Partida Rol por web

Empezamos fuerte. A ver, ¿Quién la ha tomado con mi querido hermano?

Pregunta la diosa de la discordia avanzando hasta él y ayudándole a reponerse.

Ahora que volvía a estar junto a él, casi parecía que la pequeña Diosa había crecido unos pocos centímetros.

Veamos, hermanos, madre y otros familiares. También hablo para los que no sois nada, como el joven Ganímedes. - Aclaró con sonrisa lobuna. - Debo decir varias cosas: Primera, yo no he sido. Conviene dejarlo claro de primeras. Segunda, he dicho al más pusilánime no al menos capaz o menos participativo. Lo que buscamos es un títere, no una ameba. Tercero, ¿quién dijo que no debamos tener en cuenta las rencillas pasadas? ¿Quién va a tener más motivos para enfrentarse a Zeus que quien tenga algo que ganar? ¡Pues claro que tenemos que tener en cuenta todas las rencillas! Sino la única que no tendría motivos para buscar la ruina de Zeus sería yo misma. Salvo por placer, claro. Heracles: ¿Qué tal te sentiste con las doce pruebitas? ¿todo bien?. Mama querida: ¿Recuerdas el nombre de la última ramerita de papá? Ganímedes: ¿Cómo llevas lo de ser esclavo para la diversió, el gozo y los placeres más oscuros de papá?. Hefesto: ¿Qué tal se vive en el exilio solo por querer un besito de mami?. Dionisos: ¿sigues guardando rencor al Olimpo por que dudasemos de tu divinidad aún después de demostrar tus dones (cuando no estás demasiado borracho)?. Demeter: ¿Cómo llevas que papi regalase a tu querida hijita al tito sádico salido?. Perséfone: Por alusiones, ¿qué tal lo llevas tú?. Apolo: ¿No fue papi quien te hizo esclavo de un mortal? - poco a poco, a medida que Eris iba hablando y muchos notaban sus punzadas de odio en su interior, Eris iba creciendo en tamaño, hinchándose alimentada por vuestros odios guardados. Pero como presa de una droga, ella no podía parar. - Thanatos: ¿No fue culpa de papi que tuvieras que cometer todo lo contrario a tu naturaleza y devolver una vida? ¿No fue también él el causante de que te encadenaran a Sísifo?. Atenea: ¿Qué tal se vive a la sombra de alguien que todos sabemos que consideras inferior? ¡Y cómo no vamos a saberlo si lo profetizó un oráculo!. Hermes, Iris ¿Se ha puesto ya de acuerdo papi quién será nuestro mensajero el próximo semestre? (Por algo hay quien dice que o sobran dioses o faltan motivos). Asclepio: ¿Tú quien decías que eras? En fin... da igual - Eris había alcanzado la altura de dos metros ya. Aún situada junto a Ares, parecía una gigante.

El caso es que no podemos obviar las rencillas con papi de todos vosotros. ¿Quién os podría culpar? La verdad es que un nuevo orden casi suena apetecible... Casi. Si no fuera por que Poseidón es tan irascible, mal perdedor y violento como papi o más. ¿De verdad nadie se postula como tercera opción? Si lo hiciera contaría con mi voto. - Bromeó Eris.

Entonces se dio cuenta de vuestras caras.

Perdón... ¿He dicho algo inapropiado? Está bien, votar por el menos participativo ya no suena como tan mala opción

Se retiró con una sonrisilla que todos conocíais muy bien y se situó detrás de Ares, aunque su recientemente adquirido tamaño no le permitía pasar desapercibida.

