Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Bloqueados por la Nieve

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11/11/2014, 21:50
Jhon Stinson

Todo esa mañana había sucedido muy rápido, había aparecido la niña muerta y la gente había tenido reacciones muy diferentes, unos entraban en cólera, otros se hundían... Cosa lógica por otra parte.

Una vez en el vagón comedor se habían empezado a lanzar acusaciones como ya era rutina. Y la mayoría caían sobre Iván. Y como también era rutina el señor Poirot contaba sus teorías, entre las que entraba yo, me sobresalté al escuchar que era uno de los principales sospechosos. Señor Poirot, como le dije ayer, no tengo problema alguno en responder las preguntas que tiene para mí. Y, con todos mis respetos ¿Está completmente seguro de sus ausaciones? ¿No puede haber ningún error? Comprenderá que quiero que mi inocencia sea comprobada así que si puedo ayudar en algo a la investigación solo pídamelo.

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12/11/2014, 01:33
Edward Carmichael

No pudo ocultar la incredulidad en su rostro cuando el detective volvió a contar como murió la anciana. Él, una vez más, era inocente. Pero visto lo visto, no creía que a nadie le gustara ser visitado por Poirot, la gente se volvía loca y atacaba. Su expresión cambió de la incredulidad a casi la comprensión cuando le dijo que quería hacerlo solo.

-Como usted vea, solo sabe que puede contar conmigo si quiere ayuda con algo.- Estaba perdiendo el respeto a ese hombre obstinado, y no se le daba bien ocultarlo. Aún así, si necesitaban su ayuda para resolver el misterio u ocuparse de los daños, se ofrecería de buen grado.

Fue entonces cuando su compañero de compartimento confesó tener una relación homosexual. Él no era muy religioso, y estaba claro que en ese tren ocurrían cosas muchísimo peores. El problema estaba en si además de amantes alguno era asesino.

-Debería haber dicho la verdad cuando se lo pregunté la primera vez y no cuando su nombre salió a colación en las votaciones. Es cierto que las relaciones de este tipo se suelen ocultar, pero algo sigue sin cuadrarme con ustedes dos.

En realidad eran muchas cosas las que no le cuadraban.

-Aunque hay algo más- miró de nuevo a Poirot- ya que el señor McGregor ha sido sincero, o al menos medio sincero contando su relación, su mujer nos ha dicho sin pudor lo que hizo anoche y yo nunca he ocultado nada de lo que he oído por las noches, ¿podría dar un paso usted también y decirnos las pesquisas o palabras que le llevaron a confiar en Health, y supongo que también en Lancaster III? Del segundo me fío más ya que desde el principio señaló y no se reprimió a la hora de votar a Otterbourne, que seguramente era uno de ellos, pero... ¿Health? No solo votó a otro e intentó defenderlo si no que hoy vota a alguien del que se ha probado de sobra su inocencia y que fue brutalmente atacado, Collins. No quiero dudar de su palabra, ayer la acepté sin pedirle más. Pero somos pocos y un fallo nos podría traer la desgracia, ¿podría decirnos lo que sabe sobre ellos? ¿Obtuvo la información de la pobre señortia Ada o de alguien más? Si fue de ella, sin duda sería algo en lo que confiar y honraría usted a su memoria contándolo todo para ayudarnos a confiar en usted y cercar a los asesinos, si  obtuvo esa información de otro modo, podría ser una pista falsa.

De todas formas, con sus dudas y todo, mantuvo su voto por los amantes. Puede que el asesino solo fuera uno de ellos, pero si el otro le cubría era igual de culpable.

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12/11/2014, 09:18
Phineas Poirot Lansbury

Ya más calmado, pero sin querer apartarse de su esposa por si aquél hombre movido por otro sinsentido volvía a intentar arremeter contra ellos, respondió lentamente. -Comprendo sus reservas, señor Carmichael. Yo, mismo, realmente si no lo supiera de seguro, también estaría dudando muchísimo de este... personaje.- Soltó despectivamente por el trato recibido a pesar que tenía que defenderle, una y otra vez, algo innecesario si en vez de comportarse como lo hacía, estuviese ayudando o al menos no entorpeciendo y diciendo que se alegraba de la muerte violenta de una niña. Y pensar, que había recibido un balazo por querer saber de su inocencia antes de ir a entrevistarse con quién le recibió a balazos...

