreí satisfecha. Aquello me serviría.

Cuando la carretilla de la Muerte llegó, el corazón se me paró de improviso. Dejé de respirar y la mente me dio vueltas. Contemplé su figura oscura y su forma amenazadora. Escuché su grito de muerte al notar ese chirrido en mis oídos.

Y miré cómo se llevaba el cuerpo de Phineas hacia el final del túnel que hacía el pasillo del vagón.

Tragué saliva, y miré a Stinson.

—Usted está muerto, caballero— dije, escupiendo las palabras, y me dirigí hacia mi compartimento con el fin de guardar la pipa en un sitio seguro. 

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17/11/2014, 17:22
Frank Heath

Escucho la disculpas de Edward y nego con la cabeza lentamente. "Como nos guio él tambien nos pudo haber guiado vos que pareces tener una buena idea de que esta pasando y ademas no pareces compartir su comportamiento de vigilante, saliendo a la noche ha realizar lo que el llamaba justicia." comento agrio. "Aunque por otro lado aun no se lo ha probado inocente, pero me sorprenderia bastante que no lo fuera."

Al escuchar las palabras de la Señorita Kent, sonrio como pocas veces habia hecho en estos dias. "No lo dudo Señorita, es un deseo asesino que no dudaria por un segundo en atribuirle a su persona. Pero lamentablemente para usted el que pago por fariseo fue su esposo." le devolvio mirandola fijo con ningun temor a una represaria de ella.

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17/11/2014, 17:34
-Revisor-

Consternado por los hechos, como todos a bordo, a penas pudo abrir la boca en lo que llevaban de mañana. Para él, el señor Poirot era un héroe y verlo muerto, en el tren bajo su responsabilidad, había sido un golpe bastante duro a la línea de flotación de su estabilidad emocional.

Sin embargo, al ver que las hostilidades parecían regresar entre el señor Heath y la viuda de Poirot, sin tener ahora a su marido para defenderla, se vio en la obligación moral de intervenir antes que aquello pasara a mayores. Dando un paso, interponiéndose entre Frank y Abbey, con las manos extendidas con las palmas hacia abajo y moviendo éstas de arriba a abajo, dijo:

- No se alteren, señores y señora. Seamos civilizados. Tengamos respeto por los fallecidos y conservemos las buenas maneras, que es lo que habrá de ayudarnos a salir finalmente de este atolladero. - Visiblemente picado por las afirmaciones de Heath, su profesionalidad se interponía también entre él y el pasajero para evitar decir lo que realmente pensaba de su reacción.

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17/11/2014, 22:59
Edward Carmichael

"Buenas maneras" dice el revisor. Tenía que preguntarle el nombre un día de éstos, quizá no lo había dicho aún porque no quería que le denunciasen. Hacía bien, el empresario sin duda presentaría una queja del servicio si salía de aquella situación.

-Sin duda dejarnos llevar por la emoción no servirá. tenemos las pruebas, las acusaciones. Solo le queda al "público" sacar su conclusión.

Conclusión que podía ser la última para todos. Esperó a que la señora saliera de guardar la pipa en su compartimento para dirigirse a ella.

-Prometí a su marido que le protegería tanto como pueda y no me gusta incumplir promesas- pero Abbey distaba mucho de ser la mujer dependiente de las novelas de adolescentes. Era fuerte y podía valerse por sí misma, o eso parecía- por supuesto usted decide y no su esposo. Si me necesita para algo solo hágamelo saber.

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18/11/2014, 11:15
Abbey Lansbury de Kent

Salí del compartimento tras dejar la pipa a buen recaudo, así como la fría metálica arma, y me dirigí hacia el vagón restaurante sin muchos ánimos para hablar con los demás. No me apetecía encontrarme con el nuevo genio del mundo detectivesco, quien decía hacerse pasar por tonto para engañar a los asesinos. Suspiré de manera inconsciente al pensarlo.

Lo que nunca me imaginé era aquello que me soltó cuando volví, y se enfrentó a mí con la cara encendida. Me arrepentí de haber dejado el arma en el compartimento, y no encañonarle directamente en la cara, posando de manera delicada la boca del cañón cual mariposa hace sobre una flor.