— Allí está el punto, mi ya-no-tan-enana media hermana, pero aun con lo sabias que me parecen tus palabras, veneno incluído, Heracles también tiene su buena parte de razón — parló mirando al techo, haciendo bailar la copa entre sus dedos — ¿Y si terminásemos mandando al encierro a alguien que es problemático pero inocente, apresurados por algún sentimiento explosivo? Así lo único que lograríamos sería ayudarle al señor de los océanos — solo entonces giró su rostro y la vista entre perdida y vehemente de sus ojos buscó a la más reciente agitada — Digo, yo marginado y todo, puedo decir que al menos soy lo suficientemente reconocido como para que me invitan a las bodas jejeje... bromas aparte, ¡Ganímedes, muchacho, mi copa se siente demasiado ligera! —

Ares ni siquiera supo qué era lo que le había obligado a hablar y a revelar su verdadera lealtad para con Zeus.

-Tranquila, hermana -le dijo a Eris, con una amabilidad poco propia de él-. Mi verdadera naturaleza ha quedado expuesta sin que yo lo hiciera por voluntad propia y, por tanto, me alegra que mi condición de inocente haya quedado expuesta ante todos. Puedo intuir quién puede haberme obligado a hablar, aunque como medida de protección para ese dios, no revelaré su identidad. Estoy seguro de que esa habilidad de hacer confesar a los dioses nos será de gran ayuda en días venideros.

-A todos los demás -El guerrero observó a los dioses allí reunidos-, estoy seguro de que el planteamiento de Eris os habrá dejado claro por qué no es coherente que indaguemos en las viejas rencillas. Todos tenemos motivos para conspirar contra Padre, pero sólo algunos han sido tan estúpidos como para hacerlo. Por ahora, soy el único que queda descartado por lo que todos acabáis de esucharme decir contra mi voluntad. Considero estúpido sacar nombres a la palestra por el momento -El dios de la guerra ladeó su cuello, haciéndolo crujir-, y por ese motivo voy a aguardar hasta el final para emitir mi voto.

Escuche todo lo dicho por Eris con un gran gesto de desagrado en mi rostro, esa mujer gozaba del caos y lo que había dicho era un claro impulso para que comencemos a matarnos entre nosotros.
 Agite la cabeza y me dirigí primero a mi medio hermano. -Ares yo creo también que el más participativo y el mas ofendido puede ser sin duda una de los culpables tratando de mostrar su inocencia.- Luego gire mi rosto para ver a Eris a los ojos.
-Cuidado con tus juegos Eris, tal vez sea hoy el día en que se vuelvan en tu contra, tus discordias son algo que sería favorable eliminar del Olimpo.- Dije en tono desafiante.

Con una sonrisa satisfecha por haber podido compartir un trago con la nívea diosa lunar, el dios de los sátiros siguió al grueso de dioses con algunos saltitos. Se le veía visiblemente entretenido en observar la copa que estaba en su mano y lanzar alguna mirada a los demás, pero tuvo la prudencia suficiente de no intervenir.

Y así, Zeus hizo su número, sus amenazas, y se marchó. La cara de desconcierto se podía vislumbrar en el rostro del divino pícaro, pues mientras muchos eran estrategas, valientes y sabios... no era precisamente su fuerte.

Mientras unos y otros comenzaban a conjeturar derechos, él carraspeó un poco y alzó la voz.

Apolo.

Su tono es seguro y su voz es clara. Puede que Eris haya olvidado mentar al sátiro, pero ciertamente él era menor entre sus hermanos, primos y otros familiares. Al mirar al resto se encogió de hombros antes de beber un largo trago de néctar y, entonces, volver a hablar.

Cuando aparece, se suele acabar la fiesta.

Dice, sin más explicación a una pregunta que no había sido formulada pero que, de seguro, lo sería en algún momento. Volvió a beber hasta matar el contenido de la copa, dejando únicamente una gota y relamerse. Camina así con algunos saltos hasta colocarse cerca de Dionisos y Ganímedes, dejando a la vista claramente su copa vacía y alzando las cejas, pidiendo con un gesto algo más de tomar.

Esto promete ser largo y tedioso.

Gruñe por lo bajo, ignorando las rencillas que estaban dando guerreros y serpiente. Únicamente les sonreiría plácidamente si le miraban, fuese quien fuese quien le mirase.