-En cuanto usted, señor Stinson, no he dicho que sea culpable. Pues no tengo pruebas que así lo indiquen, pero tampoco tengo pruebas fehacientes de que sea inocente, al contrario del resto. No tengo preguntas pero si usted tiene pruebas que lo respalden las aceptaremos más que gustosos. Mientras, espero que entienda que no puedo permitirme el lujo o desliz de descartarlo aún. Y créame que sería una tranquilidad para mí hacerlo. Si tuviese pruebas incuestionables que le señalasen como autor de este crimen... nos habríamos movido más seguros sobre el terreno, pero no ha sido así. Es más, tenemos tres sospechosos pero dudo mucho que entre los asesinos queden más de uno, máximo dos. Creo que, con quién fui hablar ésta noche, no se hubiese mostrado tan hostil de no serlo uno de ellos, me da igual lo que valoren sobre mi persona, que no crean mis palabras sobre como sucedió, el problema es que dejan que su juicio nuble su visión de los hechos.- Phineas llevaba días comiendo poco y gastando muchas energías, y el comportamiento de la gente no ayudaba en nada, pero lo que más le minaba los ánimos, era, como debería de ser comprensible, la muerte de su ahijada. -Si queda uno y acertamos la pesadilla habrá terminado. Sino... mañana podrá usted señor Carmichael dirigir la investigación, un servidor no creo que se cuente más entre el pasaje de los vivos y puesto que según veo no le gusta para nada como la estoy llevado, quizás podrá usted hacerlo mucho mejor.- Respondió cansado. Si aquello no terminaba en aquella votación, Carmichael al ponerlo entre la espada y la pared, le había puesto la soga al cuello. Él no tenía miedo a la muerte más sentía como afectaría la misma a su Bey, y le preocupó que no hubiese nada más dispuesto a hacer lo necesario para salvar vidas. Se deshinchó resignado y se encendió la pipa para calmar sus ánimos. 

*

-Lamento que mis dotes no sean como los trucos de magia que resuelven todo el misterio en cinco minutos y sin mayor consecuencia, como una novela detectivesca de esas que tanto le gustan de leer. Pero olvida que no trazo las reglas, que no estamos frente asesinos comunes, y que, el tiempo, corre en nuestra contra. Da igual que no me crea y que en vez de intentarlo mirar por sí mismo opte por la vía fácil, que es creer en la inocencia de los muertos en vez de contemplar los hechos o explorar un escenario. Quizás algún día cuando sea anciano comprenda que salvé más vidas de lo que ahora me acusa haber silenciado. Lástima que eso será tarde. Si no he sido más claro hasta el momento, no ha sido porque no crea en usted, mi querido compatriota, sino porque hay información que pondría en peligro a otra gente. Como dice usted ya es tarde para la señorita Birdwhistle pero ayer ya insinué que no era el único que seguía este caso. Eramos tres, tres conocidos, tres amigos... alguien tenía un potencial superior al mío, supo ver donde yo solo pude sospechar. Por ello descarté a...- se forzó a conservar las maneras.-...al señor Heath, aunque a yo mismo, tras su constante comportamiento sin sentido, llegué hasta a sospechar que estaría colaborando con los asesinos de forma alguna o, que él, incluso, podía alguien estar... influenciándolo de alguna manera.

Miró a Abbey, como despidiéndose, pero para asegurarse de salvar al resto de los que quedaban, él tenía que sacrificarse. Ya no quedaban más opciones, había hecho cuanto había podido. Apretó su mano antes de liberarla.

