Partida Rol por web

Poco a poco Diana Lister dejaba de escuchar aquellas voces que la llamaban, pero sin volver a su idílico mundo de ensoñaciones, pues una molesta sensación ocurría en su cavidad bucal, pues su lengua se estaba volviendo de un color verdoso y aumentando su tamaño inflamándose. Impidiendo que esta pudiera respirar.

Un enorme sentimiento de ahogo invadió el cuerpo paralizado e inmóvil de aquella mujer, quien poco a poco iba sintiendo un fuerte ardor dentro de los pulmones debido a la falta de oxígeno, sentía cada latido de su corazón en la cabeza y en todo el cuerpo, retumbando con cada bombeo vacío de oxígeno.

Pese a que ella intentaba respirar, su enorme lengua impedía que el aire entrara en la cantidad deseada, así como su garganta inflamada. Pese a ello, algo de aire sí que entraba, lo suficiente para mantenerla con vida aumentando la agonía de su ahogamiento durante minutos, uno, dos, tres... cinco... diez... el tiempo exacto no se sabe, pero a ella le parecía una eternidad y lo peor era que no podía ni abrir la boca ni gritar por auxilio.

Poco a poco su consciencia se fue desvaneciendo entre el terrible dolor que la joven sentía, para acabar muerta en aquel frío suelo de aquella hostil mansión.

El sommelier pudo ver los últimos momentos de vida de la joven rubia y en su interior se entremezclan alivio y tristeza. Quizá fuese una potencial asesina en serie pero ella no había matado al señor McOwen. Lo que sí que habían podido confirmar con total seguridad es que Renfri Dakota si era una asesina.

- Voy a hacer algo por el pobre viejo que me agradecerá desde el más allá. Estoy seguro que la vida de estos dos inocentes merece compartir el mismo destino.

Dicho esto cogí entre mis brazos a la muerta y la deposité encima del viejo quedando entrelazados en una dulce escena de amor. Moví los brazos del señor McOwen como si hiciese el ángel y los coloqué como si le estuviese dando un cálido abrazo. Después tomé las ropas del señor McOwen y las lancé por la ventana al igual que la sábana. Finalmente me quedé con la duda.

- ¿Deberíamos también eliminar los cuerpos o los dejamos ahí abrazaditos? La escena es muy tierna, la verdad.

-¿Los lanzamos? Aquí lo único que van hacer es ... oler... Aunque la escena es tierna. Yo me encargo de Diana, está vestida -me encojo de hombros-.

Con esfuerzo cargo con el cuerpo de Diana.

-Recuérdame Diana, en la otra vida, que me vaya a un gym. Espero que las almas tengan de eso...

- Pues nada, me toca lidiar con el viejo señor McOwen. Aunque me parece que si intento cogerlo voy a terminar ensuciando mi hermoso traje y eso no me parece correcto..mmm..déjame pensar. Comenté tratando de pensar algo que me permitiese no pringarme o de hacerlo, que fuese lo mínimo posible. Entonces decidí buscar la última manta que quedaba en el cajón, la coloqué sobre las sillas extendida, y empuje lateralmente el cuerpo hasta que cayó doble las sillas. Entonces lo terminé de envolver y le pedí ayuda a la señorita Relish para mover las sillas hasta la ventana.

- Creo que entre los dos podemos mover el cuerpo del señor McOwen hasta la ventana sin ensuciarle demasiado. ¿Me ayuda? Comenté sujetando un de las dos sillas donde reposaba el cadàver. Después solo será tirar un poco de la manta hacia arriba, balancear y a tomar viento.

Ambos cuerpos cayeron por el precipicio abajo. Al parecer aquella ventana se había convertido rapidamente en un basurero de cadáveres. 

¿Se enteraron de que había entrado? ¿Puedo rolear que lo he visto todo pero me he quedado escondida, asustada?

Ya era de noche y estaba bastante agotado. Haber quedado encerrados en el invernadero había sido bastante duro y decidió que era momento de recuperar energías. En verdad había encontrado en la señorita Eider una aliada para acabar con los asesinos aunque aquello implicase asesinar. Un extraña ironía.

- Necesito recuperar energías pero prometo mañana tratar de ayudarla a encontrar la cura. Creo que el señor Smith tiene la mayor parte de las plantas que necesitara para preparar el antídoto, centré sus esfuerzos ahí. Buenas noches, que descanse.

Después de eso Gérard salió de la macabra estancia en dirección a su habitación.

-Descansa y mucha suerte, por si no nos vemos más.