​¡Uy, querido Heracles! Espero no haberte ofendido. Aunque me pregunto desde cuando aspiras a un nuevo orden en el Olimpo sin discordias. Parece el tipo de cosa que diría alguien planteándose un cambio drástico. Confío en que sepas cuidar tus intenciones con mayor celo que hasta ahora. No me gustaría que tu querida Hebe se vea obligada a buscar otro calor humano... O divino. Además, recuerda que sin mi no hay vocaciones humanas ni semihumanas y tú nunca habrías llegado a ascender de categoría.

​Dijo sin perder la sonrisa.

​En cualquier caso, Dionisos, a eso precisamente me refería. Si nos guiamos por rencillas pasadas podemos mandar a la ruina a alguien fiel. Mientras que si no nos guiamos por rencillas pasadas... ¡Ups! ¡Que despiste! Exactamente lo mismo. ¿Por qué entonces deberíamos obviar las rencillas pasadas? Tanto si las consideramos como si no, estamos más cerca de enviar un leal que un conjurado.

​Puestos a elegir a ciegas, me gustaría creer que tenemos algún motivo para enviar a alguien a la cólera de padre más allá de que nos cae bien o mal. Como por ejemplo: que ese alguien tiene algo que ganar con el cambio.

Miro a su hija, la cual estaba bastante crecidita después de haber sembrado discordia entre la mayoría de los presentes - Eris hija mía, ya has dejado bastante claro que todos tenemos motivos más que suficientes para odiar a Zeus, por ello apoyo la moción de mi querido Ares de dejar el pasado en el pasado, sin embargo esto último que has dicho si que es muy interesante ¿quién o quienes son los que más ganan con la subida al poder de Poseidón? Habría que investigar a fondo dicha pregunta. 

Miró ahora hacia Pan, el cual sin pensárselo mucho, había emitido un voto - Si tus pruebas contra Apolo son que su presencia acaba con la fiesta, en tu caso no se está aplicando. - dijo haciendo alusión a la ingesta excesiva de vino que estaba haciendo - Estaría bien que pudieras plantear cuales son tus motivos reales para realizar dicha acusación, ya que supongo que no lo habrás hecho a ciegas, aunque claro está que exponer tus verdaderas pruebas puede dejarte desarmado de cara al futuro. - dubitativa se acarició ligeramente la barbilla - A falta de una acusación más sólida por parte de otro del resto de los presentes, mi voto también será dirigido a Apolo al finalizar el día, pues no me quiero apresurar. - dijo decidida.

Me acerco a Hera sin perder el tamaño adquirido (porque los odios crecen rápido pero se apagan lentamente).

Sí, madre. ​- Dice poniendo ojitos inocentes y relegándose a un segundo plano.

- JA JA JA JA JA, Eris, eso fue SAL-VA-JE JA JA JA JA JA. Si hubiera sabido que el premio por defender a mi mamá era un beso de ella, ¡me habría tirado yo del Olimpo! Sin rencores mami. - Le dije a Hera, con un guiño travieso.

- De cualquier manera, veo que ya empezaron a decidir votos, cuando algunos ni siquiera dieron sus opiniones. ¿Tan pronto quieren terminar con esto? No se puede apurar una votación como no se puede apurar la forja de un metal. Primero hay que calentarlo hasta que llegue al punto justo, ¡y ahí se dan los martillazos! Tal vez deberían venir a visitarme a mi volcán algún día. Aprenderían un par de cosas. -

El divino beodo dio un par de golpecitos a su caliz con el índice de la mano contraria a la que sostenía dicho receptáculo apenas el gran sátiro se le volvió a unir. — Vacío — declaró hacia Ganímedes, con voz un tanto más demandante que hacer un par de minutos.

Dionisos suspiró, más visiblemente acongojado por su sed que por cualquier otra cosa allí, limitándose inclusive a expresar su opinión sobre el hasta ahora mudo aguafiestas según Pan, no obstante quizás por la falta ya mentada de distracción oral, la boca de Baco volvió a distraer su inquietud hacia el asunto familiar...