-Tiene usted razón, no quise permitir que los asesinos pudiesen vanagloriarse de una victoria. Que se apuntasen con alegría un tanto. Que abandonasen este mundo con este consuelo. Pero es como usted dice, han matado esta noche el cerebro más brillante que el siglo veinte podría haber contemplado. Y seguramente el mejor cerebro de todos los tiempos pasados y por venir. Lo que he esperado una vida entera ver. Alguien a mi nivel.- Bufó al corregirse. Él mismo era un pez de colores a su lado, Phineas Poirot se sentía al otro lado del espejo en el que había contemplado la vida. Explotó riéndose con una risa más cargada de tristeza que si fueran lágrimas. -Una niña diez veces más lista que el más famoso detective. Creo que es una estúpidez ocultar el talento propio en una estéril modestia, igual que no saber reconocer el mérito ajeno. La ciencia deductiva se basa en contemplar los hechos como lo que son. Ella, espió a la gente en sus compartimentos. Vio al señor Heath y supo que era inocente. A pesar de que todo lo que hace quiere convencernos de lo contrario. Y así, me lo hizo saber, pidiéndome un chocolate caliente en vez de un té. De la misma forma supe de la inocencia de nuestro aspirante al trono, y hoy habría sabido a ciencia cierta del señor Lowell, pero la pequeña volvió a su habitación encontrando la del señor cerrada, y posiblemente vacía. Ayer guardé silencio por ella, aun así, no sirvió de nada. Ahora, que mi esposa no tiene más drogas ni venenos con los que sentenciar a nadie, y dado que queda indefensa, dudo que sea objetivo de los asesinos así que solo me estoy protegiendo a mí mismo, en la creencia de que podía protegerles más de lo que hacen ustedes por sí mismos. Pero no puedo protegerles más, usted me ha desarmado, y no me queda más opción que mostrar mis cartas antes que desperdicien sus votos por no querer creerme. Espero que, si no dan hoy con el asesino, lo hagan mañana sin mayor coste que el de mi vida. No temo a la muerte, y tengo un buen revolver que me servirá de buena defensa como ya lo hizo. Solo le pido una cosa señor Carmichael, sea usted consecuente y proteja a mí esposa por mí.

-Creo... que ya he dicho cuanto se necesitaba de mí. Me retiraré al compartimento cuatro a ver que puedo sacar de ahí. Señor revisor, ¿sería tan amable de acompañarme?

Notas de juego

* http://jeremybrett.info/Sh_Stills/Return/School/images/The%20Priory%20School%20%20(12).jpg

Edité para corregir. Lamento las molestías.

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12/11/2014, 13:24
-Revisor-

El revisor, que llevaba bastante tiempo escuchando la conversación en el anonimato del último plano, con la cara desencajada por el asombro constante de lo que allí se revelaba a cada frase, saltó como un resorte al verse interpelado por el señor Poirot.

- Co.. como usted diga. - Pensó en el compartimento, el cual carecía ya de dueño, así que no vio objeción alguna y se dispuso a guiar al pasajero. - Detrás de usted.

Y así abandonaron ambos el vagón restaurante.

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12/11/2014, 18:47
Abbey Lansbury de Kent

Las palabras de Lowell me desconcertaron durante unos instantes, hasta que logré comprenderlo del todo. Una sonrisa se escapó en mis labios. Entendía lo que sentía a la hora de amar a otra persona, pero me enfadé con la maldita sociedad por tener que hacerlo en secreto.

Contemplé la escena del beso como si estuviera viendo una obra de Shakespeare, y suspiré, mirando a ambos hombres de manera brillante.

Caballeros, es una injusticia lo que hacen con ustedes— dije frunciendo ligeramente el entrecejo—. El amor no debería ser secreto ni censurado— añadí, mirando a Heath.

Miré Phineas, escuchando sus palabras, y asentí a ellas, totalmente de acuerdo. Si bien era cierto que aquellas dos personas se amaban hasta límites que pocos podíamos sentir, uno de ellos podía ser una persona malvada. Y debía de pagar por ello.

Sin embargo, de repente, todo se sucedió en un segundo. Grité, me aparté, traté de contener a Phineas, de devolver las aguas a su cauce, pero vi que era tarde.

Taladré con la mirada a aquel hombre, con el que no había hablado, y, sin embargo, su mano se movió de manera peligrosa sobre mí. Realmente, llegué a pensar que había desperdiciado mi inyección con la persona que no tocaba. Aunque sabía que aquel hombre era inocente, daba a entender que era todo lo contrario, y se enorgullecía de aquello. La estupidez humana no conocía límites.