Acto seguido, tosiendo, me marcho hacia mi habitación.
 

Tanto Eider Relish como Gérard Mercier salen de la estancia, ya habiéndose deshecho de las pertenencias de Diana Lister por el balcón y de los cuerpos que allí se encontraban.

Caigo al suelo de rodillas. Estaba en shock. No creo haber visto lo que acabo de ver. ¿Cómo ha podido pasar esto? ¿Qué acaban de hacer? Están locos, totalmente locos... Había conocido a Diana en estancias anteriores y le había parecido una mujer sensacional, ¿Cómo podría haber acabado así? Necesitaba una copa de vino... O dos, no lo sabía, pero algo fuerte para poder apartar de su cabeza el momento de ver a Diana morir...

Como puedo salgo de la estancia y me dirijo a la cocina.

Luis Montoya no pudo hacer otra cosa que correr dirigiéndose hacia la ventana, abrirla de par en par, y comenzar a vomitar por ella, por suerte el precipicio era demasiado alto y la niebla que rodeaba el castillo impedía ver el final, así como los cuerpos de los recién fallecidos.

Acto seguido se limpió la comisura de los labios con un pañuelo y lo arrojó también por la ventana. Entonces se giró hacia Arieth que lo había contemplado todo, estática y paralizada por el miedo y el desconcierto, al igual que él.

-Creo que... sé como el asesinato tuvo lugar.

-Encontramos al anciano desnudo, pero la ropa tenía manchas de sangre por la parte del pecho y estómago. También había una manta blanca llena de sangre. Y Eider encontró un hilo blanco dentro del cráneo del anciano. Y luego está que la sangre de la parte superior era mucho menor que el de la parte inferior y que Diana tenía la ropa del anciano.

-Mi teoría es que alguien le puso el mantel encima de la cabeza al anciano, él intentó escapar por encima de la mesa y alguien lo golpeó con algo contundente en la cabeza, varias veces; esto explica porqué hay un trozo de hilo DENTRO del cráneo del hombre y porqué tenía la ropa y el mantel manchado en sangre.

-Luego Diana entró al lugar, y por algún motivo, quitó la manta y desvistió al hombre, y ahí se explica el pelo rubio a la altura de las caderas desnudas, y eso también explica porque el hombre se encontraba ligeramente manchado por la espalda.

-Lo que yo no sé es porque Diana desvestiría a aquel anciano, ni el arma que fue empleada, ni siquiera sé quién pudo ser el asesino de aquel pobre hombre.

Luis negó con la cabeza pensativo, mientras veía a Arieth quien aún estaba bajo el marco de la puerta, esperando que antes de irse, dijera algo sobre su razonamiento deductivo.

Al escuchar a Luis Montoya, me giro. Tenía razón lo que había dicho, era totalmente posible. 

- Diana estaba afirmando y defendiendo que ella no había sido, que todo eso se lo había quitado a Refiri... Aún así, ¿Refiri podría tener tanta fuerza como para golpear la cabeza del anciano hasta provocar eso? Tendría que haber alguien más, con más fuerza... No se me ocurre quién podría haber estado con él. - Paro un momento para respirar hondo. - De todas formas, los golpes en la cabeza no explican por qué había más sangre en la parte inferior del cuerpo que en la superior, ¿tenía el hombre alguna herida? Tal vez podríamos mirar por la sala, puede que el objeto que usaron para matarlo siga aquí. Tal vez uno de esos pesados candelabros de la mesa o algo contundente que se pueda llevar encima. - Me agarro al marco de la puerta, estoy algo mareada. - O puede que el propio asesino u otra victima se hiriera, y eso explicaría el por qué había más sangre en la parte inferior del cuerpo. Aún así, han tirado a ambas víctimas por la ventana y las pruebas. Sólo han dejado una mancha de sangre. - Noto como me va a dar una arcada. - Si me quiere acompañar, iré al comedor a comer algo y tomar una copa, es bienvenido a acompañarme. Pero lo siento, necesito beber algo.

-En el comedor ya estamos... dirá usted...¿la cocina?.

-Si, lo siento, me refería a la cocina... Creo que esto me está pasando más factura de la que creo.- Añado con un leve sonrisa.

Ambos salen de la estancia.

Gérard entra en la estancia, nada ha cambiado.

Alice Backwell llega al lugar siguiendo al Sumiller.

La zona tiene marcas de sangre en la mesa y en el suelo; además de espuma a la altura de la chimenea.

El sommelier agradeció que Alice le hubiese seguido y se puso a observar con detenimiento la espuma de la chimenea.