— Ya dije que la discorde era sabia, pero válgame Zeus, ¡parece que me quedé corto! — expresó con exagerado tono, como cuando se le hacen fiestas a un menor — Eris, acabas de decir algo la mar de interesante, sin ánimos de hacer apología a Poseidón con la expresión, perdonen — rió solo — Y agarrándonos de eso, Hera, ¿no sería también interesante, quizás útil o cuando menos necesario, ver lo que falta del escenario que proponen? Ya lo dijeron Eris y tu: ¿quién o quiénes ganan algo con la subida del mojado?, pero ahora digo yo: ¿a quién o quiénes les podría interesar que el viejo cascarrabias caiga, o bien, que sufra la humillación de ser derrocado? — inesperadamente el impulsor de bacanales y orgías se separó por vez primera de su copa aunque no en demasía, aprovechando la libertad temporal de sus dos manos para hacer exagerados ademanes propios solamente de un actor aficionado — ¿Quién podría querer vengarse de él a toda costa, ponerle un alto a sus excesos y de paso echarle la culpa a una rebelión mucho más ruidosa?, ¿quién ha buscado joder al viejo al punto de que este ha tenido que recurrir a su inventiva, disfrazándose y raptando gente?, ¿quien lo acosa y lo cela, sufriendo constantemente humillaciones por la falta de auto control del padre de casi todos los aquí presentes? — rió una vez más, con voz mucho más sonora y grave que antes, incluso teñida con un leve dejo de sorna. Impertinente, atrevido.

— Ahhh es lo que odio de no tener bebida, se me aclara la mente...y la realidad apesta — su atención se dirigió al herrero mítico — ¿Tendrás entre tus curiosidades un dispensador automático de alegría? — y le guiñó el ojo.

- Mmm, nunca se me ocurrió hacer un dispenser de alegría. ¡TRIXIE, ANOTA! Si puedo ofrecerte una pantalla que pasa videos de Youtube, de acuerdo a quién la sostiene. ¡Siempre elije tus videos favoritos! Te la regalo con la única condición de que no se la des a Ares. Nadie tiene ganas de ver o escuchar sus videos de ballet artístico... JA JA JA JA JA -

Hebe siguió a la comitiva manteniéndose en silencio, vio llegar al águila lanzadora de rayos y enseguida dedujo que sería su padre -Siempre tan discreto- pensó con una sonrisa a medio camino entre la condescendencia y la admiración. La expresión se le fue borrando de la cara conforme el rey de los dioses les ponía al corriente de la situación. Su tío Poseidon estaba detrás de una conjura para derrocar a Zeus y por la reacción de éste último había que tomar la amenaza muy en serio.

Oyó el decreto pronunciado por Temis, las últimas palabras del hijo menor de Cronos y vio alejarse al águila tan rápido como había llegado.

Se quedó pensando en las implicaciones que tal revelación tenía, escuchó a unos y a otros dar su parecer, y sus ojos se quedaron prendados con la intervención de su hermano mayor. Más bien parecía que el espíritu del hasta ahora callado Apolo había poseído a Ares, tal fue la elocuencia con la que habló el dios de la guerra, lejos de sus diatribas sobre batallas.

Estaba todavía gratamente sorprendida por sus intervenciones, y lo pacíficos y cabales que parecían todos los demás, cuando el susodicho hizo una declaración cuando menos llamativa y su hermana puso la sal a la situación. 

No pudo si no reír ante la cantidad de trapos sucios que sacó en un momento.

-Eso ha sido un buen resumen hermana.

De nuevo hubieron idas y venidas sobre lo a ciegas que iba a ser esa primera votación y Pan sorprendió a todos emitiendo ya su elección. Escuchó a su madre y asintió. Oyó al herrero e hizo lo mismo.

-Es cierto que todavía queda día por delante, también lo es que las rencillas anteriores son tan válidas como votar a ciegas y saber quién sería beneficiado por Poseidon es querer leer la mente. Yo esperaré por si algún poder pone de manifiesto algo importante.