Escuché las preguntas y las dudas de aquel americano, y de las respuestas de Phineas. Pestañeé varias veces ante las palabras que salían de su boca, sin comprenderlas del todo. Miré nuestras manos entrelazadas. Y miré cómo se separaban. Tragué saliva con dificultad. Sabía lo que estaba insinuando y lo que estaba pasando por su mente, pero por la mía no tenía cabida. Me negaba a aquello terminara de esa manera.

Lo seguí con la mirada, cuando se fue a investigar al compartimento. No sabía qué hacer. Me sentía fuera de lugar, como si fuese extranjera en un país nuevo y extraño. Sin él, yo me sentía perdida.

Me sumí en un cierto mutismo, mientras trataba de controlar mi respiración y los latidos de mi corazón. Y, al mismo tiempo, negaba que pudiera hacerse realidad lo que Phineas acababa de decir. 

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12/11/2014, 19:36
-Revisor-

Vuelve al vagón restaurante, seguido por Phineas Poirot. És último, cabizbajo y sumido en sus pensamientos, lo sigue como una sombra.

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12/11/2014, 20:01
Andrew Lowell
Sólo para el director

Master si Iván muere me gustaría que mi personaje se tirase a la caldera con él, a lo soldadito de plomo, así al menos tendré un final ardiente xD.

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12/11/2014, 20:38
Frank Heath

Miro a Edward Carmichael y asintio a sus palabras. "Me disculpo fue un error mio y estoy dispuesto a cambiar mi voto que ha salido en tiempos de colera." comento en sincera disculpa.

"Si las palabras del detective no le convensen, puedo confesarle ahora mismo que el señor lancaster es inocente. Yo he visto los pequeños gestos en este vagon incluso desde el primer dia. Es algo que en mi trabajo me ayudaba bastante, para identificar ciertas personas que puedan causar problemas como los señores Mc Gregor y Lowell. Tengo un buen ojo para descubrir eso y para diferenciar amistades verdaderas de las falsas." le explico con total seriedad.

"Me preocupe por la chica, aunque supe que estaba rodeado por gente amiga pero muy expuesta. Maldije por dentro cuando el detective la expuso para afirmarme como una persona inocente...." dijo con profunda tristeza. "No era necesario, ya nadie me daba por culpable y el unico voto que habia conseguido fue de un asesino que defendi solo para seguir el simple juego de estos asesinos que me verian como un tonto."

"Pobre chica, no se merecia morir. Me disculpo por lo que he dicho fue deshonroso y con una falta de tacto imenso." dice finalmente mas calmado mirando al detective y a su esposa.

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12/11/2014, 22:28
Edward Carmichael

-Mis disculpas si le he puesto en un aprieto, señor Poirot, mis intenciones eran bienintencionadas.- dijo mientras el detective salía con el revisor. Posteriormente miró a su esposa- No se preocupe demasiado, puede que al fin y al cabo los asesinos no escojan a su marido. Es cierto que él puede acabar con uno de ellos, si es que sigue quedando alguno esta noche después de las votaciones. Pero también podrían intentar vengarse ahora que pueden ser pocos, y por desgracia, creo que yo he contribuido a que se les señale. y como he dicho, quizá todo termine esta noche y no hayan más muertos- cosa que no estaba muy segura de creerse él mismo.

Él, como el detective, también temía por su vida, pues en un par de ocasiones sus palabras señalaron a alguien que tenía bastantes posibilidades de ser un asesino.

Al acabar de hablar, Heath habló, recuperando un poco de cordura.

-Me alegro oír que haya cambiado su voto, y creo que aceptaré las palabras de Poirot sobre usted y Lancaster, al fin y al cabo el último votó a Otterbourne desde el primer día- no iba a negar que ciertas dudas no se habían ido del todo, un hombre de negocios como él intenta visualizar todas las posibilidades- está claro que Collins es inocente, y la persona a la que usted ha votado ahora bien podría ser uno de los asesinos.

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12/11/2014, 22:50
Richard Lancaster III

A medida que el día avanzaba, Richard se permitió comer algo, y el color de su rostro había empezado a regresar. Sin embargo, se le seguía viendo abatido y destrozado, como si con la imagen de la señorita Ada apuñalada salvajemente se le hubieran ido todas las ganas de seguir viviendo.