Sin embargo, lo miré, aguantándole la mirada, y alcé mi mano, estirando el dedo índice, apuntándolo directamente en la cabeza, y escondiendo el resto de dedos, simulando que mi mano era una pistola. Rocé su frente con mi uña y emití un leve “Pum” con una sonrisa en los labios, algo sádico, lo he de admitir.

Después, me limité a sonreír, a negar con la cabeza, y a no confesar todo lo que mi mente bullía. Preferí no enturbiar las aguas. Tras aquello, el revisor se encargó del asunto. Aunque no era como lo hubiera hecho yo.

Miré al americano, y le sonreí de manera melancólica. Asentí varias veces, dando a entender que atendía a sus palabras, y que se las agradecía.

—No se preocupe, caballero— respondí con la voz algo congestionada—. Estaré bien— aseguré.

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18/11/2014, 20:10
Frank Heath

La sonrisa de Frank se desvanecio ante la intervencion del revisor, al que miro con un rostro completamente neutro antes de retroceder hasta centarse en una de las mesas del vagon de comedor.

"No se preocupe que entre la dama y yo no hay ninguna discucion ni habra al menos por mi parte una reacion violenta. Solo estamos dejando en claro nuestros pensamiento para con el otro. Es una vieja costumbre inglesa que tal vez desconoce." le comento sin demasiado entusisamo al sujeto.

"Podrian servirme un cafe, por favor." pidio a uno de los meseros mientras esperaba que esta votacion terminara.

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18/11/2014, 20:15
Richard Lancaster III

Tras el incidente, Richard, que había comido algo para sentar el estómado, se acomodó junto a la reciente viuda. Se le veía preocupado por ella.

- ¿Cómo se encuentra? ¿Hay algo que pueda hacer por usted? - dijo, recordando cómo hacia unos pocos días la había mirado como un lobo miraba a un pedazo de carne. ¿Dónde se había quedado el atrevido barón Lancaster? Probablemente había desaparecido hacía horas entre los vapores del alcohol, o en los gemidos de dolor de una niña indefensa siendo apuñalada, o en la expresión de horror de un hombre siendo traicionado.

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19/11/2014, 12:32
Abbey Lansbury de Kent

Contemplé con una mirada cansada de una mujer que había vivido mucho en poco tiempo a Heath mientras balbuceaba, y se justificaba. Era inglesa hasta no sabía cuál generación. Posiblemente, mi familia había nacido en Inglaterra antes que el maldito Arturo, pero nunca, jamás, había escuchado aquello de “nuestros pensamientos para con el otro”. De toda la vida, en toda nobleza y alta burguesía, la sinceridad y lo que por nuestras cabezas pasaban, no se decía a la cara de la víctima. Las altas esferas de la sociedad inglesa son hipócritas hasta la médula, y encontrar una persona sincera, era como encontrar una pepita en un río, escasa, pero valiosa.

Negué con la cabeza, mientras ponía los ojos en blanco, y miré a Lancaster, quien, al igual que yo, había envejecido en aquel tren del demonio.

No se preocupe— respondí, costándome horrores sonreír—. Estoy bien. Bueno, lo mejor que se puede estar después de todo esto— me apresuré a añadir, mientras resoplaba—. ¿Y usted?— dije, torciendo el gesto—. La echa de menos, ¿verdad?— pregunté, suspirando—. Sí, yo también. A ella y a él. ¿Por qué el tiempo pasa más lento cuando estás solo?— dije, más para mí misma que para que Lancaster contestara.

Mi estrella más brillante del firmamento se había apagado, y, por mucho que alzara la vista, sólo veía un techo oscuro, apagado, sin ojos que me mirasen. No los encontraba. No estaban. 

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19/11/2014, 16:09
Jhon Stinson

Salí de mi habitación y encontré el cuerpo sin vida de Poirot con una única y letal puñalada en el corazón. En seguida las acusaciones empezaban a caer sobre mí, incluso una bofetada de la señorita Lansbury.