Ganímedes miró a Eris con congoja en el corazón, la forma que tenía de airear los peores miedos, rencillas y hostilidades de los presentes era increíble. Contuvo la punzada de odio que atenazó su corazón, su adorada ciudad de Troya había sido destruida por los caprichos de aquella pequeña diosa. Aún así, no pudo evitar mirarla directamente y estremecerse involuntariamente cuando bromeó sobre una tercera opción... ¿cómo se atrevía a banalizar así una situación tan grave?, ¡esta vez estaba en juego mucho más que una ciudad humana!

Pese a todo, el efebo bajó la cabeza inmediatamente, avergonzado, no debería haberse atrevido a mirar así a una diosa, ni siquiera a una tan desagradable como Eris. Por ello, intentando enmendar su falta, corrió junto a Dionisos y relleno su copa.

-Mi señor, perdonad mi torpeza... Una situación como esta sobrepasa a un pobre mortal. Bebed y regocijaros en el vino, os lo ruego.- Le dice.

Ganímedes veía como se emitían los primeros votos con una cierta inquietud.

-Quizás sea inútil revolver así el pasado, mis señores. Sólo nublarían nuestro entendimiento.- Dijo con voz suave y apocada, sintiéndose obligado a opinar sobre lo que estaba ocurriendo, más por mandato de Zeus que por auténtica voluntad de inmiscuirse en unas conversaciones que le aterraban.

- Vamos muchacho, sin miedo. Nuestro padre te ha dado voz y voto, por lo tanto, ¡haz uso de él! Tienes la gran oportunidad de molestar a varias diosas que no quieren escucharte, incluyendo a mi madre. ¡Siento una profunda envidia! - Le digo a Ganímedes con una sonrisa.

- Aparte, por como se ve la situación, el cabezota de Ares votará por ti si no participas. Y si encima tiene razón y eres un traidor, tendremos que escucharlo toooodo el tiempo refregandonos en la cara que tenía razón, y bueno, ¡entonces tendría que arrancarme las orejas! -

Ártemis observa aburrida cómo comienzan a sucederse las discordias y los desencuentros a su alrededor. Ajena a toda disputa, decide colocarse la túnica azafranada con bordes rojos que viste, y se aleja un par de pasos.

-Cual púberes que se dejan guiar por unos impulsos del ánimo... -suspira en voz alta, pero más para sí misma que para ser realmente escuchada. - De momento no tiene sentido emitir voto alguno, esperemos a ver cómo se sucede la acción.

Dicho esto, decide apartarse de los demás y, sin medir palabra, se sienta en el suelo a observar su carcaj y las flechas que en él contenía y examinarlas en busca de desperfectos que poder areglar.

El señor de la medicina terminó de contar las hiervas que gastó cuando se sento para ver como Ganimedes hacia todo ese trabajo. -Es un mortal solamente, también puede estresarse, deberían poner a mas personas para que lo ayuden- Traté de ser modesto pero evitando al cuervo negro que se sentaba enfrente mio. Thanatos es mi competencia y mi rival, si no lo curo, el se lo lleva.

En eso las grandes puertas se abren y nos dirigimos a la sala de Zeus. Imponente queda pequeño. El techo se confunde con el cielo, parece que las estrellas duermen sobre nosotros y el atardecer sangre nos mira. Pero toda esa majestuosidad se termina cuando veo el águila acercarse, no son buenas noticias.

Escuche a Temis y a Zeus, era verdaderamente importante lo que ocurría y algunos ya votaron ¿se puede ser tan obtuso?

Le dejé mi vara al la encarnación del orden para poder acomodarme. tome algo de agua para aclarar mi gargante y hablé.

Mi voto es para Asclepio. -antes de seguir voy al centro del salón con paso seguro y hago gala de un elegante lenguaje corporal mientras hablo- Se que todos estamos confundidos, pero lo último que debemos hacer es crear discordia entre nosotros los leales, por eso me voto a mi, para demostrar mi transparencia y poder empezar a reconocer a los leales a Zeus, les puedo asegurar que mi padre es tan inocente como yo.