- De nada servirá ya descubrir a los asesinos si este tren sigue parado en la nieve. La comida se agotará, y quizás todos muramos aquí - dijo, mirando al infinito, y una sonrisa triste asomó en sus labios - ¿No sería ese un final digno de novela? Un giro inesperado de los que atrapan al lector y convierten a unas pocas páginas en lo más leído de todo un país. Si al final eso sucede, intentaré aguantar hasta el final, para poder ver cómo los asesinos, si es que alguno sobrevive a esta noche, terminan desesperando y confiesan por qué se llevaron consigo a un alma inocente.

El dolor y el cansancio empezaban a hacer mella en el joven, y todos podían apreciarlo. ¿Quién podría mantener la cordura en una situación como esa?

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12/11/2014, 23:53
Antoine

Con las campanadas del reloj se entremezcla el rechinar de las ruedas de la vagoneta, anunciando ambas lo inevitable, lo inexorable. Antoine empuja el macabro recipiente y llega hasta donde está el revisor, que hace lectura del resultado de las votaciones.

RESULTADO DE LAS VOTACIONES:

(4) Ivan Mc Gregor: Phineas Poirot, Richard Lancaster III, Edward Carmichael y Abbey Lansbury de Kent.
(2) Sir Edward Collins: Andrew Lowell e Ivan Mc Gregor.
(2) Jhon Stinson: Frank Heath.
(1) Sir Edward Collins.

No han votado:  Sir Edward Collins y Jhon Stinson.

En base al cual, hace señas al carbonero para que transporte al joven y pobre Mc Gregor a su destino final.

El joven Ivan tiembla. Su destino lo reclama y, por un instante, el valor y la determinación lo poseen y mira a los ojos al otrora estirado señor Lowell. - Andrew, sé valiente y vive. - Andrew lo mira con ternura. - No puedo vivir sin tí, Ivan. - Ambos entran en la vagoneta y se funden en un beso apasionado mientras el incómodo vehículo se pone en marcha, empujado por Antoine, que se gira un momento hacia el resto del pasaje y se encoje de hombros en un gesto que sería humorístico de no tratarse de una ocasión tan dramática.

Pero no hacen el camino solos. Sir Edward Colins, que desde que fue agredido no ha abierto la boca y sólo ha permanecido sentado en los rincones, como un ido, se pone de pié y, con paso vacilante pero imparable, sigue al cortejo fúnebre con su cadencia de chirridos insoportable.

Los cuatro hombres se pierden de vista al salir del vagón de Calais. Los amantes Andrew e Ivan, se entregarán a las llamas en lo que promete ser el abrazo más ardoroso que pueda concebirse. Sir Edward Collins los acompañará, regido por su locura sin más explicación que una probable hemorragia intracraneal que haya afectado a sus facultades mentales.

Notas de juego

Han muerto: Andrew Lowell, Ivan Mc Gregor y Sir Edward Collins.

Comienza el turno nocturno.

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13/11/2014, 00:23
-Revisor-

El revisor cierra su portadocumentos, visiblemente fatigado por todo lo que acontece.

- Sus compartimentos ya están preparados, si lo desean les servirán allí la cena que soliciten al maître. Pasen ustedes buenas noches y deseo que por la mañana todo esto haya acabado ya.

Después de ese arrebato de sinceridad, detuvo un momento al señor Lancaster, recuperando el tono formal y profesional. - No se preocupe por la comida, señor, las reservas durarían una semana más como mínimo, pero no será necesario, la locomotora quitanieves pronto llegará. No debe estar ya demasiado lejos, aunque no podemos estar seguros.

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13/11/2014, 00:31
Edward Carmichael

El revisor trajo buenas noticias consigo, aunque puede que no todo hubiera terminado. Los refuerzos llegarían pronto y puede que con los amantes los asesinatos terminaran. O que no quedara demasiada gente que siguiera apuñalando. Carmichael quería quedarse solo, reflexionar mientras cruzaba los dedos para ver un nuevo amanecer.

-Discúlpenme, señores, creo que tomaré la cena en mi compartimento. Hoy han pasado demasiadas cosas, la pobre niña, la posibilidad de que mi propio compañero haya podido hacerlo y no tuviera las agallas suficientes para detenerle al oír sus pasos. Necesito pensar. Hasta mañana.

Sin embargo ese hasta mañana sonó falto de convicción. Ya nada era seguro en ese tren.