Sé que nada de lo que diga podrá hacerles cambiar de opinión. Al final Poirot va a conseguir lo que quería. Suspiré. Supongo que ya no tengo motivos para ocultarlo. Les voy a contar una historia, Señorita Lansbury, no creo que quiera escucharla, aunque crea que sí. El caso es que el señor Poirot y yo ya nos conocíamos, ; hace unos años por  casualidad le vi en un hotel, y no estaba solo, no se si me entienden... Tenía una amante. Yo lo ví, y le chantajeé lo admito. Este encuentro fortuio en el tren y los asesinatos le han servido para acabar conmigo y acallarme para siempre, solo tenía que acusarme, una muerte fácil y sin ensuciarse las manos. Si, le chantajeé, queria dinero, pero no soy un asesino.

Françoi, ponme lo más fuerte que tengas, si voy a morir no quiero estar en mi sano juicio

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19/11/2014, 17:32
Richard Lancaster III

- Le confieso que es fácil acostumbrarse a él - respondió el joven - Este vagón ahora se me antoja demasiado silencioso sin escuchar su voz resonando durante todo el día. Al principio me embotaba los sentidos, pero a medida que pasaban los días, casi anhelaba ver cómo desentrañaba los misterios de este complot cobarde. Nos tenemos el uno al otro, mi señora... sepa usted que siempre contará con mi sincera amistad... y si vale de algo, me disculpo por la forma en que la abordé la primera noche.

Luego tuvo Stinson que hablar, con los balbuceos propios del asesino siendo atrapado y acorralado.

- Muestre algo de orgullo, hombre de Dios, y no vuelque aquí esa sarta de sandeces. ¿Qué va a conseguir mintiendo sobre el señor Poirot a estas alturas? Cuando usted le vio por primera vez no podía saber que estuviera casado o que ella no fuera su esposa, así que vuelve a mentir. De hecho, hemos llegado a usted por simple eliminación, simple descarte matemático. Poirot no tuvo nada que ver, ni nunca le mencionó. Miente... miente... miente...

Sólo por intentar manchar el buen nombre de ese santo varón frente a su viuda ya merece la hoguera.

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19/11/2014, 17:48
Edward Carmichael

Escuchó en silencio a la viuda y al inglés hablar de Poirot. Sí, sin duda era un hombre complejo. No es que Carmichael tuviera tantos halagos como ellos para hablar de él, era un investigador y les hacía falta eso, pero tampoco era un santo varón. En realidad nadie de allí podía llamarse eso. Todos tenían sangre en sus manos, fuera inocente o no.

-Es una desgracia no contar con el talento de un detective de su renombre- aunque el empresario lo había oído por primera vez en ese tren- el haber leído unas cuantas novelas de detective no me convierte ni en una sombra de él. Pero al menos continuaremos y honraremos su nombre ajusticiando al último asesino.

Evidentemente, esperaba que Stinson fuera su hombre. Y viendo la de cosas quizá difamatorias que decía sobre el detective, no sería una sorpresa que fuera realmente el asesino. Sin embargo, Edward no se puso tan efusivo como el rico inglés con apellido de largo linaje, ni le abofeteó, como hubiera hecho el difunto Poirot.

-No sé si sus acusaciones son ciertas o no- en realidad, a él no le importaba demasiado la vida privada de nada- pero diciéndolo ahora no solo mancha su honor, si no que no nos dice nada. Quizá se está inventando todo ésto para buscarse una excusa y dejar mal a Poirot, o le matara porque no cedió a sus chantajes. No importa, está claro que Poirot no era uno de los que apuñalan, sus visitas nocturnas tenían la intención de acabar con los asesinatos y acusar a alguien solo por venganza no encaja en ese perfil- otra cosa es que no creyera la versión del detective de que siempre morían porque peligraba su vida o por accidente- Por otro lado, si le quería muerto podría haberlo hecho de una manera más simple y no tan rebuscada, por la noche.

Además, él siempre había sido independiente a la hora de tomar conclusiones y le habían llevado a Stilsom.

-Y yo ni siquiera le voto porque le señalara él, si no porque todo lleva a usted como llevaba a Otterbourne y también a los amantes ayer. De entre todos, la señora Lansdbury ha demostrado su inocencia, Poriot también y defendió a Lancaster III y Heath sin ningún motivo para mentir. Solo usted y yo podríamos ser los asesinos si nos atenemos a las investigaciones de Poirot. Y yo creo que he demostrado buena fe e inocencia desde el principio señalando a dos personas que creo- que Dios le perdonara si se equivocaba- que eran asesinas.