Debo decir que no me gustan los métodos que toman algunos de ustedes. -Miro a Eris y a Ares- y les puedo asegurar que si nos volvemos paranoicos entre nosotros Zeus no volverá a sentarse junto a las estrellas. -Ultimando mis palabras regreso a buscar mi vara y espero a que alguien de su opinión.

   Durante la teatral entrada del "Padre de los dioses y los hombres" permanecí impasible y silencioso, justo como los primeros rayos de luz matinal. También mantuve esa actitud durante todos los discursos incluido el de Eris, que fue cuidadosamente medido para extender la discordia que le caracterizaba pero que al mismo tiempo dejaba sin exponer puntos importantes. 

   Miré a los ojos de Ares luego de su confesión y sonreí satisfecho pues, aunque nuestros modos distaban de ser similares, comprendía que también permanecía leal a nuestro padre. Mi sonrisa duró poco pues sólo un momento después me convertí en el primer acusado de la noche. ¿Sorpresa? No en realidad si se toma en cuenta quien había emitido el voto: el señor de los sátiros, ese que había perdido contra mí en un duelo musical. Lo que sí me sorprendió fue la facilidad con la que Hera secundó su voto. Casi como si estuviesen de acuerdo..

   Luego de escuchar a Asclepio y sus conciliadoras palabras hablé. -Coronis estaría orgullosa de ti, hijo mio. Apoyé fuertemente mi mano sobre su hombro en señal de apoyo. -Me alegra ver que la lealtad nos es común.

   -No perderé el tiempo defendiéndome de la acusación de Pan pues sabemos lo rencorosos que son los sátiros. Le miré directamente antes de continuar. -¿Acaso mi luz no te deja dormir la siesta? ¿O sigues resentido por tu falta de talento? Aunque mi voz era tranquila, mis ojos no ocultaban la burla.

   Luego giré para  quedar de frente a Hera y le dediqué un respetuoso movimiento de cabeza. -Reina de los dioses, aunque no es mi madre, lamento que dude de mi fidelidad.

Me acerqué hacia Hefesto, con el casco aún bajo mi brazo y la lanza en la otra mano.

- Hola herrero, me alegra poder disfrutar de nuevo de una de tus creaciones, pero si sigues a este ritmo, no tendré manos con las que llevarlas.

Era una situación complicada, muchos y muy difícil determinar que actitud era real.

-Propongo lo siguiente, que todos los que somos leales a Zeus, lo digamos claramente, aquellos que no lo hagan será más sencillo marcarlos o por lo menos preguntarles más duramente. Yo soy LEAL a Zeus - gritó haciendo énfasis en Leal.

Ares se sintió muy sorprendido al escuchar las palabras de Apolo. Durante toda la reunión, había permanecido en silencio, por lo que el dios de la guerra ya estaba incluso pensando en votarle a él para enviarle de cabeza al Hades.

-Me alegra ver que te encuentras con nosotros, hermano -le dijo al dios de la belleza masculina, apoyando una mano sobre el hombro de Apolo-. Espero que tu lealtad esté con Padre. -Sus ojos se fijaron entonces en Asclepio, reluciendo con ira-. En cuanto a ti, muchacho, acabas de decir que tu padre es tan inocente como tú. ¿En qué te basas para realizar esa afirmación? ¿Manejas información que nosotros no tenemos? Porque como leal, yo no pondría ahora mismo la mano en el fuego por nadie tan pronto.

El dios de la guerra se aproximó entonces hacia una de las diosas, su tía Démeter, que había permanecido en silencio desde el comienzo. Ares ni siquiera tenía recuerdos de cómo había llegado la diosa ese día al Olimpo o si había saludado a alguien.

-Tía Démeter está, pero no está -declaró el guerrero, en tono burlón-. Dudo que vaya a decir una sola palabra ni vaya a ayudarnos a hallar a los conjuradores. A falta de alguien que de verdad me parezca sospechoso, mi voto será para ella.