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13/11/2014, 11:57
Richard Lancaster III

Richard movió la mano hacia el revisor, como queriéndole decir gracias por la información y se marchó hacia su compartimento llevándose una botella de vino consigo. Si aquella era la última noche, para bien o para mal, la pasaría borracho como una cuba.

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13/11/2014, 13:05
Abbey Lansbury de Kent

Seguí con la mirada las palabras que salían de las bocas de los que estaban allí presentes. Pestañeé varias veces al escuchar cómo aquel caballero que exclusivamente sabía entorpecer daba rienda suelta a su sinceridad esporádica. Pensé en estrangularlo allí mismo. También pensé que en mi pequeño maletín tendría algo para que se pasara toda la noche en el baño sufriendo por no poder separarse de la taza del váter. Una sonrisa divertida asomó a mis labios. Me hubiera encantado poder hacerlo.

Sin embargo, mi retahíla de niñerías murió de un martillazo cuando la vagoneta entró acompañada del carbonero. Tragué saliva con dificultad, y miré a aquellos hombres amantes. Obviamente, no me arrepentía de los actos. Éstos los había conducido hacia su final, pero un destino oscuro de uno de ellos envolvía a ambos en un camino sin luna y sin estrellas. Debían caer los dos. De la misma manera que yo hubiera caído con Phineas si nos hubiera pasado lo mismo. Una vida sin él era como la veleta sin viento. No tenía sentido.   

Expiré el aire de los pulmones que contenía sin darme cuenta, y miré a Phineas, tomando su mano con fuerza.

—¿Vamos?— lo pregunté con un hilo de voz, deseando que las palabras de aquel americano fueran ciertas, y aquella noche no hubiera más caídos—. Aquí ya no hay nada más que hacer. 

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13/11/2014, 19:09
Phineas Poirot Lansbury

El talante sombrío del detective era más que tangible al regresar del compartimento. Avanzó mudo sin hacer ademán de reconocer a nadie.

Al contemplar a su esposa supo que no podía contar los detalles sin herirla. No podría relatar fríamente lo sucedido, porque, ni siquiera un científico como él sabía mantener sus ánimos de lo sucedido. No daría fe de qué la niña, Ada, había muerto con dolor, luchando en vano por su vida, qué los asesinos ni se habían molestado a suministrarle algo para secuestrarla. La habían arrastrado, la habían hecho sufrir, física y psíquicamente. En cada cuchillada. Tal había sido el dolor que a base de patalear la pequeña había rasgado los densos cortinajes que quedaban a sus pies. Y en el mismo lugar donde la habían acribillado la abandonaron, como un juguete roto. "Unos indeseables de la peor ralea." Pensó. –No había nada que apunte o aclare los asesinos.- Dijo, al final, sin faltar a la verdad. Phineas optó por tragarse el orgullo profesional en pos del amor por su cónyugue.

Luego, siguió la noche con un humor de perros, completamente parco en palabras, gestos o miradas.

La bienintencionada confesión de Heath, llegaba excesivamente tarde. De poco o nada servía. El mal estaba hecho. Incluso podía empeorar las cosas. Pero se resignó a no mostrar signos de su rabia, la engulló donde no pudiese afectarlo. ¿Qué él la expuso al afirmarlo como persona inocente? Seguro. Aunque… ¡Como si les hubiese dejado otra solución! Era un momento en qué lo ejecutaban a él o a su compañero de compartimento. Necesitaban frenar esas muertes tan rápido como fuera posible, pero no a ciegas, necesitaban argumentos con los que convencer al resto y para ello conocer los hechos. Sabían que ahí había un culpable, y un posible inocente, y en vez de querer otorgar un castigo a suertes se habían arriesgado para discernir la verdad. Y les costó tan caro probar su inocencia... un tiro a él, que hizo gastar los medicamentos y el instrumental del botiquín de Abbey y la muerte de Ada, sin posibilidad de salvarla. Nada compensaba la muerte de aquella niña prodigiosa. De ser Phineas el asesino que todos decían y creían que era, lo habría matado justo ahí. Limpiamente, de un tiro, a la vista de todos. ¿Sería posible que aún tuviera la desfachatez de aventurar aquella afirmación? Poirot recordaba, como dos votaciones atrás todos lo habían contemplado como posible culpable, hasta tal punto que al señor Carmichael aquél mismo día le costaba dar crédito de tamaña afirmación. Recordaba como Ada y él estuvieron apunto de intercambiar papeles, objetivos, e ir él a visitar a aquél hombre estúpido mientras ella hubiese observado a Stiltoon. ¡Qué distintas habrían sido las cosas! ¿Qué había defendido a un asesino sólo para que lo vieran tonto? Eso solo había hecho que perdieran el tiempo defendiéndole. Eso sólo fue un "árdid" (en el sentido generoso de la palabra) que lo señalaba como intrigante, y seguramente culpable. Cuantos quebraderos de cabeza les había dado... que aun sabiendo de su condición, tenían que seguir dudando de él y su comportamiento sin sentido. No. Más bien los asesinos se habrían estado riendo, viendo como les hacía perder el tiempo. Si se hubiese dignado, simplemente... a comportarse como alguien normal y sensato, quizás...