No creía que mereciera la pena hablar con un asesino. Aún así, Carmichael tenía un carácter conciliador, que le impedía alterarse en una situación en la que tenían que estar serenos y pensar antes de actuar.

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19/11/2014, 18:17
Abbey Lansbury de Kent

Negué con cabeza ante las palabras del noble Lancaster. Sonreí, e hice un gesto vago con la mano, como si quisiera quitarle importancia.

No pasa nada— dije—. Entiendo que, al principio, Phineas es muy difícil, y un hombre complicado, pero, como dice usted, termina uno acostumbrándose.

Reí entre dientes ante sus últimas palabras, y volví a negar.

—No se disculpe. Fue divertido— confesé, encogiéndome de hombros—. Usted tiene ojos en la cara, y yo soy una mujer. Es biología pura. Podría contarle algunas cosas que leí en los manuales de medicina de mi padre sobre las teorías sexuales de las personas, pero creo que no sería ni el momento no el lugar. Aunque, añadiré que, realmente, eran muy curiosas. Extravagantes, algunas, pero curiosas.

Ante la historia que contó aquel hombre, sólo pude reírme. A carcajadas. Reí hasta que las costillas me dolieron, hasta que mis ojos se empañaron de lágrimas. Reí hasta vaciar todo el dolor que tenía dentro, y se fue evaporando cada vez que abría la boca para reír.

Miré a Stinson, y volví a reír. Su presencia me hacía gracia, me hacía desternillar de risa.

—Vamos a ver— dije, para aclarar las cosas—. ¿Una amante? ¿Phineas?

No pude evitarlo. Volvía a reír. El día que había muerto mi marido, me doblaba de risa ante una historia tan buena que debía de llevarse al cine cuanto antes.

Caballero— escupí la palabra, como si fuera veneno, mirando a Stinson—, mi marido sólo tuvo una mujer, y es una servidora. Ha de saber que nunca se había fijado antes en el género femenino, que no le interesaba lo más mínimo, y que, como él mismo diría, las relaciones de amistad o de amor son una distracción que pueden provocar que uno tenga puntos débiles frente a su enemigo. Hasta eso, caballero, lo analizaba, y lo descartaba. Un hombre pragmático como Phineas no tenía apenas amigos, no tenía apenas relaciones. Y sólo conoció a una mujer en su vida. Y fui yo— dije con orgullo—. Una amante…— murmuré, sonriendo de nuevo—. Qué ridículo.

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19/11/2014, 18:24
Frank Heath

Frank observaba sin demasiado sorpresa como la reciente viuda parecia haber encontrado rapido un reemplazo para su marido y posiblemente un futuro esposo, aun con el cadaver fresco de su esposo quemandose en las brazas del horno del carbonero. Pero por otra parte no podia culparla en ser ambiciosa y tratar de enredarse con la nobleza rica de inglaterra ahora que se encontraba libre y seguia siendo joven.

Comenzo a tomar su cafe con tranquilidad mirando incredulo al Señor Stinson, cuando este conto su version de los hechos. La verdad una lamentable muy lamentable, que podria comparar en la poca creatividad a las historias que nos contaba el detective luego de asesinar a uno de los pasajeros a la noche. De nuevo se quedo callado y sin opinar.

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19/11/2014, 18:43
Jhon Stinson

Justo como esperaba. Me levanté y miré a todos los presentes. Si me permitén iré a mi habitación, quiero descansar el tiempo que me queda. Fui andando con gesto muy serio hacia mi habitación, cuando abrí la puerta murmuré lo suficientemente alto para que me escucharan. No sabeis lo que os espera

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19/11/2014, 23:58
Antoine

Nuevamente, el sonido de la vagoneta precedía a las campanadas del reloj de columna que presidía una zona bastante acogedora del vagón restaurante. Al finalizar la última de las campanadas, la representación de la Parca volvió a hacer acto de presencia. Al ver a aquel hombre, con su sempiterna sonrisa, todos los pasajeros sufren un escalofrío inevitable.

A un gesto del revisor, el carbonero se detiene.

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20/11/2014, 00:01
-Revisor-

- Esta vez no hay mucho que contar. - Dice, tras consultar sus anotaciones - El señor Stinson ha sido declarado culpable por unanimidad del pasaje. Antoine, por favor, el señor Stinson se encuentra en su compartimento, el número tres.