Nada servía lamentarse, eso no devolvería a los muertos. Frustrado optó por morderse la lengua.

En cuanto la escena de los enamorados, el detective intentó ignorarla. No quería impregnarse de su aparente belleza, ensalzarlos cuando sabía del horror que uno de ellos presuntamente había cometido sobre su protegida. Los odiaba, no por prejuicios sociales, sino por sus monstruosas acciones. En cuanto Collins, difícil era saber si actuaba así por la contusión o movido por la culpa de saber qué un hombre inocente, un gran y célebre compositor, hubiese caído en su lugar. –Tsk.- Apartó toda aquella escena de su mente.

*

Y miró pensativamente al suelo, con un codo al reposabrazos, apoyando sus labios en uno de aquellos dedos largos y huesudos tan característicamente suyos y en otro, su nariz aguileña. Absorto. Pero, no ignoró ni le dio el “hasta mañana” a su compatriota, en vez de eso le frenó con palabras. –¡No me dé sus disculpas!- Proclamó haciendo mención a una frase lejana. –No las quiero. Quiero su promesa de que hará lo que le he pedido.- Lo sondeó con tanta intensidad que ni siquiera pestañeaba. No creía a qué fueran a por aquél hombre, así que lo mínimo que podía darle, era la promesa de que haría cuanto pudiese por Abbey. Por mantenerla viva.

Ya solo eso importaba.

En ese momento pasó por el lado Lancaster, alejándose como otro fantasma más de ese tren. Lo examinó con fijeza, preguntándose si él no debería hacer lo mismo, tomar prestada una botella, o dos, y beberlas hasta quedar inconsciente. La temeridad del pensamiento solo duró un instante. No. Afrontaría la muerte mirándola a la cara, y con el pleno uso de sus facultades mentales, y si, no podía llevarse a su posible asesino con él, al menos lo intentaría con su último aliento.

La voz de su esposa lo sacó de sus pensamientos. –Sí, vamos.- Respondió dedicando una última mirada a Carmichael.

Y salieron, juntos, quizás por última vez. Sin pensar en el pasado ni el futuro y sin mirar atrás.

Notas de juego

* http://images6.fanpop.com/image/photos/32600000/Sherlock-Holmes-jeremy-brett-as-sherlock-holmes-32695177-391-500.jpg?1415905643113

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13/11/2014, 20:57
Edward Carmichael

Miró a Poirot. Ya le había dicho que haría de todo por ayudar, así que no entendía demasiado la insistencia del detective. En realidad, comprendía que se preocupara por su amada, ojalá él hubiera podido proteger a su Irina. Se giró antes de irse a su apartamento.

-Por supuesto, si usted falta y puedo hacer algo por su mujer lo haré sin pensarlo, si quiere se lo prometo, soy un hombre de palabra. Pero precisamente por lo anterior no me gusta prometer cosas que no puedo cumplir, si esta noche me atacan a mí en vez de a usted o si hay más asesinos de los que creemos, no podré hacer nada... para cumplir mi promesa debo sobrevivir antes.

Sentía sin duda simpatía por todos los que creía inocentes, pero era humano. Y nada haría que no se preocupara por sí mismo antes que por otros. Antes de intentar proteger a otros debía intentar hacerlo con él mismo. Y nadie le podía hacer que prometiera no preocuparse de su vida, por mucho que Poirot fuera un candidato a ser asesinado, él no estaba tan seguro de que los asesinos no quisieran venganza por haberlos señalado al contar los ruidos que oía por la noche. Con esos pensamientos en su cabeza se fue definitivamente a su compartimento.

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13/11/2014, 23:49
François du Vermont

Como hiciera otras noches, comienza a apagar todas las luces del vagón restaurante y ordena a todos los camareros que cierren la zona de restauración.

- Buenas noches, madames et messieurs. Hasta mañana.

Despide a los presentes con educación y elegancia.

Notas de juego

Esta escena quedará cerrada. Sólo las acciones nocturnas podrán desarrollarse a partir de ahora.

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16/11/2014, 01:36
Director

TURNO 4

Amanece un nuevo día. Su amanecer ha sido, si cabe, más sigiloso que el anterior. La noche parece haber discurrido con absoluta tranquilidad y los pasajeros comienzan a desperezarse en sus compartimentos.

¿Será cierto y se acabó ayer con los asesinos restantes?

Pronto se despejó el misterio. Abbey Lansbury se despierta en su compartimento y no encuentra a su marido en él. En su lugar, un sobre lacrado con la inconfundible marca de Poirot, Abbey no puede más que echar a correr hacia el pasillo. La puerta no se abre, está cerrada. Abbey grita y sacude la puerta, intentando en vano abrirla.

El grito de Abbey arranca los jirones de sueño que aun quedaban sobre los ojos de los demás viajeros, que salen al pasillo para contemplar, horrorizados, al cuerpo del detective vestido con sus mejores galas y tendido contra la puerta de su propio compartimento, sobre un charco de sangre. Alguien ha acabado con su existencia de una única puñalada en el corazón.

Los gritos de la mujer, hacen reaccionar a uno de los pasajeros que, rebuscando entre las ropas del detective, encuentra la llave del compartimento y lo abre. Entonces Abbey no puede más que rendirse a la evidencia de la aplastante y despiadada realidad. Phineas, pálido como el nácar, no es más ya que un cascarón vacío. Su líquido vital se encuentra desparramado por el suelo del pasillo. No hay nada que hacer por él. Nada más que llorar su muerte.

Notas de juego

Se da inicio a un nuevo día y, con él, al cuarto turno del juego. Ya podéis postear en esta escena.

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16/11/2014, 10:15
Edward Carmichael

Oyó un grito. Eso era a la vez una mala y una buena noticia. La mala era que no habían acabado con los asesinos. La buena, que él seguía vivo. Claro que si no detenían los asesinatos aquello no duraría demasiado.

Cuando salió al pasillo lo vio. Era Poirot. Iba elegante pero estaba lleno de sangre dada la única puñalada que tenía en el pecho. Pero una puñalada se mostraba igual de eficaz que las cuatro iniciales... el detective había muerto igual. El empresario sintió mucho la muerte. El personaje era orgulloso, cabezón y le gustaba más actuar por su cuenta que colaborar. Aún así, era un americano como él. Y nadie se merecía una muerte tan despiadada.

-Tenemos que ocuparnos de él- dijo señalando a su compatriota, dirigiéndose a todos, antes de que sus ojos se posaran en la viuda- y hacer que el asesino pague lo que ha hecho. Siento mucho lo del señor Poirot.

Sabía que esas palabras no servirían de mucho consuelo a Abbey, que incluso se podía poner furiosa con él por ser condescendiente. Pero Edward no sabía ser de otra manera. A pesar de ser americano a veces parecía el estereotipo de caballero inglés, solo que con acento extraño.

-Solo hay un asesino, eso lo sabemos por la puñalada. Quiere decir que nuestras votaciones han estado seguramente acertadas ayer. Ahora solo hay dos posibilidades. Que Stinton sea la rata que queda o que lo sea Heath. Quiero creer que su voto a un hombre atacado y la "defensa" hacia Otterbourne sean solo una confusión por su parte y que Poirot tenía razón cuando aseguraba la inocencia de éste. Aún a riesgo de equivocarme, creo que será el señor Stinton aquel a quien vote.